EL FLACO FAVOR DE LÉON BLUM…

julio 31, 2011

En el  año conmemorativo del 75 aniversario del inicio de la Guerra Civil española a causa de la sublevación militar contra el gobierno legítimo de la II República hay muchas fechas que recordar todavía. Cada ciudadano o población de este país cuenta con alguna fecha fatídica que memora aquellos años sombríos, dolorosos,  violentos y de desesperación humana.

Mañana 1 de agosto no es diferente,  y por ello hay una efeméride que se debería recordar como otras muchas más, olvidadas consciente o inconscientemente en el calendario macabro de la Guerra Civil, como uno de los mayores  actos de tropelía y traición y de cobardía política internacional contra la democracia. Y es que no sólo la Memoria Histórica vive de los desaparecidos y demás represaliados, también lo hace o debería hacer si  es que esta quiere ser una herramienta útil para la reconstrucción histórica, de las circunstancias y casuísticas que formaron parte de aquellos acontecimientos que desembocaron en tan nefasto resultado final aquél 18 de julio de 1936.

Como no es excepción, la Guerra Civil española tuvo un apoyo directo causado no sólo por la actuación de intereses económicos promovidos por los pudientes de la época, sino que  también,  por la falta de convicciones y ética de los considerados grandes estadistas de la época como Neville Chamberlain, W. Churchill (posteriormente), Albert Lebroun  y  Léon Blum (los cuales, cometieron quizás  con su actitud el mayor engaño de la diplomacia y la política internacional contra la democracia y sus principios al desvincularse de las necesidades del gobierno de la II República, garante éste, sobre todo  en sus inicios  junto a Francia y Gran Bretaña  del sistema democrático ante el avance en Europa del fascismo y el comunismo);  actuando  éstos de modo irresponsable y cobarde al abandonar a su suerte al gobierno republicano, con su política de apaciguamiento ante estos avances ideológicos y sistemáticos a los que posteriormente no les quedó más remedio que hacer frente.

Así que este próximo lunes 1 de agosto podremos recordar y conmemorar  todos  como la falacia de  Léon Blum nos hacía un flaco favor al vender con el pacto de no intervención (no hay otro nombre posible que defina  su actuación) al gobierno legítimo de la II República,  máxime después de haberse comprometido  con José Giral a dar apoyo de medios materiales y económicos al mismo para posteriormente retractarse ante la presión del Presidente de la República francesa y de las directrices marcadas por el Reino Unido, dejando así abandonado al gobierno de Giral a su propio destino, mientras los militares sublevados recibían las ayudas de los regímenes fascistas de Mussolini y Hitler.

Y es que no siempre los intereses de la libertad y de la democracia coinciden con los de sus valedores, por lo que su defensa se convierte muchas veces en una debilidad. Lo dicho flaco favor nos hizo el gabacho con su actitud e ineptitud.

Jordi Carreño Crispín

Vicepresidente de la A. I. La Memoria Viv@


Esperanza Aguirre, los mártires y hasta un azafato…

julio 31, 2011

El ‘Diccionario biográfico’ cabalga sobre el trato desmesurado a políticos del PP como la presidenta de Madrid, la crónica de sociedad y un relato nada neutral del siglo XX.

JOAQUÍN PRIETO 31/07/2011

Y qué fue del Diccionario biográfico español? La Real Academia de la Historia mantiene cerrada la distribución a las librerías, y la oferta al público está limitada a la que pueda hacer la propia institución. Pero 22 de los 50 tomos previstos se encuentran ya disponibles en la Biblioteca Nacional. Se descubre ahí que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, tiene derecho a una biografía de nada menos que ocho columnas y media, incluida una relación de «obras» que consisten en discursos, intervenciones parlamentarias, palabras en el Foro de Abc… El espacio reservado a Aguirre es casi tan grande como el de Francisco Franco (10 columnas), pese a que la vida militar y dictatorial de este último da para bastante más, en teoría, que la de una política democrática que no ha alcanzado las máximas responsabilidades.

Pinchar enlace para accder a Biografías sesgadas y GALERÍA FOTOS – – 29-07-2011

El ‘Diccionario’ da por archivada la causa contra Camps. Arzallus es un «frío oportunista» en su relación con ETA

Aparecen biografías múltiples de católicos «martirizados» por los republicanos. Una de ellas lleva adosadas 11 más

Un diccionario plantea los problemas de cuáles son los criterios para incluir a unas personas y a otras no, la proporción entre los nombres y el rigor de lo que se dice. ¿Cuál puede ser la clave del peso concedido a la presidenta madrileña? El biógrafo seleccionado, Manuel Jesús González y González -secretario de Estado con Aguirre, siendo ella ministra de Educación, y presidente de la Cámara de Cuentas de la Comunidad de Madrid desde 2006-, se muestra impresionado no solo por la «dilatada carrera» de aquella, sino porque saliera ilesa de un accidente de helicóptero con Mariano Rajoy, en 2005. Al año siguiente sobrevivió a un atentado terrorista en Bombay. «En estos episodios», explica el biógrafo, «no pocos observadores vieron, al lado del beneficio de la suerte, una capacidad especial para adoptar decisiones rápidas en situaciones críticas o para adaptarse a lo inesperado».

De persona tan «especial» se recogen y glosan cada uno de sus pasos: la educación bilingüe recibida, el desempeño de la jefatura de publicidad de un ministerio, la masa forestal con que Madrid se enriqueció durante su etapa de concejala: «Se plantaron mil setecientos árboles, dos millones de plantas de flor y trescientos cincuenta mil arbustos en las calles de Madrid», enumera el autor. Y la gestión como ministra de Educación y Cultura en el primer Gabinete de Aznar, y su envío posterior a la Cámara Alta: «Según parece, el presidente Aznar quería en ese puesto un baluarte contra la reforma subrepticia de la Constitución, pretendida por los nacionalistas al hilo de la reforma del Senado». A este parecimiento sucede un paso de puntillas por el oscuro tamayazo (el episodio por el que el PSOE perdió la Comunidad a favor del PP de Esperanza Aguirre), que el biógrafo atribuye a «tensiones internas en el socialismo madrileño, incumplimiento de promesas electorales y la intención de asignar demasiadas consejerías a Izquierda Unida (IU)». Hale, circulen, en este punto no hay más que contar.

El estudio sobre Aguirre cuadruplica en extensión el dedicado, por ejemplo, al socialista Manuel Chaves, de biografía bastante paralela en cuanto a cargos gubernamentales y autonómicos (y triunfador electoral muchas más veces que Aguirre). También es cuatro veces mayor que el de Fernando Abril Martorell, vicepresidente económico del Gobierno de Suárez y clave en la negociación final de la Constitución.

Un correligionario de Aguirre -y figura autonómica como ella-, Francisco Camps, cuenta con bastante menos presencia que la presidenta madrileña. Además, su biografía ya está incompleta, antes de que la obra en cuestión se ponga a la venta. Se menciona, desde luego, la imputación judicial en el caso Gürtel por el asunto de los trajes, y el archivo de la causa por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana en 2009; pero no recoge la reapertura posterior del procedimiento judicial. Ni ha dado tiempo, lógicamente, a reflejar su dimisión como presidente de la Comunidad Valenciana. La chocante inclusión en el Diccionario de personas con historias tan abiertas como la de Camps juega estas malas pasadas.

Lo que no se puede negar a la Real Academia de la Historia es el amplio criterio con que ha aceptado la inclusión de biografías. Lo había prometido ya su director, Gonzalo Anes, en los momentos iniciales de la magna obra: «Estará todo el que haya influido en la marcha histórica de España, desde Pelayo hasta Arzalluz» (EL PAÍS, 4 de abril de 1999). Y en efecto, el expresidente del PNV aparece. Con un texto menos amable que los comentados sobre figuras del PP, que en el caso de Arzalluz comienza así: «Hijo de un chófer de familia carlista que en la Guerra Civil (1936-1939) militó en el ejército nacional como requeté». Y sus relaciones con ETA aparecen valoradas como ambiguas «y del más frío oportunismo». Más extensos y matizados son los estudios dedicados a Lluís Companys o a Francesc Cambó. (En la Biblioteca Nacional no han entrado aún los tomos en los que deben de figurar los principales políticos catalanes del presente).

Y conste que el Diccionario va mucho más allá de los próceres. Pueden leerse cuatro columnas enteras sobre el primer azafato de Iberia, Fernando Castillo, contratado por la compañía aérea después de trabajar en establecimientos prestigiosos (bar Chipén, hotel Ritz). «No se puede decir que el primer contacto con sus ya compañeras, las azafatas, fuera muy placentero», cuenta el biógrafo. «Cuando recogió la masita (tela para uniformes, etcétera) fue presentado a las azafatas, siendo el recibimiento de estas escasamente cordial, ya que una de ellas, Marichín, tuvo el gesto despectivo de negarle el saludo y espetarle: ‘No sé para qué se va usted a hacer el uniforme, porque no le va a dar tiempo a usarlo’. Una actitud que a Castillo le pareció gratuita e inexplicablemente cargada de mala leche». La biografía del primer varón que fue tripulante de cabina en España aparece mucho más desarrollada en el Diccionario que las de la actriz y cantante Sara Montiel, el futbolista Agustín Gaínza o el cocinero Juan María Arzak, por citar ejemplos.

Se dedican 16 columnas a explicar detalles personales, ascendientes, títulos e iniciativas de los hermanos Falcó y Fernández de Córdoba. En el caso de María del Rocío Falcó, condesa de Berantevilla, aprendemos que «cazó en 171 cotos diferentes de España, (…) en 9 de Europa (…) y, además, 4 safaris en Mozambique, en África. La relación de reses que cobró fue de 535 venados, 336 cochinos, 368 ciervas, 7 gamos, 17 corzos, 3 rebecos, 1 urogallo, 1 cabra hispánica, que conformaban 1.268 reses, que, junto a las 39 reses de 16 especies distintas africanas, hacían un total de 1.307 reses, de las cuales 279 fueron en berrea (75 venados, 195 ciervas y 9 cochinos) y 972 en montería y rececho, además de las 39 reses batidas en África». Y que los socialistas, empujados por el «atávico afán» (sic) de expropiar grandes fincas, pusieron sus ojos en la de la noble cazadora:»La Junta de Extremadura, con su presidente Rodríguez Ibarra a la cabeza, se encaprichó de la finca de la condesa de Berantevilla y de manera coactiva se propuso expropiar el uso de la propiedad para parcelar la tierra e instalar en ella colonos». El Supremo falló en contra de la Junta cuando la dueña de la finca acababa de fallecer.

La Comisión de Cultura del Senado, con el voto en contra del PP, pidió la rectificación del Diccionario por el sesgo ideológico de algunas de las biografías. Esto dio ocasión a aclarar que el criterio seguido para seleccionar a los autores había sido la proximidad al biografiado, tanto en el caso de Franco como en los de muchos personajes de izquierda. La consulta de los tomos disponibles (que comprenden desde la A hasta parte de la G) no disipa la idea de un tratamiento desigual. Así, el estudio sobre José Calvo Sotelo, el político derechista asesinado en los días previos al golpe militar de julio de 1936, ocupa 17 columnas; más del doble que el del presidente de la Segunda República, Manuel Azaña. No es solo un problema de espacio. En otras entradas resulta machacón el uso de los términos «rojo» y «enemigo» para designar a autoridades y combatientes leales al régimen legal de aquellos tiempos.

No menor es la preocupación por asegurar el paso a la Historia de católicos «martirizados» durante la contienda civil. El afán de exhaustividad es tal, que se aprovecha la biografía de una de estas personas para incluir junto a ella hasta 11 más. Es el caso de la entrada dedicada al dominico Alfredo Fanjul Acebal, «sacerdote, teólogo, mártir y beato», cuya biografía va seguida de las de otros 11 religiosos asesinados en Paracuellos (Madrid) en 1936. La misma técnica se utiliza con militantes de Acción Católica: tras explicar que Amalia Abad Casasempere «fue una mujer toda de Dios, que sabía ordenar y distribuir provechosamente el tiempo en los quehaceres de su casa y en obras de la gloria de Dios y bien del prójimo», se insertan otras nueve biografías de mujeres asesinadas en parecidas circunstancias.

Personas exaltadas por el «martirio», que mueren perdonando, heroicas hasta la proclamación de la fe en el momento de sucumbir a las balas. Por ejemplo, Francisco Castelló Abreu: «El 1 de julio de 1936 ingresó en el Ejército como soldado de complemento. Cumplidor de sus deberes militares, no tuvo inconveniente en manifestar su condición de cristiano comprometido que después le llevó al martirio. (…) El día 29 de septiembre fue sometido a un juicio sumarísimo donde dio a conocer su condición de católico. Sabedor ya de su próxima muerte escribió tres cartas: a su novia, a sus hermanas y tía, y a su amigo jesuita Román Galán. En ellas manifiesta su sentimiento, su grandeza de espíritu y su convicción de que moría por su condición de católico. (…) Francisco dirigió su palabra a los que iban a disparar: ‘Yo os perdono’. Los disparos ahogaron el grito de ‘Viva Cristo Rey».

Ese tono de escritura contrasta con el empleado respecto a víctimas de los rebeldes en aquella guerra. La biografía publicada del contralmirante Antonio Azarola roza el insulto. Este marino, jefe del Arsenal de El Ferrol cuando estalló la Guerra Civil, se negó a declarar el estado de guerra, «conforme le solicitaban varios de sus colegas sublevados, adoptando una actitud por entero pasiva que indignó a sus camaradas alzados en armas». Estos camaradas le sometieron a un consejo de guerra sumarísimo, donde Azarola «daría pruebas de la delicadeza de sus sentimientos, así como de su débil carácter», escribe el biógrafo; que, sin más, consigna la pena de muerte dictada contra el marino y su inmediata ejecución.

Con los militares sublevados todo es diferente. Se exalta el valor del aviador Juan Antonio Ansaldo a lo largo de cuatro columnas. Se dedican siete columnas y media al marino Fernando Abárzuza Oliva y al combate de su barco, Vulcano, contra el republicano José Luis Díez en el Estrecho de Gibraltar. Nueve columnas y media para Emilio Barrera Luyando: qué menos para un hombre que participó en todas las sublevaciones militares del siglo XX -la de Primo de Rivera, la de Sanjurjo, la de Franco- y en «todas las intrigas políticas y militares contra la Segunda República». En cuanto al general Fidel Dávila: «Fue decisivo en la idea del mando único y en la elección de Franco (…) sus cañones hicieron saltar por su punto más débil el Cinturón de Hierro de Bilbao, rompiendo el mito de inexpugnable y disolviendo con rapidez al ejército vasco (…) al anochecer del 26 de enero de 1936, Dávila fijaba en Barcelona su bando ‘reintegrándola al Estado español»…

Y en el caso de Maximino Bartomeu González-Longo, el tono de lo publicado es el siguiente: «El 17 de julio de 1936 tuvo una destacadísima actuación en el alzamiento, coadyuvando decisivamente a su triunfo en Melilla, (…) deteniendo a las autoridades civiles, agentes de policía y fuerzas de asalto que cercaban la Comisión de Límites (…) formó parte del Tribunal Marcial establecido en dicha plaza (Melilla) buscando y deteniendo a los elementos destacados del marxismo local (…) tomó el pueblo de Campanario y aniquiló la bolsa del Valle de la Serena, dejando sobre el campo más de doscientos cadáveres (…) sin restablecerse de la herida sufrida volvió al frente de Madrid, donde intervino al mando de su 11ª división en la batalla de Brunete, rechazando los múltiples ataques del ejército rojo…».

La falta de neutralidad y el tono hagiográfico usado en ciertos casos va más allá de los errores señalados sobre Francisco Franco o Manuel Azaña, que provocaron protestas parlamentarias y un anuncio de revisión de ciertos contenidos. ¿Es serio que del fundador del Instituto Religioso de los Esclavos de María y de los Pobres y de la Congregación de las Hijas de la Virgen para la Encarnación Cristianas se cuente esta respuesta a insultos atribuidos a unos milicianos?: «Debajo de esta sotana hay unos pantalones, y debajo de los pantalones hay un hombre, y ahí queda la cosa» (Texto sobre Leocadio Primitivo Galán Barrena).

No todo es así. Otras biografías consultadas en la parte disponible del Diccionario son ecuánimes y ponderadas. Pero las discutibles son demasiadas como para reducirlas a problemas aislados. La necesidad de revisar a fondo las del siglo XX es patente. A esta situación se ha llegado con una obra financiada en gran parte por los contribuyentes.

El País.com

 


«La violencia franquista no fue defensiva ni buscaba el bien común»

julio 31, 2011

 Asociaciones de memoria recuerdan a las víctimas en el 75 aniversario el inicio del golpe contra la República

PATRICIA CAMPELO Madrid 18/07/2011

BOE del 23 de septiembre de 1939 con la norma que declaró lícita la violencia contra la República.

BOE del 23 de septiembre de 1939 con la norma que declaró lícita la violencia contra la República.

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Cuando se cumplen 75 años del golpe de estado militar que condujo a la Guerra Civil y al largo periodo del franquismo, las asociaciones que trabajan por recuperar la memoria de las víctimas lamentan la ausencia de políticas públicas que reparen las «violaciones de derechos humanos» cometidas en aquellos años.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) critica que el Estado carezca de «voluntad política» desde la Transición para reparar los derechos de las personas que padecieron todo tipo de represalias durante la dictadura militar de Francisco Franco.

El colectivo que preside Emilio Silva, nieto de un fusilado en octubre de 1936, evidencia que «mientras se persigue el enaltecimiento de algunas violencias», se «consiente» la existencia de la Fundación Francisco Franco o el Arco de la Victoria en Madrid, que conmemora la victoria de los sublevados. Para la ARMH esto responde a una forma de culpabilizar a las víctimas y de darles un «trato degradante por parte de algunos partidos».

«Ningún presidente del Gobierno español ha hecho un acto público, dentro del territorio del Estado, con quienes padecieron la peor violencia que se ha conocido en nuestra historia», recuerda la asociación que lleva más de diez años localizando fosas comunes y dando sepultura digna a las víctimas.

La ARMH lamenta el «trato degradante por parte de algunos partidos»

«Es incomprensible que todavía el Estado democrático no se haya responsabilizado de reparar los terribles daños que generó la dictadura y no haya garantizado los derechos a quienes los han padecido», indican sobre la labor que el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero ha trasladado a las asociaciones de víctimas, a quienes otorga una subvención para que localicen y recuperen por sí mismas los restos de sus familiares.

Hacia la responsabilidad del Gobierno también apunta Arturo Peinado, de la Federación de Foros por la Memoria, quien, en una fecha como la de hoy, reivindica los dos elementos «que la ley de memoria histórica no resuelve». El primero de ellos tiene que ver con la localización y exhumación de los cuerpos que continúan en enterramientos ilegales. «España es el segundo país del mundo, tras la Camboya de Pol Pot, en número de desaparecidos en fosas», señala Peinado sobre la función que, a juicio de su asociación, «debería hacer el Estado».

El segundo elemento tiene que ver con la anulación de las sentencias, «tal y como se ha hecho en países como Alemania, donde no ha pasado nada por ello».

La transición a la democracia tras la muerte de Franco fue un momento que, para la ARMH, supuso la consolidación de los privilegios sociales y patrimoniales de los dirigentes del régimen, así como el asentamiento de un modo «maquillado» de concebir lo que fue la dictadura.

«Las familias de los 113.000 desaparecidos que aún yacen en fosas comunes tienen que soportar públicamente cómo hay quien justifica el franquismo, el golpe de Estado de 1936 y la necesidad de que alguien ‘pusiera orden’ asesinando a decenas de miles de civiles», señalan.

«España es el segundo país del mundo, tras la Camboya de Pol Pot, en número de fosas»

Violencia franquista y republicana

Respecto a la «equidistancia» en el grado de violencia utilizado durante la Guerra Civil, el colectivo que comenzó su andadura con la exhumación de la primera fosa común con técnicas forenses , defiende que la violencia franquista «no fue defensiva» ni buscaba «el orden ni el bien común», ya que fue fue «infinitamente superior» en la contienda. Este extremo es algo que, según explica la ARMH, lo ilustró el dictador al término de la guerra con la publicación de una ley el 23 de septiembre de 1939.

Dicha norma determinó la impunidad de los delitos que se hubieran producido contra la Segunda República desde su proclamación, el 14 de abril de 1931. Se trató de una amnistía para delitos «contra la constitución, contra el orden público, infracción de las Leyes de tenencia de armas y explosivos, homicidios, lesiones, daños, amenazas y coacciones».

«La represión en zona franquista fue planificada, prevista y organizada desde un primer momento»

Arturo Peinado defiende, en la misma línea que la ARMH, la «diferencia fundamental» que existe en la violencia que se dio a ambos lados del frente de batalla. «La represión en zona republicana fue desorganizada y espontánea y se prolongó durante los primeros meses de la contienda». Peinado explica que cuando el Gobierno republicano tomó el control, esa violencia dejó de darse y los tribunales juzgaron estos episodios como «asesinatos comunes».

«La represión en zona franquista, en cambio, fue planificada, prevista y organizada desde un primer momento». «Por eso se habla de crímenes contra la humanidad», añade.

Falta de condena

La ARMH lamenta que el pleno de Congreso de los Diputados no haya condenado hoy «el uso de la fuerza y de la violencia con la que los franquistas impusieron un cambio de identidad colectiva».

 «Se trata de otro síntoma más de que las víctimas siguen marginadas por el Estado y, hasta que no haya reparación, tendrán que seguir construyendo autoverdad, autojusticia y autorreparación».

Esta falta de condena explícita hacia el franquismo la explica Peinado en una «vinculación de la derecha española con el franquismo». «La derecha en España no es a

Antifascista como sí lo es la alemana o la francesa», de ahí que gobiernos conservadores de esos países «hayan aprobado ayudas para las víctimas del exterminio nazi», señala la asociación de Foros por la Memoria.

Público.es (Memoria Pública):

http://www.publico.es/especiales/memoriapublica/387638/asociaciones/memoria/recuerdan/victimas/julio


Los ‘cóndores de acero’ que defendieron la Segunda República…

julio 31, 2011

Tras el golpe de Estado militar de 1936, multitud de jóvenes decidieron enrolarse en la aviación española para defender la democracia. Un documental rescata la vida olvidada de estos aviadores durante la contienda

PATRICIA CAMPELO Madrid 19/07/2011

Aviadores en el Prat (Barcelona)./ADAR

Aviadores en el Prat (Barcelona)./ADAR

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Preocupados por el futuro incierto que se les avecinaba, muchos jóvenes decidieron defender su porvenir con contundencia hace 75 años. Algunos de ellos apenas superaban la mayoría de edad, pero no querían quedarse en casa mientras se aproximaban las circunstancias que cambiarían la faz del país en el que vivían. Era el verano de 1936, el capitán Virgilio Leret acababa de ser fusilado en Melilla, y las solicitudes para formar parte de la aviación de la Segunda República se acumulaban.

«Teníamos 18 años, ¿qué hubiérais hecho vosotros?», se pregunta Antonio Vilella (Barcelona 1916), mecánico de la aviación republicana y defensor del espíritu decidido que les movió a participar en aquella guerra para defender la democracia. El 18 de julio de 1936, cuando la radio dio cuenta de los primeros movimientos de los militares sublevados, Vilella trasladó a sus padres su deseo de ir a Zaragoza con sus amigos, que ya estaban allí «cargando camiones con escopetas». Su progenitor le espetó que con esas armas no se podía ganar una guerra. En ese momento, el joven Vilella le comunicó que se enrolaría en la aviación como mecánico, «así estaréis más tranquilos».

Vilella cuenta su historia ante la cámara que ha recogido testimonios de los últimos aviadores de la Segunda República y los ha plasmado en un documental de corte antropológico «que versa sobre la vejez y la memoria». Así lo explica uno de los directores de Vuelo a Shangri-la, Jorge Moreno Andrés, quien firma junto con Eduardo Díez Pombo un trabajo en el que han condensado, en 25 minutos, los sentimientos de aquellos jóvenes que se enrolaron en la aviación tras el golpe. [Trailer del documental].

Nieto del piloto republicano Víctor Andrés Valdemoro, Jorge Moreno aclara que el objetivo del documental es «mostrar la actualidad» de aquellos militantes que hoy en día se siguen reuniendo en un local de Barcelona para recordar y compartir experiencias. «La sociedad les margina como ancianos pero tienen mucho que decir y hemos querido darles voz», añade.

Shangri-la era el lugar ficticio imaginado por el escritor James Hilton en una novela y que, en el imaginario colectivo de la época, recordaba al paraíso o, al menos, a «un lugar mejor donde vivir», rememora Vilella en el documental.

Miguel Hernández les dedicó el poema ‘El vuelo de los hombres’

La implicación política de aquellos jóvenes es uno de los elementos que los directores han destacado a través de un trabajo con el que les han querido «dar las gracias pidiéndoles que nos hagan saber sus diferentes opiniones». «Es lo menos que podemos hacer por ellos», sostienen.

Formación obligada

En tiempos de guerra la necesidad de personal militar apremiaba pero los cursos en la escuela de Kirovabad, en la antigua República Soviética de Azerbaiyán, y en la academia de vuelo de San Javier, en Murcia, seguían siendo condición obligada para ser aviador de la República.

Vilella obtuvo su título de mecánico de aviación en diciembre de 1937, llegando a ser Sargento y después Comandante. Tras finalizar la guerra pasó seis años campos de concentración, en la cárcel y en Batallones disciplinarios —donde se recluía a republicanos para que hicieran trabajos forzados—. «Cuando vuelves a casa piensas que al menos lo has intentado», suspira el Comandante retirado que hoy preside la Asociación de Aviadores de la República (ADAR), fundada el 17 de julio de 1978.

Imagen facilitada por ADAR

La población concebía a los aviadores como un grupo diferenciado y especial en comparación con el resto de  militares y milicianos que también defendieron el sistema político que estaba siendo atacado tras el golpe de Estado de Franco y sus militares. Los «cóndores de acero» suscitaban la admiración de la gente e incluso arrancaron de la pluma de Miguel Hernández el poema El vuelo de los hombres. El compositor Carlos Palacios creó varios himnos por encargo del Gobierno de la República y uno de ellos, Alas Rojas,  —banda sonora del documental Vuelo a Shangri-la— se convirtió en la melodía oficial de los aviadores.

Camino hacia la reparación

El fin de la dictadura devolvió las alas a este colectivo que ya desde el exilio vivió diferentes maneras de organización. La Asociación de Aviadores Republicanos Españoles fue creada en los años 50 en México —país que acogió durante años a un gran número de republicanos exiliados— y sirvió de catalizador del tejido asociativo que se fue desarrollando después.

Imagen: Víctor Andrés Valdemoro, piloto republicano

Durante la transición, los aviadores que prestaron servicio al Gobierno de la República durante la guerra, reivindicaron su condición de antiguos militares y las correspondientes pagas o pensiones. «Fue una tarea difícil que no se ganó hasta los años 80, cuando con Felipe González en el poder, se aprobaron las normas que posibilitaron estas ayudas», explica el historiador David Gesalí, quien forma parte del equipo de investigadores de ADAR que está recuperando el nombre y las historias de los pilotos, mecánicos, ametralladores, soldados y demás integrantes de la aviación republicana.

En la Transición reivindicaron su condición de antiguos militares y las correspondientes pagas o pensiones

Con esa batalla ganada, el siguiente paso fue el de reunir a sus antiguos compañeros y tratar de localizar a los desaparecidos durante la contienda o en los años de la represión. Al acabar la guerra muchos tuvieron que afrontar juicios sumarísimos acusados de un delito de rebelión. «Decían que nosotros nos habíamos sublevado contra Franco; es cómico, ¿no?», comenta Vilella, quien recibió el pasado 27 de abril —en representación de ADAR— la Cruz de San Jordi que otorga la Generalitat de Catalunya.

Los primeros años de democracia fueron el «momento fuerte» de los aviadores republicanos. Gesalí explica que una vez pasó el tiempo de pleitear con el Estado para obtener sus pagas como exmilitares, llegó el momento de preservar y divulgar su memoria. «La segunda y tercera generación de familiares está demostrando un gran interés en saber de ellos», comenta el historiador que ha colaborado en la creación de un Centro de interpretación de la aviación republicana, que se inaugurará el próximo 24 de julio en Barcelona.

La tarea acuciante que ADAR tiene ahora entre manos es encontrar personas que recojan el testigo de los últimos aviadores y sigan explicando la labor que desempeñaron en la Guerra Civil en defensa de la legalidad republicana.

Público.es (Memoria Pública):

http://www.publico.es/386901/aviadores


Ángel Salas Larrazábal, el carnicero de Otxandio…

julio 31, 2011

El 22 de julio de 1936, bombardeo la localidad Bizkaitarra de Otxandio: 61 muertos.

Fue felicitó por el general golpista Mola, por su «brava acción». 55 años después, en 1991, el heredoro politico del dictador fascista español F. Franco, el rey Juan Carlos I, reconoció al asesino Salas con el grado de capitán general. Murio en su cama tranquilamente, sin ser juzgado por sus crimenes, gracias a esta «democracia ejemplar» y a la clase politica que la compone.
¡¡ Ni olvido, ni perdon !!

Otxandio * E.H
Ángel Salas Larrazábal (Orduña, 1 de octubre de 1906 – Madrid, 19 de julio de 1994)

As de la fascista aviación española con una «brillante hoja de servicios» (618 servicios, 49 combates en el aire con 1.215 horas de vuelo, fue abatido cuatro veces y recibió en el avión 117 impactos, con 17 victorias conseguidas en la Guerra Civil española y 8 en la II Guerra Mundial con la Escuadrilla Azul).

Ángel Salas Larrazábal,
el carnicero nazi-fascista
genocida de Otxandio.

 

Hizo el curso de reactores a los cincuenta años de edad. El 22 de julio de 1.936, junto a José Muñoz Jiménez, dos pilotos sublevados con los golpistas franquistas, bombardearon la desarmada localidad Bizkaitarra de Otxandio, causando 61 muertos civiles.
Poseedor de la Medalla Militar, la Medalla Aérea, la Cruz de Oro Alemana y Cruz de Hierro de 1ª y 2ª clase.
Primer y único Capitán General del Ejército del Aire (1991) «en atención a los méritos personales excepcionales».
Miembro del Consejo del Reino franquista, en representación de las Fuerzas Armadas (1974-1976), miembro del Consejo de Regencia que asumió durante dos días la Jefatura del Estado, encargado de la transmisión de poderes al Rey Juan Carlos I (1976), Senador por designación real en las Cortes Constituyentes (1977-1979).

El diario «El Pais» se hace eco de su muerte…
«Ángel Salas Larrazábal, teniente general del Ejército del Aire, falleció ayer en Madrid a los 88 años de edad. Natural de Orduña (Vizcaya), ingresó en la Academia de Artillería a los 15 años de edad. En 1930 obtiene el título de piloto militar y es enviado a Marruecos. Como integrante de la Escuadra número 1 del Ejército del Aire, tomó parte en la represión de la revolución de Asturias en 1934. El 18 de julio de 1936, tras conocerse la sublevación militar, voló desde Madrid al mando de tres aviones para unirse a las fuerzas franquistas. En 1941 combatió, al lado del Ejército alemán del régimen nazi, en la campaña de Rusia. Con posterioridad fue agregado militar en Berlín, Budapest, Helsinki, París y Lisboa. Fue jefe de la Zona Aérea de Canarias y África Occidental. En 1974, como teniente general más antiguo, fue nombrado miembro del Consejo del Reino, cargo que ocupó hasta octubre de 1976, cuando pasó a la reserva».

Este bastardo nazi-fascista genocida, tiene un Facebook abierto, a dia de hoy….
http://es-es.facebook.com/people/%C3%81ngel-Salas-Larraz%C3%A1bal/100001815895292

Artículo publicado y enlace de:

http://sareantifaxista.blogspot.com/2011/07/angel-salas-larrazabal-el-carnicero-de.html


El dinero de los generales de Franco…

julio 31, 2011
22 / 07 / 2011 Javier Otero

Queipo de Llano manejaba al finalizar la Guerra Civil cuentas con unos 26 millones de pesetas, según los papeles que guardó Franco.

Los papeles privados que Franco acumuló durante años y que ven ahora la luz por primera vez en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca revelan hechos llamativos sobre la Guerra Civil 75 años después de su inicio, como el dinero que manejaron los generales franquistas, informes sobre la masonería o detalles sobre la rendición final de Madrid, que significó prácticamente el final de la contienda.

El 10 de agosto de 1939, recién terminada la guerra, Franco recibió un informe con el acta de la entrega que el general Queipo de Llano realizó de los saldos de las “diversas cuentas y suscripciones llevadas por él”. El bando franquista abría a menudo suscripciones para hacer frente a gastos de la guerra, de las que se sabe poco. El informe enviado a Franco da cuenta de la rendición de cuentas de Queipo de Llano, seguramente el general que más se prodigó en esta práctica. En agosto de 1936 llamaba a ofrecer “sin vacilar vuestra vida y vuestro oro” a la causa franquista.

En el informe se señala que el general Kirkpatrick recibía cada mes la cuenta correspondiente “como inspector general de suscripciones”, pero el propio Franco daba instrucciones sobre el uso de estos fondos, ya que en la carta que encabeza los informes sobre las cuentas de Queipo de Llano se señala que alguna de las operaciones relatadas en esta exposición de cuentas fueron aprobadas por el dictador personalmente. Igualmente, el autor del informe pide instrucciones a Franco sobre el destino que había que dar a las alhajas, piedras preciosas y cuadros guardados en Málaga de los que no se conocía aún el valor que alcanzaba.

En el primer resumen de cuentas del “Negociado de donativos de la Segunda Región” se repasan las ayudas que se daban a los familiares de caídos del bando franquista en la zona a cuenta de la llamada como suscripción del Ejército. Estas ayudas distinguían en “clases de caídos” según se tratara de militares, guardias civiles y carabineros o legionarios y regulares. Las ayudas eran de 3.000 pesetas por los primeros, 1.500 por los segundos y 250 para los familiares de legionarios y regulares. El informe describe que se habían concedido 5.065 de estas ayudas que sumaban un total de unos 8 millones de pesetas de la época correspondiente a los casos de Sevilla, Huelva, Córdoba, Cádiz y Badajoz. Aún quedaba un saldo de otros tres millones de pesetas aproximadamente que prácticamente se correspondía a los casos pendientes de tramitar.

La “cuenta de Queipo”.

Según estos documentos, Granada y Málaga manejaban sus propias suscripciones. Otro informe fechado en la localidad malagueña de Ronda el 5 de agosto de 1939 da cuenta de la entrega de Queipo de Llano de otros saldos de varias suscripciones y cuentas. Existía, como en Sevilla, una suscripción del Ejército, con un saldo de 2,8 millones de pesetas, pero además existían otras como la del Acorazado, de camiones, de aviación o depósitos procedentes de multas. En total sumaban casi 19 millones de pesetas. En ellas se habían producido algunas incidencias de las que se hace eco el informe, y, así, el propio Queipo de Llano informó, por ejemplo, que el duque de Almazán, a comienzos de la guerra, le solicitó 1.125 libras esterlinas para un viaje a Italia con el compromiso de reintegrarlas “cuando se liberase Madrid, sin que lo haya efectuado hasta el momento”. A Franco se le informó que ya se había solicitado por escrito al duque que hiciera efectiva esta suma.

Por lo tanto, al finalizar la guerra, en la “cuenta de Queipo” (así aparece nombrada en una anotación de puño y letra del propio Franco) había saldos por valor de unos 26 millones de pesetas sin contar con las joyas y cuadros procedentes de donativos que se guardaban en Málaga. Toda una fortuna para la época.

No es este el único documento sobre donativos y suscripciones realizados durante la guerra. Esta revista descubrió el año pasado que entre los papeles privados de Franco se encontraba la relación de cuentas a disposición del jefe del Estado que, en 1940, ascendía a unos 34 millones de pesetas. Entre estas cuentas se encuentran algunas que se identifican con colectas realizadas durante la guerra. Los documentos que se han conservado entre los papeles privados de Franco permiten seguir la pista de estos fondos, que pasan a ser manejados como inversiones privadas del dictador.

Entre la documentación de Franco relacionada con la Guerra Civil pueden encontrarse también referencias a una de sus grandes obsesiones: la masonería.

El 13 de agosto de 1939, por ejemplo, Franco recibía del Estado Mayor de su Cuartel General un “Extracto de informaciones para conocimiento de Su Excelencia” que contenía un informe del Servicio de Información y Policía Militar titulado “Actividad de la Masonería”. En él se relata que “la Masonería en Perpignan desarrolla intensa actividad con los jefes y oficiales que fueron del Ejército Rojo” y cita una frase de un jefe masónico “un  turco llamado Sesana” en una reunión con militares republicanos en la que no paraba de decir, según este servicio de inteligencia, que “dentro de poco en España y por la puerta grande tendremos monarquía con Don Juan III… contamos con el apoyo de dos generales nacionalistas… después ya veremos”.

Franco escribe sobre los masones.

Franco, tras subrayar este apoyo de alguno de sus generales redacta unas notas manuscritas en las que dice que la masonería, “fracasada en sus intentos  de democracia” persigue con “una monarquía que claudicara con ellos” prometérselas muy felices “para traicionar la sangre derramada”. Franco termina anotando: “A la busca de un traidor, aparecen nombres de generales o jefes con que engañar incautos”.

Franco también guardaba un supuesto mensaje del Gran Oriente Español a la Asociación Masónica Internacional sobre una infiltración masónica en Falange. Un extenso informe del citado Servicio de Información y Policía Militar que lo acompaña señalaba: “Se trata de un documento absolutamente falso redactado tanto con fines derrotistas como para sumar la pesadumbre de terribles calumnias a una campaña evidente de descrédito de la Falange en provecho de rivalidades de turbio origen y finalidad subversiva”. Aun así, se realizaba un pormenorizado análisis, que incluía un informe de un agente en el sur de Francia. Este informaba sobre varias reuniones de los masones españoles en el exilio recién iniciado y daba cuenta de sus diferencias internas. “Como siempre: pocos y mal avenidos”, resume este agente, que los califica como “inofensivos del todo”.

Franco guardó como recuerdo algunos documentos históricos de la guerra, como el manuscrito en el que el coronel Casado pretende negociar las condiciones de la rendición del Madrid republicano. En estas cuartillas se describe el temor de que los vencedores hagan concesiones territoriales a otros países. También se destaca la petición de garantías sobre la vida de militares y funcionarios del bando republicano y la concesión de un plazo de 25 días para que cuantos quieran puedan marchar al exilio.

Entre estos papeles, Franco guardó también un folio con las “Concesiones del Generalísimo”. Entre estas, destaca que “ni el mero servicio en el campo rojo, ni el haber militado simplemente y como afiliado en campos políticos extraños al Movimiento Nacional serán motivos de responsabilidad criminal”. A los que rindieran las armas les garantizaba “plena seguridad personal” para abandonar el país. Y un final amenazante: “El retraso en la rendición, la estéril resistencia a nuestro avance, serán causa de graves responsabilidades, que exigiremos en nombre de la sangre inútilmente derramada”.

http://www.tiempodehoy.com/espana/el-dinero-de-los-generales-de-franco


La clase política y las víctimas del franquismo…

julio 31, 2011

Manuel Fraga Iribarne, fundador de AP durante la Transición, considerado como uno de los padres fundacionales de la Constitución española y ex- Ministro del régimen franquista

por Antxon Gómez, Iñaki Astoreka, Andoni Txasko, Gotzon Garmendia, Manuel Sainz, Miembros de Lau Haizetara Gogoan – Viernes, 29 de Julio de 2011.

eN los últimos días se han desarrollado, en ámbitos parlamentarios, varios episodios que requieren la atención de quienes defendemos los derechos de las víctimas del franquismo y el terrorismo de Estado.

El primero sucede el 13 julio en el Congreso de los diputados. La Ley Integral de Víctimas del Terrorismo excluye a las causadas por el terrorismo de Estado, la violencia policial y las organizaciones de extrema derecha. Y esto, pocas semanas después de que Antonio Hernando, portavoz de interior del PSOE, manifestase que las víctimas de la violencia policial iban a ser contempladas en esta ley. Una nueva palabra incumplida, un engaño histórico más. El PSOE sigue dando la espalda al sacrificio de los miles de militantes que, en su día, le dieron aliento y forma. La ley sigue la estela de otras que discriminan a las víctimas según el origen de la violencia que han sufrido, lo que, en la práctica, supone legitimar el terrorismo de Estado y la violencia policial.

Mientras esto pasa en el parlamento español, comienza el segundo episodio. Entra en escena la consejera de Justicia del Gobierno Vasco, Idoia Mendia, que publica, el 16 julio, un artículo de opinión titulado «Memoria compartida», en el que pone al mismo nivel a los responsables del golpe militar de 1936 y a los defensores de las libertades.

El tercer episodio se produce en una fecha tan significativa como el 18 de julio. El señor Bono, presidente del Congreso, se niega a condenar el alzamiento del 36, a sus responsables y las consecuencias genocidas del mismo, en una línea muy similar a la del artículo de la señora Mendia. En ambos casos quienes hacen distinciones cuando se trata de la violencia política de los últimos 40 años (cientos de muertos) para «no equiparar a víctimas y verdugos», no tiene ningún problema al equiparar a víctimas y verdugos de la rebelión militar de 1936 (cientos de miles de muertos).

Episodio cuarto: una nueva esperanza defraudada. Solo un día después, en el mismo escenario, la clase política vuelve a dar la espalda a las cientos de miles de víctimas al no aprobar una propuesta del BNG que pretendía modificar la ley de amnistía de 1977 (en la práctica, una ley de punto final). Esta vez la culpa es compartida por PSOE, PP, CIU y PNV. Cabe destacar el papel de este último, que no rectifica su error de hace 35 años, ni salda la deuda de justicia que tiene con las víctimas. Justifica su negativa aduciendo que los responsables de los crímenes han muerto. Esto solo es cierto si nos referimos a los dirigentes de la rebelión militar de 1936, pero no si hablamos de muchos de los responsables de la dictadura y el terrorismo de Estado que siguieron a la victoria de los sublevados. Algunos partidos utilizan su pasado antifascista como parapeto en el que cobijarse para negar su responsabilidad por no establecer, en su momento, las vías de superación de las vulneraciones de los derechos humanos. Una vez más esto significa dejar a las víctimas en la cuneta del olvido.

Hasta aquí los hechos consumados, la fotografía que muestra la falta de dignidad de la mayor parte de la clase política. El pasado día 26 de julio volvió a hablarse, en el Parlamento Vasco, sobre las víctimas del terrorismo de Estado (aunque no se les llamará por este nombre, sino víctimas de violencia de motivación política. En un Parlamento Vasco (que, dicho sea de paso, tampoco ha llevado a cabo ningún tipo de mención ni condena en este 75 aniversario del 18 de julio) llegamos a este debate en una situación en la que los partidos políticos que negaron a las víctimas su derecho a la verdad, la justicia y la reparación, siguen instalados en un discurso y unas prácticas que no buscan superar la dualidad entre vencedores y vencidos que se inició aquel 18 de julio de 1936, sino que, por la vía de los hechos, la consolidan.

Es hora ya de que los partidos políticos que han contado en sus filas con militantes antifascistas represaliados rompan con sus dependencias e hipotecas adquiridas durante la transición y reconstruyan un discurso y una práctica política coherente con sus orígenes. Porque, en todo este proceder, los únicos coherentes, en el discurso y los hechos, son los representantes de la derecha heredera directa del franquismo, quienes ejercieron el control efectivo sobre todo el proceso, amparados por el ruido de sables, que tantas veces ha sido utilizado como excusa por los partidos de origen antifranquista para justificar su actuación durante aquel periodo.

En tanto no se supere la situación de discriminación jurídica, en tanto solo se reconozcan las consecuencias de la violencia sobre una parte de la sociedad, mientras se niega la existencia de las mismas consecuencias para otros sectores sociopolíticos, se estará dando continuidad a la misma dualidad establecida por el franquismo: privilegios para unos, represión y marginación para otros.

http://www.noticiasdenavarra.com/2011/07/29/opinion/colaboracion/la-clase-politica-y-las-victimas-del-franquismo


375 euros de multa por un acto sobre la memoria histórica…

julio 31, 2011

La Fundación Federico Engels anunciaba un acto por el 80 aniversario de la Segunda República.

El ayuntamiento de Barcelona ha multado a la Fundación Federico Engels con 375 euros por anunciar un acto sobre la memoria histórica por medio de carteles en la ciudad. La medida ha sido interpretada desde la Fundación como un claro ataque a la libertad de expresión.

La Fundación Federico Engels publica textos de autores como Marx, Trotsky o Lenin junto con otros teóricos contemporáneos intentando difundir el pensamiento marxista entre la sociedad. Gracias al apoyo de cientos de personas este proyecto ha crecido considerablemente difundiendo sus textos más allá de España, llegando a países como Venezuela, México, Bolivia o Cuba.

Una de sus actividades en los pasados meses fue la de homenajear el 80 aniversario de la proclamación de la Segunda República, en defensa de la memoria histórica, en el cual Juan Ignacio Ramos, autor de “Revolucion Socialista y Guerra Civil” y Pelai Pages, profesor de la Universidad de Barcelona, ofrecerían una conferencia a los asistentes.

Sin embargo, el 3 de mayo de 2011, con aun el PSC en el Ayuntamiento, se interpuso una denuncia contra esta fundación por la realización de tal cartel. Tras las elecciones, y ya con CiU en la alcaldía, se continuó con la tramitación de la multa, la cual fue comunicada a principios de julio.

Desde la Fundación Federico Engels exigen que se retire la multa por considerarla una agresión a la libertad de expresión, así como informa que iniciara una campaña de denuncia pública ante los hechos acaecidos.

http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article27242


20-N: la memoria histórica hasta el final…

julio 31, 2011

Desde su primera legislatura, Zapatero ha buscado reabrir el enfrentamiento entre las dos Españas

En la imagen el Valle de los Caídos. El PSOE quiere que todos los restos relacionados con Franco salgan de allí

En la imagen el Valle de los Caídos. El PSOE quiere que todos los restos relacionados con Franco salgan de allí – Foto: Luis Díaz

30 Julio 11 – – J. Aguado

MADRID-  «Un ansia infinita de paz, el amor al bien y el mejoramiento social de los humildes». Así terminaba Zapatero el último párrafo de uno de los discursos más importantes de su vida: el de su investidura como presidente en 2004, su día de gloria, después de una intervención llena de propuestas que hoy habría que releer para comparar. Eran sus intenciones vitales. Su credo. Palabras bienintencionadas que cualquier militante de un partido político podría compartir. O no, porque más que el significado era su contexto lo importante: eran parte del testamento que dejó su abuelo, el capitán Juan Rodríguez Lozano, fusilado por los nacionales en la Guerra Civil.

Ahí estaba otra vez: la Guerra Civil. Regresar a ese pasado ha sido una constante durante las dos legislaturas del gobierno de Zapatero. Como económicamente no era posible desmarcarse de la derecha, había que recurrir a una política social que sí abriese diferencias y, sobre todo, a unos símbolos que dejasen claro de qué lado se estaba: «En unos momentos en que la izquierda y la derecha no tienen margen de maniobra para identificarse, la Memoria Histórica ha sido una de las señas de identidad de su proyecto–asegura el profesor Carlos Barrera de la Universidad de Navarra–. Sin ser un tema político fuerte, sí que ha marcado su proyecto, junto a otros asuntos, claro». La vuelta a la contienda del 36 y la posguerra y la búsqueda de la identidad del gobierno socialista en el poder comenzó con la devolución a Cataluña de  los llamados papeles de Salamanca y terminará en un nada inocente, el 20 de noviembre, «una fecha simbólica que creen les facilita una campaña a base de su grotesca “memoria”», dice Stanley G. Payne.

Entre medias se han retirado estatuas de Franco, se han cambiado nombres de calles, se ha hecho un mapa de fosas, se han exhumado cadáveres y se ha discutido hasta la extenuación sobre el papel del Valle de los Caídos en una España moderna.

Zapatero ha conseguido  el enfrentamiento que quizá buscaba, la polaridad que hace reaccionar a la derecha y poner encima de la mesa asuntos como Paracuellos. Su problema ha sido que ha la izquierda ha quedado claramente insatisfecha con su labor. Muchas palabras, pero pocos hechos.

Para algunos se pasó con sus intenciones, para otros apenas han sido más que intenciones con las que «no ha hecho nada», aseguraba ayer a este periódico José María Pedreño, presidente del Foro de la Memoria. Para él, lo que ha conseguido del gobierno socialista ha sido poco más que limosna. «Para levantar una fosa común hemos movido 100 voluntarios, que no han cobrado nada. Hacerlo con profesionales era más caro. La diferencia con otros gobiernos es que yo, ahora, al menos, podía pagarme la gasolina con lo que recibíamos». Pedreño, que tiene muy claro de qué lado está, acusa a Zapatero de haber sido «equidistante» en un asunto en el que, según él, no hay lugar para la equidistancia.

Aunque ha tenido consecuencias prácticas («el único aspecto positivo que puedo identificar es que ha dado subvenciones para excavar unas fosas y poder sepultar a los restos de algunos de los muertos, un porcentaje muy pequeño del numero total», dice Payne), la política memorialística de Rodríguez Zapatero ha sido útil electoralmente. Y puede que también peligrosa: «Ha sido un instrumento para dividir y para tratar de decir quiénes son demócratas y quienes no», asegura el historiador Fernando García Cortázar. «La resurreción de la Guerra Civil es el legado tristísimo de Zapatero, que el PSOE de Felipe González había desterrado en 1986 con un texto de Juan Pablo Fusi y firmado por el Gobierno español en el que se decía que la Guerra Civil era parte de la historia y del mundo y no debía servir para enfrentar a los españoles. Algo que ha desbaratado Zapatero con su torpeza y sectarismo».

Carlos Barrera añade otra pega: «¿Vale la pena esta controversia, la confrontación? Estábamos asentados en rocas firmes, la Transición era nuestro mito fundacional y esto ha hecho que ahora sea vista con defectos». El credo del abuelo de Zapatero se torció en alguna parte de los años de legislatura. Nada fue blanco y negro, faltaban los matices, la historia, por ejemplo, de que el abuelo de Zapatero participó con Franco en la represión de 1934 en Asturias contra los socialistas.

Twitter y las «elecciones generalísimas»
Si las elecciones coparon los comentarios ayer en Twitter, no fue menos comentada la fecha elegida. «Elecciones generalísimas» fue una de las expresiones más usadas y no faltaron tampoco las ocurrencias como «¿Será que los políticos pretenden sernos francos?». En clave política también hubo comentarios para todos los gustos: «Me gusta que la fiesta de la democracia sea el 20-N» o «Las elecciones, el 20-N, ¿márketing o casualidad?». No faltó tampoco el mal pensado que dijo que «las elecciones son una cortina de humo de Rubalbacaba para que no se hable del final de Supervivientes.

Leyes para reabrir las heridas
Ley de memoria histórica
Aprobada por el Congreso de los Diputados el 31 de coctubre de 2007, fue uno de los proyectos en los que más ímpetu puso Zapatero. Para la derecha abría viejas heridas y para la izquierda se quedaba corta.
Mapa de fosas
El pasado mes de mayo el Gobierno publicó el primer mapa de fosas en el que se localizaban «restos de personas desaparecidas violentamente durante la Guerra civil o la represión política posterior» y abrió una página web de la Memoria Histórica.
Archivo de Salamanca
Durante el ministerio de Carmen Calvo el Gobierno decidió devolver parte del Archivo General de la Guerra Civil a Cataluña. Fueron más de 500 cajas de documentación.
El Valle de los Caídos
La situación jurídica de El Valle de los Caídos ha sido uno de los temas centrales de debate durante el gobierno de Zapatero. Lo que a nadie había importado, de repente, se convirtió en una agria discusión que encendió los ánimos.

¿Qué más pasó el 20-N?
1841
La fecha elegida coincide con el día en que nació Víctor d’Hondt, el jurista belga que elaboró el sistema de reparto de escaños empleado en el sistema electoral.
1945
Otra de los hechos importantes un 20-N fue el inicio del juicio de Nuremberg contra una veintena de dirigentes nazis
1969
Los ciudadanos americanos convocan en Washington una manifestación multitudinaria para lograr la paz en Vietnam.

La Razón vía Yahoo noticias


Amelia Valcárcel cree que para conseguir una memoria histórica «unificada» en España «hay que perdonar mucho»…

julio 31, 2011

SANTANDER, 27 (EUROPA PRESS)

Amelia Valcárcel cree que para conseguir una memoria histórica "unificada" en España …

La catedrática de Filosofía Moral y Política de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y miembro del Consejo de Estado Amelia Valcárcel, ha afirmado este miércoles en Santander que en España «no existe» una memoria histórica «unificada y compartida» y que, para alcanzarla, «hay que perdonar mucho».

En este sentido, Valcárcel explicó que una Guerra Civil como la que vivió España hace 75 años es «muy dura» y, por ello, «nunca va a desaparecer» de la memoria de los españoles aunque se debería «limar» ese recuerdo. En su opinión, el principal inconveniente es que esa memoria depende de las vivencias y experiencias familiares de cada individuo.

«¿Cuánto dura la memoria de una guerra?», se preguntó la catedrática en una rueda de prensa en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) con motivo del Curso Magistral ‘El perdón’ que dirige desde el 25 hasta el 29 de julio, y que está patrocinado por Santander Universidades.

«Lo que no podemos es pedir a alguien que aguante que su abuelo o su tía estén enterrados en un camino», apuntó la también miembro del patronato de la UIMP, quien agregó que «todos los muertos deberían tener el mismo honor» y, de lo contrario, «no se habrá hecho verdaderamente el perdón».

La vicepresidenta del Real Patronato del Museo del Prado señaló que la sociedad del perdón empezó «muy tarde» y es «una enorme novedad en los últimos años», que comenzó a gestarse en el siglo III antes de Cristo. Hasta entonces el perdón no existía y los agravios se resolvían tan solo «con la justicia».

Valcárcel se refirió también a la «psicología del perdón» y se preguntó si realmente las personas son capaces de perdonar y olvidar y, en esta línea, comentó que «influye mucho» el temperamento, el carácter y la forma de ser de cada individuo y, por ello, «algunos seres humanos olvidan plenamente y otros.

Europapress vía Yahoo noticias


La huella del franquismo pervive en Galicia…

julio 31, 2011

Las ciudades gallegas conservan símbolos relacionados con la Guerra Civil y la dictadura, mientras que en la mayoría de los ayuntamientos el callejero contiene aún referencias a personajes de la época

 

Cruz de los Caídos en el Monte de O Castro, en Vigo.  // Jesús de Arcos

Cruz de los Caídos en el Monte de O Castro, en Vigo. // Jesús de Arcos

La Cruz de los Caídos en el Monte de O Castro en Vigo o los escudos franquistas del Ayuntamiento de A Coruña y del instituto Lucus Augusti de Lugo son las principales muestras de la etapa de Franco que quedan en Galicia pese a que la Ley de la Memoria Histórica, aprobada en el año 2007, obliga a la retirada de todos los símbolos relacionados con la contienda del 36 y la dictadura. Las asociaciones gallegas que luchan por erradicar estos elementos también denuncian la lentitud en la sustitución de los nombres de calles que aluden a personajes afines al régimen, sobre todo, alcaldes de la Falange sobre los que no dice nada la norma estatal.

ALEXANDRA MOLEDO – A CORUÑA Cuatro años después de la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica, que obliga a los concellos a retirar todos los objetos conmemorativos del golpe militar de 1936, la Guerra Civil o la dictadura, en las ciudades gallegas aún se conservan vestigios de la época. El caso más reciente y polémico es el de José Millán Astray. La justicia ha ordenado al Ayuntamiento herculino la devolución del título de hijo predilecto de la ciudad al fundador de la Legión al estimar el recurso que presentó su hija contra la decisión del concello porque el nombramiento se acordó en 1922, «14 años antes de la sublevación», por lo que no se puede aplicar la ley de memoria histórica.
Varias organizaciones gallegas critican la ineficacia de la norma porque las distinciones a Franco y la simbología en edificios institucionales se habían eliminado antes de su entrada en vigor. Además, denuncian que en algunos municipios, sobre todo en Pontevedra y Lugo, se mantengan vías dedicadas a alcaldes vinculados a la Falange. Desde la Asociación para a dignificación das víctimas do franquismo en Lugo afirman que la ley es «ambigua» en este sentido y «deja todo en manos de las corporaciones locales».
Vigo eliminó hace años las alusiones al franquismo en sus vías, pero aún permanece en el monte de O Castro la cruz levantada en homenaje a los caídos en la División Azul, algo que la Asociación pola Memoria Histórica do 36 califica de «denigrante». Su portavoz, Telmo Comesaña, explica que el concello ofrece en su web rutas a los turistas explicando que es un monumento a todos los soldados muertos en el levantamiento militar, cuando en realidad, matiza, «fue inaugurada por el caudillo en 1961 para honrar al franquismo». El ente ha recogido más de 4.000 firmas para que el alcalde, Abel Caballero, «tome cartas en el asunto» pero hasta ahora no han recibido respuesta.
La otra cara de la moneda es Pontevedra, donde los distintos gobiernos municipales de izquierdas se adelantaron a la Ley de la Memoria Histórica al emprender desde 1999 la retirada de monumentos y modificaciones del callejero. Según el responsable de la plataforma Pontevedra nos anos do medo, Xosé Alvarez, apenas quedan restos de esa época.
A Coruña es la ciudad gallega en la que quedan más vestigios de la ideología franquista. El concello aprobó en un pleno municipal en 2009 la retirada de 53 símbolos, entre ellos 22 nombres de calles y las distinciones otorgadas a Franco. La Comisión por la Recuperación de la Memoria Histórica (CRMH) coruñesa ha solicitado recientemente una reunión con el nuevo alcalde, Carlos Negreira, para pedirle la retirada del escudo de la entrada de María Pita. La entidad también demanda que se quiten las placas en una veintena de calles.
Los símbolos franquistas aún perviven en algunos organismos oficiales como el escudo con el águila imperial que luce en lo alto de la fachada del instituto Lucus Augusti, el más antiguo de la capital lucense. Además, el actual gobierno local propuso bautizar 4 vías con nombres de regidores afines al régimen.
Por otra parte, en Ourense entre 1987 y 1995 se eliminó casi toda la simbología y solo queda la plaza Alférez provisional, porque no está dedicada a ningún personaje en particular. Además en los 80 se retiró la placa «Caídos por la patria» de la figura del ángel del parque de San Lázaro.

Faro de Vigo vía google noticias


La Armhex publica un listado de la represión franquista en Villanueva de la Serena que alcanza las 744 personas…

julio 31, 2011

MÉRIDA, 30 Jul. (EUROPA PRESS) –

   La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura (Armhex) publica y somete a exposición pública un listado de la represión franquista en Villanueva de la Serena (Badajoz) que alcanza las 744 personas.

   Este listado se puede consultar en la web de la asociación y en varias dependencias municipales y surge de cara al acto cívico de homenaje y reconocimiento a todos los republicanos y republicanas represaliados de la Guerra Civil y la posguerra que se llevará a cabo el próximo día 22 de octubre de 2011.

   Para la organización de este acto se cuenta con la «plena colaboración» del Ayuntamiento de Villanueva de la Serena, gobernado por el socialista Miguel Ángel Gallardo, y otras entidades.

   Se trata, como explica la asociación en nota de presa, de hacer de «la memoria de ese pasado oculto durante tanto tiempo un factor de identidad social a partir del reconocimiento público y de la reafirmación de los valores que deben sustentar una sociedad democrática».

   De esta forma, se quiere generar un proceso social en la localidad y comarca de «memoria frente a olvido», en particular el que afecta a las personas que «como éstas, como consecuencia de la represión, deben ser objeto de reparación ética y reconocimiento público, que nunca antes pudieron tener en debida forma».

   Como paso a previo al acto de homenaje y reconocimiento, desde la asociación se elaboró con base en diferentes fuentes un listado provisional de la represión franquista en Villanueva de la Serena, que se dio a conocer en enero con aquel «marcado carácter de provisional».

   En estos momentos, tras las «numerosas comunicaciones» recibidas por diferentes medios y con las nuevas inclusiones, se da a conocer otro listado, que aspira a ser «lo más completo y fidedigno posible».

   Un listado que ya alcanza por el momento, a 744 personas, que fueron, algunas de ellas «asesinadas» o «ejecutadas» y otras represaliadas con penas de cárcel u otras medidas represivas.

   Este listado se puede consultar en la web de la Armhex, a través de internet (www.armhex.blogspot.com) y pretende ser un sencillo instrumento para conocer definitivamente quiénes fueron estas personas, conocer sus nombres, y otros datos.

   Igualmente, quedará a exposición pública de forma definitiva, a disposición de toda persona interesada, familiares o no, para completar o corregir estos datos, en su caso. Se podrá consultar en breve en algunas dependencias municipales del Ayuntamiento de Villanueva, como la Casa de la Cultura, el propio consistorio, y el Centro Educativo Municipal ‘Jesus García Trujillo’.

   Explica la asociación en la nota de prensa que, con este listado, se pretende dar respuesta a una «demanda ciudadana» de peticiones de familiares de represaliados en la Guerra Civil en dicha localidad.

   «Con ello, la dignidad de todas esas personas, nunca se borrará de la historia, objetivo, que sólo puede conseguirse con una enérgica defensa de la necesidad de fundamentar la convivencia democrática en la memoria, la verdad y la justicia; no en el silencio o en el olvido de ese pasado», explica.

   De la misma manera este colectivo añade que sólo el «conocimiento riguroso» del pasado, «el debate, y la reflexión» podrá conseguir que algún día se pueda «asumir ese pasado por todos, con normalidad democrática» y «se puedan cerrar las heridas que para muchos siguen estando abiertas desde hace casi 75 años».

Europa Pres vía google noticias

Cementerio de Badajoz


MIllán Astray y la Memoria…

julio 31, 2011

La Justicia ha devuelto al general el título de hijo predilecto que le concedió La Coruña en 1922 y derogó el bipartito en pleno ataque de revanchismo

alfredo aycart
Día 29/07/2011

HAY algo cierto en el argumentario de los defensores de la sectaria Ley de la Memoria Histórica, uno más, y no el menos importante, de los engendros normativos perpetrados por el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero para amoldar la sociedad a sus planteamientos, que no principios, preconcebidos. No defraudan a la verdad los apologistas de la ley cuando precisan que los pueblos deben conocer su historia, como instrumento preventivo para evitar la repetición de sus episodios más atroces.

Lamentablemente, la beatífica expresión de buenas intenciones suele propiciar con este gabinete consecuencias terribles, que inciden en la crispación a la que aludía como deseada el aún titular del ejecutivo en una entrevista con uno de sus periodistas de cabecera. En la demoscópica apreciación de que hoy son más quienes se consideran seguidores de los derrotados en la guerra civil, entienden los socialistas que todo cuanto suene a recuperación de los bandos que protagonizaron la contienda beneficia los intereses que ahora representa Alfredo Pérez Rubalcaba.

El axioma merece una rectificación previa, porque muchos de esos descendientes de los derrotados votan ahora PP, al igual que muchos de los sucesores de los vencedores respaldan al PSOE, hasta el extremo de defender incluso a personajes como Manuel «Mansiones» Vázquez, José Bono, Manuel Chaves e incluso a Abel Caballero, el alcalde de Vigo que constituye en sí mismo una transgresión de la ley de memoria Histórica.

No hay calle de París, Lyon o Marsella que no recuerde a algún glorioso héroe, mariscal o artista francés. Las urbes inglesas son una apología de su memoria histórica, en la que se suman personajes controvertidos y contradictorios, pero todos complementarios. No ocurre lo mismo en España, donde persiste un acomplejamiento estúpido, ajeno al reconocimiento que merece por su Historia una de las naciones que más hicieron por la construcción de Europa y por la configuración del mundo actual. Al contrario, se siguen imponiendo iletrados eslóganes nacionalistas, envueltos en progresismo de fachada, que falsifican la realidad para intentar convertir a España en potencia colonialista de parte de su territorio.Una pequeña plaza de La Coruña recordaba a un paisano de la ciudad, el general Millán Astray, destacado participante de la guerra civil en el bando franquista, pero mucho antes fundador de la legión, cuyos tercios pasean ahora la bandera y el mejor nombre de España por todo el mundo.

El bipartito se empeñó en extirpar parte de la memoria de la urbe al repudiar al militar por su participación en el golpe. A tal fin renombraron en 2006 la plaza y retiraron la estatua. En pleno ataque de histérico revanchismo incluso derogaron el título de hijo predilecto que se le concedió ¡en 1922, nada menos que catorce años antes de que comenzara la terrible contienda! La justicia les ha quitado la razón al devolver la consideración al soldado desairado.

Y eso es una ciudad que dio ejemplo de convivencia al mantener durante todo el franquismo un escudo republicano en la cristalera de los salones que recorría el propio Franco en sus visitas anuales. Más dictadores que el dictador, los nacionalistas de la caverna insisten ahora en retirar de esas mismas cristaleras el escudo franquista que refleja otra parte de la historia de la urbe. Ignoran que la pervivencia de ambos símbolos, reflejo de distintas etapas históricas, es una clara muestra de la concordia a la que aspiran la inmensa mayoría de los ciudadanos.

ABC.es vía google noticias

Millán Astray


Hitler inédito. La ‘atracción’ por el mal…

julio 24, 2011

Durante un viaje al Este como miembro de la unidad de propaganda de las Fuerzas Armadas alemanas, Krieger tomó estas fotos del Führer.- FRANZ KRIEGER

Pincha aquí para accder al archivo fotográfico: HITLER INÉDITO

JACINTO ANTÓN 24/07/2011

Franz Krieger fue un fotógrafo oficial del nazismo. Sus imágenes inéditas de Hitler descubiertas hace unas semanas, que ahora pueden ver en estas páginas, muestran hasta qué punto sigue despertando ‘fascinación’ esta encarnación del mal.

Por qué nos fascina tanto la imagen de Hitler? La vieja pregunta vuelve a plantearse tras el revuelo por la aparición de las fotos del líder nazi que tomó el reportero austriaco Franz Krieger durante la II Guerra Mundial y que han salido ahora a la luz pública. Krieger era un fotógrafo oficial del régimen y durante un viaje al Este como miembro de la unidad de propaganda -Propagandakompanie- de las Fuerzas Armadas alemanas realizó la cobertura del encuentro en 1941 en tierra polaca entre Hitler y su aliado el regente de Hungría, el almirante Miklós Horthy. Entonces estaban a partir un piñón, aunque en 1944 Hitler se mostraría menos cortés, enviaría al coronel de las SS Otto Skorzeny a secuestrar al hijo del mandatario magiar y acabaría haciendo abdicar a este y encerrándolo en un castillo en Baviera. Las fotos en las que aparece Hitler son nueve y están incluidas en un álbum con 214 instantáneas de Krieger que se encuentra en manos de un coleccionista privado. El resto de las imágenes muestran diferentes aspectos de la realidad en el frente y en los territorios ocupados. Soldados alemanes en faenas de retaguardia o en momentos de descanso, humillados prisioneros de guerra soviéticos, civiles que muestran la huella de la guerra en sus rostros, autorretratos del propio Krieger en uniforme. Pero lo más extraordinario del conjunto son ese puñado de fotos del Führer que vienen a enriquecer -uno duda en usar tal palabra- el corpus retratístico de Hitler.

Estampas de autoridad y dominio. Hitler no se dejaba retratar por cualquiera, ni de cualquier manera

Raras veces perdía Hitler la compostura ante la cámara. Al caer Francia bailó una giga

Son imágenes canónicas. Brazo en alto, apoteosis de gorras, botas lustradas, despliegue de peligro…

«El führer no era glamuroso, pero sí enérgico, con un toque de misticismo y una retórica corporal muy elaborada»

Son imágenes canónicas, por supuesto, muy canónicas, nicht natürlich, nada naturales: Hitler brazo en alto, rodeado de mandatarios -le acompaña el siniestro Bormann- y guardaespaldas en una contundente apoteosis de gorras, botas de caña alta lustradas, sensación de inminencia -a ver qué invadimos hoy-, despliegue de peligro y actitudes marciales. Una estampa de autoridad y dominio. Junto a Hitler, Horthy, que no era precisamente un santo, parece venir de patronear el Bribón. Que nadie espere una revelación de aspectos desconocidos del líder nazi. Un rasgo de humanidad, un despiste, un guiño, ¡quia! Hitler no se dejaba fotografiar de cualquier manera ni por cualquiera. Jamás.

De hecho, solo se conoce una foto robada de Hitler. La tomó en 1929 un reportero del Munich Ilustrated News, Tim Gidal, judío, que luego, tras escapar a Palestina, sería un pionero del fotorreportaje para Life (aparte de fotógrafo del 8º Ejército, las heroicas ratas del desierto). Se lo encontró, a Hitler, desprevenido -¡Hitler desprevenido!, ¡qué ocasión!- en el café Heck de la capital bávara. La imagen muestra a Hitler hablando con tres hombres fornidos que están de espaldas -uno de ellos acaso el jefe de la SA, Ernst Röhm- en torno a una mesa con mantelito en el jardín del establecimiento, bajo un árbol. Hitler tiene el mentón en la mano y está pensativo cuando descubre a Gidal y la cámara y alza la vista con sensación de haber sido atrapado por el clic. Muestra Hitler sorpresa, curiosidad y un inicio de irritación que incita, incluso tantos años después, a poner pies en polvorosa (afortunadamente, Röhm no debía de correr mucho). Cuando ves lo difícil que era conseguir una foto de Hitler entiendes que nunca consiguieran matarlo. Philipp von Boeselager, que lo intentó cuando era oficial de Estado Mayor de la Wehrmacht, durante una visita del líder nazi al frente ruso, me dijo en una ocasión que estaba todo el tiempo rodeado de guardias de las SS «desesperantemente altos».

Hitler siempre mostró, desde el principio de su carrera política, una enorme reticencia a ser fotografiado. Quería poseer el control total de su imagen, en la que asentaba, recordémoslo, gran parte de su carisma. Era consciente de que cualquier desviación podía ser peligrosa: de lo sublime al ridículo hay un paso muy pequeño, como atestiguan en sus parodias del Führer Chaplin, Lubitsch, los Monty Python o más recientemente Tarantino (al que le basta con ponerle capa). En sus charlas de sobremesa (véase Las conversaciones privadas de Hitler, Crítica, 2004), Hitler elogia muy significativamente a Rommel por conservar la dignidad y, al revés de los italianos, no dejarse fotografiar nunca a lomos de un camello (el zorro del desierto, sostenía, quedaba mejor subido en un Panzer).

Sabía además Hitler que su propio aspecto no respondía precisamente al ideal ario que propugnaba -ya se sabe la broma berlinesa: «esbelto como Goering, alto como Goebbels y rubio como Hitler»-, y muy inteligentemente convirtió esos rasgos hoy universales que son su flequillo y su bigotito (peor hubiera sido la pilosidad tipo káiser que lucía en la I Guerra Mundial) en atributos de unicidad, de genio y de misterio. Pero había que cuidar el detalle. Solo en contadas ocasiones perdió Hitler la compostura ante una cámara, como cuando en aquel exceso de entusiasmo tras recibir la noticia de la caída de Francia en su cuartel general del cubil del lobo, Wolfsschlucht, se puso a bailar una giga. Aunque, claro, no todos los días te cae Francia en el saco.

En realidad, la única persona autorizada a fotografiarlo era su fotógrafo personal, camarada y confidente Heinrich Hoffmann (1885-1957) -un nazi de la primera hornada que le presentó a Eva Braun a Hitler y casó a su propia hija con Baldur von Schirach, que ya es emparentar-. Excepcionalmente, y bajo estricto control, se permitió puntualmente a otros fotógrafos del régimen, como Walter Frentz, recoger la imagen del líder. «Hitler tenía a Hoffmann como Franco a Campúa», explica el estudioso de la imagen Romà Gubern. «Ambos dictadores eran de baja estatura y se los solía tener que retratar en contrapicado. Como todos los líderes totalitarios, trataban de dar una imagen de poder, omnisciencia, rigor y seriedad, algo muy alejado de la familiaridad de los líderes demócratas como Churchill, Truman u, hoy, Obama. McLuhan sostenía que Hitler triunfó porque no vivió en la era de la televisión, en la que es mucho más difícil controlar y manipular la imagen. No era glamuroso, pero era enérgico, con un toque de misticismo y una retórica corporal muy elaborada, y, claro, lo que nos atrae de él es en última instancia la fascinación del mal, atisbar qué hay detrás de la máscara».

Hoffmann retrataba siempre a Hitler en pose, en su restringido repertorio de gestos favoritos, marciales o cuidadosamente arrebatados -su característico histerismo narcisista y egomaniaco-, efectuados con esa afable naturalidad digna de un fotograma de El triunfo de la voluntad. Todo cuidadosamente ensayado y preparado. Solo en una ocasión cambió el criterio y Hoffmann fue autorizado a realizar una colección de retratos supuestamente cotidianos y amables (!) del líder, que aparecieron reunidos en su libro Hitler wie ihn keiner kennt (El Hitler que nadie conoce). El libro, una maniobra oficial, salía al paso de una imagen excesivamente hierática o arrebatada del Führer que podía enajenarlo de las masas -no puedes estar todo el día echando espuma por la boca o como si llevaras introducida una escoba- y consagraba una especie de espontaneidad autorizada que es a lo más que se podía llegar en términos de humanizar al jefe. Eran en realidad fotos cuidadosamente estudiadas. En todo caso, además, a eso solo se llegó cuando la imagen de Hitler estaba tan consolidada en Alemania y era tan potente que ya no significaba ninguna pérdida de decoro que se le viera acariciando a su perro. El libro de Hoffmann incluía una foto de Hitler bebé que da mucho que pensar: ¿podemos proyectar la maldad posterior en esa imagen?

Aunque es discutible que siempre consiguiera su objetivo de quedar sublime -las fotos de Hitler en traje tradicional bávaro con pantalón corto de piel nos resultan ridículas, aunque él lo juzgara tan apropiado que hasta quiso crear una unidad de las SS con ese atuendo-, el Führer logró una uniformidad (y valga la palabra) en su imagen como ningún otro líder mundial.

Sabía lo que hacía. Había tenido muchos problemas de imagen. Antes de su ascenso al poder, sus caricaturas estaban al orden del día en los medios opositores a los nazis. Algunas lo mostraban por los suelos recordando su nada heroico comportamiento durante el fallido putsch de 1923, cuando se echó a tierra ante los disparos de la policía y se protegió de las balas entre los cadáveres de sus camaradas. Fue notable, por su audacia, el grotesco fotomontaje que le dedicó el periodista Fritz Gerlich en el que Hitler aparecía del brazo de una novia negra, casándose con ella, y cuyo titular apuntaba burlonamente la posibilidad de que el líder nazi tuviera sangre mongola Hat Hitler mongolenblut?, a cinco columnas, con un par, en el Der Gerade Weg-. Había que tener valor. La imagen se publicó en julio de 1932, cinco meses antes de que Hitler llegara al poder. Pero Hitler no era de los que echaban pelillos a la mar. Gerlich fue a parar a Dachau, donde una escuadra de SS lo asesinó aprovechando esa gran ocasión que fue la Noche de los Cuchillos Largos. A su mujer le enviaron las gafas rotas y ensangrentadas.

Conocemos lo que buscaba Hitler en sus fotos. Imponer, impresionar, inspirar fervor y temor, la conquista del individuo y de las masas. También seducir -¿era Hitler sexi?: no es broma; sin duda, lo fue para muchas alemanas-. ¿Qué tratamos de atisbar nosotros en las imágenes? Algo que nos explique a Hitler, que nos dé pistas sobre lo que fue y lo que hizo. El tipo que dejó a su paso por la historia 40 millones de muertos y trató de borrar a un pueblo de la faz de la tierra. Se ha convertido en el gran icono de la maldad y nos fascina mirarlo. Quizá lo de fuera nos dé pistas sobre lo de dentro. Sobre el mal como capacidad de la naturaleza humana.

«Hay dos cosas que todo el mundo puede reconocer, una esvástica y un retrato de Adolf Hitler», señala el historiador catalán Ferran Gallego, uno de nuestros grandes especialistas en el nazismo. «Hitler es para la mayoría la encarnación del mal, su rostro, como Auschwitz es la concreción de la maldad en un lugar». Gallego considera que la característica esencial de la imagen de Hitler y lo que le diferencia de otros dictadores y tiranos es su aire de impenetrabilidad. «Es más personaje que persona. Ian Kershaw, su más reciente biógrafo (Península), decía que no encontraba la persona en Hitler. Hay un misterio irreductible en Hitler que no hay, en cambio, en Stalin, una malignidad esencial asociada a la irracionalidad del nazismo». El historiador reflexiona: «Y a la vez, paradójicamente, resulta tan familiar… es tan fácil caricaturizarlo». O caracterizarte de él, como atestiguara cualquiera que lo haya probado.

En su extraordinario libro Explicar a Hitler (Siglo XXI, 1999), Ron Rosenbaun considera a Hitler una terra incognita, una auténtica caja negra, lo que hace tan apasionante observarlo en fotos. Su grado de sinceridad -¿era un oportunista o creía en lo que hacía?-, su inevitabilidad o no (¿de no haber habido Hitler, habría ocupado otro su lugar y acometido igualmente la Solución Final?), la influencia de su voluntad -¿hasta qué punto dirigía el proceso de la eliminación de los judíos?-, la existencia en su biografía de un momento fundacional de sus obsesiones -la supuesta visión en el hospital tras ser gaseado-, su propia sexualidad y la influencia que esta habría tenido en su acción política no están, opina el autor, dilucidados. De alguna manera, dice, Hitler sí se escapó del búnker, de la explicación última.

Rosenbaun analiza, en una búsqueda sensacional que le lleva a entrevistarse con las grandes figuras como Alan Bullock o H. R. Trevor-Roper, las diferentes opiniones de los historiadores sobre Hitler. Es un paseo abismal que lleva de la opinión de Lanzmann de que Hitler es irreductible -porque entenderlo lo haría, Dios no lo quiera, susceptible de ser perdonado- a la relativa relativización del personaje por historiadores contemporáneos, como Kershaw, que consideran mucho más importantes las razones históricas profundas que produjeron a Hitler que el propio Hitler, al cabo solo un individuo, un peón (¿no es insoportable pensar que todo el horror del nazismo haya ocurrido porque lo quiso un solo hombre?, anota Rosenbaun).

Una pregunta es estremecedora: ¿sabía Hitler que hacía el mal o creía que realizaba una labor justa y necesaria? Y otra: ¿había explicaciones psicológicas o médicas (la sífilis, por ejemplo) que explicaran sus acciones?, ¿podría ser entonces que Hitler fuera un loco, un enfermo, irresponsable de sus actos, una víctima de su historial? «Pero si Hitler no es malo, ¿quién lo es?», se pregunta ante Rosenbaun el gran Bullock.

Todo eso es lo que nos hace observar estupefactos su imagen, sus fotos. Nos invita a meditar sobre lo demoniaco y lo trivial (el arribista hipocondriaco). Sobre el propio mal en nosotros. Tratamos de escudriñar su magia -si la hubo-, lo que arrebató a tipos inteligentes como Speer o Goebbels («Ahora sé lo que significa Hitler para mí: ¡todo!») e impresionó a Klemperer. El aspecto Caligari o Svengali, hipnotizador. El célebre apretón de manos y los famosos ojos de acero que miraban sin pestañear, parte de su representación, de sus trucos. ¿Eran los ojos de Hitler lo que seducía, o era el poder de sus ejércitos? También, no lo neguemos, nos intriga de Hitler lo morboso: ¿es cierto que era un voyeur que hacía desnudarse ante él y tocarse a su sobrina-amante Geli Raubal? ¿Ella se suicidó o la mató o la hizo matar él? ¿Tenía alguna malformación anatómica el Führer -la tan expresivamente denominada «cuestión de la bola única»-? ¿Le arrancó, como indican las memorias de un condiscípulo, una cabra un trozo de pene al joven Adolf cuando este trataba de probar que era capaz de orinar en la boca del animal? ¿Habrían cambiado las cosas si los ancestros de Hitler hubieran conservado el apellido original Schicklgruber? -a ver quién habría saludado «¡Heil Schicklgruber!» sin que se le escapara la risa en plan el legionario de Biggus Dickus en La vida de Brian…-.

Miramos las fotos del tirano Hitler, entre el payaso y el exterminador. Y nunca nos es posible hacerlo sin un profundo escalofrío.


Mujeres de Puerto Real víctimas del franquismo…

julio 24, 2011

Fotografía extraída del Foro por la Memoria

José Pizarro Fernández

María Concepción Gutiérrez Alfaro y Rosario Prado Gutiérrez estaban afiliadas al Sindicato de Mujeres de la CNT de Puerto Real en 1936. María trataba de sacar adelante a sus hijos como podía. Se había quedado viuda de José Prado, jornalero agrícola y su hija Rosario de poco más de 16 años, la mayor de cinco hermanos, la ayudaba trabajando  en el servicio doméstico.

Cuando sobre las cinco de la tarde del día 18 de julio de 1936 corrió la noticia de que las tropas franquistas habían desembarcado en Cádiz y venían hacia Puerto Real, muchos hombres y mujeres, sobre todo de CNT e Izquierda Republicana, organizaron patrullas de vigilancia “armadas” con poco más de seis escopetas de caza decomisadas que les había entregado la Guardia Civil a requerimiento del Ayuntamiento. Antes, habían registrado algunos domicilios particulares e incluso el colegio de los Hermanos de La Salle en busca de armas que sospechaban guardaban destacados falangistas locales en espera del previsto golpe militar.

Quemaron la Iglesia prioral de San Sebastián y asaltaron la de San José e intentaron cortar las carreteras por ambas direcciones para evitar la entrada de los militares y falangistas que se rumoreaba vendrían desde Cádiz y San Fernando. Al día siguiente, y sin disparar un solo tiro, el Ayuntamiento estaba en manos de la Infantería de Marina llegada de San Fernando que se hicieron rápidamente con la situación deteniendo en primer lugar a las autoridades municipales del Frente Popular. Puerto Real quedaba en manos de los golpistas y en pocos días imponían un nuevo alcalde.

María y Rosario, junto a 73 personas más, fueron procesadas por su participación en estos hechos. Detenidas en el Depósito Municipal, fueron trasladadas al Penal de El Puerto para ser juzgadas en juicio sumarísimo con el resto de inculpados, el 13 de junio de 1938, en la cárcel de la Casería de San Fernando. La pena para ambas, acusadas de “auxilio a la rebelión con concurrencia de atenuación”, fue de doce años y un día, aunque en 1940, les fue conmutada por diez años. A la confirmación de la sentencia, fueron internadas en El Puerto y finalmente, llevadas junto a otras encausadas como María Cumplido Casas, María Garrido Rodríguez o la presidenta del Sindicato de Mujeres Ana Cabello Sánchez, a la Cárcel de Mujeres de Girona donde Rosario, por las duras condiciones en que se encontraban, moría de “tuberculosis pulmonar” el 19 de agosto de 1941. Tenía tan sólo veinte años.

María su madre, continuó presa y un año más tarde, en libertad condicional, volvió a Puerto Real. Durante su reclusión, sus hijos habían sido separados e internados en los hospicios provinciales gaditanos: Juan, Antonio y Manuel en el de Cádiz y Francisco en el de Jerez. La familia había quedado destrozada aunque Juan el mayor, que salió del hospicio en junio de 1940 y Francisco dos meses más tarde, intentaron recomponerla y se establecieron de nuevo en Puerto Real en la casa conocida como la Petit Torre. El último en salir del hospicio fue Manuel, en diciembre de 1942.

Pero igual que su hija Rosario, María, sufrirá también las consecuencias del hambre, hacinamiento e insalubridad del sistema penitenciario franquista. Enferma, ingresaba en el Sanatorio de Santa Rosalía en Jerez, donde murió, siendo enterrada en Cádiz el   20 de julio de 1944. Tenía 55 años.

José Pizarro Fernández es historiador

Memoria Pública (Público.es)

http://blogs.publico.es/memoria-publica/2011/07/20/mujeres-de-puerto-real-victimas-del-franquismo/