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Amigos, amigas,… familiares de las víctimas de la represión franquista en Madrid.
Mi participación en este acto no es por méritos propios, sino por una invitación generosa de Tomás Montero, que agradezco porque me permite estar en el V aniversario del homenaje a las víctimas del franquismo y volver a veros en este lugar para la memoria después de casi un año.
Sólo soy un historiador provinciano y un viejo socialista que en 1966 se comprometió con los exiliados españoles al Sur de Francia, formó parte de la oposición sindical al franquismo en Madrid hasta 1976 y retornó a Andalucía para reconstituir con otros socialistas las organizaciones de UGT y PSOE en pueblos y aldeas de la provincia de Jaén.
Desde hace tres años vengo a Madrid, sintiendo Madrid como una nueva etapa de mi vida. Fue el 22 de septiembre de 2008 cuando comencé esa etapa. Tomás Montero lo puede atestiguar. Nos conocimos cuando en aquel día ilusionante, hoy tachado por la injusticia de la Justicia contra Baltasar Garzón, llegaba a Madrid con mi investigación bajo el brazo y registraba en el Juzgado número 5 de la Audiencia Nacional la documentación de 3.253 jienenses desaparecidos entre 1936 y 1952:
- 2731 habían sido víctimas de la represión franquista en Jaén.
- 388 en otras provincias y
- 134 en Francia y Austria por el exterminio nazi.
Desde entonces mi investigación ha sido un éxodo buscando a republicanos y republicanas jiennenses desaparecidos por la represión franquista no sólo en Andalucía, sino en otras Comunidades, como la de Madrid. Han pasado casi tres años y al 31 de marzo de 2011 el número de víctimas documentadas se han incrementado en 339 nombres, de las que ahora 15 sus familiares no sólo han conseguido conocer el lugar de la muerte y circunstancias, sino que 5 han sido exhumadas y enterradas en los pueblos de origen, junto a sus familiares queridos, mientras que el resto esperan los resultados de ADN para volver después de 70 años a casa.
En 1977, cuando Gil Robles volvió del exilio dijo: “En los cuarenta años pasados hay muchos españoles culpables como el dictador o quizás más”. A esta verdad habría que añadir que hoy la democracia española también es culpable por haber olvidado no sólo a los franquistas culpables en cada uno de los pueblos de España, sino también a sus víctimas…Creo que este es uno de los objetivos que nos reúne aquí, porque no hay mayor homenaje a las víctimas del franquismo que conocer sus nombres para la historia. Es lo que Julia Conesa, una de las Trece Rosas, pidió a su madre en la carta que escribió antes que la fusilaran el 5 de agosto de 1939 en este cementerio: “que mi nombre no se borre en la historia”.
Antes de seguir quería decirle a Mirta Núñez, la admiración que siento por ella como mujer e intelectual. Desde hace años y años si se quiere conocer “Los años del terror” franquista en Madrid, ella es su principal y única referencia.
No voy a citar ahora la extensa bibliografía de Mirta, aunque sí una de sus obras, la que compartió con Antonio Rojas “Consejo de Guerra: Los fusilamientos en el Madrid de la posguerra, 1939-1945″. El conocimiento nominal de las víctimas que nos facilita es uno de los motivos por el que estamos aquí una vez más.
Según mis datos, en Madrid se conocen hasta ahora los nombres de 3.188 víctimas del franquismo. Tomando como fuente la información que facilita la Web MEMORIA Y LIBERTAD, los lugares de muerte de estas 3.188 víctimas fueron:
Lugar del fallecimiento Nº
Cementerio del Este 2 684
Cementerio de Alcalá de Henares 299
Cementerio de San Lorenzo del Escorial 79
Carabanchel – Campamento 18
Colmenar Viejo 11
Varios (cárceles, cuartelillos, etc) 97
TOTAL…………………………………………………..3.188
A este número habría que sumar muchos nombres más, como los fusilados en las cabezas de los partidos judiciales de Madrid, que fueron muy numerosos, como en Aranjuez y en Arganda del Rey
Hace unos días intercambiando datos de investigación con mi amigo e historiador José María García Márquez, comentábamos la situación en la que se encuentra la investigación sobre la represión franquista en la Comunidad de Madrid. Entre otras cosas le decía:
“…la investigación sobre la represión franquista en Madrid se encuentra en cuna por la desidia de historiadores de Madrid. Es una vergüenza que en esa Comunidad uniprovincial, con 15 universidades (7 públicas y 8 privadas), no se haya investigado el grado y naturaleza de la represión franquista, salvo Mirta Núñez. Creo que a este estado de cosas es a lo que se refiere Miguel Artola cuando afirma: “No es que la historia de España cuente con grandes lagunas, en realidad son auténticos agujeros negros”.
“Tengo la impresión de que las 15 universidades de la Comunidad de Madrid tienen pereza o miedo intelectual a investigar la represión franquista. Les falta el compromiso social con Madrid, porque no creo que este agujero negro sea por la sorprendente conclusión a la que recientemente ha llegado Damián González, profesor de la Universidad Castilla-La Mancha. Según él «La historiografía española hace tiempo que superó la fiebre cuantificadora (absolutamente necesaria por otra parte) y ha sabido dirigir su atención hacia aspectos más cualitativos que trascienden la mera represión física de posguerra. No obstante, la asociación entre violencia franquista e inmediata posguerra continúa excesivamente asentada en el imaginario colectivo e incluso predomina en las declaraciones políticas de condena a la dictadura. Eso es algo que debe cambiar”.
“Creo que Damián González desconoce el grado de la represión física del franquismo, porque ésta aún está sin cuantificar documentalmente según los hechos y no según las impresiones. Si todos coincidimos que desde que se gestó el golpe de estado por Franco y su tropa de generales, la base en la que se sustentó la guerra civil y la posguerra fue en la represión y la eliminación del enemigo, o como afirma Mirta «La estrategia tenía como puerto final el silencio y el aislamiento para los supervivientes», el objetivo debiera ser conocer con máxima aproximación esa represión física. Si no se cuantifica hasta dónde llegó el grado de violencia, ¿qué rigor científico tendrán las investigaciones sobre represión durante la guerra civil y la posguerra?
“Hoy, después de más de 70 años, se desconocen aún las cifras de fallecidos por la represión franquista en muchas provincias y comunidades, como es el caso de Madrid. Lo peor de este desconocimiento es que allí donde eso sucede, las cifras que se conocen son las que han publicado los historiadores propagandistas del franquismo, como los generales Rafael Casas de la Vega y Ramón Salas Larrazábal, o del sacerdote Ángel David Martín Rubio. Por ejemplo, Ramón Salas, que ha tenido una gran influencia sobre los historiadores neofranquista, toda su investigación sobre la represión republicana y nacionalista se basa en interpretaciones estadísticas del INE y cuando las fuentes son los registros civiles duplica las inscripciones del lugar de la muerte con el de la naturaleza de la víctima, sobre todo si esta es nacionalista.
“Tomando como fuente la publicación «Violencia roja y azul: España, 1936-1950”», coordinada por Francisco Espinosa y editada el pasado año por Crítica, los datos de la represión republicana y franquista en Madrid es la siguiente: 3.204 víctimas por la represión franquista y 8.815 por la represión republicana.
Represión republicana: Rafael Casas de la Vega,
Represión franquista: Mirta Núñez, Antonio Rojas y Tomás Montero
“Tengo la impresión de que los historiadores y el Departamento de Historia Contemporánea de las Universidades de Madrid tienen miedo a investigar la represión franquista en esta Comunidad Autónoma. Posiblemente sea porque el estigma de la matanza de Paracuellos sigue siendo ayer como hoy la bandera del franquismo y del neofranquismo que rige los destinos de un Madrid tan universal como preso por la propaganda
“No quiero resaltar mi investigación, sólo pretendo comparar Madrid con una investigación del casi 100% del total posible de víctimas del franquismo, como es el caso de Jaén.
“Al 31 de marzo de 2011, en mi base de datos tengo 2.753 víctimas en la provincia de Jaén por las siguientes causas:
CAUSA DEL FALLECIMIENTO EN LA PROVINCIA DE JAEN NÚMERO
Fusilado en aplicación del bando de guerra………………………………………………..59
Fusilado en aplicación de sentencia del consejo de guerra……………………………..1.959
Fallecido por armas de fuego de la Guardia Civil……………………………………………73
Fallecido por armas de fuego de la Guardia Civil en aplicación de la “ley de fugas” ……….53
Muerte violenta……………………………………………………………………………..19
Muerte violenta por arma de fuego…………………………………………………………37
Fallecimiento en prisión por enfermedad debido a las condiciones carcelarias…………….310
Muerte violenta en prisión por torturas……………………………………………………222
Fallecimiento en prisión sin datos de su causa………………………………………………21
TOTAL………………………………………………………………………………………………………………2.753
“Si el aparato represivo en la provincia de Jaén se montó como en Madrid, a partir del 1 de abril de 1939, y comparamos la represión en Jaén con la conocida en Madrid, deduzco que la investigación en la capital de España tiene auténticos agujeros negros. Para confirmarlo basta con conocer la estadística del aparato represivo y control franquista en el municipio de Madrid desde 1939 a 1950. Este agujero negro en la investigación, como diría Miguel Artola, sería mayor si también se sumara el de toda la Comunidad.
“Con los datos que facilita Antonio Ortiz Mateos en “Lugares de la Memoria: Las cárceles de Madrid en la posguerra”, he elaborado una estadística con el número de centros de represión y muerte en Madrid durante la posguerra. No sería descabellado afirmar que la cifra de víctimas por la represión franquista pueda superar las cuatro mil, pero ahí que demostrarlo:
CENTROS DE REPRESIÓN Y MUERTE EN EL MUNICIPIO DE MADRID Nº
Campos de Concentración…………………10
Comisarías de Distrito……………………..11
Cuarteles de la Guardia Civil……………….8
Delegaciones de Falange en Distritos…….10
Otros centros de detención y tortura…….10
Cárceles de mujeres……………………….6
Cárceles de hombres……………………..15
Cementerios………………………………14
TOTAL………………………………………………..84
Hasta aquí mi exposición a José María García Márquez cuando hace unos días le pasaba por correo los nombres de 22 sevillanos fusilados en este Cementerio. Ahora no sólo confirmo mi preocupación, sino que creo que cuando la investigación del franquismo está aun en ciernes, la enseñanza de nuestra historia del pasado más próximo sigue contaminada con la enseñanza heredada del franquismo. No es una afirmación gratuita, sino una situación real. He observado en los medios de comunicación y en la calle que en las provincias donde la investigación sobre la represión franquista no ha sido objeto de un proyecto total del Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad, o de algún historiador, el subconsciente colectivo de sus habitantes siguen bajo la enseñanza de “La Causa General” y de la historiografía neofranquista, Por el contrario, donde la investigación ha dado a conocer la magnitud exacta de la represión no sólo franquista, sino también la republicana, se terminó la manipulación e incluso el miedo al pasado.
Para terminar y confirmar lo anterior, compararé los datos que facilitaba el general Ramón Salas en su libro “Pérdidas de la Guerra” (1977) para Huelva, Córdoba y Jaén, provincias andaluzas cuyo grado de investigación actual sobre la represión republicana y franquista es casi del 100%:
En Huelva, una publicación reciente de Francisco Espinosa y José Mª García Márquez (“La desinfección del solar patrio. La represión judicial-militar en Huelva (1936-1945)”, ha desmontado la fábula estadística de Ramón Salas: Las víctimas del franquismo son 4.422 más que las facilitadas por él, pero en contra las víctimas por la represión republicanas son 336 menos:
Represión en Huelva:
Represión franquista – Represión republicana
Ramón Salas Larrazábal 1.597 437
F. Espinosa y José Mª García 6.019 101
Diferencia……. – 4.422 + 336
La diferencia es abismal entre la hipótesis estadística de Salas y la investigación sobre fuentes primarias de Francisco Espinosa y José Mª García Márquez.
En Córdoba, Francisco Moreno Gómez ha investigado la represión franquista en la provincia desde 1936 a 1950 (“La Guerra Civil en Córdoba, 1936-1939”, “Córdoba en la posguerra”,1939-1950” y “La resistencia armada contra Franco. Tragedia del maquis y la guerrilla”). Los resultados han sido muy semejantes a los de Huelva. Las víctimas del franquismo son 7.717 más que las facilitadas por Ramón Salas, mientras que las víctimas por la represión republicana son 582 menos:
Represión en Córdoba:
Represión franquista – Represión republicana
Ramón Salas Larrazábal 3.864 2.642
Francisco Gómez Moreno 11.581 2.060
Diferencia……- 7.717 + 582
Finalmente, Jaén. Mi investigación ha tenido como fuente los registros civiles de la provincia, libros de enterramientos, archivos municipales y el histórico de Jaén. Los datos de mi investigación (Todos los nombres. Borrador para un estudio de la tragedia en la provincia de Jaén, 1939-1952”) y los de Luis Miguel Sánchez Tostado (“La guerra civil en Jaén: Historia de un horror inolvidable”), demuestran una vez más la manipulación de Ramón Salas Larrazábal, cometiendo en Jaén los mismos errores intencionados que en Huelva y Córdoba: 2.147 víctimas republicanas menos y 1.790 más en el bando nacional:
Represión en Jaén:
Represión franquista – Represión republicana
Ramón Salas Larrazábal 606 3.509
Santiago de Córdoba (1) y
Sánchez Tostado (2) 2.753 (1) 1.719 (2)
Diferencia………… – 2.147 + 1.790
Cuando Tomás Montero me invitó a participar en este acto de homenaje a las víctimas de la represión franquista en Madrid, de las que 53 son naturales de Jaén, entre ellas Ana López Gallego, una de las TRECE ROSAS, le expuse mi preocupación sobre el estado actual de la investigación en Madrid. No comprendía los motivos por los que teniendo tan cerca tantos archivos, ahora abiertos, y la concentración de 15 universidades, la investigación sobre la represión franquista se encontrara tan lejos de los hechos, sabiendo que aquí en Madrid como en toda España, cuando el 1 de abril de 1939 cayó la II República no terminó la guerra, porque como dijo Saint-Exupéry, ilustre poeta, aviador y corresponsal de guerra francés: “aquí se fusila como se tala árboles”.
No sé si he sabido exponer bien mi preocupación sobre la investigación y la represión franquista en Madrid. No soy comunicador y me cuesta exponer en directo mi trabajo. No obstante, este era mi compromiso para con las víctimas del franquismo y sus familiares y lo he cumplido.
Gracias por vuestra atención.
Santiago de Córdoba Ortega
Madrid, 16 de abril de 2011
Las voces que lucharon contra Franco…
abril 20, 2011Varios de los cantautores que combatieron el régimen rememoran el inicio de las reivindicaciones sociales y políticas en una época en la que cantar adquirió un inesperado poder
JESÚS MIGUEL MARCOS MADRID 20/04/2011

Raimon, en un concierto en Madrid dos meses después de morir Franco. EFE

Dar un concierto durante el franquismo era algo similar a desembarcar en Normandía con una pistola y tres balas. No debía ser fácil abordar un recital cuando un administrativo del Gobierno ponía el sello de «censurado» en casi todas las canciones que iba a tocar un músico. Eso le ocurrió a Marina Rossell a mediados de los setenta, teloneando a Ovidi Montllor en Tortosa. «A Ovidi le dejaron tres canciones y a mí, cuatro. Lo que hicimos fue llenar todo el concierto con ellas, repitiéndolas. Era como un loop gigante. La gente alucinaba», recuerda la cantante, una de las participantes en el simposio sobre la canción de autor de los sesenta y setenta que la Fundación Joaquín Díaz organizó en Tiedra (Valladolid) durante la semana pasada.
No deja de ser curiosa la tarea que tenía la Policía en aquellos legendarios recitales: escuchar canciones. Se supone que al músico nunca se le ocurriría variar el orden del repertorio, a riesgo de ser encerrado. De improvisar con las letras ya ni hablamos.
«Lo que intentaba sembrar Franco era miedo», dice María del Mar Bonet
Porque las canciones, cuando el muro del franquismo comenzaba a agrietarse, adquirieron un inesperado poder, tanto que lograron incomodar a un totémico sistema dictatorial. Voz y música, dos elementos sonoros, físicamente inofensivos, produjeron alteraciones imprevistas en una sociedad que, sencillamente, perdió el miedo.
«Cuando ibas a una manifestación, estaba todo el pueblo, yo miedo no tenía. Fue el principio de todas las reivindicaciones civiles, sociales y políticas, algo apasionante», explica Rossell. Eran jóvenes y hasta cierto punto inconscientes. «Pero el miedo era un problema peor que la inconsciencia subraya María del Mar Bonet, precisamente eso era lo que intentaba la dictadura: sembrar el miedo. Muchas de las acciones en las que participamos te podían llevar a conflictos graves, pero no tenías miedo, porque tenías la sensación de hacer cosas importantes, algo urgente».
Todos los que vivieron aquel momento hablan del lirismo crudo de Paco Ibáñez, que también se dejó ver en el simposio, del grito telúrico de Raimon, de la elegante dignidad de Serrat, de las canciones de trabajo de María del Mar Bonet, de la artesanía melódica de Chicho Sánchez Ferlosio… Los jóvenes, especialmente los universitarios, empezaban a escuchar lo que nadie les enseñó en la escuela: se exponían a un mundo cultural desconocido, poético, libre, esperanzador y combativo, con el aura de indestructibilidad que genera el saberse en posesión de la verdad. María del Mar Bonet no cree que «la sociedad estuviera dormida, la sociedad estaba sometida por un régimen que no le gustaba a nadie y contra el que la universidad, el mundo obrero y el intelectual intentaban luchar. Había un fuerte deseo de acabar con el bagaje de opresión del franquismo».
Según Amancio Prada, «Ibáñez abrió las ventanas a una nueva canción»
La estrategia de imaginar
Lo que les definió a todos, además de la necesidad de cambiar el curso de las cosas, fue el uso de la poesía. Más que una cuestión de derribar un sistema a pedradas, la estrategia era la de imaginar otro y cantarlo, hasta que su verdad se impusiera como un hecho consumado. Así se expulsaba el miedo y se despertaban las conciencias. «Yo nací en un pequeño pueblo catalán y este movimiento de cantautores me ayudó a explicarme a mí misma lo que yo vivía, me descubrieron un mundo nuevo, me llevaron a hacerme preguntas que de otra forma hubiera sido imposible que surgieran», cuenta Marina Rossell.
Si había que luchar contra Franco con poesía, lo primero era rescatar del olvido forzado a los primeros que lo habían hecho: los poetas republicanos. Paco Ibáñez lo entendió con rapidez y revistió sus canciones con los versos de Lorca, Celaya, Machado, Hernández. «Decían con palabras hermosas y directas todo lo que tú sentías y lo que querías aprender», responde Martirio, integrante de grupo Jarcha a principios de los setenta.
Marina Rossell: «Esos cantautores me descubrieron un mundo nuevo»
Las armas ya estaban cargadas, solo había que desenfundarlas. «Paco Ibáñez abrió las ventanas a una nueva canción. Tenía esa dimensión política tan importante, aunque luego si analizas las canciones no son tan descaradamente políticas. Era más bien la actitud, el símbolo y el ser síntoma de una inquietud, de una contestación», resalta Amancio Prada, que en los primeros setenta daba sus pasos iniciales en el mundo de la canción en París.
Asistir a un recital en aquellos años se convirtió en una declaración política. Conciertos como combates: algo tienen en común el francotirador que se tumba en la trinchera esperando que el enemigo aparezca en su objetivo y el cantautor que apoya el pie en una silla, empuña su guitarra y comienza a ametrallar fantasmas con versos, en medio de un escenario lleno de sombras. «En aquel momento teníamos una plataforma, podíamos expresar el sentimiento de una sociedad que luchaba. Realmente, éramos la voz de mucha gente. Lo que pasa es que luchábamos con toda una serie de problemas graves, entre ellos la censura. Te podían coger a ti mismo. Muchos cantautores se tuvieron que exiliar», explica Bonet.
En 1971, el régimen franquista le prohibió a Paco Ibáñez actuar en territorio español. Tres años antes, los discos de Serrat eran retirados e incluso, ya en 1975, el cantautor catalán se vio obligado a exiliarse en México durante un año por una orden de busca y captura. Se repetía la historia de la Guerra Civil: los grandes nombres de la cultura no tenían sitio en España. Todavía en 1974, Amancio Prada tenía que eliminar una canción de su primer álbum, la titulada Monorrimo, con letra del poeta leonés Luis López Álvarez.
María del Mar Bonet fue detenida en Zaragoza en 1971 por cantar
Una noche en la trena
Los problemas en los conciertos no eran menores. La policía vigilaba todas las actuaciones y no dudaba en actuar si lo creía necesario. A María del Mar Bonet, por ejemplo, la detuvieron después de un concierto en la universidad de Zaragoza. «Sería a finales de 1971 y yo era muy joven, tenía 19 años. Me hicieron un interrogatorio horroroso. Me acusaban de lo que había cantado y yo no hacía más que poner excusas. Estuvimos encerrados una noche. Menos suerte tuvieron los universitarios que organizaron el acto. A ellos los detuvieron unos cuantos días más…», recuerda Bonet.
Los cantautores recuperaron a la Generación del 27 y se dejaron empapar por las principales corrientes artísticas y fenómenos culturales del momento: Dylan, la chanson francesa (Brel, Brassens, Moustaki), la canción latinoamericana (los ecos de Violeta Parra y Atahualpa Yupanqui, el compromiso político de Silvio Rodríguez), Mayo del 68, el pop de los Beatles. De fondo, se mantenía el espíritu comprometido que enlazaba con la canción protesta estadounidense de principios de los sesenta. «Yo creo que la música siempre es comprometida», añade Martirio, «incluso el poema de amor más lírico puede conectar con los sentimientos de forma que te haga reivindicar cosas muy políticas. Al remover los sentimientos, se mueve no sólo lo lírico, sino también lo social y lo político».
Martirio: «Decían con palabras hermosas lo que tú sentías»
Con el final de la dictadura, la música (y el arte en general) vivió una explosión sin precedentes. Según Marina Rossell, «en la Transición se hicieron mejores canciones, menos metafóricas, más directas y mejores producciones. Fue una fiesta. Lo viví como algo apasionante. Como demostración de la apertura aparecieron las Galeuscas, que eran conciertos de músicos de las distintas autonomías».
Desde entonces, la música en España no ha vuelto a tener ese peso político. Acudió al servicio de la gente cuando se la necesitó, pero su carga ideológica decreció con la llegada de la democracia. «Importancia social sí tiene, tal vez mayor que entonces, pero política no. La música en este país se ha enriquecido mucho, pero a los cantores ahora nos cuesta más. Yo echo en falta una canción comprometida. Ahora es cuando hay que hacerla, o no menos que antes», sostiene Amancio Prada.
La sociedad sigue necesitando a la música como instrumento para iluminar la realidad. Quizás lo difícil ahora es definir un enemigo, como lo fue Franco. «Habrá que empezar por la corrupción», concluye Marina Rossell. El futuro está asegurado, entonces.
«Doctor Feelgood no, que Franco está enfermo»
Como suele ocurrir en casi todas las dictaduras que emplean la censura para controlar a sus ciudadanos más díscolos, durante el franquismo se vivieron momentos delirantes motivados por el celo de los funcionarios del Gobierno. Por ejemplo, el periodista musical Carlos Tena tenía previsto hacer un especial sobre el grupo Doctor Feelgood en Radio Nacional de España a finales de 1975, pero le recomendaron que desistiera ya que Franco estaba enfermo en esos momentos y no convenía radiar a un grupo que se llamaba «Doctor». Generalmente, se censuraban las canciones por motivos políticos, aunque en el caso del franquismo se hizo especial énfasis en cuestiones sexuales. Sin ir más lejos, Joan Manuel Serrat tuvo que eliminar el verso «magreando a una muchacha» de su canción ‘Fiesta’.
Grupos por la memoria histórica reclaman un memorial en cementerio de Paterna..
abril 20, 2011Valencia, 17 abr (EFE).-
Diversos colectivos integrados en el Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica se han concentrado hoy frente al muro del cementerio de Paterna (Valencia) para reivindicar la instalación de un memorial en recuerdo de los 2.238 fusilados allí durante la Guerra Civil.
Según ha informado a EFE el coordinador del citado grupo, Matías Alonso, en este acto han participado diversos grupos de familiares de los ajusticiados, así como personalidades del mundo universitario, como el director del colegio mayor Rector Peset, José Luis Civera.
Alonso ha destacado que el próximo 24 de mayo se cumplirán 70 años del fusilamiento del doctor Peset Aleixandre, uno de los fusilados en este lugar, por lo que ha llamado la atención a la sociedad civil para que «le rinda el homenaje que merece».
Según este portavoz, «estos restos de la antigua galería de tiro fueron el segundo lugar donde más gente se ejecutó durante la guerra, tras el cementerio de Madrid», por lo que ha reclamado al Ayuntamiento de Paterna que instale un memorial en recuerdo de estos hechos en el que figure el nombre de todos los fallecidos.
Asimismo, ha denunciado el deterioro del muro, «resquebrajado por las raíces de los pinos» y ha asegurado que «el anterior alcalde de Paterna dejó redactado un proyecto para la construcción de un parque en la parte de fuera de este muro con los nombres de los fusilados».
«Algunos familiares todavía no tienen claro dónde está el fusilado, ni tienen un sitio en el que figure su nombre, por lo que creemos que, al igual que se ha hecho en varias localidades de toda España, este lugar merece un memorial digno».
Una asociación contra la política ´nostálgica´ del franquismo…
abril 20, 2011
Manuel Monge pretende crear un movimiento cívico que impida la llegada al gobierno municipal de los que representan «una hipoteca» para el futuro de la ciudad
EP | A CORUÑA
El presidente de la Comisión pola Recuperación de la Memoria Histórica de A Coruña (CRMH), Manuel Monge, ha presentado este martes un manifiesto en el que advierte de la posible llegada al gobierno municipal de fuerzas políticas que ha definido como «nostálgicas» del franquismo y que no quieren cumplir con la Ley de Memoria Histórica.
Autodefinidos como una plataforma cívica «apartidaria», que no reclama el voto para nadie, en el manifiesto se defiende la «importancia» de crear un movimiento cívico que, según Monge, impida la llegada a la corporación municipal de aquellos que, en su opinión, se presentan como cambio, pero que no representan otra cosa que «una marcha atrás y una hipoteca» para el futuro de la ciudad.
Además, Monge ha defendido que son los mismos que hacen una «interesada» relación entre la inmigración y la delincuencia con afirmaciones de marcado «carácter racista», y que, en su opinión, utilizan el tema del topónimo de A Coruña para generar «crispación» social, con «escasos» réditos políticos.
Por último, en el manifiesto se recuerda que la abstención «favorece» los objetivos de la derecha y que, por lo tanto, según Monge, es de «vital importancia» la participación en las próximas elecciones municipales, para «impedir» la llegada de estas fuerzas políticas.