Sin la verdad no puede avanzarse. Si se cultiva la idiotez, se retrocede.
DEJÉMONOS de nombres tachados por rencores, y vamos a los hechos. La sublevación militar contra la legal República se cargó a 100.000 personas durante la Guerra de Liberación, y a otras 50.000 después de ella.
El primer paso de la Transición debió ser reconocerlo; pero el temor y la procura de una paz, que así no podía ser verdadera, lo impidió, o se permitió que lo impidiera. El “olvido del pasado”, en esas circunstancias, era una entelequia. Y el entierro de la Historia impidiendo desenterrar a sus víctimas, algo peor; una tomadura sangrienta de pelo. En realidad, se consintió –o se procuró- legitimar al franquismo pese a haber ejercido de verdugos, de opresores y de falsificadores de unos ideales oprimiéndolos bajo los suyos… Era evidente que la mentira sigue teniendo cortas las piernas. Y la más grave es la de asegurar que lo mejor es “dejar de mirar al pasado”.
Sobre todo, cuando se trata de ignorar ideales, olvidar familias deshechas y crímenes contra la humanidad. Sin la verdad no puede avanzarse. Si se cultiva la idiotez, se retrocede. Quienes niegan la Historia está claro que es en su beneficio. Siempre. Y así ha sido aquí ahora. Donde los amnistiados son las víctimas.
El Mundo vía Foro por La Memoria: