PARTE SEGUNDA:
DE LA COMIDA A LA ALMAZARA…
Lo prometido es deuda, y aunque ya han pasado dos semanas aquí os dejo el artículo final que completa la serie del monográfico del homenaje de Casavieja, y que es nuestro pequeño tributo a todos aquellos que en su día dieron sus vidas, fueron represaliados de cualquier manera u obligados al exilio, transmitido a través de este acto; y del cual quiero dejar claro que no distingue entre categorías de muertos. Sólo apuntar, que por su forma y modo, emotividad, cantidad de encuentros y reencuentros, crearon un clima tan especial y mágico que lo convirtieron en lo que fue, un acto tremendamente emocional, precioso, lleno de recuerdos y emociones por parte de los familiares y amigos, que fueron capaces de transmitirnos a los demás esa dignidad, recuerdo, enaltecimiento de sus seres queridos, y sobre todo el descanso del alma que consiguieron todos ese sábado 3 de octubre, en una mañana soleada en el valle del Tiétar, en Casavieja.
Que los protagonistas fueron las familias de los homenajeados no debe ponerse en duda bajo ningún concepto, ya que no hubo ninguna asociación, partido político o grupo que mostrase sus enseñas. Allí sólo había personas que daban apoyo a los mismos. Y lo demuestra el propio hecho que casi todos los actos fueron sufragados por los mismos, y que ellos fueron los partícipes y protagonistas de los mismos. Desde la comida hasta los actos celebrados en el centro cultural de La Almazara.
La comida fue sobre todo un acto de las familias y para las familias (como todos los efectuados), aunque lo disfrutáramos todos. Me explico. Desde su elaboración el propio viernes antes del acto, cuando todos se juntaron todos para mondar patatas como si de un cuartel se tratara, unificando el esfuerzo, trabajando en equipo para demostrar una vez más la generosidad que rodea a estas gentes nobles; la alegría compartida de una jornada de trabajo que culminaría con la voracidad agradecida de los invitados (entre los que indudablemente tuve el honor de estar) y la felicidad de aquellos que nos agradecían que estuviéramos con ellos en esos momentos. Cuando los agradecidos éramos nosotros por permitirnos estar allí y recibir el trato prestado. Y ahora permitidme que una vez más y sin nombrar a nadie, haga que la boca se os agüe mentando el menú con el que nos deleitaron: Unos entremeses de frutos secos, quesos, embutidos y un buen jamón serrano (aunque alguien se crea que en la isla no haya y sólo comamos cocos – es un guiño para nuestra chincheta-), unas rosquillas que iban de postre y acabaron siendo parte del aperitivo (muy original),todo ello regado de “limoná”, vino de la zona apto para desatascar el bolo alimenticio, cerveza y refrescos; un estofado de carne y patatas con pimentón capaz de levantar los ánimos de los más pesimistas y melón para abastecer al tercio de Flandes. ¿Cómo pretendéis que no os recordemos?
Después de ese ágape digno de los mejores convites sociales, llegó el momento de la recogida, del descanso para algunos, del café en el pueblo, y de la verdad para otros…, mientras nos preparaban la segunda parte del acto homenaje en la “Almazara”.
El siguiente episodio del homenaje se inició e hora taurina, pasadas las 17.30 horas, y fue la representación teatral de “Soliloquio de Grillos”, una obra de Juan Copete. Escenificada por un grupo aficionado a tal arte, y que estaba formado por algunos familiares de las víctimas y amigos de estas, bregados en más de una lid en el campo de la figuración amateur. Sin que esto sea una crítica teatral (no llega mi conocimiento a tanto –aunque me gusta mucho el teatro-), creo que todos estaremos de acuerdo. La obra fue realmente “ESPECTACULAR”; con las actuaciones magistrales por parte de las tres protagonistas; con las intervenciones de fondo y entre sombras, mucho más que acertadas de los actores de reparto; con una puesta en escena sobria, que pocos lujos permitía; y que sin embargo, fue más que suficiente para crear una magnífica atmósfera ambiental entre las proyecciones, juego de luces y sonido que también defendieron los dos técnicos y directores de la misma. Si la finalidad de una representación es comunicar y transmitir, no les quepa la menor duda de que lo consiguieron. Que nos hicieron reír, llorar y estremecernos con los momentos más dramáticos de la misma. Hasta hubo un momento que pude sentir, quizá oníricamente, lo que se puede sentir en el interior de una fosa. Con un público inducido por el acto de la mañana y una obra tan bien actuada, no podía finalizar más que del modo que finalizó. Todo el público en pie y una larga, sostenida y merecida ovación de los asistentes al acto.¡Gracias a todo el grupo!
“Representación de SOLILOQUIO DE GRILLOS”
Una vez finalizada la representación, y acto seguido, se procedió a la presentación y emisión de un corto (documental) realizado por Helena Ferrándiz; y que fue el prolegómeno del cierre final, y en el cual, se hizo un breve repaso de lo que fue la excavación, un compendio de las historias de las víctimas relatadas por sus familiares y se plasmó todo en unos minutos de emoción audiovisual que resultaron un cierre perfecto y complementario a la obra representada. (Una vez que dispongamos del video resumen os lo editaremos en nuestras páginas). ¡Buen trabajo Helena!
Y finalmente llegó el cierre, con la lectura por parte de uno de los familiares de una poesía propia; y con la finalización musical, con las actuaciones de los cantautores Marwan, Andrés Suárez y Luis Ramiro. El cantautor palestino-español nos deleitó con sendas canciones de su último álbum: “Canción a mi padre” y a petición de un asistente del público “Meninos Da Rua”; el cantautor gallego Andrés Suárez, llegado del Ferrol como si de un símbolo irónico se tratara, para reírse de la macabra historia y que nos interpretó “Aún te recuerdo” y “No te quiero tanto”; para cerrar finalmente con el cantante Luis Ramiro que magistralmente con una canción de su último trabajo “Dramas y Caballeros” una genial canción dedicad al Cardenal Rouco Varela. No pudo terminar mejor el homenaje, siendo los propios músicos los que entregaran por medio de Marwan, un disco de cada uno de ellos a los propios familiares.
Una tarde que se tornó una vez más en mágica y donde no se podía homenajear mejor a los verdaderos protagonistas que con la palabra, las artes escénicas y la música, en definitiva, con la cultura. La cultura…, la cultura que seguramente hubiera evitado, de haberla tenido, esta desgraciada parte de nuestra historia que nos llevó hasta Casavieja el primer sábado de octubre del 2009.
¡Gracias a todos por vuestro trabajo, gracias por vuestro recibimiento y gracias sobre todo por pasar la página con tanto civismo, honorabilidad, orgullo y sentimiento! ¡Ellos hubieran estado orgullosos de sus hijos y nietos con toda seguridad!
Jordi Carreño Crispín
NOTA: