Un cáncer de próstata acaba con la vida de un hombre que supo transitar entre la vida cultural y la política sin perder su identidad | En ‘Regular, gracias a dios’, explicó magistralmente sus memorias | Según Manuel Tuñón de Lara, «fue un referente moral de la cultura española».
JOAQUIM IBARZ | Barcelona | 19/09/2010
Todos recordamos aquella tarde en el Congreso en la que, harto de improperios, interrupciones, insultos y mala leche de sus señorías, miró a la bancada de su derecha y les espetó lo que tantos estaban deseando oír: «¡Váyanse a la mierda, joder!». La figura de JoséAntonio Labordeta (Zaragoza, 1935), profesor, músico, poeta, andarín de los caminos, actor, político, sabio de recorrer el tiempo y de palpar a la gente, representa, resume y resalta, a la vez, la imagen más auténtica de la vida y cultura de Aragón, desde Joaquín Costa hasta el Ebro. Fundador de la revista Andalán –con el entrañable profesor Eloy Fernández Clemente-, semanario que ejerció de notario de la transición democrática en Aragón. Ha recorrido el mundo cantando a la gente, recordando que sin libertad no hay respiración, advirtiendo de las desigualdades, gritando a los que no quieren oír. Todo, sin esconderse, con esa su bondad, pero con la suficiente mala buena leche. De 2000 a 2008, fue el diputado más querido, cuestión que no sé cómo se mide, pero que no haría falta medir, porque Labordeta se hace querer incluso por sus contrincantes.
Al dejar el escaño, escribió unas memorias políticas, o algo así, Memorias de un beduino en el Congreso de los Diputados (2009), que fue un éxito editorial, y recientemente nos daba otras memorias, que nos llevan a su interior, Regular, gracias a Dios(2010), novela de Relato de una vida, con el subtitulo de Memorias compartidas (EdicionesB), recorre su biografía desde que era niño hasta «la sala oscura» de un hospital donde le administraron quimioterapia.
Regular, gracias a Dios es, según Labordeta, una visión más familiar de su vida y de la de sus amigos, escrita «con alegría», pues según dijo el autor, «cada vez que recuperaba la escritura salía del hospital». Pese a su situación, aseguraba que éste es «un libro optimista, no cuenta tragedias. He sacado lo mejor de cada momento». No obstante, Labordeta reconocía que lo pasó «regular a veces».
En 2006 se le detectó un cáncer de próstata y desde el mes de noviembre de 2009 no salía de casa. Daba las gracias a los amigos que le visitaban y resumía así sus visitas: «Hacemos tertulias y sonrisas, me traen cosas y hablamos de cómo está el mundo». Labordeta, que fue diputado en el Congreso por Chunta Aragonesista, vivía la actualidad de España «con tristeza al contemplar la situación política y económica de este país y sin saber cómo vamos a salir». Y recordaba: «Cuando me fui del Congreso, como Zapatero no se había portado bien con Aragón, le dije que la próxima legislatura no le votaría. En ese sentido estoy tranquilo. Estoy desconcertado sobre qué pasa en La Moncloa, pero Rajoy tampoco se aclara. La situación es dramática».
El nuevo libro recorre su trayectoria como cantautor, profesor en Teruel, escritor de poesía y narrativa, presentador de televisión (a cargo del reconocido Un país en la mochila)… Su aportación cultural se resume en 16 discos, siete libros de poesía, tres novelas, tres libros de viajes, varios de memorias. Y el cariño de la gente, claro.
Canta y cuenta en sus memorias, trasminadas por el dolor, las vidas que, con su mujer, su suegra -qué manera de querer a una suegra-, sus hijas, nietas, padres, su hermano el gran poeta Miguel, y tantas personas de Teruel, Aragón y el mundo entero, las vidas auténticas que le dicta su cantar. Sus memorias, no sólo nos llevan a él, solidariamente, sino a la emoción, al temblor, a esa experiencia de poder leer un libro, entero, llorando. Los libros auténticos tienen estas cosas. Entre otras cosas porque él, con otros cuantos que van retirándose (como el admirado Lluis Llach), puso voz y música a la lucha contra la dictadura. Su Canto a la libertad es el himno no oficial de Aragón, el que realmente une a la gente de esta tierra.
El historiador Manuel Tuñón de Lara trazó un justo y exacto perfil de la personalidad humana y cultural de Labordeta. El texto comenzaba así: «Digámoslo sin rodeos, José Antonio Labordeta, aragonés de cuerpo entero, con rotunda conciencia de serlo, cantor y poeta, fue un referente moral y un sólido valor de la cultura española de nuestros días. Hablamos de la cultura en su hondo sentido de saber popular que le daba Machado. Eso es el folclore auténtico. Y pocas veces viene tan a punto esta expresión, porque canto y poema de José Antonio Labordeta son la negación de ese otro mal llamado folclore, sofisticado y envilecido, conformista y deformante, que es una caricatura del sentir popular para solaz de mediocres escapistas.»
Ahí está, con su guitarra, con su voz recia y bien timbrada, con su poesía, hincado en Aragón, desde el Pirineo hasta Javalambre, desde el Moncayo hasta el Ebro. Su voz y su canto son, a la vez, la voz de los leñeros, los masoveros, los segadores y tantos otros que se fueron «con rabia… de abandonar lo que se ama […]. La voz de tantos que no volverán».
En una reseña biográfica del trovador, Fernando G. Lucini combina amor y erudición. Labordeta nació en Zaragoza el 10 de marzo de 1935 en un caserón de la calle Buen Pastor, donde su familia regentaba el prestigioso colegio Santo Tomás de Aquino. Finalizado el bachillerato, José Antonio se matriculó en la Facultad de Derecho y cambió a Filosofía y Letras, donde obtuvo la licenciatura en 1960.
El Adiós a los justos…¡Hasta siempre compañero! Tú verás la Tierra que pone libertad…
Se fue igual que vivió, con humildad y en silencio, un silencio sólo roto por los sonidos de su guitarra y su potente voz aragonesa. Cantando a la libertad, a la libertad que tantas veces defendió de diversas maneras, como profesor en la Universidad, en la resistencia contra el régimen franquista, desde los caminos con su guitarra a cuestas, desde la actividad política y pública, desde su oratoria sencilla y clara, que nos dejará a todos en el recuerdo sus palabras desde la tribuna del pueblo, hablando como el pueblo y para él, sin retóricas ni circunloquios. Nos deja grabadas en nuestras retinas y mente, su ya famosa frase a ésa panda de políticos ineptos que él no soportaba…»¡Váyanse a la mierda, joder!».
Adiós y hasta siempre José Antonio, nos quedamos con tus canciones y tu recuerdo, con el vacío que dejas, como lo dejan todos los justos cuando se van…Descansa en paz compañero, descansa en paz…
Jordi Carreño Crispín
Vicepresidente de La A. I. La Memoria Viv@
Canto a libertad
Habrá un día en que todos
Al levantar la vista
Veremos una tierra
Que ponga libertad (bis)
Hermano aquí mi mano
Será tuya mi frente
Y tu gesto de siempre
Caerá sin levantar
Huracanes de miedo
Ante la libertad
Haremos el camino
En un mismo trazado
Uniendo nuestros hombros
Para así levantar
A aquellos que cayeron
Gritando libertad
Sonarán las campanas
Desde los campanarios
Y los campos desiertos
Volverán a granar
Unas espigas altas
Dispuestas para el pan
Para un pan que en los siglos
Nunca fue repartido
Entre todos aquellos
Que hicieron lo posible
Para empujar la historia
Hacia la libertad
También será posible
Que esa hermosa mañana
Ni tú, ni yo, ni el otro
La lleguemos a ver
Pero habrá que empujarla
Para que pueda ser
Que sea como un viento
Que arranque los matojos
Surgiendo la verdad
Y limpie los caminos
De siglos de destrozos
Contra la libertad
La Bordeta