Defensa espera acabar con todos los vestigios franquistas antes de febrero…

enero 9, 2010

El Ministerio de Cultura acoge un Comité de Sabios para resolver los casos con valor cultural

Marcos Paradinas

La imagen de los andamios sobre el Cuartel General del Ejército del Aire, en Moncloa, Madrid, ha vuelto a poner de relieve lo complicado que está resultando librarse de los vestigios franquistas que la dictadura fascista dejó en España durante casi 40 años de existencia. Especialmente para el Ministerio de Defensa que, como es lógico, es quien más trabajo tenía por delante con la Ley de Memoria Histórica. Sin embargo, más de dos años después, apenas quedan monumentos dedicados al dictador y sus cómplices.

Según una portavoz de Defensa, el ministerio que dirige Carme Chacón se ha propuesto que para el 31 de enero esté todo el trabajo terminado. En total, se han realizado más de “400 intervenciones genéricas” y sólo quedan por delante 12 casos que suponen un problema por su interés cultural.

Comité de Sabios
Se trata de 12 situaciones que incumplen la Ley de Memoria Histórica y que están protegidas como BIC (Bien de Interés Cultural). Para casos como estos se ha creado un Comité de Sabios en el Ministerio de Cultura que deberá asesorar al equipo de Chacón sobre qué hacer y con el que tiene contacto continuo el Secretario de Estado de Defensa.

Antes del 31 de enero
Las deliberaciones de los sabios se sabrán, como muy tarde, el 16 de enero, con lo que el Ministerio de Defensa podrá cumplir sus expectativas de acabar con los vestigios fascistas antes del 31 de enero. En cualquier caso, independientemente de los consejos de la comisión cultural, será Defensa quien tenga la última palabra, aunque en el Ministerio aseguran que se ceñirán a dichas recomendaciones.

Vestigios en pie
Algunos de los vestigios que siguen en pie, y cuya permanencia se decidirá en los próximos días, están localizados en Barcelona, como el caso de la Capitanía General de Barcelona, que luce un escuda con el águila de San Juan. Un símbolo que se repite en el barcelonés Cuartel del Bruch. En la otra punta del mapa, en Ceuta, pervive un monolito dedicado a Franco con sus huellas dactilares. En este caso, Defensa espera firmar un convenio con el Gobierno local para hacerlo desaparecer.

El águila del Alcázar se queda
Finalmente, la que sí parece tener asegurada su supervivencia es la vidriera del Alcázar de Toledo, que también reproduce el escudo preconstitucional con el águila. Tal decisión se tomará en virtud de su supuesto valor artístico y de la dificultad técnica que supondría su retirada.

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Según una portavoz de Defensa, el ministerio que dirige Carme Chacón se ha propuesto que para el 31 de enero esté todo el trabajo terminado. En total, se han realizado más de “400 intervenciones genéricas” y sólo quedan por delante 12 casos que suponen un problema por su interés cultural.

Comité de Sabios
Se trata de 12 situaciones que incumplen la Ley de Memoria Histórica y que están protegidas como BIC (Bien de Interés Cultural). Para casos como estos se ha creado un Comité de Sabios en el Ministerio de Cultura que deberá asesorar al equipo de Chacón sobre qué hacer y con el que tiene contacto continuo el Secretario de Estado de Defensa.

Antes del 31 de enero
Las deliberaciones de los sabios se sabrán, como muy tarde, el 16 de enero, con lo que el Ministerio de Defensa podrá cumplir sus expectativas de acabar con los vestigios fascistas antes del 31 de enero. En cualquier caso, independientemente de los consejos de la comisión cultural, será Defensa quien tenga la última palabra, aunque en el Ministerio aseguran que se ceñirán a dichas recomendaciones.

Vestigios en pie
Algunos de los vestigios que siguen en pie, y cuya permanencia se decidirá en los próximos días, están localizados en Barcelona, como el caso de la Capitanía General de Barcelona, que luce un escuda con el águila de San Juan. Un símbolo que se repite en el barcelonés Cuartel del Bruch. En la otra punta del mapa, en Ceuta, pervive un monolito dedicado a Franco con sus huellas dactilares. En este caso, Defensa espera firmar un convenio con el Gobierno local para hacerlo desaparecer.

El águila del Alcázar se queda
Finalmente, la que sí parece tener asegurada su supervivencia es la vidriera del Alcázar de Toledo, que también reproduce el escudo preconstitucional con el águila. Tal decisión se tomará en virtud de su supuesto valor artístico y de la dificultad técnica que supondría su retirada.

Defensa espera acabar con todos los vestigios franquistas antes de elplural.com

Confundir churras con meninas…

enero 9, 2010

De la Vogue se aprovecha del franquismo

Por Jesús Salamanca Alonso
Viernes, 08 de Enero de 201

En esta ocasión le han pillado con las posaderas al aire. Tanto que, con la famosa Ley de la Memoria Histórica, debería iniciar las gestiones para indemnizar a las familias a quienes  se expropiaron los terrenos para edificar, dotar y donar (el coste fue casi simbólico para ese tipo de ‘funcioneros’, reconocidos como funcionarios por el régimen) a los afectos al Generalísimo Franco, como su familia. Gracias a lo cual hoy es titular de un piso con valor de centenas de miles de euros.

Entendemos que debería indemnizarse a los afectados, porque así se ha hecho con quienes se ha considerado dañados o víctimas de una dictadura que hoy se nos antoja ‘dictablanda’ con los suyos. Y entendemos, también, que hasta a los sindicatos de clase se les ha dado dinero a manos llenas por el mal llamado, abusivo — e inexistente, en muchos casos — patrimonio sindical.

Cuando se piensa en clave dictatorial y de actúa de forma hipócrita, como si se fuera demócrata de toda la vida, pasa lo que pasa. Y es lo que le ha sucedido a nuestra  ‘Maritere’. La vicepresidenta ha esputado hacia arriba y el esputo se ha estrompado en toda su cara, demostrando que ésta es como el cemento armado, llena de mentira y falta de tragedia.

Ortega y Gasset estaba convencido que “muchos hombres, como los niños, quieren una cosa pero no sus consecuencias”; ahí es, precisamente, donde a nuestra vicepresidenta se la ve el plumero. Esta vez le han pillado con malos pelos y corrida  la pintura de guerra. No se puede estar en la procesión y tocando las campanas, como no puede ser aquello de “comer sopas y sorber”.

NOTA DEL EDITOR:

Ya está que la libertad de expresión está para que todos podamos opinar y debatir nuestras visiones y pensamientos, enriquecernos con el intercambio de las mismas, y hacer gala del mayor precepto democrático, el debate. Ahora bien, eso no significa que todas las opiniones sean válidas en su totalidad, ya que todos exponemos nuestra particular visión de los hechos, de nuestras propias expresiones, basándonos en nuestra particular verdad, es decir, en la verdad de cada uno, que ni es mejor ni es peor que la de los demás, simplemente es diferente. Toda esta parrafada no es más que en alusión al artículo de Jesús Salamanca Alonso, con el cual no estoy de acuerdo. Y no es que lo esté por una defensa gratuita y numantina de la vicepresidenta del Gobierno, todo lo contrario, los que seguís estas páginas sabéis que también hemos sido muy críticos con ella y otros miembros del gabinete incluido el propio presidente.

La Ley de la Memoria Histórica no está efectuada con la finalidad de retornar al punto de partida del 18 de julio de 1936,  (entre otras cosas porque no tendría ningún sentido y sería una total y absoluta memez), sino que se creó (y ahora no voy a entrar en si es la ley es la adecuada o no – ya sabéis también que nosotros no estamos de acuerdo con la misma, pero es la que hay – porque ya está más que expuesto este debate ) como herramienta de recuperación de la memoria histórica y salvaguarda de los derechos de los represaliados y sus familias, por tanto, de las víctimas de la misma y de la cruenta represión generada después de la Guerra Civil. Con esto quiero decir, que todos aquellos que en su día se vieron favorecidos de un modo u otro por el régimen se verían obligados a retornar al punto donde éste no había influido en sus vidas. O sea, devolver las viviendas conseguidas por sus ancestros de origen o carácter afín al Movimiento Nacional y a los sublevados, eliminar todas las infraestructuras creadas por el régimen franquista, negar a la familia que perteneció a un bando determinado (aunque la palabra bando no me gusta como definición), etc., etc. No creo que eso sea lo coherente, inteligente y mucho menos apropiado. La Ley debe servir para recuperar y completar la parte de la historia que no se ha contado, que siga oculta y que se ha pretendido borrar. Indudablemente en la historia de la Guerra Civil habrá que incluir las tropelías cometidas por los sublevados y también la de los defensores del gobierno legítimo de la república; pero, la diferencia está en incluir la represión de posguerra, del exilio, la dictadura y cerrar el círculo de esta  negra etapa histórica de nuestro país. Eso conlleva también la recuperación de las vidas de las víctimas y sus familias de modo que el Estado está obligado a investigar, buscar, exhumar y recordar a las mismas, igual que debe mantener ese recuerdo para todos sin excepción. La historia no puede estar completa si falta una de las dos partes. Ahora bien, todo tiene sus matices, y entre ellos eso no sería suficiente, ya que también  el  derecho  exige que haya justicia donde no la hubo, por tanto, también se deben anular las sentencias sumarias y sin ningún tipo de garantía procesal, así como se debe reconocer el carácter de «crímenes de lesa humanidad» a todas aquellas víctimas de la represión incluidas las de la Guerra Civil y no sólo la represión y posguerra, ya que estos fueron víctimas también de un golpe de Estado. Eso implicaría que si hubiera reconocimiento de las mismas de  tal modo, también en los casos que proceda, se deberían recuperar los patrimonios y bienes usurpados por el franquismo o bien indemnizar a sus víctimas con carácter retroactivo. Pero ello no implicaría el tener que volver al punto cero de la historia, ni pagar tampoco los descendientes por los errores pasados de sus predecesores.

Ya está, que expuesto de esta manera simplista puede provocar e invitar a todo tipo de comentarios por un lado u otro, pero a grosso modo y de forma racional, la base donde fundamentar toda esta panoplia de intenciones y criterios debiera ser una Ley de la Memoria Histórica que además de estar consensuada por mayoría ;y eso incluiría en su diseño la participación de todas las fuerzas políticas democráticas, sindicatos, organizaciones, asociaciones, estamento militar, etc., debe cimentarse en los principios del derecho internacional y las recomendaciones que incluso ha efectuado Naciones Unidas a los diferentes gobiernos de la democracia española.

Por tanto y para no extenderme más…,  y en síntesis, exponer que no es un  tema para las demagogias gratuitas y las comparaciones (que siempre son odiosas) ridículas, y que no se deben confundir «churras con meninas» ya que no se juega únicamente con el conocimiento y la historia de nuestro país y pueblo, sino que  se juega algo más profundo y sentimental, las vidas de miles de españoles que vivieron y desaparecieron como si nunca hubieran existido, y eso no fue así, lo niegue quien lo niegue.

Jordi Carreño Crispín

Vicepresidente de La Memoria Viv@

Enlace.

España Liberal


Uno de los nuestros…

enero 9, 2010
09.01.2010 –

GONZALO PADRÓN
La sociedad española (es decir, la andaluza, la malagueña) continúa en este nuevo año tan ayuna de referencias como en el recién finalizado. No se trata ya de referencias éticas, morales o ideológicas, sino de una auténtica desmemoria del tiempo, arrastrados todos por ese epígrafe engañoso de la Memoria Histórica. Dejando al margen episodios como la fallida búsqueda de los restos de Lorca, no se puede entender de otro modo un subtítulo de este mismo periódico en el día de ayer.
Refiriéndose a una nueva película de Alex de la Iglesia se escribe ‘la España sórdida de 1973’. No sé que pensarán un buen puñado de dirigentes políticos y sindicales (por no hablar de intelectuales, artistas, cantantes, profesionales todos) de aquella época, pero calificar a la España del 73 como ‘sórdida’ no es sólo una desmesura, sino una auténtica bobada. Como no creo que los profesionales de SUR respondan a este perfil, la única explicación está en la general aceptación de las etiquetas de la propaganda.
El periodo de gobierno de la nueva etapa socialista (2004-2010) está basado en el relevo del imaginario de los españoles, en un auténtico cambio de sus usos y costumbres. Tal vez por eso, un Alfonso Guerra devenido ya en político funcionarial no entiende lo que pasa en Cataluña y Felipe González mantiene una muy escenificada distancia con el actual presidente del Gobierno.
La primera etapa de los gobiernos del PSOE estuvo marcada por el tránsito a la socialdemocracia y por el convencimiento de pasar página en la historia reciente española. Es destacable que esa posición fue defendida y/o aceptada por personajes en los que la huella de la guerra civil era directa y profunda. Por el contrario, los desahogados y nuevos líderes socialistas decidieron saltar ese periodo de su historia y entroncar directamente con 1936.
De hecho, los gobiernos de Zapatero no han hecho otra cosa que reescribir la historia para conseguir que los perdedores entonces de la contienda se conviertan en ganadores merced a la acción de sus nietos y bisnietos. Se podrá estar a favor o en contra, pero desde la propia Ley de Memoria Histórica (y sus últimos episodios en la nomenclatura militar) hasta las actuaciones en materia de aborto, laicismo sólo anticatólico, educación, igualdad de género y otros temas llamados ‘sociales’, se ha gestado una auténtica ‘revolución silenciosa’. Y ello sin olvidar la apuesta decidida por una España federal, formulada no sólo por los socialistas catalanes, sino también en Ferraz. Es cierto que en el camino se ha machacado la educación pública, desmoronado la economía y endeudado al país para más de una generación, pero eso no es importante para los gestores de este cambio.
Por eso creo que Teo León Gross (un magnífico columnista al que aprecio) se equivoca al recordar la cita electoral estadounidense: «¡Es la economía, estúpido!». Si fuese la economía, como sucedería con un desastre semejante al que padecemos en Alemania, Francia, Gran Bretaña o los países escandinavos, el segundo gobierno Zapatero ya habría saltado por los aires.
El presidente sabe que suspende en toda regla, pero su estrategia electoral se basa en que más de un tercio del electorado español vota por atavismo ideológico (que no por ideología) y por eso continuará su programa ‘revisionista’. No es que tengamos aquí al fantástico trío De Niro-Liotta- Pesci, pero para votar en España lo más cómodo es optar por el título español de la magnífica ‘Goodfellas’, de Martin Scorsese en 1990: ‘Uno de los nuestros’. Eso sí, sin mencionar a Yáñez, ‘haberlos, haylos’.

Sur Digital (Andalucía) (Comunicado de prensa) (blog)