
Mateo no tiene padre ni madre.
Carlos no tiene padre, su madre ingresada en sanatorio.
Octaviano, su padre lo abandonó, su madre prostituta.
Luisito, su padre en la carcél. Rojo.
Antolín, albino, rumia y lo ve todo muy claro en la oscuridad.
Picarras traga moscas, mariposas y avispas. Fisga en los basureros
etcétera… etcétera…
Desorientados todos, perdidos y rabiosos, sin familia, miserables. Pura y real semilla de delincuentes, dirán los políticos de hoy en su modernidad, ya que lo tienen bien demostrado que las capas bajas de la sociedad proporcionan la inmensa mayoría de la población carceral.
España en 1948, 1950, 1954 MIXCLIV.
Carlos Giménez lo cuenta. Quería decirlo. Debía declararlo. ÉL TAMBIÉN.
Cuenta los recuerdos de una niñez que fue calvario más que niñez. Cuenta cómo creció en uno de aquellos orfanatos de la España franquista. En aquellos hogares donde estaban por un lado los falangistas, presentes para los castigos corporales, para las tortas, y por otra parte la santísima y muy rigorista Iglesia católica bajo influencia franquista y los niños, despistados, heridos, amedrantados, castigados sin comida. Comer, comer, comer. Sólo, siempre, hablan de comer. La búsqueda de comida es permanente.
¡ 1954 en España !
Sistemáticamente, sistemáticamente, sistem… azotados, pegados, humillados, sometidos a condiciones inhumanas, con la huella de las flechas de los cinturones en las carnes, insoportables si no fuera por los amiguetes.
De vez en cuando surgen como pausas, jugando los chavales, niños que siguen siendo niños, gracias a los cómics que a algunos envían sus padres con quienes han mantenido contacto.
« Paracuellos » es un hermoso cómic en blanco y negro de Carlos Giménez. Todo real. Un extraordinario, relevante, testimonio de lo que fueron los tiempos en la gran España franquista.
Por Raquel Arto.