Memoria Histórica en Canarias…

El 12 de junio de 2008 el Parlamento de Canarias rechazaba una proposición no de ley socialista relativa a la financiación de las excavaciones de fosas de víctimas de la guerra civil en las islas

JOSÉ CARLOS GIL MARÍN

El 12 de junio de 2008 el Parlamento de Canarias rechazaba una proposición no de ley socialista relativa a la financiación de las excavaciones de fosas y tumbas de víctimas de la guerra civil en las islas. Hablemos, pues, de Memoria Histórica.

La Memoria Histórica no es memoria ni es Historia. La memoria es patrimonio del yo froidiano en tanto que ser humano singularizado. La Historia es una ciencia que se enfrenta al estudio de los hechos humanos sociales pasados. Memoria e Historia separadas lo son todo. Juntas no son nada. El reciente descubrimiento de huesos humanos en el aljibe del templo masónico de Santa Cruz de Tenerife, fruto de esa confusión semántica, ha llevado a nuestros historiadores al enfrentamiento. Manuel de Paz sostiene que no son huesos de víctimas del franquismo, sino los propios de los rituales masónicos. García Luis, por el contrario, afirma que los mismos pueden ser restos humanos masacrados en 1936 por la barbarie fascista, incluso los del alcalde de Buenavista del Norte o los del Alcalde del ayuntamiento de Santa Cruz, fusilados en dichas cruentas fechas, que se creía podían estar en el Parque Nacional del Teide, en el llamado Bucio de Maja. Esto es lo que sucede cuando se politiza interesadamente la dignidad humana. El Fiscal Jefe de Andalucía, fruto de la extraña situación generada en torno a los restos del poeta García Lorca –la familia, único caso conocido en tal sentido, no quiere que se exhumen– nos dijo el pasado mes de junio que ya hay instrumentos para recuperar los restos de las víctimas desde la normativa reguladora del patrimonio histórico-arqueológico nacional. ¿Por qué se insiste en reiventar la tensión de una época que desde 1934 llevó al enfrentamiento entre las dos Españas? ¿Será para crear cortinas de humo y no hablar de la crisis económica…?

Recuerdo hace ya lustros un debate en la televisión pública española entre el catedrático de izquierdas Gustavo Bueno, y el líder histórico comunista Santiago Carrillo. Carrillo defendía la legitimidad democrática de la izquierda republicana desde 1931 a 1936, masacrada por la involución fascista. Bueno le respondió argumentativamente sobre el no reconocimiento por la izquierda en 1934 del triunfo democrático del centroderecha, y le habló de la quema de iglesias y del anarquismo revolucionario, de la revolución antirrepublicana de Asturias en 1934 o de la declaración unilateral de independencia de Cataluña ese mismo año. ¿Por qué no se puede ser objetivo ante la Historia? ¿Por qué no se puede criticar tanto el militarismo fascista de los golpistas del 36 como la deriva marxista y antirepublicana de los partidos de izquierdas desde 1934? Curiosamente, la Confederación Española de Derechas Autónomas fue la primera fuerza en ganar unas elecciones democráticas en España por sufragio universal, libre, igual, directo y secreto. En 1931, cuando la primera victoria del Frente Popular de izquierda revolucionaria, el Frente ganó sin el voto de la mujer aún legalizado, porque la izquierda socialista decía que era un voto involucionista culturalmente secuestrado por el caciquismo reaccionario… Hay palabras que queman en la boca de los que las pronuncia. Memoria sí. Historia sí. Pero no Memoria Histórica.

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NOTA Y OPINIÓN  DEL EDITOR:

Cuanta verdad hay en la afirmación «La Historia es una ciencia que se enfrenta al estudio de los hechos humanos sociales pasados», cuanta verdad hay también en que memoria e historia no son sinónimos. ¿Cuánto tiempo podríamos estar discutiendo sobre los términos filosóficos y sociológicos de las dos acepciones? También es cierto, que los hechos son los que son, y que éstos, deben ser tratados desde el punto de vista del historiador científicamente, y que la lectura de los mismos es independiente del hecho en sí, es decir, cada historiador hará sus lecturas más o menos subjetivas u objetivas, partidistas, escépticas, revisionistas, involucionistas o asépticas de los sucesos investigados. Dependerá del propio científico (investigador-historiador). Pero en el momento que actúe con hipótesis no contrastadas, con datos sobre los  hechos concretos y demostrables, dejará de ser un trabajo científico para pasar a ser una mera teoría personalista sin base científica.

Entonces, qué discutible que es el punto de vista de que…»Memoria sí. Historia sí. Pero no Memoria Histórica».  Ya hemos dicho que no son sinónimos, pero eso, no impide que los términos no vayan unidos, o al menos, que converjan en un punto que los haga ir simultáneamente juntos. Me explico. Sin memoria tampoco hay historia.

Desde hace más de cinco mil años hablamos de historia, porque a raíz de la escritura ésta se considera documentada, por tanto, hay una memoria de la historia. Toda la bibliografía, toda la información gráfica y audiovisual son los soportes que la historia utilizará como memoria de la misma. Si no fuere así, hablaríamos de la prehistoria; y aún así, ésta, se manifiesta a través de los vestigios, de su arte y de los estudios comparativos etnológicos. La historiografía es la memoria de la historia.

En resumen, memoria sí, historia sí,  y Memoria Histórica por supuesto, porqué si no…¿Qué sentido tienen las otras dos individualmente? Ya hemos repetido en más de una ocasión en estas páginas (al menos el que firma) que es indudable que la «Memoria Histórica» de este país está compuesta por los hechos que acontecieron en su día, que éstos mismos,  pueden ser analizados e hipotéticamente presentados desde visiones diferentes, que cada uno  los  plasma y cuenta bajo su percepción  personal, pero eso,  no quita que los hechos sigan siendo los mismos, fueron los que fueron; y que todavía hoy, falta una parte importantísima que complementa nuestra historia. Los vencidos y olvidados. Cada quién hará la lectura de cada cuál. Eso es indudable, pero si no están todos, no hay memoria, no hay historia, y por tanto, no hay “Memoria Histórica”. Pero tampoco  hay nada, sólo olvido, y el olvido si es un enemigo de la historia, de la memoria; y por ende de la Memoria Histórica.

Por último, añadir que nadie utiliza la Memoria Histórica como cortina de humo ante nada. Ya que somos los familiares de las víctimas de la represión franquista, sin los políticos, los que llevamos años trabajando por nuestra cuenta, con nuestros medios, con  nuestro tiempo y con las pocas ayudas que asigna el Estado o las Comunidades Autónomas para este fin, después de más de setenta años de olvido forzado. Para muchos de nosotros no sólo es un tema de rigor histórico, es además una obligación moral, de justicia, reparación  y de sensibilidad con nuestras familias. Por desgracia muchos no tendrán la oportunidad de ver como nosotros finalizaremos esta labor. Y aquí no pintan nada sus señorías, y perdónenme las mismas, es cosa de las familias.

Jordi Carreño Crispín

Vicepresidente de AIRMH (en constitución) La Memoria Viv@

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