Pierre Seel no podía imaginarse las consecuencias de denunciar el robo de un reloj en una zona de cruising de Mulhouse. Tenia 16 años solamente y la gendarmería francesa lo apuntó en una lista de homosexuales en una Francia en la que la homosexualidad no era ilegal.
Inmediatamente después fue enviado al campo de concentración Natzweiler-Struthof. Pronto durante un paso de revista matutino, el comandante nazi anunció una ejecución pública. El hombre que iba a ser ejecutado fue sacado al aire libre y Seel reconoció la cara como la del que había sido su amante de 18 años en Mulhouse. Según el testimonio de Seel, los guardias desnudaron a su amante y colocaron un cubo de metal sobre su cabeza. Entonces soltaron varios pastores alemanes entrenados y los azuzaron contra él, desgarrándolo en cuerpo vivo, hasta que murió por las mordeduras. En sus memorias nos cuenta:
«Desde entonces, todavía me despierto a menudo gritando en medio de la noche. Durante más de cincuenta años esa escena se ha repetido incesantemente ante los ojos de mi mente. Nunca olvidaré el bárbaro asesinato de mi amor — ante mis ojos, ante nuestros ojos, porque había cientos de testigos»
Tras cambiar de nombre para evitar represalias que podían venir de todos los lados se apuntó a un grupo de la Cruz Roja que le iba a enviar a Francia. El viaje duró mas de una año y en unas condiciones que eran de todo menos humanitarias. Finalmente llegó a su país en agosto de 1.945.
Una vez acabada la guerra la homosexualidad volvió a estar prohibida y optó por el silencio. Eliminaron las leyes antisemitas, pero decidieron seguir persiguiendo a los homosexuales. Su familia le rechazó y lo desheredó, sus amigos le dieron la espalda y en su ciudad vio como se agredían a personas que hacían visible su condición sexual.
Para ocultar su homosexualidad se casó y tuvo cuatro hijos, pero el matrimonio fue un calvario por el tuvo que pasar para ocultarse de una ciudadanía homófoba. Vergüenza, confusión, culpa …. finalmente en 1.978 se separó de su mujer.
Hasta el 2.003 no se le reconoció su condición de víctima del holocausto, era ya el único homosexual superviviente de la barbarie. Entonces vino el reconocimiento, su familia le apoyó y su esposa retiró la demanda de divorcio. En noviembre de 2005 moría en Toulouse el testimonio del estigma sufrido por los homosexuales en Europa durante 50 años. Una calle le recuerda.
El triángulo rosa es el distintivo que en la solapa y en una pernera del pantalón debían llevar los homosexuales en la Alemania de Hitler, así como en los territorios ocupados. Entre 250.000 y 600.000 personas por ser homosexuales o tener relaciones sexuales con otros hombres fueron deportados a campos de concentración, allí eran considerados la escoria de la escoria.
Palizas, castraciones, trabajos forzados, inyecciones mortales con morfina, lobotomías eran la práctica común. Los mas jóvenes se les hacia servir como cobayas. Los suicidios eran numerosos, el porcentaje fue el mas alto después de la comunidad judía, se cifra por encima del 60%.
Pocos regresaron a casa, cuando lo hicieron la homosexualidad seguía siendo considerada un deleito. Por ello y por miedo al estigma los familiares, amigos y afectados optaron por el silencio, por ello las cifras reales aun hoy se desconocen.
En el año 2000 se conocían menos de diez prisioneros vivos que llevaron un triángulo rosa. Solo recientemente se ha comenzado a fijar las historias de estos prisioneros. El gobierno alemán empezó a reconocerlos en el 2.002, la mayoría ya habían muerto.
http://leopoldest.blogspot.com/2011/01/pierre-seel-testimonio-del-estigma-y.html
es terrible, no entiendo que pasa nos decimos humanos…
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bueno ya dejé mi comentario lo estoy viviendo en espíritu propio
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gracias me aceptaron
lo necesito
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Pierre Seel. Estoy de tu lado, tengo poderosas razones para estar.
Un abrazo desde Barcelona a todos los gais, Lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales.
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