La Guerra Civil del fotógrafo anónimo

marzo 29, 2013

Recobradas cientos de imágenes sin autor de la vida cotidiana en el conflicto

Un comisario político se dirige a soldados que ayudan a segar.

Era un lote ciertamente intrigante el ofrecido por Soler y Llach en Barcelona en julio de 2010: un archivo con 1.400 negativos, la mayoría imágenes de la Guerra Civil realizadas por un fotógrafo anónimo. Habían sido recuperadas en el sur de Francia. Desfiles de milicianos republicanos en diferentes localidades del frente de Aragón, campos de instrucción del Ejército Popular, pase de revista de las tropas, vida cotidiana de los soldados… Comiendo, descansando en las trincheras o interrogando a prisioneros, efectos de las bombas, fuego cruzado en el río Segre, tanques en acción… Las imágenes inéditas ofrecían también un inigualable pasaporte a la vida cotidiana en Barcelona: competiciones deportivas o grupos de bañistas en Sitges, Castelldefels o Badalona, instantáneas de las elecciones de 1931 y de los hechos de la Revolución de Octubre de 1934. Todo ello identificado y conservado en tres pequeñas cajas, una de madera y dos de latón.

El lote, que partía con un precio de 25.000 euros, quedó sin postor. No se volvió a saber más de las fotografías. Hasta ayer. La Comisión de la Dignidad, asociación que ha litigado por el regreso a Cataluña de los llamados papeles de Salamanca, explicó que los había adquirido hace 15 días por 7.500 euros, en una subasta por Internet.

La historia pareció entonces repetirse. Según Josep Cruanyes, portavoz de la entidad, los negativos pertenecieron a un fotógrafo que estuvo movilizado en la 30ª División del ejército popular que había integrado la columna Macià-Companys. Se los llevó en su exilio a Francia, como hizo Agustí Centelles, el fotógrafo más famoso de la contienda española. A diferencia de Centelles, este autor desconocido no los volvió a recuperar jamás. “Los hemos comprado a un intermediario de Barcelona, pero los ha vendido un militar retirado de Perpiñán, de unos 80 años, hijo de otro militar exiliado que estuvo en campos de refugiados franceses”, explicó Cruanyes. Defendió que las fotografías son “más ricas que las de los corresponsales de guerra que visitaban el frente de forma esporádica”.

Se ha podido comprobar que el fotógrafo trabajó con dos cámaras, una Leica y otra con negativos de 3×4 centímetros. “Eso denota que era un profesional”. En los negativos, muchos de ellos conservados ya recortados y otros como parte de su rollo original, se pueden leer los nombres de localidades como Grañén y Berdegal, en Huesca, barranco de Badaüll, en Llimiana, Montgai, Baldomà, Linyola o Sanahuja, en Lleida, o Martín del Río, en Teruel, y otros escenarios del frente de Aragón y del Segre. También los de mandos como Víctor Torres, comisario de la 146ª Brigada Mixta, el comisario de división Jaume Girbau o el teniente coronel Felipe Galán, jefe del XI Cuerpo del Ejército.

Imágenes positivadas y las cajas con los negativos. / J. Á. MONTAÑÉS

La Generalitat no las quiso por considerar que su calidad no era comparable con la de otros fotoperiodistas. La compra se ha realizado con aportaciones de 53 personas. Entre todos han reunido 10.000 euros, el dinero necesario para su compra y estudio, tarea que realizará la asociación Fotoconnexió, asesorada por técnicos del Arxiu Nacional de Catalunya (ANC). El resto será para exponerlas y editar un libro. En 2014, el fondo se entregará al ANC.

Cruanyes se aventura a lanzar un nombre: el del fotógrafo Andreu Puig Farran, fallecido en 1982. “La historia de este fotógrafo coincide con la de estas imágenes, ya que Puig estuvo en el frente y acabó en el exilio llevándose su archivo… que no recuperó jamás”. Ahora comienza el estudio del fondo y es pronto para conclusiones. En varias de las fotografías aparece una mujer. En uno de los negativos se puede leer su nombre: Maria Fabregat. En otra, esta joven, de amplia sonrisa, aparece junto a un sargento republicano, el mismo que aparece en otra imagen, apoyado en el quicio de una puerta. Quizá, solo quizá, el militar es el autor de todas estas misteriosas fotografías.

http://cultura.elpais.com/cultura/2013/03/27/actualidad/1364413062_160391.html


El último fondo fotográfico de Centelles llegará hoy a Salamanca…

diciembre 17, 2011

El archivo publicitario e industrial del fotógrafo catalán está formado por un conjunto de 7.000 negativos cedidos por sus herederos.

El Centro Documental de la Memoria Histórica (CDMH) con sede en Salamanca recibirá hoy el último fondo de fotografía publicitaria e industrial de Agustí Centelles, que completará al adquirido por el Ministerio de Cultura en 2009 y que consta de más de 10.000 instantáneas.

El archivo de fotografía publicitaria e industrial de Agustí Centelles está formado por un conjunto de 7.000 negativos cedidos por sus herederos, Sergi y Octavi Centelles, en régimen de dación al Ministerio de Cultura para su custodia de manera única, permanente e indivisible en el CDMH.

El fondo «Centelles Publicitario», según han informado hoy fuentes del Ministerio de Cultura, contiene el trabajo desarrollado a partir de 1947 y hasta la década de los ochenta del siglo XX en el campo de la imagen industrial y publicitaria.

Centelles (Valencia, 1909-Barcelona, 1985), tras ocho años de exilio en Francia, fue juzgado e inhabilitado como fotoreportero, y a su regreso a España y aunque no pudo volver a ejercer el fotoperiodismo, trabajó para agencias de publicidad y empresas.

Desarrolló también una importante faceta como retratista, plasmando a Salvador Dalí, al tenor Hipólito Lázaro, al ciclista Federico Martín Bahamontes, al primer ganador del Tour de Francia, Louison Bobet, al torero mexicano Carlos Arruza o a Xavier Cugat, uno de los grandes difusoresde la música cubana.

Una de las imágenes que se ha entregado al ministerio de Cultura.- AGUSTÍ CENTELLES. Imagen de ABC.es


Un documental de animación recuerda a los ‘topos’ de la Guerra Civil…

octubre 2, 2011

Por: Gregorio Belinchón

Cortes mira
Durante años, algunos durante décadas, vivieron encerrados en sus casas, dentro de infames agujeros o encajados en dobles muros. Son los topos, la gente que al acabar la Guerra Civil vio peligrar su vida y decidió esconderse en sus hogares. Un documental, 30 años de oscuridad, resucita sus historias a través de la voz de Juan Diego, voz necesaria porque el filme es un documental de animación, de dibujos animados.

Manuel H. Martín lleva años haciendo documentales. Y amando los cómics. Hace tres años, decidió que era el momento de aunar ambas pasiones. “Me interesan mucho novelas gráficas como Maus o Persépolis, su capacidad de contar historias reales, incluso como largos reportajes periodísticos, a la vez que enganchan al lector con la animación”, cuenta el realizador, que ya había hecho colocado pequeños fragmentos de animación en sus anteriores trabajos. “Incluso animé una de las leyendas de Becquer”. Pero ahora es otra cosa. 30 años de oscuridad está en su proceso final, con la grabación de las voces de Juan Diego y Ana Fernández. “Usamos historias de docenas de topos, pero nuestro protagonista es Manuel Cortés, conocido como El topo de Mijas”. Cortés fue el último alcalde republicano del Ayuntamiento de Mijas (Málaga), entre el 3 de marzo de 1936 y el 23 de noviembre de ese mismo año. Al empezar la Guerra Civil huye de su ciudad, hasta que regresa una noche de noviembre de 1939 a su casa. Allí estará escondido hasta marzo de 1969, cuando en la radio anuncian que el Gobierno concedía el perdón para los delitos cometidos desde el 18 de julio de 1936 y el 1 de abril de 1939. “A mí, que soy nacido en 1980, no me sonaba nada esta historia. Pero un compañero me la contó de casualidad, y empecé a investigar, a descubrir lo poco que había. La mayor parte está en el libro Los topos, de Manuel Leguineche y Jesús Torbado. Ahí es cuando se acuña su nombre, porque otros les llaman los vampiros o los resucitados”.

Foto
Para Martín, lo fundamental era contar “una historia de humanidad”. “Que recordemos cómo sacrificaron sus vidas. Y ese sacrificio hace que su drama sea universal. Hubo topos de los dos bandos durante la Guerra Civil, tras la Segunda Guerra Mundial, en la dictadura soviética. Pero encerrados como Cortés 30 años, muy muy pocos”. De ahí a la animación, que une 30 años de oscuridad a Vals con Bashir. “Puede que sea vea relacionado, pero a mí personalmente me atraía más la influencia de Maus, con sus vertientes emocional e histórica”. Martín tiene un objetivo final: “No podemos olvidar”. 30 años de oscuridad está en la parte final de su producción y durará unos 85 minutos.

http://blogs.elpais.com/version-muy-original/


Las vías del olvido’ narra el proceso de exhumación de los restos de un aragonés asesinado durante la Guerra Civil…

julio 15, 2011

Se trata de un documental, presentado por la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica

Foto de la Noticia

Foto: EUROPA PRESS

   ZARAGOZA, 13 Jul. (EUROPA PRESS) –

   La Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Aragón (ARMHA) ha presentado el estreno del documental ‘Las vías del olvido’, una muestra del proceso de exhumación de los restos un aragonés, asesinado en 1936, pocas semanas después de estallar la Guerra Civil.

   Todo empezó cuando el historiador Kike García realizó una serie de investigaciones en la Comarca del Aranda, para la publicación de su libro ‘Suelas de caucho’, y se puso en contacto con los familiares de Francisco Vicente de Vera Casamayor, conocido como ‘El Quico’.

   Los familiares de ‘El Quico’, que fue asesinado en agosto del 36, cuando intentaba huir de Morés (Zaragoza) a Francia, estaban interesados en encontrar sus restos, olvidados durante unos 75 años. Tanto el historiador como los familiares de la víctima, se pusieron en contacto con ARMHA, que aceptó el reto de esta exhumación.

   Esta asociación se encargó de realizar todos los trámites necesarios, pidiendo una subvención al Ministerio de Presidencia del Gobierno de España y tras ser concedida, comenzaron las peticiones de los permisos que exige el Gobierno aragonés para autorizar la exhumación, que finalmente fue aprobada.

   Tras conseguir todos los permisos requeridos, el pasado mes de abril empezaron los trabajos para rescatar los restos y se llevaron a cabo de forma manual, con ‘pico y pala’. Fue una labor muy complicada ya que se trataba de un cuerpo aislado.

   Cuando ya se pensaba que no se iba a encontrar nada, en el último momento, una tarde de domingo de abril, aparecieron los restos de Francisco, en un pequeño agujero, un momento que el presidente de ARMHA, Enrique Gómez, ha calificado como «el más emocionante de la exhumación».

   Los restos fueron analizados, y se comprobó que se trataba de ‘El Quico’. Tras esta confirmación, se celebró un acto de homenaje, y se colocó, el pasado mes de mayo, un monolito en su recuerdo, junto al terreno en el que se encontraron los restos, en la carretera de Morés a Purroy.

   El proceso de exhumación concluyó con la inhumación de Francisco Vicente en el cementerio de la localidad zaragozana de Illueca, donde se encontraban los restos de una de sus hermanas y de su novia.

   Enrique Gómez ha reivindicado que los gobiernos deberían implicarse más en este tipo de hechos, ya que «las víctimas del franquismo fueron una moneda de cambio durante la transición», según ha declarado a Europa Press.

   Desde esta asociación se pide justicia y la reparación de los daños a los familiares de las víctimas. El presidente, como portavoz de la asociación, ha apuntado que «la democracia ha dejado a las víctimas en el olvido», y esto, precisamente es lo que debe evitarse.

   Con las exhumaciones y con el resto de actos organizados por la asociación lo que se pretende, tal como ha declarado Gómez, es «que las nuevas generaciones conozcan el pasado, la historia».

   ‘Las vías del olvido’ es un documental que supone la culminación de todo este proceso, en el que se refleja todo el trabajo y la emoción de una exhumación. Con este documental lo que se persigue es transmitir a la gente la importancia de este tipo de actos.

   El documental, en el que se encuentran las declaraciones de los familiares, grabaciones en Illueca, y que finaliza con el entierro de Francisco, no se ha hecho con la intención de comercializarlo, sino que se utilizará en actos, jornadas y conferencias organizados por ARMHA en los diferentes centros e institutos de Zaragoza.

   El estreno del documental tendrá lugar mañana jueves, en el Teatro Arbolé de la capital aragonesa, a las 20.00 horas de la tarde.

Europa Press vía google noticias


El último fotógrafo de la Guerra Civil…

julio 10, 2011

XURXO LOBATO Y OMAYRA LISTA 10/07/2011

Julio Souza Fernández

La historia la escriben los vencedores, no los vencidos, y se puede tergiversar sin darle muchos retoques a la realidad. A una fotografía, por muchos pies que se le pongan, es muy difícil darle la vuelta». Desde su retiro en México, Julio Souza Fernández (A Coruña, 1917) confía a las imágenes el recuerdo de lo que ocurrió en España durante el conflicto bélico que siguió al golpe militar de 1936. Miembro del grupo de reporteros gráficos conocidos como Hermanos Mayo, una reciente exposición en A Coruña y un documental casi a punto para la exhibición (Julio Mayo, el último fotógrafo de la Guerra Civil) son un acto de memoria histórica en homenaje al último representante de la firma y a la voz que ha permitido revivir la experiencia de estos fotógrafos en el frente.

El relato de la Guerra Civil por los Hermanos Mayo es más que una fe notarial de lo sucedido. Se construye como un travelling cinematográfico en el que miles de instantáneas permiten reproducir la acción bélica en un movimiento que abarca desde la contienda en las capitales republicanas -Madrid, Barcelona y Valencia- hasta todos los grandes frentes. Fueron tres objetivos los que captaron momentos de la lucha que siguen siendo desconocidos para el público siete décadas después: los de los coruñeses Paco Souza Fernández y su hermano Julio, y el del madrileño Faustino del Castillo Cubillo. En una etapa de la historia del fotoperiodismo casi por escribir, asociada de momento a los tres reporteros de más renombre -Robert Capa, Agustí Centelles y Alfonso-, las de los Hermanos Mayo son firmas aún pendientes de revelado.

La historia del grupo se cimienta en dos mentiras: ni son hermanos, ni se apellidan Mayo. «Mi hermano, Paco, tomó parte e hizo fotos de la sublevación de los mineros asturianos en 1934 y de cómo se sofocó. A causa de ello, teníamos constantemente a la policía en casa haciendo registros en busca de los negativos. La solución fue cambiar de domicilio y de nombre, y desde entonces la gente nos conoció por Mayo», explica Julio.

Los Mayo eran, sobre todo, fotoperiodistas; trabajadores con una herramienta, su cámara, que narraron aquellos hechos desde el compromiso con la izquierda. El historiador de la fotografía Publio López Mondéjar ve en ellos «el ejemplo de cómo se puede conciliar la militancia en un partido político, el PCE, con la actividad fotoperiodística y el talento puesto al servicio de una causa: la republicana». Por eso deben ser considerados «un referente de una época y un momento histórico en los que usar la cámara era una manera de contribuir a la defensa de la democracia».

La Guerra Civil fue un ensayo dramático en muchos aspectos. También en la fotografía de prensa nacía en ese momento una manera distinta de narrar visualmente que permitió a los fotógrafos colocarse en un campo distinto de la objetividad y apoyar la legalidad republicana con una visión audaz, fresca y viva del fotoperiodismo. El fotógrafo, en este sentido, se identifica con el soldado: «Somos la infantería del periodismo, porque siempre tenemos que marchar en primera línea; tenemos que ir al lugar y verlo a través del visor de la cámara», dice Mayo.

Así, con el estallido de la guerra, los tres integrantes de la agencia Foto Mayo se incorporaron como reporteros gráficos en distintas unidades del bando republicano. Paco trabajó para las publicaciones Mundo Obrero, El Frente de Teruel y El Paso del Ebro. Las fotos que había tomado Faustino de la defensa de Madrid habían llamado la atención de Líster, que quiso incorporarlo a sus filas trabajando para el periódico de la Primera Brigada, Pasaremos. Sirvió en los frentes de Madrid, Guadarrama, Jarama, Ebro, Belchite y Barcelona. Los dos dispararon únicamente sus cámaras.

Julio fue el único que, además de fotoperiodista, sirvió como artillero, alistándose como voluntario en Madrid. «Me tomaron mi nombre, me dieron una manta, una lata de sardinas, un pan, un fusil Mauser de cinco tiros y ciento cincuenta balas en tres cajas de cartón». Además de eso se llevó la cámara. «Los negativos se los enviaba a mi hermano Paco, y él se ocupaba de revelarlos». Las primeras batallas las dio por la sierra de Guadarrama y luego, con ayuda de su hermano, consiguió un traslado al frente de Madrid. «Allí, en la 43 Brigada Mixta, estuvimos hasta el 15 de mayo de 1938, cuando la Brigada 43, junto con la 61, fue trasladada al frente de Teruel a contener la retirada…».

Las imágenes llegaban a las publicaciones de la época en forma de crónicas gráficas de la crueldad de la guerra provocada por el levantamiento franquista. Instantáneas del frente, de la retaguardia, del sufrimiento de la población civil, del esfuerzo del Ejército republicano en defensa de los valores de la libertad y la democracia. Sus fotografías son descripción formal de lo que sucedía, algunas con una clara influencia estética del realismo social imperante.

Configuran los Mayo un retrato colectivo de las tropas republicanas, de los brigadistas internacionales, de ciudadanos tras la causa; de la vida en las líneas de fuego y tras ellas. Resumen estados de ánimo, condiciones de vida, y hacen inventario imparcial de la logística de su bando catalogando armamento y equipamientos bélicos.

Las imágenes de Madrid revelan la destrucción de los compases iniciales de la guerra: las calles arrasadas por las bombas, las fachadas cicatrizadas a tiros, la amenaza de los ataques aéreos, las evacuaciones, los heridos en los hospitales, los muertos…

La otra urbe protagonista es Valencia. Documentaron allí el día a día de una capital en la retaguardia que con el repliegue republicano llegaría a ver ampliada su población en más de 150.000 personas entre políticos, militares, funcionarios, refugiados y huérfanos. Las instantáneas tomadas en este escenario no dejan de recoger la actividad política, las reuniones del mando, los mítines, las proclamas antifascistas. Pero también se centraron en los protagonistas colaterales: mujeres y niños, viudas y huérfanos.

El final de la guerra con la derrota republicana en la primavera de 1939 supuso el exilio para los Hermanos Mayo. Paco y Faustino, junto con el menor de los Souza, Cándido, cruzaron la frontera a Francia, donde sufrieron el duro trato de los campos de concentración. Por oponerse a estas condiciones, Faustino y Cándido acabaron siendo castigados con trabajos forzados en el castillo de Colliure. Mientras, Paco consiguió ponerse en contacto con Enrique Líster y Fernando Gamboa, diplomático mexicano encargado de seleccionar a los refugiados para emigrar a este país. Fue así como en junio de 1939 llegaron a tierra americana a bordo del Sinaia, un barco que transportó a 1.600 refugiados españoles acogidos por el Gobierno de Lázaro Cárdenas.

Julio cayó prisionero en Alicante. Allí nunca llegó el barco que había de llevarle a Orán como primera escala hacia el exilio. «La que sí llegó fue una división italiana llamada Vittorio. Fueron ellos los que me tomaron prisionero en nuestro suelo, en nuestra patria, para vergüenza de España», recuerda con rabia. Le despojaron de la dignidad y de sus fotos: «Tuve que arrojar la pistola y la cámara Contax al mar».

Tras pasar por campos de concentración, cárcel, trabajos forzados y ser obligado a hacer el servicio militar, Julio Mayo fue liberado. «Me licenciaron como desafecto al régimen en clasificación D», comenta con una sonrisa irónica. Después de eso volvió a la cámara, trabajando en el estudio madrileño Casa Emilio. «Contratado allí, hice foto fija en varias películas», cuenta. No deja de tener gracia que una de ellas fuese Los últimos de Filipinas.

Pero la verdadera libertad le llegaría a Julio con los lazos de un matrimonio que habría de reportarle, además de esposa, la posibilidad del exilio. «Con la excusa del viaje de novios, conseguí que me dieran un pasaporte», explica. Así se embarcó a Nueva York y de allí a México, para reunirse con sus hermanos, en noviembre de 1947.

Las imágenes que ilustran este reportaje forman parte de un fondo que se conserva en la Biblioteca Nacional. Se trata de material requisado por las tropas franquistas y custodiado en el Ministerio de Información y Turismo hasta que, con la llegada de la democracia, se trasladó a la Biblioteca Nacional. Todas y cada una de las copias están selladas en su parte posterior con la firma «Foto Mayo» o «Foto Hermanos Mayo».

En el exilio mexicano, Julio, Paco, Faustino y Cándido, con la incorporación del otro hermano Del Castillo, Pablo, continuaron la experiencia de la agencia Foto Hermanos Mayo, desde la que trabajaron para más de cuarenta cabeceras. Su aportación al fotoperiodismo mexicano tuvo, además, una vertiente técnica. «Cuando llegamos a México no traíamos nada del otro mundo, pero sí teníamos cámaras Leica de 35 mm, que nos permitían actuar de una manera más ágil», relata el fotógrafo. «Nos miraban con recelo, porque allí aún se trabajaba con cámaras muy pesadas, con placas muy grandes, pero pronto vieron que nosotros hacíamos lo mismo con nuestras Leica que ellos con sus camarotas».

Los Mayo servían las peticiones de las cabeceras para las que trabajaba su agencia, pero no limitaban su labor al encargo, sino que disparaban para obtener mucho más material del que se les solicitaba, haciéndose con un archivo complementario de los temas que fotografiaban que era de su propiedad. Inmortalizaron así todo lo que durante 55 años se consideró noticiable, no solo en la capital, sino en todo el país. El grupo ha sido testigo clave de la historia mexicana que tiene ahora en sus negativos un documento de valor incalculable. El resultado, tras más de cinco décadas de dedicación (1939-1994), es un fondo que supera los cinco millones y medio de negativos, que los Mayo han donado al Archivo General de la Nación de México.

«A México le debo mi libertad, trabajo y la educación de mis hijos. Me recibió con los brazos abiertos». Allí sigue viviendo Souza en un retiro que nunca será jubilación completa de la profesión. Aún hoy acude a casi todas partes armado con su cámara. Al mirar a través del objetivo se destacan en su cara las trincheras que le han cavado los años y los recuerdos. En esas trincheras resiste una memoria que no debería perderse.

El País.com edición para imprimir:

http://www.elpais.com/articulo/portada/ultimo/fotografo/Guerra/Civil/elpepusoceps/20110710elpepspor_10/Tes?print=1

© EDICIONES EL PAÍS S.L


4.500 negativos para pensar en aquella España…

julio 3, 2011

Ampliar Los periodistas Herbert Matthews y Ernest Hemingway conversan con dos militares republicanos en una fotografía de Capa.- ICP

El documental ‘La maleta mexicana’ enlaza el hallazgo del trabajo de Robert Capa con la recuperación de la historia

Trisha Ziff ya advierte a su interlocutor desde el principio de que no tiene ninguna intención de andarse por las ramas. La directora, que ahora vive en México, desde donde atiende a EL PAÍS vía telefónica, acaba de firmar La maleta mexicana, un intenso documental sobre el hallazgo de tres cajas con 4.500 negativos de imágenes tomadas por los fotógrafos Robert Capa, David Chim Seymour y Gerda Taro en plena Guerra Civil española. Uno pensaría que la historia es en sí misma lo suficientemente explícita como para acaparar un proyecto cinematográfico, pero Ziff, de 55 años, no es de la misma opinión: «Uno de mis tíos luchó en la Brigada Lincoln y yo misma pertenecí al Partido Comunista Británico cuando tenía 15 o 16 años, edad a la que somos muy impresionables. En mi juventud lo que pasaba en España nos intrigaba muchísimo, así que puedo decir que siempre he tenido una relación muy clara con el conflicto militar que se desarrolló allí. De eso es lo que quería hablar y no de los negativos».

Ziff: «Quería hacer preguntas sobre el pasado, no una pieza sobre Capa»

La directora, experta en fotografía contemporánea, no fue solo un testigo de excepción en la recuperación de este material, extraviado durante más de setenta años, sino que pactó las condiciones para su devolución: «Yo no encontré la maleta mexicana, simplemente la recuperé. Durante 12 años se supo dónde estaba este material pero por razones que no logro comprender no se había procedido a su recuperación. En 2007 fui a Nueva York para hablar de un proyecto con el Centro Nacional de Fotografía y allí me pidieron ayuda porque sabían quién tenía el material en México y querían traerlo de vuelta. Un viejo amigo mío, el escritor Juan Villoro, me acompañó en este viaje, me ayudó y en cinco meses conseguimos un acuerdo con la persona que lo guardaba. Era una simple cuestión de ir a por ello».

Ziff tiene un discurso militante, articulado en torno al hecho de que la objetividad no existe y al mismo tiempo consciente de que por ese motivo la percepción de su trabajo podría quedar lastrada. «No creo que mi documental vaya a ser muy popular en España; de hecho creo que algunos de mis coproductores no estaban muy satisfechos con la idea de no centrar este documental en la figura de Capa, como si fuera una biografía suya. La cuestión es que he vivido durante muchos años en Irlanda del Norte, y he visto la guerra. No quería hacer un documental de fotografía porque lo que me interesaba era el contexto. Recuerdo que al principio del proceso fílmico un amigo de Barcelona me acompañó a Nueva York. En el avión me habló de la Ley de Memoria Histórica y de Baltasar Garzón. Cuando empecé con La maleta mexicana fue al mismo tiempo que en España la gente empezaba a cavar para buscar a sus seres queridos. No quería hacer una pieza sobre la etapa española de Capa. Quería generar preguntas sobre el pasado».

Naturalmente, la aventura repasa la historia de Capa y sus colegas de correrías en la Guerra Civil, donde el húngaro se convirtió en el fotorreportero de leyenda: «Hay que tener claro que Robert Capa, David Seymour y Gerda Taro eran antifascistas. Los tres eran judíos y venían de países

[Hungría, Polonia y Alemania, respectivamente] de donde habían tenido que exiliarse. Entendían que lo que estaba pasando en España era muy importante y fueron allí a una misión, con cámaras en lugar de armas. Por eso La maleta mexicana es un compromiso político, y habla también de aquellos que quieren neutralizar el poder de aquellas fotografías y colocarlas en un contexto artístico. Capa, Seymour y Taro hacían propaganda, prepararon imágenes, las escenificaron. Pero en ese momento a ellos no les importaba todo eso, no les importaba la neutralidad del fotorreportero. Eso vendría después».

«¿La neutralidad del director? Eso es una chorrada: cuando diriges un documental estás exponiendo tu punto de vista», dice la realizadora cuando se la inquiere por el núcleo de su pieza, centrada en el trabajo de los arqueólogos que indagan en las fosas comunes abiertas por toda la geografía española. «Me interesaba mucho conocer a esas personas y esa ha sido mi gran recompensa. Toda esta gente que trabaja tratando de saber qué ha sido de los suyos, de desenterrar la memoria, me ha cambiado como persona: ese ha sido mi premio».

La maleta mexicana podrá verse en su estreno mundial la semana que viene en el Festival de Cine de Karlovy Vary (República Checa) sin su directora, que alega compromisos previos. Ziff adelanta que podrán verse dos versiones de su trabajo: la primera, la cinematográfica, aparecerá en las salas españolas en noviembre, y la segunda, televisiva, llegará aún sin fecha prevista y con un plus añadido: «Para esa versión, de 55 minutos, hemos pedido a Baltasar Garzón que pusiera su voz en la introducción. ¿Miedo de las reacciones? No, yo no quería hacer un documental abierto a todo el mundo. Como ya he dicho, eso de la neutralidad es una auténtica chorrada».

El País.com:

http://www.elpais.com/articulo/cultura/4500/negativos/pensar/Espana/elpepicul/20110703elpepicul_3/Tes


Vencidos…

mayo 3, 2011
ENLACE A LA VISUALIZACIÓN TOTAL DEL VIDEO:

http://www.lanzanos.com/proyectos/vencidos/

Vencidos-Derrotadas-Garaituak-Vençudes

Vencidos es un proyecto de grabación de testimonios de personajes anónimos represaliados por defender la República y/o la libertad. Cubrimos alrededor de 100 testimonios por todo el Estado buscando a los últimos y más representativos supervivientes.

El proyecto tiene tres objetivos: la elaboración de un documental para jóvenes, la itinerancia de una exposición y la difusión de todos los testimonios en una web pública.

Dónde nos encontramos

Actualmente nos encontramos en el 50% de la grabación del proyecto (realizado de forma totalmente autogestionada), lo que significan ya 70 horas de grabación y 50 entrevistas válidas. A finales de verano esperamos finalizarla viajando por el sur de España y las islas. El estreno del documental está previsto para finales de año y el comienzo de la itinerancia de la exposición a principios de 2012.

Por qué apoyar esto

a) Porque es de ley recuperar la dignidad de las personas represaliadas por el régimen fascista.

b) Porque estas personas son nonagenarias, y es urgente hacerlo.

c) Porque con su testimonio los jóvenes tendrían una serie de referentes que ahora no tienen.

c) Porque sus testimonios serán publicados en una web para herramienta de docentes, historiadores, periodistas, etc.

d) Porque este proyecto es una prueba irrefutable de que la represión existió y existe y habla de forma clara y simple sobre el proyecto de sociedad que se vino abajo con el triunfo del fascismo en España.

e) Porque siempre te mantendremos informado/a de cómo va el proyecto

f) Porque estamos trabajando un grupo de personas que no esperamos lucrarnos con esto. De hecho, ya hemos invertido mucho esfuerzo personal y económico en este proyecto y otros.

Cuánto representa vuestro apoyo

Los 3000 € que necesitamos para concluir la grabación de los testimonios representan únicamente el 10% del total del proyecto. Pero este 10% representa mucho, hemos entrado en esta plataforma porque consideramos muy urgente finalizar la grabación, debido a la avanzada edad de las personas anónimas que están esperando nuestra visita.

Date Cuenta

Somos una asociación sin ánimo de lucro y con los mínimos medios elaboramos documentales y reportajes fotoperiodísticos sobre temas desatendidos por los medios de comunicación globales, además de dar formación en fotografía y fotoperiodismo a bajo o sin coste. Puedes seguirlo en www.datecuenta.org y en www.twitter.com/dcuenta

104% recaudado
53 apoyos
20 dias
3140 de 3000

Recompensas por apoyar el proyecto

5€ Aportar Justicia a la memoria histórica de los vencidos en España
10€ Lo anterior + inclusión en los créditos de todos los proyectos (documental, exposición y web)
25€ Lo anterior + invitación a todos los estrenos del documental e inauguraciones de la exposición y actividades relacionadas con la memoria histórica 100€

Lo anterior + envío del documental en formato DVD cuando se edite  250€

Lo anterior + inclusión como patrocinador del proyecto con la identidad corporativa de tu entidad, si hace falta.


‘Las silenciadas’, la otra voz de la guerrilla antifranquista…

mayo 3, 2011
  • El documental ‘Las Silenciadas’ rescata a las mujeres de la resistencia
  • El director Pablo Ces da protagonismo a seis de ellas y a sus familias
  • La figura femenina fue clave tanto como enlace como de guerrilleras armadas
  • La Historia de España obvia la contribución de la mujer a la guerrilla
  • La historiadora Aurora Marco ha recogido sus testimonios en un libro

Consuelo Rodríguez López, ‘Chelo’, pertenecía a una familia gallega de nueve miembros: sus padres y siete hermanos. La represión franquista posterior a la Guerra Civil le arrebató a sus padres (fueron asesinados tras la contienda) y a cuatro hermanos. Estas dramáticas circunstancias le hicieron reaccionar y pasarse al otro lado, al de la resistencia. Se convirtió en un enlace entre la ‘guerrilla’, que permanecía oculta en el monte con el resto de los opositores al régimen, pero acabó siendo identificada también por la Guardia Civil, de forma que se vio obligada a huir y esconderse en las montañas de Lugo. Allí le esperaban más desgracias. Participó en varios tiroteos y en uno de ellos falleció en sus brazos su ‘marido del bosque’. Después se exilió en Francia, donde vivió oculta hasta el fin de la dictadura.

‘Chelo’ tiene 91 años y sigue viva, pero no ha vuelto a Galicia. Sigue viviendo en Francia y allí le ha trasladado a su hijo sus experiencias y sufrimientos. Los testimonios de ambos son el nudo central del primer largometraje documental que se ha atrevido a narrar esa parte oculta de la historia de España, la de la resistencia, desde la óptica de la mujer. Porque ellas también jugaron un papel muy importante para que en Galicia los opositores al régimen mantuviesen una guerrilla activa hasta bien entrados los años 50, pero «apenas existe documentación sobre estas figuras claves en este momento histórico». A partir de las investigaciones de Aurora Marco, su madre, el joven director Pablo Ces les ha dado voz en un audiovisual con un título que resume perfectamente cómo fue la vida de estas mujeres, ‘As Silenciadas’ (‘Las Silenciadas’).

Esta mujer y sus desgarradores testimonios pueden aportar mucho a la historia de España. «Yo tengo 32 años y lo que me enseñaron en la escuela no tiene nada que ver con lo que aprendí ahora, a mí me enseñaron que la guerra en Galicia había sido rápida, pero fue uno de los sitios en donde más duró, hasta bien entrados los 50«, relata Pablo Ces, que da a una de las pocas guerrilleras que siguen vivas un protagonismo especial no sólo en su documental, sino también su página web. Una frase de ‘Chelo’ es su carta de presentación.

Familia de Consuelo Rodríguez López, 'Chelo', en O Barco de Valdeorras.Familia de Consuelo Rodríguez López, ‘Chelo’, en O Barco de Valdeorras.

«Para mí fue un orgullo participar en aquella lucha. Fui varios años enlace y después pase a la guerrilla del monte, con armas y luchando con ellos. No queríamos el fascismo, luchábamos por la libertad, contra Franco. Los fascistas nunca nos pondrán en el lugar que nos corresponde, siempre nos rebajarán. Las guerrilleras éramos como todas las mujeres y nada teníamos que ver con la imagen que tenían de nosotras. Sabíamos cuál era nuestra lucha. Éramos dueñas de nuestros actos y no teníamos que dar explicaciones a nadie», describe esta particular heroína que se integró en el primer grupo organizado de guerrilleros que surgió en la España de la época: la Federación de Guerrillas León-Galicia.

Historias de vida

Su vida no es la única que protagoniza ‘Las Silenciadas’. Pablo Ces, que ha visto realidad su proyecto gracias a la productora gallega Mr Misto Films, ha querido recuperar «historias de vida de numerosas mujeres que vivieron en la clandestinidad y apoyaron el movimiento guerrillero. Por defenderlo, fueron duramente represaliadas: muerte, cárcel, tortura física y psicológica, exilio…». Recoge tres perfiles: «las que sufrieron la represión por ser la mujer de, las que eran enlaces o guerrilleras de llano y las que se echaron al monte y cogieron las armas».

Antonia Rodríguez y Clarisa Rodríguez, violada y asesinada estando embarazada.Antonia Rodríguez y Clarisa Rodríguez, violada y asesinada estando embarazada.

La familia Valle Valle es otra de las protagonistas. Clotilde Valle, la cuñada del guerrillero ‘Bailarín’ cuenta la historia de la mujer del combatiente, su suegra, sus tres hermanas y su prima, que sufrieron represalias por estar emparentadas con él. «Sufrimos mucho, pasábamos mucho miedo porque cuando nos mandaban ir al cuartel ya pensábamos que podía pasar cualquier cosa», describe.

Dos enlaces de la zona de Meira, Clarisa Rodríguez y Carmen Geres, son las siguientes protagonistas. Una de ellas fue asesinada en unas circunstancias escalofriantes: «La llevaron para interrogarla y cuando apareció el cadáver estaba embarazada, la violaron y luego la mataron y dejaron en una cuneta. Nos cuenta la historia su hijo», explica el director.

Borradas de la historia

«Hubo un gran sector de la población que apoyó a esta guerrilla, si no no habría durado lo que duró y todo esto se desconoce. Mucho menos se sabe de las mujeres, que hicieron tanto labores de intendencia (trasladaban cartas, notas, armas; avisaban de los movimientos de la Guardia Civil, abrían casas de apoyo…) como algunas llegaron a coger los fusiles. A pesar de ser la columna vertebral de la resistencia antifranquista, siguen siendo ignoradas o olvidadas», indica. En este sentido, el documental, además de innovador, es pionero, pues hasta el momento la documentación que había en Galicia al respecto se limitaba a un libro reciente sobre la guerrillera Enriqueta Otero Blanco, María Dolores, y a algunas notas sueltas sobre otras resistentes.

Carmen Fernández Seguín, en la cárcel de Segovia.Carmen Fernández Seguín, en la cárcel de Segovia.

«No hay ningún trabajo de conjunto que aborde su participación en aquellos años de la década de 1940, porque el silencio y los condicionantes de género ocultaron o borraron su historia», indican desde Mister Misto, por eso Pablo Ces ha querido aportar «un granito arena para que salga a la luz la historia, para que se sepa lo que ocurrió, sin levantar polvaredas, no para levantar heridas, sino para cerrarlas».

Carmen Rodríguez Nogueira es otra de sus historias. En su caso, «no fue enlace, pero le fusilaron al marido por ser republicano y los amigos del marido empezaron a ir por su casa para esconderse», cuenta. «Al final sufrió torturas y estuvo en la cárcel. Entrevistamos a su hijo y a sus nietas y fue muy emotivo, en especial cuando nos cuentan que de las palizas que le dieron tenía el cuerpo tan destrozado que con solo tocarle le salían cardenales».

El hijo de Carmen Fernández, enlace y guerrillera, relata los 13 años de su madre en prisión. Y el hermano pequeño de la familia de Os Buzos de Mugardos, Guillermo Gallego Abeledo, cuenta cómo sus tres hermanas mayores y su madre colaboraron con la guerrilla y acabaron pasando diez y doce años en la cárcel, para luego exiliarse.

El hilo conductor de todas estas historias son los historiadores Bernardo Maiz y Aurora Marco, que van hilvanando estas vidas con los acontecimientos ocurridos en la época de la posguerra en Galicia. La cinta se proyectó este sábado 30 de abril en la sede de la productora Mr Misto en el municipio de Vilagarcía de Arousa. La entrada era gratuita, «al terminar la proyección pone a disposición del público la ‘caldereta’, para aportar la cantidad de la entrada voluntaria según el gusto del espectador», cuenta Ces.

El Mundo.es (Edición de Galicia)


El testimonio de 30 represaliados del franquismo recojido en un vídeo…

abril 22, 2011

El documental ‘Ecos de la memoria’ recopila, entre otros, los recuerdos de testigos directos del campo de concentración de Miranda y de familiares de asesinados tras la Guerra Civil

Portada del documental que se proyectará el lunes en la Casa de Cultura.

G.A.T.
G.A.T. / Miranda de Ebro

Una treintena de testimonios en dos horas exactas de metraje. Es lo que el lunes se podrá ver a las 19.00 horas en la casa de Cultura (entrada libre) de la mano de la Asociación por la Memoria Histórica de Miranda. Se trata del vídeo documental Ecos de la memoria, que con el subtítulo de La represión franquista en Miranda, pretende narrar «sin ser revisionistas ni revanchistas» un episodio de la historia de la ciudad visto a través de represaliados, sus descendientes y varios historiadores.
Se trata de una narración en la que el 80% son testimonios directos, vivencias de una treintena de personas narradas ante las cámaras. Entre ellas, testigos directos del la Guerra Civil y el franquismo que aún viven, y otros, que lo fueron siendo niños pero recibieron el testimonio de sus familiares. «En algunos casos son testimonios muy duros de un silencio que les ha amargado la vida», explicaba ayer el presidente del colectivo, Luis Alberto Egea, que al tiempo se lamentaba en cierto modo de que este trabajo no haya llegado antes, lo que hubiera permitido incorporar los «testimonios perdidos» de personas ya muertas o muy delicadas física y mentalmente.
«Queremos que las futuras generaciones entiendan de forma mucho más rigurosa lo ocurrido», explicó Egea, a lo que Alberto Mardones, también integrante del colectivo, añadió la idea «didáctica» del documento que pretende «dar a conocer una verdad de la historia de Miranda».
De su realización se ha encargado Daniel Alonso, quien recordaba que se han rodado 80 horas y se logró contactar con 115 personas, aunque reconociendo que «no todos han querido hablar». Algo que el colectivo vincula con «el miedo» que sigue existiendo, explicando que incluso algunas personas accedieron a ser grabadas pero finalmente pidieron no salir en el documental.
Y es que los testimonios son duros en buena parte, como el de Félix Padín, que fue prisionero en el campo de concentración de Miranda o el de otra mujer (cuyo nombre por expreso deseo queda en el anonimato) que narra cómo la dureza de la represión provocó que su abuelo delatase a su padre.
Del documento visual se van a editar 400 copias, que no serán vendidas sino entregadas a instituciones, colectivos, universidades e incluso se enviarán al extranjero, ya que se ha subtitulado en inglés y en francés, y además recoge parte importante de testimonios sobre el campo de concentración. Algo, que «despierta un gran interés fuera de Miranda, especialmente en el extranjero, y más en Polonia», recordaron.
Además, el vídeo podrá verse en la videoteca de la Casa de Cultura y el Ayuntamiento prevé volcarlo en su página web. Todo el material grabado quedará en los fondos del colectivo.    

Diario de Burgos vía google noticias


Farrés Brothers i Cia explica la importancia de la memoria histórica en La Maleta de Agustí…

marzo 24, 2011

Inspirada en la vida del periodista y fotógrafo Agustí Centelles

La Maleta de Agustí
La Maleta de Agustí
Jordi Farrés y Pep Farrés en una escena del espectáculo

Virginia Fernández – laRepúblicaCultural.es

Explicar la importancia de la memoria histórica a los niños no parece una tarea fácil. Tampoco lo es hablar de la guerra civil, ni del exilio. Quizás esta sea la magia de los títeres, su capacidad para narrar sin tabúes y desde los ojos de la inocencia, historias complejas que quizás es necesario resucitar en nuestra memoria.

La compañía catalana Farrés Brothers reconstruye de esta manera parte de la vida del periodista y fotógrafo Agustí Centelles a través de los ojos de quienes velaron por mantener a salvo un secreto, con el afán de proteger vidas. André, un niño francés descubre una maleta en el desván de sus padres, cuyo contenido le inspira desde el principio una gran curiosidad.

Se trata de las fotografías del periodista Agustí Centelles, que se autoexilió a Francia en 1939, llevando consigo los negativos de la guerra civil que consideraba más relevantes.

A través de esas fotografías, de los títeres y de los actores que dan vida a esos personajes se nos sitúa con habilidad en tres tiempos diferentes. El recuerdo de lo que fue y de lo que fuimos. La conciencia de lo que somos y de lo que podemos llegar a ser. La fotografía se convierte en una herramienta necesaria de denuncia de las guerras, reflejando la sinrazón y el sufrimientos de quienes las padecen.

Más allá de explicaciones históricas, la obra reivindica la reconciliación de quienes en su día pelearon. A veces es necesario dejar pasar mucho tiempo para que las heridas cicatricen. Para ello, la memoria histórica personal y general nos ayuda a entender mejor nuestro presente.

La compañía Farrés Brothers convierte el propio escenario en una maleta de recuerdos, que esconde una historia interesante a la que llegamos a través del juego, usando el lenguaje y la realidad tal y como la verían los niños. Un mundo en pequeño formato, donde la imaginación se convierte en algo primordial, a la hora de entender el mundo de los adultos.

Resulta fácil entrar en conflictos domésticos y sin embargo, no resulta nada obvio cómo llegar a un punto de reencuentro. El mundo de los niños es aquí un ensayo que nos prepara para la vida adulta, un escenario de sueños donde jugamos a que queremos ser en esta vida. La maleta de Agustí fue premiada durante la pasada feria de Teatro infantil de Gijón, FETEN.

Jordi Palet, Pep Farrés y Jordi Farrés integran la compañía y han convertido su pasión por narrar historias en su medio de vida. Su primer montaje se estrenó en el año 2002, con “operación abuelo” donde se reflexiona sobre el hecho de envejecer. Recientemente han estado actuando en el festival Teatralia con La maleta de Agustí, y continúan su viaje durante los meses siguientes por otras ciudades catalanas.

laRepúblicaCultural.es vía google noticas


Ferrol hace memoria histórica con debates y cine…

marzo 24, 2011

L. BUSTABAD – Ferrol – 24/03/2011

Un mes para que Ferrol recupere su memoria con «naturalidad, rigor histórico y sin estridencias». El Ayuntamiento ferrolano se ha aliado con Fuco Buxán y Memoria Histórica Democrática, dos asociaciones comprometidas en la recuperación de las voces olvidadas en el franquismo, para poner en marcha un ciclo de conferencias, cine, teatro y música con la proclamación de la II República, la Guerra Civil y la dictadura como telón de fondo.

A verdade nunha man pechada, un verso del poeta ferrolano Ernesto Guerra da Cal, da nombre al extenso programa de actos que ha diseñado el Gobierno local socialista para las próximas semanas (del 29 de marzo al 27 de abril), coincidiendo con el 80º aniversario de la proclamación de la II República, que Ferrol recordará el 14 de abril con una sencilla ofrenda floral en el cementerio de Serantes, donde murieron fusilados centenares de vecinos.

La mujer es la protagonista de un ciclo que repasará los avances del feminismo entre 1931 y 1936 -sufragio, divorcio o boda civil- y su «brutal retroceso» durante 40 años de dictadura. Arranca el próximo martes con la proyección de documental de Patricia Ferreira Señora de que dará paso, al día siguiente, a la mesa redonda Mujer y memoria, que estudiará la presencia femenina en las guerrillas.

Habrá debates sobre la recuperación de la memoria desde la perspectiva de jueces, catedráticos e historiadores, dos representaciones en el Jofre -Memoria de Helena y María y Santa Perpétua (8 abril), tres películas -La vieja memoria, L’espoir y Canciones para después de una guerra- y dos conciertos con músicas populares de la guerra.

El País.com (Edición Galicia)



La violencia de los años 30 y el vacío de nuestra memoria

marzo 24, 2011

Es habitual escuchar que ya hay demasiadas películas de la guerra española de 1936-1939. La sensación de saturación es legítima, pero la afirmación se muestra equívoca. Es verdad que el listado de obras de cine ambientadas en la guerra es grande, pero en realidad son muy pocas las que versan sobre el conflicto de los años 30, es decir, en las que se dramatiza la toma de partido ante el golpe del 18 de Julio y cuyos protagonistas recrean encrucijadas de violencia masiva ejercida por civiles, entre civiles o sobre civiles.

Prácticamente inexistentes son a su vez las que sitúan su acción en la época anterior, la II República, pero no suelen escucharse quejas al respecto. ¿A qué se debe que la única otra experiencia democrática del siglo XX no haya, desde la muerte de Franco, apenas llamado la atención de los realizadores de cine?

Ya sólo por ese vacío destaca Casas Viejas, el grito del sur, de Basilio Martín Patino. Esta obra aborda un conflicto cuya represión influyó decisivamente en la caída del primer gobierno de Manuel Azaña en 1933. Ahora que la televisión pública ha decidido ofrecer una serie sobre la II República, cobra actualidad el pionero tratamiento que hace Martín Patino de ese mismo contexto; pero tal vez más importante es que el enfoque de su película sirve de término de comparación con Balada triste de trompeta de Alex de la Iglesia, pues ambas se atreven a hacer algo que es en realidad inhabitual en el cine español: mostrar a un público posfranquista la violencia a muerte entre españoles de antes de la dictadura.

Casas Viejas no entra a primera vista en la categoría de obra de ficción: en apariencia es un documental sobre memoria histórica, aunque se hizo hace ya más de quince años, antes de que se pudiera siquiera prever la actual ola de producciones sobre memoria, y en pleno «apagón» mediático del tema de la guerra civil. El comienzo puede resultar en principio típico: testimonios de quienes aún recuerdan parte de los episodios, y opiniones autorizadas de historiadores y expertos.

¿A qué se debe que la única otra experiencia democrática del siglo XX no haya apenas llamado la atención de los realizadores de cine?

Entre éstos últimos, no obstante, Martín Patino hace figurar a uno -Ricardo Muñoz Suay, promotor de las famosas Conversaciones de Salamanca de 1955 en las que Martín Patino comenzó su andadura como cineasta- que cuenta una rocambolesca historia: unos combatientes de la División Azul, en su retirada desde el frente soviético, atravesaron al parecer una localidad ucraniana donde por casualidad hallaron unos enigmáticos rollos de película con el nombre en cirílico de la localidad gaditana de Casas Viejas; decidieron llevárselos, custodiándolos durante décadas. Una vez visionados, se nos dice, resultaron ser parte de un extenso reportaje hecho por camarógrafos y reporteros enviados por Stalin a la península para filmar los conflictos de la época. El resto del «documental» consiste en la exhibición de esa supuesta cinta que da cuenta detallada del levantamiento popular de Casas Viejas y su represión.

Este quiebro hacia la ficción dentro de lo que en principio parecía un documental -hay de hecho otra versión de la obra que se adecua al estándar de documental- permite a Martín Patino sortear el vacío de información visual sobre el tema. Pues no tenemos filmaciones de lo que pudo haber sido el asalto popular en nombre del «comunismo libertario» a un ayuntamiento de una zona empobrecida por el latifundismo; tampoco hay imágenes de cómo fue la secuencia de hechos que adoptó la cruenta represión: lo único que queda son fotografías de los restos de la matanza, relatos oficiales y algunos testimonios.

A partir de esa escasa, fragmentaria y, en principio, sesgada documentación, Martín Patino hace algo que va bastante más allá del esfuerzo de imaginar con verosimilitud un episodio de protesta social extrema y de violencia institucional indiscriminada, arbitraria y cruel: experimenta con la estética de las filmaciones de época, logrando una original aportación al cine mudo de protagonista colectivo; eso sí, con todas sus consecuencias, incluido el acartonamiento de los personajes y la discontinuidad entre diálogos e imágenes, lo cual seguramente la aleja de la popularidad. Pero la obra tiene importantes valores para un público exigente.

Frente al aséptico, y por ende irreal, realismo costumbrista habitual en el cine histórico español que nos presenta un pasado fácil de digerir plagado de convenciones actuales, la imaginaria reconstrucción en Casas Viejas de un mundo perdido después de la guerra nos coloca ante la enorme distancia que nos separa de unos sujetos con valores que no eran los nuestros, y de unas prácticas de violencia que tampoco son las mismas que las que hoy nos rodean. Al mismo tiempo, sin embargo, nos acerca al hecho de que también en democracia se producen matanzas, permitiéndonos recordar que la nuestra tampoco está libre de esa eventualidad.

De alguna manera esta película no nos viene sólo a sugerir la manera en que se perpetró una masacre de civiles en los duros años treinta, sino también a señalar el tipo de imaginación social sobre la violencia que deberíamos haber heredado de episodios dramáticos del pasado.

Para quienes pensamos que lo mejor del cine español está en la superación del falso realismo, y lo peor en su reducción a puro entretenimiento narrativo, obras como ésta son importantes, en fin, porque ayudan a construir una memoria sobre una violencia no tan lejana y nunca del todo digerida, algo de lo que aún carecemos. Y no sólo por causa de la dictadura, pues poco es lo que la democracia ha aportado en esa dirección, ni siquiera en productos recientes como Balada triste de trompeta, al margen de otros valores que pueda tener. El tratamiento visual de la violencia que ofrece la película de Álex de la Iglesia está tan descontextualizado histórica y moralmente que el espectador lo tiene realmente fácil para percibirla como algo superficial e irrelevante.

El problema no es que haya tantas películas de la guerra de 1936, sino que los profesionales del cine en general se nieguen a tratar la violencia del pasado y sus condiciones con la sensibilidad y el compromiso cívico con que en cambio se esmeran por denunciar, en sus obras y en la calle, los abusos e injusticias del presente.

Pablo Sánchez León es investigador en la Universidad del País Vasco y miembro de la Asociación Contratiempo (Historia y memoria). Es co-autor con Jesús Izquierdo de La Guerra que nos han contado. 1936 y nosotros (Alianza Editorial, 1996).

Santiago Carrillo, en el programa ‘Salvados’, de La Sexta…

marzo 6, 2011
Carrillo, Leguina y Gervasio Sánchez

El domingo 6 de marzo, a las 22:25 horas, en la Sexta, Jordi Évole sentará frente a frente a Joaquín Leguina, ex presidente socialista de la Comunidad de Madrid y contrario a la Ley de la Memoria Histórica, y Gervasio Sánchez, fotógrafo que ha documentado el drama de los desaparecidos en varios países en conflicto. Además, entrevista a Santiago Carrillo.

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La Memoria Histórica es un tema que sigue levantando ampollas y Jordi Évole se ha propuesto escuchar opiniones de uno y otro lado. Para ello va a recoger las opiniones de Joaquín LeguinaGervasio Sánchez, dos personas con una visión distinta de lo que debe ser la Memoria Histórica.

Además, visitará dos localidades de Ávila en las que la búsqueda de los restos de desaparecidos se ha vivido de forma muy diferente: en una de ellas con el apoyo de los vecinos, en la otra con su oposición.

Para completar la mirada, Jordi entrevistará a Santiago Carrillo, ex secretario del Partido Comunista, con quien hablará de éste y otros temas como, por ejemplo, el incidente de los fusilamientos de Paracuellos.

El Norte de Castilla

ENLACE DE AVANCE:

http://www.lasexta.com/sextatv/salvados/en_el_proximo_programa__memoria_historica/213651/505

NOTA DE LA A. I. LA MEMORIA VIVA:

Así mismo recordamos la participación de nuestra compañera Ana Fuentes contando la experiencia de la apertura de la fosa de Casavieja.  Horario: 22:25h.


Los Niños robados del franquismo…

febrero 27, 2011

MONTSE ARMENGOU

Periodista y directora de documentales históricos

Cuando en 2002 estrenamos Los niños perdidos del franquismo la sociedad española se estremeció al ver que el robo de niños que habíamos llorado en el contexto de la dictadura argentina también se había producido en España. Gracias a la investigación que realicé con Ricard Belis (con la asesoría histórica de Ricard Vinyes), desvelamos uno de los pasajes más siniestros de la dictadura franquista, esa que algunos se empeñan en vendernos como light y superada por el hada buena y amnésica de la Transición.

En nuestra última investigación, el documental ¡Devolvedme a mi hijo!, hemos visto cómo los robos de niños continuaron durante la dictadura y los primeros años de la democracia. El perfil ha cambiado y la instrumentalización de la represión también. El objetivo será ahora las madres solteras y el objeto codiciado esos hijos que muchas de ellas no tuvieron más remedio que dar en adopción, atrapadas en un contexto moral, social y político que hacía impensable una maternidad en solitario. Eran unas “pecadoras” y su hijo un objeto que iría a parar a familias “como Dios manda”. A pesar de ello, fueron muchas las mujeres que tuvieron la valentía de querer quedarse con su hijos. De nada sirvieron sus ruegos; su hijo ya había sido adjudicado.
Lo que empezó siendo una terrible represión política se convirtió en una represión moral y un negocio revestido de caridad que terminó como simple tráfico de bebés. Son muchos los padres a los que se les comunicó que su hijo había muerto en el parto. Si insistían, se les enseñaba un bebé congelado, siempre el mismo, que posteriormente será reconocido por más parejas. No existe la historia clínica, el niño no está inscrito en el registro, no hay certificado en el cementerio. ¿Donde está ese niño?

Nuevamente la justicia española ha hecho gala de lo contrario y el fiscal general del Estado no ha aceptado la demanda conjunta de los afectados, como antes tampoco lo aceptó la Audiencia Nacional. Aunque un fiscal especial coordinará la investigación –un logro al que no es ajeno la insistencia de los afectados y el estreno del documental–, entre las víctimas hay desazón y también desunión. Incluso hay algunos que se han querido desvincular de eso tan feo y peligroso que se llama “memoria histórica”. Así lo han exhibido en unos carteles que, a falta de poder poner rostro a ese desaparecido, decía: “No somos memoria histórica”. Algunos afectados, en su dolor y desconocimiento, dicen que su hijo fue robado después de la muerte del dictador, en plena democracia, como si el dato cronológico significara la liquidación automática de unas estructuras que precisamente fueron las que propiciaron esos robos. Uno de esos instrumentos que perduró hasta el año 1999 fue el llamado parto anónimo, que permitía a las madres ocultar su identidad al dar a luz. Lo que debía proteger la intimidad de esa madre terminó siendo la puerta de muchas apropiaciones. La madre nunca podría reclamar a su hijo, el hijo nunca tendría una pista de quién era su madre biológica. A menudo la jugada se completaba con una inscripción falsa: la madre adoptiva constaba como madre biológica.

El franquismo sigue venciendo y cuando las víctimas se desvinculan de la dictadura se expresa una doble tragedia: no entendemos que muchas de las injusticias a las que nos enfrentamos hoy día arrancan de la dictadura y se han perpetuado en democracia. Sigue siendo más digerible pensar que unos señores muy malos robaban niños en vez de contextualizarlo en un sistema político y religioso que favorecía, alentaba y encubría esos robos. Es más fácil culpar a una banda de traficantes que a una dictadura. Se piensa que se puede obtener un mejor resultado judicial acusando a unos determinados médicos que a un Estado. Muchos afectados, en su deseo de encontrar al ser querido, se imponen la práctica idea de que, si una persona culta e influyente como el juez Baltasar Garzón ha terminado sentado en el banquillo por denunciar el robo de niños a sus madres presas en los años 40 y 50, ¿cómo no pueden terminar ellos, simples trabajadores, gentes sencillas, cuando denuncian las desapariciones de los años sesenta, setenta y ochenta? No, no, mejor desvincularlo.

Pero da igual. Tampoco les van a hacer caso. Porque sí, seguimos hablando de franquismo y eso no se toca o te salpicas. Porque, aunque no hubiera un plan diseñado y planificado de robo y adopciones de niños que engordaban conciencias y bolsillos, los que manejaban esas redes que se aprovechaban de la vulnerabilidad de las madres eran los de siempre: monjas, capellanes, médicos, notarios, jueces… Todos ellos pertenecían a unas clases dominantes muy bien conectadas con el poder, amparadas por el régimen y por la impunidad que los protegían. Unas clases que hoy ejercerán su influencia impidiendo la verdad, justicia y reparación de las víctimas. El primer paso ya se ha dado, intentando desactivar la carga de profundidad que significa vincular estos robos con el franquismo. Así, en el supuesto de que se llegue a juicio, no habrá condena porque el delito habrá prescrito. Claro, muy distinto que interpretarlo como delito de lesa humanidad, secuestro continuado. Porque eso es lo que fueron esos cambios de destinos que imponían los que se creían dioses. Y esos delitos no prescriben.

Como ya ocurrió en nuestra primera investigación, será muy difícil obtener pruebas que atesoren que esos robos eran parte del proyecto del Estado franquista. Pero, aunque nos falte alguna pieza del puzle, la imagen es diáfana. Para quien la quiera ver, claro.

Montse Armengou es periodista y directora de documentales históricos

Ilustración de Iker Ayestaran

Público.es

 


«El Tiro de la Plaza»: La represión franquista en Salamanca…

febrero 3, 2011

El 19 de julio de 1936 es una fecha sangrienta en Salamanca. Ese día, un destacamento de militares disparó a la multitud que paseaba por la Plaza Mayor.

Foro por la Memoria de Salamanca |

www.kaosenlared.net/noticia/tiro-plaza-represion-franquista-salamanca

Cartel de la proyección

Este acontecimiento histórico, conocido popularmente como “El tiro de la Plaza”, sirve de arranque a un documental del Foro por la Memoria. Se trata del primer material audiovisual que trata unos sucesos oscuros de la historia salmantina y que surgió con la intención de dar voz a unas personas que durante más de cuarenta años fueron silenciadas y que, después, han tenido que escuchar comentarios como “¿de qué sirve remover el pasado?” Además, queremos romper mitos arraigados en el imaginario colectivo como que la población salmantina recibió el golpe de Estado como una bendición.El martes, 8 de febrero, a las 19:00h se proyecta en la Facultad de Historia, con el apoyo de la Delegación de alumnos.

Podéis ver el tráiler en el enlace de Youtube

[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=znxP5WUOrSo]

http://foromemoriasalamanca.blogspot.com/