La ambigüedad moral en tiempos de guerra…

enero 7, 2010

La novela de intriga ‘El cuarto oscuro de Damocles’ analiza la actitud de Holanda frente al nazismo.

CARLOS PARDO – MADRID – 05/01/2010 06:00

La resistencia de los Países Bajos durante la ocupación nazi no ha tenido el tirón romántico de, por ejemplo, la francesa. Se dice que los holandeses (como sus vecinos belgas flamencos) colaboraron con el invasor desde 1940 hasta 1945. Fueron «ocupados de primera». Pero qué duda cabe que las cosas no fueron tan simples. Esta ambigüedad es la matriz de la que han salido algunas de las mejores obras de la literatura europea de la segunda mitad del siglo XX, como El cuarto oscuro de Damocles (Tusquets), primera novela de Willem Frederik Hermans publicada en España.

Hermans es uno de los principales escritores del existencialismo

Comparado a menudo con Kafka por su descreída visión de la libertad del hombre, Hermans (Ámsterdam, 1921-Utrecht, 1995) es uno de los principales escritores europeos de lo que en la posguerra se llamó existencialismo. Polemista nato, defendió su derecho a discrepar en algunas causas peligrosas entre ellas una visita a la Suráfrica del apartheid, estando casado con una mujer negra que le valieron la expulsión de la Universidad de Groninga. En 1973, se instaló en París.

El cuarto oscuro de Damocles es su novela más célebre, traducida a multitud de idiomas y con más de 40 ediciones en Holanda desde su publicación en 1958. Su protagonista, Henri Ousewoudt, bajito y con voz aguda, se convierte en un héroe de la resistencia holandesa casi a su pesar. Hasta entonces, la vida de Ousewoudt consistía en plegarse a unas circunstancias que rozan lo grotesco: su madre mata a su padre en un ataque de locura, él se casa con una prima mayor que él y vive con un sentimiento de inferioridad latente hasta que aparece Dorbeck, una especie de doble del propio Ousewoudt.

Dueño de su propia vida

Dorbeck es casi idéntico en altura y facciones, pero como si fuera una copia mejorada: emprendedor, con barba y voz viril. O más bien como si la copia fuera el propio Ousewoudt. Dorbeck le encargará misiones de sabotaje que harán de Ousewoudt el dueño de su vida, un hombre moral: «Después de conocer a Dorbeck, quise algo por primera vez, aunque sólo fuera ser como él, querer lo mismo que él. Y querer lo que quiere otro ya es más que no querer nada».

También es capaz de construir una compleja trama de intriga policial

Hermans profundiza en su análisis de la ambigüedad moral de la Holanda ocupada y de la tendencia delatora que todo burgués lleva dentro. Cada ciudadano es un policía al servicio alemán, primero, y luego un patriota liberado dispuesto a solventar rencillas.

En la imposibilidad de definir lo bueno por oposición a lo malo, Hermans es un moralista del pesimismo, capaz de poner en boca de un oficial de las SS que «para un político es más efectivo eliminar a una víctima inocente que castigar a alguien culpable, ya que la víctima inocente liberada le guardará rencor, mientras que alguien culpable, si es indultado, estará agradecido».

Ousewoudt sufre por ser bueno. Es triturado por una realidad sin justicia ni coordenadas morales, donde cada punto de apoyo es un nuevo abismo. En su huida de una cárcel a otra, dos figuras cobran una importancia especial: Marianne, una judía que le ayuda a ocultarse, y una parodia del súper hombre, que tendrá una aparición fugaz en uno de los presidios, fugaz y significativa para comprenderlos límites morales en los que se mueve esta novela.

Hermans posee una prosa construida con percepciones irónicas que desembocan en el absurdo, es capaz de construir una compleja trama de intriga policial que mantiene atrapado al lector. En su acerba visión del ser humano, aislado en un mundo donde el hombre es un fiscal para el hombre, el escritor holandés no tiene modelo.

Público.es


Una subvención permitirá que no se instaure el olvido…

enero 7, 2010

Hace unos meses, el Ayuntamiento reconoció a los defensores de la democracia y la legalidad vigente en el año 1936 y los años posteriores.

Hace unos meses, el Ayuntamiento reconoció a los defensores de la democracia y la legalidad vigente en el año 1936 y los años posteriores. · Autor: Redacción
HOMENAJE
07/01 ·  Europa Press aljaraque

El Comisariado para la Recuperación de la Memoria Histórica de la Consejería de Justicia y Administración Pública de la Junta de Andalucía ha concedido un total de 90.733 euros a un total de 19 ayuntamientos andaluces para la construcción de monumentos conmemorativos.
En Huelva, Aljaraque y Gibraleón tendrán su monumento gracias al presupuesto de 5.000 euros que ha sido subvencionado para tal cometido.
Según una resolución publicada por el departamento de Begoña Álvarez en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA), a la que ha tenido acceso Europa Press, estas subvenciones han sido otorgadas dentro del procedimiento abierto con objeto de desarrollar medidas de recuperación de la memoria histórica, cuyo plazo de presentación de solicitudes concluyó el pasado 16 de marzo.

Solicitudes
A la convocatoria se presentaron un total de 34 solicitudes en la modalidad de levantamiento de monumentos conmemorativos, de las que han sido atendidas 19 y denegadas 15, debido esto último a que se trata de actuaciones no subvencionables, a que se trata de actuaciones ya subvencionadas o por la insuficiencia de crédito.
Así, entre las solicitudes de subvención aceptadas se encuentran cinco ayuntamientos de Sevilla, como son Alanís, con una subvención de 1.856 euros, y Pruna, El Saucejo, Castilleja de Guzmán y Carmona, todas ellas con una subvención de 5.000 euros.
Por su parte, en Córdoba se han otorgado subvenciones para la construcción de monumentos conmemorativos a los ayuntamientos de Peñarroya-Pueblonuevo 4.500 euros, Nueva Carteya 4.377 euros, y Palma del Río y Moriles, con 5.000 euros.
Asimismo, en Málaga también han sido cuatro los consistorios subvencionados, como son Pizarra, Parauta, Humilladero y Mollina, todos ellos con 5.000 euros.
Además, se ha otorgado una subvención de 5.000 euros a los ayuntamientos granadinos de Huétor-Tajar y Las Gabias, y al Ayuntamiento gaditano de Jimena de la Frontera.

Andalucía Información / Google noticias


Los expertos dudan del informe de Franco sobre la fosa de Lorca…

enero 7, 2010

Se trata de un informe que supuestamente ordenó Franco 36 años después de la muerte del poeta.

ELPLURAL/ANDALUCÍA

Si ayer la prensa de Granada especulaba con el supuesto informe que Franco había ordenado sobre la localización del cuerpo de Lorca en 1972, hoy los expertos aplacan los ánimos. Miembros de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica señalan que el escrito es de dudosa credibilidad y creen que los datos que ofrecen no son en absoluto fiables

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Los expertos no han dado crédito ninguno al escrito. Francisco González, ex presidente de la Asociación de la Memoria Histórica de Granada, asegura que no tiene lógica la investigación. “Si el informe lo hubiera encargado Franco durante la Guerra Civil, yo le daría más credibilidad”, indicó, “pero que se interesase por Lorca después de 36 años de su ejecución no me convence”, asegura.
 
Los Pozos
El informe señala que Lorca estaría enterrado en la zona conocida como Los Pozos. Sin embargo, González señala que esa zona se utilizó para enterramientos de fusilados a finales de agosto, a partir del día 25. Según las investigaciones de los historiadores, Lorca fue asesinado entre el 17 y el 18 de agosto, por lo que no podría estar enterrado en el lugar.
 
Casualidad
Por su parte, Rafael Gil Bracero, miembro de la asociación, ha puesto en duda el momento en el que ha aparecido el documento. “Me extraña que ese informe haya aparecido ahora y en un medio ultraconservador. Suponiendo que sea cierto, habría que examinar el documento y ver si son ciertas las fuentes citadas. Han pasado 40 años y ahora sorprendentemente aparece una copia entregada por alguien que ni siquiera da su nombre”. Gil Bracero sigue poniendo en duda el escrito y asegura que para él, “lo que no está en los archivos no existe”.
 
Horror del franquismo
No obstante, no se descarta que el paraje sea uno de los lugares que albergaron ejecuciones, aunque los expertos descartan casi totalmente, que Lorca fuese asesinado allí. De ser auténtico el informe aparecido misteriosamente, Gil Bracero señala que confirmaría que "el franquismo no ha querido dejar ninguna huella de su horror en público”.
 
¿Por qué 36 años después?
Uno de los datos que más hace sospechar sobre el oportunismo de la aparición del informe en el medio ultraconservador es que no había motivos para que Franco, 36 años después de la muerte de García Lorca, pidiese esclarecer dónde se encontraba el cadáver. Además, según señalaba el medio, era la única copia después de que el propio dictador ordenase quemar todas las pruebas de la investigación. Para más inri, el funcionario que conservaba la copia no ha dado su nombre. Este cúmulo de sinsentidos han hecho que los historiadores desconfíen de la veracidad del documento.
 
andalucia@elplural.com
 

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Los expertos no han dado crédito ninguno al escrito. Francisco González, ex presidente de la Asociación de la Memoria Histórica de Granada, asegura que no tiene lógica la investigación. “Si el informe lo hubiera encargado Franco durante la Guerra Civil, yo le daría más credibilidad”, indicó, “pero que se interesase por Lorca después de 36 años de su ejecución no me convence”, asegura.
Los Pozos
El informe señala que Lorca estaría enterrado en la zona conocida como Los Pozos. Sin embargo, González señala que esa zona se utilizó para enterramientos de fusilados a finales de agosto, a partir del día 25. Según las investigaciones de los historiadores, Lorca fue asesinado entre el 17 y el 18 de agosto, por lo que no podría estar enterrado en el lugar.
Casualidad
Por su parte, Rafael Gil Bracero, miembro de la asociación, ha puesto en duda el momento en el que ha aparecido el documento. “Me extraña que ese informe haya aparecido ahora y en un medio ultraconservador. Suponiendo que sea cierto, habría que examinar el documento y ver si son ciertas las fuentes citadas. Han pasado 40 años y ahora sorprendentemente aparece una copia entregada por alguien que ni siquiera da su nombre”. Gil Bracero sigue poniendo en duda el escrito y asegura que para él, “lo que no está en los archivos no existe”.
Horror del franquismo
No obstante, no se descarta que el paraje sea uno de los lugares que albergaron ejecuciones, aunque los expertos descartan casi totalmente, que Lorca fuese asesinado allí. De ser auténtico el informe aparecido misteriosamente, Gil Bracero señala que confirmaría que «el franquismo no ha querido dejar ninguna huella de su horror en público”.
¿Por qué 36 años después?
Uno de los datos que más hace sospechar sobre el oportunismo de la aparición del informe en el medio ultraconservador es que no había motivos para que Franco, 36 años después de la muerte de García Lorca, pidiese esclarecer dónde se encontraba el cadáver. Además, según señalaba el medio, era la única copia después de que el propio dictador ordenase quemar todas las pruebas de la investigación. Para más inri, el funcionario que conservaba la copia no ha dado su nombre. Este cúmulo de sinsentidos han hecho que los historiadores desconfíen de la veracidad del documento.
andalucia@elplural.com
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Cándido Marquesán: Malos tiempos para la memoria histórica…

enero 7, 2010
Cándido Marquesán

07 ene 2010

Es seguro, o cuando menos probable, que algunos, no me atrevo a cuantificarlos, al leer estas líneas y vean que versan sobre el tema, ya sobado mas todavía no resuelto, de la Memoria Histórica, exclamarán que ya vale, otra vez con la misma tabarra, que lo que les preocupa de veras es la crisis económica, y su secuela más importante que es el paro galopante.¡Toma! ¡Y a mí también! Y a otros muchos como yo.

Lo que no es óbice para que me siga preocupando también sobremanera por el tema de que todavía millares de españoles estén enterrados en las cunetas de cualquier carretera comarcal, en las tapias de cualquier cementerio, o incluso en algún basurero, y que además sus familiares se vean todavía imposibilitados de poderles darles una digna sepultura, como todo ser humano se merece, tal como lo señala una bienaventuranza.

Y también me preocupa especialmente que a una parte, no pequeña de la sociedad española, esta traumática e injusta circunstancia le importe un comino, ya que por lo que parece hoy en día se mueve por una determinada escala de valores, con la finalidad de alcanzar unos objetivos colectivos, que no son otros que aquellos que tengan que ver con la prosperidad, crecimiento, PIB, eficacia, producción, tipos de interés del euribor, cotizaciones en bolsa, vacaciones en la playa o la montaña, y se olvida que todos ellos deberían ser sólo medios para alcanzar colectivamente unos fines socio-políticos, y no fines suficientes en sí mismos. Y mi preocupación continúa al constatar que importantes y poderosos medios de comunicación, hablados, escritos, telemáticos han contribuido a conciencia a que en ese importante sector de la ciudadanía española haya calado esa escala de valores.

Y esto es así, merced a que proliferan cada vez más un prototipo de columnistas, que dicen escandalizarse porque esta sociedad nuestra se está produciendo un vacío de valores morales, por la nueva ley del aborto, el matrimonio de los homosexuales, el consumismo desenfrenado, la educación para la ciudadanía….. Y sin embargo, no tienen ningún impedimento moral en colocarse en contra de todo aquello relacionado con la Memoria Histórica, y que les resulte indigerible el que todas esas víctimas sean enterradas. Resultan difíciles entender estos comportamientos tan contradictorios. Tampoco debería ser motivo de sorpresa, ya que hace tiempo que se ha producido en esta nuestra querida España una derechización de la prensa. También me preocupan determinadas actuaciones judiciales, como el que se admitiera a trámite la querella presentada por el sindicato «Manos Limpias» contra el juez Garzón por su iniciativa de abrir una causa penal para investigar los crímenes del franquismo por medio del Sumario 53/2008 E de 18 de diciembre.

Es un escarnio para la democracia. Igualmente la actuación de determinadas jerarquías eclesiásticas que no ven otra cosa en la Memoria Histórica que el resentimiento, tal como dijo el cardenal Rouco: a veces, es necesario saber olvidar» en lo que él denomina, haciendo gala de una doble moral, de «una auténtica y sana purificación de la memoria», mientras canonizan a miles a sus mártires de la Guerra Civil. Por último, no menos me preocupa el que una fuerza política de enorme calado en la sociedad española, con más de 10 millones de votantes detrás, se muestre insensible, sin querer saber nada, e incluso se ría de todos aquellos, que quieran enterrar a sus muertos, acusándoles de insensatos y de poner en peligro nuestra democracia que ha costado tantos esfuerzos conseguirla. En el debate preelectoral Rajoy mostró su desprecio aduciendo que la Ley de la Memoria Histórica (LMH) «no interesa a nadie». Y con anterioridad Miguel Ángel Rodríguez, portavoz que fue del Gobierno de Aznar entre 1996-1998 en el programa 59 segundos de TVE: «En plena época de Internet y de la Play Station, es estúpido que a estas alturas estemos recordando lo que pasó hace 70 años». Una vez más, la derecha pone de manifiesto que no le gusta hablar de memoria histórica, pues ello es tanto como aludir a sus raíces ideológicas y personales. Tiene auténtico pavor a cortar su cordón umbilical con el franquismo.

Por todo lo anteriormente expresado, siento una profunda tristeza. Que después de más de 30 años en esta democracia nuestra, todavía la sociedad española, incluida en ella tanto la clase política como la ciudadanía, no haya sido capaz de saldar esa deuda histórica con todos aquellos españoles que fueron asesinados, por el único delito de defender el régimen republicano, entiendo que algo está fallando. ¿Cómo podemos llamarnos demócratas, y a la vez permitir esta situación? ¿Es una democracia de segunda categoría? ¿O es que está enferma? Tengo la impresión de que deberíamos empezar a cuestionarnos ya esa idea, que se ha ido extendiendo entre nosotros los españoles con demasiada autocomplacencia, de que nuestra Transición Democrática ha sido modélica, y que incluso hemos pretendido dar lecciones a otros países que han pasado por situaciones semejantes. Considero que si nuestra democracia fuera plenamente madura, no debería tener problema alguno para digerir nuestro pasado por duro y tenebroso que este haya sido. La verdad por encima de todo. Sudafricanos, chilenos, argentinos, rusos, por poner ejemplos, lo han hecho ya dándonos una contundente lección. Nuestra democracia debe reparar esa deuda pendiente por razones estrictamente democráticas, ya que si hoy vivimos en un régimen «consolidado» de libertades y de paz, es absolutamente imprescindible reparar esta injusticia, es una cuestión de coherencia con nuestros propios principios democráticos. ¿Qué mejor muestra de reconciliación que ser capaz de asumir el pasado doloroso y tomar medidas para corregir tales errores? Y el hacerlo ya, sin dilaciones, contribuiría de verdad a la reconciliación, así como el refuerzo de la convivencia democrática. Nada más lejos que al enfrentamiento. Pero es que además existen poderosas razones de carácter ético, que debían superar cualquier diferencia política. ¿Quién podría aceptar que un ser querido continuase en cualquier margen de un camino? Y a pesar de todo el Partido Popular inamovible, se resiste a dar un paso adelante. Si lo hiciera haría un gran favor a nuestra democracia. Es lo que han hecho las derechas europeas, al condenar sin ambages los fascismos. Aquí, por lo que estamos constatando no hemos podido llegar a tanto.

Me parece muy pertinente para acabar este artículo, el comentario del diputado socialista-ciudadanos por el cambio, Sr. Balcells, cuando recurre a las palabras de una periodista, que se ha dedicado a investigar aquí y en otros lugares con dramas similares el problema de las asesinados por las dictaduras y enterrados en fosas comunes. Se refiere a Montse Armengol, que en su libro Les fosses del silenci, partiendo de la experiencia de Nicaragua, se hace la siguiente reflexión: «En Guatemala hemos visto como nos pasaban la mano por la cara por el esfuerzo institucional para localizar las fosas, para obtener ayudas internacionales, para hacer un banco de ADN, para tener un psicólogo a pie de fosa que atendiera a los familiares de las víctimas en aquel momento, a la vez esperado y doloroso, en que surge el primer hueso, una bota o una chaqueta, que confirma la pérdida violenta de un ser querido. El momento en que una pala abre la tierra y se rompe el silencio; el momento en que, por fin, puede comenzar el duelo, el personal, el del familiar del desaparecido y el colectivo: el de la sociedad que ha padecido la tragedia. Nada de eso»- acaba diciendo Montse Armengol- «hemos visto en esta España que presume de dar lecciones de transición o de perseguir a los dictadores criminales».

Extremadura al día / Google noticas

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