Julián de la Morena relata el camino tortuoso hasta llegar a la declaración del Estado que sentencia que su abuelo, natural de Aldea, sufrió persecución y prisión por razones políticas.
- Alfonso de la Morena murió en la cárcel de Burgos
Pero hasta llegar aquí, Julián de la Morena ha tenido que vencer numerosos obstáculos. El primer paso fue conseguir la sentencia por la que se condenó a su abuelo a 30 años de prisión mayor, algo que supuso un largo y arduo proceso de investigación que empezó en 2002. Las primeras respuestas las obtuvo en la prisión de Herrera de La Mancha, donde tuvo la suerte de hallar unos documentos relativos al proceso que se siguió contra su abuelo. Así conoció que estuvo preso en Almodóvar del Campo desde octubre de 1939 hasta agosto de 1940
Pilar Muñoz
Cometió el pecado de «ser un sindicalista» y «ejercer el cargo de concejal en el Ayuntamiento de su pueblo», Aldea del Rey. Esto le supuso su detención en octubre de 1939, seis meses después de que acabara la Guerra Civil. «Nunca pudo imaginar que alguien le denunciaría porque siempre hizo el bien, ayudando a unos y otros», asegura a este diario el nieto de Alfonso de la Morena Prado, que ha conseguido 70 años después limpiar el nombre de su abuelo a través de la declaración de reparación moral, que acaba de hacer pública el Gobierno.
Julián de la Morena confiesa estar «muy feliz y satisfecho» porque ha logrado los dos objetivos que se marcó en 2002: recuperar los restos de su abuelo, «lo que quede de él», y su reparación moral. Es decir, limpiar su nombre mancillado por unas personas, con nombres y apellidos que «nunca haremos públicos para que no sufran en sus carnes el daño causado por ellas o sus ascendientes», precisó De la Morena, quien recuerda que su abuelo murió en la prisión burgalesa de Valdenoceda junto a cientos de represaliados como él.
La Ley de la Memoria Histórica le ha permitido devolver la honra a su abuelo mediante la declaración de la reparación moral, que se le ha concedido al quedar acreditado que fue una persona que sufrió persecución y prisión por razones políticas e ideológicas.
Pero hasta llegar aquí, Julián de la Morena ha tenido que vencer numerosos obstáculos. El primer paso fue conseguir la sentencia por la que se condenó a su abuelo a 30 años de prisión mayor, algo que supuso un largo y arduo proceso de investigación que empezó en 2002. Las primeras respuestas las obtuvo en la prisión de Herrera de La Mancha, donde tuvo la suerte de hallar unos documentos relativos al proceso que se siguió contra su abuelo. Así conoció que estuvo preso en Almodóvar del Campo desde octubre de 1939 hasta agosto de 1940.
Después, fruto de otras averiguaciones, supo que el Tribunal de Justicia Militar número 1 de Madrid había llevado el proceso. De este modo, se encaminó a la capital de España para solicitar la sentencia que lo condenó.
Julián de la Morena logró que le mostraran el expediente e incluso «me hicieron veinte fotocopias gratuitas». El resto de los documentos los fotografió y grabó a través de una cámara de vídeo. En estos informes «es donde figuran los nombres y apellidos de las tres personas que denunciaron a mi abuelo», señala, para, a renglón seguido, añadir que su único pecado fue ser concejal de la República y estar afiliado a UGT.
También, según la documentación conseguida, fue fundador del Radio Comunista en Aldea del Rey, «pero lo cierto es no llegó a fundar el partido», precisa De la Morena, quien insiste en que está claro que fue detenido por cuestiones políticas e ideológicas. «Lo prueba la sentencia», la que le condenó hace 70 años y que ahora ha servido para restituir su nombre».
Darle sepultura. Con la declaración del derecho a la reparación moral, Julián de la Morena ha alcanzado los dos objetivos que se fijó hace siete largos años. Ahora, espera a que el laboratorio que está haciendo el estudio genético de los restos de los cientos de represaliados concluya sus investigaciones para poder enterrar a su abuelo en Aldea, «junto a su mujer y algunos de sus hijos fallecidos».
La familia ya hecho «todas las gestiones para que el abuelo regrese a su pueblo», remarcó Julián de la Morena, quien lamenta que haya habido gente en Aldea que llegó a decir que «no le habría pasado nada si no se hubiera metido en política». Eran «otros tiempos, que por fortuna pasaron, aunque supusieron el dolor, la desesperación y la muerte de muchas personas que lo único que pretendían era trabajar por los demás».
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Desde estas páginas queremos felicitar a nuestro compañero Julián por la resolución final que permite hacer justicia, restituir y reparar la memoria de su abuelo. ¡Enhorabuena Julián!
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