La batalla por la redención de los nombres (I)

abril 27, 2011

Este reportje ha sido realizado por los periodistas:  Jesús Rodríguez (http://laluzdelmundo.wordpress.com/) y Gregorio Verdugo  (http://elblogdejackdaniels.blogspot.com/)
Por otra parte, está publicada en Periodismo Humano la segunda parte del reportaje.: http://periodismohumano.com/sociedad/memoria/la-batalla-por-la-redencion-de-los-nombres-ii.html

A Ana Granada Garzón de la Hera la mataron, según su hijo Miguel, porque “no quería nada con la Iglesia y no estaba casada”, y a la abuela de Manuel Domínguez, por ser “la mujer de un líder obrero que marchó a Madrid a luchar en el frente”. Conocieron su pérdida a través de su hermana mayor y su padre, respectivamente. Ambas formaban parte del grupo de 17 mujeres de Guillena fusiladas en 1937 en las tapias del cementerio del pueblo vecino de Gerena.

Guillena es un pueblo situado apenas a veinte kilómetros de Sevilla que en 1936 contaba con una población de unos 4.000 habitantes. Cuando se conoció la noticia de que el ejército rebelde se había sublevado contra la legalidad democrática de la República, la gente formó un comité que se encargó de la recogida de armas por casas y cortijos, con la anuencia del brigada comandante del puesto de la Guardia Civil de la localidad.

Establecieron guardias y vigilancia en los accesos al pueblo, llevaron en camionetas víveres y dinamita a varias poblaciones cercanas e intentaron sin éxito la voladura de un puente sobre el Guadalquivir en la localidad sevillana de la Algaba.

A las ocho de la tarde del 26 de julio de aquel año, una columna mandada por Ramón de Carranza, que luego fue el primer alcalde franquista de la ciudad de Sevilla, tomó el pueblo y dejó nombrada una comisión gestora a cargo del Ayuntamiento. La gestora lo primero que hizo fue suspender a todos los empleados municipales, excepto el alguacil y el jardinero, y la sustitución del secretario por otro nuevo.

Dos días después llegó al pueblo una columna al mando del brigada de la Guardia Civil Juan Ruiz Calderón, que se encargó de poner en marcha a las milicias junto a Antonio Belmonte, jefe de Falange. A raiz de entonces comenzaron las detenciones y las batidas en las inmediaciones de los pueblos para iniciar la represión y persecución de los huidos y, además, evitar los asaltos que se venían dando en cortijos y fincas en busca de alimentos.

Las detenciones y los traslados de prisioneros a Sevilla para ser ejecutados son cada vez más frecuentes. La gran mayoría de los detenidos se entregaba voluntariamente, engañados por los continuos señuelos de los represores y por las amenazas contra familiares.

En ese marco de represión generalizada, durante el otoño de 1937, diecinueve mujeres del pueblo fueron detenidas y posteriormente sacadas de la cárcel, paseadas públicamente con las cabezas rapadas y obligadas a asistir a misa. Unos cuantos días después, trasladaron a diecisiete de ellas a Gerena, donde fueron asesinadas alrededor de las diez de la mañana y arrojadas a una fosa común en el cementerio de San José. José Domínguez, que por entonces tenía ocho años y se encontraba jugando en un olivar cercano junto a sus amigos, contó al profesor Leonardo Alanís Falante que, durante la masacre, las mujeres trataron de esconderse en los nichos excavados en la tierra y un sujeto apodado “el moña” las cogía por los pelos y las ponía para que las mataran.

Mientras ellas trataban de protegerse, sus verdugos disparaban sus fusiles desde la cancela del camposanto. Eran algo más de una docena, todos falangistas, salvo dos o tres guardias civiles. Una de las mujeres presentaba un avanzado estado de gestación. La mayoría de ellas todavía permanecen inscritas en los registros civiles como personas vivas. La hija de una de ellas conservó para siempre la hoja del calendario que marcaba el día fatídico de aquel año en que asesinaron a su madre

Manuel Domínguez y Miguel Aguilera Garzón, nieto e hijo de dos de las 17 mujeres de Guillena asesinadas en Gerena.

Cuando Miguel, el hijo de Ana Granada Garzón de la Hera, tenía siete u ocho años, sus hermanos y sus tíos le contaron la historia del cura “que las mandó matar”, porque “tenía represalias contra las mujeres que no estaban casadas por la Iglesia”. Fue el sacerdote quien se presentó en la cárcel donde estaban las detenidas y “a todas las que le pareció las mandó a Gerena para matarlas”. El mismo cura, años después, le dijo a su hermana mayor que lo llevara a bautizar, y le dio “siete gordas”. Todavía hoy se pregunta Miguel “qué buscaba con darle ese dinero a mi hermana si sabía que había matado a mi madre”.
Manuel se enteró del destino de su abuela por boca de su propio padre, “siempre con mucho cuidado y sin contarte todas las cosas”. Su padre nunca intentó hacer nada por ser “un hijo de la dictadura, y a ver quién se movía en esos tiempos”. Por eso, a los 16 años, Manuel entendió que “hay que hacer algo, porque veo que mi padre se va haciendo mayor y no puede hacer nada”. Con esa impotencia encima, decidió tomar el relevo, porque “esto no se puede quedar así, al menos que sepa que tuvo un padre y una madre”.

Tras las huellas de los suyos

El Castillo de las Guardas es una pequeña localidad de algo más de 1.600 habitantes, asentada en las puertas de la Sierra Norte de Sevilla. Tras el alzamiento militar del 18 de julio, los castilleros republicanos, aunados por su Ayuntamiento, comenzaron un breve período de sometimiento de las fuerzas militares presentes en el pueblo, encarnadas en un destacamento de la Guardia Civil.

Con la ayuda de la columna minera, se consiguió expulsar a los guardias, que sólo sufrieron una baja pero no fueron perseguidos. Posteriormente, el 16 de agosto, la columna de Álvarez Rementería entró en El Castillo y obligó a buena parte de los vecinos a huir a la sierra. Según el informe de fosas de todoslosnombres.org, más de 100 castilleros murieron como víctimas de la represión franquista, entre agosto de 1936 y octubre de 1949.

Francisco González Velázquez, alias «el Canelo», hijo de represaliado en Santiponce (Sevilla)

La historia de la liberación y la caída de El Castillo sonaba añeja pero vívida, como las ascuas centelleantes de una candela que agoniza, en boca de los mayores que acudieron a las Jornadas de Memoria Histórica que se celebraron el 23 y el 24 de octubre de 2010, y en la cual José María García Márquez y Cecilio Gordillo relataron los acontecimientos acaecidos en aquellos días y el proceso de búsqueda de datos de desaparecidos a través de los registros civiles.

Santiago Fernández tiene 62 años. Reside en Osuna, aunque toda su familia paterna procede de El Castillo de las Guardas. El pasado 23 de octubre, al fondo de la sala donde se celebraron las jornadas, pudo verse su pelo cano parapetado tras las cabezas de decenas de atentos asistentes. Santiago acudió al pueblo de sus mayores siguiendo la pista de sus dos tíos, Benito y Nicomedes Fernández Rubiano. “A mis dos tíos los fusilaron aquí, en esta zona. Mi madre, cuando quería hablar, lo hacía siempre de lo buenos que eran, y procuró que no tuviésemos rencor”, relata.

Santiago llegó a las jornadas de El Castillo a través de su trabajo previo indagando en el registro civil de Osuna, el que más información de la Guerra Civil conserva. “Todos los datos que yo tenía sobre la represión se los facilité a Fernando Romero, de todoslosnombres.org, pero en El Castillo no he hecho nada”, porque aquella mañana del 23 de octubre fue la primera vez que puso sus pies en el pueblo. Tras exponer su testimonio, varios de los vecinos más longevos se levantaron y comenzaron a hablarle de sus tíos Benito y Nicomedes, mientras él agachaba la cabeza intentando ocultar las lágrimas. Al concluir la charla, Santiago fue incapaz de disimular la ilusión que se reflejaba en una gran sonrisa. “Me han prometido información muy buena e incluso algún familiar me ha dicho que sabe en qué lugar está enterrado mi tío Nicomedes”.

Cementerio de El Castillo

De igual manera, gracias a un estudio riguroso del Registro Civil de Sevilla realizado por el historiador Juan Ortiz Villalba, Juan José López, natural de El Madroño, pedanía de El Castillo, descubrió qué le ocurrió a su abuelo represaliado. Desde pequeño siempre supo que había muerto en la guerra. Se lo contaba su madre, que recordaba haber ido cuando apenas tenía cuatro años a visitar a su padre a la cárcel, “hasta que un día le dijeron que ya no estaba allí y ahí se acabó la historia”. Fue García Márquez quien le facilitó el número del sumario del consejo de guerra del Tribunal Militar que lo condenó a muerte.

A Francisco González Velázquez lo conocen en Santiponce, a escasos kilómetros al noroeste de Sevilla, como El Canelo, el apodo heredado de su padre. Francisco tenía sólo cinco años cuando quedó huérfano, aunque en sus palabras parece que el polvo del tiempo no ha enturbiado el recuerdo de aquellos días. “Mi padre no era de aquí, era de Valencina, así que nos echaron, y a los tres o cuatro días llegó un coche a mi casa y le dijeron: ‘Padre mío -que así lo llamaban-, vente con nosotros’”.

Tras varios días encarcelado, con la familia tratando de mediar para lograr indulgencia, lo fusilaron, como una venganza personal del jefe local de Falange, el 23 de agosto de 1937 en el cementerio de Castilleja de Guzmán. Su madre y sus hermanos supieron su paradero desde unos días después, gracias a “un primo que era basurero en Valencina y le dijo a mi madre: ‘No lo busques que está allí, que me han llamado y he cogido yo los tres cadáveres y los he echado allí’. Y ahí está enterrado”.

Todos tienen la certeza de que lo van a intentar, aunque la mayoría no sabe todavía cómo, pero están firmemente decididos a hacerlo. Una “carreta”, como afirma Santiago, a la que hay que “empujar desde la rueda, desde atrás o desde delante, de día o de noche”, resueltos a moverla “de todas, todas”.

El descubrimiento de un familiar desaparecido

Nélida y Pilar descubrieron, más de 74 años después, que su tío José fue uno de los masacrados de la columna que se desplazó desde Riotinto a Sevilla, para liberar la ciudad de las garras de Queipo de Llano el 19 de julio de 1936. Un comentario casual de una amiga en una exposición fotográfica sobre la Guerra Civil en Madrid supuso el inicio de un periplo de incertidumbres y dificultades para recuperar los restos de su familiar. El mismo tortuoso recorrido por los senderos que transitan miles de familiares de víctimas del franquismo, que buscan a sus seres queridos por las cunetas y fosas comunes esparcidas por todo el país, para recuperar sus nombres.

“El día que estalló la guerra, tu tío Joselito salió con otros del pueblo a detener a Franco y lo mataron camino de Sevilla. Lo supimos porque, días después, nos llegó una nota de los cuarteles de Franco en la que agradecían la donación a la causa de su sello de oro y su reloj. Por más que pedimos que nos entregaran el cuerpo, nunca lo hicieron ni nos dijeron dónde estaba enterrado.” Este breve relato por boca de su madre era todo lo que Pilar conocía acerca de la historia de su tío José Palma Pedrero, un minero de Mesa de los Pinos, pedanía de la localidad onubense de Minas de Riotinto. José formó parte de la columna minera que el 19 de julio de 1936 se dirigió a Sevilla para liberarla del yugo de las tropas de Franco. La columna, compuesta por unos 400 o 500 hombres, en su mayoría procedentes de la comarca minera de Sevilla y Huelva, tenía como objetivo irrumpir en la capital hispalense y someter a Queipo de Llano, el general franquista que pugnaba por dominar la ciudad.

Los mineros contaban con una escolta militar de 60 guardias civiles y 60 carabineros bajo las órdenes del comandante Gregorio Haro Lumbreras, un antirrepublicano destacado que, al frente de sus hombres, se adelantó a la columna con la excusa de despejar el camino. Tras llegar a Sevilla y ser recibido como un héroe libertador en Triana, corrió a presentarse ante Queipo de Llano y ponerse a su disposición.
Haro Lumbreras volvió después sobre sus pasos hasta La Pañoleta, el camino de entrada a Sevilla desde Huelva, para esperar a la columna y su veintena de camiones y vehículos cargados de dinamita. Los sorprendió mientras descendían por la Cuesta del Caracol. La tropa franquista abrió fuego contra aquel blanco fácil y voló parte de la carga de dinamita. En aquella emboscada murieron 25 mineros y otros 70 acabaron detenidos, de los cuales 68 fueron fusilados en distintos puntos de Sevilla, como escarnio público. El resto huyó como bien pudo.

José Palma Pedrero manejaba el volante de uno de los camiones que saltó por los aires, el de matrícula SE-16991. Su cuerpo resultó carbonizado e irreconocible, de no ser por un carné que portaba consigo.
Bastantes años después de dichos sucesos, Nélida visitó a una amiga en Madrid y acudieron a contemplar una exposición de fotos famosas sobre la Guerra Civil. Recordó entonces la historia inconclusa de su tío y se preguntó en voz alta por su suerte. “Espero que no haya sido parte de la columna minera, porque a ellos sí que los hicieron polvo”, le contestó su amiga. Una vez de vuelta en Nueva York, comentó lo sucedido a su prima Pilar, que introdujo en Google los apellidos de su madre. El buscador le devolvió como resultado la página 118 del libro ‘La Justicia de Queipo’, obra del historiador Francisco Espinosa Maestre, con una frase resaltada en negrita: “… José Palma Pedrero (Riotinto) carbonizado…”.

El dato, desconocido por ambas primas, animó a Pilar a profundizar en su búsqueda y llegó a un foro en el que, tras una consulta, le comunicaron que su tío José estaba enterrado en una de las fosas comunes del cementerio de San Fernando de Sevilla. Al día siguiente, el propio historiador Espinosa Maestre le envió un correo electrónico donde afirmaba que los restos de su tío se encontraban en el cementerio de Camas, población a la que pertenece La Pañoleta.

Espinosa Maestre puso a Pilar en contacto con Cecilio Gordillo, administrador de todoslosnombres.org, quien le informó de que el cementerio de Camas había cambiado su ubicación, a excepción de esa fosa común que hoy se encuentra bajo unas instalaciones de Educación Vial construidas hace poco. Además le facilitó las actas de levantamiento de los cadáveres de La Pañoleta y de enterramiento de los mineros.
Cecilio Gordillo relató, durante una larga charla en la bodega El Puente, que “al camión que conducía el tío de estas dos primas lo alcanzó un tiro que hizo estallar la dinamita y que lo reventó con sus ocupantes dentro. Es el único caso de aquella matanza que está bien documentado”.

Ambas primas, con la colaboración de todoslosnombres.org, comenzaron la gestión para la exhumación de la fosa común en la que descansan los restos de su tío. El primer paso fue contactar con el alcalde de Camas, la alcaldesa de Riotinto y el comisario para la Memoria Histórica de la Junta de Andalucía, Juan Gallo González. Ninguno de los alcaldes respondió a su solicitud, y el comisario les informó de que sólo los descendientes directos tienen derecho a pedir la exhumación, por lo que la única solución pasaba por contactar con las familias de los demás fallecidos.

El propósito de la lucha de Nélida y Pilar es exhumar los restos de los nueve mineros sepultados en la fosa común de Camas e identificar los de su tío, para darle sepultura y colocar una placa que lleve su nombre. Para ello, Nélida viajará a Camas el próximo 19 de julio para rendir homenaje a los desaparecidos, entre los que se encuentra su tío José.

http://periodismohumano.com/sociedad/memoria/la-batalla-por-la-redencion-de-los-nombres-i.html


La asociación critica el «lamentable estado de abandono» del barranco…

abril 27, 2011

El alcalde del municipio niega desatención y pide a la Diputación o a la Junta que instale un cercado cinegético para proteger las fosas, ubicadas en un coto privado de caza

E. Ll. / Granada | Actualizado 27.04.2011 –

La presidenta de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Maribel Brenes, asegura que el barranco de Víznar se encuentra en un «lamentable estado de abandono y dejadez», por lo que su colectivo trabaja para que este paraje sea en el futuro declarado por la Consejería de Gobernación y Justicia ‘Lugar de Memoria’.

La responsable, que invita al Ayuntamiento a «participar en la puesta en práctica del proyecto de dignificación» de este espacio, valora que «ser los custodios de unas fosas con restos humanos no les concede autoridad para desprestigiar a las personas que verdaderamente trabajamos en la Memoria Histórica», en clara alusión a las críticas recibidas por el alcalde de Víznar tras la publicación del mapa de fosas con errores en ese término municipal.

«No hay restos de basura pero allí campan a sus anchas las motos de trial y hay cartuchos por todos lados porque el coto de caza está allí. Y las flores sólo las arreglan las familias cuando van. Otras veces están los carteles caídos y los poemas que dejan las familias están destrozados», afirma Brenes. Bajo su punto de vista, esta zona «tendría que tener un mantenimiento propio de un parque» aunque, en cualquier caso, «está protegido como parque natural».

Sin embargo, el alcalde del municipio, Luis Antonio Pérez, niega tal dejadez e invita a visitar el barranco «en cualquier momento» para comprobar que «no está abandonado».

Lo que, a su juicio, sí está «dejado y abandonado» es el Parque Lorca de Alfacar, ya que está «lleno de botellones y de papeles» pero, en el caso del barranco de Víznar, asegura que «de vez en cuando» operarios del Ayuntamiento se encargan del mantenimiento de la zona, que es «visitada a diario por familiares de los represaliados».

El regidor reconoce que por aquel espacio en el que yacen miles de asesinados «pasan algunas motos de trial y bicicletas de montaña», aunque argumenta que el municipio no dispone de medios para evitarlo. Además, recuerda que la fosa de Víznar está incluida en un coto de caza desde los años 70, por lo que «no se puede echar a los cazadores». Precisamente hasta octubre de este año está autorizada la actividad en este coto a la Asociación Virgen del Pilar.

Pérez insta a la Junta o a la Diputación a financiar un cercado cinegético, un sistema de protección que, a su juicio, es acorde con la calificación de parque natural que tiene este espacio. «No podemos hacer algo pomposo porque la dirección del parque y Medio Ambiente lo prohibirían. Pero este cercado no rompería el entorno, conservaría el espacio de forma austera y sencilla», valora.

Por último, recuerda que el Ayuntamiento sólo obtuvo hace unos años 3.000 euros de la Consejería de Justicia como ayuda económica a las víctimas del franquismo que «ni siquiera dio ni para pagar el monolito».

Granadahoy.com vía google noticias

La memoria Interior. Los fusilados de San Lorenzo…

abril 27, 2011

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25 abr 11

Tras casi 80 años en silencio…una historia ve la luz.

Sinopsis La Memoria Interior:

El 29 marzo de 1937, a las cuatro de la tarde, los disparos del pelotón de fusilamiento en la Isleta (Las Palmas de Gran Canaria) detuvieron por un segundo el ruido de una isla en el Atlántico. La causa 33 de 1936 había sido ejecutada y cinco cuerpos certificaban ante las autoridades el hecho: Francisco González Santana, conocido como La Mahoma, Juan Santana Vega, conocido como Machado, Antonio Ramírez Graña, Matías López Morales y Manuel Hernández Toledo. Cinco nombres propios escritos en los folios del Consejo de Guerra renacen en las voces de los familiares y los testigos directos para contar una historia: la de La MEMORIA INTERIOR. LOS FUSILADOS DE SAN LORENZO.

http://www.foroporlamemoria.es/pl.php?id=460


Anadir llevará el día 4 a Fiscalía las firmas para exhumar la fosa…

abril 27, 2011
23/04 · 14:12 · Rubén Guerrero
Una imagen del cementerio.
Una imagen del cementerio. · Autor: Información

El próximo 4 de mayo se trasladarán a la Fiscalía de Cádiz las firmas que se están recogiendo en los últimos días para exhumar la fosa común del cementerio de Jerez y de otros municipios de la provincia. La recogida de firmas la inició, como adelantó este medio el pasado 9 de abril, Anadir, la asociación que se encarga de encontrar la verdad en los casos de adopciones irregulares y presuntos niños robados.

A través de la recogida de firmas, Anadir pretende “conseguir ayuda para crear un banco de ADN gratuito para poder establecer coincidencias entre todas las personas afectadas, así como también queremos que analicen de una vez los restos de nuestros hijos enterrados en las fosas comunes de los cementerios de la provincia de Cádiz”.

El día 4 se trasladarán todas las firmas recogidas a la Fiscalía de Cádiz, para que se tenga en cuenta la lucha de esas familias que décadas después todavía siguen buscando a unos hijos a los que en su día dieron por muertos desde los diferentes centros hospitalarios y que podrían haber sido víctimas de esta trama nacional de venta ilegal de niños.

Luisa Fernanda Terrazas, una de las madres que busca a dos hijos que fueron supuestamente robados hace 39 años y que está movilizándose bastante por la causa, comentaba a este medio: “No sabría decir un número total de firmas y tampoco sé si serán las necesarias o no, pero lo que está claro es que a través de las firmas queremos expresar nuestra lucha y el apoyo que estamos recibiendo de muchas personas. Espero que esto sirva para algo. La verdad es que se están recogiendo muchísimas firmas. Estoy en contacto con diversas familias y me han comentado que la recogida está siendo muy positiva”.

Hay que recordar que la mayoría de esos niños supuestamente fallecidos fueron enterrados en osarios y en fosas comunes. Ahora, con la petición de las familias afectadas, lo que se pretende es que se autorice la exhumación de las fosas comunes en los diferentes cementerios. De esta forma se sabrá la verdad: si ciertamente los niños murieron o si fueron vendidos a otras familias. “Si es verdad que murieron, nos quedaremos tranquilos. Pero si no es así, queremos conocer lo que realmente pasó y vamos a seguir luchando hasta el final para saber la verdad de esta historia”, relata Luisa Fernanda.

http://www.andaluciainformacion.es/portada/?a=174978&i=34&f=0


VI JORNADAS DIME: «»SE LLAMA MEMORIA». PROGRAMA. MARCHENA 1 DE MAYO»

abril 27, 2011

miércoles 27 de abril de 2011

BANDA DE MÚSICA “CASTILLO DE LA MOTA” DE MARCHENA

                                              PROGRAMA DE CONCIERTO

“SE LLAMA MEMORIA”
1. Lista de Schindler ………………………….JOHN WILLIAMS

2. Suspiros de España…………….…………. A. ÁLVAREZ

3. Te Quiero … ………………………..………….VALVERDE, LEÓN Y QUIROGA

4. Ojos Verdes………..………………..………. VALVERDE, LEÓN Y QUIROGA

5. Triniá……………………………………….……. VALVERDE, LEÓN Y QUIROGA

6. Homenaje a las víctimas…………….… Arreglos de J. M. TRONCOSO

7. Los Campanilleros ……………………. …..Arreglos de J.M. TRONCOSO

8. Lista de Schindler ……………………………JOHN WILLIAMS

9. Himno de Andalucía………………………. Arreglos de MANUEL CASTILLO

10. Himno de Riego………………….………… Arreglos de J. M. TRONCOSO

DIRECTOR: JOSÉ MIGUEL TRONCOSO GUILLÉN
SALA MUNICIPAL DE CULTURA
13:00 HORAS/1 DE MAYO 2011
MARCHENA
Entrada libre hasta completar aforo (donativo a favor de DIME).
Os esperamos
Salud y Memoria
DIME


En busca del abuelo…

abril 27, 2011

A iniciativa de la familia Pereda, localizan en una fosa común del alto de la Mazorra los restos de unos once fusilados en 1936, entre los que se halla Agapito Pereda, vecino de Quisicedo

Pedro Pereda, hijo del desaparecido Agapito, observaba ayer los trabajos de localización de la fosa común.

M.A. Valdivielso
A. Castellanos / El amiñé

Agapito Pereda Martínez tenía 40 años, una esposa de 36 y cuatro hijos, el menor de solo un año y medio, cuando fue detenido en Quisicedo (Merindad de Sotoscueva) y conducido a la cárcel de Villarcayo. Era noviembre de 1936. Dos días después fue fusilado. Testigos presenciales de su enterramiento en una fosa común dieron pistas a su familia que ayer pudo presenciar su localización en el Alto de la Mazorra, en las cercanías de la valdivielsana ermita de la Hoz.
Isabel Pereda, de 88 años de edad, contaba con solo 13 cuando se llevaron a su padre de casa y le partieron la cara de un culatazo en su presencia. Ayer pudo observar junto a su hijos Pedro y Elisa, nietos de Agapito, los trabajos de localización de la fosa que apenas duraron un par de horas. Como explica Elisa Pereda Pereda, «contábamos con encontrar unos cinco cuerpos, todos ellos de vecinos de Quisicedo que fueron fusilados a la vez, pero hemos comprobado que son más». Un testigo presencial de la cercana localidad de Dobro y que tenía solo 9 años cuando se produjo el fusilamiento en aquel lugar, calcula que pueden haber unas once personas allí enterradas, dos de ellas mujeres y una de las cuales estaba embarazada de ocho meses. Los expertos de la Sociedad Aranzadi exhumarán sus restos el próximo mes de mayo y muchas incógnitas quedarán desveladas.
La familia Pereda, que cuenta con una subvención del Ministerio de la Presidencia gracias a la Ley de Memoria Histórica, ya ha localizado a cinco familias oriundas de Quisicedo y Villamartín de Sotoscueva, que con casi toda probabilidad tengan a sus antepasados en la misma fosa. Pero ahora han aparecido más cuerpos, por lo que invita a otras familias de Las Merindades a entrar en contacto con ella y así poder recoger los restos de sus seres queridos. «Nos gustaría contactar con todas las familias y en el momento de la identificación poder entregarles los restos», señaló ayer Elisa Pereda, quien inició la búsqueda de su abuelo hace más de una década.
Entonces, fue cuando testigos presenciales ubicaron su enterramiento en el puerto de La Mazorra. Después conoció la fosa común hallada en el cementerio de Valdenoceda y en la que han aparecido los restos de 151 presos del penal de la localidad enterrados entre 1938 y 1943. Se puso en contacto con la asociación de familiares creada y logró allanar el camino para conocer cómo obtener una ayuda y comenzar el proceso de identificación de su abuelo.
La familia Pereda, en parte ya afincada en la provincia de Vizcaya y en parte en Villarcayo, sigue manteniendo los vínculos con Villarcayo y con la Merindad de Sotoscueva. Elisa habla sin rencor del pasado. «Mi abuelo no estaba metido en política ni en nada, lo detuvieron por una cuestión de venganzas personales», relata. En su partida de defunción no consta dónde se produjo su fallecimiento, porque sencillamente aparece como «desaparecido». Ahora, su hija y sus nietos ya están prácticamente seguros de haberlo hallado 75 años después. Las pruebas de ADN corroborarán sus esperanzas. Quien desee contactar con esta familia puede hacerlo en el 653 702 555. 

Diario de Burgos