La Asociación que hoy se presenta en público responde a algunos de los temas que deja confiados a la iniciativa de los ciudadanos la ley 52/2007, vulgarmente conocida como Ley de Memoria Histórica aunque responda mal a esa denominación. AFAREDES, es la Asociación de Familiares de Republicanos Desaparecidos.
Somos conscientes que la sola mención de “republicanos” despierta aún en España connotaciones negativas, cuando, por ejemplo en Estados Unidos esa misma denominación representa el ala más a la derecha de la sociedad. Incluida en el nombre de esta Asociación representa al conjunto de ciudadanos que por inercia, por conciencia o por rechazo a las formas violentas de alterar el orden constitucional y legítimo de la República Española, siguieron siendo ciudadanos respetuosos de la Ley que, desde 1931 hasta 1939, constituyó el marco legal de convivencia pacífica de los españoles; ni más ni menos, Ningún poder legítimamente constituido derogó jamás ese marco legal. Ahí acaba toda connotación revolucionaria, al menos para los objetivos de esta Asociación. Por tanto debe quedar muy claro que nadie busque en AFAREDES rescoldos de venganza ni rencor. No pedimos caridad, sólo exigimos justicia y un mínimo de solidaridad.
Me van a permitir unas breves reflexiones que sin duda ayudarán a fijar los límites en los que nos queremos mover. Una de las obras de misericordia del cristianismo, desde sus mismos orígenes en la Palestina de hace dos mil años, es precisamente “enterrar a los muertos”. Recogía así el cristianismo uno de los rasgos más esenciales de la Humanidad desde sus inicios hace más de dos millones de años: no permitir que los cadáveres de seres humanos se pudriesen fuera del control de la tribu, de la comuna. Y 442 años antes de Cristo Sófocles escribió y representó ante la polis griega el drama de Antígona, la rebeldía de una mujer que antepuso ese código ético de enterrar el cadáver de su hermano a riesgo de perder su propia vida y a pesar de las leyes inicuas que obligaban a no dar sepultura a un soldado por el simple hecho de “no ser uno de los nuestros”, una expresión demasiado cercana en el tiempo y en el espacio.
De eso se trata. Sin buscar responsabilidades personales que ya están enterradas junto con los presuntos culpables que nunca fueron juzgados, y que nosotros tampoco vamos a juzgar. Y por supuesto teniendo muy claro que ni las virtudes ni los delitos son materia que se pueda heredar. El hijo de un asesino probablemente sea un buen ciudadano, al igual que el hijo de un santo varón se puede dedicar a las más horrendas de las actividades. Buscar y devolver a sus familias los restos de personas desaparecidas en circunstancias nunca aclaradas, esa es la finalidad última de esta Asociación que siempre actuará, no les quepa la menor duda, a favor de la concordia de los ciudadanos y en el marco de la Ley. No se trata de un pasatiempo, este es un trabajo duro que sólo se puede desarrollar desde el altruismo y las convicciones cívicas.
Antes de empezar alguien me ha preguntado el por qué estamos hoy aquí. Dos son las razones por las que se ha elegido Villamanta para presentar AFAREDES. La primera es que se trata del primer pueblo en el que se ha investigado las discordancias graves entre la realidad de los hechos ocurridos y lo que la llamada Causa General da por probado, sin que los inocentes que en la misma se señalan tuviesen nada que ver con hechos presuntamente delictivos. Es una larga relación de vecinos que eran absolutamente ajenos a hechos por los que “oficialmente” aparecen en esa Causa como culpables. Nueve de ellos desaparecieron para siempre. Algunos de sus familiares nos han pedido que les ayudemos a encontrar sus restos. Ese trabajo de campo lo he asumido personalmente, incluso antes de que existiese la demanda de crear esta Asociación. La documentación y los testimonios recogidos, siguiendo un método ya largamente contrastado, nos permitirá remitirnos a una referencia fiable en cada exhumación, las circunstancias que rodearon cada desaparición y el contexto en que ocurrieron los hechos investigados.
La segunda es que si todo transcurre con arreglo a lo previsto en la ya mencionada Ley 52/2007, Villamanta será la primera localidad de la Comunidad de Madrid en la que se recuperen los restos de desaparecidos, que es el objeto de esta Asociación. Además de esas familias hoy se sientan entre nosotros hijas y nietas de dos funcionarios muy apreciados en su día en este pueblo. Se trata de la hija del alcalde Julián Rey, que adoptó un comportamiento valiente al defender la vida de todos los vecinos en circunstancias muy dramáticas, incluyendo la del que fuera cura párroco de Villamanta, don José Pelegrín de Mora. Y se trata también de la hija y las nietas de don Francisco Cepeda Aragón, que fuera Secretario municipal y del Juzgado de este pueblo. A ninguno de los dos les fue reconocida su labor con el agravante, en el primer caso de pagar con años de cárcel y destierro su honestidad, y en el segundo el pagar con su vida el hecho de cumplir con su deber como funcionario público con sujeción a la Ley. A ellos ya no se lo podemos agradecer, pero al menos podemos manifestar, en la persona de sus familias, que Villamanta no olvida a dos hombres honesto. Os pido, para estas personas, un fuerte aplauso.
En la mesa están algunos de los que han hecho posible este acto. Junto a mí se sienta la presidenta de la AFAREDES, Isabel Fernández Navas, que expondrá los objetivos inmediatos que la Asociación pretende acometer en relación con este pueblo. Y como información del protocolo que se sigue, en todas las exhumaciones (él ha participado en muchas de ellas) Bonifacio Sánchez describirá, paso a paso, cómo actúa en estos caso la ARMH, Asociación para Recuperación de la Memoria Histórica. Emilio Silva, su presidente, ha disculpado su asistencia por causas de fuerza mayor.
Francisco González de Tena.
Villamanta (Madrid) 18/09/2010