Discurso de la reconciliación

julio 20, 2009

POR JOSÉ ÁLVAREZ JUNCO 19/07/2009

El historiador regresa a Villalpando, el pueblo donde pasó sus primeros años, y se dirige a sus paisanos para decirles que recordar a 28 víctimas de una muerte violenta es un acto democrático que nos concierne a todos

Es un inmenso honor ser invitado a intervenir en una ocasión tan memorable como ésta. Aunque les reconozco que a mí, que he hablado en público muchas veces, hoy me va a resultar difícil hacerlo, porque nunca me ha costado tanto controlar la emoción. Intentaré dejarla de lado y no hablar como hijo de este pueblo, ya que no he sido invitado en calidad de tal, sino como historiador y como miembro de la comisión que redactó la ley de víctimas de la Guerra Civil y el franquismo.

¿Por qué nos reunimos aquí hoy? ¿Qué significado puede tener un acto como éste?

Debemos aclarar, ante todo, que éste no es un acto de revancha. No pretendemos rehacer hoy la historia y proclamar que están ahora en el poder los que perdieron la guerra hace setenta años. No se trata de competir ni de sacarse ahora una espina clavada desde hace tiempo para hundírsela a otro. Por eso nadie debe temer nada hoy, ni esconderse en sus casas desempolvando sus armas o preparando sus argumentos para defenderse en los corrillos o las tertulias de mañana.

Tampoco pretendemos hacer justicia, entendida como restauración de la situación en el estado en que estuvo antes de que se conculcara el derecho. Bien lo quisiéramos, pero, por desgracia, la justicia, en ese sentido estricto, es ya en este caso imposible. Nadie puede devolver la vida a los que la perdieron, ni la juventud a quienes la pasaron en la cárcel, en el exilio o como miembros de una familia que, además de haber perdido a uno de sus miembros, andaban por el pueblo de negro y en silencio, como sombras, como avergonzados de algo.

Éste es un acto de homenaje hacia aquellas víctimas y, por tanto, simbólico por encima de todo. Queremos proclamar en voz muy alta, delante de todos, que un grupo de vecinos de este pueblo -veintiocho, según ha investigado Agapito Madroño- sufrió una muerte violenta que de ninguna manera merecía; y queremos decir a sus familias, que no sólo vieron morir a un ser querido sino que soportaron más tarde el oprobio y la humillación, que aquello fue también injusto porque no eran culpables de nada. Queremos declarar aquí, en nombre del pueblo entero, que ellos, y desde luego sus familiares muertos, fueron y son seres dignos, dignísimos, y que tienen derecho a caminar con la cabeza bien alta. Si alguien debe sentir vergüenza somos los demás, por haber tardado tanto en rendirles este homenaje, al que estábamos obligados desde hace mucho tiempo.

Este acto tiene también algo de pedagógico. No es que queramos dar una lección de historia, ni mucho menos imponer una determinada versión del pasado. Tampoco creo que sea cierto el repetido dicho de que, si no recordamos el pasado, éste se repetirá inexorablemente. Por fortuna, en España tenemos hoy muchas razones para creer que un verano trágico como el de 1936 no se va a repetir. La sociedad ha cambiado radicalmente, tenemos un nivel económico y cultural muy distinto al de entonces, hay una democracia estabilizada, no dominan ya aquellas pasiones políticas que llevaron a la gente a la barbarie del exterminio mutuo. Estamos aquí, en suma, todos -o deberíamos estar todos-, para comprometernos seriamente a que hechos de este tipo no se repitan. Nunca más una guerra civil como aquélla.

Por estas razones, éste de hoy no es un acto exclusivo de los familiares o los simpatizantes de ciertas tendencias políticas, las derrotadas en 1939. Es importante resaltar que este homenaje ha sido refrendado por unanimidad en el ayuntamiento. Somos todos los que debemos sellar la reconciliación, reconociendo que se cometieron brutalidades por ambos lados. Por ambos, y no sólo por uno, como proclamó el franquismo, que homenajeó, y mucho, a sus «caídos por Dios y por España». La democracia, por cierto, también quiere desagraviar a estas víctimas -y el homenaje de una democracia vale mucho más que el de una dictadura-. No aquí, pero sí en otros lugares de España, se mató a gente sólo porque iba a misa; y tenemos que proclamar que aquello fue tan contrario a nuestros valores cívicos como lo que ocurrió aquí, donde algunos murieron porque no iban a misa. Por cierto que no fue ese el caso en todos los pueblos, y nunca es mal momento para recordarlo. En la vecina Quintanilla, el cura, don Basilio, a quien recuerdo bien, cuando llegaron los falangistas preguntándole por «los rojos del pueblo», se irguió desde su metro y medio de estatura y les dijo: «Aquí el más rojo soy yo; ¡fuera de este pueblo!». Y en Quintanilla no hubo muertos. Desgraciadamente, el bueno de don Basilio fue la excepción. Y no es en él en quien piensa la Iglesia católica cuando proyecta elevar santos a los altares.

No tendría yo más allá de siete u ocho años, pero no se me olvida el miedo, la tristeza y el resentimiento que me transmitió Remedios Fernández Andrés, que venía a lavar la ropa a casa, cuando, una de aquellas mañanas de invierno, con sus dedos arrugados por el agua y el frío, me dijo en voz baja que no todo lo que los falangistas habían hecho había sido tan bueno como nos contaban en la escuela; que a ella le habían fusilado a un hermano y que a las mujeres las sacaban al campo, las ataban a un árbol, abusaban de ellas y las rapaban el pelo al cero. Remedios acabó por irse a Francia, tras casarse por poderes, algo no tan sencillo entonces y a lo que la ayudó mi padre. Y aquella mujer valiente murió en Francia, medio siglo después, y por eso no está aquí hoy, como tantos otros que deberían estar: Luis Garea o Teresa Cifuentes, que tanto se esforzaron porque este acto se celebrara. No están entre nosotros, y bien que lo lamentamos.

Queremos, por tanto, recordar aquí a aquellas víctimas y dar nuestro más cálido abrazo a sus familiares. Pero también queremos que esto sirva para unirnos, porque en una democracia los ciudadanos se asientan sobre unos valores comunes. Y ese sentimiento de comunidad es el que se rompe de manera muy difícil de reparar durante una guerra civil, que instaura un clima de miedo y recelo generalizado.

El objetivo principal de una reunión como ésta es, precisamente, restaurar y fortalecer esa confianza entre los convecinos que una guerra civil rompe; la confianza entre ellos y la confianza de todos en las instituciones, que en una democracia son, precisamente, de todos. Unas instituciones, representadas aquí muy dignamente por este concejo municipal en el que nos hallamos. Cuando una institución pública hace algo como lo que este ayuntamiento está haciendo hoy, ejerce el más grande y el más noble de los poderes, el de representar a la justicia, el de reconocer y proclamar, en nombre de la comunidad, en nombre de este pueblo, de este país y hasta de la humanidad entera, que hace setenta y tres años se cometió una brutal injusticia con 28 hijos de este municipio.

No me limitaré, pues, a agradecer a los organizadores la invitación. Les añadiré que para mí Villalpando, a partir de ahora, no sólo será el lugar donde pasé mi infancia, donde jugué y fui feliz, sino también un nombre del que puedo sentirme orgulloso porque se asocia con la justicia; porque el pueblo entero reconoce y denuncia los errores y las barbaridades del pasado, en lugar de empecinarse en silencios, odios y posiciones enquistadas. Como cuando éramos niños y jugábamos juntos sin preguntarnos de qué lado había estado el padre de cada cuál en la guerra, ahora podemos volver a sentirnos unidos, a convivir, a confiar en el vecino.

Este ayuntamiento democrático está cumpliendo hoy la mejor, la más alta, de las funciones que puede desempeñar una institución pública: la de reconciliar, establecer puentes entre sus conciudadanos; la de proclamar una verdad conocida por todos, o casi todos, pero silenciada durante demasiado tiempo; la de defender a los débiles y reivindicar a los ofendidos; la de cerrar heridas. Gracias, pues, a este apoyo municipal, que ennoblece la institución.

Y gracias a vosotros, los familiares de las víctimas, que habéis sufrido con paciencia, pero que habéis reivindicado también tenazmente vuestro derecho a que se limpiara la memoria de vuestros parientes desaparecidos. Habéis cumplido con vuestro deber. Sois dignos descendientes suyos.

José Álvarez Junco es catedrático de Historia en la Universidad Complutense de Madrid. Su último libro es Mater dolorosa. La idea de España en el siglo XIX (Taurus). Intervención en el acto de homenaje a las víctimas del franquismo en Villalpando, Zamora, el 4 de julio de 2009.

Fuente de información :

http://www.elpais.com/articulo/opinion/Discurso/reconciliacion/elpepiopi/20090719elpepiopi_11/Tes

(Nota: las negritas son de mi iniciativa , a título de comentario subyacente, considerando que lo dicho está remarcablemente expresado y que mis palabras no llegarian a su altura. P-V R de C R)


neonatosrobados@gmail.com

julio 20, 2009

Comunicado:

Nuevo contacto en investigación ‏

Al objeto de unificar las informaciones que vayan surgiendo, en relación con el procedimiento iniciado en la Audiencia Nacional sobre niños recién nacidos y robados en el Hospital Provincial de Maternidad de Madrid (c/ O’Donell), pasamos a indicaros la dirección de correo al que se pueden enviar a partir de un caso sospechoso:

neonatosrobados@gmail.com

 

Los indicios que nos llevan a establecer la posibilidad e un nuevo caso son:

a) Parturientas atendidas en el Hospital O’Donell en la década de los 60 (aproximadamente), a las que se les retiró el neonato con la excusa de que «debía ser aislado por motivos de seguridad del Hospital y pautas propias de la clínica».

b) Esos niños no fueron devueltos a sus padres, comunicando más tarde que «habían fallecido», casi siempre por una causa tan peregrina como otitis. Tampoco se permitió a la familia ver el cadáver ni se les dio oportunidad de participar en su posible entierro.

c) No existen partes de defunción normalizados, y las Partidas están manipuladas.

Llanto de madre

Estamos ante posibles delitos de lesa Humanidad, imprescriptibles por su propia naturaleza. Por tanto todo lo que se pueda aportar sobre contactos cuyos protagonistas coincidan en las notas antes señaladas, será de suma importancia para completar la documentación a aportar sobre casos a investigar.

No es necesario resaltar la importancia de que este mensaje se difunda a la mayor cantidad de redes sociales.


Petición para el nombre de los republicanos de La Torre de Esteban Hambrán

julio 20, 2009

Estimados amigos, ya os escribimos en prosa para que emprendiereis un trabajo de petición para poner nombres de republicanos en las calles de La Torre, ahora lo hacemos en «poesía», la que se nos ocurrió.

Esperamos tener noticias vuestras y del pueblo.

Un cordial saludo de

Daniel y Rose-Marie Serrano

Poema desde París a Eudaldo Serrano Recio

Fusilado fuiste en marzo del 41,  en aquella tapia tan triste,

De la Almudena hoy llamada.

Eudaldo, mi querido tío,

Algunos en España dicen que cambiar las calles de nombre, por Dios, no tiene sentido , dicen que sería « gran lío ».

« ¿ Para qué –dicen- poner, otros nombres, los del otro « bando » ?

Nosotros, tu hermano, sobrinos y fieles amigos,

Empeñados lo pedimos y con ansia lo soñamos,

Aunque no nos hagan caso, ilusos como el Gran Quijote,

Nuestro héroe querido, cuyas hazañas abocadas al fracaso,

Hicieron por eso más humano y más heroico, como lo dijo un filósofo francés :

«es la nobleza la preferencia del honor al interés ».

Que pongan tu nombre y el de las demás víctimas también,

Aquellas que fueron por doquier,

Fusiladas, torturadas, perseguidas con saña y rencor,

Que pongan vuestros apellidos y nombres,

Como en su pueblo francés, ya no lo cree Miralles,

El héroe abnegado del novelista de moda Cercas Javier,

En sus  antiguos « Soldados de Salamina »,

En calles y en plazuelas y ¿ por qué no,

De tu pueblo, Eudaldo, en las Escuelas ?

Os bastaron unos meses, de febrero a julio, con entusiasmo y energía,

Para construirlas, cuando los gobiernos burgueses nada  firme emprendían.

Fue el Frente Popular, aquel aún « sin documentar », según consta en la Alcaldía.

Hagamos, jóvenes socialistas, flor y nata de La Torre de Esteban Hambrán,

Si leéis este humilde escrito,

Hagamos una gran petición al Gobierno de la Nación

Exigiendo Reparación,

Para que el pueblo unido jamás sea ya vencido.

Difundamos en la Red nuestro honrado deseo, que proclamen los ediles,

Nombres claros de los leales que lucharon sin descanso

Para tan nobles ideales (de las tierras distribución,

Difusión ancha y sonora de cultura e instrucción).

Ya se hizo en la Almudena, aunque no se consiguió,

Pero se hace el camino al andar,

Como para los judíos deportados sin piedad, en París pueden leerse

Nombres y datos funestes, en un muro a ello dedicado,

Para que no se les olvide,

Ya se hizo para el triste Campo de Albatera  de donde no salieron los barcos ansiados,

Ya se hizo para muchas víctimas gran Petición, y algunos fueron santificados.

Nos dijeron con gran misterio : « ¡ Callad ! No sigáis dando la lata, podrías empeorar la situación. »

¿ Por qué ?

¿ Por qué ?

¿ Por qué ?

¿No pasaron ya setenta  terribles años de silencio y humillación ?

¿ O no es bastante aún, como lo dicen algunos , que pasara una generación ?

Hagamos, jóvenes socialistas, jóvenes de buena voluntad,

para nuestro bello pueblo, entre sierras y olivares,

entre fuentes y manantiales,

que cantan tantos poetas, entre ellos nuestro amigo Joaquín,

al que queremos saludar con amistoso saludo,

desde este famoso París,

hagamos que en su pueblo no los olviden

a los héroes del Frente Popular,

a las gentes humildes y esperanzadas que entonces creyeron,

no sólo en la igualdad, sino también en la bondad,

y sobre todo en la Fraternidad.

Rose-Marie y Daniel Serrano Recio, París, 20 de julio de 2009.

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Hemos recibido esta carta y convencidos de que la petición es absolutamente de recibo, la publicamos íntegramente, expresando en esta La Memoria Viva nuestro más solidario y fraternal apoyo. En este texto, la tesón y la fuerza emocional son también, desde Francia, un ejemplo más de lucha a favor de la Dignidad y la Justicia que merecen todos los defensores de aquel hermoso sueño de Libertad Igualdad y Fraternidad.

Un abrazo para nuestros amigos Rose Marie y Daniel Serrano.

En la mañana del sábado se ha celebrado un acto de homenaje a los vecinos de de La Torre de Esteban Hambrán asesinados por la represión franquista

En la mañana del sábado 11/04/09, en el cementerio del Este, se celebró un acto de homenaje a los vecinos de La Torre de Esteban Hambrán asesinados por la represión franquista