El Valle de los Caídos , en tres noticias de la prensa de hoy, 21/03/2010

marzo 21, 2010

valle-de-los-caidos-queralt-sole

En nuestro blog ,es de suponer, que “El Valle de los Caídos” y acontecimientos relacionados nos interesan.

En las noticias de la prensa de hoy tres me llaman la atención:

 Una reflejada en el post : https://lamemoriaviva.wordpress.com/2010/03/21/el-gobierno-censa-los-restos-del-valle-de-los-caidos/

 Otra recogida en las paginas de “el Mundo” que relata la existencia de una asociación preocupada por el cierre del mausoleo de Cuelgamuros .

Un extracto de la página de esa asociación:

A mediados de 2009 un grupo de ciudadanos crean la «Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos». Este pequeño grupo de inquietos españoles, tienen como nexo común fundamental su alarma ante las recientes noticias y asombrosos acontecimientos sobre el Valle de los Caídos, monumento erigido en mitad del siglo pasado, cómo símbolo de reconciliación entre las dos tristemente famosas Españas que se enfrentaron en la guerra civil de 1936.

 El Valle de los Caídos, olvidado en atención y mantenimiento por todos los gobiernos de la democracia y hoy salvajemente atacado desde la esferas del poder, es un monumento que consideramos que tenemos la obligación de defender en todos los frentes que tiene abiertos en su contra, y que por desgracias, son muchos.

Mientras tanto se hostiga de forma grave a la Comunidad religiosa que desde hace mas de 50 años abnegadamente cumplen con su obligación de rezar por todos y cada uno de los restos de los españoles que, de ambos bandos de la contienda, reposan en los osarios de la Basílica, restos de los cuales, los monjes benedictinos, son custodios.

 !Asombroso¡: “inquietos españoles”, “símbolo de reconciliación entre las dos  tristemente famosas Españas” (con “s”, sic), “hoy salvajemente atacado desde las esferas del poder”, “defender en todos los frentes” “los dos bandos” ¿Verdad?

Si tenéis ganas de seguir amargándoos el fin de semana podéis visitar la página: http://elvalledeloscaidos.es

 En esa página también se nos “brinda”, entre otros menesteres bienintencionados:

Atención a quienes soliciten información sobre los enterramientos en el Valle de los Caídos y gestión de la localización de los restos en la Basílica.”.

¿Para qué el censo del Gobierno sobre los 40 000 republicanos que pueden estar enterrados en Cuelgamuros si tenemos a estos “inquietos españoles” dispuestos a darnos toda la información que llevamos años pidiendo?

Yo por hoy bastante disgusto me llevo, a sabiendas ( y eso si que es novedoso) que:

“…los restos de los españoles…, reposan en los osarios…, restos de los cuales, los monjes benedictinos, son custodios.”

 

Y tercera noticia de donde se desprende información muy interesante en :

 http://www.laverdad.es/albacete/v/20100321/albacete/operacion-valle-caidos-20100321.html

 Operación Valle de los Caídos

21.03.10 – 00:48 – J. A. D. | ALBACETE

La mayoría de los restos de Albacete enviados al mausoleo fueron de desconocidos.

El gobernador Santiago Guillén dirigió la campaña, que se llevó a todos los pueblos de la provincia

 Los restos de más de medio centenar de albaceteños reposan en el más faraónico de los monumentos del franquismo, el Valle de los Caídos. Un mausoleo que en los últimos años ha estado en el centro de polémicas, ahora prácticamente acalladas porque se ha cerrado al público, con el oportuno achaque de la necesidad de hacer unas reformas por el deterioro que presenta la construcción.

Se equivocará quien piense que hubo entusiasmo a la hora de enviar a los nichos de la basílica del valle de Cuelgamuros los restos de aquellos ‘caídos’. Todo lo contrario; como atestiguan los documentos que los funcionarios de turno guardaron con minucioso oficio, los responsables políticos del momento, en especial el gobernador civil (y jefe provincial del Movimiento), Santiago Guillén, se las vieron y se las desearon para encontrar los restos necesarios para que Albacete hiciera su contribución al monumento funerario.

Las claves se encuentran en una humilde carpeta de cartón en el Archivo Histórico Provincial; el expediente del Valle de los Caídos ofrece las circulares, cartas, respuestas, permisos y relaciones, algunas terribles, listados de cientos de ‘caídos’ y relatos de las circunstancias de las muertes. Telegramas, peticiones, respuestas de quienes decidían autorizar el envío de los cuerpos y de quienes negaban ese permiso.

Expediente completo

También hay todo un conjunto de pequeños documentos, desde las instrucciones para los familiares invitados a la inauguración, plano de dónde debían colocarse en la basílica y hasta los carteles que debían llevar los autobuses. Respuestas de alcaldes, aclaraciones de urgencia por telegrama y un poco alentador informe sobre los gastos de todo el proceso.

Para resumirlo en una frase, el problema es que, veinte años después de acabada la guerra civil (Franco inauguró el Valle de los Caídos el 1 de abril de 1959), los entusiasmos bélicos estaban bastante apagados, y el personal estaba más por la supervivencia y el salir adelante que por rememorar fastos y andar moviendo cadáveres de sitio. A pesar de esa manía -aún vigente- de parte de los españoles de remover los huesos de los antepasados, la mayoría no estaba por la labor de la fúnebre mudanza.

La inmensa mayoría de familiares no solicitaron ni autorizaron el envío de los restos de sus fallecidos al Valle de los Caídos. Hay que tener en cuenta, además, que el monumento, que surgió inicialmente con la idea de albergar en sus nichos los restos de ‘caídos’ de los nacionales, se llenó finalmente con restos de los dos bandos.

Héroes y mártires

El decreto fundacional, de 1940, hablaba de un «campo en que reposan los héroes y mártires del Cruzada». Pero la circular del gobernador Santiago Guillén a los alcaldes de la provincia, en 1958, ya aclaraba que podían enviarse restos de quienes «fueron sacrificados por Dios y por España y a cuantos cayeron en nuestra Cruzada, sin distinción del campo en que combatieran, según impone el espíritu cristiano de perdón que inspiró su creación, siempre que, unos y otros, fueran de nacionalidad española y religión católica».

El proceso para recibir los restos en el Valle de los Caídos se puso en marcha con circulares del ministro de la Gobernación, Camilo Alonso Vega, a los gobernadores civiles, en mayo y octubre de 1958. Dando plazos muy ajustados, pedía relaciones de enterrados («caídos o inmolados») que pudieran trasladarse a Cuelgamuros, y daba instrucciones para que todo estuviera dispuesto, en febrero del año siguiente, en lugares de reunión, en cajas, con restos individuales o colectivos, para que los recogieran camiones enviados desde Madrid.

El gobernador de Albacete envió su primera circular a los alcaldes el 26 de mayo de 1958. Les daba 15 días para que enviasen relaciones de «caídos en batalla o sacrificados por la patria» o de personas enterradas, que cumplieran los requisitos, «y cuyos más próximos parientes expresen el deseo o presten su aquiescencia para que sus restos sean trasladados al Monumento».

Para estas labores se ofrecía la colaboración de la Guardia Civil y de los párrocos. Entre los documentos conservados en el Archivo Histórico Provincial figuran las autorizaciones del obispo Arturo Tabera y del arzobispo de Toledo, Enrique Pla y Deniel, para las exhumaciones y demás trámites.

Como siempre, hubo alcaldes y ayuntamientos más o menos eficientes; rápidos y lentos, concisos y barrocos. Pero el tono general era notoriamente frío, burocrático. En todo caso, destaca el trabajo del Ayuntamiento de Albacete, que envió dos relaciones. En una, la lista de «nuestros caídos», 251 personas, especificando profesión y fecha de la muerte, en 1936 y 1937. Hay cuatro nombres en los que se anota que los familiares autorizan el traslado de los restos al Valle de los Caídos.

En la otra, la relación de «caídos en este término municipal a la liberación de esta capital», con 705 nombres, de muertos entre 1939 y 1948. No se hace constar que se haya autorizado, entre ellos, ningún traslado a Cuelgamuros.

En algunos casos, los ayuntamientos contestaron que no existían muertos que pudieran ser enviados; en otros, como el de Tobarra, respondieron que «no obstante la difusión que se ha llevado a cabo y requerimientos efectuados a familiares de cuantos cayeron en nuestra Cruzada, ninguno de ellos ha manifestado deseos de que los restos de dichos caídos sean trasladados al Valle de los Caídos».

Respuestas

El tono de la respuesta de Villalgordo del Júcar era aún más tajante: los familiares de los dos caídos «por Dios y por España en nuestra pasada guerra de Liberación», que reposaban en un panteón familiar habían manifestado «que no están dispuestos a trasladar los restos al Valle de Cuelgamuros».

También Alcaraz, como otros, comunicaba que los familiares «no prestan su conformidad». Otros, como Molinicos, indicaron que no era posible localizar a familiares de algunos enterrados. Carcelén afirmaba que «en este municipio no hubo asesinados por los marxistas».

También llegaron, acompañados de las autorizaciones de los familiares (con póliza de 3 pesetas), las respuestas de quienes sí autorizaban el traslado. Algunas de estas comunicaciones respondían considerando un honor para la memoria de sus familias el hecho de que los restos reposasen en el mausoleo.

Despedida

La primera relación quedó fijada en marzo de 1959. La componen 51 cuerpos de Albacete, ocho de Chinchilla, tres de Tobarra, y uno por cada uno de los municipios de Almansa, Letur y La Roda. 34 de los cuerpos de Albacete y dos de Tobarra no estaban identificados. Se enviaban, detallaba el gobernador, en siete urnas colectivas y once individuales.

Los trabajos se precipitaron al final para llegar a tiempo a la fecha fijada para el envío de los cuerpos, el 18 de marzo de 1959. Se prepararon los cuerpos en cajas de 60 por 60 centímetros, o en otras mayores los restos colectivos y dos de cadáveres momificados (un imprevisto que hubo que solucionar a última hora).

En la capilla del Cementerio se celebró una misa de réquiem, un «sencillo y emotivo acto», según el diario La Voz de Albacete. Llama la atención que este diario, el único de la provincia en ese momento, dedicó las obligadas y generosas páginas que la ocasión requería a la inauguración del Valle de los Caídos, pero no publicó en esos días un solo dato local o provincial sobre los caídos que Albacete aportaba al monumento.

En todo caso, la documentación deja constancia de que, después del primer envío para la inauguración, pudo haber otros. Una circular del Gobierno Civil del 24 de junio de 1959 afirmaba que «hemos venido recibiendo algunas nuevas peticiones de traslados de restos», y que el Ministerio había decidido que «podrán seguir realizándose», para lo que se volvían a enviar circulares a los ayuntamientos.


El Gobierno censa los restos del Valle de los Caídos

marzo 21, 2010

Patrimonio y Justicia han firmado un convenio para digitalizar los archivos de la abadía. Los familiares de los republicanos trasladados allí sin permiso podrán pedir su salida del recinto

(Foto no procedente del artículo citado aquí abajo)

DIEGO BARCALA – MADRID – 21/03/2010 08:00

Los republicanos saldrán del Valle de los Caídos. El Gobierno ha elaborado un censo de enterrados en el mausoleo para facilitar a las familias que lo soliciten un lugar digno para el descanso de sus antepasados. El proyecto cuenta con un presupuesto de dos millones de euros para que las víctimas dejen de descansar junto al culpable de su muerte, el dictador Francisco Franco.

El pasado 1 de septiembre, tan sólo dos días después de que el Congreso instara al Ejecutivo a facilitar a las familias la exhumación de sus antepasados, se firmó el convenio entre el Ministerio de Justicia y el de Presidencia para llevar a cabo el compromiso. Desde entonces, se han digitalizado los tres libros de registro que la abadía benedictina conserva en el valle de Cuelgamuros para cruzar los datos de entrada de cuerpos con los documentos guardados en el Archivo General de la Administración que indican el origen de los restos.

40.000 republicanos pueden estar enterrados en Cuelgamuros

El dictador comenzó su propia memoria histórica para la inauguración del recinto en 1959. Puso a los gobernadores civiles a elaborar mapas de fosas por provincias, a exhumar los cadáveres y a trasladarlos para la inauguración que conmemoraba «20 años de paz». En el camino profanó las fosas de fusilados republicanos y gastó el equivalente a 226 millones de euros. La dignificación de esos cuerpos robados costará sólo dos millones.

El método del Gobierno para sufragar el proceso es a través de las subvenciones que el Ministerio de Presidencia otorga desde 2006 a los proyectos de recuperación de la memoria histórica. Una enmienda presentada por IU, ICV y ERC a los últimos Presupuestos Generales del Estado aumentó en dos millones, los 1,5 previstos para todos los proyectos que las asociaciones presentaran para 2010.

Sin embargo, los solicitantes están esperando a que se publique la convocatoria de esas subvenciones, que llevan cuatro meses de retraso. La oficina de atención a las víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura asegura que sólo ha recibido una solicitud, pese a que este suceso fue denunciado ante la Audiencia Nacional por decenas de afectados. Ese solicitante es Fausto Canales, quien conoce el lugar exacto de los columbarios donde los franquistas depositaron las cajas de los fusilados en Aldeaseca (Ávila), entre los que estaba su padre. «En la investigación descubrí que mi tío también había sido trasladado desde Griñón (Madrid)», explica Canales.

Esos cuerpos de fusilados por los partidarios de los golpistas no tienen nombre ni apellidos en los registros. Los burócratas benedictinos tan sólo censaron con nombre y apellidos a 33.847 cadáveres. Todos de su bando. Los republicanos entre 15.000 y 40.000 según los investigadores fueron señalados por el pueblo de procedencia. Unas fotografías realizadas por la agencia Efe de los traslados en 1959 muestran cómo las cajas eran selladas con el nombre de la localidad de origen.

El 23-F rompió el proceso

El proyecto cuenta con un precedente de 103 cuerpos exhumados en 1980

No será la primera vez que se realice un proyecto de este tipo en el Valle de los Caídos. En 1980 fue creada una comisión dirigida por el historiador Javier Tussel, que organizó la exhumación de 103 personas llevadas allí desde Lodosa (Navarra). El golpe de Estado del 23-F, un año después, paralizó cualquier intento de alteración de las tumbas.

En 2004, la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, retomó la labor y visitó el Valle de los Caídos para elaborar un estudio sobre el estado de los restos. Fuentes de Patrimonio Nacional institución del organigrama de Presidencia aseguran que los restos están «en un estado de conservación preocupante por las condiciones de humedad».

El Gobierno ha presupuestado dos millones de euros para los trabajos

Canales no pierde la esperanza: «Puede que haya habido filtraciones, pero si hubo un precedente en 1980, también se puede hacer ahora. Habrá que hacer pruebas de ADN y lo que haga falta».

http://www.publico.es/espana/302344/gobierno/censa/restos/valle/caidos

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Foto cedida por Fausto Canales Bermejo

( Imagen que no figura en el artículo siguiente)

«Mi caso demuestra que Garzón no prevaricó»

Fausto Canales optará a una ayuda para recuperar los restos de su padre

D.B – Madrid – 21/03/2010 08:00

Fausto Canales lleva 11 años buscando a su padre. En 1999 se jubiló y emprendió la investigación de su vida que lo llevó a descubrir la desagradable noticia de que los verdugos de su padre profanaron el pozo que usaron como fosa común para llevarlo en 1959 al recinto que serviría para honrar a Franco.

«En 2000 empezamos las entrevistas a los vecinos de Aldeaseca hasta que dimos en un bautizo con uno que presenció la exhumación de 1959. El rumor de que se los habían llevado corría como la pólvora en el pueblo, pero cuando hicimos la exhumación en octubre de 2003 comprobamos que en el pozo sólo quedaba una calavera y unos huesos sueltos», recuerda Canales. Con la confirmación de la profanación, Fausto confeccionó un dossier que llegó a la negociación de la Ley de la Memoria, aprobada en diciembre de 2007.

Dos días antes de que se aprobara el texto, Canales tenía la confianza de que las exhumaciones en Cuelgamuros serían incluidas, pero no fue así. «Optamos entonces por la vía judicial y denunciamos ante la Audiencia Nacional», explica. Garzón se hizo cargo del caso y llegó a pedir la exhumación de los restos del valle. En ese momento, la fiscalía se opuso y el caso de Canales acabó en el juzgado de San Lorenzo de El Escorial, que finalmente en julio del pasado año comunicó que la propia Ley de la Memoria debería resolver el asunto. «Es decir, que Garzón tenía razón y no prevaricó al pedir la exhumación», opina Canales.

El dossier de Fausto con toda la documentación acabó en el Ministerio de Justicia, que le comunicó hace pocas semanas que Presidencia resolvería su caso.

http://www.publico.es/espana/302348/caso/demuestra/garzon/prevarico

Nota de La Memoria Viv@ : Fausto  envia estas  aclaraciones necesarias para el artículo que precede :

1º.- Efectivamente son 33.847 el nº de asientos del Libro -registro de Patrimonio Nacional. De estos registros, 21.200 corresponden a personas identificadas( entre ellas está la de mi tío, caja 10.672 , piso 1º, cripta Africa, nº de registro 31.285) y 12.647 registros pertenecen a personas sin identificar o desconocidos y entre  estos últimos está mi padre junto a otros seis paisanos, entre ellos una mujer, de Pajares de Adaja ( caja 198 situada en la cripta derecha, piso 1º, detrás de la capilla del Sepulcro), asesinados el 20 de agosto de 1936 en las inmediaciones de Aldeaseca, exhumados el 1.03.1959 por comitiva oficial y tasladados al Valle el 23.03 1959, una semana antes de la inauguración.
Esta aclaración, en cuanto a restos de personas registradas.
2º.-En cuanto al precedente de Navarra, te adjunto la relación de alfabética de pueblos que tenían restos mortales inhumados en el Valle de los Caídos , en total 133 y que fueron rescatados en febrero de 1980 despues de numerosas gestiones iniciadas en mayo de 1979 por una comisión  de cinco personas de familiares, nombrada por los interesados .
Javier Tussel no dirigió ninguna comisión y solo represento´el papel oficial de recibir a los familiares cuando vinieron a recogerlos al Valle de los C. ,despues de haber conseguido autorización, siendo crucial para ello el haber amenazado con publicar en prensa las largas que les daban para conseguir su objetivo. En aquellos tiempos  se temía profundamente que este asunto trascendiera  a la prensa.
Por cierto que solicitada constancia de dicha autorización a Patrimonio Nacional , no han encontrado documento alguno de la misma.
3º.Adjunto tambien archivo de la foto que has publicado , obtenida por Gonzo, de EFE, pero haciendo patente donde está ubicada la caja 198 que contiene ,entre otros, los restos de mi padre.

Un saludo.
Fausto Canales

En este blog podeís consultar varias paginas relativas a la lucha permanente de nuestro amigo y colaborador Fausto Canales  Bermejo, para recuperar los restos de su padre  y de su tío. Al igual que se puede comprobar su apoyo incesante a los colectivos memorialistas:

https://lamemoriaviva.wordpress.com/2009/05/22/los-restos-de-133-personas-sacados-del-valle-de-los-caidos-en-febrero-de-1980/

https://lamemoriaviva.wordpress.com/2009/07/06/el-valle-de-los-caidos-en-cnn/

https://lamemoriaviva.wordpress.com/2009/07/09/dos-jueces-devuelven-a-garzon-la-causa-contra-franquismo/

https://lamemoriaviva.wordpress.com/2009/09/03/en-pajares-de-adaja-avila-homenaje-a-diez-asesinados-por-la-barbarie-fascista-un-encuentro-lleno-de-emocion/

https://lamemoriaviva.wordpress.com/2009/10/01/el-gobierno-elaborara-un-censo-de-los-republicanos-enterrados-en-el-valle-de-los-caidos/

https://lamemoriaviva.wordpress.com/2009/12/11/fausto-canales-galardonado-v-distinciones-pablo-iglesias-de-la-ugtavila/

https://lamemoriaviva.wordpress.com/2009/02/04/vivencias-y-actividad-relacionadas-con-la-desaparicion-forzada-de-mi-padre-valerico-canales-jorge/

http://jordicarreno.wordpress.com/2008/12/04/fausto-canales-y-la-lucha-interminable/


Garzón: «Algunos han pasado el límite de lo aceptable en un Estado de Derecho…

marzo 21, 2010

El magistrado se defiende confesando que vive «una situación injusta» y está convencido de que los procedimientos abiertos contra él se deben a «intereses»

El juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, interviene durante el XXII Congreso de Derecho Penal de la Universidad de Salamanca. EFE.

PÚBLICO.ES / AGENCIAS – Salamanca – 18/03/2010 19:14

Baltasar Garzón no se siente «acosado» en su trabajo diario, aunque sí considera que la situación que vive es «injusta».

«Hay muchas personas, y algunos en particular», que «han pasado el límite de lo asumible y aceptable», ha apuntado sin citar nombres en particular.

El Tribunal Supremo tiene abiertos tres procesos judiciales («que no son agradables», ha afirmado) en su contra: uno por declararse competente para investigar las desapariciones durante el franquismo y la Guerra Civil, otro por percibir supuestamente dinero del Banco Santander para su estancia en la Universidad de Nueva York y un tercero por las escuchas a imputados del caso Gürtel.

Para Garzón, que ha intervenido en una mesa redonda en el XXII Congreso de Derecho Penal de la Universidad de Salamanca, los ataques que recibe no obedecen a errores en su labor como magistrado, sino  a «intereses que no se comparecen bien con la Justicia».

«Soy un ciudadano normal que aspira a tener las garantías que todo ciudadano tiene ante la Administración de Justicia, creo en esa Administración de Justicia y cuando toque y cuando así se deba establecer, quedará clarificada toda la situación», ha aventurado.

El magistrado no comparte la admisión de las tres causas en el Tribunal Supremo y, por eso, su defensa ha presentado los «recursos correspondientes».

El juez Velasco

Preguntado sobre si el Gobierno ha apoyado o no al juez Eloy Velasco tras la polémica con Venezuela por la presunta colaboración del Gobierno de aquel país con ETA y las FARC, Baltasar Garzón ha asegurado que el Ejecutivo sí ha salido en defensa de Velasco.

Metido en cuestiones de corrupción, ha abogado por buscar medidas previas a los hechos y que la Justicia cuente con herramientas que permitan una mayor premura a la hora de actuar y, en este sentido, señaló que la respuesta en España a la corrupción es «buena».

Público.es


El vicepresidente del CGPJ quiere apartar ya al juez Garzón. De Rosa sostiene que «nadie tiene méritos adquiridos» para ser considerado de forma diferente por la Justicia…

marzo 21, 2010

De Rosa el día que compareció en el Congreso para ser elegido vocal. – MARTA JARA

Á. VÁZQUEZ – MADRID – 20/03/2010 00:05

El vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial, Fernando de Rosa, se mostró ayer partidario de suspender ya al juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón por los tres procedimientos que ha abierto en su contra el Tribunal Supremo. El número dos del órgano encargado de velar por la independencia judicial defendió una reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial que establezca la suspensión automática de los jueces contra los que se admita a trámite una querella, para evitar «desenfocar el problema», como, a su juicio, ocurre en el caso Garzón.

En Onda Cero, Fernando de Rosa explicó que «sería sano para la sociedad y la Justicia» que los magistrados que tengan abierto un procedimiento, «por apariencia de objetividad», no sigan conociendo de los asuntos que correspondan a sus juzgados.

De Rosa pasó por alto la doctrina del Consejo en materia de suspensiones cautelares de magistrados y, sin decirlo directamente, dio a entender que él era partidario de no esperar a que el Supremo dicte auto de procesamiento o de apertura de juicio oral, es decir, de no aguardar a la resolución que significará que Garzón irá a juicio.

De Rosa pasó por alto la doctrina del Consejo en materia de suspensiones cautelares de magistrados

Hasta ahora el Consejo sólo ha acordado la suspensión cautelar de magistrados con la admisión a trámite de una querella, cuando esta procedía de la fiscalía. Cuando es de parte como las admitidas contra Garzón, sólo se ha suspendido cautelarmente al juez Ferrín Calamita, y porque el fiscal apoyó a las querellantes.

De Rosa insiste en que se ha apartado del proceso abierto a Garzón, pese a que su amistad desde los 18 años con el presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, no implica que sienta enemistad hacia el juez de la Audiencia Nacional. Aseguró que se apartaba para «no dar ni un argumento, ni una sombra de duda que permita decir que se está actuando de una manera diferente a lo que haría con cualquier persona que ha cometido un delito».

Que se aparten «los amigos»

Según De Rosa, en el CGPJ, «evidentemente, hay amigos declarados» de Garzón, que «por dignidad» deberían apartarse del proceso, como hicieron él y Margarita Robles. La tercera vocal recusada por el juez, Gemma Gallego, se ha negado a abstenerse. El vocal que fue abogado de Garzón, José Manuel Gómez Benítez, hasta ahora se ha abstenido en los asuntos del juez.

El vicepresidente también se refirió a las manifestaciones de Garzón relativas a que es víctima de una situación «muy injusta» que proviene de «intereses que nada tienen que ver con la Justicia». «He sido juez penal mucho tiempo y todos [los que comparecían ante mí] alegaban lo mismo», afirmó.

Y añadió: «Nadie puede considerar que tiene méritos adquiridos con anterioridad para que la Justicia actúe de manera distinta. Cuando alguien comete un delito es objeto de un procedimiento»

Público.es


TRIBUNA: FANNY RUBIO El juez Garzón y la elegía…

marzo 21, 2010

FANNY RUBIO 21/03/2010

Desde que Jorge Manrique escribiera las Coplas de pie quebrado a la muerte de su padre, la elegía es seguramente el género más aceptado de nuestro bagaje cultural. Los pueblos conjuran desde antiguo la muerte con el canto por los que se han marchado y hasta los animales tienen maneras que un zoólogo podría explicar para compartir ritualmente la muerte de sus iguales. En nuestra cultura contamos con grandes elegías-río que han pasado a formar parte de la literatura: el Arcipreste de Hita, Espronceda, García Lorca, Miguel Hernández, León Felipe o Luis Cernuda inmortalizaron a Trotaconventos, Teresa, Sánchez Mejías, Ramón Sijé y otros.

El Tribunal Supremo se apresta a negarles a más de cien mil españoles el recuerdo y la justicia.

No existe idioma sin plantel elegíaco, no hay democracia que no cante a sus muertos de guerra, pues ellos sacralizan el espacio común. Por eso es triste que la elegía pendiente de nuestras víctimas del franquismo y su reparación por parte de la Justicia puedan acabar en un borrón que difumina ciento catorce mil nombres de desaparecidos en las cunetas de nuestra tierra, si se corta la mano -como en las tiranías que rechazamos cada día- de quien osó levantar el velo ignominioso. ¿Hay que exigirle a un juez que no se conmueva por tanto dolor infligido, que no mueva un folio y escriba, a su manera, la elegía? ¿Existe la fórmula jurídica que pueda enjugar las últimas lágrimas pendientes de los que se quedaron en el mayor desvalimiento, y reconocer en nombre de un Estado democrático el sacrificio de tantas vidas arrebatadas que permanecen en el más cruel anonimato? ¿Puede la Justicia encogerse de hombros cuando lee testimonios fehacientes relativos al robo de treinta mil menores arrancados a sus madres republicanas a lo largo de dos decenios, niños de ayer que hoy desconocen su identidad original cuando los saludamos en nuestro trabajo, en la peluquería o en el supermercado?

Si quienes velan por el Estado de Derecho entonan la «antielegía», es decir, la negación documentada de la reparación, el olvido de las víctimas y el desprecio al dolor infligido, pervivirá la mutación histórica de una cadena de generaciones españolas crecidas en el engaño. ¿Es eso lo que se persigue? La magistrada Margarita Robles, vocal del Consejo del Poder Judicial, en un escrito oficial en que anuncia su inhibición del proceso de suspensión abierto al magistrado Baltasar Garzón que la recusa, utiliza licencias más propias de un ejercicio escolar que de un documento jurídico de inhibición, empleando un «tú más», o «tú antes que yo» al llamar a la recusación por «enemistad manifiesta» de que es objeto, «especulaciones y disertaciones literarias», es decir, boberías propias de escritores, profesores o críticos creadores de elegías.

Sin embargo, la Justicia es compatible con la práctica literaria, como sucede en el documento de la instrucción que da trámite a la querella contra Baltasar Garzón, donde se hacen referencias coloquiales al «artilugio jurídico montado» por el único juez que ha osado levantar el velo de la impunidad del franquismo. Baltasar Garzón es retratado en su celo profesional como si hubiese sido afectado por una suerte de bulimia hiperactiva. ¿Es lógico asombrarse de que el hoy querellado juez pida asesoramiento a un grupo de expertos? ¿Es por ello por lo que éste tiene «motivos ocultos», o tal vez cierta bulímica actividad «pretendidamente investigadora»? En nuestro país, abundoso en elegías que honran a quienes ya no están, ¿pudiera caber, no obstante, el vilipendio añadido a un ciudadano cercado por alianzas contra-natura, adivinado inquisitorialmente en sus más íntimos pensamientos y acusado en su «momento culminante de antijuricidad», como relata el documento inculpatorio?

No hacía falta referirse al franquismo como hecho barroco de «brutales efectos de aquel plan de los asesinos y torturadores», cuando leemos todos los días que está probado por la justicia internacional que se llama, sencillamente, «crimen contra la humanidad». Sin embargo, lo de «brutal efecto de aquel plan de asesinos y torturadores», que el documento instruido por el magistrado Varela señala como propio de aquella detestable posguerra, nos aleja demasiado, por hiperbólico o truculento, de una realidad de la que parten desgraciadamente las terminales nerviosas de una compleja gama de españoles, situados entre el silencio y la exigencia de verdad, y en la que permaneceremos enrocados, per secula seculorum, si tiene lugar la «ejemplarizante» inhabilitación de un juez por un delito que el Ministerio Fiscal no reconoce.

A veces convendría retornar, de la novela negra tomada por los pelos al arte que conmueve, a los ojos abiertos de quienes, pese a lo peor, resistieron hasta el final dignificando la memoria de todos y a quienes el más alto tribunal de su país podría negar en breve el juez y la elegía.

Fanny Rubio es escritora y catedrática de Literatura Española de la Universidad Complutense de Madrid.

El País.com


REPORTAJE: «El hallazgo de un artista olvidado»: Un tesoro oculto en negativos…

marzo 21, 2010

Puerta del Sol

Sale a la luz el archivo de Ragel, retratista de Madrid desde el reinado de Alfonso XIII hasta la Guerra Civil – Fotografió en secreto los papeles del ‘oro de Moscú’

PABLO DE LLANO – Madrid – 21/03/2010

Diego González Ragel fue dos fotógrafos en una sola persona. Uno, el del Madrid de los años veinte y treinta, vivo, lúdico y fecundo; el otro, el de la posguerra, mustio, improductivo, una sombra de lo que fue. La Guerra Civil partió en dos la carrera de este reportero gráfico, que languideció en una oficina del Banco de España hasta su muerte, en 1951, y cuyo archivo quedó aparcado hasta hoy en casa de un nieto, oculto al público general.

El Museo de la Ciudad desentierra su obra con una muestra monográfica abierta hasta el 30 de mayo. Su comisaria, María Santoyo, bisnieta de Ragel (Jerez, 1893-Madrid, 1951), no conoció el tesoro familiar hasta hace cuatro años, cuando, navegando por Google, dio con el pariente que lo custodiaba, su tío lejano Carlos González Ximénez. «Me invitó a ver el archivo que tenía en casa. Fui allí, pasé al desván y aluciné», recuerda Santoyo, historiadora de 30 años.

Ragel llegó a Madrid en 1915 y allí trabajó el resto de su vida. Las fotografías de sus primeros 20 años en la capital son retratos fabulosos de la ciudad y del campo castellano, de sus paseos por las calles madrileñas y de las monterías que disfrutaba con sus amigos aristócratas, cuando lucía entre la clase alta la costumbre de hacer política y vida social con la escopeta al hombro y una liebre colgando del cinto.

De sus jornadas de caza salieron piezas que son antropología de Castilla: la fotografía de un alimañero con un lobo a la espalda; una familia de guardeses alineada ante la cámara con la mirada atávica, o un furtivo con nombre propio, El Picorroto, con la cara escondida de la luz como un malo de película de John Wayne.

Su ojo tenía un filtro fino para los rostros. Era amigo de la familia del pintor Sorolla e hizo retratos al patriarca, un gran primer plano en la playa valenciana de la Malvarrosa, y a su hijo Joaquín, un dandi que posa muy exquisito, vestido de negro entero y con un aire malhadado. También fotografió a su hermano Carlos, un pintor que hizo de su vida una oda al artista maldito. «Se hacía llamar Skeletoff y pintaba esqueletomaquias», cuenta Santoyo. «Era un señorito jerezano. Se dio a la bebida, empezó a montar escándalos y acabó encerrado en el psiquiátrico de Ciempozuelos. Murió allí en 1969».

La fotografía de Ragel era jovial aun cuando trataba de asuntos serios. En 1930 tomó la imagen del momento en que el rey Alfonso XIII despidió al general Miguel Primo de Rivera camino de su exilio a París. Se aprecia bien el saludo y la corte que acompañaba a las autoridades y el humo que flota por la estación. Pero el enfoque de la imagen apunta en primer término a la rueda delantera de un lujoso coche Packard Eight. «Siempre le podía lo lúdico», dice su bisnieta.

A partir del inicio de la Guerra Civil, la carrera del fotógrafo andaluz oscurece. Pasa de trabajar para periódicos y revistas a acompañar al general José Riquelme, jefe de la Primera División del Ejército Republicano en Madrid. De esta etapa queda muy poco. Ragel se deshizo de las fotografías y se cubrió las espaldas, por su servicio al Gobierno anterior, ofreciéndole al bando nacional unos documentos que hizo durante la guerra por un encargo clandestino.

Manuel Arburúa, un alto cargo del Banco de España, preocupado por el destino del dinero y el oro que los republicanos sacaban al extranjero -el célebre oro de Moscú-, llamó en secreto a Ragel para que que registrase con fotografías las operaciones realizadas. «Él guardó los clichés durante la guerra», explica su bisnieta. «En 1939 se los entregó al Ministerio de Hacienda de Franco. Fue su salvoconducto para quedarse en Madrid sin riesgos».

Ragel sobrevivió. Pero murió como artista. Guardó los negativos de su otra vida y firmó como fotógrafo de cámara del Banco de España. «A partir de 1941 sus imágenes pierden el tono lúdico. Era un vividor, un amateur de la fotografía, y pasó a ser un gris funcionario», lamenta Santoyo.

El País.com

La Puerta del Sol

Ragel, un maestro olvidado

FOTOS – RAGEL – 18-03-2010

Imagen del centro de Madrid, tomada 1928.- RAGEL


REPORTAJE: FRANCO LO SUPO: Excelencia, esto ocurre en Auschwitz…

marzo 21, 2010

El Gobierno de Franco supo de los horrores de los nazis contra los judíos. El joven diplomático Sanz Briz, destinado en 1944 en Budapest, envió a Madrid un informe que avisaba del exterminio en Auschwitz. Hasta ahora tenía el sello de «No mostrar»…

Franco y Hitler en Hendaya, en 1940.- EFE

JUAN DIEGO QUESADA 21/03/2010

Una mañana, de los vagones bajan 45.000 judíos llegados de Salónica, demacrados y hambrientos. Unos 10.000 son seleccionados para los campos de trabajo y al resto los envían directamente al crematorio. Los que se salvan, hacinados en barracones, no soportan las duras condiciones del lugar y al poco tiempo enferman de paludismo. Los guardias alemanes, con sus botas militares y los perros, les recomiendan que vayan al hospital del campo de concentración, algo que desaconsejan los prisioneros veteranos. Saben cómo se las gastan allí. A pesar de las advertencias, los griegos se presentan en el centro médico, donde a medida que van pasando reciben en el corazón una inyección de fenol que acaba con sus vidas. Sus cadáveres se apilan más tarde en la puerta del bloque de enfermería, donde nunca entra el sol. Eso no tiene ninguna importancia aquí, en Auschwitz-Birkenau, 1943.

El documento recoge esquemas del lugar y relatos de los asesinatos que se estaban produciendo

Una camarilla de judíos colaboracionistas retiraba los cadáveres del crematorio y rapiñaba sus pertenencias

Incluso para la resistencia antinazi era difícil de imaginar que algo así estuviese pasando con los judíos

«El tema del Holocausto quemaba a Franco, le traía muchos dolores de cabeza. Casi tantos como a la propia Iglesia»

Estos detalles del día a día en el mayor campo de exterminio de la Alemania nazi, donde fueron aniquiladas entre 1,5 y 2,5 millones de personas, quedaron reflejados en un informe que dos jóvenes eslovacos escribieron tras escapar del lugar. El texto, escrito a máquina y en un dificultoso francés, llegó a manos de Ángel Sanz Briz, un joven diplomático español destinado en el Budapest ocupado por los nazis. Tras leerlo, remitió el documento en agosto de 1944 al ministro de Asuntos Exteriores, José Félix de Lequerica. No consta que Sanz Briz recibiese una respuesta.

El puñado de papeles que el diplomático envió a Madrid iba precedido de una carta a «Vuestra Excelencia» en la que informa «sobre el trato a que se condena a los judíos en los campos de concentración alemanes». Desvelaba que se los habían hecho llegar «elementos de la junta directiva de la organización sionista de la capital». «Su origen, pues», se dice en la misiva, «le hace sospechoso de apasionamiento. Sin embargo, por los informes que he podido obtener de personas no directamente interesadas en la cuestión y de mis colegas del cuerpo diplomático aquí acreditado, resulta que una gran parte de los hechos que en él se describen son, desgraciadamente, auténticos». Los papeles permanecían hasta ahora en los archivos del ministerio, en una carpeta donde se lee «no mostrar». Ahora sirven para confirmar hasta qué punto el Gobierno de Franco, simpatizante de Hitler en la Segunda Guerra Mundial y ambiguo en sus posiciones hacia el final de la contienda, conocía con todo detalle el plan que los nazis estaban llevando a cabo para exterminar a los judíos.

En el Budapest ocupado por los nazis, Sanz Briz era un tipo elegante, joven, de misa diaria. Un hombre de fe, en resumen. Era el encargado de negocios en la legación española. Había llegado a la capital de Hungría para sustituir a Miguel Ángel Mugiro, un hombre muy crítico con los dirigentes húngaros que se mostraban serviles con los nazis. Mugiro denunció varias veces a Madrid los abusos que se estaban cometiendo con los judíos en el país, injusticias que había visto con sus propios ojos, como el saqueo que estaban sufriendo los comerciantes. El Gobierno de Madrid le sustituyó por el joven Sanz Briz para mejorar las relaciones con Hungría. No fue así.

Sanz Briz participó casi desde su llegada a Budapest en unas reuniones secretas con diplomáticos de otros países neutrales, incluido el nuncio apostólico, en las que se buscaba la forma de ayudar a los miles de judíos húngaros que en ese momento estaban siendo transportados a los campos de exterminio. Mientras se producían esos encuentros secretos, por las calles de esa ciudad también andaba Adolf Eichmann, uno de los cerebros de la llamada Solución Final, el plan de la Alemania nazi con el que se pretendía culminar el genocidio de la población judía. Eichmann, meses antes, había negociado con los aliados el canje de un millón de prisioneros por una cantidad de dinero que le permitiese seguir costeando la guerra.

Foto de archivo de los supervivientes del campo de concentración de Auschwitz tras la llegada liberadora de los soldados soviéticos, el 27 de enero de 1945.-

«En los vagones de camino a los campos de concentración no sólo van hombres, sino también mujeres, niños y ancianos. Es difícil de creer que vayan a trabajar…», dice Sanz Briz en una de sus comunicaciones con Madrid. Después de mucho insistir, le autorizaron a repatriar a «algunos» judíos de origen español. Hungría, último país ocupado por los nazis, le permitió expender 200 pasaportes. Pero el diplomático buscó un salvoconducto para tramitar cientos de pasaportes y cartas de protección en las que garantizaba el origen sefardí de miles de judíos que en realidad no lo eran. Siempre sellaba las cartas y los visados con números inferiores a 200, lo que despistó a la burocracia húngara.

El documento enviado a Madrid el 26 de agosto de 1944 era similar en muchos aspectos al que elaboraron Rudolf Vrba y Alfred Wetzler, los prisioneros números 44.070 y 29.162, tras fugarse en abril de 1944. En éste en concreto no se especifican los nombres de los protagonistas, tan sólo que se trata de dos jóvenes israelíes eslovacos, deportados en 1942, que pasaron dos años en el campo de concentración y que «milagrosamente» consiguieron escapar sanos y salvos. «Hoy día se encuentran en países neutros», aclara el texto, en el que se incluyen esquemas del campo de campo de concentración y de las cámaras de gas. También se añaden cifras aproximadas de los asesinatos que se habían producido, guardados en la memoria de los testigos, que aseguran que sólo han relatado hechos que ellos han visto. Por prudencia, ni siquiera se anotaron las macabras historias que otros prisioneros les contaban.

No es casualidad que los presos recalquen que todo lo que escriben, toda la putrefacción de los cadáveres, los tiros en la nuca, el gas de las cámaras que relatan, lo hayan visto, escuchado y olido. Quedan en sus memorias el humo de las pistolas, las pisadas de las botas de los militares de las SS. No es casualidad. En la Primera Guerra Mundial, uno y otro bando contaron crímenes que en muchos casos no eran ciertos, y eso había quedado en la memoria de la generación de Sanz Briz, obsesionada por verificar («su origen, pues, le hace sospechoso de apasionamiento») la certeza de los relatos. Un año y medio antes de que llegase este documento a Madrid, los Gobiernos aliados publicaron una declaración conjunta que denunciaba la matanza sistemática de los judíos. Desde ese momento, se puede decir que existía conocimiento general del Holocausto. En los países ocupados por Alemania se lanzaron folletos donde se decía que quien colaborase con esta barbarie sería juzgado. Pero otra cosa era conocer los detalles concretos, la historia desde dentro. Y esa parte hasta entonces desconocida en España es la que hizo llegar Sanz Briz al Gobierno del general Franco: «Ahí se demuestra que Franco conocía con exactitud el tamaño de la matanza. No admite dudas», cuenta desde el otro lado del teléfono Bernd Rother, historiador alemán y autor del prestigioso libro Franco y el Holocausto.

Rother, que estuvo indagando durante años en los archivos desclasificados españoles, asegura que el informe de Sanz Briz empezó a circular por las esferas de Budapest en mayo de 1944. Los rumores de que la Solución Final caminaba con paso firme eran insistentes y lo confirma que en esas fechas, concretamente entre abril y julio, habían sido deportados 450.000 judíos húngaros a los campos de exterminio. Incluso para miembros de la resistencia antinazi era difícil de imaginar que estuviese ocurriendo algo así, por lo que unos documentos que contasen con exactitud qué demonios ocurría en esa especie de fábrica gris rodeada de alambrada tenían relevancia. «Sanz Briz demostró una vez más su coraje», apuntilla Rother. Al historiador le sorprende incluso que después de haber expedido los falsos pasaportes y de haber enviado la historia de los dos jóvenes polacos no fuese destituido fulminantemente. Después llegó incluso a continuar una exitosa carrera diplomática que le llevó por varios países del mundo.

En Auschwitz, mientras, no paraban de llegar vagones repletos de judíos. A la entrada se encontraban con un imponente cartel: «El trabajo os hará libres». Los recién llegados recibían cada día una libra de margarina y una cucharada de mermelada, a lo que se acompañaba con un café o un té frío, según se lee el documento de Sanz Briz. La sopa que se servía a mediodía estaba hecha con agua sucia y una remolacha, mientras que cuando caía la noche se repartían, en teoría, 300 gramos de pan, aunque al final la cosa se solía quedar en la mitad. En el campo se abrió el Instituto de Higiene, en un bloque aislado de los otros. Se dividía en internos, infectados y cirugía. En su interior se provocaban heridas de guerra para ver de que forma curaban después, se hacían estudios raciales con los esqueletos de los prisioneros y se trataban las enfermedades contagiosas. Además, se hacían investigaciones sobre los efectos de la altitud, las bajas temperaturas o la ingesta de agua del mar. Siempre con los presos como cobayas y en contra de su voluntad.

El primer crematorio se inauguró en marzo de 1943 con 8.000 judíos de Cracovia que fueron gaseados e incinerados. Los jóvenes eslovacos narran que para la ocasión llegaron desde Berlín oficiales y dignatarios civiles que se tomaron la ocasión como una fiesta. «Comprobaban con gusto lo que ocurría en la cámara de gas y al final daban libre curso a su asentimiento». En la puerta del crematorio se colocó un paredón de fusilamiento, antes situada en otra parte del campo.

La nueva ubicación facilitaba la labor de limpieza de los sonderkommandos, unidades de trabajo compuestas por judíos, encargados de colaborar con sus propios verdugos a cambio de algunos meses más de vida. Eran los encargados de retirar los cadáveres de las cámaras de gas y de rapiñar entre las pertenencias de los muertos. Los demás prisioneros evitaban acercarse a ellos por el olor que desprendían y por su fama de violentos. «Yo asistí en una escena en la que un joven judío polaco explicaba a un hombre de las SS el verdadero modo de matar a un hombre sin ningún arma». Eran capaces de hacerlo con las manos. Y eso en Auschwitz no era un crimen. Sencillamente se recogía al muerto con una carretilla y se apuntaba su número de prisionero en un documento donde se registraban las bajas. Sin especificar cómo se había producido el óbito. Eso no tenía importancia en este lugar, al fin y al cabo se trataba de judíos.

Resulta desgarrador el testimonio que dan los dos jóvenes eslovacos sobre la manera en la que se accionaban las cámaras de gas. Cuentan que su interior tenía el aspecto de un baño normal. Sin ventanas, salvo por un ventilador situado en el techo. Las ejecuciones se organizaban de una manera industrial, casi mecánica. Los condenados llegaban en camión, acompañados por un médico, y cuando accedían a la cámara, rodeada de alambre de espino, se desnudaban, todos juntos. Los guardias confiscaban relojes, medallas, pendientes, fotografías en sepia… con la promesa de devolverlo todo al rato. Los prisioneros recibían a continuación una toalla y una pastilla de jabón. A golpe de fusta, les obligaban a esparcirse por toda la cámara. Se cerraban las puertas de repente con un chirrido metálico, las aberturas del ventilador arrojaban el gas y diez minutos después todo se había acabado. Una cuadrilla compuesta por judíos limpiaba el sitio de cadáveres para hacer hueco a los siguientes. Los primeros en ser ejecutados pensaban que iban a darse un baño, pero a medida que se fue corriendo el rumor de lo que de verdad ocurría allí, cada vez fueron más frecuentes los intentos de no entrar en las cámaras. Los guardias solventaban la escaramuza disparando con sus revólveres o a base de culatazos.

El Gobierno de Franco tuvo una posición ambigua respecto a la Solución Final ideada por los alemanes. Antonio Marquina, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y uno de los primeros estudiosos de la figura de Sanz Briz, destaca que el hecho de que España se adhiriese al Pacto de Acero, donde se dice que los enemigos de Alemania son los de España, marcará la estrategia del país. Sólo hay que recordar el encuentro entre Franco y Hitler en Hendaya en 1940. Cuatro años después, en la época en la que Sanz Briz envía el relato de lo ocurrido en el campo de exterminio, Marquina dice que hay que resaltar que ya se había producido entonces el Desembarco de Normandía, Mussolini hacía tiempo que había sido derrocado y los aliados consolidaban su avance. Alemania estaba arrinconada. El diplomático actúa entonces por su cuenta, sin instrucciones de ningún tipo, intuyendo que la posición española respecto a la guerra tenía que haber variado a la fuerza.

El historiador Julián Casanova cree que Sanz Briz fue valiente enviado los documentos, aunque en ese momento ya tenía el viento a favor, sobre todo ahora que el sentimiento antijudío es menor. «Aunque conlleva riesgo porque el tema del Holocausto quemaba a Franco, le traía muchos dolores de cabeza. Casi tantos como a la propia Iglesia», dice. Y Haim Avni, reconocido profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén, añade: «Es importante el acto que lleva a cabo el español sencillamente porque el Holocausto en Hungría se inicia poco antes, en marzo, cuando el Ejército alemán ocupa el país, y él hace el envío en verano (26 de agosto). Estaba ante sus ojos el horror, y lo denuncia. No todos se atrevieron a hacerlo».

Con Serrano Suñer por ejemplo, un ministro pronazi, lo que hizo Sanz Briz hubiese sido un suicidio. De todos modos, Marquina considera que hay pocos documentos que reflejen con certeza el flujo de información que recibió el Gobierno de Franco en ese tiempo a través de los servicios de inteligencia o de los militares. La historia, pues, quizá está por escribirse.

El caso es que además de enviar el informe, Sanz Briz continuó con sus labores diplomáticas. Los judíos a los que protegía fueron recluidos en un gueto, a la espera de cualquier movimiento por parte de los nazis. El diplomático alquiló entonces 11 edificios en los que colgó un cartel donde se leía: «Anejo a la legación española. Edificio extraterritorial». Los trabajadores de la Embajada española se encargaron de proveer de alimentos e higiene a los refugiados. Con el Ejército Rojo a las puertas de Budapest y las quejas constantes de los nazis a Franco, Sanz Briz se vio obligado a dejar el país. Su labor la prosiguió un colaborador suyo, Giorgio Perlasca, un italiano que se hizo pasar por español (cambió su nombre por el de Jorge) y asumió el papel del diplomático español diciendo que éste se había ido sólo por un tiempo. Entre los dos salvaron a unas 6.000 personas. Otros diplomáticos franquistas de ese tiempo también ayudaron a salvar cientos de vidas, como es el caso de Julio Palencia, destinado en Sofía (Bulgaria), o José Ruiz Santaella en Berlín.

Sanz Briz incluía en el paquete que enviaba a Franco el relato de una señora y su hijo. Asqueada de las condiciones de higiene que soportaba en el campo de concentración en el que estaba recluida, pidió su traslado a Birkenau, donde según había oído no era tan malo el trato. Al llegar al sitio, quedó impresionada por el cartel en el que decía que el trabajo la haría libre. «Tenía la impresión de haber hecho un buen cambio», contará más tarde. El patio limpio, los edificios de ladrillo, el césped verde, le dieron buena impresión. Enseguida se dio cuenta de su error. Le afeitaron la cabeza, le tatuaron un número en el brazo izquierdo y de esa forma tan inesperada pasó a convertirse en una prisionera política. Cierto día la condujeron a la cámara de gas y a ella le entró el pánico, aunque le decían que sólo era para hace un recuento al grupo. Ella tuvo suerte: consiguió escapar y con la ayuda de unos campesinos logró llegar a Hungría.

Ese fragmento del horror también estuvo en manos de Francisco Franco, el dictador español. Nunca le envió una contestación al joven Sanz Briz.

El País.com


El homenaje al comandante Franco es la única estatua que no ha sido retirada de la vía pública. A la Memoria Histórica sólo le queda Melilla…

marzo 21, 2010

Operarios colocan en su nuevo emplazamiento la estatua de dedicada al comandante de la Legión Francisco Franco por la ciudad de Melilla (15/11/2005)

21 Marzo 10 – D. Mazón / C. Gullón

La ley ordena que los  monumentos sean trasladados a un almacén donde se cubren con una lona.

MADRID- Del pedestal al caballo y del caballo, al almacén. La retirada esta semana de la estatua de Franco situada en Ferrol, localidad natal del general, ha sido la última víctima de una «epidemia» que ya acabó con las efigies de Montjuïc, Santander, Madrid, Guadalajara y Zaragoza. La Ley de Memoria Histórica, que aprobó el Ejecutivo socialista hace ahora tres años, se ha saldado con más de trescientos símbolos franquistas eliminados y otros ochenta en fase de retirada.

Hoy, la única escultura de Francisco Franco que queda en pie en un lugar público está en Melilla. Y la expresión «en pie» nunca ha sido más estrictamente utilizada. La escultura, a los pies de la muralla de la ciudad, cerca del puerto, representa a Franco con el uniforme de comandante. De hecho, la placa que luce el frontal de la estatua reza: «Al Comandante de la Legión D. Francisco Franco Bahamonde 1921-1977», porque él fue uno de los que mandaban las tropas que recuperaron la ciudad autónoma de manos de las tropas rifeñas en 1921. La escultura ha sido motivo de intenso debate en la ciudad en los últimos años, a raíz de la aprobación de la polémica ley.  Antes ni siquiera el Gobierno socialista de la ciudad pensó en retirarla.

Cuartel «Millán Astray»
También en esa ciudad permanece, aunque en el interior del cuartel «Millán Astray» de la Legión, una estatua ecuestre de Franco. De ella se encargará en breve el Ministerio de Defensa, muy activo los últimos meses en su celo por aplicar la Ley de Memoria Histórica. Está a la espera del dictamen del Ministerio de Cultura, ya que para mover esta estatua necesitan echar abajo un muro que al parecer tiene valor histórico y cuyo derribo debe aprobar el departamento de Ángeles González–Sinde.

Esta estatua puede seguir los pasos de otras que en recintos militares repartidos por España han sido «reubicadas» en un rincón o, directamente, en un almacén. Así pasó en la Academia de Infantería de Toledo, que lucía en uno de los lados de su fachada una representación a caballo del general. Ésta, tras una orden del Ministerio de Defensa, fue trasladada a un lugar más discreto. A esta siguió, con mucha más atención mediática, la de la escultura que presidía la entrada de la Academia General Militar de Zaragoza, de la que fue director desde agosto de 1927 hasta julio de 1931, cuando fue cerrada.

La veda se abrió en marzo de 2005, cuando el Ministerio de Fomento ordenó la retirada de la figura ecuestre de Franco que presidía la madrileña plaza de San Juan de la Cruz. Unas horas después de que finalizara un multitudinario homenaje a Santiago Carillo en la capital española, y a escasos metros de la escultura que aún recuerda a Largo Caballero, varios operarios procedieron a trasladar la imagen que desde 1959 formaba parte del inmobilario madrileño.

Cuatro años después, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid declaraba nula la retirada de la estatua. Después de un recurso contencioso-administrativo de la Fundación Nacional Francisco Franco, el tribunal determinaba que se habían detectado infracciones administrativas por parte del Ministerio de Fomento que hacían que su actuación fuera nula. Eso sí, el tribunal declaraba que no era necesario reponerla al carecer de utilidad práctica. Fomento se había valido de una licencia de reparación de aceras para retirar la estatua ecuestre.

Apenas una semana después, de noche y sin aviso previo, se eliminaron las estatuas de Franco y de José Antonio Primo de Rivera ubicadas en la Plaza Beladíez y en el Parque de la Concordia de Guadalajara. «Están borrando nuestro pasado y lo único que buscan es dividir a la gente para que no se puedan cerrar las heridas de la Guerra Civil», aseguraban entonces varios vecinos de la ciudad castellano-manchega.

En abril de 2008 se repetía la acción en el castillo de Montjuïc, aunque esta vez la visualización pública del acto fue nula. En realidad, la escultura se encontraba en un almacén desde el año 2001, adonde había llegado en 1986 desde el museo que ocupaba el castillo. Hasta entonces había estado en el patio. Hace dos años, la escultura salió de la fortaleza sin un destino claro.

En diciembre de ese mismo año, Santander vivía su particular remodelación del paisaje urbano. Aprovechando la remodelación de la plaza del Ayuntamiento para la instalación de un aparcamiento, el Consistorio descabalgaba al general de su montura y tanto él como su caballo acabaron en un almacén municipal, junto a un escudo de la República presente en la plaza. Esto último molestó sobremanera a las asociaciones de recuperación de la Memoria Histórica, ya que consideraban que ese periodo había sido democrático y que esta decisión equiparaba ambos periodos.

Las imágenes de esta semana en la localidad natal de Francisco Franco, Ferrol, no son más que un segundo paso respecto al dado ya en 2002, cuando la escultura pasó de la plaza de España de la localidad gallega al Museo Naval en el astillero ferrolano. Esta semana la estatua ha pasado de esa ubicación, fuera de la vista del público general, a un almacén,  cubierta con una lona.

Éste es el destino de la mayoría de las esculturas ecuestres retiradas, almacenes donde «duermen» bajo una tela, pese a los intentos de Izquierda Unida porque esas representaciones sean fundidas.

Si el debate en Melilla se decanta del lado de quienes abogan por retirar al comandante Franco de sus calles, su imagen habrá desaparecido de los lugares públicos. Y en breve también lo hará de acuartelamientos, de donde se irá junto a otros muchos nombres que difícilmente tienen encaje en la Ley de Memoria Histórica.

Dudas sobre el comandante
La Ley de Memoria Histórica exige en su artículo 15.1 «la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura». La escultura de Melilla recuerda al «comandante Franco», uno de los que liberaron la ciudad en 1921. ¿Es aplicable la ley?

Cronología
17-3-2005

– El Ministerio de Fomento ordenó retirar la estatua ecuestre del general que desde 1959 estaba ubicada en la madrileña plaza de San Juan de la Cruz. La vicepresidenta De la Vega aseguró durante un homenaje a Carrillo organizado ese mismo día que las instrucciones procedían del Ministerio de Fomento.
25-3-2005
– La madrugada del 23 de marzo de 2005, el Consistorio de Guadalajara eliminó la imagen de Francisco Franco que estaba ubicada en la céntrica plaza de Beladíez.
24-8-2006
– El Ministerio de Defensa retiró la estatua ecuestre del general  que presidía el acceso principal de la Academia  Militar de Zaragoza.
24-8-2006
– El pasado miércoles, varios operarios retiraron la estatua que en 1967 regaló la ciudad de Ferrol al dictador. La efigie, de seis metros de altura y más de ocho toneladas de peso, permanece ahora en una nave de repuestos de la Marina.

A la Memoria Histórica sólo le queda MelillaLa Razón – ‎hace 7 horas‎


Memoria Histórica se queja de la escasa ayuda económica del Estado y de la Xunta…

marzo 21, 2010

Santiago Macías afirma que en Chile, Argentina o Ruanda son las administraciones públicas las que buscan a los desaparecidos.

Josefina Cordal, en primer término, y su sobrina Luisa, llevan la caja fúnebre de Castor Cordal. // I.A.

A.M. – CAMBADOS El vicepresidente de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), Santiago Macías, lamentó ayer la escasa implicación de las administraciones públicas con los trabajos de recuperación de los restos mortales de los aproximadamente 100.000 desaparecidos del bando republicano que todavía permanecen enterrados en fosas anónimas.
Macías afirma que las asociaciones como la suya sólo reciben unas pequeñas subvenciones del Ministerio de Presidencia del Gobierno central, y que en el caso de Galicia jamás recibieron ayuda económica alguna de la Xunta, ni durante los gobiernos del PP ni en los cuatro años del bipartito PSOE-BNG.
El vicepresidente de la ARMH sostiene que la recuperación de los desaparecidos es una tarea que debería asumir directamente el Estado, «que es como se hace en Chile, Argentina e incluso en Ruanda». También hizo una referencia a las denuncias por presunta prevaricación contra el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, que en su día se propuso investigar los crímenes del franquismo.
A este respecto, Macías declara que «la Ley de Enjuiciamiento Criminal establece que cuando aparecen restos humanos con signos evidentes de violencia el juez tiene que presentarse en el lugar rápidamente. De no hacerlo estaría prevaricando». Acto seguido, el vicepresidente de la ARMH añade que los jueces no aplican esta premisa cuando se trata de asesinados en la Guerra Civil. También manifiesta que la entrega a las familias de los restos mortales de los represaliados «forma parte de la terapia que empieza con la exhumación», y que «no vamos contra nadie, sino que pretendemos cerrar una herida». El escritor Manuel Rivas, por su parte, citó unas palabras del Premio Nobel francés Albert Camus, que dijo que en 1939 «en España se escenificó la derrota de la humanidad y la victoria de la injusticia» y afirmó de Castor Cordal y de Ramón Barreiro «representaron unos ideales que tenemos que conservar como un cofre de esperanza». También habló Víctor Castro, quien recuerda «la legitimidad de enterrar a nuestros muertos a plena luz del día» y de devolverle «el honor a muchas familias».

Faro de Vigo/Google noticias.
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marzo 21, 2010

La Generalitat destina seis millones a homenajes a la memoria histórica

YOLANDA CARDO Domingo , 21-03-10

Montilla inaugura el llamado «Espacio Memorial democrático»

El presidente de la Generalitat, José Montilla, y el consejero de Interior, Joan Saura, inauguraron ayer el Espacio del Memorial Democrático, la primera sede institucional dedicada a la recuperación de la memoria histórica. Según Saura, hay «mil proyectos con un coste de seis millones de euros» para rendir homenajes y «en semanas» llegará la anulación del juicio que en 1939 condenó a Lluís.

ABC.es

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