A Dios rogando y con el mazo dando…

octubre 26, 2013

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Qué fácil es volver la vista atrás y quedarse únicamente con una parte de la historia. Aquella que ha sido interpretada y cercenada por inquisitoriales visiones y que afectan casi siempre a los perdedores históricos; ya se sabe, la historia la escriben los vencedores.

Estas semanas pasadas ha vuelto la polémica en referencia al papel que jugó la Iglesia española antes, durante y posterior al período de la Guerra Civil española a causa de la beatificación en Tarragona de los 522 religiosos considerados mártires por la institución eclesiástica y el Estado y, que se suman a los 731 ya beatificados hasta el año 2007 (En España en este último siglo se han beatificado un total de 1001 personas, es decir un 70, 02% han sido los religiosos muertos durante la Guerra Civil por las distintas facciones republicanas).

¿Y por qué no? Si la historia la escriben los vencedores y la Iglesia estuvo por acción y omisión en su mayor parte con el bando sublevado y vencedor; y si en España se ha negado desde el alzamiento nacional hasta la fecha, la legitimidad e historia del gobierno republicano y su derrocamiento a través de un golpe militar en toda regla; si se han cerrado los ojos a una brutal represión durante y posterior a la guerra con la implantación e imposición de la dictadura de franquista por obra y gracia de Dios y, si hasta el día de hoy con la llegada de nuestra descafeinada democracia se han instrumentado todas las herramientas  necesarias habidas y por haber para detener cualquier proceso y actividad de reconocimiento, reparación histórica y jurídica de los perdedores; no sé por qué, no íbamos a permitir un proceso de beatificación y reparación histórica de las víctimas del bando nacional y sus acólitos. Atado y bien atado por la mano del Caudillo y la divinidad sacra del altísimo.

En un país donde las sombras rancias del pasado siguen moviendo los hilos del futuro no es de extrañar que una institución como la Iglesia, por otro lado, institución más que privilegiada como tal (recordemos que somos constitucionalmente un país aconfesional, pero el Estado aporta y ayuda mayoritariamente a la Iglesia católica con fondos públicos desde los acuerdos alcanzados por el franquismo con la Santa Sede y posteriormente renovados y ratificados en democracia por los distintos gobiernos de la misma, tanto de izquierdas, derechas o los mal llamados de centro), consiga ésta que sus mártires sean reconocidos, beatificados y homenajeados institucionalmente por la Santa Sede, el Estado y el gobierno de la CC. AA de Cataluña y otras. Así que sotanas y hábitos aparte, algunos van al cielo por la obra y gracia del hombre que no de Dios mientras otros pudren sus vidas entre el polvo de las cunetas, cementerios, barrancos o archivos. No olvidemos pues que la Iglesia española no solo colaboró con el franquismo, fue parte indisociable de él. A dios rogando y con el mazo dando.

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Por otra parte… ¿Hubo represión republicana hacia la Iglesia? Por supuesto que sí la hubo, antes y durante el período concerniente a la guerra, y el  número de víctimas ascendió a un total documentado de 6.832 religiosos(as) repartidos del siguiente modo: 13 obispos, 282 monjas,   4.172 párrocos y curas de distinto rango, 2.364 monjes y frailes (entre ellos 259 claretianos, 226 franciscanos, 204 escolapios, 176 maristas, 165 Hermanos Cristianos, 155 agustinos, 132 dominicos y 114 jesuitas) muertos y bien registrados. (No voy a hacer un tabú de las tropelías y pecados republicanos. Las cosas fueron como fueron). Estos que al fin y al cabo también están formando parte de nuestra macabra historia están santamente enterrados y/o beatificados y reconocidos  pese  a que algunos tuvieron historiales de participación activa en la represión de los republicanos. Son en definitiva víctimas unos y actores otros recuperados para la historia; de hecho, hubo que incluso dieron la  extremaunción a la vez que algún tiro de gracia, o formaron parte de las huestes de acusadores y delatores para proporcionar los otros asesinados por el franquismo, los represaliados republicanos de acto o de facto. Un modo de conseguir billete al cielo como otro cualquiera. Eliminando al demonio rojo que se comía a los niños y mataba santos. Matar en nombre de dios siempre ha estado justificado por la historia y los hombres, y Franco no fue ninguna excepción, al contrario,  se erigió para la Iglesia en el brazo ejecutor del mismo.

¿Pero qué pasa con aquellos miembros de la Santa Iglesia que también perecieron sin ser partidarios de participar en el contubernio del Estado-fascista e Iglesia? Estos no tienen cielo, para ellos estaba reservado el servicio espiritual al pueblo y a la tierra, y por eso forman parte de ella. Tanto es así que aquí el número aquí; aunque es muy inferior a los represaliados del bando nacional, es indeterminado, ya que no todos están documentados. Otro número importante no se les considera represaliados porque estuvieron presos, fueron depurados, se exiliaron o abandonaron la fe.

Lo que sí sabemos es que de los más de 143.353 desaparecidos documentados del franquismo (se estima que sin documentar pudieran haber entre cincuenta o sesenta mil más – sólo en el Valle de los Caídos se estiman unos 30.000 republicanos sin registrar; 26.701 documentados y unos 20.000 franquistas  listados), se calcula que  medio millar de religiosos que comulgaban con Dios y su pueblo pero no con el fascismo fueron represaliados, y de estos, murieron casi un centenar (los datos no son fiables por falta de documentación, se sabe que al menos 76 religiosos fueron llevados al cadalso según constan en documentación, el resto son datos estimados por informes de búsqueda, fichas policiales y otros archivos), lo que me viene a significar que tanto en las leyes humanas como en las divinas no todos somos iguales.

Ya lo ven, también hubo y hay hábitos religiosos sin cielo, pero de estos es mejor no hablar ni en nombre de Dios. Claro está que alguien podría tener la tentación de comparar el número de un bando u otro en el macabro contador de los hombres y mujeres de dios asesinados; pero seguiría siendo una cuestión de justicia y no de cantidad, como lo es cuando el número favorece al republicanismo con sus muertos y represaliados totales que ascienden aproximadamente casi a 600.000 de los 750.000 según datos oficiales basados en los más de  800.000 documentos digitales que se corresponden a fichas policiales o autos que hacen referencia a ciudadanos leales de la II República y a los que se levantaron contra el régimen republicano según constan en el periodo comprendido entre el golpe de Estado de 1936 y las elecciones de 1977.

España y su historia seguirán oliendo a moho mientras no seamos capaces de recuperar la historia al completo, y para ello se ha de empezar por lo básico, el reconocimiento de la historia y vidas de los perdedores, de su recuperación y dignificación institucional y de mantener el recuerdo a través de la historia de lo que aconteció, esto es válido para ambos, tanto para la república y seguidores, como para los sublevados nacionalistas y simpatizantes de su dictadura y posterior sombra en democracia. Se han de condenar en su totalidad los crímenes de guerra y contra la humanidad, se debe facilitar el conocimiento de los mismos a las generaciones venideras, eso es la recuperación de la memoria, otra cosa sería el sesgo de los acontecimientos, sus razones y la parcialidad de los hechos, tal y como sucede hoy.

Lo dicho, no todos iremos al cielo pese a que algunos incluso lleven hábitos o hayan seguido la fe cristiana.

 Jordi Carreño Crispín

Vicepresidente de la A. I. La Memoria Viv@


La dictadura fue totalitaria, no solo autoritaria

octubre 26, 2013

 

Imagen de Público.es

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 Vicenç Navarro | Catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra

A raíz de la muerte del Profesor español Juan Linz, de la Universidad de Yale, EEUU, se han escrito muchos artículos loando su figura y sus contribuciones a las ciencias sociales, y muy en particular a las ciencias políticas, lo cual me parece lógico y no tengo nada que objetar. Tuve muchos desacuerdos con sus trabajos, pero es mi costumbre dejar en paz a los muertos, y dejar que sus amigos y estudiantes celebren su persona y su trabajo. Ahora bien, creo que sería injusto que mantuviera esta actitud cuando se utilizan a los muertos (en este caso, la muerte del Profesor Juan Linz) para criticar, una vez más, a las izquierdas, a las cuales pertenezco. Cuando ello ocurre, siento la necesidad y urgencia de aclarar varios puntos y defender a esas izquierdas que sistemáticamente en España están marginadas y no tienen el acceso a los medios de información (tanto académicos como generales) que tienen los promotores de Juan Linz y sus puntos de vista en este país.

Una de las contribuciones más conocidas nacional e internacionalmente del profesor Juan Linz (a partir de ahora JL) fue su distinción entre regímenes políticos totalitarios, tales como los regímenes comunistas, que intentaban cambiar todas las dimensiones de la sociedad y del ser humano que la habita, invadiendo incluso sus componentes más íntimos, y regímenes políticos autoritarios, que no lo intentaban. Estos últimos se limitaban a mantener, por medios autoritarios, un orden establecido, que JL consideraba eran cambiables para convertirse en sistemas democráticos en periodos posteriores. Y entre ellos incluía el régimen dictatorial que existió en España desde 1936 hasta 1978. Los regímenes totalitarios, al contrario de los regímenes autoritarios, eran incapaces de cambiarse y transformarse en sistemas democráticos.

Esta teoría de JL fue la que, explícitamente, se utilizó desde el Departamento de Estado de EEUU para apoyar a algunos de los regímenes dictatoriales más sangrientos y represivos que hayan existido en América Latina y en el sur de Europa. El Departamento de Estado y sus portavoces señalaban que tales regímenes autoritarios eran susceptibles de cambio hacia sistemas democráticos, y de ahí la necesidad de apoyarlos para facilitar esa transformación, oponiéndose a la vez, por todos los medios, a aquellas fuerzas auténticamente transformadoras dentro de ellos –que sistemáticamente definían como comunistas (independientemente de que lo fueran o no)- y que llevaban los gérmenes y semillas para establecer regímenes totalitarios o comunistas. Esta teoría se convirtió en la justificación para apoyar regímenes enormemente represivos, como lo fue el dictatorial español, uno de los más sangrientos que ha ocurrido en la Europa Occidental en el siglo XX.

La consecuencia de esta teoría

Yo pude ver y vivir en carne propia las consecuencias de la utilización de esta teoría de JL por parte del Departamento de Estado del gobierno federal de EEUU, y también por parte de varios gobiernos dictatoriales, incluyendo el español. Una de ellas fue cuando, como miembro de la resistencia antifascista española en la clandestinidad, tuve que dar testimonio enfrente del Comité de Asuntos Exteriores del Senado de EEUU (invitado por el senador Ted Kennedy, que simpatizaba con las fuerzas democráticas españolas), intentando convencer al Senado de aquel país de que no renovara sus bases militares en España durante la dictadura, pues estaban apoyando a una dictadura totalitaria que había sido establecida con el apoyo de Hitler y Mussolini, contra los cuales EEUU había luchado, costándole 800.000 muertos.

Frente a este argumento, el embajador español de la dictadura respondió también ante tal Comité que mi descripción del Estado español era errónea, pues señalaba que –tal como indicaba el profesor Juan Linz, de la Universidad de Yale- dicho Estado no era totalitario, sino autoritario, y tenía la potestad de poder cambiar hacia uno democrático. Esta era también la argumentación usada frente a tal Comité del Senado por el portavoz del Departamento de Estado en apoyo de la renovación de las bases. Puesto que ambos citaron al Profesor Juan Linz, tuve que leerme sus trabajos para poder rebatir esos argumentos.

Una situación semejante ocurrió más tarde, a raíz del apoyo del gobierno federal de EEUU al golpe militar del general Pinochet frente al gobierno de Unidad Popular de Chile (al cual tuve el privilegio de asesorar). Aquí, de nuevo, se utilizaron los mismos argumentos, indicando que la dictadura del general Pinochet era, en realidad, un régimen autoritario, no totalitario, que merecía el apoyo para facilitar la transición democrática y ayudarle en su lucha contra las fuerzas totalitarias. Esta era la narrativa oficial, en defensa de unas políticas del gobierno federal que causaron un enorme daño a las clases populares de aquellos países, tanto de España como de Chile.

El error de la teoría de Juan Linz

Creo que la propia realidad ha mostrado el error de las teorías de JL. Varios regímenes comunistas se han transformado en regímenes democráticos en contra de lo que JL indicaba, alcanzando en muchos de ellos niveles de democracia más avanzados que los que existen en España, cuya democracia es conocida internacionalmente por su baja calidad (un indicador, por cierto, de ello, es que este artículo que cuestiona las teorías dominantes en el establishment político-mediático de España no podrá publicarse en ninguno de los cinco periódicos más importantes del país. Y tengo pruebas de ello. La libertad de prensa en España está extraordinariamente limitada).

Otra realidad que cuestiona la definición del régimen dictatorial español como autoritario pero no totalitario, es la propia experiencia de aquellos que sufrimos aquel régimen. JL procedía de una familia falangista (su madre fue dirigente de la Falange) y sus raíces están basadas en aquel régimen. Y no sufrió, por lo tanto, la enorme opresión de aquella dictadura, que era agresivamente intervencionista en las esferas más privadas del ser humano, desde el idioma y la lengua hasta el sexo. Era obvio que aquella dictadura, basada en el nacional-catolicismo (suma de un nacionalismo extremo, oprimente de todos aquellos que no compartían ese nacionalismo imperialista, y de una religión sumamente reaccionaria), intentaba crear una nueva sociedad y un “nuevo hombre”, tal como así indicaba su narrativa. Es sorprendente que un régimen basado en dos ideologías tan profundamente totalizantes, como el nacionalismo y el catolicismo, se presente como un régimen que era meramente autoritario. Es obvio que su descripción de España y su descripción de los nacionalismos en España es profundamente errónea, y la gran visibilidad de estas teorías se debe, no a su potencia intelectual, sino principalmente a las cajas de resonancia proveídas por los establishments españoles y estadounidenses a los que dichas teorías benefician.

La España que yo y millones de españoles vivimos era muy distinta a la España que narró JL (a la temprana edad de 7 años, un policía gris me abofeteó en las calles de Barcelona por hablar en catalán, gritándome “que no hablara como un perro y que debería hablar como un cristiano”, la lengua del Imperio).

La responsabilidad del intelectual científico sobre su trabajo

Se me dirá, como ya se me ha dicho, que JL no era responsable de la utilización de sus teorías por parte de aquellas instituciones, argumento que no comparto, pues un científico tiene que distanciarse, incluso denunciar, el mal uso del descubrimiento que ha llevado a cabo. J. Robert Oppenheimer, un científico estadounidense, padre de la ciencia nuclear, denunció el uso de su descubrimiento por parte del gobierno federal de EEUU para crear la bomba atómica y utilizarla. El caso de Oppenheimer dio pie a un gran debate en EEUU sobre la responsabilidad moral del científico. El conocimiento científico, creado por los científicos, podía utilizarse para fines que estos, identificados con la producción de tal conocimiento, consideraban inmorales, en cuyo caso la comunidad científica consideró que el científico autor del descubrimiento debía denunciarlo. Lo mismo se aplica a las ciencias sociales, donde el conocimiento que se produce puede utilizarse para fines que dañan a la población, y muy en especial a las clases populares (independientemente de que este conocimiento sea erróneo o no). Un caso actual es el conocimiento producido por centros conocidos de ciencias económicas (como la escuela neoliberal de la Universidad de Chicago), cuya aplicación ha causado un enorme daño en el bienestar de las clases populares en muchos países, incluyendo Chile.

Pues bien, lo mismo puede aplicarse a JL, experto en las ciencias políticas, que “descubrió” una teoría (que, aun cuando, a mi parecer, era errónea), y que tenía que haber denunciado a aquellos que la utilizaron para hacer un enorme daño a las clases populares de España y de Latinoamérica. En realidad, hubo un silencio ensordecedor por parte de JL frente a esta utilización nefasta de su teoría. Todo lo contrario, se convirtió en la sabiduría convencional del establishment político y académico de EEUU, responsable de unas políticas exteriores que estaban en clara contradicción con los valores que aquel país decía sostener.

Una última observación. Conociendo el patio, sé que esta defensa de las izquierdas y sus críticas a las teorías de JL crearán gran enfado y es probable que, como es costumbre, se inicien toda una serie de insultos y sarcasmos. Un indicador de la escasa cultura democrática es que el insulto sustituye al argumento. Sería de agradecer que la respuesta se centrara en los argumentos y en la evidencia que los apoye. Esperemos que así sea.

http://www.nuevatribuna.es/opinion/vicenc-navarro/dictadura-fue-totalitaria-no-solo-autoritaria-clarificaciones-partir-muerte-juan-linz/20131020204022097539.html


Víctimas de primera y víctimas de segunda

octubre 26, 2013

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España se divide entre víctimas útiles y víctimas molestas

 RAMÓN LOBOA, 24/10/2013

Anda caliente el asunto de Estrasburgo y de la ya fenecida Doctrina Parot. En España ha provocado una tormenta de sentimientos, no de ideas; es lo habitual: insultos, demagogias en vez de hechos. La etarra Inés del Río ha salido de prisión tras 26 años en la cárcel, pero muchos hablan de impunidad. Fue juzgada y condenada conforme a las leyes vigentes. Está judicialmente en paz, aunque no sus víctimas, que para ellas no hay reparación posible. Se puede discutir si aquellas leyes eran justas, proporcionadas, suficientes. Son preguntas que deberían formularse a los legisladores de entonces. El Tribunal de Derechos Humanos no ha tumbado la ley en sí misma, o su interpretación, sino su aplicación con carácter retroactivo.

La socióloga serbia Milena Dragicevic me explicó en Belgrado que uno de los problemas de los Balcanes es que estaba habitado por pueblos de tradición oral, donde los mitos se transmitían de generación en generación. El progreso había reemplazado aquella tradición oral, casi familiar, por su divulgación en masa a través de la televisión. El nuevo medio repite la verdad histórica mítica mezclada con otra nueva convertida en verdad incuestionable. Decía Dragicevic que Gutemberg nunca pasó por los Balcanes: la costumbre de la lectura, la comprobación de los hechos, la demostración empírica.

España es como los Balcanes: una olla de mentiras, medias verdades, odio y mitos. No existe un relato común. Lejos de buscar uno se le añaden los mitos periféricos.

Los críticos de la sentencia de Estrasburgo blanden el dolor de las víctimas para airear su escándalo. Sienten que esas víctimas les pertenecen, son parte de su discurso. Hablamos de las víctimas de ETA porque para ellos las víctimas del franquismo son invisibles, inexistentes. España se divide entre víctimas útiles y víctimas molestas.

Argumentan que lo ocurrido en la Guerra Civil y en los primeros años del franquismo es una herida que no se debe reabrir. España tiene unos 130.000 desaparecidos forzosos documentados, el segundo país del mundo en número de desaparecidos después de Camboya. Más del doble que la suma de los desaparecidos de Guatemala, Argentina y Chile.

Veremos qué dice Estrasburgo en el fututo sobre este asunto. La sentencia sobre la matanza de Katyn, en 1940, es una pista que ha pasado desapercibida en la prensa española. El tribunal de la UE ha condenado a la Rusia de Vladimir Putin por no investigar aquellos hechos: el asesinato de 20.000 oficiales polacos.

Clarificar la memoria colectiva, asentar un relato común, es uno de los deberes del Estado para sostener la cohesión de ese mismo Estado; también para acompañar a las víctimas sin importar su afiliación, ayudarles a recorrer el duelo, a recobrar en la medida de lo posible su vida. Ese relato común, que ahora debería estar construyéndose en el País Vasco, es difícil de alcanzar, pero sin él es imposible una verdadera reconciliación, la única manera de poner fin a un conflicto.

Argentina, Chile y Sudáfrica resolvieron su pasado con comisiones de la verdad. Es célebre la argentina dirigida por el escritor Ernesto Sábato. En los dos primeros países se aprobaron leyes de amnistía que eran contrarias a las leyes internacionales rubricadas por los mismos países. Sucede también en España.

Los crímenes de guerra y los crímenes de lesa humanidad no prescriben. La desaparición, tampoco; es un delito permanente mientras no se descubran los restos.

Sudáfrica creó una comisión de la verdad dirigida por Desmond Tutu. No fue su condición de religioso, de líder espiritual –es obispo anglicano–, la clave, sino su relevancia como referente moral indiscutible. Fueron sesiones ejemplares y emocionantes; un intento honesto de cerrar heridas, de escuchar la verdad, de generar paz a las víctimas.

A Alemania le impusieron la condena del nazismo, el relato común que se estudia en las escuelas. Negar el Holocausto está penado en numerosos países europeos. A nadie se le ocurre negar en estos dos países los crímenes del apartheid y del nazismo.

Aleksandar Vuco, psiquiatra serbio experto en traumas colectivos, sostenía en el caso de su país que era urgente una generación de dirigentes políticos con el coraje de decir la verdad a sus conciudadanos: Serbia empezó cuatro guerras balcánicas en los años noventa y las perdió todas. La verdad es la mejor cura, el mejor instrumento para superar el pasado y ganar el futuro.

El magistrado español José Ricardo de Prada fue juez en el tribunal de Derechos Humanos de Sarajevo. Sostiene que en una lucha como Bosnia-Herzegovina, donde los crímenes fueron masivos, es imposible una justicia completa, capaz de llegar a cada víctima. Se calcula que en Bosnia hay 10.000 criminales de guerra. A pesar del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, en La Haya, que juzga a los jefes, y del tribunal de Sarajevo, habrá miles que quedarán impunes. Es un precio difícil de digerir para las víctimas, como lo es ahora la derogación de la Doctrina Parot.

La justicia o la sensación de justicia se logra con el procesamiento de los jefes, como son los casos de Radovan Karadzic y Ratko Mladic en Bosnia. También es esencial escuchar el relato de las víctimas. En Sierra Leona, una comisión de la verdad impulsada por la ONU recorrió el país para recolectar los relatos sobre los diez años de guerra civil. De ese viaje surgió un gran informe sobre la guerra, pero solo unos miles de los cientos de miles de víctimas pudieron contar su historia, sentir que se hacía justicia.

Las víctimas silenciadas del franquismo no han podido contar su historia; sigue enterrada en cientos de fosas comunes. Justicia no es juzgar a los que ya murieron, sino reparar a los vivos, permitirles devolver el nombre y la dignidad a los asesinados. Las víctimas de ETA tienen a sus deudos, hubo entierros, han podido narrar su dolor. Los criminales fueron detenidos, juzgados y condenados. No hay motivo para sentir tanta injusticia. Sí lo hay para sentir dolor, rabia, incluso odio.

La clase política española, sobre todo el PP, ha utilizado a esas víctimas en beneficio político. Las han secuestrado. No a todas, que hay muchas madres andaluzas de guardias civiles que no tienen derecho a un foco reservado a las víctimas útiles para la estrategia de la tensión permanente. El PP auspició y alentó ocho manifestaciones contra Zapatero. El domingo habrá otra en Madrid. La utilización política de una parte sustancial de las víctimas de ETA impide a esas víctimas vivir el duelo, que se suavice el dolor extremo de los primeros días. Se las tiene a fuego lento para que el odio no amaine. Son dos veces víctimas.

Si se lee a Américo Castro se comprobará que la tara es anterior al franquismo; procede de la Edad Media donde no se resolvió la cuestión del Estado, sus fronteras interiores. Este es un país en el que siempre vencieron las sombras a las luces. El problema esencial, como el de los Balcanes, pasa por Gutemberg.

El etnólogo y antropólogo serbio Ivan Colovic escribió La mitología en el lenguaje político. En él desnuda la manipulación de Slobodan Milosevic y del nacionalismo que destruyó Yugoslavia. Debería ser de lectura obligada en España; también en Catalunya y en el País Vasco. El único problema es que está en inglés, un idioma poco hablado en el país de las sombras.

http://www.infolibre.es/noticias/opinion/2013/10/23/victimas_primera_victimas_segunda_8935_1023.html


143.353 desaparecidos en la Guerra Civil y la dictadura del general Franco

octubre 23, 2013

…22/09/2008…

y a fecha de hoy, 23/10/2013, seguimos sin ser atendidos por el Estado español..

 

http://www.rtve.es/noticias/20080922/garzon-recibe-143353-nombres-desaparecidos-guerra-civil-franquismo/161905.shtml


10· aniversario de la Asociación de descendientes del exilio español.

octubre 23, 2013

10· aniversario de la Asociación de descendientes del exilio español

Viernes 25 de octubre de 2013. 18:30h. Teatro del Institut français.

10º aniversario de la Asociación de descendientes del exilio español con Ludivina García Arias, Presidenta de la Asociación, Nicolás Sánchez Albornoz, Historiador y Profesor de Universidad, Iñaki Anasagasti Olabeaga, Senador.


Al final del evento se servirá una copa de vino Se ruega confirmación: +34 913085394/+34 666516438 asociacion_exiliados@yahoo.es
Más informaciónwww.exiliados.org

http://www.institutfrancais.es/madrid/libro-y-debates/n-10-aniversario-asociacion-descendientes-exilio-espanol


Beatos y cínicos…

octubre 16, 2013

JOSÉ MARÍA GARCÍA MÁRQUEZ* 14/10/2013

Vaya por delante que en mis investigaciones no me he tropezado nunca con ninguno de los religiosos beatificados el pasado 12 de octubre en Tarragona. Y de veras que lo lamento, aunque de todas formas existe un problema operativo: las declaraciones de los testigos en las causas de beatificación son secretas y los historiadores no pueden verlas. De tal forma que sería imposible contrastarlas con otras y con diversas fuentes documentales. Ese secretismo, que sería inadmisible en una disciplina científica como la historia, sigue siendo practicado por la Iglesia católica. Así, por ejemplo, si la Iglesia nos dice que fulanito murió «perdonando a sus verdugos», tendremos que utilizar la «fe» para creerlo, pues no podremos contrastar al testigo que supuestamente presenció la muerte del beato y, por tanto, contradecir o negar su testimonio. Es una práctica vieja esta del secretismo en la Iglesia. Siempre les ha ido bien con ella y no tienen, por tanto, que cambiarla.

Además, esas cosas para la Iglesia son terrenales y es cuestión de darles tiempo. A veces, incluso, consideran que deben de reconocer algo y entonces no tienen inconveniente en confesar ciertos errores de la Iglesia, como ocurrió con Galileo. El problema, claro, es que cuando llegó esta confesión de la mano del papa Wojtyla, Galileo llevaba más de tres siglos muerto y, no obstante, la comisión que creo el mismo papa determinó que la postura de la Iglesia había sido la correcta y que Galileo anduvo equivocado, postura que el siguiente papa Ratzinger ratificó íntegramente. Y eso en el caso de Galileo. No sabemos que habría hecho el papa Francisco que, en otro gran ejercicio de fe para los contrarios, nos dice ahora que nunca ha sido de derecha.

En nuestro país tampoco la Iglesia fue nunca de derecha durante la Segunda República y la dictadura. Es cierto. Su posición se situó en la extrema derecha y así continuó durante años hasta que la descomposición de su gran aliado, el franquismo, le hizo adoptar precipitadamente posturas más acordes con los tiempos que se avecinaban. Como decía el historiador Ricard Vynes: la Iglesia no colaboró con el franquismo, la Iglesia formó parte del franquismo. La beligerancia de la Iglesia la colocó con claridad junto a los militares golpistas y terratenientes y, como ellos, recibió la violenta contestación de la exacerbación popular desatada por el golpe. No había ninguna diferencia en la fe de los militares golpistas, los falangistas, requetés o patronos y terratenientes con los religiosos. ¿Y estos serán llamados mártires y aquellos simplemente muertos? Fueron más, muchos más aquellos que los religiosos muertos. ¿Por qué después de conspirar unidos, de combatir unidos a la República, ese interés en diferenciar sus muertos de otros?

Como les decía, no he podido investigar esos religiosos beatificados en Tarragona, no es el ámbito territorial en el que desarrollo mi trabajo, pero sí he tropezado con otros casos de religiosos muertos, incluso algunos de ellos también beatos.

Constantina, por ejemplo, fue el pueblo sevillano donde más se atentó contra la vida de religiosos. De los catorce religiosos que murieron en la provincia de Sevilla (menos de los que los franquistas mataron en el País Vasco), tres fueron asesinados en aquel pueblo. El problema es cómo explicar por qué dos sacerdotes más (uno de ellos especialmente querido en el pueblo por su amistad con los pobres) y las religiosas del convento de la Doctrina Cristiana, fueron respetados sin que nadie atentara contra ellos. ¿Es que la fe de los tres primeros era distinta de los demás? No. Por supuesto que no. La «persecución» no se llevó a cabo contra la Iglesia o contra la fe, sino contra algunos miembros de la Iglesia, que es bastante diferente. En Morón de la Frontera, después del golpe, se llevó a cabo la detención de más de treinta derechistas y entre ellos tres salesianos. Un cuarto no fue molestado, al igual que los otros ocho religiosos que había en el pueblo y tampoco sufrieron agresión física alguna las monjas Jerónimas del convento de Santa María, las Concepcionistas del convento de San Juan de Dios y las monjas de la Caridad del Hospital Municipal. ¿Se estaba persiguiendo la «fe» de los tres salesianos detenidos únicamente? ¿Y el resto? ¿Eran descreídos, quizá? Las medias verdades siempre suelen terminar en grandes mentiras. Pero hay más.

Dos de los salesianos que resultaron muertos (el tercero sobrevivió) fueron declarados mártires de la fe en la masiva beatificación de 2007. Pero no murieron por su fe, ni mucho menos, incluso uno de ellos, el salesiano José Blanco Salgado, estuvo disparando contra los trabajadores desde el cuartel de la Guardia Civil (es obvio que pese a lo que diga el papa Francisco, no es muy imitable este mártir). Su muerte fue miserablemente provocada por el teniente de la Guardia Civil José Chamizo para intentar él mismo salvarse con los suyos, obligando a un grupo a salir del cuartel para poder escapar a fuego limpio por otra calle. ¿Dónde están los testimonios de la beatificación de estas personas? Me gustaría verlos, porque la información de la que disponemos (publicada y documentada) no guarda relación alguna con el martirio de estos hombres. Y estos casos en absoluto pueden negar que otros religiosos hayan sido asesinados por el mero hecho de serlo, pero evidencian la forma en que se han llevado a cabo los masivos procedimientos de beatificación. Los crímenes cometidos contra religiosos, como contra cualquier persona, fueron abominables, pero hay que saber medir el alcance y la utilización de todos ellos. Los debates tienen que ser claros, públicos y documentados, lo demás es historia sagrada, no historia.

Por cierto, todavía la Iglesia de Morón tiene pendiente una deuda, una gran deuda con los cuatrocientos cuarenta vecinos muertos y ochenta y cinco en paradero desconocido identificados que ocasionaron los sublevados. Total, algunos dirán que qué son 525 víctimas moronenses comparadas con la inmensidad del océano. Pues yo les diré lo que son: tres más que los 522 beatos del 12 de octubre, y estamos hablando solamente de un pueblo andaluz, con beatos y todo, donde la Iglesia sigue en silencio. ¿Olvido? ¿Cinismo? Será sencillamente que necesitan más de tres siglos como con Galileo. Y dicho sea de paso, ¿qué hace un ministro de justicia en un acto como ese cuando el gobierno que representa no cumple una Ley como la de Memoria Histórica? ¿No quedamos que es un acto exclusivamente «religioso» como dice la Conferencia Episcopal?

¿Para cuándo la Iglesia arrodillada ante las víctimas de la sublevación y la dictadura? Señor Rouco ¿está usted ahí?

*Investigador e historiador

http://www.publico.es/474646/beatos-y-cinicos

 

Imagen de archivo:obispos-guerra-civil1


El foro de curas de Bizkaia reclama a la Iglesia el recuerdo de curas y religiosos asesinados por los vencedores de la guerra civil…

octubre 16, 2013

Ante la beatificación de Tarragona, dicen que “servir a la verdad pasa por traer a la memoria a todos los mártires y, particularmente, a los nuevamente olvidados”

 
A. MOYA | 11/10/2013
 
Imagen de archivocuras20fascistas201936 

La Comisión permanente del foro de curas de Bizkaia ha publicado en su página web su opinión sobre la ceremonia de beatificación de 522 mártires de 1936 promovido por la Conferencia Episcopal indicando que “servir a la verdad pasa por traer a la memoria a todos los mártires y, particularmente, a los nuevamente olvidados.” Recuerdan que se ignora a otros mártires (sacerdotes y religiosos) que fueron igualmente ejecutados por los vencedores de la contienda civil y reclaman  su memoria.

“El próximo 13 de octubre, en Tarragona, 522 personas recibirán el honor de los altares como mártires durante la guerra civil española. El año 2007 ya se hizo con otras 498.  No tenemos dificultades en reconocer que fueron asesinadas por defender sus creencias religiosas y que, por eso, sean reconocidas como mártires”, comienza el escrito de los curas de Bizkaia.

Los asesinados por los vencedores, ignorados
“Pero, sí las tenemos cuando comprobamos que en el listado se ignora a otros mártires (sacerdotes y religiosos) que fueron igualmente ejecutados por los vencedores de la contienda civil. Y que lo fueron por fidelidad y servicio a la fe del pueblo de Dios.”

Lo que dijeron los obispos vascos en 2009
En este punto, mencionan una reflexión que los obispos de Bilbao, Vitoria y San Sebastián escribieron el 30 de junio de 2009 “cuando se recordó en la catedral de Vitoria a los 14 curas  ejecutados por los vencedores de la guerra y nos invitaron a “Purificar la memoria, servir a la verdad, pedir perdón”.

Un deber pendiente con 14 sacerdotes
El escrito se refería a la beatificación en Roma el día 28 de octubre de 2007, de 498 mártires (bastantes de ellos originarios de esas diócesis). Tanto en aquel momento  “así como en otras ocasiones anteriores y posteriores, se nos ha recordado que catorce sacerdotes (también de nuestras diócesis) fueron ejecutados en los años 1936 y 1937 por quienes vencieron en aquella contienda.”

“No se registró su muerte en el Boletín diocesano”
Los obispos añadían que  “no se hicieron por ellos los debidos funerales y en la mayor parte de los casos no se registró su muerte en el Boletín Oficial diocesano. Los obispos de las diócesis de Bilbao, San Sebastián y Vitoria hemos escuchado la petición que se nos ha dirigido, hemos reconocido las razones y hemos considerado oportuno cumplir este deber pendiente (…).”

Traer a la memoria a los relegados al silencio
“(En aquella guerra civil) centenares de personas fueron ejecutadas, víctimas de odios y venganzas. Recordándolas a todas, la presente declaración pretende traer de modo especial a la memoria a aquellos presbíteros que, habiendo sido ejecutados por los vencedores, han sido relegados al silencio”.

Los nombres de los religiosos
Se trataba, en concreto, de estos sacerdotes:  Martín Lecuona Echabeguren, Gervasio Albizu Vidaur, José Adarraga Larburu, José Ariztimuño Olaso, José Sagarna Uriarte, Alejandro Mendicute Liceaga, José Otano Míguelez C.M.F., José Joaquín Arín Oyarzabal, Leonardo Guridi Arrázola, José Marquiegui Olazábal, José Ignacio Peñagaricano Solozabal, Celestino Onaindía Zuloaga, Jorge Iturricastillo Aranzabal y Román de San José Urtiaga Elezburu O.C.D., cuyos nombre los prelados reseñaron.

Asesinados y anónimos
Concluían los obispos en el 2009: “No contaron con una celebración pública de exequias. En el Boletín Oficial y en el registro diocesano de sacerdotes fallecidos solamente constan los nombres de los dos primeros, ejecutados antes de la salida forzosa de la Diócesis del obispo D. Mateo Múgica. Tampoco figuran como fallecidos en los libros parroquiales correspondientes”.

Servir a la verdad es traer a los mártires olvidados
Ahora, el Foro de Curas de Bizkaia rememora este documento añadiendo: “Son unas palabras que las próximas beatificaciones de Tarragona han vuelto a poner de actualidad.  Entendemos, por eso, que es necesario recordar, una vez más, que “servir a la verdad” pasa por traer a la memoria a todos los mártires y, particularmente, a los nuevamente olvidados. “

“No es de recibo tanto silencio y tanto olvido”
“Es un recordatorio que también nos lleva exigir a nuestras autoridades eclesiales que lo subsanen cuanto antes.   Si se quiere que las beatificaciones sean realmente católicas y favorezcan la reconciliación, no es de recibo tanto silencio y olvido”.

http://www.elplural.com/2013/10/11/el-foro-de-curas-de-bizkaia-reclama-a-la-iglesia-el-recuerdo-de-curas-y-religiosos-asesinados-por-los-vencedores-de-la-guerra-civil/


Cielo para los mártires y tierra para las otras víctimas.

octubre 16, 2013
Julián Casanova

mime002A la Iglesia católica española le gusta recordar lo mucho que perdió y sufrió durante la guerra civil. Como el Partido Popular no puede oficialmente rendir culto a las víctimas de los rojos y el Ejercito, afortunadamente, está ahora para otros menesteres, la Iglesia católica española continúa siendo la única institución que, ya en pleno siglo XXI, mantiene viva la memoria de los vencedores de la guerra. Repasemos la historia y volvamos después a la actualidad.

El 1 de julio de 1937 la jerarquía de la Iglesia católica española selló oficialmente el pacto de sangre con la causa del general Franco. Ese día vio la luz la “Carta de los Obispos españoles a los de todo el mundo con motivo de la Guerra de España”. Redactada, a petición de Franco, por el cardenal Isidro Gomá, la apoyaron con su firma todos los obispos españoles, menos Mateo Múgica y Francesc Vidal i Barraquer, que se encontraban en ese momento en Italia. Múgica, obispo de Vitoria, había sido expulsado de su diócesis unos meses antes por la Junta de Defensa de Burgos por haber “amparado con excesiva transigencia a los sacerdotes nacionalistas” y excusó su firma alegando precisamente que no estaba en su puesto. Vidal i Barraquer, arzobispo de Tarragona, que había podido escapar de la violencia anticlerical del verano de 1936, le dijo a Gomá que ese documento colectivo podría servir de pretexto “para nuevas represalias y violencias” y para “colorear las ya cometidas” y que además le molestaba, en clara alusión a Franco, “aceptar sugerencias de personas extrañas a la Jerarquía en asuntos de su incumbencia”.

Nada nuevo, desde el punto de vista doctrinal, había en esa “Carta” que no hubiera sido ya dicho por obispos, sacerdotes y religiosos en los doce meses que habían pasado desde la sublevación militar. Pero la resonancia internacional fue tan grande, editada inmediatamente en francés, italiano e inglés, que muchos aceptaron para siempre la versión maniquea y manipuladora que la Iglesia transmitió de la guerra, del “plebiscito armado”: que el “Movimiento Nacional” encarnaba las virtudes de la mejor tradición cristina y el Gobierno republicano todos los vicios inherentes al comunismo ruso.

Además de insistir en el bulo de que el “alzamiento militar” había frenado una revolución comunista planeada a fecha fija y de ofrecer la típica apología del orden, tranquilidad y justicia que reinaban en el territorio “nacional”, los obispos incorporaban un asunto de capital importancia, que todavía hoy es la posición oficial de la jerarquía: la Iglesia fue “víctima inocente, pacífica, indefensa” de esa guerra y “antes de perecer totalmente en manos del comunismo”, apoyó la causa que garantizaba “los principios fundamentales de la sociedad”. La Iglesia era “bienhechora del pueblo” y no “agresora”. Los agresores eran los otros, los que habían provocado esa revolución “comunista”, “antiespañola” y “anticristiana”.

La “Carta colectiva” consiguió la adhesión de los episcopados de treinta y dos países  y de unos novecientos obispos. El respaldo sin contemplaciones al bando rebelde sirvió de argumento definitivo para los católicos y gentes de orden del mundo entero. Fundamentalmente porque iba acompañado de un descarado silencio acerca de la violencia exterminadora que los militares habían puesto en marcha desde el primer momento de la sublevación. La “Carta” demonizaba al enemigo, al que sólo movía la voluntad de persecución religiosa, y codificaba definitivamente el apadrinamiento de la guerra como cruzada santa y justa contra la disgregación patriótico-religiosa emprendida por la República.

Franco y la Iglesia católica salieron notablemente reforzados. La conversión de la guerra en un conflicto puramente religioso, en el que quedaban al margen los aspectos políticos y sociales, justificó la violencia ya consumada y legitimó a Franco para seguir matando. El entonces director de Propaganda del bando franquista, Javier Conde, le transmitió al jesuita Constantino Bayle, hombre de confianza de Gomá, lo satisfechos que estaban en los círculos políticos y militares con aquel milagroso documento: “Diga Ud. Al Señor Cardenal que se lo digo yo, práctico en estos menesteres: que más ha logrado él con la “Carta colectiva” que los demás con todos nuestros afanes”.

El ritual y la mitología montados en torno a esos mártires le dio a la Iglesia todavía más poder y presencia entre quienes iban a ser los vencedores de la guerra, anuló cualquier atisbo de sensibilidad hacia los vencidos y atizó las pasiones vengativas del clero, que no cesaron durante largos años.

El decreto de la Jefatura de Estado del 16 de noviembre de 1938 proclamaba “día de luto” nacional el 20 de noviembre de cada año, en memoria del fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera ese día de noviembre de 1936, y establecía, “previo acuerdo con las autoridades eclesiásticas”, que “en los muros de cada parroquia figurara una inscripción que contenga los nombre de sus Caídos, ya en la presente Cruzada, ya víctimas de la revolución marxista”.

Tal fue el origen de la colocación en las iglesias de placas conmemorativa de los “caídos”. Y aunque no aparecía así en el decreto, todas esas inscripciones acabaron encabezadas con el nombre de José Antonio, sagrada fusión de los muertos por causa política y religiosa, “mártires de la Cruzada” todos ellos. Los otros muertos, los miles y miles de rojos e infieles asesinados, no existían, porque no se les registraba o se falseaba la causa de la muerte, asunto en el que los obispos y curas tuvieron una responsabilidad destacadísima.

Acabada la guerra, los vencedores ajustaron cuentas con los vencidos, recordándoles durante décadas los efectos devastadores de la matanza del clero y de la destrucción de lo sagrado, mientras se pasaba un tupido velo por la “limpieza” que en nombre de ese mismo Dios habían emprendido y seguían llevando a cabo gentes piadosas y de bien.

Obispos y sacerdotes celebraron durante mucho tiempo actos religiosos y ceremonias fúnebres en memoria de los mártires. Bajo aquellos “días luminosos” de la paz de Franco, sus restos fueron exhumados y trasladados en cortejos que recorrían con gran solemnidad numerosos pueblos y ciudades, desde los cementerios y lugares de martirio a las capillas e iglesias elegidas para el descanso eterno de sus restos.

La Iglesia católica española quiso, no obstante, perpetuar la memoria de sus mártires con algo más que ceremonias fúnebres y monumentos y reclamó, apoyada por los dirigentes franquistas, su beatificación, un camino que tardó casi cuatro décadas en recorrerse y que, paradójicamente, empezó a encontrar frutos varios años después de muerto Franco, con la democracia ya implantada en la sociedad española. Pío XII se había opuesto a una beatificación indiscriminada y masiva de miles de “caídos por Dios y por España” y una actitud similar adoptaron sus sucesores Juan XXIII y Pablo VI, quien ordenó incluso la paralización de los procesos canónicos que desde el final de la guerra estaban llegando al Vaticano.

Las cosas cambiaron con Juan Pablo II. En marzo de 1982 comunicó a los obispos españoles que iba a impulsar la beatificación de los mártires de la persecución religiosa en España. El 29 de marzo de 1987 beatificó a tres monjas carmelitas de Guadalajara, asesinadas el 24 de julio de 1936. Fueron las primeras beatificaciones de mártires de la cruzada. A partir de ese momento, se aceleró la conclusión de procesos anteriormente paralizados y se abrieron otros muchos.

A la jerarquía eclesiástica española, sin embargo, los mil beatificados desde entonces le parecen pocos y reclaman que sean elevados a los altares muchísimos más: los cerca de siete mil eclesiásticos “martirizados” y unos tres mil seglares de ambos sexos, militantes de Acción Católica y de otras asociaciones confesionales, a quienes se quiere aplicar la misma categoría. La Iglesia católica española tendrá este domingo, 13 de octubre de 2013,  522  nuevos “mártires de la fe”, en una ceremonia de beatificación masiva que la Conferencia Episcopal ha preparado con todo detalle.

Nada ni nadie le impide a la Iglesia católica recordar y honrar a sus mártires. Pero con esas ceremonias de beatificación, la Iglesia católica sigue humillando a los familiares de los decenas de miles de asesinados por los franquistas, quienes todavía no han encontrado la reparación moral ni el reconocimiento jurídico y político después de tantos años de vergonzosa marginación. A la jerarquía de la Iglesia católica no le gustó la Ley de Memoria Histórica ni tampoco quiso que un parlamento democrático aprobara un reconocimiento público y solemne a las víctimas del franquismo. Prefiere su memoria, la de sus mártires, la que sigue reservando el honor para unos y el silencio y la humillación para otros. Como hizo siempre la dictadura de Franco.

http://www.juliancasanova.es/cielo-para-los-martires-y-tierra-para-las-otras-victimas/


Los 2.000 del paredón de San Marcos ya tienen un muro a su memoria…

octubre 16, 2013

Inaugurada la capilla laica. Entre julio de 1936 y principios de 1949 casi dos millares de personas represaliadas recibieron sepultura en la fosa común, entre ellos muchos bercianos…

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Diez años después de que fuera propuesta su creación, hoy se inauguró en el cementerio de León la capilla laica de homenaje a los 1.511 represaliados durante el franquismo en la provincia de León. A ellos se les quiere rendir homenaje con este monumento que, sin embargo, no se encuentra totalmente finalizado. Desde el Foro por la Memoria Histórica se culpa al PP de buscar “excusas” económicas y administrativas para no aportar la totalidad de la financiación comprometida en un primer momento.

Estos “recortes” se subsanarán mediante una campaña de ‘crowfunding’ iniciada por el colectivo para recaudar a través de internet los 35.000 euros restantes para la finalización de esta obra. Los elementos perjudicados con esta disminución presupuestaria y que hacen que el monumento se encuentre “incompleto” son un árbol alegórico de metacrilato que es el “elemento esencial” que otorga el simbolismo de homenaje a los represaliados.

La capilla laica presenta el aspecto de dos grandes muros convergentes de hormigón, que en su interior dan lugar a un recinto “de meditación y recuerdo”, donde se encuentran las placas de metacrilato con los datos de las personas que perecieron durante la represión franquista. También en el exterior se observan siluetas de personas que recorren el muro y que deberían estar “conectadas” con el árbol proyectado para simbolizar la memoria histórica que “aflora desde el olvido”.

Los nombres de las personas localizadas en la fosa común del cementerio de León se han determinado gracias a los listados aportados por historiadores, archivos, el libro de registros del cementerio de León o los datos de la Asociación de Estudios para la Represión de León (Aerle). Desde el Foro de la Memoria Histórica también se lamentó que en la ciudad no exista referencia histórica alguna de esta “masacre”.

Con la inauguración de este monumento, acto en el que se dieron cita alrededor de 300 personas, se pretende “recuperar” la memoria histórica de los fusilados y dar forma a un símbolo con el que homenajear a las personas y “a la dignidad que merecen”. En el acto, además de familiares de las víctimas, se dieron cita rostros conocidos como el del Premio Cervantes, Antonio Gamoneda, el escritor Juan Carlos Mestre o la poetisa Carmen Busmayor, que pusieron el tinte poético a esta cita.

También asistió el secretario general de IU en Castilla y León, José María González, quien quiso rendir un reconocimiento a los nombres que figuran en el monumento y a “los que murieron por defender la Democracia”. González dijo rendirse a la ciudad de León por albergar un memorial que es “un ejemplo”, al tiempo que felicitó a las familias por su “lucha por los derechos” y por el reconocimiento histórico de los ciudadanos.

Entre julio de 1936 y principios de 1949 casi dos millares de personas represaliadas recibieron sepultura en la fosa común del cementerio de León. La mayoría de ellos fueron registrados en el Registro Civil de León y también en el Registro del cementerio, aunque no todos. Se tiene constancia de que algunos de ellos fueron depositados en el cementerio, aunque en el caso de otras personas tan sólo se tiene constancia de este hecho por los testimonios familiares.

La fosa común de León está en el grupo de las que más represaliados alberga, seguramente por la presencia entre otros del campo de concentración de San Marcos, con un censo de prisioneros amplísimo, lo que propició que, tanto a causa de los paseos como por las pésimas condiciones de vida que causaban muchos fallecimientos por enfermedad y malnutrición, muchas de esas personas pasasen a engrosar esa lista.

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 Inaugurada la capilla laica. Entre julio de 1936 y principios de 1949 casi dos millares de personas represaliadas recibieron sepultura en la fosa común, entre ellos muchos bercianos.

http://www.infobierzo.com/los-2-000-del-paredon-de-san-marcos-ya-tienen-un-muro-a-su-memoria/55971/


Martín Villa sobre la querella de crímenes del franquismo: “Secreto de sumario”

octubre 16, 2013
Europa Press, 09-10-2013 – 11 octubre 2013

martin-villa-fascista-webEn la querella Argentina se solicitan órdenes de detención internacional contra él

 MADRID, 9 Oct. (EUROPA PRESS) –

QUERELLA INTERPUESTA EN ARGENTINA

“Secreto de sumario”, ha respondido el exministro y exvicepresidente del Gobierno Rodolfo Martín Villa, al ser preguntado por Europa Press sobre la querella interpuesta en Argentina en la que se solicitan órdenes de detención internacional contra él, que fue nombrado ministro tras la muerte del general Franco, así como dos ministros franquistas, dos jueces y cuatro policías por delitos de genocidio y lesa humanidad cometidos durante la dictadura española.

Así se ha expresado Martín Villa, al término de un coloquio organizado por la Asociación para la Defensa de la Transición en el que ha participado como ponente. Martín Villa fue ministro tras la muerte de Franco y miembro de los gobiernos democráticos de Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo-Sotelo para acabar siendo vicepresidente con este último.

Los querellantes piden a la Justicia argentina que impute también a los ministros José Utrera Molina –suegro del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón– y Fernando Suárez; así como a los exjueces Rafael Gómez Chaparro y Jesús Cejas Mohedano.

La acción judicial también está dirigida contra los exagentes de la Brigada Político Social (BPS) Juan Antonio González Pacheco, alias ‘Billy el Niño’, y José Ignacio Giralte González, contra el exescolta Celso Galván Abascal y el ex guardia civil Jesús Muñecas Aguilar por “consentir” torturas bajo el régimen. Todos ellos se enfrentan a penas de entre 8 a 30 años de cárcel.

El pasado mes de septiembre, la magistrada argentina María Servini dictó una resolución en la que recogía la orden internacional de detención preventiva, con fines de extradición, para Muñecas Aguilar, Galván Abascal, Giralte González y González Pacheco, alias ‘Billy El Niño’.

DEBATE EN EL SENADO

Precisamente hoy, representantes del PSOE, Izquierda Plural (IU-ICV-CHA), ERC y Amaiur han reclamado en el Pleno del Senado que el nuevo Código Penal profundice en el castigo a la apología del franquismo, durante una moción promovida por CiU para equiparar la dictadura española con el nazismo y tipificar su exhibición o justificación.

Durante la sesión se ha debatido sobre la investigación abierta en Argentina por las desapariciones del franquismo y la libertad condicional concedida recientemente al exgeneral de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo.

http://www.europapress.es/nacional/noticia-martin-villa-querella-crimenes-franquismo-secreto-sumario-20131009191913.html / A través del Foro por la Memoria


Un historiador localiza 43 enterramientos de fusilados en un cementerio a punto de ser desmantelado

octubre 16, 2013

El historiador José Luis Gutiérrez ha adelantado estos datos a todos los grupos del Ayuntamiento de Cádiz ante la inminente clausura. La Dirección General de Memoria Democrática se compromete a la realización de catas científicas para poder proceder, en su caso, a las exhumaciones…

Olivia Carballar / Sevilla / 10 oct 2013

Certificado de defunción de Carmen Mora.Certificado de defunción de Carmen Mora.

Oficio: su casa. Filiación: Juventudes Socialistas Unificadas. Fecha del consejo de guerra: 3 de abril de 1937. Fecha de su asesinato: 19 de abril de 1937. Fecha de su enterramiento: 20 de abril de 1937. Sepultura: 58, fila 1 patio 5, línea San Lucas. Tenía sólo 22 años. Era hija del alcalde socialista de Tarifa (Cádiz) Amador Mora Rojas, muerto durante la guerra en zona republicana. Su madre y un hermano también fueron asesinados. Se llamaba Carmen Mora. Fue condenada a muerte como autora de un delito de rebelión militar tras asistir uniformada como miembro de las milicias de Juventudes Socialistas Unificadas al mitin que se celebró en Cádiz con la presencia de Largo Caballero por la UGT y Vicente Ballester por la CNT, un acto de demostración de fuerza de la unidad obrera. Su proceso duró 24 días. O lo que es lo mismo: en 24 días se llevaron su vida por delante.

Ella y 42 hombres más están en el cementerio municipal de San José, en Cádiz, según reza en los certificados de enterramiento localizados por el historiador José Luis Gutiérrez. ”Certifico que el cadáver (…) está enterrado en un féretro de madera de pino forrado de paño habiendo ocurrido la defunción a consecuencia de la enfermedad pasado por las armas“, se puede leer en la mayoría de los casos. Son nuevos nombres de desaparecidos de la guerra civil que dejan patente una vez más la importancia de las investigaciones locales para evitar que la historia muera enterrada o destruida por excavadoras en un cementerio. Gutiérrez ha adelantado estos datos de su estudio, que prevé finalizar antes de que acabe el año, a todos los grupos del Ayuntamiento de Cádiz ante el inminente cierre del cementerio municipal. De momento, sólo ha recibido un acuse de recibo de IU.

Según fuentes del consistorio gaditano, que ha llegado a un acuerdo con la Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía, pondrán todos los medios disponibles para que se puedan realizar las exhumaciones. “Ahora mismo estamos en la fase previa, en la delimitación de fosas y en la realización de catas científicas para verificar la existencia de restos de fusilados. A partir de ahí, pasaríamos a las exhumaciones”, explica el director de Memoria Democrática, Luis Naranjo.

La investigación de José Luis Gutiérrez, encargada por el Grupo de Trabajo Recuperación de la Memoria Histórica y Social de Andalucía de la CGT y financiada por la Junta, investiga la puesta en marcha de la justicia militar franquista a partir de marzo de 1937: el procedimiento sumarísimo de urgencia, una especie de simulacro de justicia que sustituía a las aplicaciones de los bandos de guerra y que disfrazaba de una supuesta legalidad los fusilamientos. “Llega la denuncia, no se admite ningún recurso, se abre una indagatoria en la que se le pregunta al acusado por sus antecedentes, qué hacía el 18 de julio, qué cargos ocupaba… Luego se piden los informes a la Guardia Civil, Falange, ayuntamientos, juzgado municipal… Se toma declaración a los testigos de cargo y el acusado puede dar tres nombres de testigos de descargo. El juez ordena al ayuntamiento que advierta en un edicto a los vecinos de que tienen la obligación de comparecer ante el instructor y decir lo que sepan. El juez realiza un auto y el último que decide es el general jefe, en este caso Queipo de Llano”, resume Gutiérrez.

Sentencia

Y todo este paripé sostenido por personas con formación jurídica, jueces que incluso luego ocuparon puestos de relevancia en la demoracia. Felipe Rodríguez Franco, por ejemplo, es el ponente de la sentencia de uno de los 43 fusilados en Cádiz, en concreto de Juan Antonio García Rodríguez, albañil de la CNT. “Rodríguez Franco, con solo veintitantos años, ya era teniente fiscal de la Audiencia de Cádiz en 1936. Y en 1978 se convirtió en el primer fiscal jefe de la Audiencia Nacional. Que un juez que firma sentencias de muerte, miembro de los consejos de guerra franquistas, siguiera en la Audiencia Nacional es un ejemplo de cómo fue la transición”, reflexiona el historiador.

En la provincia de Cádiz existían dos consejos de guerra. Desde que comenzaron sus actuaciones se celebraron, según la investigación de Gutiérrez, un mínimo de 456 vistas en las que comparecieron 1.303 detenidos. “De la instrucción de los expedientes, de la fiscalía, la defensa y la redacción, como ponentes, de las sentencias se encargaron al menos 22 abogados, jueces de instrucción, fiscales y magistrados de la Audiencia Provincial habilitados como miembros “honorarios” de la milicia golpista. El tribunal lo compusieron militares encabezados por quienes ocuparon la presidencia del Consejo de Guerra Permanente”, añade.

http://www.andalucesdiario.es/ciudadanxs/23713/ (A través del Foro por la Memoria)


Alberto San Juan: “Lo que se nos ha contado desde la Transición ha sido una estafa”

octubre 16, 2013
El Asombrario & Co. 09/10/2013 – 11 octubre 2013

Alberto_San_Juan_20mEl cuento con el que me han dormido en la infancia y en la juventud era mentira y resultó ser una pesadilla 

PAULA CORROTO

El actor recupera Autorretrato de un joven capitalista español en el teatro Alfil de Madrid y prepara para diciembre un cambio de la también madrileña sala Triángulo para transformarla en el Teatro del Barrio, su contribución artística a los movimientos sociales que claman por el cambio de sistema.

Hace unos meses, el actor Alberto San Juan (Madrid, 1968) se encontraba sin trabajo y lleno de deudas. Atrás había quedado la época de las películas, los premios y las obras de teatro con Animalario. También la entrada del dinero y los viajes. Y todo esto, que como él dice “sucedió en cinco minutos”, decidió contarlo en el texto teatral Autorretrato de un joven capitalista español, estrenado en la sala Triángulo y que ahora se puede ver todos los miércoles en el teatro Alfil de Madrid. Un monólogo de más de hora y media en el que San Juan intenta explicar su desastre personal –y el de otros tantos ciudadanos- a partir del relato mítico de la Transición  y la posterior Democracia. Pero no es su único proyecto ligado a la situación actual. A partir de diciembre se hará cargo de la sala Triángulo para transformarla en el Teatro del Barrio, donde habrá propuestas lúdicas que reflexionen sobre los movimientos sociales y lo que está ocurriendo. Es, cómo él sostiene en esta entrevista, su “humilde” contribución a un movimiento social cada vez más extendido que clama por un cambio del sistema.

¿Cómo nace ‘Autorretrato de un joven capitalista español’?

De una doble necesidad. Una, la económica. No tenía trabajo y tenía que inventármelo. Y otra, la necesidad de hablar en mi trabajo de lo que está ocurriendo ahora, aquí, en la comunidad en la que vivo. Yo adoro el repertorio dramático universal, pero en este momento, por primera vez en mi vida, no tenía ganas de hacer Otelo, ni Esperando a Godot ni Tío Vania, que son tres obras que me fascinaría hacer. Necesitaba hacer algo sobre lo que está pasando.  Yo no creo que [con esta obra] esté haciendo nada especial, sino que con mi trabajo contribuyo humildemente al movimiento ciudadano que cada día está más articulado y está más extendido por un cambio social.

La obra está marcada por la sensación de fraude en toda una generación que estudió, que creía en un futuro, que creyó tenerlo y que ahora se encuentra con la nada.

Era mentira. Hemos sido engañados. Los principales engaños fueron que vivíamos en una democracia donde colectivamente decidíamos cómo funciona esta sociedad y que era la sociedad del Bienestar. Era mentira. Y no porque haya llegado un tsunami y haya destruido las infraestructuras, sino porque el desmantelamiento del Bienestar estaba planificado. La crisis del sistema financiero era previsible y simplemente se ha dejado que suceda para que se desarrolle esta etapa del capitalismo que consiste ya en la guerra abierta contra el ser humano.

¿La culpa es nuestra por habérnoslo creído? Tú mismo dices en la obra que hubo un tiempo en el que compraste una casa, dos coches, viajes maravillosos a Europa todos los fines de semana…

Todos tenemos una parte de responsabilidad. Cuando vives con los ojos cerrados, como me pasaba a mí, te los han cerrado, pero tú no los abres, así que evidentemente tenemos una responsabilidad. Ahora, no es la misma responsabilidad la que tiene mi madre como la que tiene el señor Botín. Yo creo que no habría tiranos si no hubiera esclavos, pero no tienen la misma responsabilidad ni mucho menos.

En la obra hay un ajuste de cuentas con la Transición.

Yo he crecido con un relato mítico de mi país. Un relato mítico fundacional. Desde pequeño se me ha contado que esta es una sociedad democrática que comienza en 1975 gracias a la generosidad y la inteligencia de los padres de la patria, héroes fundadores gracias a los cuales, como decía Baltasar Garzón hace unos días, se hizo la paz, la democracia y la prosperidad. Y que fue una Transición modélica, exportable, hecha por seres superiores, por las elites de referencia, como dice Felipe González. Y me he dado cuenta de que esas élites eran poco más que una mafia que, diciendo servir al conjunto de los intereses de los ciudadanos, servía a los intereses privados de unos pocos, de los mayores poderes económicos. Fue una absoluta estafa. El cuento con el que me han dormido en la infancia y en la juventud era mentira y resultó ser una pesadilla.

¿Si no hubiera habido crisis económica, estas altísimas cifras de paro etc, si continuaras viviendo bien, seguirías creyéndote este cuento?  Porque lo cierto es que hasta hace cinco años apenas se criticaba a la Transición.

La autoconciencia ha despertado en los últimos cinco años, desde luego. En las librerías especializadas había libros que lo contaban desde siempre, pero, ¿quiénes los leían? Cuatro. Y esos cuatro lo contaban y la gente se descojonaba. Ha habido esta crisis como la hubo en los setenta y en 1929. Pero desde los años setenta ha habido muchas crisis lo que ocurre es que esta es más fuerte. Pero entra en la lógica del capitalismo. Las bases del supuesto estado social español eran tan débiles que estaban condenadas, preparadas para ser rotas. Acabamos de comprar una vacuna para él [y señala a su hijo Máximo, de dos meses] que la Comunidad de Madrid dice que es obligatoria. Cuando ella [y  señala a su chica] tuvo su anterior hijo, que tiene cuatro años, era gratuita, y ahora vale 76 euros. Son tres dosis. Y hay mucha gente que no puede pagarlo. ¿Qué hace? No vacunar a un niño de dos meses porque no puede pagarlo. Eso es terrible.

¿Eso es lo que diferencia a esta crisis de las que hemos tenido anteriormente, como la de los noventa, después de los JJOO y la Expo? ¿Es una crisis que dispara al estómago de una generación que hasta ahora siempre lo ha tenido lleno?

Esta crisis es especial por su extensión y afecta a mucha más gente. Para un sector de la población esta crisis es lo de siempre: miseria, sólo que más, porque ahora hay menos cobertura social. Y sí, yo creo que tiene mucho que ver con eso que dices de nuestra generación. Para mi padre, el hecho de que no hubiera dictadura formal es fundamental y para él, criticar la Transición es muy duro. Yo no comparo lo que hay con una dictadura sino con lo que creo que debería ser una democracia. Por tanto, para mí es absolutamente, no solo cuestionable, sino de obligado cambio este sistema. Entiendo que quien ha vivido la dictadura me diga, “mira, no compares, una cosa era Franco y otra cosa esta”.

Y que puedas salir al teatro y hacer esta obra, que no te va a pasar nada.

Sí, pero ¿existe algún canal de televisión que diga eso? ¿Cuál es la capacidad de difusión de otras ideas? Los canales masivos de información están absolutamente bajo control con lo cual, la libertad de expresión es muy relativa.

Te comentaba lo de la generación porque en el monólogo afirmas que mientras la generación que era joven en los setenta “ascendió” de clase, sus hijos la han bajado: las casas son más pequeñas, ganan menos, no tienen coches…

Hemos vuelto a nuestro lugar natural, sí. Para los padres debe ser súper triste. Mi padre cuando visitaba nuestras casas se ponía triste. Pero en vez de pensar en qué sociedad vivíamos, decía, “qué hemos hecho mal”. Nuestros padres han tenido que dar dinero a todos, a sus padres, a nosotros. Es la gente que está sosteniendo a gran parte de la sociedad cuando debería estar disfrutando de su jubilación y ahorros.

Aun así los sondeos no reflejan una gran caída en votos para el PP o incluso el PSOE.

El discurso del Gobierno es de amenaza porque dicen, “esto es malo”, pero la alternativa es el fin del mundo. Y entonces… Yo creo que ahora ha habido una toma de conciencia por la cual la mayoría de la sociedad piensa que este sistema no vale, pero todavía es minoritaria la idea de que hay otros sistemas posibles y de que es posible organizar desde la base social otro sistema. Eso la gente todavía no se lo cree.

En la obra criticas por igual al PP y al PSOE, ¿crees que son lo mismo?

No, no son iguales. El PP es el heredero directo del franquismo en mucho casos por vía familiar y en otros no. Y hacen una política coherente con su tradición, que es la de privilegiar a las clases más poderosas económicamente, lo que pasa es que partir de la Transición lo revisten de un discurso democrático. EL PSOE ha hecho una política de fondo estructural social y económica muy parecida, es decir, capitalista, y por tanto, que privilegia a los mismos sectores poderosos a través de dejar puertas abiertas para ir desmantelando los mismos sistemas sociales que ellos han contribuido a crear. Pero luego el PSOE tiene una responsabilidad específica y es ocupar nominalmente el espacio de la izquierda para hacer una política que no era de izquierdas. Y eso es muy grave. Aquella frase de Eduardo Haro Tecglen sobre que Felipe González había dinamitado la posibilidad de la izquierda en este país, es muy acertada. Y luego, creo que el PCE tiene una parte muy importante de responsabilidad. Yo he votado siempre a Izquierda Unida, pero creo que no puedo volver a votar a IU mientras IU no se aclare hasta qué punto está dentro o fuera de este sistema. Creo que IU tiene que iniciar algún camino de rebelión o transgresión porque si no lo que va a conseguir es tener 30 diputados en el parlamento y eso no sirve para nada. Creo que el PCE también ha contribuido a que este sistema sea lo que es. Los militantes comunistas se han dejado la vida, pero la dirección del PCE  ha colaborado en que esto sea lo que es. Y si en IU siguen ocupando puestos de responsabilidad gente corrupta como Morales Santín, que era el viceconsejero de Cajamadrid, eso no puede ser. IU tiene que sumarse al movimiento ciudadano para crear otro mundo.

Lo que dices es lo que mucha gente piensa de los grandes partidos y que ahora se encuentra ante la tesitura de a quién votar, un pensamiento que lleva directo hacia la abstención.

Ahora mismo hay gente como Izquierda Anticapitalista o en Cataluña la CUP, que creo que son distintos, pero tiene que surgir una alternativa electoral, donde las listas sean abiertas, el funcionamiento interno sea democrático, los cabezas de lista sean elegidos por la bases… Un camino es lo que han impulsado en Cataluña Arcadi Olivares, Teresa Forcadas y Ester Vivas, que es el Proceso Constituyente, un proceso democrático, desde abajo, y que lleva su ritmo. Tiene que surgir una nueva Constitución hecha, no por los padres, sino por aquellos a los que consideraban hijos. Tiene que haber un debate social sobre cómo queremos que sean las leyes fundamentales.

También se apunta que puede estar habiendo una cierta radicalización de los movimientos sociales con manifestaciones como la pasada ‘Jaque al rey’. ¿Estás de acuerdo con esto?

Para mí ser radical es imprescindible hoy en día. No vale una reforma, es necesaria una ruptura. Igual que en la Transición donde se hizo una reforma y no valía. No se puede reformar el fascismo, no se puede reformar el capitalismo. Hay que romper con ello para crear otra cosa.

¿Y el peligro del populismo?

Puede surgir, y de hecho hay señales de agitación fascista y neonazi. Y no se trata con el mismo rigor a quienes desde el poder se les tacha de radicales de derechas o radicales de izquierdas. La dureza con la que se ha tratado al mundo abertzale es una cosa; la suavidad con la que se trata al mundo de extrema derecha e incluso neonazi, es muy distinta.

¿Has tenido problemas con esta obra?

No. Siempre he pensado que algún día saltaría un militante del PP o del PSOE al escenario, pero no. Sí he hablado con mucha gente, sobre todo antiguos militantes del PCE que han ido a verla. Pero no, no he tenido problemas, aunque es cierto que hace mucho tiempo que no tengo trabajo. Estuve haciendo una telenovela [Gran Reserva] a base de llamar yo a muchos directores de casting, productoras… Y sí he tenido discusiones con gente del mundo del cine, sobre todo en el sector de la producción, que dicen que los posicionamientos políticos públicos por parte de algunos compañeros sí han hecho mucho daño al cine español. Y de hecho, en los últimos Goya se desató toda una discusión al respecto.

¿Crees que hay algún tipo de venganza por parte del Gobierno hacia el sector del cine?

Creo que hay una guerra del poder contra el pueblo. Nunca ha habido una guerra contra la pobreza, pero hoy hay una guerra contra el pobre. Y evidentemente, igual que privatizan ahora el teatro Fernán-Gómez, quizá lo hagan con el Price y después con el Matadero… ¿Por qué van a respetar las infraestructuras públicas culturales si no respetan las sanitarias? Que dentro de eso le metan una caña especial al mundo del cine como han hecho con los presupuestos, quizá haya en ello algo de venganza, pero es en medio de tal ataque que no me llama la atención. Han dejado al cine al borde de la desaparición. Y un país sin cultura y sin educación está condenado al esclavismo. En cualquier otro país, Javier Bardem sería tratado de la hostia [sic] y aquí lo ponen a parir porque expresa su desacuerdo con la política del Gobierno, como es su derecho legítimo. Sí, creo que la gente del cine le toca los huevos [al Gobierno].

Y, sin embargo, en estos presupuestos se ha insuflado más dinero al teatro. ¿Es una victoria de las gentes del teatro?

No lo sé. Quizá hay grandes productoras comerciales que hacen su labor de diálogo con las administraciones. Pero estamos en una situación en la que muchas compañías de teatro independiente han cerrado, también han cerrado salas péquelas, aunque otras hayan abierto porque hay una necesidad de contestar al saqueo. La crisis afecta al ámbito teatral como a todos, y está muy difícil. Todos los sueldos han bajado, se trabaja por mucho menos… Y eso no es tanto problema con los sueldos de los protagonistas, pero sí de los secundarios.

¿Y se tiene pensado hacer algo desde el gremio?

Desde el sindicato de la Unión de Actores de Madrid se está intentando crear una plataforma que reúna a todos los artistas escénicos de España, actores, bailarines etc, y técnicos. Una confederación sindical del espectáculo con representación sindical porque ahora los convenios del teatro y el cine los negocian CCOO y UGT. Hay un intento de crear una marea de la cultura, y la gente se está moviendo. En mi caso voy a abrir un teatro en Lavapiés donde estaba la sala Triángulo. Se va a llamar Teatro del Barrio y va a ser un proyecto que consiste en sumarse a este movimiento ciudadano para promover un cambio desde el teatro. Será un teatro con una programación que hable de lo que está pasando aquí y ahora. Y haciéndolo desde la alegría y el humor. Rechazamos la solemnidad y la amargura y la tristeza y la depresión, porque son una victoria del sistema. Un individuo en depresión ha sido conquistado por el sistema. Por eso reivindicamos la alegría y la fiesta. No olvidarnos que la vida puede ser en gran parte una fiesta. Habrá también un curso de enero a diciembre de Historia Contemporánea de España. Están colaborando Emilio Silva, Juan Carlos Monedero, Ariel Jerez, que es el vicedecano de Políticas de la Complutense, y Pablo Sánchez León, que es otro historiador. Va a ser contar la Historia de España desde la II República hasta hoy para tratar de contrastar el relato dominante sobre la II República, el franquismo, la Transición y la Democracia posterior.

Ahora que nombras esta unión sindical, con respecto a los sindicatos actuales, ¿crees que ya no sirven?

Los actuales no. Las centrales sindicales deberían romper con el sistema. Si IU o los sindicatos quieren defender a la clase trabajadora, tienen que posicionarse desde la clase trabajadora frente a un poder que está sirviendo a los mayores capitales. Los sindicatos, CCOO y UGT, están a medio camino, y lo están desde la Transición. Están a todo, con los trabajadores y con la CEOE. Y han firmado muchas reformas laborales. Y cuando se les dice, “montad una huelga general potente”, te dicen que no tienen fuerza. Y, ¿por qué no la tienen? Porque no se cree en ellos. La Patronal quiere la destrucción de los sindicatos, y si desde el poder se les ha dejado espacio no es para que se desarrollen sino para que disminuyan hasta desaparecer. Tienen que aclararse, ¿seguir en el sistema o arriesgarse? Ahora bien, creo que una organización sindical es absolutamente necesaria.

Otro lema que está en la calle: ¿todos los políticos son malos, son corruptos?

No, no diría eso en ningún caso. Malo es una palabra que no utilizaría porque una cosa es que una persona haga el mal, pero los malos solo existen en los cuentos. Pero sí hay personas que hacen el bien y otras que hacen el mal. Yo creo que políticos somos todos, incluso los que dicen que pasan de política. Pero los profesionales para mí es un gremio muy dudoso. Para mí la política la tendrían que hacer los ciudadanos, arquitectos, ingenieros, albañiles, pescaderos… No entiendo la profesión de político. El ingeniero que deje la ingeniería para dedicarse a la política, mientras lo haga tiene que ganar un sueldo por ello, un sueldo digno, sin ningún privilegio. Pero creo que las administraciones actuales están secuestradas por el poder económico. Y la clase política profesional son los funcionarios de ese secuestro.

¿Te gustaría que fuera a verte al teatro Ana Botella?

Me da un poco igual. Me gustaría charlar con ella, pero como estudio antropológico. Viene gente que me interesa mucho. Gente del mundo académico, periodístico o político. Y creo absolutamente en diálogo como forma resolver las cosas. Pero para mí el ejemplo de acción es la PAH porque llevan la acción al extremo de la transgresión. Están planteando que las leyes son injustas y que hay que desobedecerlas, y lo hacen desde el pacifismo. Cuando ocupan una sede no pegan a nadie, les pegan a ellos en todo caso. Y donde no hay una sola Ada Colau sino cientos. Son gente que no repiten un discurso de libro sino que hablan de lo que les pasa y lo que necesitan. Y lo que necesita uno es lo que necesitamos todos.

Esta apertura de nuevas salas, el movimiento ciudadano… Recuerda un poco a lo que hemos leído sobre lo que ocurría en los setenta.

La efervescencia de los años setenta es brutal y se acabó con la llegada de PSOE al poder. Hay una relación entre la España de la II República, la Transición y ahora. Un contexto de crisis económica fuerte, una deslegitimización de la clase política,  y una efervescencia social diciendo a ver cómo vivimos. La II República terminó a sangre y fuego, la Transición se disolvió porque se traicionó en la izquierda, y ahora vamos a ver qué pasa. La llegada del PSOE al poder hizo desaparecer la cultura crítica. Esto ya lo dice Sánchez Ferlosio de finales de los ochenta. El PSOE atrajo a una serie de intelectuales a su órbita de influencia anulando su capacidad crítica y colmándolos de parabienes, y a los que no anuló su capacidad crítica los marginó, como por ejemplo Javier Krahe.

¿Añoras la época de Animalario, los premios, los aplausos?

Añoro Animalario. Muchísimo. Animalario ha tenido dos etapas. En la primera todo lo hacíamos sin un duro y no cobrábamos casi nunca. Y éramos felices. En la segunda etapa nos alegrábamos mucho que nos dieran premios y nos llamaran del CDN o del Festival de Mérida. Pero sabíamos que hoy eran unos y mañana serían otros. Era algo caprichoso. Lo que añoro es Animalario, a las personas, a Andrés Lima, Willy Toledo, Roberto Álamo… Pero ya volveremos a trabajar juntos.

http://elasombrario.com/2013/10/09/alberto-san-juan-lo-que-se-nos-ha-contado-desde-la-transicion-ha-sido-una-estafa/


La memoria más cruenta…

octubre 16, 2013

Un libro rememora el bombardeo sufrido por Jaén en 1937 por tropas de la Legión Cóndor

Jaén 10 OCT 2013

 Fotografía del bombardeo de Jaén el 1 de abril de 1937 tomada desde uno de los aviones que participó en el ataque.
 
Los poetas Miguel Hernández y Rafael Porlán fueron testigos excepcionales de uno de los episodios más cruentos de la Guerra Civil española. Ambos se encontraban en Jaén cuando, el 1 de de abril de 1937, tropas aéreas de la Legión Cóndor infligieron un severo y cruel bombardeo sobre la ciudad. Un ataque que quedó plasmado luego, con gran realismo y emotividad, en los versos de Miguel Hernández, entonces enrolado en el Altavoz del Frente, un órgano encargado de la propaganda de la zona republicana, y también en la obra del poeta cordobés Rafael Porlán.

El bombardeo de Jaén es el título del libro del que es autor Juan Cuevas Mata, licenciado en Historia Contemporánea y Bibliotecario del Ayuntamiento de Jaén. Cuevas ha recurrido a fuentes archivísticas, hemerográficas, bibliográficas y a testimonios de algunos jiennenses que vivieron aquel drama, saldado con 285 víctimas mortales, 157 durante el ataque aéreo y otros 128 presos fusilados posteriormente.

“Todavía quedaban aspectos oscuros de este bombardeo, sobre todo los relacionados con la operación militar, que ahora se esclarecen con la aportación de documentos procedentes de archivos militares, cerrando así un capítulo de la historia de la Guerra Civil en Jaén”, señala el historiador jiennense, que dedica esta obra a todas las personas, en especial a los más jóvenes, que “tienen derecho a conocer la verdad de lo ocurrido en aquel momento histórico”.

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/10/10/andalucia/1381421243_769497.html

El ataque aéreo del 1 de abril de 1937 se produjo en represalia por el bombardeo llevado a cabo horas antes sobre Córdoba por la aviación gubernamental republicana. “La conmoción causada en la ciudad se tradujo en una frenética actividad cuyo objetivo era dotar a sus vecinos con los refugios antiaéreos suficientes para guarecerse en caso de un nuevo ataque”, subraya Juan Cuevas.

“Con esta obra se da un paso importante, para Jaén y para el conjunto de Andalucía, en la reconstrucción de una visión fidedigna de lo que supuso la agresión armada contra el legítimo orden republicano para el pueblo andaluz que lo sustentaba. Esta es la mejor forma de reparar al menos parcialmente el dolor causado a las víctimas y, al mismo tiempo, de fortalecer nuestra convivencia sustentada en valores democráticos que deben ser profundos para que sean ciertos”, indicó Luis Naranjo, director general de la Memoria Democrática de la Junta de Andalucía, durante la presentación de este libro, este jueves en Jaén.