Memoria crítica

marzo 30, 2013

El saber mejora y libera, la ignorancia embrutece…

Alumnos del Instituto-Escuela de Barcelona durante una fiesta de fin de curso en 1932.

26 MAR 2013

En España algo que nunca ha faltado son los defensores de la ignorancia. Tradicionalmente, solían pertenecer a los gremios más reaccionarios, y por lo tanto más interesados en la sumisión analfabeta de las mayorías. Nada como la ignorancia para asegurar la fe en los milagros y la reverencia hacia los terratenientes, y para asegurarles a estos las masas de jornaleros dispuestos a trabajar a cambio de salarios de limosna en sus latifundios, y en caso necesario a dejarse poner uniformes y a servir de carne de cañón en las guerras, marcando el paso en los desfiles ante el Santísimo y la bandera a los sones de un pasodoble patriótico. Predicadores de los catecismos socialistas utópicos del siglo XIX alentaban con una misma elocuencia las cooperativas obreras y la instrucción pública, y las primeras mujeres rebeldes que reclamaban la igualdad con valentía inaudita celebraban el aprendizaje y el conocimiento como herramientas necesarias para conseguirla.

Los socialistas y los anarquistas competían fieramente y a veces violentamente entre sí, e imaginaban paraísos obreros incompatibles, pero tenían en común una pasión idéntica por la educación. El saber mejoraba y liberaba; la ignorancia embrutecía. La reacción levantaba iglesias, cuarteles, conventos, plazas de toros; ser progresista —noble palabra liberal que en nuestra juventud quedó encogida y amputada y caricaturizada en el término “progre”— significaba, prioritariamente, levantar escuelas e institutos de enseñanza media desde los cuales irradiara el entusiasmo del conocimiento, la eficacia práctica y cívica de la racionalidad. Aprender mejoraba la vida de las personas y fomentaba la prosperidad del país, al permitir el despliegue colectivo de las formas más variadas del talento individual. En medio de las nieblas místicas del 98, inteligencias tan apegadas a la realidad de las cosas como la de Joaquín Costa, Giner de los Ríos y Santiago Ramón y Cajal proponían remedios muy semejantes para sacar al país del atraso y la abismal injusticia: escuela y despensa, regadíos, preparación técnica y científica, trabajo fértil y no humillante, estudio. A la II República le dio tiempo a hacer pocas cosas, pero algunas de las prioritarias fueron las escuelas y los institutos, y unos planes de bachillerato tan rigurosos que ni el franquismo pudo desguazarlos del todo. Que los matarifes del ejército sublevado en julio de 1936 se dieran tanta prisa en ejecutar a los maestros de escuela es el indicio de otro orden de prioridades.

Una de las sorpresas más desagradables de la democracia fue que la izquierda abandonara su viejo fervor por la instrucción pública

Una de las sorpresas más desagradables de la democracia fue que la izquierda abandonara su viejo fervor por la instrucción pública para sumarse a la derecha en la celebración de la ignorancia. Y así se ha dado la paradoja de que al mismo tiempo que se cumplía el sueño de la escolarización universal triunfaba una sorda conspiración para volverla inoperante. La izquierda política y sindical decidió, misteriosamente, que la ignorancia era liberadora y el conocimiento, cuando menos, sospechoso, incluso reaccionario, hasta franquista. En otra época los argumentos contra el saber oscilaban entre un amor roussoniano por el niño como buen salvaje y una afición maoísta por convertir la mente en una pizarra en blanco en la que se inscribirían con más facilidad las consignas políticas. Ahora, como no podía ser menos, los celebradores del analfabetismo feliz echan mano de las nuevas tecnologías: ¿Quién necesita aprender nada, si todo el conocimiento está fácilmente, risueñamente disponible, con solo teclear en un teléfono móvil? Gracias a Internet, ejercitar y alimentar la memoria es una tarea tan obsoleta como aprender a cazar con arcos y flechas. Lo que hace falta no es embutir en los cerebros infantiles o juveniles “contenidos” que en muy poco tiempo se quedarán anticuados, y a los que en cualquier caso se puede acceder sin ninguna dificultad, sino alentar “actitudes”, otra palabra fetiche en esa lengua de brujos. Que el niño no aprenda, sino que aprenda a aprender, repiten, que desarrolle su creatividad, espíritu crítico, a ser posible transversalmente, etcétera.

Tanta palabrería de sonsonete científico encubre nociones extraordinariamente primitivas sobre la inteligencia y sobre la memoria: como si ésta fuera un fardo que pesará más cuanto más se cargue en ella, un almacén en el que los conocimientos aguardan a ser reclamados, como se recupera un archivo en un ordenador. Ni la curiosidad, ni el espíritu crítico, ni la tan celebraba creatividad se sustentan en el vacío. En los estudios más competentes sobre el funcionamiento de la inteligencia creativa se descubre cada vez más el valor de lo que se llama “working memory”: la memoria que trabaja, la memoria activa, la que compara ágilmente una experiencia inmediata con otras anteriores o con ejemplos aprendidos en los repertorios culturales, la que al poner juntos elementos en apariencia lejanos entre sí descubre conexiones y posibilidades nuevas. Es una poderosa y muy bien adiestrada memoria visual la que permite a un artista vislumbrar lo excepcional en lo común, lo semejante en lo que parecía diverso —y también a distinguir entre lo verdaderamente nuevo y la moneda falsa de la moda, y a saber que en la plena originalidad hay siempre un fondo inmemorial de experiencia del mundo—.

Que tanta información sea ahora accesible es una razón para instruirnos en el rigor del conocimiento, no para desdeñarlo como innecesario

El conocimiento histórico o científico no son fardos inertes que estarán esperando a ser consultados en la Wikipedia, igual que un aparador inútil que acumula polvo en un guardamuebles. Lo que sabemos del pasado sucede en el presente, porque nos ayuda en la tarea imperiosa de intentar comprenderlo, y por lo tanto nos pone en guardia contra las manipulaciones y los groseros embustes a los que son tan aficionadas las castas políticas y los ideólogos. Sin una conciencia histórica informada y activa no hay manera de valorar lo que sucede ahora mismo, porque no hay términos de comparación con lo que sucedía hace muy poco o hace mucho; y tan necesaria como la conciencia histórica es un grado solvente de conciencia geográfica: la idea tribal de que el lugar de uno es el centro del mundo tendrá menos fervorosos adeptos si en la escuela y en el instituto se enseña la amplitud y la variedad de los paisajes y de las formas de vida.

Que tanta información sea ahora inmediatamente accesible es una razón más para instruirnos en el rigor del conocimiento, no para desdeñarlo como innecesario: igual que la sensibilidad literaria se educa leyendo, y el oído escuchando, y la mirada viendo arte, la inteligencia crítica se afila aprendiendo a distinguir la información sólida y contrastada de la propaganda, el bulo y la calumnia. El saber despierta el apetito de saber más; la ignorancia sólo alimenta ignorancia y desgana.

En la izquierda, cualquier crítica del estado actual de la educación activa como un anticuerpo la acusación de nostalgia del franquismo. La derecha se ríe con esa sonrisa cínica del ministro de Educación: ellos van a lo suyo, a desmantelar lo público y favorecer los intereses privados y el dominio de la Iglesia, y en cualquier caso siempre tienen medios para costear estudios de élite y másteres a sus hijos. Es la clase trabajadora la que paga el precio de tantos años de despropósitos. De nuevo la ignorancia es el mayor obstáculo para salir de la pobreza. Quizás no falta mucho tiempo para que aparezcan de nuevo visionarios que vayan predicando por los barrios populares la utopía liberadora de la instrucción pública.

http://www.antoniomuñozmolina.es

http://elpais.com/cultura/2013/03/26/actualidad/1364312572_805278.html


Clase de Historia a pie de fosa

marzo 30, 2013

PARA VER EL VÍDEO PINCHAR SOBRE EL ENLACE (Hay que tener java instalado)

  • En el antiguo cementerio de San Rafael está la fosa más grande de España
  • Desde octubre de 2006, han levantado más de 2.400 cuerpos
  • «Los testimonios orales hablan de que les tiraban sin más», dice un arqueólogo
  • «Esto no es lo que está en los libros», decían unos chavales que visitaron las fosas

AMAYA GARCÍA | MÁLAGA

Actualizado lunes 15/12/2008 13:51 horas

No hay palabras para describir la estampa. Unos cuerpos encima de otros. Sin orden ni concierto. De la tapia al olvido. Un botón, una suela de zapato o una hebilla son los únicos detalles de lo que alguna vez representó una vida. «Los testimonios orales hablan de que les tiraban sin más. Cuando encontramos cierto orden es simplemente porque así aprovechaban más el espacio», cuenta Andrés.

Es la novena fosa en la que trabaja en San Rafael y estar cara a cara con la historia no siempre es fácil. «Detrás de cada cuerpo sabes que hay una familia». A pie de obra están siete técnicos desde el 16 de octubre de 2006 que empezaron las excavaciones. «Aquí tenemos contabilizados 4.371 fusilados, con nombres y apellidos. Y se sigue buscando información». Es la fosa más grande de España. Hasta la fecha han levantado más de 2.400 cuerpos.

«Lo primero que se hace es analizar los rasgos», cuenta Andrés, mientras a su espalda tres personas limpian con brochas algunos restos bajo la lona. «Vemos si es hombre o mujer. Con los datos que recabamos, las observaciones y los objetos encontrados rellenamos una ficha». Tras esto se procede a levantar los cuerpos y se depositan cada uno en una caja. «Se sigue una metodología arqueológica».

«Mira, esta persona tiene una bala en la rótula«, señala Andrés. «Gran parte de la munición era italiana, lo que confirma el papel de este país en la toma de Málaga». Las tropas franquistas entraron en la ciudad andaluza el 8 de febrero de 1937.

Sólo queremos una sepultura digna

El cielo está encapotado y el barro tras las lluvias de los últimos días se va secando poco a poco. De la puerta del cementerio a la fosa del patio civil, «de diez metros de largo por tres de ancho», se suceden los agujeros con enormes montones de tierra al lado. José Dorado, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Málaga, se conoce el lugar como la palma de su mano. «Estas personas murieron por defender una libertad y una democracia. Sólo queremos darles una sepultura digna».

Y eso que las identificaciones se presentan «muy complicadas», señala Andrés. El mal estado de los cuerpos, el hecho de que no todos los asesinados tengan familia directa, los estragos de la cal… «El ADN es una opción, pero hay que ser realista». Pese a todo, las familias reclaman al Gobierno que agilice el decreto que deberá regular la identificación de los cadáveres.

Aún recuerda Pepe la última visita de unos chavales de 17 ó 18 años de un instituto de Alhaurín de la Torre. «Esto no es lo que está en los libros», decían. «No es lo mismo que te cuente esto un profesor a verlo con tus propios ojos». Y aquí las puertas están abiertas para todo el que quiera venir.

Al padre de José, 74 años, le fusilaron el 17 de marzo de 1937. Y por él empezó su batalla. Un día de difuntos, hace unos años, vino a poner flores a su madre y a su suegra. «Luego me acerqué a la zona donde sabía que estaba mi padre». Sin embargo, se encontró la puerta del cementerio cerrada.

Allí le informaron de que los restos de las personas enterradas en nichos y tumbas en San Rafael se los habían llevado a otro cementerio. «Y los fusilados de las fosas, ¿qué pasa con ellos?», constestó Pepe. Aquí comenzó su lucha. Hoy compartida con las 500 personas que forman el colectivo.

Reunión de familiares

Acudió al Ayuntamiento, habló con todos los grupos políticos, llamó a asociaciones de otras partes de España, dejó su teléfono en el cementerio para contactar con más familias que estuvieran en su situación… «Hasta di una rueda de prensa». En 2003, todos estos esfuerzos dieron como resultado la asociación que hoy preside. «Nos reuníamos el primer jueves de cada mes».

Desde entonces la cuestión ha avanzado mucho. Ya han firmado dos convenios -el tercero se cierra en unos días-, en los que el Ayuntamiento de Málaga, gobernado por el Partido Popular, la Junta de Andalucía (PSOE) y el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero han apoyado la causa. «Cada uno da 80.000 euros, menos el Gobierno que, en el último convenio, aportó 100.000». Tienen claro que la ayuda es bienvenida tenga el color que tenga. «Hay que lograr que se anulen los juicios del franquismo», afirma José, cuestión que se quedó fuera de la Ley de Memoria histórica.

Detrás de todo este capítulo de la historia, hay horas y horas de investigación en archivos y cárceles. A Francisco Espinosa, hijo de represaliado, se le debe buena parte de esa labor. «Ahora estamos indagando sobre las cajas que salieron de aquí para llenar los nichos del Valle de los Caídos en Madrid». Saben que el 5 de marzo de 1959 se llevaron 34.

A unos metros de las casetas donde reposan miles de cuerpos, Rafa, voluntario de 52 años, sigue desenterrando la historia. «Aquí tiene que venir todo el mundo». Confiesa que durante años ha sido «un desconocedor» de lo que fueron aquellos años de represión. Ha llevado a sus hijos a la fosa. «Es positivo que la gente conozca la verdadera Historia».

http://www.elmundo.es/elmundo/2008/12/09/espana/1228810520.html


La memoria de la Guerra en un frasco

marzo 30, 2013

Vídeo y foto: Rodrigo Terrasa (pinchar en el enlace)

  • 72 años después de su fusilamiento identifican el cadáver de José Celda
  • Fue ejecutado tras la Guerra y enterrado en una fosa común en Paterna
  • Esta semana las pruebas de ADN confirmaron la identidad de cuatro cuerpos
  • Todos ellos escondían en el ataúd unas botellas con su nombre en el interior
  • La hija de Celda fue la última persona que logró ayudas para la exhumación

Rodrigo Terrasa | Valencia

Actualizado sábado 30/03/2013 05:05 horas

Celda era un hombre alto. Tan alto que el día que lo fusilaron las balas le atravesaron el pecho y no la cabeza como a sus compañeros de paredón. Celda medía 1.82 cuando España era más canija que nunca, tenía el pelo grueso como hilos de alpargata, y los ojos verdes como su hija pequeña. El día que lo mataron tenía 45 años y la guerra ya había acabado.

Celda era agricultor, afiliado a Izquierda Republicana, y lo detuvieron cuando volvía con su hija de segar arroz en Canals acusado de varios asesinatos cometidos en Massamagrell, a unos 100 kilómetros de distancia. Lo juzgaron en minutos, lo condenaron a pena de muerte, pasó 11 meses en prisión y fue fusilado junto a la tapia trasera del cementerio de Paterna, en Valencia, el 14 de septiembre de 1940. Cuando lo indultaron llevaba tres años muerto. Su cadáver, junto a los de sus compañeros de muro, quedó atrapado en una fosa común. 72 años largos. Hasta hoy.

En el hoyo donde a José Celda le dieron el tiro de gracia hay ahora ‘briks’ de leche, teles rotas y juguetes viejos. La explanada donde fusilaron a más de 2.000 personas a finales de los años 30 es ahora un descampado donde los vecinos de Paterna tiran la basura porque el alcalde cerró el ecoparque el año pasado. Los algarrobos de entonces son ahora pinos.

Dentro del cementerio, la fosa está destripada. Hay una bandera republicana descolorida anudada en una de las vallas que acotan el hoyo en el que el pasado mes de septiembre comenzó la exhumación de los restos de los ejecutados tras la Guerra Civil. Este martes sus familiares supieron seis meses después que las pruebas de ADN confirmaban la identidad de José Celda Beneyto, Ramón Gandia Belda y Francisco Fenollosa Soriano. También de Manuel Gimeno Ballester, cuyo cuerpo nadie ha reclamado hasta ahora.

La lucha de su hija

Josefa Celda es alta y tiene los ojos verdes como su padre. Tiene 81 años ahora y tenía 8 cuando detuvieron a su madre por coser ropa para los soldados del Frente y cuando mataron a su padre «por defender la democracia». Su memoria es histórica: «Los juicios de entonces no eran juicios legales. A mi padre lo detuvieron y estuvo 11 meses con la pena de muerte. Tenía el pelo negro y en ocho días se le hizo blanco«.

‘La víspera de fusilarlo mi tía me pidió que no llorara delante de mi padre. Nunca más he podido volver a llorar’

Un día antes de que lo fusilaran, la hermana de su padre llevó a Josefa a la Cárcel Modelo de Valencia. «Muchas veces no me dejaban entrar, porque no tenía edad. Si el centinela era malo, me decía: ‘Esta niña, atrás’ y me tiraba al bancal y allí me quedaba llorando. Me ponían vestidos de más mayor y eso que yo era alta…». Aquella víspera de septiembre del 40 le dejaron pasar. «Mi tía me dijo: ‘Vas a ver a tu padre por última vez, pero delante de él que no te caiga una lágrima’. Nada más entrar mi padre se coge a la reja y me dice: ‘Hija, con las ganas que tiene el padre de abrazarte y con las ganas se va a quedar…’. A mí se me cogió una cosa en la garganta al tragarme las lágrimas que nunca más he podido volver a llorar«.

El día que mataron a José Celda, su hermana y su sobrino, se subieron a una garrofera para ver cómo lo ejecutaban. «Si los pillan, los fusilan», dice hoy Josefa. «Había una zanja muy honda con una escalera a cada lado, arriba del paredón había piedras donde ponían a los hombres, caían detrás, allí les daban el tiro de gracia y con las camionetas los cargaban como corderos, unos encima de otros, para tirarlos a las fosas».

[foto de la noticia]

El forense: ‘Las viudas dejaron un mandato dentro de las botellas, ‘sacadlos de aquí’. Y eso hemos hecho’

La tía Pura esperó aquella tarde hasta que mataron a Celda. Luego buscó al enterrador. Se llamaba Leoncio Badía Navarro, era republicano y lo condenaron a ser sepulturero. Pura le dio cinco duros y le pidió que enterrara a su hermano lo más arriba posible como si pudiera imaginar entonces que su ubicación sería fundamental algún día. Leoncio le dejó además cortarle un mechón de pelo a Celda que 70 años después ha sido definitivo para cotejar su ADN. El enterrador arregló el cadáver y lo introdujo en un ataúd. Detrás de su cabeza escondió una pequeña botella y dentro un papel donde estaba escrito su nombre: «José Celda Beneyto, 14 de septiembre de 1940, Massamagrell». Otros 11 cadáveres recuperados junto al de Celda también tenían su botella.

Manuel Polo Cerdà es médico especialista en Antropología Forense y miembro del equipo que llevó a cabo las exhumaciones en Paterna. Dicen que nunca encontraron unos cadáveres mejor presentados que los que dejó Leoncio. «Haber descubierto las botellas con sus nombres es uno de los puntos más importantes de este caso. Deja de relieve el mandato que doce viudas introdujeron en cada una de las botellas, un mandato destinado a las generaciones futuras. Dentro de su dolor había sitio para una esperanza: ‘Sacadlos de aquí’. Y eso hemos hecho hasta donde hemos podido».

La hija de Celda conserva ahora la botella con el nombre de su padre, un mechón envuelto en papel de seda envejecido y una carta que su padre escribió en prisión y vivió escondida en la orilla de su pantalón. «Ocho días después de estar enterrado la encontró mi tía. Nos decía que lo mataban inocente, que fuéramos con la cara bien alta porque no había hecho mal a nadie y que no lo olvidáramos».

Josefa Celda fue la última persona en toda España que consiguió una de las subvenciones económicas que otorgaba el Ministerio de la Presidencia para financiar las exhumaciones de acuerdo con la Ley de Memoria Histórica. A ella se la concedieron en noviembre de 2011, cuando el Gobierno de Zapatero estaba ya en funciones. Para ella, desde entonces, todo ha sido «un milagro». En marzo de 2012, Rajoy cortó las ayudas como había prometido en campaña electoral: «Ni un euro público más para las fosas de la guerra», anunció.

El próximo 13 de abril, se celebrará un homenaje a los fusilados en la que fue su localidad natal, Massamagrell, y el 14 de abril se volverán a enterrar en Paterna los restos de los ocho cuerpos que no han sido identificados. Los restos de José Celda descansarán con los de su esposa Manuela.

Su hija ha cumplido: «Para mí esto no es una represalia. Lo de mi padre sí que fue una represalia porque mi padre no muere en la Guerra, murió cuando ya había acabado. Nosotros no queremos venganza, no queremos nada. Sólo queremos llevar a mi padre al lado de mi madre y cuando queramos, llevarle un ramo de flores. No pedimos otra cosa, darle una sepultura digna. Él nos dijo que no le olvidáramos y si está en algún sitio viéndome, se dará cuenta de que su hija no lo ha olvidado».

http://www.elmundo.es/elmundo/2013/03/29/valencia/1364558635.html

 


La Guerra Civil del fotógrafo anónimo

marzo 29, 2013

Recobradas cientos de imágenes sin autor de la vida cotidiana en el conflicto

Un comisario político se dirige a soldados que ayudan a segar.

Era un lote ciertamente intrigante el ofrecido por Soler y Llach en Barcelona en julio de 2010: un archivo con 1.400 negativos, la mayoría imágenes de la Guerra Civil realizadas por un fotógrafo anónimo. Habían sido recuperadas en el sur de Francia. Desfiles de milicianos republicanos en diferentes localidades del frente de Aragón, campos de instrucción del Ejército Popular, pase de revista de las tropas, vida cotidiana de los soldados… Comiendo, descansando en las trincheras o interrogando a prisioneros, efectos de las bombas, fuego cruzado en el río Segre, tanques en acción… Las imágenes inéditas ofrecían también un inigualable pasaporte a la vida cotidiana en Barcelona: competiciones deportivas o grupos de bañistas en Sitges, Castelldefels o Badalona, instantáneas de las elecciones de 1931 y de los hechos de la Revolución de Octubre de 1934. Todo ello identificado y conservado en tres pequeñas cajas, una de madera y dos de latón.

El lote, que partía con un precio de 25.000 euros, quedó sin postor. No se volvió a saber más de las fotografías. Hasta ayer. La Comisión de la Dignidad, asociación que ha litigado por el regreso a Cataluña de los llamados papeles de Salamanca, explicó que los había adquirido hace 15 días por 7.500 euros, en una subasta por Internet.

La historia pareció entonces repetirse. Según Josep Cruanyes, portavoz de la entidad, los negativos pertenecieron a un fotógrafo que estuvo movilizado en la 30ª División del ejército popular que había integrado la columna Macià-Companys. Se los llevó en su exilio a Francia, como hizo Agustí Centelles, el fotógrafo más famoso de la contienda española. A diferencia de Centelles, este autor desconocido no los volvió a recuperar jamás. “Los hemos comprado a un intermediario de Barcelona, pero los ha vendido un militar retirado de Perpiñán, de unos 80 años, hijo de otro militar exiliado que estuvo en campos de refugiados franceses”, explicó Cruanyes. Defendió que las fotografías son “más ricas que las de los corresponsales de guerra que visitaban el frente de forma esporádica”.

Se ha podido comprobar que el fotógrafo trabajó con dos cámaras, una Leica y otra con negativos de 3×4 centímetros. “Eso denota que era un profesional”. En los negativos, muchos de ellos conservados ya recortados y otros como parte de su rollo original, se pueden leer los nombres de localidades como Grañén y Berdegal, en Huesca, barranco de Badaüll, en Llimiana, Montgai, Baldomà, Linyola o Sanahuja, en Lleida, o Martín del Río, en Teruel, y otros escenarios del frente de Aragón y del Segre. También los de mandos como Víctor Torres, comisario de la 146ª Brigada Mixta, el comisario de división Jaume Girbau o el teniente coronel Felipe Galán, jefe del XI Cuerpo del Ejército.

Imágenes positivadas y las cajas con los negativos. / J. Á. MONTAÑÉS

La Generalitat no las quiso por considerar que su calidad no era comparable con la de otros fotoperiodistas. La compra se ha realizado con aportaciones de 53 personas. Entre todos han reunido 10.000 euros, el dinero necesario para su compra y estudio, tarea que realizará la asociación Fotoconnexió, asesorada por técnicos del Arxiu Nacional de Catalunya (ANC). El resto será para exponerlas y editar un libro. En 2014, el fondo se entregará al ANC.

Cruanyes se aventura a lanzar un nombre: el del fotógrafo Andreu Puig Farran, fallecido en 1982. “La historia de este fotógrafo coincide con la de estas imágenes, ya que Puig estuvo en el frente y acabó en el exilio llevándose su archivo… que no recuperó jamás”. Ahora comienza el estudio del fondo y es pronto para conclusiones. En varias de las fotografías aparece una mujer. En uno de los negativos se puede leer su nombre: Maria Fabregat. En otra, esta joven, de amplia sonrisa, aparece junto a un sargento republicano, el mismo que aparece en otra imagen, apoyado en el quicio de una puerta. Quizá, solo quizá, el militar es el autor de todas estas misteriosas fotografías.

http://cultura.elpais.com/cultura/2013/03/27/actualidad/1364413062_160391.html


Diez falsos mitos del franquismo y de la derecha

marzo 24, 2013

La obra ‘Los mitos del 18 de julio’ repasa las leyendas sobre la República y la Guerra Civil construidas ya en la misma contienda por los golpistas y rejuvenecidas en democracia por sus herederos naturales que culminaron en el Diccionario Biográfico de la Real Academia de Historia.

ALEJANDRO TORRÚS Madrid 23/03/2013

Francisco Franco, dictador de España entre 1939 y 1975

Francisco Franco, dictador de España entre 1939 y 1975AFP

Llegó la hora de la respuesta, de “dejar las cosas claras respecto al origen inmediato de la guerra civil” y contrarrestar el revisionismo de derechas que descalifica la República para legitimar la rebelión de militar de 1936. Todo comenzó en la primavera de 2011 cuando la Real Academia de Historia (RAH) sorprendió con la publicación de los primeros volúmenes del Diccionario Biográfico Español. Los mitos y leyendas construidos durante los años posteriores a la Guerra Civil por los golpistas y rejuvenecidos por parte de la derecha española durante la democracia se disfrazaron de verdad absoluta bajo el manto de la RAH a cargo de los Presupuestos Generales del Estado (6,4 millones de euros). Más que un diccionario, la obra pareció una burla de proporciones históricas.

En tal diccionario nunca se definió a Franco como un dictador y sí como un “valeroso militar” y el franquismo fue calificado de “autoritario, pero no totalitario». El golpe de Estado del 18 de julio fue denominado “alzamiento” y la Guerra Civil fue sustituida a menudo por otros términos como“cruzada” o «guerra de liberación». Pero el revisionismo fue aun más lejos. A la salvaje represión ocurrida en Badajoz tras ser conquistada por los franquistas se la denominó «normalizar la vida ciudadana». En definitiva, todo un panfleto digno de ser firmado por el mismísimo Fraga durante sus años como ministro de Información.

La obra surge como respuesta al Diccionario Biográfico Español de la RAHLa historiografía española, agraviada ante el despropósito financiado por el erario público, se puso desde el primer momento manos a la obra para desmontar las afirmaciones y falacias que el diccionario vierte. En abril vio la luz En el combate por la historia (Editorial Pasado y presente) y esta semana ha llegado a las librerías Los mitos del 18 de julio(Crítica), “uno de los mayores y más completos esfuerzos dedemolición de ciertas interpretaciones sobre el golpe, y la guerra civil que sobrevino a continuación”, según escribe en el prólogo Francisco Sánchez Pérez, coordinador de la obra, en la que también participan los historiadores Fernando Puell de la Villa, Julio Aróstegui, Eduardo González Calleja, Hilari Raguer, Xosé M. Núñez Seixas, Fernando Hernández Sánchez y José Luis Ledesma.

La obra trata de sintetizar y esclarecer las razones que propiciaron que el golpe de Estado se produjera exactamente el 18 de julio, el papel que desarrollaron en la sublevación el cuerpo civil y militar, la idea revolucionaria de las izquierdas y la contrarrevolucionaria de las derechas, el peso de la defensa del catolicismo y de la nación entre los sublevados, la presunta amenaza comunista y la realidad de la España de 1936. En definitiva, un libro que planta batalla al revisionismo de derechas que descalifica la República para legitimar la rebelión militar.

A modo de decálogo pueden enumerarse una lista de diez falsos mitos creados por el franquismo y sus herederos ideológicos con el propósito de justificar el golpe de Estado militar.

1. La II República no fue un desastre. “La República no fue un fracaso que conducía inexorablemente a una guerra” sino que fue “destruida por un golpe militar” que, al contar con la connivencia de un país extranjero y no triunfar en buena parte del país y en la capital, se encaminó automáticamente a la guerra civil. La República fue una democracia de entreguerras de nueva creación y como otras muchos democracias europeas de Europa tuvo que lidiar por un lado con la derecha autoritaria, fascinada por la experiencia fascista, y con la izquierda obrera que consideraba, de manera habitual, que la democracia era incompatible con el capitalismo.

Durante los años de dictadura franquista, el régimen justificó el golpe de Estado por “el peligro comunista”. Sin embargo, las justificaciones conservadores han ido evolucionando de manera que es cada vez más habitual oír a los políticos de derechas nombrar el supuesto fracaso de la República como causa directa y sustancial de la guerra y nunca culpar de la misma el golpe de Estado militar que degeneró en una guerra civil.

Las justificaciones de la guerra civil de la derecha ya no son los rojos y marxistas sino los mismos políticos republicanosComo ejemplo sirve la entrevista que Manuel Fraga concedió aEl País en 2007 en la que aseguró: “Pero los muertos amontonados son de una guerra civil en la que toda responsabilidad, toda, fue de los políticos de la II República. ¡Toda!”. En esta misma línea se manifestó Esperanza Aguirre en un artículo publicado recientemente en ABC en el que afirmó: “La «II República fue un auténtico desastre para España y los españoles (…). Muchos políticos republicanos utilizaron el régimen recién nacido para intentar imponer sus proyectos y sus ideas -en algunos casos, absolutamente totalitarias- a los demás, y que faltó generosidad y patriotismo».

Las justificaciones de la guerra civil de la derecha ya no son los rojos y marxistas sino los mismos políticos republicanos y su escasa habilidad y operatividad.

2. El asesinato de Calvo Sotelo no precipitó nada. El hecho de que el golpe de Estado se produjera el 18 de julio no tiene nada que ver con el asesinato de Calvo Sotelo, que se produjo el día 13 de julio de 1936 y conocido el día 14. Su muerte, señala la obra “no precipitó nada” y “no tiene nada que ver”.

De hecho, hubo un proyecto de atentado terrorista contra la vida de Azaña, como respuesta al asesinato de Calvo Sotelo, que fue abortado por los militares golpistas que se encontraban en la capital. “Prohibido terminantemente. Todo está preparado en Madrid y eso podría echarlo a perder”, le dijo el coronel Ortiz de Zárate a Eusebio Vegas Latapié, cabecilla del proyecto.

3. La fecha del golpe dependía del apoyo fascista. La fecha de inicio del golpe está ligada a lapromesa de intervención de la Italia fascista de Mussolini, con la que los monárquicos, liderados por Calvo Sotelo, suscribieron el día 1 de julio un acuerdo para la compra de una “espectacular cantidad de material bélico de primer nivel”. Estos contratos de venta de armas y promesa de intervención fueron firmados en Roma por Pedro Sainz Rodríguez con el apoyo personal de Antonio Goicoechea y “el más que probable conocimiento de Calvo Sotelo”.

De hecho, la obra reproduce tales contratos, conseguidos por el historiador Ángel Viñas, que hasta ahora estaban inéditos, a pesar de encontrarse en archivos españoles, “quizá negligentemente olvidados o convenientemente evitados”, explica el coordinador Francisco Sánchez.

4. No existen las dos Españas destinadas a enfrentarse. El hecho de que la ejecución del golpe de Estado dependiera de la llegada del armamento italiano permite al historiador Ángel Viñas desmontar otro mito repetido cientos de veces: la guerra civil no se produjo simplemente por cuestiones internas sino que contó con la connivencia de la Italia fascista, sin la cual “aquel golpe medio conseguido, medio fracasado” no se hubiese transformado en una guerra civil.

Sin la ayuda italiana la intentona golpista no habría tenido éxito

La participación italiana no se produce, por tanto, una vez iniciada la contienda sino que su apoyo previo al golpe fue fundamental para las esperanzas golpistas. Los contratos conseguidos por Viñas muestran como Italia facilitó a España “más de 40 aviones, miles de bombas, gasolina etilada, ametralladoras y proyectiles” sin los cuales los militares sublevados no hubieran podido iniciar una guerra civil.

“Esta tesis desbarata completamente la idea apocalíptica que ha acompañado durante décadas, y que creó cuerpo historiográfico, de las dos Españas destinadas a enfrentarse, del guerracivilismo como una realidad endémica del país y en particular de que hubiese una guerra civil no declarada dentro de la sociedad española en los años treinta”, escribe Sánchez.

5. Los civiles monárquicos jugaron un papel crucial. El golpe del 18 de julio no solo fue obras de militares sino también de civiles, en particular de los monárquicos de Calvo Sotelo, que tuvieron un papel sustancial para que el golpe triunfase, y no meramente de apoyo. “Sin la trama civil interna, en una palabra, los militares golpistas quizá no hubiera tenido existo”, escribe Viñas.

La importancia de los civiles radica en tres aspectos. En primer lugar, sin el apoyo del partido alfonsino, Renovación Española liderado por Calvo Sotelo, los golpistas probablemente nunca hubieran conseguido el apoyo armamentístico de la Italia fascista. En segundo lugar, la trama civil, según argumenta Viñas, fue fundamental para la preparación de la sublevación de Franco en los términos exactos que este había diseñado para Canarias.

En tercer y último lugar, la trama civil fue esencial para crear las condiciones necesarias y suficientes para que pudiera florecer el movimiento insurrecional. La responsabilidad, en este caso, recaía en políticos y grupos de acción directa que debían conseguir “la deshumanización del adversario político”, “la provocación sistemática de la izquierda” y el estímulo y excitación de los propios partidarios”.

6. La defensa de la Iglesia y del catolicismo no existió en el diseño y ejecución del golpe. Entre las motivaciones alegadas por los militares en sus bandos de guerra iniciales de julio de 1936 (incluido el del propio Franco) no se cita ni una sola vez la recurrente “persecución religiosa” ni tampoco hay clérigos entre los conspiradores. “Nadie se creía en julio de 1936 que los militares rebeldes comenzasen semejantes fusilamientos masivos en defensa de la religión”, opina Sánchez.

La propaganda religiosa no empezó hasta septiembre de 1936No fue hasta bastantes días después cuando la propaganda de los rebeldes utiliza la defensa de la religión para justificar la guerra civil. Otra cosa es la postura de la mayoría de los obispos, que apoyaron el golpe casi de inmediato, ofreciendo un respaldo ideológico formidable motivados, en su mayoría, por la defensa de sus privilegios casi feudales. Los obispos españoles fueron los encargados de bautizar a la guerra como cruzada, pero cabe recordar que ningún papa utilizado el término cruzada para referirse a la guerra civil.

Mucho más que la religión, la justificación invocada por los golpistas era la amenaza de la revolución comunista y la de defensa de la nación española frente a los separatismos. La defensa de la religión no se sitúa en el mismo escalón que la defensa de la patria hasta el 8 de septiembre cuando fue publicado en el Boletín Oficial de la Junta de Defensa de Burgos.

7. No había ninguna revolución comunista en marcha. Durante 39 años de dictadura franquista, el régimen señaló repetidamente que la sublevación militar fue la respuesta aun inminente levantamiento comunista. El anticomunismo sirvió a Franco para legitimar la insurrección contra el gobierno legítimo, presentándola como una contrarrevolución preventiva.

Basta para desmentir estas teorías conspiratorias la propia declaración del entonces embajador estadounidense, Claude Bowers, que recoge la obra: “A aquellos que fuera de España después tuvieron que escuchar con machacona insistencia la calumnia fascista de que la rebelión era para impedir una revolución comunista, puede sorprenderles saber que durante tres años y medio nuca oí semejante sugestión de nadie, mientras, por el contrario, todos hablaban confidencialmente de un golpe de Estado militar”.

Los motivos que llevaron a la sublevación a los militares fue frenar en seco las reformas progresistas, y democráticas, diseñadas en el primer bienio de la II República. Es decir, la reforma agraria, los estatutos de autonomía y la reforma militar.  De hecho, a pesar de la existencia de muchos discursos revolucionarios en la España de los 30, no solo obreros sino también burgueses, ninguna organización republicana u obrera se puso manos a la obra para subvertir el orden constitucional en la primavera de 1936.

El número de empresarios y propietarios que fueron asesinados en los meses anteriores al 18 de julio es ínfimo

8. El golpe de Estado militar sí que prevé un plan de conquista del poder y de la guerra. Las derechas contrarrevolucionarias o antiliberales y ciertos sectores militares sí se pusieron manos a la obra para subvertir el orden constitucional y recabaron con éxito la intervención internacional de la Italia fascista antes del golpe, es decir,hicieron todo aquello de lo que acusaban falsamente a la izquierda republicana y obrera. Prueba de ellos son los contratos anteriormente mencionados; los planes de Mola que hacían referencia a una sublevación “sangrienta” que debía llevar a las tropas desde el extrarradio de la península a Madrid, ya que como predijo el propio militar: el golpe fracasaría en Madrid y Barcelona.

9. En la primavera de 1936 no existía el terror rojo. “No había ninguna dinámica de exterminio ni liquidación de los enemigos de clase que pudiera continuarse después del 18 de julio, es decir,no se asesinaba a las gentes de orden”. Para demostrar esta afirmación y desmontar el mito del terror rojo en la primavera del ’36, el coordinador de la obra Francisco Sánchez recurre a los datos. El número de empresarios y propietarios que fueron asesinados en los meses anteriores al 18 de julio es ínfimo y el de religiosos inexistente. “Por lo que sabemos murieron más empresarios entre 1919 y 1923 en toda España que en la primavera de 1936”, asegura Sánchez, quien añade que en 1923 fue asesinado un arzobispo y un cardenal (Soldevila). “Lo que no ocurrió en toda la República”, sentencia.

10. La URSS o la Komintern no planeaban ninguna intervención en España. La Unión Soviética, en contacto directo con el PCE, no tenía prevista una intervención revolucionaria en España. De hecho, en ningún lugar de Europa entre 1918 y 1939 triunfó ninguna revolución obrerani hubo ninguna “expansión comunista”, pues el comunismo “no pudo o no supo salir de la URSS”.

Las pruebas que en este sentido ofrecieron los conspiradores fueron una serie de documentos cuya autoría se desconoce a “ciencia cierta”, pero que “diversos indicios permiten endosárselas al propio Mola”. Estos documentos venían a señalar el inicio de una revolución soviética en el verano del ’36.  No obstante, una vez iniciada la guerra, esos documentos que habían sido el hazmerreír de muchos cuando se hicieron públicos, se transformaron en una de las principales herramientas propagandísticas del bando franquista. “Y sorprendentemente, todavía hoy continúan siendo esgrimidos por algunos para justificar la rebelión militar”, sentencia Sánchez.

http://www.publico.es/452585/diez-falsos-mitos-del-franquismo-y-de-la-derecha


El ‘cura verdugo’ del penal de Ocaña

marzo 24, 2013

Entre 1939 y 1959, 1.300 presos políticos fueron asesinados en Ocaña. El capellán de la prisión era el encargado de dar el tiro de gracia.

ALEJANDRO TORRÚS Madrid 24/03/2013

Grupo de presos dentro de la carcel de Ocaña

Grupo de presos dentro de la carcel de OcañaCEDIDA POR AFECO

«La luna lo veía y se tapaba / por no fijar su mirada / en el libro, en la cruz / y en la Star ya descargada. / Más negro que la noche / menos negro que su alma / cura verdugo de Ocaña».

Estos versos anónimo escritos por presos republicanos de la cárcel de Ocaña en 1941 bajo la supervisión de Miguel Hernández, según relató el militante comunista Miguel Nuñez en sus memorias, es el único documento escrito que da fe de los crímenes cometidos por “el cura verdugo de Ocaña”, tal y como los reos le bautizaron. Se trataba del capellán del penal de esta localidad toledana, también conocido entre los familiares de los reclusos como el “cura asesino”. Un religioso entre cuyas funciones se encontraba dar el tiro de gracia a los republicanos condenados a muerte.

“Todos sabíamos que era el cura. Participaba en las palizas y después gustaba de coger su pistola y dar el último disparo. Pero poco sabíamos de él. No se dejaba ver por el pueblo y un buen día desapareció de la prisión. Ni siquiera recuerdo su nombre”, cuenta a Público Teófilo Fernández, de 75 años. Su abuelo, de quien heredó el nombre, fue fusilado el 8 de julio de 1939 por “el gran delito de pertenecer a Juventudes Comunistas”.

En la memoria de este hombre, sin embargo, sí ha quedado marcada una imagen: la de decenas de presos caminando desde el penal hasta el cementerio en mitad de la noche. En una larga y profusa fila. Presos cabizbajos seguidos de una camioneta militar. Los registros dan fe de que una noche llegaron a ser 57 los fusilados. “A veces, cuando eran pocos, iban todos en la camioneta”, recuerda. Después llegaba el silencio más absoluto y, por último, el ruido de una ametralladora que los verdugos apoyaban sobre un montón de piedras.

Los registros recogen hasta 57 fusilamientos en una nocheTambién recuerda Teófilo las mañanas en las que acompañaba a su madre al cementerio para poner flores a la fosa común donde descansan los restos de su padre. Las tres fosas del pequeño cementerio permanecieron abiertas hasta 1945 y él, siendo un niño de 5 años, podía ver los cuerpos de los fusilados comidos por la cal. Entre ellos, el de su progenitor

Otros días, llegar hasta la fosa se hacía imposible. “Muchas veces tuvimos que salir corriendo y escondernos en cualquier lugar cuando íbamos al cementerio. Las familias de derechas nos señalaban, nos insultaban y temíamos que nos mataran”, señala este hombre. El miedo no es de extrañar. Además de su abuelo, murieron otros tres familiares fusilados en el penal.

1.300 fusilados

Sólo en Ocaña, un pueblo de apenas 11.000 habitantes de la provincia de Toledo, se registraron entre 1939 y 1959, fecha del último fusilamiento, 1.300 víctimas de la represión franquista. En su pequeño cementerio se concentran tres fosas comunes. La mayoría murieron fusilados, pero un gran número de ellos lo hicieron enfermos dentro de la prisión. La Asociación de Familiares de Ejecutados en la Cárcel de Ocaña, tras examinar los registros del penal, señala que en invierno la lista de fallecidos aumentaba considerablemente debido a las penosas condiciones de vida a las que estaban sometidos los presos. En muchos casos los verdugos ni siquiera necesitaban balas para cometer sus crímenes.

“Hemos encontrado varias partidas de defunción de bebés, que morían en la cárcel. Era habitual que las presas tuvieran allí a sus hijos. De hecho, conozco un caso escalofriante”, narra Carmen Díaz, vicepresidenta de la asociación. “Una presa fue condenada a muerte pero tenía un bebé en edad de lactancia. Las monjas permitieron que la presa continuara con vida hasta que el bebé cumplió dos años. Entonces, se lo quitaron de los brazos y la fusilaron. El bebe fue abandonado entre los matojos, aunque me consta que logró sobrevivir”, cuenta esta mujer, cuya historia familiar no es menos  trágica.

“En el penal de Ocaña conocí lo más duro para un condenado a muerte: la soledad», detalla Marcos Ana

Su abuelo murió en la prisión tras ser juzgado tres veces:una para condenarle a muerte, otra para conmutarle la pena por 30 años de prisión y, finalmente, una última ocasión, en la propia cárcel, para condenarlo de nuevo a muerte. La sentencia fue ejecutada inmediatamente sin avisar a los familiares. “Sospechamos que el último juicio fue un fraude ya que no aparece en ningún registro. Simplemente, querían verlo muerto”, cuenta a Público Carmen.

Marcos Ana y Hernández

La cárcel de Ocaña ha pasado a la historia como uno de los símbolos de la represión franquista. Tanto por el alto número de fusilados como por el nombre de los presos que albergó. Entre sus barrotes estuvieron Miguel Hernández y el poeta Marcos Ana en el año 1940-41, el primero, y a partir de 1944, el segundo. A pesar de la breve estancia de Hernández en la prisión, su figura se ha transmitido en la historia oral de los familiares de las víctimas.

“Siempre se ha contado que Miguel Hernández enseñaba a leer y a escribir a los presos republicanos y que, a escondidas de los guardias, organizaba clases de poesía. El poema de El cura verdugo surgió de esas clases”, asegura Julián Ramos, cuyo abuelo fue fusilado en el cementerio de Ocaña por ser el alcalde socialista de San Bartolomé de las Abiertas (Toledo).

La versión de Julián del poema fue corroborada por el militante comunista Miguel Nuñez, fallecido en 2008, quien estuvo preso en el mismo municipio en aquellos años y relató este episodio en sus memorias. No obstante, este diario no ha podido corroborar la autoría del poema tras consultar biógrafos y expertos de la vida y obra de Hernández.

Marcos Ana, el reo político que pasó más tiempo en las cárceles franquistas (23 años), describió para el documental ‘Memoria Viva’ las condiciones de vida del penal de Ocaña, donde estuvo preso hasta 1946.

“En el penal de Ocaña conocí lo más duro para un condenado a muerte: la soledad. Me llevaron a una pequeña celda, de unos dos metros de largo y tan estrecha que con los brazos en cruz tocaba las paredes. Una puerta de hierro, un retrete en un rincón, un colchón de esparto y un pequeño y alto tragaluz enrejado iban a formar mi nuevo universo. Nos dejaban salir al patio dos veces al día, una hora por la mañana y otra por la tarde”, detalla el poeta, que añade que el momento más triste del día era el atardecer, cuando se despedían unos de otros “sin saber si aquél sería el último abrazo”.

Poema íntegro

Muy de mañana, aún de noche,
Antes de tocar diana,
Como presagio funesto
Cruzó el patio la sotana.
¡Más negro, más, que la noche
Menos negro que su alma
El cura verdugo de Ocaña!

Llegó al pabellón de celdas,Allí oímos sus pisadas
Y los cerrojos lanzaron
Agudos gritos de alarma.
“¡Valor, hijos míos,
que así Dios lo manda!”
Cobarde y cínico al tiempo
Tras los civiles se guarda,
¡Más negro, más, que la noche
Menos negro que su alma
El cura verdugo de Ocaña!

Los civiles temblorososLes ataron por la espalda
Para no ver aquellos ojos
Que mordían, que abrasaban.
Camino de Yepes van,
Gigantes de un pueblo heroico,
Camino de Yepes van.
Su vida ofrendan a España,
Una canción en los labios
Con la que besan la Patria.
El cura marcha detrás,
Ensuciando la mañana.
¡Más negro, más, que la noche
Menos negro que su alma
El cura verdugo de Ocaña!

Diecisiete disparosTaladraron la mañana
Y fueron en nuestros pechos
Otras tantas puñaladas.
Los pájaros lugareños
Que sus plumas alisaban,
Se escondieron en los nidos
Suspendiendo su alborada.
La Luna lo veía y se tapaba
Por no fijar su mirada
En el libro, en la cruz
Y en la “star” ya descargada.
¡Más negro, más, que la noche
Menos negro que su alma
El cura verdugo de Ocaña!

http://www.publico.es/452554/el-cura-verdugo-del-penal-de-ocana


El PP propone completar el texto del Mur de la Memòria del cementerio

marzo 23, 2013

El gobierno municipal de Cort intenta llegar a un acuerdo con la oposición

A. Mateos | Palma | 20/03/2013

El grupo municipal del PP propondrá al PSOE y a Més per Palma consensuar un texto que complemente el Mur de la Memòria que se instaló la pasada legislatura en el cementerio, en honor a las víctimas de la Guerra Civil.

El teniente de alcalde de Cultura, Fernando Gilet, explica que han desistido de la idea inicial de realizar un nuevo Mur de la Memòria consensuado ante las críticas que han recibido por parte de la oposición y de Memòria de Mallorca. Además, tras publicar este periódico las intenciones del gobierno municipal, familiares de las víctimas pidieron que se quitasen sus nombres si no estaban los textos de Llorenç y Margalida Capellà.

Gilet argumenta que el objetivo del gobierno de Mateo Isern es alcanzar un acuerdo en este asunto y asegura que harán todo lo posible para lograrlo. Por ello, sostiene que no tienen ninguna idea preconcebida del texto que se debe añadir al ya existente de Llorenç Capellà; texto hacia el que expresa su respeto. No obstante, recuerda que el gobierno de Aina Calvo decidió poner el Mur de la Memòria en el cementerio de Palma sin haberlo consensuado con el PP, que entonces estaba en la oposición y tenía más votos que el equipo de gobierno.

Gilet considera necesario que haya un lugar para recordar a las víctimas de la Guerra Civil, pero entiende que es necesario que esté consensuado entre todas las fuerzas políticas y que sea aprobado por el pleno del Ajuntament de Palma. Además, añade que se intentará consensuar con la sociedad civil y con asociaciones como Memòria de Mallorca.

El titular de Cultura reitera que el objetivo del gobierno municipal es que el Mur de la Memòria se pueda incluir en el recorrido institucional que realizan las autoridades por el cementerio de Palma el día de Tots Sants. Como se recordará, el año pasado el alcalde se negó a ir cuando una ciudadana se lo pidió.

PALMA. CEMENTERIOS.  MUR DE LA MEMORIA  HISTORICA EN EL CEMENTERIO DE PALMA.¶

http://ultimahora.es/mallorca/noticia/noticias/local/propone-completar-texto-del-mur-memoria-del-cementerio.html


TV-3 busca republicanos en el Valle de los Caídos

marzo 23, 2013

Los familiares luchan por sacar sus restos del monumento del dictador

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Martes, 19 de marzo del 2013

SONIA GARCÍA GARCÍA. BARCELONA

A finales de los años 50, las carreteras de España se llenaron de camiones que circulaban cargados con unas cajas misteriosas. El destino era Cuelgamuros, un paraje a 60 kilómetros de Madrid, y la tétrica carga estaba compuesta por los restos de miles de soldados y civiles víctimas de la guerra civil española. Este es el punto de partida del documental Avi, et trauré d’aquí!, producción de Montserrat Armengou y Ricard Belis que hoy estrena el programa de Televisió de Catalunya Sense ficció.

Los cuerpos se llevaron sin el conocimiento ni el consentimiento de sus familiares», explica Armengou (galardonada, junto con Belis, con el Premi Nacional de Periodisme del 2002 por el trabajo de investigación Els nens perduts del franquisme). Y esta paradoja es en la que incide la periodista: «que muchos republicanos hayan ido a dar con sus huesos, y nunca mejor dicho, a un lugar construido por Franco».

«Avi, et trauré d’aquí! aborda la lucha de los hijos y de los nietos por recuperar el cuerpo de sus deudos», explica Armengou. Este es el caso de Joan Pinyol, nieto de un republicano que fue exhumado y trasladado «al monumento a un dictador». Durante años, la familia le estuvo llevando flores al cementerio de Lleida, pero gracias a una investigación de la historiadora Queralt Solé supo que «el abuelo estaba enterrado junto a su verdugo».

EL TESTIMONIO DE GARZÓN // La periodista remarca que Avi, et trauré d’aquí! es una investigación histórica, pero que refleja muy bien el presente y el futuro, «porque todo ese dolor, ese sufrimiento con los deudos, no se ha reparado». Y añade que las víctimas están en situación de desamparo, ya que España es un país donde no ha habido políticas institucionales de recuperación de la memoria. «Y muchas veces la reparación que pueden tener las víctimas les viene de una cosa tan simple como aparecer en un documental que se haga eco de lo que pasó», añade.

Armengou y Belis entrevistaron a afectados, políticos y expertos, como el exjuez Baltazar Garzón, cuya orden de exhumación de las tumbas, según los autores, «fue un elemento definitivo para que su caso terminara donde terminó». En el documental, Garzón afirma que tocar el Valle de los Caídos, y exigir que se abrieran las urnas para que los familiares pudieran tener acceso «despertó todas las alarmas y se produjo un toque a arrebato importante».

En la presentación del documental, al que asistieron algunos de los protagonistas, la historiadora Queralt Solé y Tàrio Rubio -el único trabajador del cementerio por aquellos años-, sus autores explicaron que hubo también autoridades que se negaron a hablar. Por último, la producción plantea si se debe dejar el mausoleo tal y como fue concebido o si debe convertirse en un memorial para las víctimas.

El trabajo recupera material inédito de personas que, a finales de la década de los 70, exhumaron, por su cuenta y riesgo, a sus familiares. Los reporteros agradecieron a Televisió de Catalunya ser la única cadena que ha hecho una apuesta fuerte y decidida por la recuperación de la memoria histórica «de manera continuada».

http://www.elperiodico.com/es/noticias/tele/tv-3-busca-republicanos-valle-los-caidos-2344200


El proceso contra el franquismo se reactiva en Argentina…

marzo 23, 2013

Víctimas piden la extradición de tres ministros del régimen, dos jueces y cuatro policías.

 Buenos Aires 22 MAR 2013 –

Adriana Fernández y Darío Rivas, familiares de víctimas del franquismo que se han querellado. /ALEJANDRO REBOSSIO

Más de 150 familiares de víctimas del franquismo han pedido a la juez argentina que investiga sus casos que solicite a España la extradición de nueve presuntos responsables de detenciones ilegales, torturas y fusilamientos sumarios, según informaron ayer los abogados de los querellantes. Entre los acusados figuran Rodolfo Martín Villa, ministro de Relaciones Sindicales en 1976, el que lo fuera de Vivienda y ex secretario general del Movimiento, José Utrera Molina, y el de Trabajo, Fernando Suárez González.

La causa en Argentina comenzó en 2010 ante la falta de progresos judiciales en España y bajo el criterio de justicia universal, el mismo con el que el exjuez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón investigó los crímenes de las dictaduras argentina (1976-1983) y chilena (1973-1990). Los querellantes quieren que la juez María Romilda Servini de Cubría también pida a España la extradición a Argentina de los exjueces Jesús Cejas Mohedano y Rodolfo Gómez Chaparro, así como de los policías, y presuntos torturadores del régimen, José Antonio González Pacheco, alias Billy El Niño, José Ignacio Giralte González, Celso Galván Abascal y Jesús Muñecas Aguilar.

La juez decidirá tras tomar declaración por teleconferencia a 12 víctimas que viven en España

La juez se ha reunido con los abogados querellantes y les ha prometido que decidirá si solicita o no la extradición de los nueve acusados tras tomar testimonio por teleconferencia a 12 víctimas del franquismo que viven en España. Servini había dicho hace un año que cruzaría el Atlántico para recoger declaraciones de las víctimas, pero finalmente no lo hizo. Por eso, a finales de 2012, los querellantes propusieron las teleconferencias y su abogado en Argentina, Máximo Castex, dijo ayer en una rueda de prensa en Buenos Aires que espera que se concreten entre finales de abril y principios de mayo. Ana Messuti, abogada argentina que apoya la querella, contó que unas 100 personas querían ir a denunciar los crímenes del franquismo ante los consulados de Argentina en España, pero debieron seleccionar 12 testimonios. Para ello eligieron aquellos que habían sido víctimas directas, no familiares, y cuyos torturadores siguieran vivos.

Uno de los abogados de las víctimas, el argentino Carlos Slepoy, admitió que la posibilidad de que el Gobierno de Mariano Rajoy acepte la extradición de los nueve acusados “parece lejana, pero habrá una enorme presión para que sean detenidos”, dijo en referencia a la que ejerzan organizaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional. Slepoy recordó que parecía una utopía que Garzón pidiera la extradición de los criminales de Argentina porque los Gobiernos de Carlos Menem (1989-1999) y Fernando de la Rúa (1999-2001) la negaban, pero en 2003 el entonces presidente Néstor Kirchner la aceptó e impulsó la reapertura de los juicios en su propio país.

La causa afecta a los políticos Martín Villa, Utrera Molina y Fernando Suárez

A Martín Villa, de 78 años, se le acusa de que siendo ministro de Relaciones Sindicales en 1976 ordenó una represión policial que acabó en Vitoria con cinco trabajadores asesinados y más de 100 heridos por armas de fuego. En aquel momento, el ya fallecido Manuel Fraga era ministro de Gobernación. La querella quiere que se impute también a Utrera Molina, de 86 años, porque como secretario general del Movimiento firmó en 1974 la sentencia de muerte por garrote vil de Salvador Puig Antich, militante anarquista.

Por su parte, Fernando Suárez González, de 80 años, está acusado porque como ministro de Trabajo y vicepresidente tercero del régimen ordenó en 1975 los últimos fusilamientos del franquismo, contra José Humberto Baena, José Luis Sánchez Bravo y Ramón García Sanz, del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), y Juan Paredes Manot y Ángel Otaegui, de ETA.

La acusación contra el exjuez Gómez Chaparro, de 89 años, se basa en que tomó declaración a detenidos por el régimen franquista, pero desoyó sus denuncias de torturas y los mantuvo encerrados en la cárcel. A Cejas Mohedano, de 66 años, se le acusa de condenar a muerte en 1975 a tres militantes del FRAP, José Humberto Baena Alonso, finalmente fusilado, Manuel Blanco Chivite y Vladimiro Fernández Tovar, cuyas penas fueron conmutadas. González Pacheco, más conocido como Billy El Niño, de 66 años, integraba la Brigada Político Social (BPS, policía política del régimen). Sus palizas son ampliamente descritas en los testimonios dados por sus víctimas. Giralte González y Galván Abascal también pertenecían a la BPS, mientras que Muñecas Aguilar era guardia civil

http://elpais.com/politica/2013/03/22/actualidad/1363986587_915674.html


PROYECCIÓN DE «NO DARSE POR VENCIDO» Y DEL DOCUMENTAL «ÉXODO DE UN PUEBLO»

marzo 7, 2013

tarde memoria historica


Banderas, agitador de sentimientos

marzo 3, 2013

El actor revive el asesinato de García Caparrós en un emotivo discurso.

 Sevilla 28 FEB 2013 

“El disparo que te mató podría haberse alojado en cualquiera de los que estábamos cerca de ti. Podría haber sido para mí y todo lo que desde entonces me ha acontecido habría sido borrado. Las cosas que he visto, la gente que he amado, la hija que tuve, las batallas que gané y las que perdí no existirían. Eso es lo que te fue robado. Por eso hoy se te hace justicia, tu gente te quiere devolver lo que se te arrebató”. Cuando el actor Antonio Banderas pronunció ayer estas palabras, las lágrimas de casi todos los presentes, hasta ese momento más o menos contenidas, corrieron mejillas abajo sin tapujos.

Revivieron (algunos) o imaginaron (otros) cómo debieron ser esos últimos momentos de la vida del joven sindicalista Manuel José García Caparrós, asesinado en Málaga el 4 de diciembre de 1977 en la manifestación que reivindicó la autonomía de Andalucía.

Banderas, García Caparrós y la pintora sevillana Carmen Laffónrecibieron ayer en Sevilla el título de Hijos Predilectos de Andalucía, la máxima distinción que concede la Junta. En el acto, que se celebró en el Teatro de la Maestranza y con la presencia del Gobierno andaluz al completo, el presidente andaluz, José Antonio Griñán, entregó también las 12 Medallas de Andalucía. El director de cine sevillano Alberto Rodríguez, el cantaor jiennense Manuel Gerena, la bailarina y coreógrafa jiennense María Rosa Orad, el editor catalán José Manuel Lara y el pintor granadino Miguel Rodríguez-Acosta se encuentran entre los galardonados. La lista la completan la doctora Marina Álvarez Benito, el empresario Manuel Barea, el directivo de la ONCE Patricio Cárceles, el deportista José Manuel Sierra, el periodista Enrique García y la empresaria Dolores Ascensión Gómez Ferrón.

Banderas, quien pronunció el discurso de agradecimiento en nombre de los premiados, revivió su experiencia al narrar el trágico suceso y, justamente por eso, sus palabras fueron tan sinceras y emotivas. “García Caparrós había caído abatido por un disparo que hizo diana en el corazón de todos los andaluces”. Tras estas palabras, el actor, director y productor malagueño, casado con la actriz Melanie Griffith y que reside en Hollywood, aseguró que nunca ha perdido el contacto con su tierra. “En estos momentos, Andalucía para mí es una necesidad, por eso vuelvo y nunca me separo del todo”, añadió.

Andalucía para mí es una necesidad, por eso vuelvo”

afirma el cineasta

El actor hilvanó un relato para pasar, casi con un lenguaje cinematográfico, por la vida y la obra de todos los premiados. Pero fue el último de la lista, García Caparrós, para quien reservó los mejores planos de esta especie de travelling.

Banderas contó lo que pasó aquel 4 de diciembre en primera persona, porque él también participó en esa manifestación cuando tenía 17 años y estaba ensayando una obra con el grupo independiente Dintel. Dejaron el ensayo y se sumaron a la multitud, a una movilización que comenzó con “sonrisas en las caras de todos” y terminó con “el reflejo del miedo”. “No lo supe entonces, pero a muy pocos metros de donde yo me encontraba, la vida de Caparrós había pasado del blanco y verde de la mañana, al negro eterno de lo irreversible”.

El actor aseguró que el discurso lo había escrito él mismo, “sobre todo en los aviones”, y que la parte de García Caparrós “fluyó de manera natural con una escritura casi automática”. Banderas hizo también referencia a la “maldita crisis” que asuela Andalucía pero, a pesar de ello, afirmó estar “lleno de esperanza”. Aunque comenzó diciendo que “el ‘yo’ es feo”, trufó su discurso con algunas referencias personales que arrancaron el aplauso del público en varias ocasiones, especialmente cuando se referían al asesinato de García Caparrós, cuya medalla recogió su hermana pequeña, Dolores, una mujer luchadora que siempre lleva consigo el DNI de Manuel José. “Lo he oído con mucha emoción, como si estuviera viendo todo lo que ocurrió”, afirmó Dolores después de la ceremonia. “Ha sido el mejor discurso del 28-F que he oído nunca”, comentaron varios asistentes al acto. Y es que Banderas hizo uso de su profesión para dotar su intervención de momentos de tensión y otros en los que dio pie a la risa.

Carmen Laffón, García Caparrós y Banderas, nuevos Hijos Predilectos

Lo hizo especialmente al citar los méritos de la capitana de corbeta Esther Yáñez, de San Fernando, la primera mujer en ingresar en la Armada española y en dirigir un barco de guerra. “Si alguien me la hubiese presentado fuera de este contexto, yo le habría preguntado:

—¿Cómo se llama?

—Esther.

—Bonito nombre.

—¿Y de dónde es?

—De Cádiz

—Bonita tierra.

—¿Y a qué se dedica?

—Soy capitán de corbeta.

—En ese momento se me habría escapado un ‘¡Ole! Con las bombas que tiran los fanfarrones, se hacen las gaditanas tirabuzones…”

Aunque la mayor parte de su intervención tuvo un tono serio y emotivo. “Yo no tendría vergüenza ni agallas para mirarme mañana al espejo, si solo dedicara este momento a lanzar alabanzas y piropos a la tierra a la que todos los que aquí estamos amamos profundamente”, dijo Banderas tras hacer referencia a la crisis que azota especialmente a esta comunidad.

Tras los discursos, el actor dijo que compartía la impotencia que sentían los que, paralelamente a la celebración del acto, se manifestaban en la calle. “Las cosas están pasando de castaño oscuro, se están poniendo muy agrias. Pero quiero ser optimista y espero que algún día podamos mirar atrás y ver esto como algo de lo que aprender. Tenemos que tener claro que no vamos a volver al lugar en el que estábamos: la especulación del ladrillo”.

En este sentido, Banderas aclaró que las obras en su casa de Marbella no tienen nada que ver con el procedimiento judicial abierto. Lo que se está haciendo es retranquear un muro del chalé para construir un paseo. “Pase lo que pase con la casa, no voy a protestar, aunque me la quemaran. No voy a hacer daño a mi tierra para que The Times publique que las inversiones en Andalucía no son fiables”, prometió.

A una tierra a la que Banderas siente “palpitar” y se conmueve. “En la que entiendo el ritmo de la vida y acepto la certeza de la muerte”, confesó a un público completamente entregado.

video:


“¡Han matado a Yolanda!”

marzo 3, 2013

El novio y las amigas de la estudiante asesinada en 1980 por el ultra Emilio Hellín, hoy asesor de la Policía y la Guardia Civil, reconstruyen uno de los crímenes más brutales de la Transición

Yolanda González, abajo, en una fiesta de militantes del PST.

El modesto apartamento de 60 metros cuadrados —cocina, un pequeño salón y tres dormitorios— en el número 101 de la calle Tembleque, en el madrileño barrio de Aluche, estaba ordenado y las luces encendidas. Alejandro Arizcun, de 28 años, economista de la UGT, regresó pasadas las doce de la noche del viernes 1 de febrero de 1980. Ni Yolanda González Martín, su novia de 19 años, ni Mar Noguerol, la otra compañera de piso, estaban en casa. No le extrañó. Yolanda pertenecía a la coordinadora de enseñanza media y participaba en una huelga general. Creyó que estaría en alguna reunión o que dormía en casa de amigas.

El sábado día 2 Alejandro despertó solo y salió de su habitación. Su primer pensamiento fue para Yolanda, la estudiante a la que había conocido en agosto de 1978 durante una reunión política en un pueblo de Girona, la chica de enormes ojos marrones que a sus 17 años había dejado a sus padres y dos hermanos en Deusto (Vizcaya) para irse a vivir junto a él la aventura más intensa de su vida. “De pronto me alarmé porque sobre la mesa del salón vi su bolso, su cartera y su DNI. Pensé que estaba detenida porque era una activista estudiantil. Llamé a varias comisarías de policía y fui a los juzgados de Plaza de Castilla. Pregunté, pero nadie sabía nada. Por la tarde llamé a la sede del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) y me dijeron que me pasara por allí”, recuerda ahora Arizcun, de 61 años, profesor de Economía en la Universidad Pública de Navarra.

Aquella mañana gris de febrero Mar Noguerol, de 19 años, estudiante de Económicas, la compañera de piso de Yolanda, también pensó que su amiga estaba detenida, también se fijó en el bolso sobre la mesita del salón, también se inquietó. Y recordó que la noche anterior las luces estaban encendidas. Salió de casa con dos chicos gallegos a los que habían invitado a pasar la noche y cuando regresaron a recoger sus cosas por temor a que les detuvieran también a ellos, se encontraron a varios policías de paisano registrando la vivienda. “Me llevaron a la Dirección General de Seguridad (DGS) con los dos chicos. Nos interrogaron durante varias horas preguntándonos si eramos de ETA. Que quiénes eramos, que en dónde militábamos… Un montón de policías distintos haciendo siempre las mismas preguntas. No entendíamos nada. Todo era una locura”.

Alejandro, su novio: «Me dijeron que la radio había informado de su muerte. Se me hundió el mundo»

En la sede del PST, el partido en el que militaba Yolanda, en el número 22 de la Gran Vía, en pleno centro deMadrid, decenas de militantes se preguntaban por el paradero de Yolanda. Entre ellas Rosa Torres, de 19 años, su mejor amiga. “A las seis y media de la tarde, el local estaba a rebosar. Participábamos en una lucha muy gorda, en pleno conflicto estudiantil, por lo que todos creímos que la habían detenido porque ella era miembro de la Coordinadora. Discutíamos sobre cómo continuar el conflicto. De pronto Mónica, la más veterana, una uruguaya que tendría unos 30 años, interrumpió la reunión y dijo: ‘Yolanda ha aparecido muerta’. Se cortó todo, la gente empezó a llorar. Mónica gritó: ‘Calma a todo el mundo”.

Alejandro Arizcun llegó caminando a la sede del PST. Le extrañó que hubiera tanta gente. Las miradas de algunos militantes y amigos se dirigieron hacia él, pero no supo interpretarlas. “Cuando entré me dijeron que la radio había informado que habían asesinado a Yolanda, que habían encontrado su cuerpo en una carretera. Se me hundió el mundo”. Muy cerca de allí, en la sede de la DGS, en la Puerta del Sol, uno de los policías que interrogaba a Mar Noguerol le espetó: “Han matado a tu amiga. Tienes que acompañarnos al Instituto Anatómico Forense a reconocer su cadáver”. “Me quedé sin habla, en estadoshock”, recuerda ahora Mar, su compañera de piso, de 52 años y madre de dos hijas.

Yolanda González Martín, en 1980, en Navarra.

Yolanda, la joven estudiante de electrónica en el centro de Formación Profesional de Vallecas, la chica de ojos color miel que encandilaba a todos por su fuerza y serenidad estaba allí, en la morgue del frío Instituto Anatómico Forense, en Atocha. De su cuello colgaba una cruz Lauburu regalada por el comité de empresa de una factoría vasca en reconocimiento a su lucha por los derechos de los trabajadores, de hombres y mujeres como su padre, un burgalés soldador metalúrgico en Nife que se trasladó con su familia a Deusto en busca de trabajo. La noche anterior los militantes de Fuerza Nueva Emilio Hellín Moro, de 33 años, e Ignacio Abad Velázquez, estudiante de Químicas, habían secuestrado a Yolanda en su piso de la calle Tembleque y la habían trasladado en coche hasta un descampado de San Martín de Valdeiglesias, a las afueras de Madrid. Allí, Hellín la obligó a bajar del vehículo y le disparó dos tiros en la cabeza a menos de un metro de distancia. Abad la remató y su disparo atravesó un brazo. El Batallón Vasco Español, antecesor de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), reivindicó el crimen. Desde su aparición en 1978 sus comandos habían asesinado dentro y fuera de España a 12 personas.

Mar Noguerol regresó a la DGS en la Puerta del Sol y siguió declarando durante horas. “Les conté toda nuestra trayectoria política y dejé bien claro que ninguno de nosotros, ni el PST tenía nada que ver con ETA. Estábamos radicalmente en contra de la violencia. Firmé mi declaración y regresé a la sede del partido en la Gran Vía. Era de noche. Recuerdo aquel día en color gris. Fue un día de horror. Fue algo inesperado para lo que no estábamos preparados”. Todos los amigos y compañeros de Yolanda estaban en el local de Gran Vía 22 preocupados, también, por Mar porque ignoraban que la policía la había llevado a declarar a la DGS. Todos sabían ya que Yolanda había sido asesinada, que había muerto sola.

Los militantes del PST, partido escindido del PSOE, creyeron que Yolanda no sería la única víctima. Días antes de su asesinato miembros de la ultraderecha habían matado a otro joven en Madrid y atacado con bates de béisbol a estudiantes que se manifestaban durante la huelga general de enseñanza. Arizcun, el novio de Yolanda, no regresó al piso de la calle Tembleque. Él no militaba en ningún partido, pero también se sintió objetivo. “Pensé que se había desatado una caza de brujas, que venían a por nosotros. Hablé con mis padres, que habían hablado conJuan José Rosón (entonces gobernador civil de Madrid) y dormí en casa de un amigo. Creía que vendrían también a por mí”.

Mar, la compañera de piso: la policía me dijo:  tienes que venir a reconocer su cadáver. me quedé sin habla, en estado de shock»

Alfonso Arague, miembro también de la coordinadora de enseñanza, lo recuerda así: “Empezamos a tomar medidas. Sobre todo la gente que estaba en el ojo del huracán: no volver a casa, esconder papeles de la huelga”. En casa de Marta Cardaba, otra amiga de Yolanda y militante del PST, durmieron esa noche 20 personas: “Necesitábamos estar juntos y sentirnos apoyados. Estábamos muy asustados y tristes”. Rosa Torres apostilla: “Éramos muy jóvenes y necesitábamos arroparnos”.

Amigos de Yolanda reunidos el miércoles en Madrid / CARLOS ROSILLO

En Deusto, en el domicilio de la familia de Yolanda, sus padres, Eugenio y Lidia, y sus hermanos Amaya, de 20 años, y Asier de 6, habían recibido la noticia horas antes de una forma insólita. “Un tío mío, hermano de mi padre, había oído la noticia por la radio y se presentó en casa para contárnoslo”, recuerda Asier, que sigue viviendo en el País Vasco al igual que sus padres, de 79 y 72 años respectivamente. Amaya reside ahora en Francia. Nadie de la Dirección General de la Policía contactó con ellos para comunicarles la tragedia. Sí lo hizo horas después el gobernador Rosón.

El velatorio se celebró el domingo por la tarde en la escuela de Vallecas donde estudiaba Yolanda. Duró toda la noche y acogió a miles de personas. Alejandro Arizcun conoció allí a los padres de su novia. “Los vi por primera vez”, recuerda. “Yolanda es vuestra, organizarlo todo como queráis nos dijo su madre. No nos cuestionaron nada, no nos recriminaron nada. Se adhirieron a lo que Yolanda había sido”, relata Mar, su compañera de piso. Marta Cardaba se ocupó de acompañar a la familia en aquellas horas. “¿Qué les podía decir yo si solo tenía 22 años? Tengo un recuerdo de una familia serena. Confiaban en nosotros. La unión fue total”, dice.

Rosa, su mejor amiga: «De pronto Mónica interrumpió la reunión y nos dijo: Yolanda ha aparecido muerta. Se cortó todo»

El lunes se celebró un funeral en la iglesia de Vallecas Dulce Nombre de María y luego una manifestación multitudinaria desde allí hasta el Centro de Formación Profesional, donde se colocó una placa en su recuerdo. Subidos en un templete, Alfredo Arague y Enrique del Olmo, secretario del PST, pronunciaron sus discursos. “Fue emotivo, emocionante y muy triste”, recuerda Enrique, de 60 años. Al día siguiente, martes, el cadáver de la joven de ojos color de miel regresó a Bilbao en un coche fúnebre, la tierra de la que salió dos años antes tras la estela de su novio y empujada por un sueño profundo y obsesivo que la movía desde los 16 años: luchar por un mundo mejor.

La respuesta estudiantil y sindical al asesinato de Yolanda González fue inmediata. El martes se convocó una asamblea en Industriales en la que se debatieron las movilizaciones. En las primeras filas y observándolo todo estaba Ignacio Abad Velázquez, el estudiante de Químicas y militante de Fuerza Nueva que había acompañado a Emilio Hellín, el tipo que remató a la joven cuando yacía en el descampado de San Martín de Valdeiglesias. El Batallón Vasco Español aseguró que su muerte era la respuesta al asesinato de seis guardias civiles en un atentado, pero la realidad es que Yolanda nunca tuvo nada que ver con la organización terrorista. “Era muy pacifista, siempre estuvo enfrentada a la lucha armada. Hasta su partido había hecho una condena expresa a la violencia de ETA”, recuerda su novio. Alejandro declaró en la DGS 48 horas después de la muerte de Yolanda y se fue dos semanas a casa de un familiar a Mallorca para no aparecer por el piso de Tembleque.

Marta, amiga: «Me ocupé de acompañar a los padres. ¿Qué les podía decir yo si tenía 22 años».

El 7 de febrero, seis días después del crimen, Enrique del Olmo, el secretario del PST, recibió una llamada del Gobierno Civil de Madrid. Rosón, el ministro del Interior, y el comisario Francisco de Asís querían verle. “Nos dijeron que el caso estaba resuelto. ‘Hemos detenido a los presuntos culpables’, dijo el comisario. Más tarde lo hicieron público, pero nos avisaron antes”. Rosa Torres, la amiga íntima de Yolanda, había recibido una llamada de la Policía en la tienda de muebles donde trabajaba en la madrileña calle del Capitán de Haya. “El agente me dijo: ‘ya no hace falta que venga a declarar porque tenemos detenidos’. Ese mismo día Hellín y Abad confesaron el asesinato. En el registro de la escuela de electrónica de Emilio, en el número 1 de la calle San Roque, se descubrió un arsenal de armas y explosivos. Era el material del Grupo 41 de Fuerza Nueva que dirigía Hellín y con el que preparaban otros atentados. Nunca se descubrió quién señaló a Yolanda como objetivo, aunque Alejandro, su novio, siempre sospechó que las actividades de Hellín como técnico en electrónica e informática tuvieron algo que ver con la escuela profesional de Vallecas donde la joven estudiaba electrónica. Hellín aseguró en el juicio que fue David Martínez Loza, ex guardia civil y jefe de seguridad de Fuerza Nueva, quién le ordenó secuestrar a Yolanda.

¿Por qué mataron a Yolanda? Su amiga Rosa Torres asegura tener una respuesta: “No la mataron porque sospecharan que era de ETA, la mataron para terminar con el movimiento estudiantil. Y lo cierto es que lo consiguieron porque hubo mucho miedo. Hellín fue solo una pieza, fue el que realizó el encargo. Estoy convencida. Ella tenía un proyecto en la cabeza, era trabajadora y muy responsable, era capaz de conseguir lo que quisiera. Pensaron que era peligrosa”. Mar, su compañera de piso, añade: Éramos producto de una época. Su asesinato fue uno de los coletazos del régimen. Veo un paralelismo con la situación que vivimos ahora”.

La investigación de EL PAÍS sobre la vida oculta de Emilio Hellín Moro, su cambio de nombre por Luis Enrique y sus trabajos de formación, informática forense y telecomunicaciones para el Servicio de Criminalística de la Guardia Civil, la Policía Nacional, la Ertzaina y los Mossos d’Esquadra han enfrentado de nuevo a los recuerdos a los amigos y familiares de Yolanda. Su novio lo explica así: “Durante años no he tenido respuestas a muchas preguntas. Durante un tiempo puse una barrera protectora, luego fueron fluyendo las emociones y los recuerdos. Esta revelación nos ha vuelto a enfrentar con la realidad de lo que ocurrió”. Amaya, la hermana mayor de Yolanda, asegura que conocer que el asesino— condenado a 43 años, de los que cumplió 14 incluyendo los 3 que pasó fugado en Paraguay— trabaja para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado es “otro balazo en su cuerpo” y “una puñalada en el corazón de su familia”.

Durante años algunos de los amigos que vivieron aquel gris fin de semana de febrero en el que asesinaron a Yolanda no hablaron del tema. Cada uno intentó seguir adelante a su manera. Mar puso a una de sus hijas el nombre de Lidia, el mismo de la madre de su compañera. Rosa, su mejor amiga, se refugió en una burbuja. “No podía dejar de pensar una y otra vez qué habría pasado si esa noche Yolanda no hubiera ido a casa”, confiesa ahora. Han pasado 33 años y todavía se hace esa pregunta.

Vídeo realizado por los amigos y familiares de Yolanda con motivo de un reciente aniversario.

http://elpais.com/politica/2013/03/01/actualidad/1362169988_821723.html


Gays represaliados por el franquismo denuncian que Interior oculta fichas penitenciarias para no indemnizarlos

marzo 3, 2013

El Gobierno argumenta que desconoce las causas de los arrestos para evitar que los homosexuales que padecieron la ley de Peligrosidad Social puedan ser resarcidos

PATRICIA CAMPELO Madrid 09/02/2013

Federico Armenteros, Elianne y Carla Antonelli, presentan el recurso contra la denegación de la indemnización.

Federico Armenteros, Elianne y Carla Antonelli, presentan el recurso contra la denegación de la indemnización.

Cuando en 2010 el Ministerio del Interior certificó que Enrique García Ruiz -Elianne de nombre artístico- había ingresado seis veces en la cárcel de Carabanchel entre 1970 y 1973, éste no podía entender que el propio Ministerio asegurara desconocer las causas de sus arrestos.

Pero así sucedió, y ese desconocimiento fue el argumento esgrimido por la Administración paradenegarle la indemnización fijada por el Estado para compensar a homosexuales quepadecieron cárcel y represión durante el franquismo. Estas ayudas se reconocieron en la Ley de Presupuestos Generales de 2009. Elianne presentó su solicitud en 2010. Poco después, la administración hizo constar sus seis ingresos penitenciarios pero, al mismo tiempo, alegó que «no quedaba probada» la motivación de los mismos. Y le denegaron la indemnización en septiembre de ese mismo año.

Ahora, Elianne ha recurrido esa respuesta negativa adjuntando pruebas que evidencian el motivo de las detenciones: su apariencia de transexual. La ley de Peligrosidad Social permitía privar de libertad a gays y travestis por el mero hecho de serlo o parecerlo. En el recurso, presentado a finales de enero, ha incluido sus carnés de profesional del espectáculo en los que era reconocida como Elianne, junto con fotografías con su aspecto de mujer y un reportaje publicado en la revistaInterviú en 1982 sobre agresiones policiales a travestis y transexuales. El artículo incluye una entrevista a Elianne, que por entonces trabajaba como vedette del madrileño Gay Club y fue víctima de uno de esos ataques.

En 1970, Elianne se travestía, lo que para el régimen era sinónimo de «peligro social»

«Cada vez que me llevaban a la cárcel no me daban ningún documento, ni al entrar ni al salir; tampoco tuve nunca un juicio», asevera la víctima. En 1970, año del primer ingreso en prisión, Elianne paseaba por las calles con aspecto de transexual, algo que le catalogaba de «peligro social». Después de cada arresto, le conducían al llamado Palomar, la quinta galería de la cárcel de Carabanchel, donde se encerraba a homosexuales y transexuales.

«Conocí a Elianne con pecho, maquillaje, plumas y actuando en un escenario; eso no es algo que se haga de un día para otro», defiende su amiga Carla Antonelli, diputada del PSOE en la asamblea de Madrid y reconocida activista del colectivo LGTB [lesbianas, gays, transexuales y bisexuales]. «En este caso, Interior se ha pillado los dedos al certificar sus estancias en prisión pero no los motivos; ¿acaso ha extraviado esa documentación?», se pregunta. «Algo tendrán cuando me han certificado por escrito las fechas de los seis ingresos y salidas de Carabanchel», remacha Elianne.

El hecho de que la administración encargada de custodiar los archivos penitenciarios reconozca las estancias carcelarias de Elianne, pero no los motivos, abre la posibilidad de denunciar al Estado por un posible extravío de documentación. «Han desaparecido misteriosamente los motivos de sus ingresos, y eso ocasiona un perjuicio a Elianne, por lo que si le vuelven a denegar la indemnización presentaremos una demanda contra Interior por no haber custodiado esos datos», avanza Antonelli. «La dictadura ha sido el periodo en el que más informes se hacían de todo; te perseguían para ver si eras sospechosos de ir contra el régimen, todo quedaba registrado», añade. «Por ello, si pensamos mal, Interior podría haber escondidos esos archivos para no indemnizar a las víctimas», reflexiona la diputada socialista.

111 indemnizados de 100.000 afectados

El Gobierno del Partido Popular impuso en la Ley de Presupuestos Generales para 2013 una fecha límite para solicitar las indemnizaciones con las que el Estado lleva, desde 2009, resarciendo a gays represaliados por el franquismo. A partir del próximo 30 de diciembre ya no se podrán requerir estas compensaciones, por lo que el Ejecutivo conservador invitó a que las personas afectadas presenten su solicitud aunque no tengan localizada la documentación acreditativa. El Gobierno aseguró que la comisión ministerial encargada de las indemnizaciones se dirige a los archivos históricos y otros organismos para recabar esos datos. Asimismo, señaló que se han resuelto 111 expedientes favorablemente.

La ley de Peligrosidad Social aprobada en 1970 permitía la privación de libertad por la mera apariencia homosexual

«Las investigaciones realizadas por historiadores cifran en 100.000 los afectados; la mayoría no tiene ni un solo documento que pruebe su tiempo en prisión; tampoco tienen acceso a la información ni saben bien por dónde moverse; además, ahora ya no hay tiempo para recabar esos datos», subraya Federico Armenteros, de la Fundación 26 de diciembre. «Es el Estado quien tiene toda esa información, pero ya vemos como está actuando en casos como el de Elianne, donde directamente le deniegan la indemnización alegando que desconoce las causas de sus arrestos pero sí reconoce que fue encarcelado», recalca.

Los ex presos sociales, al igual que los ex presos políticos, se topan con un muro legal a la hora de tratar de acceder a sus expedientes carcelarios. La administración no les permite ver sus fichas bajo el amparo de la Ley de Protección de Datos. «He intentado buscar mi expediente pero solo dejan acceder a estos datos a investigadores para fines estadísticos», explica Elianne.

Las víctimas pueden recibir 4.000 euros si fueron encarceladas entre uno y seis meses; 8.000, si el periodo fue superior al medio año e inferior a tres; 12.000, por tres años o más de cárcel; y 2.400 euros adicionales por trienio a partir del primero.

«Los motivos de sus ingresos en la cárcel de Carabanchel han desaparecido misteriosamente»

En el caso de Elianne, sus seis estancias suman cinco meses y medio, por lo que podría obtener 4.000 euros. Esa cantidad, según asegura, no repara la vergüenza, el miedo ni el desplazamiento -se marchó a Barcelona ante el acoso policial que vivía en Madrid-, pero reconoce sentir aliviado el dolor de esa herida gracias al apoyo encontrado a lo largo de su litigio con el Estado.

«Sigo con nervios y dolores de cabeza, pero me siento arropada por el colectivo LGTB; necesitaba hablar y liberar mi caso, con el que llevo más de tres años sin obtener repuestas coherentes», asegura Elianne, cuyo aspecto masculino se debe a la interrupción que tuvo que hacer del tratamiento de hormonas por cuestiones familiares.

Residencia de mayores para gays represaliados

Al margen de las indemnizaciones, desde la Fundación 26 de diciembre plantean otras fórmulas para dignificar la vida de un colectivo que ha sido especialmente vapuleado. «Queremos que el Ministerio apoye un proyecto de residencia de mayores para que estas personas, muchas de ellas con graves problemas, puedan llevar una vida digna al menos al final de sus días», concreta Armenteros.

Las personas afectadas pueden dirigirse a la Comisión de Indemnizaciones a Ex Presos Sociales, dependiente del Ministerio de Economía. Avenida General Perón, 38 (Madrid). Tel: 900 50 30 55.

http://www.publico.es/450395/gays-represaliados-por-el-franquismo-denuncian-que-interior-oculta-fichas-penitenciarias-para-no-indemnizarlos

 


Aniversario de una muerte por amor a la democracia

marzo 3, 2013


quintanilla
José Quintanilla Pardo, militar republicano antifranquista

I. GORRITI – Sábado, 2 de Marzo de 2013 –

AMOREBIETA. Portavoces de la asociación estatal con domicilio social en Amorebieta-Etxano, Agrupación Familias Valdenoceda Exhumación, quieren recordar y tributar homenaje público a José Quintanilla Pardo a través de Gogoan. ¿El motivo? El jueves se cumplieron 72 años de la muerte a manos de los franquistas de José Antonio Quintanilla Pardo, enviado preso de Fuencaliente al campo de concentración de Valdenoceda, pedanía próxima a Villarcayo, a solo 90 kilómetros de Bilbao.

El de José Quintanilla es uno de los 152 cuerpos que quedaron bajo tierra y bajo siete décadas de miedo, difuminados en un campo, hoy cementerio que la Iglesia compró en los años 80, poder que en la aldea castellana sigue luchando, haciendo la muerte imposible para los defensores de la democracia, la libertad y la república. La situación a día de hoy aún es verdaderamente trágica en la localidad: una familia falangista y un sacerdote católico continúan haciendo imposible una mayor investigación en el camposanto, hasta el punto de que han enterrado a un vecino sobre el cuerpo de un republicano ya identificado, con lo que imposibilitan que se le exhume, sueño legítimo de su hijo aún vivo y de la sociedad democrática que reivindica verdad, reparación y justicia.

La asociación, por suerte y tras arduos esfuerzos, localizó a la familia de Quintanilla Pardo en Francia, donde reside su nieto Eric Fernández Quintanilla, quien, curiosamente, vivió años atrás en Deusto e impartió -tanto en Bilbao como en Amorebieta-Etxano- clases de francés en diferentes academias. Con el hallazgo de la familia -el segundo de la agrupación tras dar con los huesos de Quintanilla-, el colectivo materializó un sueño. “Después de que Eric entregara una muestra de ADN, el laboratorio consiguió la identificación plena de los restos de su abuelo”, se alegran tanto la Agrupación como el nieto.

PARTE DE NOSOTROS “Miguel de Unamuno dijo que cuando se muere alguien que nos sueña, se muere parte de nosotros. Al asesinar a aquellos hombres, entre los cuales se encontraba mi abuelo, seres que soñaron con un mundo mejor e ideales humanistas, que soñaron con transformar la sociedad y con una revolución de las conciencias que haga posible el cambio; mataron a lo mejor de España”, valoró Eric el día de la entrega de los restos a la familia. Prosiguió en 2010 en Madrid: “Ahora que tengo la oportunidad de evocar a mi abuelo podría hacer un retrato heroico de él y tallar en la desgracia su estatua. Pero aquello no está a mi alcance”, lamentaba. “También quisiera recordar las circunstancias de su vida, que su cuerpo de hombre se levantara y relatar el entorno familiar donde vivió con los suyos, y que por última vez anduviera vivo entre los vivos. Pero aquello tampoco es posible”. A aquel hombre tan solo le permitieron vivir 38 años hace toda una vida. “Muy poco sé de él, por no decir nada”, concluye y califica la presencia de su antecesor como “fantasmada en nuestra familia”.

La hija del asesinado por los franquistas, tenía solo 2 años cuando de una u otra forma fue ejecutado su padre. “Nunca consiguió conocerle, pero siempre he recordado la presencia de la foto de mi abuelo en uniforme en mi casa. Por eso su ausencia siempre ha sido una presencia que nos planteaba muchos interrogantes a mi hermano y a mi”, agrega Eric, quien por su familia paterna también cuenta con un familiar republicano, de Liaño, enterrado en una fosa de Ciriego: Edilberto Fernández Ortiz aparece en una placa del camposanto.

Quintanilla, que fue militar del Ejército republicano, fue considerado por la Comisión Provincial de examen de pena de Madrid, franquistas, como “un destacado izquierdista y fundador de I. R.”, razón por la que acabaría condenado a muerte. Sus restos permanecen en la misma caja que cuando los entregaron a la familia y siguen a la espera de un lugar para descansar para siempre. “No puedo confesar dónde está porque es mi secreto y no creo que la legalidad me lo permita. Pero tratándose de legalidad, nunca fue lo que particularmente preocupó a aquellos que lo mataron. Lo que sí puedo decir es que su presencia y proximidad me da una fuerza y voluntad de luchar y de comprometerme que nunca había sentido antes. Irrumpió en mi vida mostrándome dónde estaban mis raíces…, es decir, bajo tierra. Y ahora forma parte de mi vida, no como un peso o sufrimiento familiar, sino como una fuerza prospectiva que me hace tirar hacia adelante”.

MONUMENTO DE HOMENAJE Eric Fernández es vicepresidente de la asociación de Burdeos ¡Ay, Carmela! que trabaja para lograr que varios ayuntamientos de la provincia de Gironde instalen un monumento de homenaje a los republicanos españoles, “en el que podría descansar para siempre José Antonio Quintanilla Pardo, mi abuelo”, explica quien guarda “un recuerdo muy grato de Bilbo, de mi estancia y del cariño de sus gentes”.

Portavoces de la agrupación informaron ayer de que entre los 112 cuerpos ya exhumados existe un número bajo de vizcainos. Aunque pueda llamar la atención por la proximidad, el régimen de Franco practicaba las ejecuciones lejos de los lugares de nacimiento de sus presos, por ello la mayoría de los muertos en Valdenoceda eran manchegos y andaluces.

La agrupación recuperó, con ayuda de forenses y arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y una subvención de 120.000 euros del Gobierno de Zapatero, a 112 presos. En este campo de concentración morían más ejecutados por hambre que por balas, que también los hubo, y eran enterrados por sus propios compañeros presos.

http://www.deia.com/2013/03/02/sociedad/obituarios/aniversario-de-una-muerte-por-amor-a-la-democracia