«Mi vida es una mentira»

julio 25, 2010

Juan Luis Moreno (izquierda) y Antonio Barroso se consideran víctimas de adopciones ilegales.- GIANLUCA BATTISTA

Sesenta personas que fueron dadas en adopciones irregulares en España acudirán a la Audiencia Nacional para conocer su pasado y a sus padres biológicos.

RAQUEL SECO – Madrid – 25/07/2010

«No me llamo Antonio, ni me apellido Barroso. No sé si nací en Zaragoza y no sé si fue un 18 de febrero. Mi vida es una mentira». Así habla el presidente de la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Ilegales (Anadir), de 41 años, que no sabe si se llama así, ni de dónde es, pero sí tiene claro lo que quiere: «La fiscalía tiene la obligación de investigar estos casos, caiga quien caiga». Por eso, junto con otros 60 supuestos afectados, el próximo octubre presentará una denuncia colectiva en la Audiencia Nacional en la que se suman casos de Cádiz (las hermanas Díaz Carrasco, la primera de las 12 historias que ahora investiga la Fiscalía de Algeciras), Málaga, Tenerife, Murcia, Barcelona, Tarragona, Zaragoza, Madrid, Burgos, Bilbao, Alicante y Valencia. Y sumando: «Cada día se asocia más gente», dice Barroso.

Algunos de estos 60 casos quizá formen parte deniños robados de los años setenta y ochenta, como los críos que fueron dados en adopción al poco de nacer en la clínica San Ramón de Madrid y que hoy buscan a sus madres biológicas. No obstante, no hay que olvidar que, en una época en la que ser madre soltera era un estigma y adoptar o ser adoptado se consideraba a menudo como algo vergonzoso, los procesos de adopción no eran siempre transparentes y muchas familias ocultaban su historia.

Barroso, como muchos de los denunciantes, tenía la mosca detrás de la oreja acerca de sus orígenes, pero la revelación definitiva le llegó tarde. «Los niños en el cole me decían que mi madre no era mi madre. Una vez le pregunté a ella y me dijo que no, que ni mucho menos. Ahí acabó la historia».

No acabó del todo la historia, la idea se le quedó rondando. A los 18 años se hizo con una partida de nacimiento, donde confirmó que era hijo legítimo de sus padres. Hace solo tres, el bombazo. El padre de Juan Luis Moreno, un vecino y amigo de infancia -hoy vicepresidente de Anadir y otro de los 60 denunciantes-, se estaba muriendo. Moreno, de 40 años, recuerda sus palabras: «Te compramos a un cura en Zaragoza [en la clínica privada Pérez Serrano, ya desaparecida]». Y añadió, según Moreno, que los padres de Antonio también lo habían «comprado» unos meses antes en otro centro de la ciudad, el Miguel Servet. Con sendas pruebas de ADN, los dos confirmaron que no eran hijos biológicos de sus madres (quienes durante su infancia, al parecer empeñadas en creerse su propia historia, les contaban detalles del embarazo y del parto).

Al igual que Barroso y Moreno, una veintena de los futuros denunciantes figura simplemente como descendiente legítimo de sus padres en su partida de nacimiento. No constan como adoptados y muchos de ellos creen ser niños robados.

Los 40 restantes denuncian la manipulación de sus partidas de nacimiento para facilitar su adopción irregular. Es el caso de Julia Crusafont, nacida en 1975 en la clínica Gortari de Pamplona y adoptada a los dos días de nacer. Supo de su condición de adoptada desde siempre, pero duda de la legalidad del proceso. No ha conseguido sacarles nada a las monjas del centro: «Tengo documentos que dicen que ellas intervinieron en la adopción, pero lo niegan. Hay cosas que no cuadran». Lo único que le dicen, según Crusafont, es que su madre no firmó nada y que la abandonó en la clínica ocultando su identidad. La búsqueda de su familia biológica, como en la mayoría de casos de adopciones irregulares, han sido en vano: «En la partida literal de nacimiento consta una tal Teresa, mientras que en el libro de partos del hospital aparece una tal Pilar»

Enrique Vila es el abogado que asesora a Anadir para la denuncia que presentarán en octubre. Está especializado en la búsqueda de padres biológicos (él mismo es adoptado) y comenta sorprendido la cantidad de personas que, buscando su origen, se lleva una sorpresa: aproximadamente en el 15% de casos que llegan a su despacho se descubre que «no hay adopción», es decir, en la partida literal de nacimiento figura una madre biológica que el ADN desmiente, o que es estéril, o que simplemente, según su entorno, nunca ha estado embarazada. Vila defiende que la fiscalía «tiene que intervenir» ante esta «práctica extendida» en las décadas de los sesenta y setenta (aunque en Anadir hay afectados nacidos hasta finales de los ochenta).

Las madres, según su experiencia, no cobraban por renunciar a sus hijos, sino que lo hacían por presiones de su entorno o su familia o por no tener medios para cuidarlos. Pero parece que alguien se beneficiaba económicamente. A Juan Luis Moreno, por ejemplo, sus padres le contaron que pagaron unas 150.000 pesetas: «Les costé un piso».

Enrique Vila señala que resulta extremádamente difícil demostrar estos casos. Hay actas de nacimiento y defunción de recién nacidos que no coinciden con las entradas en los cementerios, y en otros casos ni siquiera existen. Paloma Moset, de 49 años, asegura que dio a luz en el Hospital Clínico San Carlos (Madrid) en 1984, que le comunicaron la muerte de su hija después de practicarle la cesárea y que «las monjas» no le dejaron ver el cuerpo para evitarle «el trauma». Hoy asegura que no dispone de documentos que acrediten la defunción («parece que se los ha tragado la tierra») ni sabe si su hija está viva o muerta. No ha podido tener más descendencia y dice que no se puede olvidar de Susana, como la sigue llamando.

Chary Hernández, de 34 años, también busca a su hermana desde que su padre -al que en la Residencia Fernando Zamacola de Cádiz le mostraron solo «un cadáver totalmente cubierto de vendas, listo para enterrar»- le instó a estar atenta en la calle «por si veía a una chica más o menos de mi edad que se pareciese a nosotros». Busca constantemente documentación, ha creado varios foros de Internet y, por ahora, no la ha encontrado.

La búsqueda continúa en Internet

Aquellos que rastrean sus orígenes han encontrado su mejor aliado en Internet: basta con teclear «busco a mis padres biológicos» en un buscador para recibir un aluvión de llamadas de auxilio.

Al calor de la Red han surgido como setas las páginas de Facebook, webs y blogspersonales que dan voz a estos buscadores de familia. Los más populares son seguramente los sitios buscapersonas.org y quiensabedonde.es, que se dedican a publicar casos de hijos que buscan a su familia biológica, padres biológicos que buscan a sus hijos,niños robados, hermanos perdidos y parientes lejanos a uno y otro lado del Atlántico.

También reúnen decenas de testimonios de supuestas víctimas de adopciones irregulares en la década de los setenta, sobre todo en la clínica madrileña San Ramón.

Entre denuncias y preguntas, de vez en cuando también hay sitio, virtualmente hablando, para los finales felices: en el foro quiensabedonde.es, un apartado llamado personas encontradas da cuenta -aunque con cuentagotas- de los reencuentros familiares. Esta semana, por ejemplo, por partida doble: «nieta y abuela y dos primos».

El País.com:

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/vida/mentira/elpepusoc/20100725elpepisoc_3/Tes


Albacete editará un libro con la lista de fusilados por el franquismo…

julio 25, 2010

Pretende que los familiares de los represaliados conozcan dónde están ubicados los restos de los 750 fallecidos.

ELÍAS JIMÉNEZ | ALBACETE. 23/07/2010

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«Para dar cumplimiento a la orden del Ilustrísimo Señor Gobernador Militar de la Plaza se servirá dar las órdenes necesarias para que el día de mañana, a las seis treinta, se halle dispuesta la fosa necesaria para el enterramiento de los reos que al dorso se citan que serán ejecutados a dicha hora. Dios guarde a V. muchos años. Albacete, 28 de noviembre de 1939. Año de la victoria».

«Para dar cumplimiento a la orden del Ilustrísimo Señor Gobernador Militar de la Plaza se servirá dar las órdenes necesarias para que el día de mañana, a las seis treinta, se halle dispuesta la fosa necesaria para el enterramiento de los reos que al dorso se citan que serán ejecutados a dicha hora. Dios guarde a V. muchos años. Albacete, 28 de noviembre de 1939. Año de la victoria».

Es una muestra, pero no la única, del estudio que han realizado una historiadora (Yolanda López) y una humanista (Mercedes Galiana) para el Ayuntamiento de Albacete sobre los fusilamientos que tuvieron lugar en las tapias del cementerio municipal entre 1939 y 1948 por el régimen franquista y en el que aparecen los nombres y apellidos de los 750 fusilados en la capital entre esos ejercicios, «porque en Albacete no se fusiló a nadie en las cunetas», recordó la concejal de Cementerios, Aurora Zárate, que ayer presentó junto a la portavoz de Izquierda Unida en el Ayuntamiento, Rosario Gualda.

Y e s que con este listado se da cumplimiento a la Ley de Memoria Histórica y al pacto de gobernabilidad entre PSOE e Izquierda Unida, que incluso aprobaron una moción conjunta en el pleno municipal en el verano del 2008.

La realización del estudio ha sido compleja porque ha habido que cotejar las cuatro líneas de archivo de los datos del cementerio municipal «porque en algunos casos no coincidían los nombres y los apellidos» y se ha realizado a través del plan de choque.

En este listado no aparece sólo el nombre y apellidos de todos los fusilados en la capital, sino también dónde fueron enterrados en un primer momento y todos los traslados que hayan tenido hasta la ubicación que ocupen en la actualidad.

Todos ellos fueron enterrados en fosas comunes en el Cementerio, pero con el paso de los años, unos fueron trasladados por sus familiares a otros nichos, algunos se llevaron con los restos de otros enterrados en la misma fosa y algunos más fueron desenterrados de la fosa común para ser llevados al osario general del Ayuntamiento donde se mezclaron con los restos que se trasladaron del antiguo cementerio.

Difícil exhumar restos

Esta situación hace difícil que el Ayuntamiento se plantee exhumar los restos de los represaliados pese a que ya existe media decena de peticiones. En algunos casos hay varios cuerpos en el mismo nicho y las familias no se ponen de acuerdo «por lo que hasta que no haya una resolución judicial no podemos actuar», reconoció Zárate.

Ahora el Ayuntamiento pretende editar un libro, no sólo con el listado de los represaliados, sino también con las órdenes que constan en los archivos para la apertura de fosas para el enterramiento de los fusilados, «para que los familiares puedan tener acceso a toda esta información».

La portavoz de IU también se felicitó de la elaboración de este proyecto «con un fuerte contenido ideológico», pero se lamentó que el Ayuntamiento no haya aprobado la construcción de un memorial y la entrega de placas de reconocimiento a los familiares.

La Verdad.es de Albacete


El exilio del exilio en su regreso a Tolosa…

julio 25, 2010

Cecilia G. de Guilarte emprende finalmente el regreso a su tierra en 1964. Y lo hace «a pesar de que mucha gente le aconsejaba que no viniera», aunque otros como Pío Montoya le animaban a volver, recuerda Ruiz García. Al volver, apenas reconoció aquel Tolosa que le vió nacer. Su hija afirma que «después de casi treinta años era un cambio total. La gente no le hacía caso, tenían miedo a hablar, fue el exilio del exilio. No era ese paraíso que todo exiliado había imaginado».

«Un artículo sobre José de Artetxe le ayudó a colaborar con ‘La Voz de España’. A pesar de ser una publicación franquista siguió adelante, era una mujer muy valiente», asegura su hija. Tras tantas idas y venidas, tanto esfuerzo y superación, «no pudo permitirse ser novelista, ni vivir en Madrid o Barcelona. Por eso, se jubiló y descansó. No volvió a escribir nada más que cartas», concluye Ruiz García.

Diario Vasco vía google noticias

Cecilia G. de Guilarte

Cecilia García de Guilarte, periodista y novelista, fue la única mujer que ejerció de corresponsal de guerra en el llamado «Frente del Norte» durante la Guerra del 36. Anarquista desde la cuna, esta tolosarra que años después llegó a ser finalista del Premio Planeta, estuvo en las trincheras con tan sólo veinte años. Un libro recupera ahora sus crónicas.

Karolina ALMAGIA (Gara)


La tolosarra Cecilia G. de Guilarte (1915-1989) ha pasado a la historia por sus libros de narrativa, pero apenas se conoce su faceta como periodista y corresponsal de guerra en el Frente de la Guerra del 36. Escribió de todo, pero nos privó de lo que más nos hubiera gustado leer: sus memorias sobre la guerra. Y, sin embargo, a través de sus crónicas -recuperadas ahora por Guillermo Tabernilla y Julen Lezamiz, de la Asociación Sancho de Beurko, en el libro «Cecilia G. Guilarte. Reporter de la CNT» (Ediciones Beta)-, podemos seguir los pasos de esta valiente mujer. El libro reproduce las crónicas de guerra editadas en los periódicos «CNT Norte», «Frente Popular» y «El Liberal», además de trazar una aproximación a la autora y al contexto histórico en el que trabajó. Esta publicación coincide con las siete tesis doctorales que en estos momentos se están haciendo sobre ella en México y Estados Unidos, lo que demuestra el interés que su figura despierta en los historiadores.

Cecilia G. Guilarte mamó el anarquismo desde la cuna. Nacida en Tolosa en 1915, en el seno de una familia obrera emigrada de Burgos, abrazó el anarquismo de un modo casi confesional. Su padre trabajaba en la industria papelera y uno de sus hermanos, Felix, murió con 17 años en los combates de Irun.

Guilarte cubrió para el periódico de la CNT los frentes de Gipuzkoa, Bizkaia, Santander y Asturias entre 1936 y 1937, ofreciendo una visión de la guerra muy alejada de los tópicos que asignaban a la mujer periodista un rol de mera propagandista.

Reportera de la CNT

Cecilia fue una mujer que no huyó del peligro y permaneció en medio de la batalla de Irun, en las calles de Bilbo durante los trágicos sucesos del 4 de enero de 1937 (cuando, tras un bombardeo que causó varios muertos, la muchedumbre penetró en las cárceles de la ciudad y causó una matanza entre los presos franquistas), en las posiciones del batallón Isaac Puente en Cimadevilla o en la ofensiva del general Mola.

Joven y pasionada, llama la atención el hecho de que escribe sus crónicas en primera persona, siempre preocupada por el factor humano y manteniendo la fe en la victoria. Y en medio de todo ello, vive una historia de amor con el eibarrés Amós Ruiz Girón, gudari que llegó a ser jefe del Batallón Disciplinario de Euskadi. Precisamente investigando sobre este batallón llegaron Guillermo Tabernilla y Julen Lezamiz a las crónicas de Cecilia G. Guillarte, lo que despertó su interés por esta mujer. «Amós era jefe de la Policía Municipal de Eibar y cuando se produce el alzamiento de los franquistas marcha hacia la zona de Tolosa. Se conocen, comienzan una relación y se casan el 2 de mayo de 1937, en Portugalete. Nada más terminar la ceremonia, llaman a Amós para que se incorpore a la Batalla de Sollube, donde el comandante es herido de gravedad», relata Julen Lezamiz.

Compartiendo con los milicianos largas horas en las trincheras, sufriendo las penalidades de la guerra, Cecilia, con apenas veinte años, persiguió la noticia allá donde estuviera. Muestra de ello es la exclusiva que consiguió al localizar y entrevistar a un piloto alemán apresado por el Ejército republicano, que el Gobierno tenía escondido para evitar su linchamiento popular. Claro que lo tuvo fácil: su novio era el encargado de custodiar al prisionero. «Digamos que es una especie de acuerdo. El comandante Ruiz Girón le deja entrevistar al alemán, pero a cambio Cecilia escribe un artículo sobre el Batallón Disciplinario», explica Lezamiz.

Pero no fueron crónicas de guerra lo único que escribió Guilarte esos años en el Frente. Llegó a publicar en las páginas del periódico anarquista un folletín por entregas para entretenimiento de los milicianos. Es lo último que firma en este medio. «Cuando cae Bizkaia, el Ejército vasco se retira hacia Cantabria y unos pocos batallones continúan hacia Asturias, entre ellos el Batallón Disciplinario. Cecilia embarca en Ribadesella hacia Francia, de donde pasa a Catalunya. Ya embarazada, se queda en zona republicana, mientras su marido sigue combatiendo en Asturias. Amós se salvó de milagro, escapando en un pequeño barco mientras muchos de sus compañeros eran apresados y fusilados», continúa Lezamiz.

Exiliados en México, Cecilia se afilió a Izquierda Republicana y comenzó a colaborar con diversas publicaciones, entre ellas «Euzko-Deya».

Residió en diversas ciudades y regresó a su tierra natal en 1964, mientras su marido permaneció en aquel país hasta la muerte del dictador. Autora de ensayos, teatro, relatos, columnas periodísticas y novelas, alcanzó éxito con su biografía de la religiosa del siglo XVII Juana de Asbaje, así como con «Nacer en España», su gran novela sobre la Guerra Civil. En 1975 salía de la imprenta su último libro publicado en vida, «La soledad y sus ríos», en donde rememora sus años mexicanos.

Sus hijas viven en México, excepto una de ellas, Ana Mari, que regresó a Tolosa. Para ellas también ha sido una sorpresa la recuperación de estas crónicas.

ANARQUISTA

Hija de un obrero de la Papelera, mamó el anarquismo en el seno de su propia familia. Se enamoró y se casó en plena guerra con un comandante del Ejército republicano, el eibarrés Amós Ruiz Girón. Se exiliaron en México.

Guiliarte en el exilio

CRÓNICAS

La Asociación Sancho de Beurko recupera la historia de esta mujer de Tolosa y sus crónicas de guerra en un libro publicado por Ediciones Beta. La periodista tolosarra estuvo en primera línea de batalla.

«Hoy me he sentido más periodista que nunca»
Ante los aparatos fascistas destrozados, ante los cadáveres carbonizados de los aviadores alemanes me he sentido más periodista que nunca. Y también más joven. Me parecía que el cotidiano «tranquilidad en toda la provincia» del gobernador y el «niño mordido por un perro» de toda la vida se rebelaban, cansados, sin duda, de ser las noticias salientes del día.

-Uno de los aviadores fascistas ha resultado ileso -se decía. Y la noticia se agrandaba. Corría kilómetros y se repetía de una a otra punta de la provincia.


-Hay que buscarlo -me he dicho-. ¿Cómo?

No quiera el lector saberlo. Imagínese todos los trucos periodísticos, todas las ventanas escaladas que quiera, y aún resultará pálido ante la realidad.

Bilbao era una ola de pasión. Se pedía la muerte del que con tan traidoras intenciones llegó a Vizcaya. La pedían las madres que saben de dolor y de ternuras. La pedía el pueblo sintiendo la bofetada alemana en pleno rostro. (…)

Angustia en los ministerios. Pasión en la calle. Titubeos. Un hombre de pronto. Sólo él sería capaz de llevarse al preso pasándolo por entre la multitud impaciente ya para evitar que la justicia del pueblo se cumpliese con demasiada premura.

Y Schmidt Karl Gustav, el aviador alemán cuya vida un pueblo entero reclama, atravesó Bilbao, lleno el rostro de asombro y temor, ante las gentes agitadas en oleadas de sentimientos vengadores.

Es preciso verle, hablarle. He querido borrar de mi memoria las peripecias que esto me costó. (….)

-¿Qué opinas de la aviación leal?

-Son valientes -responde lacónico.

-¿Y ahora? -le pregunto.

Hace un gesto de indiferencia. Se ve que lucha por aparecer tranquilo sin conseguirlo. Hay en sus ojos azules una sombra de tristeza, parecida a la que se observa en las gallinas próximas al sacrificio. Con la vista fija en el suelo, contesta:

-Ya sé que no saldré de aquí. Al principio creí que esto terminaría enseguida… todos lo creímos así.

Cecilia. G. DE GUILLARTE (Reportaje publicado en `CNT Norte’ el 12 de enero de 1937)

Publicado por hitza hartu

ENLACE:

http://borreruak.blogspot.com/2009/02/cecilia-g-de-guilarte-anarquista-y.html


Santos Juliá en el limbo de los justos…

julio 25, 2010

Después de recibir las loas de Pío Moa, máximo exponente de los seudohistoriadores revisionistas que utilizan la causa general franquista como paradigma historiográfico inalterable, el eminente historiador Don Santos Juliá, biógrafo de Azaña y premio nacional de Historia, ha entrado en el limbo de los hombres justos y equidistantes…

…Como tantas otras personas acomodadas, Juliá -al que muchos leímos sin demasiado deleite pero con interés, eran otros tiempos- ha cubierto la sinuosa senda que va del trabajo por develar el pasado que nos fue negado conocer hasta la historia oficial. Difícil viaje ese, doloroso viaje cuando en él se deja el coraje y la sabiduría, cuando de investigador se pasa a pontífice y a predicar verdades absolutas que casi nadie cree pero que complacen a los que siempre estuvieron complacidos con su victoria cuartelera, cuando se pasa de hurgar en la mentira para hallar la verdad, a darle la vuelta a la tortilla para quedarse dónde muchos, como el comisario Comín Colomer, ya estaban en los años cuarenta del pasado siglo.

El 25 de junio pasado, día de Santa Eurosia, virgen y mártir, Santos Juliá publicó un lamentable artículo en el periódico narcisista El País, diario que durante muchos años fue un referente para muchos pero que hoy apenas se diferencia de su homólogo matutino ABC. En el artículo en cuestión, titulado “Duelo por la República española”, Juliá, que parece haberse apropiado de Azaña para su personal uso, erigiéndose en su máximo intérprete y sacerdote, compara a los golpistas africanistas con aquellos que decidieron ser leales a la República, a quienes tenían la obligación de mantener el orden constitucional a toda costa, por sus juramentos y por sus sueldos, con quienes defendieron de un modo u otro ese orden sin estar capacitados para ello, pues, evidentemente, no era su trabajo. El historiador asustado, temeroso de que los españoles puedan decidir alguna vez por sí mismos, sin tutelas, sin transiciones impuestas, sin vigilantes, de que puedan de una vez por todas ponerse en paz con su pasado, argumenta que tanto en uno como en otro lado se quiso exterminar al disidente ideológico y que si en la zona republicana no se mató más fue porque ya no quedaba a quien matar -¿cómo se puede decir semejante barbaridad? ¿Está el Sr. Juliá en sus cabales?-, para lo que instrumentaliza los pensamientos íntimos de Azaña y los explica a su modo como si los demás lo necesitásemos a él para leer e interpretar al extraordinario político y escritor de Alcalá de Henares. Luego aduce, increíblemente, que de no haber triunfado los africanistas, lo habrían hecho los revolucionarios, con lo cual la República habría desaparecido igualmente.

En primer lugar, en los meses anteriores a la guerra civil, la situación social de España no se diferenciaba demasiado de la que se vivía en los países europeos de nuestro entorno. La conflictividad social en Francia era tal que muchos creían próximo el estallido de una guerra civil; en Alemania mandaba Hitler después de haber acabado con la República de Weimar y con el movimiento obrero; en Italia, Mussolini, y en el resto de Estados nada estaba claro.

En segundo lugar, Azaña sintió deseos de dimitir tras los crímenes de la cárcel modelo madrileña, pero antes se había negado a firmar la detención de los golpistas que figuraban en una lista que le entregó el Director General de Seguridad, José Alonso Mallol. Azaña sentía un inmenso dolor, como la mayoría de los republicanos, al ver arder su patria después de tantos sacrificios, pero pese a ese dolor continuó presidiendo la República española hasta casi el final de la guerra.

En tercer lugar, Azaña debió dimitir al sentirse incapaz de dirigir la resistencia al fascismo. Inevitablemente, cuando quienes tenían la obligación ineludible de defender el orden constitucional republicano decidieron utilizar las armas contra ese orden, todo era posible y cualquier medida adoptada por el pueblo para atajar la traición habría sido legítima.

En cuarto lugar, como muchas veces se ha dicho, Azaña tenía en su cabeza un modelo de Estado muy parecido al de la Tercera República francesa pero adaptado a la realidad española, lo que necesariamente obligaba a afrontar de una vez por todas una justa articulación del país reconociendo las peculiaridades de cada una de sus partes y a encarar las reformas sociales de calado a las que la oligarquía se opuso con todas sus fuerzas, dentro y fuera de la Ley. Azaña fue un gran reformista para tiempos de paz, pero quiso olvidarse de que el verdadero núcleo de poder en España no estaba en la Gaceta ni en las mayorías, sino en la oligarquía tradicional y en la gran burguesía, que fueron quienes hicieron fracasar con sangre sus buenas intenciones.

En quinto lugar, jamás en la España de los años treinta habría triunfado una revolución social, primero porque no se daban las condiciones objetivas, segundo porque el Estado, de no haberse sublevado los encargados de mantener el orden, tenía resortes suficientes para controlar movimientos que nunca tuvieron una organización estatal; en tercer lugar, porque el Partido Comunista, muy minoritario antes de las sublevación, había aceptado el Estado parlamentario y no estaba por revoluciones de ningún tipo.

En sexto lugar, en cuanto los sucesivos gobiernos republicanos pudieron reconstruir medianamente el aparato del Estado cesaron los crímenes callejeros, que desde luego nunca se produjeron por órdenes de ningún ministro republicano. Me gustaría que el Sr. Juliá nos dijese quienes eran los Mola, Queipo de Llano y Franco de los distintos gobiernos republicanos.

En séptimo lugar, no fueron cincuenta mil los fusilados por Franco. La edad no es un límite para nada siempre que uno sepa barajarse, pero sí cuando se pierde la noción de la realidad y el control de la razón: A los fusilados que dice el Sr. Juliá habría que añadir, los 113.000 desaparecidos que todavía yacen en fosas, hecho sin precedentes en Europa Occidental; los ciento cincuenta mil exiliados y sus descendientes que nunca pudieron regresar a España; los miles de muertos por “enfermedad” en campos de concentración, cárceles, cuarteles y comisarías; los miles de torturados, los millones de castrados vitales e ideológicos que creó ese maravilloso régimen criminal durante décadas de opresión.

En octavo lugar sí, la transición fue el resultado de una serie de conversaciones que comenzaron en el exterior a principios de los cuarenta, pero esas conversaciones, gracias a Gran Bretaña y Estados Unidos no llegaron a ningún sitio, permitiendo que la dictadura sanguinaria se acabase por consunción, protegida como estaba por las grandes potencias democráticas. La transición tuvo su momento, pero no me venga ahora con monsergas, treinta tres años después de las primeras elecciones democráticas tenemos derecho a saber y podemos prescindir perfectamente de los manijeros de la historia.

Por último, para haber llegado al mismo lugar que Pío Moa, Zavala, Vidal, Losantos, La Cierva y compañía, podría usted, Sr. Juliá, haberse ahorrado tanto el viaje como las alforjas.

Pedro L. Angosto para Nueva Tribuna.es el 22/07/2010

Enlace: http://www.nuevatribuna.es/noticia/37700/OPINI%C3%93N/retos-educaci%C3%B3n-p%C3%BAblica-madrile%C3%B1a.html

Santos Juliá en una intervención durante la entrega de premios Ortega y Gasset (Fotografía de archivo)



El hijo rojo del cura de Mariz que logró salvarse de dos fusilamientos…

julio 25, 2010

Julio Castelo, con su perro y unos raposos que capturó

Julio Castelo huyó a los montes de Guitiriz en 1936, fue capturado y condenado a pena perpetua a cumplir en un campo de concentración del que escapó

Xosé Carreira  LUGO/LA VOZ.  25/7/2010

La recuperación de la memoria histórica permite descubrir vidas sorprendentes, hasta ahora desconocidas, de personajes que, por sus ideas, sufrieron con dureza la represión franquista. Este es el caso de Julio Castelo, un vecino de Mariz, en Guitiriz, que increíblemente no acabó enterrado en una fosa o en una cuneta como otros miles de personas. Comenzó de fuxido por los montes de la parroquia, pero esa fuga no fue nada comparada con la que protagonizó de la cárcel pamplonesa de Ezkaba junto a otros 800 reclusos. Se salvó por lo menos en dos ocasiones de ser paseado. Después de haber superado todo tipo de calamidades y volver a su tierra donde formó una familia, el corazón no le perdonó la vida. Un ataque se lo llevó en una cama del Hospital Xeral de Lugo un día de 1984 cuando solo tenía 70 años.

Anxo Castelo, uno de sus nietos, se ocupa de recopilar toda la historia de Julio. Tiene entre manos una tarea emocionante porque su abuelo hizo frente con valentía a una vida durísima y en lucha permanente en defensa de sus ideas. Su nieto es quien posibilita, ahora, recuperar la memoria de este singular personaje chairego.

Julio Castelo nació en 1916 en Mariz. Fue hijo del que era por aquel entonces cura de la parroquia. «Naquela época ser fillo de nai solteira e ter como pai ao cura, supoño que foron conferindo unha personalidade especial ao meu avó», recordó Anxo.

A los pocos meses de nacer, su madre rehízo su vida casándose con un hombre. A raíz del matrimonio, dicen en la parroquia, que se desentendió de su pequeño. Julio tuvo que ser criado por unos primos. Su madre organizó su vida dejándolo al margen.

Cuenta su nieto, por los datos que recabó, que el padre de Julio -el cura de Mariz- iba de vez en cuando a la escuela, lo cogía en el colo y le daba dos reales. Incluso en algún momento el sacerdote llegó a entregar una cantidad considerable para la manutención y emancipación del chaval, pero parece que no llegó a recibir ni un patacón. Se cuenta también que el párroco llegó a intentar dejarle en herencia la rectoral de Mariz, pero tal planteamiento parece que llegó a generar un escándalo de padre y señor nuestro entre los curas del arciprestazgo. Al final, no pudo ser.

Las ideas comunistas de Julio lo obligaron, con veinte años, a refugiarse en los montes de la parroquia cuando estalló la guerra del 36. Echó algún tiempo fugado pero él y sus colegas de huida fueron delatados por un chivato.

Salvado en el paredón

Tras la captura de los huidos hubo una orden para el fusilamiento de todos. Cuando las ejecuciones estaban a punto, se presentó un cura para darles la bendición y al acercarse a Julio, pidió a los responsables del paseo que no lo mataran. Su padre había intercedido por él. Cuando abandonaba la fila ve como los disparos acaban con la vida de sus compañeros. Pasado el tiempo, Castelo dijo varias veces a sus dos hijos y a su esposa: «Non me mataron por ser fillo dun cura».

Julio se salvó de las balas, pero no tardó en ser condenado en A Coruña por un tribunal a una pena de cadena perpetua: 30 años de cárcel. ¿El motivo? Una acusación de rebelión militar, según se refleja en los documentos que maneja su nieto. Esta condena supuso que lo metieran, junto con otros muchos, en un tren con un negro destino: el campo de concentración establecido en el fuerte de San Cristóbal, en el monte de Ezkaba. El ingreso, junto con otros 22 gallegos, se produjo en la jornada del 8 de febrero de 1937.

La Voz de Galicia vía google noticias


LEY DEROGADA Y SUSTITUIDA EN 1970: Dignificarán a los homosexuales que fueron encarcelados por la ‘Ley de vagos y maleantes’…

julio 25, 2010

La Junta de Andalucía reconoce a los homosexuales represaliados durante el franquismo como víctimas del mismo

GRANADA, 24 Jul. (EUROPA PRESS) –

La Junta de Andalucía prevé «dignificar» a los homosexuales que fueron encarcelados y sufrieron la represión del régimen franquista como consecuencia de la ‘Ley de vagos y maleantes’, que fue instaurada durante la Segunda República y derogada y sustituida en 1970 por la ‘Ley sobre peligrosidad y rehabilitación social’, que incluía penas de cárcel o ingreso en un manicomio para que este colectivo se «rehabilitara».

La de vagos y maleantes, que fue introducida en el Código Penal en 1933, fue modificada con posterioridad, concretamente el 15 de julio de 1954, para incluir a los homosexuales entre los «rufianes, proxenetas y mendigos profesionales», de manera que, en cumplimiento de la norma, debían ser internados en instituciones especiales y, en todo caso, separados de los demás.

Según explicó a Europa Press el comisario de Memoria Histórica de la Junta de Andalucía, Juan Gallo, está previsto que en breve esa «dignificación» sea publicada en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA), como también lo será en un corto espacio de tiempo el decreto de indemnizaciones para las mujeres andaluzas que fueron vejadas por ser republicanas o mujeres de republicanos, rapadas y obligadas a beber aceite de ricino, lo que convierte a Andalucía en la primera comunidad autónoma que les hace este reconocimiento, que prevé una ayuda única de 1.800 euros.

Asimismo, entre los objetivos a corto plazo que se ha marcado la Junta de Andalucía en materia de memoria histórica está la creación de una base de datos con los enclaves que pueden ser considerados como ‘lugares de memoria’.

Gallo, que asistió esta semana a un homenaje a los casi 4.000 fusilados en la tapia del cementerio de San José de Granada, que será declarado en menos de un año ‘lugar de memoria’, explicó que podrán recibir esa declaración otros escenarios como el barranco de Víznar o el del Carrizal en Órgiva, en la provincia de Granada, o el kilómetro 4 de la antigua carretera de Carmona, en Sevilla, donde fue asesinado el padre de la patria andaluza, Blas Infante.

«Estamos trabajando en esa base de datos por ahora en la base legal, pero contaremos con las Asociaciones de Memoria Histórica para elaborarla, porque siempre contamos con ellas y con todas las partes implicadas. De hecho en el caso de las mujeres que fueron vejadas durante la Guerra se les ha mandado el borrador del decreto para que hagan sus comentarios», explicó.

EXHUMACIONES EN SEVILLA, ALMERÍA, MÁLAGA Y GRANADA

En cuanto a las exhumaciones previstas a medio y largo plazo en Andalucía, precisó que hay actuaciones programadas en Gerena (Sevilla), en Sierro (Almería), en el cementerio de Almería, y en Málaga, concretamente en Álora y Ronda, todas por expresa petición de los familiares de las víctimas.

En Gerena ya se han llevado a cabo las catas arqueológicas en el cementerio, donde se cree que están enterradas 19 mujeres, naturales del vecino pueblo de Guillena, que fueron asesinadas por las tropas de Franco en el verano del 36.

En Sierro (Almería) ya han sido localizados el lugar donde posiblemente están enterrados los maquis Indalecio Fuentes AGüero y Rafael Jiménez Ortega, mientras que Almería capital, en el cementerio de San José, también se prevé la próxima realización de catas arqueológicas para ubicar la fosa en la que se encuentran los restos mortales del último alcalde republicano de Cuevas de Almanzora, Marín Márquez, también fusilado durante la Guerra Civil.

En Málaga, se procederá a la exhumación de fosas en Álora y en Ronda, mientras que en Granada está prevista para mediados de agosto la apertura de un enterramiento en Algarinejo situado en una finca particular que alberga, según los indicios, un total de 19 personas, informó a Europa Press el vicepresidente de la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica, Rafael Gil Bracero.

Europa Press vía google noticias