El presidente del Foro por la Memoria Histórica, José María Pedreño, considera que la Junta de Andalucía debería haber esperado a que el Tribunal Supremo dicte su sentencia antes de iniciar los trabajos de exhumación en la fosa de Alfacar (Granada) donde podrían estar los restos del poeta Federico García Lorca.
En cuanto al hecho de que la familia de García Lorca se opusiera a que se iniciasen estos trabajos, Pedreño indicó a Servimedia que hasta que no se identifican los restos no puede establecerse el vínculo mediante las correspondientes pruebas científicas.
?Estamos hablando además de crímenes contra la humanidad. No es cuestión de lo que digan las familias, es cuestión de que se haga justicia en este país?, añadió.
Los arqueólogos retiran las primeras capas de tierra de las fosas de Alfacar.

Vista del paraje de Alfacar desde el aire. MRW fotografía aérea
Expertos limpian la superficie de las tumbas, bajo una enorme carpa que impide ver desde el exterior cualquier movimiento.
MATÍAS OCHOA / AGENCIAS.
El día D ha llegado. Los trabajos de excavación arrancaron ayer en la fosa común de Alfacar, donde se cree que está enterrado Federico García Lorca. Tras la instalación de la enorme carpa que garantizará la privacidad de la tarea, un grupo de tres arqueólogos comenzó por la mañana a retirar capas de tierra –muy superficiales– de las primeras cuatro tumbas que se exhumarán en una primera fase, informaron fuentes de la Consejería de Justicia, institución que promueve la investigación.
El trabajo, que podrá requerir hasta dos meses, prevé cavar a una profundidad de entre 0,60 y 1,80 metros. Todo se realizará a mano, con la ayuda de algunas herramientas pero sin máquinas excavadoras, para no dañar unos restos óseos que ya de por sí se creen en malas condiciones por el paso del tiempo. «El proceso será lento pero preciso», resaltaron las mismas fuentes.
A medida que se abran las fosas, los expertos deben llevar los huesos al Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada, dirigido por José Antonio Lorente, para su identificación mediante prueba de ADN con descendientes. Siempre en el caso de fusilados cuyas familias hayan solicitado los exámenes, lo que en principio excluye a la del poeta, cuyos herederos han sido siempre contrarios a la exhumación.
Los descendientes del autor, no obstante, se reservaron el derecho de identificar los restos genéticamente y no han descartado tal posibilidad, como tampoco lo hicieron los descendientes de Dióscoro Galindo, quienes, tras discrepancias en el seno de la familia, optaron por oponerse a la exhumación del cuerpo del maestro republicano.
Por esta razón, a estas dos familias no se les informará sobre los avances producidos, detalló el miércoles la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica, coordinadora de los trabajos.
Los investigadores trabajarán en los cuatro enterramientos considerados de mayor interés, pese a que en septiembre pasado técnicos del Instituto Andaluz de Geofísica detectaron seis posibles tumbas en el parque Federico García Lorca de Alfacar. Estas fosas seleccionadas ocupan un espacio de unos 200 metros cuadrados. Allí es donde en los últimos días se ha colocado una gran estructura metálica para preservar los trabajos de las inclemencias meteorológicas y garantizar la intimidad.
Una intimidad cuidada con celo por la Consejería de Justicia por petición expresa de los familiares de las víctimas ante el temor de que el proceso se convierta en un espectáculo mediático. La expectación, no obstante, fue máxima ayer y más de una decena de medios se acercaron por la mañana para informar sobre las primeras excavaciones.
Impulso. La exhumación pondrá fin a años de laberintos judiciales y discrepancias entre familiares de los fusilados, sin acuerdo sobre la mejor forma de cerrar la herida. La Ley de Memoria Histórica, aprobada por el Congreso en octubre de 2007, impulsó las excavaciones en todo el país al garantizar amparo legal y ayudas económicas a un proceso ya de por sí costoso.
En septiembre del año pasado, los descendientes de Galadí, en compañía de la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica, dieron el primer paso al presentar ante la Audiencia Nacional una solicitud para abrir la fosa común. Luego se sumarían peticiones de los descendientes del inspector Fermín Roldán y el restaurador Miguel Cobo, además de la realizada por la CGT en memoria del también banderillero Joaquín Arcollas, que no tiene descendientes, por lo que su identificación sólo podrá ser antropológica.