¿Franquismo o fascismo?

julio 9, 2011

Vicenç Navarro

Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas de la Universitat Pompeu Fabra

Ilustración por Mikel Jaso

Durante mi largo exilio viví en Suecia, en Gran Bretaña y en Estados Unidos. Y en ninguno de estos países el régimen dictatorial existente en España durante el periodo 1939-1978 se conocía como “la dictadura franquista”, sino como “la dictadura fascista”, dirigida por el general Franco. De la misma manera que no se hablaba en tales países de hitlerismo, para definir el régimen nazi que existió en Alemania, o de mussolinismo, para definir el régimen fascista que existió en Italia, tampoco se utilizaba el término franquismo para definir el régimen dictatorial que existió en España en aquel periodo.
Así, cuando Juan Antonio Sa-maranch –que fue presidente del Comité Olímpico Internacional y que había sido delegado nacional de Educación Física y Deportes durante la dictadura– visitó EEUU para presidir los Juegos Olímpicos que se realizaron en Atlanta, The New York Times incluyó en su nota biográfica “director general de Deportes en la dictadura fascista dirigida por el general Franco”.
La utilización del término franquista en lugar de fascista ha sido resultado de un proyecto político-intelectual exitoso que consistió en presentar tal régimen como caudillista y autoritario, carente de una ideología totalizante que intentara imponer una nueva visión a la sociedad. Según tal proyecto, una vez desaparecido el caudillo y el caudillismo, habría desaparecido el carácter jerárquico y autoritario de aquel Estado, el cual, dirigido por la habilidosa mano del monarca, se transformó, mediante el modélico proceso de Transición, en un Estado democrático. Esta interpretación, sin embargo, es profundamente errónea.
Fascismo es la ideología aparecida en los años treinta en Europa que se caracterizó por un nacionalismo extremo con vocación imperialista que se basaba en una supuesta superioridad de la raza, grupo étnico y/o identidad cultural de los nacionalistas, lo que les daba el derecho de conquista e imposición. El fascismo promovía una cultura de fuerza, de características militares, profundamente machista y profundamente reaccionaria, destinada a prevenir la revolución obrera, temida por las estructuras del poder económico y financiero y por las clases medias. En realidad, el fascismo había sido la fuerza política promovida por las burguesías y oligarquías dominantes para parar al movimiento obrero, liderado por fuerzas comunistas, socialistas o anarquistas.
El Estado en el que se reproducía esta ideología era un Estado dictatorial que intentaba controlar a la sociedad civil (incluyendo todos los medios de información y persuasión, desde las escue-las hasta la prensa, la radio y la televisión). Este control se utilizaba para la promoción del caudillo –al cual se le atribuían características sobrehumanas–, quien, instrumentalizando un partido único, el partido fascista, lideraba el Estado, que se presentaba comprometido con el “progreso del pueblo”. El pueblo incluía a todas las clases sociales, negando la diversidad de intereses existente entre ellas. De ahí el establecimiento de sindicatos verticales, en los que se incluía tanto a los empresarios como a los trabajadores. El fascismo consideraba también al Estado fascista como designado por una fuerza superior, sobrehumana (bien por Dios, en el caso español, o por la historia, en el caso alemán e italiano), a dirigir la humanidad, reglando el comportamiento de los ciudadanos, imponiendo unos valores nuevos que rompieran con los valores anteriores (en el caso español, con los valores democráticos, laicos y republicanos). Cada una de estas características existió en el régimen dictatorial español.
Varios autores han indicado que, aun cuando estas características existieron al principio del régimen, desaparecieron más tarde, cuando los tecnócratas del Opus Dei sustituyeron a la Falange. Tal argumento ignora, sin embargo, que los tecnócratas también reprodujeron el nacional-catolicismo que era el elemento esencial del fascismo español. En realidad, la Falange fue sustituida por el Movimiento Nacional, que conservó gran parte de la ideología fascista, incluyendo su simbología, su narrativa y su influencia. Hasta el último día de la dictadura, el NO-DO (el programa de noticias y documentales de la televisión pública) comenzaba con la imagen del dictador y con el símbolo fascista, el cual era también el símbolo que aparecía en la entrada de todos los pueblos de España. Es más, una condición para trabajar en el sector público u ocupar un cargo en el Estado era jurar lealtad al Movimiento Nacional, cuyo uniforme era la camisa azul y el saludo con el brazo en alto.
Que tal régimen estuviera en sus últimos periodos repleto de meros oportunistas que, a pesar de su discurso, no creían en la ideología fascista, no niega el carácter fascista del régimen. En realidad, la distancia entre el Franco de 1939 y el Franco de 1975 era mucho menor que la distancia política entre un Stalin al principio del régimen comunista en la Unión Soviética y un Gorbachov al final. ¿Por qué, pues, definir al régimen liderado por Gorbachov como régimen comunista (a pesar de que al final del régimen el aparato de aquel Estado carecía de una ideología propia) y no llamar fascista al régimen dictatorial español, argumentando que al final nadie en él era fascista?
Otro argumento en contra de utilizar el término fascista para definir aquel régimen era que el partido fascista, la Falange, era un partido pequeño y, por lo tanto, el fascismo no era una ideología mayoritaria. Tal argumento ignora que el pensamiento hegemónico hoy en las estructuras del poder en la UE es el neoliberalismo, aun cuando los partidos liberales son partidos minoritarios en tal comunidad política. Lo mismo ocurrió en España con el fascismo, el cual perdura en sectores del conservadurismo y del Estado español.

Público.es:

http://blogs.publico.es/dominiopublico/3625/%C2%BFfranquismo-o-fascismo/


Profesor de la UNED dice que la Ley de Memoria Histórica no satisface a nadie…

julio 9, 2011
(La Rioja) SOCIEDAD-SALUD,SOCIEDAD | > AREA: Asuntos sociales
07-07-2011 /

Gómez García ha pronunciado hoy la última ponencia del curso de verano de la Universidad de La Rioja denominado «La caducidad de los silencios», que en los últimos días ha abordado diferentes aspectos de la memoria histórica en España.

El profesor de la UNED, que en su intervención ha repasado los diferentes apartados de la Ley, ha explicado a EFE que este texto legal «no resuelve» varios aspectos jurídicos relacionados con la memoria histórica, como por ejemplo la anulación o no de las condenas por causas políticas hechas por tribunales franquistas.

«Es un ejemplo de cómo se dejan abiertas las cosas, porque por un lado la Ley reprueba el sistema por el que se llegaba a esas condenas, pero, por otro, no las deroga», ha detallado, y eso impide que las familias reclamen la reparación del daño causado, indemnizaciones o se pidan responsabilidades por esos procesos.

Gómez García ha recordado que la Ley fue aprobada con los votos del PSOE e IU, mientras que el PP se opuso al texto «con lo que no sé si propondrían cambios si tuviesen mayoría parlamentaria», mientras que «para la izquierda, para las víctimas y para las familias esta norma es muy vaga e inconcreta».

Considera que «en principio parecía que había un consenso social para que algunas cosas que no se habían tratado hasta entonces se sacaran a la luz», pero pasados los años «la derecha parece que no está de acuerdo ni con el espíritu de la Ley y la izquierda tenía muchas más espectativas en ella.

ABC.es vía google noticias:

http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=870697


SESENTA Y SEIS KILÓMETROS DE VERGÜENZA Y SETENTA Y CINCO AÑOS DE OPROBIO…

julio 9, 2011

Emilio Silva, periodista y Presidente de la ARMH

Y a colación del artículo publicado por Emilio Silva y como apoyo y difusión al mismo no quería dejar pasar la oportunidad de apuntar qué…

Emilio Silva, periodista español y  uno de los fundadores junto a Santiago Macías de la ARMH (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica),  colectivo que lleva años trabajando en  la localización de los lugares en los que fueron enterrados las víctimas de la represión franquista durante la Guerra Civil Española y la posterior dictadura, cuando se van a cumplir ya los setenta y cinco trágicos años de aquella olvidada sublevación mortal.

Tal y como hizo  Prometeo al robar el fuego de los dioses con el tallo de una cañaheja o cicuta, éste navarro,  luchador incansable y  de pluma afilada sigue robando el fuego de la vergonzosa hoguera histórica de España para poder avivar con pequeñas ascuas otros tantos diminutos fuegos memorialistas que recorran el manto terruño de la piel de toro, con la finalidad de rescatar con dignidad la memoria perdida de éste país y,  así poder dignificar a todos aquellos hombres y mujeres que fueron víctimas de la cruenta sinrazón de una guerra fratricida entre hermanos y la posterior brutal represión organizada por el régimen franquista.

Tanta pregunta efectuada en su artículo “Sesenta y seis kilómetros de dignidad” y cuya respuesta es más que obvia, es una de las mejores exposiciones que he leído como argumento objetor al porqué hay que remover la historia. Como ya es un tema al que me he referido muchas veces y dado que Emilio lo plasma desde un punto de vista más que acertado y que además invita a reflexionar con cada una de sus preguntas argumentativas, sólo quisiera apuntar qué…,  además de invitar a leer su  artículo a todos aquellos que todavía no entienden el por qué; y sobre todo, aquellos que sí lo entendemos pero nos perdemos muchas veces en extensas peroratas reivindicativas e incluso justificativas, decir que esos sesenta y seis kilómetros dignidad  no pueden esconder más que sesenta y seis kilómetros vergüenza y setenta cinco años de oprobio nacional como resultado del oscurantismo fascista del régimen del Caudillo sátrapa que dejó como legado histórico más 113.000 argumentos bajo tierra, 250.000 motivos entre rejas, más de 200.000 causas allende de las fronteras y no sabemos todavía cuántas razones neonatas hasta el día de hoy o cuántos orígenes femeninos fueron parte de ése entramado represor entre otras modalidades  fascistoides.

Es cierto el dicho que en casa del herrero cuchara de palo, aquí tuvimos palo por parte de un herrero que actuó con mano de hierro y como herencia nos deja un sistema lleno de reminiscencias pasadas que nos anclan en el mismo y que imposibilitan que avancemos como aquellos que un día señalamos con nuestros propios dedos: Argentina y Chile.

Jordi Carreño Crispín

Vicepresidente de la A.I. La Memoria Viv@

ENLACES PARA LEER EL ARTÍCULO DE EMILIO SILVA:

http://www.emiliosilva.org/?p=1556

https://lamemoriaviva.wordpress.com/2011/07/09/sesenta-y-seis-kilometros-de-dignidad/

https://lamemoriaviva.wordpress.com/2011/07/09/sesenta-y-seis-kilometros-de-verguenza-y-setenta-y-cinco-anos-de-oprobio%e2%80%a6/


Sesenta y seis kilómetros de dignidad…

julio 9, 2011

¿Cuántos homenajes de Estado han recibido estos 51 hombres de la fosa de La Legua, en Burgos? ¿Ha muerto alguno de sus asesinos calificado públicamente como tal en democracia después de la transición? ¿Algún departamento del Instituto Nacional de Estadística ha contado las lágrimas que derramó su familia, el sobrempobrecimiento que supusieron esas muertes, el pánico a sobrevivir que tuvieron sus mujeres, sus madres o sus hijos? ¿Qué condecoración a estos muertos que habían construido nuestra primera democracia han recibido por parte de un Consejo de Ministros? ¿Cuántos monumentos se han dedicado a la memoria de esta barbarie? ¿En qué libro de texto escolar se cuenta quiénes eran, cómo vivían? ¿Cuántos años pasaron en prisión sus asesinos, sus arrebatadores de la existencia? ¿Alguien en el Parlamento pidió el complimiento íntegro de sus condenas? ¿Qué representantes del Gobierno acudieron a su funeral de Estado? ¿Cuántos partidos políticos que no han condenado la violencia de sus asesinos han sido ilegalizados en los últimos años? ¿Qué día, de qué año, de qué siglo el Estado se disculpó por haber tenido a sus familias culpabilizadas, castigadas como para no ser merecedoras de su derecho a la verdad, a la justicia, a la reparación y a la protección? ¿Qué día se conmemoran en el Congreso de los Diputados estos crímenes y se invita a sus familias y allegados a rendir tributo de Estado a quienes han padecido la más terrorífica violencia que ha existido en nuestra sociedad? ¿Cuántos Congresos internacionales de víctimas de pistoleros de falange ha organizado el Gobierno hasta hoy? ¿Cuántas leyes se han publicado en el BOE en las que el Estado se responsabiliza de buscarlos, identificarlos, entregarles los restos a sus familias y rendirles homenaje como padres de la democracia? ¿En la fiesta de la Constitución que celebra el Parlamento todos los años cuántos familiares de estos muertos son invitados como representantes de un referente social; los hombres y las mujeres que edificaron nuestra primera democracia?

Esta fosa común que ha guardado durante casi 75 años los restos de 51 hombres mide 30 metros. En el Estado español hay todavía 113.000 desaparecidos y desaparecidas. Si lo divido por 51 me da 2.215 y si luego lo multiplico por 30 resultan 66.470 metros. Sesenta y seis kilómetros mide la mayor tragedia de nuestra historia, el mayor acto sangriento de carácter político que hemos conocido. Esos son los kilómetros de desaparecidos y desaparecidas; después están los kilómetros de detenidos ilegalmente, de mujeres humilladas, de muertos de debilidad, de exiliados y exiliadas, los millones de educados por el nacional catolicismo, las miles de mujeres que no tuvieron vida, ni carrera porque eran sombras de maridos; los bebés robados para purificar la raza española, …

Por otra parte, la respuesta a todas y cada una de las preguntas del primer párrafo son: cero, ninguno o ninguna. A nuestra democracia le quedan muchos kilómetros por andar.

 

(La fotografía fue tomada ayer por Oscar Rodríguez gracias al dispositivo elevador de la Sociedad de Ciencias Aranzadi. La fosa tenía más de diez metros vacíos, esperando a más hombres que por suerte nunca llegaron o fueron trasladados a otro lugar).

Enlace del blog de Emilio Silva: ¡Quitándole el fuego a los dioses!

http://www.emiliosilva.org/?p=1556


Los nietos recuperan la memoria histórica…

julio 9, 2011

David Simón realizó un profundo trabajo de investigación sobre el colectivo médico represaliado en la Guerra Civil y el franquismo

David Simón Lorda, autor de
David Simón Lorda, autor de «Médicos ourensanos represaliados en la Guerra Civil y la posguerra». // Jesús Regal
Carlos Reino Caamaño, Manuel Vázquez Álvarez, José Meixengo Pereira, Manuel Peña Rey, Antonio Fernández Carnicero, Benigno Álvarez… Todos ellos son nombres propios, que hacen referencia a profesionales de la medicina, pero todos tienen algo en común: fueron maltratados por el régimen franquista y sufrieron sus represalias. Alguno de ellos fue fusilado, otros fueron desterrados o encarcelados… pero todos ellos merecen un nombre en la historia de Ourense y de Galicia. Todos ellos merecen su recuerdo. Solo así podremos evitar que historias como estas se repitan.

EIRE VALCÁRCEL – OURENSE

Don Gregorio (el maestro republicano de «La lengua de las mariposas») era apresado ante los gritos de la muchedumbre. En medio de ella se encontraba un alumno confundido y desorientado por los mandatos de sus padres. Él tan solo podía desahogar su rabia repitiendo todas aquellas palabras que su mentor le había enseñado.
El grupo de profesores o maestros represaliados durante la Guerra Civil o el franquismo ha sido investigado y sacado a la luz en numerosas ocasiones. No ocurre lo mismo con el colectivo de médicos o profesionales de la sanidad en general,que también sufrieron en sus propias carnes los castigos del dictador, de los cuales tan solo encontramos algunas publicaciones.
El psiquiatra y exdirector del Hospital Provincial de Ourense, David Simón Lorda, fue el encargado de rescatar la memoria histórica de los represaliados de su profesión en su ciudad natal, en particular, y en Galicia, aunque en menor medida. El trabajo fue titulado: «Médicos ourensanos represaliados en la Guerra Civil y la posguerra. Historias de la ´longa noite de pedra´». La publicación se centra en el periodo de la Guerra Civil Española y la primera década de la posguerra (hasta el año 1950, aproximadamente). Con la denominación de esta etapa como «Longa noite de pedra», el autor pretende «hacer un homenaje al escritor Celso Emilio, autor de esta obra». El poeta de Celanova se encontraba en el momento de la escritura de la pieza en el mosteiro de su villa natal, lugar que se utilizaría como prisión durante la contienda.
Simón destaca que «el libro se basa en microbiografías del colectivo médico ourensano represaliado», aunque también cabe en él una mención a profesionales de la enfermería, practicantes, etc.
Partes del volumen
La estructura de la publicación se detiene primero en una «visión panorámica» de la medicina en la II República, para dar paso más adelante a retratar el golpe de Estado encabezado por el general Francisco Franco, y dejar constancia así de la «depuración que se realiza en el Hospital Provincial después de este». Tras la Guerra Civil, Simón se centra en las microbiografías de los médicos ourensanos y la represión en el resto de la medicina gallega. Por último, el texto tiene como eje el apoyo de los médicos y sanitarios a los maquis, aspecto sobre el que el autor reconoce que «el proceso de averiguación ha sido más dificultoso y complicado».
La obra es fruto de un intenso trabajo de investigación en el que el autor ha consultado fondos del Archivo Histórico Provincial, el Archivo de la Diputación o la Hemeroteca de la Biblioteca Pública de Ourense. Esta labor de indagación se extendió en el tiempo durante unos «4 o 5 años». No obstante, el psiquiatra subraya que «en esta labor de documentación y consulta de fuentes, el recurso a la fuente oral, como las entrevistas con los familiares, ha sido fundamental». Esto le ha permitido conseguir una humanización de las historias que se cuentan en «Médicos ourensanos represaliados durante la Guerra Civil y el Franquismo».
Dos ediciones
La primera edición del volumen fue publicado por la Fundación 10 de Marzo en el año 2001-2002. Sin embargo, y gracias a la repercusión que ha tenido el conflicto de la memoria histórica, Simón Lorda ha ampliado su labor de rescate de datos sobre el tema, y diez años después ya ha sido difundida una segunda edición. Por este motivo, el psiquiatra reconoce que «la segunda tanda de investigación ha sido menos dificultosa y más fructífera». Además, Simón Lorda apunta que «en principio había reticencias por parte de algunos familiares para contar sus historias». Por otro lado, y relacionado con el tema de la memoria histórica, el exdirector del Hospital Provincial de Ourense subraya que «la recuperación de la historia produce un efecto reparador en la memoria y en el dolor.» La generación posterior, es decir los familiares más directos de los represaliados, son a menudo contrarios a indagar en la pena y el dolor. Quizás porque ellos también han sufrido en su piel las consecuencias de una de las épocas más negras de la historia de España. Han vivido toda su vida con el miedo en el cuerpo: el elemento más destructor de todo y, sobre todo, de la memoria. Por este motivo, Simón destaca que son, en ocasiones, los nietos los que sacan a la luz las verdaderas historias de sus abuelos. Son ellos los que se atreven a escarbar en el pasado.

Faro de Vigo vía google noticias