¿Qué esperar de un país que no llama dictador a Franco?

julio 3, 2011
Darío Rivas

Rivas: «No tengo intención de sentar a Fraga en el banquillo».- KIKE PARA

NATALIA JUNQUERA 02/07/2011

Lleva 13 horas de avión y 91 años encima, pero nadie lo diría. Aguanta estoico con traje y corbata bajo los 37 grados que caen a plomo sobre la Puerta del Sol de Madrid. Darío Rivas, el gallego que denunció los crímenes del franquismo en Buenos Aires después de que el juez Baltasar Garzón fuera suspendido y procesado por intentar investigarlos en España, ha cruzado el Atlántico solo para recordar desde esa plaza madrileña que siguen impunes y que el Gobierno español aún no ha contestado a la juez argentina que hace ocho meses le envió por exhorto una pregunta aparentemente sencilla: ¿Se han juzgado ya los crímenes de la Guerra Civil y la dictadura en España?

«¿Por qué se demoran tanto? ¡La respuesta es no! Quiero que la gente sepa lo que está pasando, por eso he venido. Pero ¿qué se puede esperar de un país que ni se atreve a decir que Franco fue un dictador?», pregunta en referencia al diccionario de la Real Academia de Historia. «El franquismo no se acabó. Y la mejor prueba son las maniobras contra Garzón».

Darío nació en 1920 en una aldea de Castro de Rei (Lugo). Perdió a su madre con cinco años -«desde siempre supe que murió de tanto trabajar»-, con nueve emigró a Argentina, adonde ya habían partido varios hermanos y con 16 recibió la peor noticia de su vida: «Los falangistas han matado a papá».

«Mis hermanos sabían donde estaba enterrado, pero se llevaron el secreto a la tumba. Les daba miedo que yo fuera a buscarlo por mi cuenta, antes de que muriera Franco, y me mataran también», relata mientras prueba, desconfiado, el Albariño que ha pedido. «Sí, es Albariño. Desde que se puso de moda, no hay suficiente para tanta demanda y te ponen vinos que no lo son». Solo una copa, para bajar cuatro croquetas de bacalao que pide sin mucho apetito pero que terminan cayendo, así como un flan casero de postre.

Darío no volvió a España hasta 1951 y entonces solo lo hizo por su mujer, Clotilde, que quería visitar a unos familiares. «Yo tenía la idea de que España me había robado a mi padre». Le costó volver a su país, que le recibió acusándole de desertor – «luego me indultaron, pero tuvo mucha gracia lo de desertor, cuando yo me había ido con 9 años»-, pero aquel fue el primer viaje de muchos. «El verano de 2004, en una tienda de regalos de Portomarín, el pueblo donde habían matado a mi padre, la dueña me contó que siendo niña se había quedado muy impactada por el asesinato de un hombre que habían tirado en una carretera en agosto de 1936. Se lo prohibieron, pero fue a curiosear y vio un cadáver cubierto por un gabán. Era el que mi hermana le había enviado de Argentina. Cuatro falangistas le habían pegado cinco tiros, algunos por la espalda. Se ve que mi padre, que tenía entonces 58 años y 9 hijos, intentó escapar». El verano siguiente, Severino Rivas, alcalde de Castro de Rei al estallar la guerra, se convirtió en el primer fusilado exhumado en Galicia. Darío lo enterró junto a su madre.

Pero no se quedó satisfecho. «Lo más importante no es buscar castigo para los culpables. No tengo intención de sentar a Fraga en el banquillo a su edad, pero sí quiero que los culpables queden retratados como culpables y los fusilados como héroes. Porque eran héroes: hombres y mujeres buenos que no merecían morir por la espalda».

El País.com:

http://www.elpais.com/articulo/ultima/esperar/pais/llama/dictador/Franco/elpepiult/20110702elpepiult_2/Tes


Extranjeros en las fosas…

julio 3, 2011
Imagen de una exhumación en la Valdería.

Imagen de una exhumación en la Valdería.

Voluntarios de Estados Unidos e Inglaterra se suman a la exhumación

Marga Luengo | Ponferrada

Actualizado martes 28/06/2011 23:14 horas

No hay fronteras para la búsqueda de la dignidad. Con esa premisa trabajan los voluntarios que colaboran cada año, especialmente en los meses de verano, con la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. A lo largo de los próximos meses y sólo en la provincia de León, el calendario de exhumaciones se amplía para aprovechar las bondades del clima y el tiempo libre de los voluntarios, muchos de ellos estudiantes universitarios extranjeros.

Serán 33 cuerpos, 33 personas las que se rescaten de las cunetas, de las fosas del olvido en las que la barbarie humana las enterró una vez. En Dehesas, en Pardamaza, en Toreno, en la cuesta del Lago de Carucedo, en Rioscuro (Laciana) y en Joarilla de las Matas, la asociación pondrá en marcha sus equipos de arqueólogos, antropólogos forenses, técnicos y otros voluntarios para extraer la memoria de las entrañas de la tierra.

Son ocho personas, explica el vicepresidente, Marco González, las que habitualmente forman el equipo de la ARMH. Arqueólogos, auxiliares de arqueólogo, antropólogos de campo, antropólogo de laboratorio, forense y antropólogo social. Todos ellos contarán a partir del mes de julio con las manos amigas de antropólogos forenses y antropólogos sociales venidos de Estados Unidos e Inglaterra. También estudiantes universitarios que están desarrollando sus tesis y proyectos de fin de carrera o doctorados sobre la Guerra Civil Española y quieren conocer desde dentro el movimiento surgido sobre la memoria histórica.

Las exhumaciones comenzarán en julio, una vez que la asociación disponga de los permisos y lo harán en Dehesas. Allí se enfrentarán a un enterramiento individual, como también en Toreno, Pardamaza y Lago de Carucedo, que irán a continuación. La mayor de las fosas es la de Joarilla, donde se espera recuperar 22 cuerpos. Ya en octubre, se abrirán fosas en San Esteban de Valdueza y Villanueva.

El Mundo.es:

http://www.elmundo.es/elmundo/2011/06/28/leon/1309295648.html


Unas 2.000 personas exigen al Gobierno el dinero ‘rojo’ que Franco confiscó…

julio 3, 2011

Fotografía de google images

  • Calculan que los fondos requisados equivalen a unos 3.500 millones de euros
  • ‘Muchos se están muriendo porque son mayores y no podrán recuperarlo’
  • Los afectados se quedaron fuera de la Ley de Memoria Histórica del Gobierno

Europa Press | Barcelona

Actualizado sábado 02/07/2011

Casi 2.000 familias de toda España, entre ellas unas 800 de Catalunya, solicitan al Estado recuperar el dinero republicano que les fue incautado a partir de 1938 y hasta bien entrada la posguerra.

Todas ellas se han unido en la Agrupación de Perjudicados por la Incautación Franquista que este sábado ha celebrado en Barcelona un encuentro anual.

La entidad se constituyó en 2005, desde cuando recoge copias de todos los recibos que se emitieron entonces y que certificaron oficialmente el dinero que estas familias tuvieron que entregar.

Todas ellas se quedaron al margen de la Ley de Memoria Histórica aprobada en la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero, y habían llegado a ser más de 2.500, «pero muchos de los agrupados se están muriendo porque ya son mayores, y ya no podrán nunca recuperar el dinero que les incautaron», ha explicado una de las impulsoras de la entidad, Lídia Jiménez.

A sus abuelos maternos les incautaron 1.365 pesetas, y el recibo lo tuvo como dote la madre de ella, Montserrat Capdevila y que desde los años 60 ha acudido en un sinfín de ocasiones a la oficina del Banco de España en la plaza de Catalunya de Barcelona para intentar cobrarlo.

«La respuesta siempre ha sido la misma: que aún no tocaba«, explica Lídia, que sigue guardando como un bien preciado el recibo heredado de sus abuelos, con la esperanza de cobrarlo cuanto antes.

Miembros de la entidad llevan años indagando en los archivos oficiales pruebas documentales que pongan de manifiesto la incautación, que estiman que fue de 3.500 millones de pesetas de la época, según las actas del Banco de España franquista, a las que ha tenido acceso Europa Press.

Estiman que una peseta republicana equivale a día de hoy a 1,5 euros, por lo que en la actualidad, el valor de la cantidad confiscada superaría los 5.300 millones de euros.

Jiménez indica que llevan años trabajando con los grupos del Congreso para lograr una iniciativa parlamentaria al respecto y, como la situación está enquistada, la entidad contempla llevar el caso a la justicia española y europea.

El dinero del ‘enemigo’

En plena Guerra Civil, concretamente en 1938, un decreto del Ministerio de Hacienda del gobierno franquista, con sede en Burgos, ordenó la prohibición de «la tenencia de papel moneda puesto en curso por el enemigo«, según reza el Boletín Oficial del Estado (BOE) de 1938.

Esta orden gubernativa, además, ordenaba la incautación del papel moneda impreso por el Gobierno republicano a partir de 1936, que también pusieron en circulación algunos ayuntamientos situados en territorio republicano e incluso cooperativas.

Con esta finalidad, se creó el «Fondo de Papel Moneda puesto en Circulación por el Enemigo», y así, vecinos de toda España tuvieron que entregar sus ahorros al Banco de España, entidades bancarias privadas y a los Ayuntamientos, y nunca cobraron la cantidad abonada.

Este no es el primer caso de víctimas de la Guerra Civil y el Franquismo que no se han beneficiado de la Ley de la Memoria Histórica acudan a los tribunales para reclamar sus derechos.

Este marzo el Tribunal Europeo de Derechos Humanos admitió a trámite una demanda de la Iglesia Evangélica Española (IEE), denominación protestante más antigua de España, ya que los pastores evangélicos que ejercieron durante el franquismo «están discriminados».

El motivo es que la Seguridad Social de la época no reconocía la profesión de pastor protestante, por lo que no pudieron cotizar, y el Estado sigue sin reconocerles su derecho a cobrar pensiones para ellos y sus viudas.

El Mundo .es

http://www.elmundo.es/elmundo/2011/07/02/barcelona/1309622503.html


LECTURA MEMORIALISTA: Las últimas horas de José Gómez Gayoso y Antonio Seoane Sánchez…

julio 3, 2011

Este opúsculo se publica con motivo de la inauguración, en el Cementerio Civil de A Coruña, del Mausoleo -sencillo- que nuestro Partido inaugurará oficialmente el 13 de diciembre del presente año (2003). Fue diseñado y realizado por el arquitecto don Celestino García Braña a quien nuestra organización rinde tributo de extraordinaria gratitud.
Los dos luchadores antifascistas fueron homenajeados por nuestro Partido, en el mismo Cementerio, el 6 de noviembre de 1998, cincuentenario de su ejecución (polo procedemento do garrote vil*). En esa ocasión, el Partido publicó un díptico en el que figuraban poemas, fragmentos de cartas e ilustraciones fotográficas. Iniciábase el díptico con este texto:
«Los camaradas José Gómez Gayoso (Secretario General del Partido Comunista en Galicia) y Antonio Seoane (Jefe del Ejército Guerrillero de Galicia) fueron ejecutados, por el procedimiento del «garrote vil*», en A Coruña, el 6 de noviembre de 1948. Seoane (coruñés, obrero) y Gómez Gayoso (de Maceda, maestro) fueron torturados cruelmente por defender la causa cien veces legítima de la República.
«Este homenaje que nuestro Partido les tributa es, también, un homenaje a todos los camaradas nuestros y a todos aquellos que fueron abatidos por el franquismo desde la sublevación fascista del 18 de julio de 1936: Manuel Gómes del Valle, Benigno Álvarez, Alexándre Bóveda, Ánxel Casal, Roberto Blanco Torres, Manuel Ponte, Segundo Vilaboi, Florentino Iglesias Varela, Manuela Sánchez, Antonio Ferro, Amador Rey, Daniel Niebla, Humberto Baena…»
Con éste mismo espiritu inauguraremos, el 13 de diciembre, el Mausoleo que va a recordar, para siempre, a Antonio Seoane y José Gómez Gayoso.
El presente opúsculo es publicado, desinteresadamente, Ediciós do Castro, editorial a la que una vez mas, felicitamos por su afán de velar por la memoria antifranquista y republicana. Nuestra fervorosa gratitud a la editorial que hoy ofrece una mustra mas de este cívico labor. Agradecemos también al profesor Xesús Alonso Montero su colaboración literaria en la elaboración del presente opúsculo. También agradecemos a Xosé Ramón Fandiño su labor en el cuidado de la materialidad de la presente edición.**
Diciembre, 2003
Partido Comunista de Galicia
Autores:X. Alonso Montero – X.R.Fandiño
Enlace: Ensenada de Riazor.

http://ensenadaderiazor.blogspot.com/2011/07/las-ultimas-horas-de-jose-gayoso-y.html


¡Aquí está mi hija, a la que una monja dio por muerta¡

julio 3, 2011

Reencuentro maternofilial en Castellón 37 años después, tras la confirmación del parentesco por pruebas de ADN

 

PABLO FERRI – Valencia – 02/07/2011

 

El laboratorio ha confirmado un nuevo caso de niños robados en Castellón. Begoña Juez, bilbaína de nacimiento, dio a luz hace 37 años a una niña en el hospital general de esta ciudad. «Tenía 19 años», relata. «Recuerdo esperar en una sala con pilas grandes a los lados; recuerdo que un médico me auscultó la barriga y lo siguiente en mi memoria es ya la habitación después de dar a luz. Entonces, una monja entró y me dijo que había tenido una niña, pero que había muerto. Luego me trajo la comida». Pero su hija está viva. Y se han reencontrado.

 

 

Imagen de Marta.-

El laboratorio ha confirmado un nuevo caso de niños robados en Castellón. Begoña Juez, bilbaína de nacimiento, dio a luz hace 37 años a una niña en el hospital general de esta ciudad. «Tenía 19 años», relata. «Recuerdo esperar en una sala con pilas grandes a los lados; recuerdo que un médico me auscultó la barriga y lo siguiente en mi memoria es ya la habitación después de dar a luz. Entonces, una monja entró y me dijo que había tenido una niña, pero que había muerto. Luego me trajo la comida». Pero su hija está viva. Y se han reencontrado.

Se trata de una nueva prueba del robo generalizado de recién nacidos en España entre las décadas de 1950 y 1990. De hecho, el Fiscal General del Estado, Cándido Conde-Pumpido, explicó hace unos días en Valencia que se habían detectado «tramas en algunos lugares concretos del país» con ese objetivo. Conde-Pumpido informó además de que la fiscalía investigaba 849 posibles casos de niños robados en toda España. Marta, la hija de Begoña, no murió. Una familia de un pueblo de Castellón la adoptó, pero ella, que «siempre» sospechó, empezó a buscar a su madre biológica en marzo. «Tenía el nombre y sus dos apellidos», recordaba ayer, «los había encontrado en la escritura de adopción de mis padres [adoptivos] y los había metido en buscadores de Internet pero no había encontrado nada».

Fue a través de las redes sociales. «Me acuerdo perfectamente del día», cuenta. «Una chica que tenía de amiga en Facebook se me puso a hablar. Yo no la conocía, pero como soy militante del PP pensé que me habría agregado de ahí. Empezamos a hablar y al rato me contó que investigaba cosas. Yo la animé a ver si encontraba a mi madre, aunque tampoco pensé que me fuese a decir algo», rememora. A los tres días le mandó un correo. «Me dijo que procedía de Bilbao», concreta, «me dio el teléfono de uno de los hermanos de Begoña y le llamé». Ese fue el primer contacto.

Marta y Begoña se conocieron en mayo. Después de varias llamadas de teléfono y otras tantas sesiones de webcam, la madre voló de Tenerife, donde vive actualmente, a Castellón. Se pasó una semana en casa de Marta. «Cuando llegó nos quedamos mudas, no hablábamos, ni siquiera podíamos llorar», explica Marta. «Nos dimos abrazos muy fuertes y no paramos de hablar hasta las 5.23 de la madrugada del día siguiente». Se dio cuenta de que ambas son muy habladoras, de que cruzan los dedos «de una forma muy característica», y se sorprenden de que emplean la misma coletilla, «a tomar por saco»…

Begoña volvía a Castellón muchos años después, tiempo insuficiente, sin embargo, para olvidar las circunstancias que rodearon el nacimiento de Marta. «Llegué a Castellón ya embarazada y con una niña pequeña [la hermana de Marta que, curiosamente, se llama así también]». «Entre al servicio doméstico de una casa porque mi pareja me había abandonado y a los pocos meses di a luz», matiza. «Con el tiempo y la experiencia, he parido dos veces más, me di cuenta de que había sido todo muy raro. Tenía la sensación de que me querían echar del hospital rápido y la monja me había dicho que el hospital se ocuparía de todo, que no me preocupara». «Yo era una niña… ¿qué iba a hacer?», asume.

El ADN ha demostrado ahora que son madre e hija. Amaya Gorostiza, del laboratorio Genómica en Madrid, así lo asegura.

El País.com:

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/hija/monja/dio/muerta/elpepusoc/20110702elpepisoc_4/Tes


Niños robados’ de Alicante reclaman facilidades legales…

julio 3, 2011

Cincuenta afectados piden acceder a la documentación familiar sin trabas

ARTUR BALAGUER – Alicante – 03/07/2011

Unos 50 afectados por los casos de los niños robados en España pidieron ayer en Alicante que la Ley de Adopción Internacional de 2007 sea dotada de un reglamento en España que les facilite el derecho a conocer sus orígenes. «En la actualidad no está articulado el reglamento y tenemos que hacerlo por orden judicial», comenta Santiago González, un niño robado en Bilbao ahora implicado en la creación del sitio web adoptados.org como gran comunidad virtual y espacio de encuentro en Internet y en lanzar una fundación que se implique en la causa.

La consecuencia de este vacío legislativo es que los afectados tienen que buscarse un abogado y correr con los gastos de la solicitud de la documentación que aclare sus orígenes, porque aunque judicialmente les den la razón, al no incumplir ningún reglamento, nunca le imponen las costas al demandado. Por eso, González también pide que se cambie el Código Civil, ya que aunque desde 1999 está cancelado legalmente el parto anónimo, «la adopción vive de la demanda y no de la realidad», lo que provoca que «el bien del menor siga sin estar protegido».

La experiencia de los reunidos ayer para compartir vivencias es muy diversa, aunque se resume entre quienes buscan a sus padres biológicos y las madres que quieren saber dónde está el hijo que un día tuvieron y que nunca les dejaron ver bajo todo tipo de excusas. Como María Bonillo, que recuerda cuando en la clínica O’Donell de Madrid, el médico que la atendió en 1963 les comentó a las monjas presentes en la sala de partos: «Por favor, hermanas, váyanse porque cuando viene una recomendada se muere la madre o el hijo». Le dijeron que el niño murió porque nació muy débil, pero nunca se lo dejaron ver.

Isabel Nieves vive en un pequeño pueblo de Valencia y desde los siete años sabe que fue adoptada. Hoy tiene 49 y su madre adoptiva todavía cree que su hija desconoce que fue adoptada. Isabel ha averiguado que nació en la calle de Quart de Valencia y que a sus padres de adopción los llamaron a las 11 de la noche para que la recogieran.

El País.com (Alicante):

http://www.elpais.com/articulo/Comunidad/Valenciana/Ninos/robados/Alicante/reclaman/facilidades/legales/elpepuespval/20110703elpval_9/Tes

Fotografía de google images reporaje Antena 3 Los niños robados...


4.500 negativos para pensar en aquella España…

julio 3, 2011

Ampliar Los periodistas Herbert Matthews y Ernest Hemingway conversan con dos militares republicanos en una fotografía de Capa.- ICP

El documental ‘La maleta mexicana’ enlaza el hallazgo del trabajo de Robert Capa con la recuperación de la historia

Trisha Ziff ya advierte a su interlocutor desde el principio de que no tiene ninguna intención de andarse por las ramas. La directora, que ahora vive en México, desde donde atiende a EL PAÍS vía telefónica, acaba de firmar La maleta mexicana, un intenso documental sobre el hallazgo de tres cajas con 4.500 negativos de imágenes tomadas por los fotógrafos Robert Capa, David Chim Seymour y Gerda Taro en plena Guerra Civil española. Uno pensaría que la historia es en sí misma lo suficientemente explícita como para acaparar un proyecto cinematográfico, pero Ziff, de 55 años, no es de la misma opinión: «Uno de mis tíos luchó en la Brigada Lincoln y yo misma pertenecí al Partido Comunista Británico cuando tenía 15 o 16 años, edad a la que somos muy impresionables. En mi juventud lo que pasaba en España nos intrigaba muchísimo, así que puedo decir que siempre he tenido una relación muy clara con el conflicto militar que se desarrolló allí. De eso es lo que quería hablar y no de los negativos».

Ziff: «Quería hacer preguntas sobre el pasado, no una pieza sobre Capa»

La directora, experta en fotografía contemporánea, no fue solo un testigo de excepción en la recuperación de este material, extraviado durante más de setenta años, sino que pactó las condiciones para su devolución: «Yo no encontré la maleta mexicana, simplemente la recuperé. Durante 12 años se supo dónde estaba este material pero por razones que no logro comprender no se había procedido a su recuperación. En 2007 fui a Nueva York para hablar de un proyecto con el Centro Nacional de Fotografía y allí me pidieron ayuda porque sabían quién tenía el material en México y querían traerlo de vuelta. Un viejo amigo mío, el escritor Juan Villoro, me acompañó en este viaje, me ayudó y en cinco meses conseguimos un acuerdo con la persona que lo guardaba. Era una simple cuestión de ir a por ello».

Ziff tiene un discurso militante, articulado en torno al hecho de que la objetividad no existe y al mismo tiempo consciente de que por ese motivo la percepción de su trabajo podría quedar lastrada. «No creo que mi documental vaya a ser muy popular en España; de hecho creo que algunos de mis coproductores no estaban muy satisfechos con la idea de no centrar este documental en la figura de Capa, como si fuera una biografía suya. La cuestión es que he vivido durante muchos años en Irlanda del Norte, y he visto la guerra. No quería hacer un documental de fotografía porque lo que me interesaba era el contexto. Recuerdo que al principio del proceso fílmico un amigo de Barcelona me acompañó a Nueva York. En el avión me habló de la Ley de Memoria Histórica y de Baltasar Garzón. Cuando empecé con La maleta mexicana fue al mismo tiempo que en España la gente empezaba a cavar para buscar a sus seres queridos. No quería hacer una pieza sobre la etapa española de Capa. Quería generar preguntas sobre el pasado».

Naturalmente, la aventura repasa la historia de Capa y sus colegas de correrías en la Guerra Civil, donde el húngaro se convirtió en el fotorreportero de leyenda: «Hay que tener claro que Robert Capa, David Seymour y Gerda Taro eran antifascistas. Los tres eran judíos y venían de países

[Hungría, Polonia y Alemania, respectivamente] de donde habían tenido que exiliarse. Entendían que lo que estaba pasando en España era muy importante y fueron allí a una misión, con cámaras en lugar de armas. Por eso La maleta mexicana es un compromiso político, y habla también de aquellos que quieren neutralizar el poder de aquellas fotografías y colocarlas en un contexto artístico. Capa, Seymour y Taro hacían propaganda, prepararon imágenes, las escenificaron. Pero en ese momento a ellos no les importaba todo eso, no les importaba la neutralidad del fotorreportero. Eso vendría después».

«¿La neutralidad del director? Eso es una chorrada: cuando diriges un documental estás exponiendo tu punto de vista», dice la realizadora cuando se la inquiere por el núcleo de su pieza, centrada en el trabajo de los arqueólogos que indagan en las fosas comunes abiertas por toda la geografía española. «Me interesaba mucho conocer a esas personas y esa ha sido mi gran recompensa. Toda esta gente que trabaja tratando de saber qué ha sido de los suyos, de desenterrar la memoria, me ha cambiado como persona: ese ha sido mi premio».

La maleta mexicana podrá verse en su estreno mundial la semana que viene en el Festival de Cine de Karlovy Vary (República Checa) sin su directora, que alega compromisos previos. Ziff adelanta que podrán verse dos versiones de su trabajo: la primera, la cinematográfica, aparecerá en las salas españolas en noviembre, y la segunda, televisiva, llegará aún sin fecha prevista y con un plus añadido: «Para esa versión, de 55 minutos, hemos pedido a Baltasar Garzón que pusiera su voz en la introducción. ¿Miedo de las reacciones? No, yo no quería hacer un documental abierto a todo el mundo. Como ya he dicho, eso de la neutralidad es una auténtica chorrada».

El País.com:

http://www.elpais.com/articulo/cultura/4500/negativos/pensar/Espana/elpepicul/20110703elpepicul_3/Tes


«Todos los pueblos tienen su memoria histórica y tiene que ser recogida»

julio 3, 2011
02.07.11 – 00:16 –

Lleva media vida entre archivos y aspira a que se diseñe un plan para recoger los testimonios orales de los ancianos extremeños

Fernando Jiménez Berrocal. Historiador y director del Archivo Municipal de Cáceres.

Fernando Jiménez Berrocal, ayer, en el Archivo Histórico Municipal de Cáceres. ::Jorge rey

Una vida ligada a Extremadura

Fernando Jiménez Berrocal (Cáceres, 1957) es el segundo de dos hermanos. Según él mismo explica, su madre, Francisca, «una mujer trabajadora y valiente» les inculcó desde niños el amor al conocimiento y a la cultura, que ella a la vez había heredado de su padre Benito, «un librepensador de principios del siglo veinte». «Mi padre, Bartolomé, fue un murciano grande por fuera y por dentro que abandonó su paisaje huertano natal por la Extremadura de postguerra donde le asentó definitivamente el amor y las ansias de formar una familia en una tierra difícil y pobre».
Fernando Jiménez Berrocal estudió en el Diocesano y tuvo como profesor a José Luis Cotallo. Después pasó al instituto y a la Universidad, donde descubrió, entre otras cosas, que «la historia era una herramienta ideal para sacar del anonimato a situaciones y personas que no aparecían en la historia oficial».
Tras varios años de trabajo en el Taller de Historia Oral de la Universidad Popular de Cáceres y como profesor en Radio Enseñanza Ecca, en 2004 comenzó a trabajar como técnico en el Archivo Histórico Municipal de Cáceres que dirige desde el año 2007. Colaborador con la Uex en distintos cursos formativos, ha ofrecido numerosas conferencias y participado también en seminarios y jornadas sobre aspectos tan variados como la archivística, las huellas de Sefarad en Cáceres, Memoria Histórica y guerra civil. archivos públicos e historia oral en Extremadura y cultura teatral. Es autor de los libros ‘El Carnaval en Extremadura’ (1998), ‘Un Gran Teatro’ (2001), ‘Caleros’ (2004), ‘Los oficios del agua’ (2006), ‘La memoria de los justos’ (2007), ‘La cacereña Ribera del Marco’ (2008), ‘La Guerra de la Independencia en Cáceres. Las sombras de un conflicto’ (2008), ‘El teatro en Cáceres’ (2009) o ‘La vida minera de Aldea Moret’ (2010). Fernando Jiménez Berrocal cree que la guerra civil es el acontecimiento histórico que ha generado más bibliografía e incluso que ha contribuido a desviar la mirada de otros momentos de interés como la segunda mitad del siglo XIX.
Su infancia ha estado ligada a los veranos interminables en la barriada de Pinilla, con baños en el Guadiloba o «yendo a nidos y a ciruelas a las huertas de la ribera».
Devoto del García Márquez de ‘Crónica de una muerte anunciada’ y del Fellini de ‘Amarcord’, reconoce que «hoy mi tiempo lo dedico a mi trabajo como archivero, a mis dos hijos, Jorge y Andrés y a compartir la vida plácidamente con Nines, mi compañera de viaje en los últimos treinta años de mi vida. Mi otra pasión, la investigación histórica, la tengo plenamente cubierta por mi trabajo con los viejos papeles del archivo donde tengo el privilegio de trabajar».
Cursó COU el año de la muerte de Franco y se incorporó a la Universidad de Extremadura al ejercicio siguiente. Confiesa que aceptaría como un honor ser nombrado cronista municipal y que mira con cierta envidia cómo su hijo mayor asiste a las asambleas de los acampados del 15-M en Cáceres. «Yo pasaría la noche allí, pero él tiene 20 años y yo tengo 54 y, en fin…».
-¿Fernando Jiménez Berrocal es un ratón de biblioteca?
-De biblioteca no, en todo caso de archivo. A mí me ha gustado mucho la investigación de siempre, desde que estaba en la Universidad. Empecé a investigar en 4º y 5º de carrera, cuando ya tienes claro la especialidad que quieres hacer. Siempre me ha gustado mucho el mundo de los archivos. Antes de ser archivero ya había trabajado en el archivo del Monasterio de Guadalupe, en el archivo Diocesano. He tenido una beca de Archivos y Bibliotecas de la Diputación de Cáceres. O sea, que empecé en esta vía. Si eso es ser un ratón de archivo, pues sí que lo soy, aunque por suerte hay que decir que en el archivo histórico del Ayuntamiento por lo menos ya no hay ratones ni bichitos raros.
-Cáceres no valora su pasado minero, sus hornos de cal, la ribera del Marco… ¿Qué es lo que se valora aquí?
-Aquí lo que se valora es la ciudad monumental. El problema que tiene Cáceres a la hora de establecer el desarrollo de la historia de la ciudad, precisamente es la ciudad monumental. Porque da la sensación como que la historia de Caceres se hubiese quedado parada en el siglo XVII, cuando ya no se construye nada más en la ciudad monumental. Ese esplendor de la ciudad monumental pienso que es el que, de alguna manera, ha impedido investigar otras cuestiones del pasado histórico, quizás tan importantes o más para conocer la historia, (no hablo de riqueza arquitectónica, sino de historia) como puede ser los laneros y los catalanes, Aldea Moret, la industria de la cal, las lavanderas…
-¿Por qué se interesó, precisamente, por investigar sobre las lavanderas?
-Porque a mí siempre me ha gustado la historia social. Soy de una generación que entró en la Universidad, la primera después de muerto Franco, en el año 1976, y tuve buenos maestros. Recuerdo por ejemplo a Ángel Rodríguez, Antonio Rodríguez de las Heras, Enrique Cerrillo, Antonio Campesino… Yo soy hijo de esta universidad y además en estado puro porque estudié la carrera aquí y he trabajado siempre en esta ciudad.
-¿Las lavanderas le pareció que era un colectivo olvidado?
-Llegué al mundo de las lavanderas por casualidad. En el Taller de Historia Oral empezamos a hacer un trabajo con los abuelos sobre fiestas ya desaparecidas y nos encontramos con una fiesta que había desaparecido después de la guerra civil y que es la fiesta de las lavanderas o la fiesta del Febrero. Eso nos dio pie para saber quiénes eran las lavanderas, dónde vivían, cuánto ganaban, a qué se dedicaban, para qué familias trabajaban, cuáles eran sus ritos, en qué consistían esos ritos dentro de la gastronomía, dentro del ocio, etcétera, etcétera. Fue una manera de descubrir otra parte de la ciudad. De hecho, el libro se llama ‘Una experiencia de investigación histórica a partir de testimonios orales’ porque no había testimonios escritos, no había libros, no había bibliografía.
-Ha dado conferencias sobre archivos públicos e historia oral en Extremadura. ¿A qué conclusiones ha llegado?
-Son formas diferentes de aportación, de formación para el historiador. Yo creo que en Extremadura, en los archivos últimamente, se ha hecho un trabajo de recuperación como lugares para la investigación. Los documentos tienen que tener un trato determinado. No vale cualquier instalación para archivo. En los ayuntamientos, hasta no hace mucho tiempo, los papeles viejos se iban metiendo en una habitación. He visto archivos municipales de pueblos que daban pena, incluso con documentos del siglo XVIII.
-¿Y ahora la situación es mejor?
-Por lo menos los que yo he visto me parece que sí. Hay también un interés mayor de la sociedad por no destruir su pasado. Y luego existe una ley, la Ley de Archivos, y existe la Ley de Patrimonio Histórico Español, en la cual el patrimonio documental ocupa un lugar privilegiado. Ahora no se le ocurre a ningún alcalde destruir un archivo municipal. Hace cincuenta años era normal decir: «Llévate todos los papeles porque no valen para nada y necesitamos sitio». Así se destruía la historia, en definitiva.
-¿Y respecto a los testimonios orales?
-Ocurre prácticamente lo mismo. Lo que pasa es que con los testimonios orales no hemos tenido ningún archivo de la memoria histórica de esta tierra. Y cuando hablo de la memoria histórica no hablo de la guerra civil. Cuando hablo de la memoria histórica hablo de la memoria que tienen las personas a través de su tránsito por la vida para aportar conocimiento a otras generaciones. Y eso puede servir para la guerra civil, para la postguerra, para la transición… para cualquier proceso histórico. Todos los pueblos tienen su memoria histórica y tiene que ser recogida. Últimamente se están creando archivos de la memoria. Son magníficos. He conocido uno en un pueblecito de Cataluña, La Roca del Vallés, donde lo que recogen son los testimonios orales de los ancianos: a qué jugaban, cómo galanteaban con las mozas, cuáles eran las músicas que escuchaban, cómo bailaban, cómo daban los pasos, cómo se buscaban la vida. Todo eso, recuperado en soportes, para que dentro de sesenta u ochenta años un investigador que esté trabajando pueda recoger esos testimonios y aplicarlos.
-¿Hacen falta experiencias similares en Extremadura?
-Creo que sí, que la creación de un archivo de la memoria histórica de esta tierra es necesario, y cada día que pasa es tiempo que perdemos. Porque es cierto, cuando un anciano se muere, una biblioteca se cierra. No podemos permitirnos el lujo de perder tanta información por no tener archivos de la memoria; yo no sé si histórica, pero sí de la memoria.
-¿Le gustaría historiar, por ejemplo, la Extremadura de la etapa autonómica?
-Uff… No, no.
-De joven quiso hacer la revolución. ¿Ya se ha olvidado de esas aspiraciones o ya no tiene sentido la revolución?
-No, no me he olvidado de nada. Es cierto que cuando llegué a la universidad el tiempo lo dividíamos entre aprender y hacer la revolución.
-La ‘revolución’ entre comillas.
-Entre comillas. La revolución era transformar el medio ¿no? Hacer la revolución en la universidad era pasar de una biblioteca que tenía 35 sillas para los estudiantes a tener una biblioteca en condiciones; era que se legalizasen los partidos políticos, o los sindicatos de clase. Eran cuestiones que hoy día las vemos como algo que parece que ha existido siempre, pero no hay que engañarse eso no ha existido siempre. La ley de amnistía o leyes posteriores, durante la democracia, como la ley del divorcio, siempre han tenido la presión de la sociedad. Las cosas no llegan solas. No me he olvidado de la revolución. Ahora que veo acampados todos los días en la Plaza Mayor a los chicos del 15-M te confieso que me identifico plenamente con ellos. Porque creo que son chicos que están a su manera, de una manera pacífica y de una manera honrada, luchando por su futuro.
-¿Y los mira con más escepticismo que nostalgia o con más nostalgia que escepticismo?
-Con más nostalgia. Soy muy nostálgico en ese sentido. Se lo decía el otro día a mi hijo mayor, que tiene 20 años. Me contaba que venía de una asamblea del 15-M y le dije que yo me iría encantado a pasar la noche allí. Lo hubiese hecho si tuviese 20 años, tengo 54 y, en fin…
-Hay un dicho un poco cínico que sostiene que el que no es revolucionario a los 20 años no tiene corazón y el que lo sigue siendo a los 50 no tiene cabeza.
-[Risas]. Por supuesto. A los 20 años tiene que aspirar a transformar el medio, como aspiran los chicos del 15-M, bueno, y no tan chicos.
-¿Le gustaría ser cronista municipal?
-Esa es una pregunta que hace poco me planteaban unos amigos. Por lógica, el cronista de la ciudad en los últimos años, en las últimas décadas, ha sido el archivero municipal. ¿Me gustaría serlo? Si me nombran cronista de la ciudad lo aceptaré con todo el honor del mundo. Nací en esta ciudad, en ella he vivido prácticamente toda mi vida y creo conocer su historia, a sus gentes, y las claves sociológicas. Si me nombran, encantado de la vida, pero es una cuestión que depende de un pleno del Ayuntamiento de Cáceres. Son puestos vitalicios.
-¿La historia siempre la escriben los vencedores?
-Siempre la han escrito los vencedores. Y la han interpretado los vencedores. Por lo menos durante gran parte de la historia. Aunque ahora el proceso de ‘escribir la historia’ se ha socializado. La opinión es más variopinta, más plural, más abierta. Por ejemplo en el siglo XIX en Extremadura el índice de analfabetismo era tremendo, el apego a la tierra era importante, lo que impedía muchas veces el desarrollo de los pueblos y eso hacía que se escribiese para un determinado grupo, que era el que tenía acceso al conocimiento y a la cultura.
-¿Cómo definiría esta época en que se cierran 28 años de gobiernos socialistas en la región?
-Es el fin de una etapa. Yo creo que la sociedad democrática no lo potencia pero sí incluye el cambio, la alternancia en el poder. Si es el deseo de los extremeños, me parece que estamos en nuestro derecho de elegir nuestro futuro. A veces en Extremadura cuando hablamos de elecciones municipales o autonómicas no somos muy dados a la autocrítica. Pero cuando se nombra a un alcalde, ese alcalde tiene que ser alcalde de todos los ciudadanos, sean del partido que sean y de la tendencia que sean. Y en la comunidad autónoma tiene que aplicarse el mismo principio.
-¿Qué le falta a Cáceres?
-No sé, en mis tiempos decíamos que le faltaba un puerto de mar, un paseo marítimo. Pero como eso es complicado, le falta que tengamos más ilusión en las cosas, que seamos más soñadores. Somos excesivamente pragmáticos. Vamos siempre a lo práctico. Quizás porque es una ciudad donde la mayor parte de los ciudadanos vivimos de ser funcionarios. A una ciudad de servicios, de esas características, lo que le falta es poesía, lirismo, saber que podemos hacer las cosas y hacerlas bien. No debemos tener ningún complejo.