Rojas, enfermas y pecadoras

enero 13, 2013

La exposición ‘Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexualidad’ analiza el papel de la mujer desde la II República hasta la Transición prestando especial atención a la doble represión que el régimen de Franco ejerció sobre ellas por “rojas” y por “liberadas”.

ALEJANDRO TORRÚS Madrid 13/01/2013

Retrato de Pilar Primo de Rivera incluido en la exposición 'Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexualidad'

Retrato de Pilar Primo de Rivera incluido en la exposición ‘Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexualidad’

Rapadas al cero para censurar su ‘libertinaje’ y purgadas con aceite de ricino para depurar su “alma tóxica”, miles de mujeres fueron exhibidas por las calles y plazas del país durante los años de guerra civil y posguerra. El castigo del franquismo sobre las mujeres fue doble. Por “rojas” y por “liberadas”. La dictadura exigió a las mujeres un exceso de virtud que encarnara un modelo de decencia y castidad que limpiara la degradación moral republicana.

Es imposible determinar el número de mujeres represaliadas a lo largo de la dictadura. Historiadores como Fernando Obregón han documentado la muerte de 116 mujeres en Cantabria desde 1937, cuando la provincia fue tomada por Franco. En Burgos, casi 500 mujeres murieron en la cárcel a manos de los franquistas y en la cárcel de Ventas (Madrid) está documentada la presencia de más de 5.000 reclusas republicanas, a pesar de que su capacidad sólo era para 450 personas.

Sus historias fueron silenciadas durante años por la ideología oficial del régimen. Sobre ellas recayó  la responsabilidad de “regenerar la patria”. Catalogadas como individuas de dudosa moral, su acceso a la ciudadanía fue castigado ejemplarmente durante la dictadura a través de cárcel, violencia, exilio, silencio o uniformidad.

“La forma de castigar al hombre era el exterminio. Se fusilaba a gran parte de los hombres de una población, por ejemplo. Con la mujer se buscaron castigos más ejemplares. En lugar de ir a por todas, se castigaban a unas pocas de manera pública. La exposición pública del rapado o del ricino marcaba a las mujeres por vida. Un método devastador y efectivo”, explica Raquel Osborne, doctora en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid.

 Sobre ellas recayó  la responsabilidad de “regenerar la patria”

Con el objetivo de recuperar una parte fundamental de la memoria de España y de cubrir la historia de género de las mujeres en el período del franquismo, el Ateneo de Madrid acoge hasta el 10 de febrero la exposición Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexualidad (1930-1980). Una exposición realizada bajo el prisma de la memoria y que recoge diferentes elementos como fotografías, vídeos, cuadernos de escuela o vestidos que muestran la represión física y psicológica de la mujer, muchas veces invisibilizada al hablar de la represión fascista.

“La disciplina histórica, una disciplina bastante patriarcal, hecha por hombres y durante mucho tiempo para hombres, tiene unos elementos de construcción metodológicas que han invisibilizado todo el trabajo o la existencia de las mujeres. En toda la resistencia antifranquista las mujeres tuvieron un amplio activismo de base, pero ese activismo no implicaba hacer de espía en Francia o exiliarse. Eran las hermanas, mujeres o parejas de los actores”, explica a Público la investigadora María Rosón, comisaria de la exposición junto a Raquel Osborne.

Pilar, la hermana del ausente

La represión de la mujer, no obstante, no se limita a la cruda posguerra. Sobre ellas se pretendió cimentar el nuevo régimen nacional católico de Franco. Monjas y falangistas de la sección Femenina trataron de domesticar a las mujeres para ajustarlas al modelo de madres y esposas sacrificadas. Los tres ejes sobre los que se cimentaron su educación resumen el papel que el régimen tenía planeado para ellas: “formación del espíritu nacional, labores y gimnasia”.

“Las mujeres pueden considerarse como los ejes de la dictadura de Franco. A pesar de ser una dictadura paternalista recae un peso enorme en esa idea de mujer como madre, mujer sana y buena esposa. La mujer debía ser una especie ‘superwoman’ capaz de hacerlo todo: cuidar a los hijos, atender al marido, llevar la casa, ser buena cristiana y conocer la doctrina franquista”, analiza la investigadora María Rosón.

Para crear esta mujer “dócil y casta” al servicio del varón y de la patria, la Sección Femenina de Falange, dirigida por Pilar Primo de Rivera hasta su fin en 1977, recibió el encargo oficial de formar a las mujeres españolas en todos los campos de actuación convirtiéndose en la única organización institucional dedicada a las mujeres durante la dictadura.

 “Las mujeres podían considerarse como los ejes de la dictadura de Franco»

“La Sección Femenina de Falange estuvo dirigido todo el tiempo por Pilar Primo de Rivera, la conocida como la hermana del ausente [José Antonio]. Los mandos de esta organización estaban copados por una comunidad de mujeres independientes, solteras y sin hijos. Aquí radica su principal contradición, de la que se hace eco la cultura visual presentada y que tiene que ver con el mando, la acción y la masculinidad, muy alejada de los valores tradicionales que promulgaban”, explica Raquel Osborne.

El cuerpo femenino, un bien público

La liberación y el acceso de la mujer a la ciudadanía que se vivió en el mundo occidental en el período de entreguerras, en España tuvo su reflejo durante el período de la II República. Es en este breve lapso de tiempo cuando la mujer consigue acceder a derechos inalienables como laeducación, el trabajo, el voto o el divorcio.

La mujer ideal del franquismo, según asevera la catedrática Osborne, se construye en oposición a esta mujer moderna, ciudadana y republicana. “El pecado está siempre presente en la mujer franquista. Su actitud debe regirse por la moral católica más intransigente”, explica.

Fruto de esta mentalidad, el cuerpo de la mujer se convierte, si es que no lo era ya, en un objeto público del Estado. El régimen franquista trata de llegar a los lugares más íntimos de la vida de las mujeres como la sexualidad, las relaciones matrimoniales o hasta el corte de pelo. “El fascismo consigue inmiscuirse en todos esos espacios de la privacidad de las personas”, añade María Rosón, que asevera que sobre la mujer se instaló el triángulo represor de pecado, enfermedad y femineidad.

Las expresiones de esta mentalidad ultra del pensamiento católico llegan hasta la actualidad, tal y como afirma Rosón. 37 años después de la muerte de Franco, el Estado continúa intercediendo en la libertad sexual de la mujer y las decisiones sobre su cuerpo.

Hay ciertas políticas en la actualidad que recuerdan a otros tiempos. La idea del control sobre el cuerpo de la mujer está presente en temas como el aborto y la ley del ministro Gallardón. No obstante, el control formal y moral sobre la mujer sigue estando presente en nuestra sociedad y se percibe en lugares tan comunes como las redes sociales”, analiza Rosón, quien considera que los ejercicios de memoria histórica que plantea la exposición son fundamentales para destapar “la represión” y “recuperar la memoria” de una parte del pasado que fue silenciado.

“Para ver que nuestro pasado está muy presente en la mentalidad del presente sólo hace falta ver imágenes tan contundentes como a Cospedal con mantilla”, sentencia Rosón.

http://www.publico.es/448819/rojas-enfermas-y-pecadoras


“El concepto de impunidad a la luz del Derecho internacional: Una aproximación sistémica desde el Derecho internacional penal y el Derecho internacional de los derechos humanos…

enero 13, 2013


REEI

  Javier Chinchón Álvarez

Revista Electrónica de Estudios Internacionales, Número 24, diciembre 2012

Aunque en una primera aproximación el vocablo impunidad suele entenderse como la mera ausencia de castigo o falta de punición, lo cierto es que este término implica mucho más que ello; siendo además que su contenido se encuentra en permanente desarrollo y expansión. Este trabajo pretende entonces ofrecer un examen sistémico y actualizado del concepto impunidad; labor para la cual procederemos a un primer estudio desde la perspectiva del Derecho internacional penal, incluyendo en éste las menciones precisas propias al Derecho internacional humanitario. Si desde este primer enfoque veremos cómo es protagónica una idea próxima a la ausencia de sanción penal, tras ello pasaremos a analizar la misma cuestión desde la perspectiva del Derecho internacional de los derechos humanos; momento en el que podremos comprobar cómo este término posee un alcance que transciende de lo estrictamente punitivo. Finalmente, trataremos de sintetizar ambas aproximaciones para ofrecer una visión comprehensiva y sistémica del concepto impunidad desde el Derecho internacional.

 

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La familia Franco, inmune a la crisis

enero 13, 2013

15 / 11 / 2012 Javier Otero

Los herederos del dictador mantienen una holgada posición económica 37 años después de su muerte gracias a la fortuna secreta que amasó en la Guerra Civil.

La familia de Francisco Franco se ha mantenido inmune a la crisis económica y al pinchazo de la burbuja inmobiliaria. El patrimonio que aflora en sus empresas ronda los 140 millones de euros. Si se tienen en cuenta los dividendos que cobraron además por la más importante de sus operaciones urbanísticas, en la finca de Valdefuentes, que heredaron del dictador Francisco Franco, las cantidades conocidas que asoman alcanzan ya los 160 millones de euros. Apenas se resienten, cuando han quebrado grandes empresas del sector y las que quedan han perdido buena parte de su valor y sobreviven a duras penas. Esta es la situación de la familia cuando se cumplen, este 20 de noviembre, 37 años de la muerte del dictador.

La finca de Valdefuentes es precisamente la clave de la herencia que la familia recibió de Franco. ¿De dónde salió ese dinero? Lo que no se sabía hasta ahora, y ha descubierto Tiempo entre los papeles privados del dictador que se encuentran en el Archivo de la Memoria Histórica de Salamanca, es que esta fortuna está relacionada con el dinero que consiguió el general al quedarse con donativos para su causa recaudados durante la guerra. Su fortuna secreta ascendía a 34 millones de pesetas en 1940, justo al terminar la Guerra Civil española. Franco se gastó pocos años después 2,5 millones de pesetas en la finca de Valdefuentes, de unos 10 millones de metros cuadrados de superficie, e invirtió casi 10 millones de pesetas más en ella.

Para poder actualizar el valor de aquellos 34 millones de pesetas podría seguirse la evolución de esa operación de Valdefuentes. Si toda la fortuna de Franco se hubiera invertido en suelo, a día de hoy, al precio que se paga el metro cuadrado que se expropia, según algunas de las últimas sentencias, su valor alcanzaría los 2.500 millones de euros. Se colocaría como la quinta mayor fortuna de España, por encima de apellidos relevantes en la famosa lista Forbes como las Koplowitz o Emilio Botín, por ejemplo.

Si se aplicara el rendimiento que obtuvieron de la operación de Valdefuentes para actualizar la fortuna secreta del dictador, la riqueza de Franco sería menor, pero rondaría todavía una cantidad importante: 314 millones de euros. Sin embargo hay que tener en cuenta que la recalificación y el negocio inmobiliario se han realizado solo sobre un tercio de la finca. Si se hubiera podido recalificar entera entonces la fortuna ascendería a los mil millones de euros. Además, otros señalan que a esa cantidad habría que sumar el valor de los regalos que recibió durante los años que estuvo en el poder y que no pasaron a manos del Estado, sino a su patrimonio particular.

Hasta ahora se conocía que la familia Franco recibió una herencia del dictador y que parte de ese patrimonio aflora hoy en sus empresas, donde aparecen Carmen Franco o su hijo Francis. Luego podrían sumarse los valores de inmuebles que compró la familia, o los que heredó directamente de Franco. Algunos han especulado con que parte de la fortuna se encuentra fuera de España. Un buen síntoma de ello sería el suceso ocurrido el 7 de abril de 1978, cuando no se habían cumplido aún tres años de la muerte del dictador y ni siquiera se había aprobado la Constitución. Carmen Franco Polo, la hija del general, fue detenida en el aeropuerto de Barajas cuando intentaba llevar a Suiza 38 medallas y condecoraciones de su padre. Finalmente tuvo que pagar una cantidad nada desdeñable que da cuenta del valor del patrimonio que no aflora en las empresas de la familia. El tribunal le impuso una multa de 6,8 millones de pesetas por el intento de evasión de objetos de valor histórico, aunque la sentencia fue anulada en 1980. Al ser detenida, Carmen Franco realizó un comentario que se hizo famoso: dijo que iba a fundir las joyas para hacerse un reloj de cuco.

Rentabilidad y dividendos.

La sociedad Valdefuentes era la joya de la corona de la herencia. Era la dueña de la inmensa finca junto a Arroyomolinos, limítrofe con los terrenos donde se ha construido el parque comercial Xanadú, con la mayor pista de esquí cubierta de Europa incluida. Parte de la finca fue recalificada y, como siempre que se cambia la calificación del suelo, disparó el valor de los activos de la empresa. En 2002 eran de 1,6 millones de euros pero, una vez hecha la recalificación, los activos han llegado a estar valorados en 20 millones de euros. Los Franco dieron entrada en la empresa a Fidel San Román, un constructor que se ha visto implicado en varios escándalos urbanísticos, entre ellos la operación Malaya. Con la construcción en sus terrenos, la empresa pasó de los 167.000 euros de pérdidas en 2002 a conseguir la tremenda cifra de 23,9 millones de euros de beneficio en 2007.

Aquel año, la mayoría del dinero que ingresaba iba directamente a la casilla de los beneficios. La rentabilidad de la empresa era impresionante: un 685% conseguido solo con 3,5 millones de euros de fondos propios. Todo el beneficio de ese año, los 23,9 millones de euros, aunque también casi todo el de otros anteriores, se destinó a dividendos. La familia Franco y Fidel San Román se repartieron a medias la empresa. Valdefuentes cambió el nombre a FR Promociones del Suroeste. Así los Franco conseguían dar entrada al socio que iba a construir en sus terrenos y, por lo tanto, los dividendos se repartieron a medias. Finalmente, FR Promociones del Suroeste se ha escindido en una nueva empresa llamada Arroyo de la Moraleja, que cuenta aproximadamente con la mitad del patrimonio, 8,4 millones de euros, que tenía la propietaria de la finca de Valdefuentes de la que se desgajó. Así, si se suman los 8,4 millones de euros de los activos que los Franco sacan hacia la nueva empresa desde Valdefuentes y los dividendos que les correspondieron (unos 14 millones de euros), la familia pudo ganar con estos terrenos 23,1 millones de euros. Una cifra muy por encima de la valoración de la finca antes de su recalificación, ya que en 2002 era de 1,6 millones de euros, con lo que consiguieron un rendimiento 15 veces mayor del valor que tenía en ese año. También merece compararlo con los 2,5 millones de pesetas que le costó al dictador Francisco Franco en la década de los cincuenta del siglo pasado. Y eso a pesar de años de abandono de la misma, en la que incluso se rodaron películas eróticas o escenas de La escopeta nacional de Berlanga.

Como se ha visto, la más importante inversión conocida realizada por el dictador Francisco Franco, la pista clave para conocer el origen de la fortuna secreta del dictador, y la propiedad más importante que dejó en herencia a su familia, ha sido exprimida al máximo tras su recalificación después de pasar lustros casi abandonada. La hija de Franco, Carmen, y su nieto, Francis Franco Martínez-Bordiú, que se cambió el orden de los apellido para llevar el del dictador en primer lugar, presidieron la empresa. Hoy el nieto de Franco es aún director general de la empresa.

Los Franco consiguieron el gran negocio inmobiliario con la finca de Valdefuentes justo antes del pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Y en plena crisis, en 2009, es cuando escinden la empresa  dueña de la finca FR Promociones del Suroeste, en una nueva sociedad, Arroyo de la Moraleja, manejada por la familia. Los dividendos más importantes ya habían sido cobrados en 2007, justo un año antes del comienzo de la recesión. Pero en el resto de las empresas no les ha ido nada mal. A pesar de que su negocio es el inmobiliario, buena parte es de alquileres, a menudo de garajes, que no ha sufrido tanto como el de la construcción de viviendas. Las pérdidas de las empresas que las han cosechado han sido lo suficientemente razonables como para que su patrimonio no sufra graves quebrantos. Las que han perdido patrimonio se compensan con las que han ganado.

Garajes y finanzas.

Además de las inversiones inmobiliarias, los Franco realizan también a través de ellas inversiones financieras, como los casi 6 millones de euros, por ejemplo, que tiene Fiolasa y que ha puesto en manos de Banif, JP Morgan o BNP, o, los 18,4 millones que Sargo Consulting, de Carmen Franco, la hija del general, tiene  en empresas del grupo y tres fondos de inversión: DWS Dinerplus, Grundbesitz Invest y DWS Topiary Select. Por cierto, que Carmen Franco se adjudicó un sueldo de 17.000 euros al mes de Sargo Consulting en 2008. Los alquileres de garajes son algo más estables económicamente que el resto del negocio inmobiliario. Aparcamiento Atocha 70 ha vuelto a tener beneficios en 2010. Pero una de las que van como un tiro es Comerzia, donde Francis Franco, el nieto del dictador, ha concentrado sus inversiones financieras y su patrimonio, que alcanza en esta empresa los 21,7 millones de euros.

Entre los nietos también destaca María de la O Martínez-Bordiú Franco. El patrimonio de su empresa CM 16 ha crecido a pesar de la crisis, al pasar de 15,5 millones a 22,5 millones de euros, aunque le reporte pérdidas. En la sociedad Domarma, donde es consejera, tiene activos por otros 5,7 millones de euros. De hecho, esta última no tiene miedo a realizar inversiones inmobiliarias en plena crisis del sector. En 2010, por ejemplo, se gastó 1,5 millones de euros en una parte de un edificio en Madrid.

En definitiva, las pérdidas de las empresas de los Franco se compensan con los beneficios que tienen otras, que a veces no son pocos. Fiolasa ganó 306.000 euros en 2010, último ejercicio del que se conocen las cuentas, frente a los 65.000 euros de 2009. Además, las pérdidas, cuando las hay, son pequeñas en comparación con su patrimonio, por lo que pueden hacerles frente sin agobios.

Hay que recordar que este no es todo su patrimonio. Es lo que aparece en sus empresas. Las inversiones que hayan realizado a título personal los miembros de la familia no se conocen, aunque sí existen noticias de los inmuebles que, por ejemplo, ha vendido Carmen Martínez-Bordiú a lo largo de los años. Pero la fortuna que les dejó Franco era impresionante.

Otra manera de hacerse una idea de lo que suponían esos 34 millones de pesetas es que con 2,5 millones de pesetas Franco se compró los terrenos de Valdefuentes. Eso quiere decir que, si hubiera invertido los 34 millones de pesetas en tierras, podría haber comprado 136 millones de metros cuadrados, tanto como la superficie del municipio de Valencia, o tanto como la cantidad de suelo que se va a quedar el llamado banco malo de todas las entidades financieras en apuros por los conocidos como activos tóxicos, según calculan sus responsables. Esa fortuna secreta es la que ha enriquecido a su familia.

Origen del patrimonio familiar.

Para intentar explicar el patrimonio que tiene la familia automáticamente se responde que se trata de los frutos de la herencia que recibió de Franco. Y al pensar en la herencia hay que preguntarse de dónde consiguió el dictador una fortuna como esa, cuando la propaganda del régimen se encargaba de transmitir que el general era una persona que no quiso nunca ganar dinero en el ejercicio del poder.

Los hechos que aparecen en sus papeles privados parecen desmentirlo. En agosto de 1940, nada más terminar la guerra, el secretario militar y particular de Franco resume las “cantidades que existen procedentes de donativos y otros conceptos a disposición de su excelencia el jefe del Estado y generalísimo” a fecha de 31 de agosto de 1940. Se trata de 34 millones de pesetas procedentes de suscripciones y donativos realizados durante la Guerra Civil. A diferencia de lo que ocurrió con el resto de las suscripciones y donativos recaudados en la Guerra Civil por el bando nacional, estos no fueron a parar a la junta liquidadora y, por lo tanto, al Tesoro público. Según el libro de Sánchez Asiaín sobre la financiación de la guerra (ver siguiente reportaje), la regulación legal del destino de estas suscripciones establecía que las sucursales del Banco de España eran las encargadas de centralizar los depósitos de sus zonas, que luego remitían a la central del Banco de España en Burgos. Un decreto de 1941 canceló la suscripción nacional previa constitución de una junta liquidadora.

Esta revista también publicó que, por ejemplo, el general Queipo de Llano dio cuenta, y liquidó con las autoridades del régimen, los fondos que quedaban de estas suscripciones o donativos al finalizar la guerra y cuya administración se encontraba bajo su autoridad. En el caso de Queipo, las cantidades que liquidó ascendieron a 26 millones de pesetas, con lo que el dinero que se quedó Franco fue mucho más.

Los donativos que manejó Franco directamente estaban destinados, entre otros, a los huérfanos de la guerra, al llamado Fondo de España, donativos para soldados indígenas y hasta para la reconstrucción del Alcázar de Toledo. También tenía otras cuentas en diferentes bancos “a disposición de su excelencia el jefe del Estado”, tal como aparece en el resumen encontrado entre sus papeles. La más importante de estas cuentas se encontraba en el Banco de España en Madrid, y ascendía a 18 millones de pesetas. Además, tenía cuentas en sucursales del Banco de España en Burgos y en otras entidades financieras privadas como el Banco Hispano Americano, el Banco Español de Crédito, el Banco de Bilbao, el Banco Mercantil en Madrid e incluso en el Banco Espirito Santo en Lisboa. Este banco y Portugal tuvieron un papel clave en la financiación de la sublevación militar. A pesar de los donativos que realizó Franco, la suma total no decreció significativamente con los años, tal y como muestran documentos hasta ahora desconocidos del archivo privado de Franco que se encuentran en Salamanca.

En otro resumen realizado al finalizar 1950, estas cuentas ya solo alcanzan los 21 millones de pesetas. Los documentos de su archivo que ha encontrado esta revista sirven también para comprobar que Franco gastó en la finca de Valdefuentes 10,4 millones de pesetas, de los que 2,5 millones se dedicaron a la compra de la misma y el resto a su maquinaria, construcciones, ganado y utillaje, según el estadillo más antiguo de los pagos efectuados en la finca y que está fechado el 4 de octubre de 1951. Este dato es importante, ya que se trata de la fecha exacta en que se constituyó la empresa Valdefuentes, la joya de la corona de la familia, según atestigua aun hoy el Registro Mercantil. Valdefuentes, como se ha dicho, cambió recientemente de nombre por el de FR Promociones del Suroeste.

Pagar la finca de Valdefuentes.

Así, Franco estuvo pagando antes de finalizar 1950 la finca. A la vez, los fondos que tenía en sus cuentas ocultas hasta esa fecha se reducen en 13 millones de pesetas. El estado de los gastos de la finca del 4 de octubre de 1941 destapa unos gastos de 10,4 millones. Si se restan de los 34 millones que tenía Franco a su disposición en 1940 estos 10,4 millones que se gastó en Valdefuentes, los 23 millones de pesetas restantes se encontrarían bastante cerca de la cifra de 21 millones de saldo a finales de 1950 de las cuentas que provenían de los donativos y suscripciones de la Guerra Civil.

Hay que considerar que los resúmenes de sus cuentas sacan a la luz que Franco dedicó también en aquellos años algunas cantidades a donativos y otros gastos personales, que explican que el saldo fuera finalmente de 21 millones en 1951. Es decir, la compra de Valdefuentes coincide con un recorte en el saldo de las cuentas de la guerra similar a lo invertido en la finca, lo que explicaría este descenso del dinero de las cuentas que manejaba. Hacia 1950 Franco realiza también otras inversiones financieras en acciones y deuda, con los fondos que provenían de la guerra, y ha trasladado 3,5 millones de pesetas en efectivo a la caja de seguridad de su residencia en El Pardo, con lo que se ve de nuevo que el dictador usó los donativos y suscripciones de la guerra para su enriquecimiento personal. El último resumen, con fecha de 31 de marzo de 1959, presenta un saldo de 22,7 millones de pesetas. Incluye solo dinero y acciones, no el valor de la finca de Valdefuentes.

Hay que tener en cuenta, además, que la familia se benefició de otros ingresos, como los que obtenía de la explotación de las fincas de Franco. A Franco algunos altos capitostes del régimen le apodaban por eso El Ranchero. Los mismos archivos que hoy pueden consultarse en Salamanca con el mismo desorden con que se encontraban sobre la mesa de trabajo de Francisco Franco en el palacio de El Pardo dan cuenta, por ejemplo, que en 1973 Franco se quedó con 100.000 pesetas de las 135.000 de beneficios que daba la finca de La Piniella, como también ocurría con el Pazo de Meirás, que no era un mero lugar de recreo.

Solo ha habido una iniciativa relativamente reciente de IU que pedía que se auditara la fortuna de la familia Franco. No tuvo éxito.

http://www.tiempodehoy.com/espana/la-familia-franco-inmune-a-la-crisis


Críticas del mundo universitario a la Academia de la Historia…

enero 13, 2013

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Peio H. Riaño, 09/01/2013

El Diccionario Biográfico Español es un fracaso a falta de un cuarto de la publicación de la obra al completo. Al menos, esa es la valoración que el mundo académico, el universitario, hace de una obra que arrancó en 1998, cuando Gonzalo Anes asumió la dirección de la Real Academia de la Historia (RAH) con el objetivo de sacar adelante una obra de referencia y necesaria. La inversión pública se firmó el 21 de julio de 1999, bajo el gobierno de José María Aznar. En el acuerdo, junto a la rúbrica de Anes, la del ministro de Educación y Cultura, Mariano Rajoy.

Trece años después, en los presupuestos generales aprobados en abril de 2012, los primeros del gobierno presidido por quien auspiciara como ministro el nacimiento del Diccionario, ignoró la decisión -aprobada en el Congreso en julio de 2011, con votos en contra del PP- de congelar la subvención nominativa e interrumpir la difusión de la obra hasta que no se rectificasen los errores. En la partida del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte aparecía el aval a la RAH: 163.790 euros más, a sumar a los 6,4 millones de euros invertidos.

A pesar de que se formó una comisión con el cometido de revisar las entradas vinculadas a la Historia Contemporánea, por ser el período donde se cometieron las sangrías historiográficas, nunca se hicieron públicas las conclusiones de la misma, y fue el ministro José Ignacio Wert quien en el Congreso aclaró que se revisarían 14 “en profundidad”, una sería “eliminada” y 16 cambiadas “ligeramente”. No dijo cuáles y aclaró que una proporción tan pequeña no pone en cuestión la obra completa. Es decir, no se corrige, pero se financia.

En contra de lo que piensa el ministro de Educación, Cultura y Deporte, la universidad sí cuestiona que esas entradas sean tan significativas. Ninguna de las universidades consultadas por este periódico ha adquirido la obra, porque era un gasto desmedido y “no responde a los criterios científicos y objetivos” que quieren para sus alumnos. Ni siquiera en la junta del departamento de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid, en la que formaba parte Juan Pablo Fusi –único historiador independiente miembro de la comisión de lectura del Diccionario-, valoró positivamente la obra y rechazó su compra.

La verdad es la víctima

“Fusi podría haber hecho una entrada objetiva y veraz sobre Franco, y no Luis Suárez”, declara Juan Carlos Pereira, director del departamento de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense. Advierte que el Diccionario no tendrá ninguna utilidad a pesar del esfuerzo y el elevado coste económico que ha supuesto. “El mal está hecho y no hay vuelta atrás. Ha sido un proyecto fracasado con repercusiones negativas”, concluye. Pone en duda incluso las soluciones que se plantean, porque dice que confundirán al lector al enseñarle dos interpretaciones de la misma biografía. ¿Cuál es la verdad? “En los nuevos tomos se insiste en la línea ideológica por el Ministerio que tenemos, con el que los académicos están muy identificados”, explica Pereira.

Para el director del departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de Valencia y catedrático, Ismael Sanz, la valoración es igualmente negativa “en su conjunto”. Aunque aclara que, a pesar de las “entradas inadmisibles”, hay otras buenas que no legitiman a las anteriores. Teme que, cuando pase el tiempo, el lector que acuda a consultar biografías dará por bueno todo. Sanz aclara que dejaría el Diccionario como obra de archivo, como una fuente, pero no como una obra de referencia. “Es una barbaridad. El método que ha llevado la RAH con la obra es obsoleto. No han sido respetuosos ni con la profesión ni con el rigor: es un atentado contra la historia”, añade.

Sobre el método empleado, José Luis Ledesma, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, publicó un artículo ilustrativo en la revista Ayer, publicación que edita la Asociación de Historia Contemporánea, que ya lanzó un escrito contra el Diccionario por considerar “un disparate” dejar en manos de militantes el análisis del pasado.

Un tono hagiográfico

Ledesma se encerró en la biblioteca de la RAH y practicó una disección al cuerpo de los 25 primeros tomos, de la A a la H. Eligió a los 50 actores históricos fundamentales de la Segunda República, la Guerra Civil y la Dictadura, y concluyó que hasta en 31 de las 50 biografías se recomendaría la publicación del estado del texto tal cual. Las 19 restantes “requieren modificaciones sustanciales o que no se recomienda su publicación en absoluto”. Pero aclara que uno de los problemas más graves del Diccionario no son los protagonistas de este periodo, sino personajes de dudosa importancia cuya elección es todavía más preocupante: “La mayoría de las entradas menos afortunadas corresponden al ámbito de la historia eclesiástica e historia militar”.

Para Ledesma es un escollo que entre los más de 40.000 reseñados haya personajes “de dudosa relevancia histórica”, como aquel cuyas credenciales son ser el “primer tripulante de cabina de pasajeros varón”. El tono y los contenidos son más propios “de crónicas de sociedad”, para este historiador. Además, subraya la asidua presencia del grupo de los asesinados durante la Guerra Civil en la zona republicana: “Lo llamativo es que aparecen no por sus vidas sino por cómo murieron, que suman decenas de ellos, que no hay nada parecido sobre los asesinados al otro lado de las trincheras, y, desde luego, que rezuman un intenso tono hagiográfico-martirial más propio de géneros y formatos de otro tipo”.

Carme Molinero coincide con este análisis. Ella es la directora del Centro de Estudios sobre las épocas franquista y democrática (CEFID) de la Universidad Autónoma de Barcelona. Asegura que esta obra anula el crédito de la RAH como órgano, porque la investigación se ejerce en la universidad y de una madurez que no ha demostrado la Academia. El problema no es el franquismo sino su tratamiento: “Se han encargado las entradas de este periodo a personas que no son expertas en la materia. No se ha hecho una revisión y evaluación externa de las biografías como ocurre en las revistas académicas”. Advierte que, a pesar del gasto y el esfuerzo en esta obra y en contra de lo que cree José Ignacio Wert, la universidad “prescinde de lo que diga la Academia”. Se pregunta qué hacer ahora con el Diccionario y a pesar de apuntar que lo mejor es destruirlo, cree que hay suficientes entradas buenas como para conservarlas y hacer desaparecer las otras.

Proceso de trabajo

Molinero señala como responsables del fracaso a la dirección de la RAH y las comisiones encargadas de diseñarlo. No eran expertos, aunque sabían lo que querían cuando encargaron las entradas a determinados autores. En 2003 arrancaba el proceso de creación del Diccionario Biográfico Español: arriba, la dirección científica, el máximo responsable, Gonzalo Anes, y una serie de comisiones compuestas por académicos que se encargaron de sugerir biografiados, biógrafos y extensión del texto que se dedica a cada personaje. Se montaron cinco comisiones internas y dos externas a la Academia.

“La mayoría de las entradas menos afortunadas corresponden al ámbito de las de la historia eclesiástica e historia militar. Entre los tres miembros de la primera figuraban Luis Suárez (biógrafo de Franco) y el cardenal arzobispo de Madrid Ángel Suquía. Los integrantes de la segunda son siete militares de alto rango”, puntualiza José Luis Ledesma.

Las dudas sobre la labor de supervisión de las comisiones son evidentes, porque deberían haber garantizado la revisión de la obra al completo. En esta falta de control de calidad y en la preferencia de las adjudicaciones de determinadas entradas polémicas está la clave. A pesar de todo, Gonzalo Anes se ha mantenido al frente de su cargo y desestimó la dimisión de su cargo. El resultado, aunque sea injusto, es que una parte menor de las biografías chirría tan escandalosamente que arroja sombras sobre el conjunto.

Así lo cree Juan Avilés, profesor de Historia Contemporánea de la UNED, a quien le parece una obra buena con entradas que “no son de recibo” porque “no cumplen con la objetividad y distancia”. “Se ha tratado de confundir la libertad de expresión con la ideología para justificar esta obra y su tono partidista y sesgado a la derecha. Un historiador tiene ideología, menos cuando escribe”, denuncia Avilés. En su opinión, el defecto más grave de este trabajo ha sido el rechazo al método de investigación creado en el siglo XVIII.

El final de la Historia

El método científico es lo único que les queda a los historiadores. “Aquellos que estamos preocupados por esta deriva ideológica lo único que podemos hacer es seguir trabajando con él”. Las comillas son del profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Pompeu Fabra, Eloy Martín, para quien el Diccionario “es una ofensiva de la historiografía más reaccionaria y un reflejo del país”.

Por su parte, José Leonardo Ruiz, director del departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla, cree que gran parte de las entradas están bien hechas y es una buena idea porque en la historiografía española hemos carecido de diccionarios biográficos: “Es una referencia para una biblioteca generalista y podrá ser útil. Sin embargo, el procedimiento de la RAH no parece haber sido el más adecuado”, añade Ruiz, que ha aportado una biografía a la publicación. “No tiene sentido que un medievalista escriba sobre un personaje contemporáneo. La Academia se ha equivocado”, aclara.

Joan Serrallonga no sabe si han encargado la compra de los tomos, pero cree que es una obra importante porque no todas las entradas son polémicas y “de la polémica también se aprende”. Es el director del departamento de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona y cree que el debate es importante para ver cómo unas se escribieron desde el rigor y la libertad de la Historia y otras desde el rigor y la libertad de la conciencia de cada historiador. Él mismo escribió la entrada de Pablo Iglesias, que acaba de publicarse con la aparición de los 15 nuevos tomos. Forma parte de la generación que ha escrito la Historia a la espera de que la sociedad se reconozca en sus páginas.

http://www.elconfidencial.com/cultura/2013/01/09/el-diccionario-biografico-promovido-por-el-gobierno-del-pp-es-un-ldquofracasordquo-y-un-ldquoatentadordquo-112492/