El campament de la vergonya
(El campamento de la Verguenza)
(Recuperando la Historia):

Restos del camapmento de Formentera
A finales de septiembre el Consell finalizó la declaración del campo de concentración franquista de Formentera como Bien de Interés Cultural (BIC), iniciada en noviembre de 2001. Conocido como «El Campamento», situado junto al Estany d’es Peix, fue desde 1939 a 1941 un lugar de reclusión de 1.300 prisioneros políticos republicanos (en Formentera.net encontraréis una pequeña historia de Formentera donde se cita este trágico apartado de la historia de la isla).
En pésimas condiciones (muchos murieron), extremeños, asturianos, vascos y gente de otros rincones del Estado pasaron por el campo. La poco conocida historia de los campos de concentración durante la guerra civil y el franquismo es ahora motivo de un congreso en el Museu d’Història de Catalunya, en Barcelona. En el Telenotícies de TV3 del lunes pasado, coincidiendo con este congreso, uno de los supervivientes del campo de Formentera relató su historia.
Fuente información:
www.formenteraweb.com/noticias/2002/10/el-campamento-recuperando-la-memoria-del-franquismo
Un campo representativo de la ignominia humana, por la extrema dureza de sus condiciones, por el personal encargado de dirigirlo en la persona de Ángel… por el hacinamiento de los que tuvieron que convivir en él, y a duras penas sobrevivir; a unas condiciones extremas de hambre, servicios sanitarios, estructuras, etc. Tanto es así, que los testimonios vivos de esta traumática experiencia lo recuerdan como el peor momento de sus vidas, por encima de la guerra y otras vicisitudes como el exilio, las persecuciones y otras.
Testimonios en referencia a este campo del horror, recogidos por la serie de programas que está emitiendo la televisión balear “Memoria i oblit” que se emite todos los jueves por la noche y que es repetida los sábados noche y domingos por la tarde. Una serie que debería ser emitida en parrilla nacional (traducida al español por supuesto, para aquellos que no tiene la suerte de conocer nuestro idioma). No hay programa que nos ponga la piel de gallina y nos haga llorar a mi mujer y a mí.
Veinte inmundos barracones para albergar a los más de 2.000 presos que llegaron a padecer reclusión en el mismo; y que en algunas épocas llegaron a superar esta cifra, que por no estar confirmada obviaré por ahora mientras me sigo documentando.
Más de 600 extremeños llegaron a él, seguido de vascos, aragoneses y de otros rincones de España. Los extremeños por ser una parte importante de la población y también por ser la colonia más numerosa, además de la más represaliada, sufrieron unas condiciones escandalosamente vejatorias.
Uno de los testimonios que ahora no nombraré, recordaba en el programa de televisión con total dolor y amargura la pena que le daba aquella gente, y como él, repartía sus raciones como podía para intentar ayudarlos. Entre sollozos y con cierto sentido de culpabilidad, por no poder haber hecho mucho más por ellos. Recordaba que más de una vez vio a los mismos comerse del suelo el vómito de sus compañeros que no habían podido soportar en sus frágiles estómagos las raciones que ellos les daban para ayudarlos a sobrevivir. Un porcentaje muy alto fallecían por inanición, y los que no por las enfermedades contraídas por una deficiente alimentación, salubridad y abandono humano. Este recuerdo todavía persigue a los supervivientes del mismo. O como los guardianes para entretenerse hacían que se abofetearan unos a otros hasta hincharse las caras. Como llegaban sin nada y nadan recibían a su llegada; ni mantas, jergón, cubiertos, etc. los cuales eran suministrados por sus propios compañeros de cautiverio en la medida que les era posible también a ellos. Sobrevivir era la primera premisa, ayudar si se podía era la segunda, lo cual no era fácil. Formentera una de las pequeñas islas Pitiusas que forman el archipiélago Balear quedó desabastecida por la guerra y una vez finalizada ésta, las infraestructuras y comunicaciones no eran las mejores, los suministros por supuesto no eran tampoco abundantes y además de que se mercadeaba con ellos de modo que a los pobres reclusos a duras penas les llegaban los restos podridos de las sobras compradas en los mercados de Ibiza a bajo coste y entregados a las cocinas del campamento para su utiliación.
Detalles todavía más escabrosos se ciernen sobre la historia del Campamento d’es Peix (Del pescado) de Formentera. Pero ahora sólo cuenta recordar que existió y no abrir las heridas de aquellos que todavía no las tienen cerradas, y cierran sus ojos por las noches con el amargo recuerdo de una época no vivida, simplemente sobrevivida en el más oscuro de los ostracismos del ser humano.
Por Jordi Carreño.