Franco aún provoca trifulcas en el Senado 38 años después de morir

noviembre 22, 2013

Un senador socialista dice a los del PP que «no se crispen» cuando se habla del dictador y la bancada conservadora estalla en protestas y algún que otro gesto inapropiado

PÚBLICO / EUROPA PRESS Madrid 20/11/2013

El senador socialista Tonxu Rodríguez.

El senador socialista Tonxu Rodríguez.

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Ni muerto deja de dar guerra. O si se mira desde otra perspectiva, podría decirse que algunos todavía no han asumido con naturalidad su muerte. En el 38º aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco, el Pleno del Senado ha sido escenario de un cruce de reproches entre senadores del PP y el PSOE cuando se debatía en el Pleno de la Cámara la Ley de Transparencia.

Al subir a la tribuna, el senador socialista Tontxu Rodríguez comenzó su intervención pidiendo a los parlamentarios del PP que no e crisparan cuando se les habla del dictador Francisco Franco, un tema que había abordado él mismo en otro debate parlamentario sobre la futura Ley de Colegios y Servicios Profesionales.

«No se crispen cuando les he hablado dictador Franco, no pasa nada. No renieguen del pasado ni abjuren del pasado, llévenlo con dignidad», pidió a los ocupantes de la bancada conservadora, provocando sonoras protestas. Fue en ese momento cuando, según asegura Rodríguez, el senador del PP por Lugo Dámaso López realizó un gesto «diciendo si había bebido».

Tonxu Rodríguez asegura que el senador conservador repitió el gesto en dos ocasiones y algunos de sus compañeros del PSOE afirman haberlo visto también. Sin embargo, ante su petición de que Dámaso López lo retirara, el senador del PP dijo que había sido malinterpretado.

«No quise decir eso. Lo entendieron mal», defendió Dámaso López ante la petición de tranquilidad del presidente de la Cámara, Pío García-Escudero. «Les pido a todos que me ayuden a llevar los debates. El senador del grupo que sea que esté interviniendo en la tribuna se merece respeto», recordó García-Escudero.

También intervino favor del diputado socialista el secretario general de su grupo parlamentario, José Miguel Camacho, quien reconoció que los debates políticos pueden ser «muy duros» pero calificó de «falta de respeto total» el comportamiento del senador conservador.

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Diez falsos mitos del franquismo y de la derecha

marzo 24, 2013

La obra ‘Los mitos del 18 de julio’ repasa las leyendas sobre la República y la Guerra Civil construidas ya en la misma contienda por los golpistas y rejuvenecidas en democracia por sus herederos naturales que culminaron en el Diccionario Biográfico de la Real Academia de Historia.

ALEJANDRO TORRÚS Madrid 23/03/2013

Francisco Franco, dictador de España entre 1939 y 1975

Francisco Franco, dictador de España entre 1939 y 1975AFP

Llegó la hora de la respuesta, de “dejar las cosas claras respecto al origen inmediato de la guerra civil” y contrarrestar el revisionismo de derechas que descalifica la República para legitimar la rebelión de militar de 1936. Todo comenzó en la primavera de 2011 cuando la Real Academia de Historia (RAH) sorprendió con la publicación de los primeros volúmenes del Diccionario Biográfico Español. Los mitos y leyendas construidos durante los años posteriores a la Guerra Civil por los golpistas y rejuvenecidos por parte de la derecha española durante la democracia se disfrazaron de verdad absoluta bajo el manto de la RAH a cargo de los Presupuestos Generales del Estado (6,4 millones de euros). Más que un diccionario, la obra pareció una burla de proporciones históricas.

En tal diccionario nunca se definió a Franco como un dictador y sí como un “valeroso militar” y el franquismo fue calificado de “autoritario, pero no totalitario». El golpe de Estado del 18 de julio fue denominado “alzamiento” y la Guerra Civil fue sustituida a menudo por otros términos como“cruzada” o «guerra de liberación». Pero el revisionismo fue aun más lejos. A la salvaje represión ocurrida en Badajoz tras ser conquistada por los franquistas se la denominó «normalizar la vida ciudadana». En definitiva, todo un panfleto digno de ser firmado por el mismísimo Fraga durante sus años como ministro de Información.

La obra surge como respuesta al Diccionario Biográfico Español de la RAHLa historiografía española, agraviada ante el despropósito financiado por el erario público, se puso desde el primer momento manos a la obra para desmontar las afirmaciones y falacias que el diccionario vierte. En abril vio la luz En el combate por la historia (Editorial Pasado y presente) y esta semana ha llegado a las librerías Los mitos del 18 de julio(Crítica), “uno de los mayores y más completos esfuerzos dedemolición de ciertas interpretaciones sobre el golpe, y la guerra civil que sobrevino a continuación”, según escribe en el prólogo Francisco Sánchez Pérez, coordinador de la obra, en la que también participan los historiadores Fernando Puell de la Villa, Julio Aróstegui, Eduardo González Calleja, Hilari Raguer, Xosé M. Núñez Seixas, Fernando Hernández Sánchez y José Luis Ledesma.

La obra trata de sintetizar y esclarecer las razones que propiciaron que el golpe de Estado se produjera exactamente el 18 de julio, el papel que desarrollaron en la sublevación el cuerpo civil y militar, la idea revolucionaria de las izquierdas y la contrarrevolucionaria de las derechas, el peso de la defensa del catolicismo y de la nación entre los sublevados, la presunta amenaza comunista y la realidad de la España de 1936. En definitiva, un libro que planta batalla al revisionismo de derechas que descalifica la República para legitimar la rebelión militar.

A modo de decálogo pueden enumerarse una lista de diez falsos mitos creados por el franquismo y sus herederos ideológicos con el propósito de justificar el golpe de Estado militar.

1. La II República no fue un desastre. “La República no fue un fracaso que conducía inexorablemente a una guerra” sino que fue “destruida por un golpe militar” que, al contar con la connivencia de un país extranjero y no triunfar en buena parte del país y en la capital, se encaminó automáticamente a la guerra civil. La República fue una democracia de entreguerras de nueva creación y como otras muchos democracias europeas de Europa tuvo que lidiar por un lado con la derecha autoritaria, fascinada por la experiencia fascista, y con la izquierda obrera que consideraba, de manera habitual, que la democracia era incompatible con el capitalismo.

Durante los años de dictadura franquista, el régimen justificó el golpe de Estado por “el peligro comunista”. Sin embargo, las justificaciones conservadores han ido evolucionando de manera que es cada vez más habitual oír a los políticos de derechas nombrar el supuesto fracaso de la República como causa directa y sustancial de la guerra y nunca culpar de la misma el golpe de Estado militar que degeneró en una guerra civil.

Las justificaciones de la guerra civil de la derecha ya no son los rojos y marxistas sino los mismos políticos republicanosComo ejemplo sirve la entrevista que Manuel Fraga concedió aEl País en 2007 en la que aseguró: “Pero los muertos amontonados son de una guerra civil en la que toda responsabilidad, toda, fue de los políticos de la II República. ¡Toda!”. En esta misma línea se manifestó Esperanza Aguirre en un artículo publicado recientemente en ABC en el que afirmó: “La «II República fue un auténtico desastre para España y los españoles (…). Muchos políticos republicanos utilizaron el régimen recién nacido para intentar imponer sus proyectos y sus ideas -en algunos casos, absolutamente totalitarias- a los demás, y que faltó generosidad y patriotismo».

Las justificaciones de la guerra civil de la derecha ya no son los rojos y marxistas sino los mismos políticos republicanos y su escasa habilidad y operatividad.

2. El asesinato de Calvo Sotelo no precipitó nada. El hecho de que el golpe de Estado se produjera el 18 de julio no tiene nada que ver con el asesinato de Calvo Sotelo, que se produjo el día 13 de julio de 1936 y conocido el día 14. Su muerte, señala la obra “no precipitó nada” y “no tiene nada que ver”.

De hecho, hubo un proyecto de atentado terrorista contra la vida de Azaña, como respuesta al asesinato de Calvo Sotelo, que fue abortado por los militares golpistas que se encontraban en la capital. “Prohibido terminantemente. Todo está preparado en Madrid y eso podría echarlo a perder”, le dijo el coronel Ortiz de Zárate a Eusebio Vegas Latapié, cabecilla del proyecto.

3. La fecha del golpe dependía del apoyo fascista. La fecha de inicio del golpe está ligada a lapromesa de intervención de la Italia fascista de Mussolini, con la que los monárquicos, liderados por Calvo Sotelo, suscribieron el día 1 de julio un acuerdo para la compra de una “espectacular cantidad de material bélico de primer nivel”. Estos contratos de venta de armas y promesa de intervención fueron firmados en Roma por Pedro Sainz Rodríguez con el apoyo personal de Antonio Goicoechea y “el más que probable conocimiento de Calvo Sotelo”.

De hecho, la obra reproduce tales contratos, conseguidos por el historiador Ángel Viñas, que hasta ahora estaban inéditos, a pesar de encontrarse en archivos españoles, “quizá negligentemente olvidados o convenientemente evitados”, explica el coordinador Francisco Sánchez.

4. No existen las dos Españas destinadas a enfrentarse. El hecho de que la ejecución del golpe de Estado dependiera de la llegada del armamento italiano permite al historiador Ángel Viñas desmontar otro mito repetido cientos de veces: la guerra civil no se produjo simplemente por cuestiones internas sino que contó con la connivencia de la Italia fascista, sin la cual “aquel golpe medio conseguido, medio fracasado” no se hubiese transformado en una guerra civil.

Sin la ayuda italiana la intentona golpista no habría tenido éxito

La participación italiana no se produce, por tanto, una vez iniciada la contienda sino que su apoyo previo al golpe fue fundamental para las esperanzas golpistas. Los contratos conseguidos por Viñas muestran como Italia facilitó a España “más de 40 aviones, miles de bombas, gasolina etilada, ametralladoras y proyectiles” sin los cuales los militares sublevados no hubieran podido iniciar una guerra civil.

“Esta tesis desbarata completamente la idea apocalíptica que ha acompañado durante décadas, y que creó cuerpo historiográfico, de las dos Españas destinadas a enfrentarse, del guerracivilismo como una realidad endémica del país y en particular de que hubiese una guerra civil no declarada dentro de la sociedad española en los años treinta”, escribe Sánchez.

5. Los civiles monárquicos jugaron un papel crucial. El golpe del 18 de julio no solo fue obras de militares sino también de civiles, en particular de los monárquicos de Calvo Sotelo, que tuvieron un papel sustancial para que el golpe triunfase, y no meramente de apoyo. “Sin la trama civil interna, en una palabra, los militares golpistas quizá no hubiera tenido existo”, escribe Viñas.

La importancia de los civiles radica en tres aspectos. En primer lugar, sin el apoyo del partido alfonsino, Renovación Española liderado por Calvo Sotelo, los golpistas probablemente nunca hubieran conseguido el apoyo armamentístico de la Italia fascista. En segundo lugar, la trama civil, según argumenta Viñas, fue fundamental para la preparación de la sublevación de Franco en los términos exactos que este había diseñado para Canarias.

En tercer y último lugar, la trama civil fue esencial para crear las condiciones necesarias y suficientes para que pudiera florecer el movimiento insurrecional. La responsabilidad, en este caso, recaía en políticos y grupos de acción directa que debían conseguir “la deshumanización del adversario político”, “la provocación sistemática de la izquierda” y el estímulo y excitación de los propios partidarios”.

6. La defensa de la Iglesia y del catolicismo no existió en el diseño y ejecución del golpe. Entre las motivaciones alegadas por los militares en sus bandos de guerra iniciales de julio de 1936 (incluido el del propio Franco) no se cita ni una sola vez la recurrente “persecución religiosa” ni tampoco hay clérigos entre los conspiradores. “Nadie se creía en julio de 1936 que los militares rebeldes comenzasen semejantes fusilamientos masivos en defensa de la religión”, opina Sánchez.

La propaganda religiosa no empezó hasta septiembre de 1936No fue hasta bastantes días después cuando la propaganda de los rebeldes utiliza la defensa de la religión para justificar la guerra civil. Otra cosa es la postura de la mayoría de los obispos, que apoyaron el golpe casi de inmediato, ofreciendo un respaldo ideológico formidable motivados, en su mayoría, por la defensa de sus privilegios casi feudales. Los obispos españoles fueron los encargados de bautizar a la guerra como cruzada, pero cabe recordar que ningún papa utilizado el término cruzada para referirse a la guerra civil.

Mucho más que la religión, la justificación invocada por los golpistas era la amenaza de la revolución comunista y la de defensa de la nación española frente a los separatismos. La defensa de la religión no se sitúa en el mismo escalón que la defensa de la patria hasta el 8 de septiembre cuando fue publicado en el Boletín Oficial de la Junta de Defensa de Burgos.

7. No había ninguna revolución comunista en marcha. Durante 39 años de dictadura franquista, el régimen señaló repetidamente que la sublevación militar fue la respuesta aun inminente levantamiento comunista. El anticomunismo sirvió a Franco para legitimar la insurrección contra el gobierno legítimo, presentándola como una contrarrevolución preventiva.

Basta para desmentir estas teorías conspiratorias la propia declaración del entonces embajador estadounidense, Claude Bowers, que recoge la obra: “A aquellos que fuera de España después tuvieron que escuchar con machacona insistencia la calumnia fascista de que la rebelión era para impedir una revolución comunista, puede sorprenderles saber que durante tres años y medio nuca oí semejante sugestión de nadie, mientras, por el contrario, todos hablaban confidencialmente de un golpe de Estado militar”.

Los motivos que llevaron a la sublevación a los militares fue frenar en seco las reformas progresistas, y democráticas, diseñadas en el primer bienio de la II República. Es decir, la reforma agraria, los estatutos de autonomía y la reforma militar.  De hecho, a pesar de la existencia de muchos discursos revolucionarios en la España de los 30, no solo obreros sino también burgueses, ninguna organización republicana u obrera se puso manos a la obra para subvertir el orden constitucional en la primavera de 1936.

El número de empresarios y propietarios que fueron asesinados en los meses anteriores al 18 de julio es ínfimo

8. El golpe de Estado militar sí que prevé un plan de conquista del poder y de la guerra. Las derechas contrarrevolucionarias o antiliberales y ciertos sectores militares sí se pusieron manos a la obra para subvertir el orden constitucional y recabaron con éxito la intervención internacional de la Italia fascista antes del golpe, es decir,hicieron todo aquello de lo que acusaban falsamente a la izquierda republicana y obrera. Prueba de ellos son los contratos anteriormente mencionados; los planes de Mola que hacían referencia a una sublevación “sangrienta” que debía llevar a las tropas desde el extrarradio de la península a Madrid, ya que como predijo el propio militar: el golpe fracasaría en Madrid y Barcelona.

9. En la primavera de 1936 no existía el terror rojo. “No había ninguna dinámica de exterminio ni liquidación de los enemigos de clase que pudiera continuarse después del 18 de julio, es decir,no se asesinaba a las gentes de orden”. Para demostrar esta afirmación y desmontar el mito del terror rojo en la primavera del ’36, el coordinador de la obra Francisco Sánchez recurre a los datos. El número de empresarios y propietarios que fueron asesinados en los meses anteriores al 18 de julio es ínfimo y el de religiosos inexistente. “Por lo que sabemos murieron más empresarios entre 1919 y 1923 en toda España que en la primavera de 1936”, asegura Sánchez, quien añade que en 1923 fue asesinado un arzobispo y un cardenal (Soldevila). “Lo que no ocurrió en toda la República”, sentencia.

10. La URSS o la Komintern no planeaban ninguna intervención en España. La Unión Soviética, en contacto directo con el PCE, no tenía prevista una intervención revolucionaria en España. De hecho, en ningún lugar de Europa entre 1918 y 1939 triunfó ninguna revolución obrerani hubo ninguna “expansión comunista”, pues el comunismo “no pudo o no supo salir de la URSS”.

Las pruebas que en este sentido ofrecieron los conspiradores fueron una serie de documentos cuya autoría se desconoce a “ciencia cierta”, pero que “diversos indicios permiten endosárselas al propio Mola”. Estos documentos venían a señalar el inicio de una revolución soviética en el verano del ’36.  No obstante, una vez iniciada la guerra, esos documentos que habían sido el hazmerreír de muchos cuando se hicieron públicos, se transformaron en una de las principales herramientas propagandísticas del bando franquista. “Y sorprendentemente, todavía hoy continúan siendo esgrimidos por algunos para justificar la rebelión militar”, sentencia Sánchez.

http://www.publico.es/452585/diez-falsos-mitos-del-franquismo-y-de-la-derecha


La familia Franco, inmune a la crisis

enero 13, 2013

15 / 11 / 2012 Javier Otero

Los herederos del dictador mantienen una holgada posición económica 37 años después de su muerte gracias a la fortuna secreta que amasó en la Guerra Civil.

La familia de Francisco Franco se ha mantenido inmune a la crisis económica y al pinchazo de la burbuja inmobiliaria. El patrimonio que aflora en sus empresas ronda los 140 millones de euros. Si se tienen en cuenta los dividendos que cobraron además por la más importante de sus operaciones urbanísticas, en la finca de Valdefuentes, que heredaron del dictador Francisco Franco, las cantidades conocidas que asoman alcanzan ya los 160 millones de euros. Apenas se resienten, cuando han quebrado grandes empresas del sector y las que quedan han perdido buena parte de su valor y sobreviven a duras penas. Esta es la situación de la familia cuando se cumplen, este 20 de noviembre, 37 años de la muerte del dictador.

La finca de Valdefuentes es precisamente la clave de la herencia que la familia recibió de Franco. ¿De dónde salió ese dinero? Lo que no se sabía hasta ahora, y ha descubierto Tiempo entre los papeles privados del dictador que se encuentran en el Archivo de la Memoria Histórica de Salamanca, es que esta fortuna está relacionada con el dinero que consiguió el general al quedarse con donativos para su causa recaudados durante la guerra. Su fortuna secreta ascendía a 34 millones de pesetas en 1940, justo al terminar la Guerra Civil española. Franco se gastó pocos años después 2,5 millones de pesetas en la finca de Valdefuentes, de unos 10 millones de metros cuadrados de superficie, e invirtió casi 10 millones de pesetas más en ella.

Para poder actualizar el valor de aquellos 34 millones de pesetas podría seguirse la evolución de esa operación de Valdefuentes. Si toda la fortuna de Franco se hubiera invertido en suelo, a día de hoy, al precio que se paga el metro cuadrado que se expropia, según algunas de las últimas sentencias, su valor alcanzaría los 2.500 millones de euros. Se colocaría como la quinta mayor fortuna de España, por encima de apellidos relevantes en la famosa lista Forbes como las Koplowitz o Emilio Botín, por ejemplo.

Si se aplicara el rendimiento que obtuvieron de la operación de Valdefuentes para actualizar la fortuna secreta del dictador, la riqueza de Franco sería menor, pero rondaría todavía una cantidad importante: 314 millones de euros. Sin embargo hay que tener en cuenta que la recalificación y el negocio inmobiliario se han realizado solo sobre un tercio de la finca. Si se hubiera podido recalificar entera entonces la fortuna ascendería a los mil millones de euros. Además, otros señalan que a esa cantidad habría que sumar el valor de los regalos que recibió durante los años que estuvo en el poder y que no pasaron a manos del Estado, sino a su patrimonio particular.

Hasta ahora se conocía que la familia Franco recibió una herencia del dictador y que parte de ese patrimonio aflora hoy en sus empresas, donde aparecen Carmen Franco o su hijo Francis. Luego podrían sumarse los valores de inmuebles que compró la familia, o los que heredó directamente de Franco. Algunos han especulado con que parte de la fortuna se encuentra fuera de España. Un buen síntoma de ello sería el suceso ocurrido el 7 de abril de 1978, cuando no se habían cumplido aún tres años de la muerte del dictador y ni siquiera se había aprobado la Constitución. Carmen Franco Polo, la hija del general, fue detenida en el aeropuerto de Barajas cuando intentaba llevar a Suiza 38 medallas y condecoraciones de su padre. Finalmente tuvo que pagar una cantidad nada desdeñable que da cuenta del valor del patrimonio que no aflora en las empresas de la familia. El tribunal le impuso una multa de 6,8 millones de pesetas por el intento de evasión de objetos de valor histórico, aunque la sentencia fue anulada en 1980. Al ser detenida, Carmen Franco realizó un comentario que se hizo famoso: dijo que iba a fundir las joyas para hacerse un reloj de cuco.

Rentabilidad y dividendos.

La sociedad Valdefuentes era la joya de la corona de la herencia. Era la dueña de la inmensa finca junto a Arroyomolinos, limítrofe con los terrenos donde se ha construido el parque comercial Xanadú, con la mayor pista de esquí cubierta de Europa incluida. Parte de la finca fue recalificada y, como siempre que se cambia la calificación del suelo, disparó el valor de los activos de la empresa. En 2002 eran de 1,6 millones de euros pero, una vez hecha la recalificación, los activos han llegado a estar valorados en 20 millones de euros. Los Franco dieron entrada en la empresa a Fidel San Román, un constructor que se ha visto implicado en varios escándalos urbanísticos, entre ellos la operación Malaya. Con la construcción en sus terrenos, la empresa pasó de los 167.000 euros de pérdidas en 2002 a conseguir la tremenda cifra de 23,9 millones de euros de beneficio en 2007.

Aquel año, la mayoría del dinero que ingresaba iba directamente a la casilla de los beneficios. La rentabilidad de la empresa era impresionante: un 685% conseguido solo con 3,5 millones de euros de fondos propios. Todo el beneficio de ese año, los 23,9 millones de euros, aunque también casi todo el de otros anteriores, se destinó a dividendos. La familia Franco y Fidel San Román se repartieron a medias la empresa. Valdefuentes cambió el nombre a FR Promociones del Suroeste. Así los Franco conseguían dar entrada al socio que iba a construir en sus terrenos y, por lo tanto, los dividendos se repartieron a medias. Finalmente, FR Promociones del Suroeste se ha escindido en una nueva empresa llamada Arroyo de la Moraleja, que cuenta aproximadamente con la mitad del patrimonio, 8,4 millones de euros, que tenía la propietaria de la finca de Valdefuentes de la que se desgajó. Así, si se suman los 8,4 millones de euros de los activos que los Franco sacan hacia la nueva empresa desde Valdefuentes y los dividendos que les correspondieron (unos 14 millones de euros), la familia pudo ganar con estos terrenos 23,1 millones de euros. Una cifra muy por encima de la valoración de la finca antes de su recalificación, ya que en 2002 era de 1,6 millones de euros, con lo que consiguieron un rendimiento 15 veces mayor del valor que tenía en ese año. También merece compararlo con los 2,5 millones de pesetas que le costó al dictador Francisco Franco en la década de los cincuenta del siglo pasado. Y eso a pesar de años de abandono de la misma, en la que incluso se rodaron películas eróticas o escenas de La escopeta nacional de Berlanga.

Como se ha visto, la más importante inversión conocida realizada por el dictador Francisco Franco, la pista clave para conocer el origen de la fortuna secreta del dictador, y la propiedad más importante que dejó en herencia a su familia, ha sido exprimida al máximo tras su recalificación después de pasar lustros casi abandonada. La hija de Franco, Carmen, y su nieto, Francis Franco Martínez-Bordiú, que se cambió el orden de los apellido para llevar el del dictador en primer lugar, presidieron la empresa. Hoy el nieto de Franco es aún director general de la empresa.

Los Franco consiguieron el gran negocio inmobiliario con la finca de Valdefuentes justo antes del pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Y en plena crisis, en 2009, es cuando escinden la empresa  dueña de la finca FR Promociones del Suroeste, en una nueva sociedad, Arroyo de la Moraleja, manejada por la familia. Los dividendos más importantes ya habían sido cobrados en 2007, justo un año antes del comienzo de la recesión. Pero en el resto de las empresas no les ha ido nada mal. A pesar de que su negocio es el inmobiliario, buena parte es de alquileres, a menudo de garajes, que no ha sufrido tanto como el de la construcción de viviendas. Las pérdidas de las empresas que las han cosechado han sido lo suficientemente razonables como para que su patrimonio no sufra graves quebrantos. Las que han perdido patrimonio se compensan con las que han ganado.

Garajes y finanzas.

Además de las inversiones inmobiliarias, los Franco realizan también a través de ellas inversiones financieras, como los casi 6 millones de euros, por ejemplo, que tiene Fiolasa y que ha puesto en manos de Banif, JP Morgan o BNP, o, los 18,4 millones que Sargo Consulting, de Carmen Franco, la hija del general, tiene  en empresas del grupo y tres fondos de inversión: DWS Dinerplus, Grundbesitz Invest y DWS Topiary Select. Por cierto, que Carmen Franco se adjudicó un sueldo de 17.000 euros al mes de Sargo Consulting en 2008. Los alquileres de garajes son algo más estables económicamente que el resto del negocio inmobiliario. Aparcamiento Atocha 70 ha vuelto a tener beneficios en 2010. Pero una de las que van como un tiro es Comerzia, donde Francis Franco, el nieto del dictador, ha concentrado sus inversiones financieras y su patrimonio, que alcanza en esta empresa los 21,7 millones de euros.

Entre los nietos también destaca María de la O Martínez-Bordiú Franco. El patrimonio de su empresa CM 16 ha crecido a pesar de la crisis, al pasar de 15,5 millones a 22,5 millones de euros, aunque le reporte pérdidas. En la sociedad Domarma, donde es consejera, tiene activos por otros 5,7 millones de euros. De hecho, esta última no tiene miedo a realizar inversiones inmobiliarias en plena crisis del sector. En 2010, por ejemplo, se gastó 1,5 millones de euros en una parte de un edificio en Madrid.

En definitiva, las pérdidas de las empresas de los Franco se compensan con los beneficios que tienen otras, que a veces no son pocos. Fiolasa ganó 306.000 euros en 2010, último ejercicio del que se conocen las cuentas, frente a los 65.000 euros de 2009. Además, las pérdidas, cuando las hay, son pequeñas en comparación con su patrimonio, por lo que pueden hacerles frente sin agobios.

Hay que recordar que este no es todo su patrimonio. Es lo que aparece en sus empresas. Las inversiones que hayan realizado a título personal los miembros de la familia no se conocen, aunque sí existen noticias de los inmuebles que, por ejemplo, ha vendido Carmen Martínez-Bordiú a lo largo de los años. Pero la fortuna que les dejó Franco era impresionante.

Otra manera de hacerse una idea de lo que suponían esos 34 millones de pesetas es que con 2,5 millones de pesetas Franco se compró los terrenos de Valdefuentes. Eso quiere decir que, si hubiera invertido los 34 millones de pesetas en tierras, podría haber comprado 136 millones de metros cuadrados, tanto como la superficie del municipio de Valencia, o tanto como la cantidad de suelo que se va a quedar el llamado banco malo de todas las entidades financieras en apuros por los conocidos como activos tóxicos, según calculan sus responsables. Esa fortuna secreta es la que ha enriquecido a su familia.

Origen del patrimonio familiar.

Para intentar explicar el patrimonio que tiene la familia automáticamente se responde que se trata de los frutos de la herencia que recibió de Franco. Y al pensar en la herencia hay que preguntarse de dónde consiguió el dictador una fortuna como esa, cuando la propaganda del régimen se encargaba de transmitir que el general era una persona que no quiso nunca ganar dinero en el ejercicio del poder.

Los hechos que aparecen en sus papeles privados parecen desmentirlo. En agosto de 1940, nada más terminar la guerra, el secretario militar y particular de Franco resume las “cantidades que existen procedentes de donativos y otros conceptos a disposición de su excelencia el jefe del Estado y generalísimo” a fecha de 31 de agosto de 1940. Se trata de 34 millones de pesetas procedentes de suscripciones y donativos realizados durante la Guerra Civil. A diferencia de lo que ocurrió con el resto de las suscripciones y donativos recaudados en la Guerra Civil por el bando nacional, estos no fueron a parar a la junta liquidadora y, por lo tanto, al Tesoro público. Según el libro de Sánchez Asiaín sobre la financiación de la guerra (ver siguiente reportaje), la regulación legal del destino de estas suscripciones establecía que las sucursales del Banco de España eran las encargadas de centralizar los depósitos de sus zonas, que luego remitían a la central del Banco de España en Burgos. Un decreto de 1941 canceló la suscripción nacional previa constitución de una junta liquidadora.

Esta revista también publicó que, por ejemplo, el general Queipo de Llano dio cuenta, y liquidó con las autoridades del régimen, los fondos que quedaban de estas suscripciones o donativos al finalizar la guerra y cuya administración se encontraba bajo su autoridad. En el caso de Queipo, las cantidades que liquidó ascendieron a 26 millones de pesetas, con lo que el dinero que se quedó Franco fue mucho más.

Los donativos que manejó Franco directamente estaban destinados, entre otros, a los huérfanos de la guerra, al llamado Fondo de España, donativos para soldados indígenas y hasta para la reconstrucción del Alcázar de Toledo. También tenía otras cuentas en diferentes bancos “a disposición de su excelencia el jefe del Estado”, tal como aparece en el resumen encontrado entre sus papeles. La más importante de estas cuentas se encontraba en el Banco de España en Madrid, y ascendía a 18 millones de pesetas. Además, tenía cuentas en sucursales del Banco de España en Burgos y en otras entidades financieras privadas como el Banco Hispano Americano, el Banco Español de Crédito, el Banco de Bilbao, el Banco Mercantil en Madrid e incluso en el Banco Espirito Santo en Lisboa. Este banco y Portugal tuvieron un papel clave en la financiación de la sublevación militar. A pesar de los donativos que realizó Franco, la suma total no decreció significativamente con los años, tal y como muestran documentos hasta ahora desconocidos del archivo privado de Franco que se encuentran en Salamanca.

En otro resumen realizado al finalizar 1950, estas cuentas ya solo alcanzan los 21 millones de pesetas. Los documentos de su archivo que ha encontrado esta revista sirven también para comprobar que Franco gastó en la finca de Valdefuentes 10,4 millones de pesetas, de los que 2,5 millones se dedicaron a la compra de la misma y el resto a su maquinaria, construcciones, ganado y utillaje, según el estadillo más antiguo de los pagos efectuados en la finca y que está fechado el 4 de octubre de 1951. Este dato es importante, ya que se trata de la fecha exacta en que se constituyó la empresa Valdefuentes, la joya de la corona de la familia, según atestigua aun hoy el Registro Mercantil. Valdefuentes, como se ha dicho, cambió recientemente de nombre por el de FR Promociones del Suroeste.

Pagar la finca de Valdefuentes.

Así, Franco estuvo pagando antes de finalizar 1950 la finca. A la vez, los fondos que tenía en sus cuentas ocultas hasta esa fecha se reducen en 13 millones de pesetas. El estado de los gastos de la finca del 4 de octubre de 1941 destapa unos gastos de 10,4 millones. Si se restan de los 34 millones que tenía Franco a su disposición en 1940 estos 10,4 millones que se gastó en Valdefuentes, los 23 millones de pesetas restantes se encontrarían bastante cerca de la cifra de 21 millones de saldo a finales de 1950 de las cuentas que provenían de los donativos y suscripciones de la Guerra Civil.

Hay que considerar que los resúmenes de sus cuentas sacan a la luz que Franco dedicó también en aquellos años algunas cantidades a donativos y otros gastos personales, que explican que el saldo fuera finalmente de 21 millones en 1951. Es decir, la compra de Valdefuentes coincide con un recorte en el saldo de las cuentas de la guerra similar a lo invertido en la finca, lo que explicaría este descenso del dinero de las cuentas que manejaba. Hacia 1950 Franco realiza también otras inversiones financieras en acciones y deuda, con los fondos que provenían de la guerra, y ha trasladado 3,5 millones de pesetas en efectivo a la caja de seguridad de su residencia en El Pardo, con lo que se ve de nuevo que el dictador usó los donativos y suscripciones de la guerra para su enriquecimiento personal. El último resumen, con fecha de 31 de marzo de 1959, presenta un saldo de 22,7 millones de pesetas. Incluye solo dinero y acciones, no el valor de la finca de Valdefuentes.

Hay que tener en cuenta, además, que la familia se benefició de otros ingresos, como los que obtenía de la explotación de las fincas de Franco. A Franco algunos altos capitostes del régimen le apodaban por eso El Ranchero. Los mismos archivos que hoy pueden consultarse en Salamanca con el mismo desorden con que se encontraban sobre la mesa de trabajo de Francisco Franco en el palacio de El Pardo dan cuenta, por ejemplo, que en 1973 Franco se quedó con 100.000 pesetas de las 135.000 de beneficios que daba la finca de La Piniella, como también ocurría con el Pazo de Meirás, que no era un mero lugar de recreo.

Solo ha habido una iniciativa relativamente reciente de IU que pedía que se auditara la fortuna de la familia Franco. No tuvo éxito.

http://www.tiempodehoy.com/espana/la-familia-franco-inmune-a-la-crisis


Suspendido el homenaje a Franco en un edificio público el 2 de diciembre

noviembre 24, 2012
  • La empresa encargada del catering cancela el acto «ante la alarma causada»
  • La Fundación Franco asegura que lo mantiene y que prohibirlo «sería un delito»

 Madrid 22 NOV 2012

 

Cartel de la convocatoria del acto de homenaje a Franco el próximo 2 de diciembre. / FUNDACIÓN FRANCISCO FRANCO

Bajo el lema 120 años después, Francisco Franco, ¡presente!, la Fundación Francisco Franco había convocado un «acto de afirmación» el próximo 2 de diciembre en el Palacio de Congresos de Madrid, un edificio público, perteneciente al Instituto de Turismo de España (Turespaña), adscrito a Ministerio de Industria, Turismo y Comercio. El coordinador federal de Izquierda Unida, Cayo Lara, registró en el Congreso una iniciativa parlamentaria en la que pedía al Gobierno del PP que explicara si tenía previsto ·prohibir dicho acto que atenta contra la ley de memoria histórica y la memoria democrática de España» y  que aclarase si le parecía que tal homenaje «ensalza la dictadura franquista».

La noticia se publicó en la edición digital de varios medios de comunicación, incluido este, y a última hora de la tarde, el grupo Husa, que preside el expresidente del Barça, Joan Gaspart y que iba a encargarse del catering del acto, emitió un comunicado en el que asegura que ha decidido suspender el evento en el Palacio de Congresos de Madrid «dada la alarma causada, renunciando a sus derechos de negocio». «La reserva de dicho evento», añaden, «se realizó a través de la red comercial del Grupo con un particular y ya se ha notificado la decisión pertinente al cliente, sin más consecuencias». El ministro de Industria, Jose Manuel Soria, afirmó después que el lugar donde iba a celebrarse el acto, la cafetería del Palacio de Congresos, no lo gestiona Turespaña, sino el grupo Husa, informa Efe.

«Prohibirlo sería delito»

La Fundación Francisco Franco, no se dio por aludida, y respondió con otro comunicado también a última hora de la tarde manteniendo la cita: “El pasado mes de octubre se contrató con la empresa explotadora del Palacio de Congresos de Madrid la celebración de dicho evento el día 2 de diciembre, confirmándose dicha reserva por parte de la citada empresa. En contra de lo afirmado por el comunista Cayo Lara, no existe motivo legal alguno por el cual pudiera prohibirse la celebración de dicho almuerzo, y ni siquiera la Ley de Memoria Histórica contiene precepto alguno que pudiera amparar la prohibición de un acto de dichas características en un lugar público. Es más, la eventual prohibición de dicho acto constituiría un delito de discriminación por motivos ideológicos, por lo que entendemos que el acto se debe celebrar con normalidad, tal y como se realizó en el mes de julio de este año en el mismo lugar, una cena en conmemoración del 18 de julio”. En su web, la fundación mantenía la convocatoria, con fecha, lugar, hora y precio del cubierto: 30 euros por cabeza.

En esa misma web, Blas Piñar López firma un artículo orientativo sobre el espíritu de la convocatoria en el que asegura: “Franco está, a la vez, ausente y presente. Ausente porque concluyó su vida en el tiempo, y presente, aunque no le vemos ni oímos, porque, sin embargo, la verdadera memoria histórica, que es colectiva, nos lo hace cercano. (…) Entiendo que la memoria histórica auténtica (ante la dramática situación que vivimos y que como, además de la crisis económica, está descristianizando a nuestro pueblo, cambiando su mentalidad y sus conciencias y poniendo en juego la unidad de España) nos permite comparar la España que Franco configuró como una monarquía sin corona, con la España de la Transición, que es una corona sin contenido monárquico, como remate de un Estado antinacional”. Piñar lamenta la retirada del nombre del dictador de calles y lo que llama “el proceso liquidador de la obra de Franco”.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica acaba de pedir al presidente Mariano Rajoy, que las víctimas del franquismo “dejen de pagar con sus impuestos la tumba del dictador”. “En países como Portugal o Italia las tumbas de sus dictadores son responsabilidad familiar y no son tratadas como un bien público”, denunciaron en un comunicado. “En España, la tumba de Franco, dentro del Valle de los Caídos, forma parte del patrimonio del Estado y se mantiene con fondos públicos a los que contribuyen los familiares de los 113.000 desaparecidos como consecuencia de la represión”.

http://politica.elpais.com/politica/2012/11/22/actualidad/1353590253_597911.html


El Rey y Rajoy condecoran a los muertos de “Annual”; a los de Franco, ni pío…

septiembre 23, 2012

Enric Sopena. El Plural, 21-09-2012 – 22 septiembre 2012

¿Por qué se celebrará tamaño festín el 1 de octubre?. Nuevo traspiés del Rey

Nuevo traspiés del Rey. La Comisión del Regimiento de Caballería Acorazado Alcántara 10 fue recibida hace dos días por el monarca en el Palacio Real, con motivo de la concesión de la Laureada de San Fernando, una decisión aprobada por el Consejo de Ministros el día 1 de junio del año en curso.

Hace noventa años, ese Regimiento protagonizó el terrible “desastre de Annual”, una batalla colonial que provocó la muerte de 550 militares españoles en el verano de 1921, cuando intentaban replegarse ante los implacables ataques de los defensores tribales, militares o no, de Marruecos.

El abuelo de Margallo… y el bisabuelo
Entre los muertos que ahora serán condecorados estaba el abuelo paterno del actual ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo. El bisabuelo también murió en la primera guerra del Rif, entre 1893 a 1894. Aquella guerra fue conocida en los cuarteles como la Guerra de Margallo.

El amigo íntimo de Rajoy
Y ha sido Margallo -amigo íntimo desde hace muchos años de Mariano Rajoy- el que ha promovido, junto al ministro de Defensa, Pedro Morenés y Álvarez de Eulate, aristócrata y empresario del negocio de las armas, tan solemne numerito. Este acto castrense se realizará con gran pompa, por todo lo alto, sin apenas precedentes. Desde la Transición al 2012 no ha habido una sola condecoración de este género. Sólo la hubo en 1943, recién acabada la guerra civil y con el dictador Francisco Franco en El Pardo.

¿El 1 de octubre?
Insistimos. Nuevo error grave de Don Juan Carlos I. ¿Por qué se celebrará tamaño festín el 1 de octubre de 2012? El 1 de octubre de 1936 fue investido Jefe del Estado el general Franco, un militar de alta graduación, un golpista sanguinario que liquidó a sangre y fuego a la II República. Pero nunca las miles y miles de víctimas del franquismo han sido condecoradas o, al menos, oficialmente respetadas. A las víctimas de Franco, ni pío.

La expulsión de Garzón
Todavía, respecto a muchas de las víctimas, no se sabe donde reposan sus huesos. El juez Baltasar Garzón fue expulsado de su carrera judicial, entre otros argumentos insólitos, por intentar la investigación de las víctimas republicanas, asesinadas por bandas falangistas o por militares truhanes. La guerra civil no la ganó, sin embargo, Franco. El dictador venció gracias al apoyo de Adolf Hitler y de Benito Mussolini.

Los soldaditos pobres
En las guerras coloniales, tratando de invadir Marruecos, murieron muchos militares, de sargentos para arriba, ciertamente. Mientras tanto, la mayoría de los soldaditos españoles eran obligados a ir a esas guerras. Los soldaditos pobres, naturalmente. Los hijos de los ricos se salvaban del peligro porque la mayoría de las familias acomodadas -tan patriotas siempre- pagaban al Gobierno.

El prólogo de la dictadura del general Primo de Rivera
El desastre de Annual, 1921, fue el prólogo de la dictadura de Primo de Rivera. De allí salieron no pocos de los generales llamados africanos. Subían en el escalafón con gran rapidez, como es el caso de Franco y de otros de sus conmilitones. El abuelo de Margallo murió en Melilla.

El informe Picasso
El abuelo del actual Rey, Alfonso XIII, estuvo en el punto de mira de un informe denominado Picasso [por el general del mismo nombre], en el que salían presuntos delitos del monarca y del conde Romanones en cuanto a negocios de armas y otros negocios prósperos, aunque sospechosos, en aquella época. El Parlamento no pudo pronunciarse acerca del dossier mencionado, porque la dictadura del general Primo de Rivera cerró el Congreso de los Diputados. He aquí otra metedura de pata de Don Juan Carlos I.

Un Gobierno de amiguetes
En fin, el Gobierno Rajoy está demostrando una vez más su escaso arraigo a la democracia. Es un Gobierno, por lo demás, de amiguetes, como se demuestra con el papel de Margallo en este episodio. Alabar hazañas bélicas en una guerra colonial es lamentable. El Gobierno de Marruecos se siente lógicamente humillado por semejante recordatorio.

El primo de Mohamed VI
¿Se acuerda el Rey de que él acostumbraba a jactarse, durante algunos conflictos bilaterales, de ser el primo de Mohamed VI y hasta de conseguir apaciguar a las dos partes? Pues ahora no lo parece. Dice Margallo que eran héroes. Los héroes, Sr. Margallo, no son quienes hacen la guerra, sino los que la impiden.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM

http://www.elplural.com/2012/09/21/el-rey-y-rajoy-condecoran-a-los-muertos-de-annual-a-los-de-franco-ni-pio/


Franco nunca existió

septiembre 16, 2012

Aníbal Malvar. Público, – 12 septiembre 2012

Resulta que los que se oponen a desenterrar a los muertos de las cunetas, van y nos entierran también a Franco. Se les ha olvidado Franco”

 

Uno, a su edad, no es ya muy de posters en Uno, a su edad, no es ya muy de posters en la habitación. Pero, tras estos meses de jolgorios y libertades desenfrenados, se me había ocurrido poner una foto de Francisco Franco sobre la cabecera de mi cama. Una efervescencia hormonal.

Por eso me alegró sobremanera que la Casa Real inaugurara página web, pensando que iba a encontrar ahí la imagen ideal de Franco en toda su dignidad, a muchos megapixeles, para ampliarla y colocarla en el lugar que se merece. Pues hete aquí que no. Que sus realezas se han olvidado de poner a Franco entre las miles de fotos de su nueva página web. Y eso que fue Franco quien regaló a Juan Carlos la corona. Para que luego digan que es prescindible la ley de memoria histórica, cuando nunca nos acordamos de nada. Qué cabeza.

Resulta que los que se oponen a desenterrar a los muertos de las cunetas, van y nos entierran también a Franco. Se les ha olvidado Franco. Se les ha despistado. Y eso, para una institución tan democrática como la monarquía, es más que un desliz.

Como uno siempre ha sido bastante ignorante, pincha el enlace de la dicha página titulado La Monarquía en la Historia de España. Y resulta que Franco se les vuelve a pasar en la historia de España. Que no aparece. Que no se le nombra. Que se les olvida. Que Franco quizá sea un delirio mío, que a veces bebo. Así se resume la historia oficial

“El periodo de la Restauración iniciado en 1875 con Alfonso XII acabó en 1931 con la proclamación de la II República y el final del reinado de Alfonso XIII. Fueron años de gran crecimiento económico fundado en la industrialización de España, favorecido por la neutralidad durante la primera guerra mundial. En 1947, ocho años después del final de la Guerra Civil Española y en pleno régimen dictatorial, se estableció por Ley que España era un Estado constituido en Reino.

El acceso de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I a la Jefatura del Estado en 1975 favoreció e impulsó la Transición a un régimen democrático de libertades plenas y a un Estado social y de Derecho consagrado en la Constitución de 1978. Los decenios transcurridos desde entonces se consideran los de mayor progreso económico y social de toda la Historia contemporánea de España”.

En conclusión, que a nuestros reyes y príncipes se les ha olvidado Franco tanto en foto como en texto, y uno ya no sabe qué colgar en el cabecero de su cama.

También pudiera ser que nuestros reyes y príncipes tengan razón. Que Franco solo fuera una ilusión inventada por los rojos para justificar a sus muertos de sífilis o de otras enfermedades de putero. No me extrañaría. El español es enormemente fantasioso. Y, a los que hemos nacido un poco tarde, nunca nos pareció que ese sargentillo aflautado pudiera subyugar durante 40 años a un país tan glorioso. Era todo una patraña

La ausencia de Franco, en la página web de nuestra siempre transparente y honesta Casa Real, nos devuelve a la verdadera historia. Somos un país propenso a ser gobernado por fantasmas. Por apariciones fugaces. Por inaprensibles vientos fricativos que nunca dicen nada. Por zapatos que no dejan huella.

Nos inventamos un poder. Porque jamás, como pueblo, quisimos tener el poder. Y nos desgobernamos al ritmo que nos marcan nuestras supercherías. Como Franco, que nunca existió. Que ni siquiera aparece en la página web de nuestro jefe de Estado. Que es una entelequia ideada por Diógenes para justificar que nunca hayamos hecho nada por nuestra propia libertad y por nuestra higiene íntima.

Me voy a la cama con la pesadumbre de no poder colgar en mi cabecero la imagen de un hombre que nunca existió. Con todo el disgusto que le va a suponer este descubrimiento al caro Mayor Oreja, que mientras no existía este hombre, vivía tiempos de placidez. Me voy también con la sospecha de que nuestro adorado rey se quita años, lo que me conturba. Pues, desde Alfonso XIII hasta aquí, han pasado más años de los que Juan Carlos dice tener. O quizá yo empiezo a estar muy mal de la memoria.

http://blogs.publico.es/rosa-espinas/2012/09/12/franco-nunca-existio/


Once historiadores diseccionan la figura del dictador Francisco Franco: «El militar golpista organizó la Guerra Civil para tumbar a la República y usó el poder para ensañarse con sus adversarios»

julio 29, 2012

Crueldad bajo palio

Once historiadores diseccionan la figura del dictador Franco

Ilustración / Agustín Scianmmarella

Franco organizó la Guerra Civil para derribar la República. Una vez logrado su objetivo usó el poder para ensañarse con sus adversarios. Un grupo de historiadores analizan los gestos y la personalidad de un dictador cuya crueldad alcanzó, entre otros, la protección del palio.

Franco. La crueldad

Por ÁNGEL VIÑAS

Hay aspectos en Franco que no dejan de sorprenderme. Su capacidad de actuar jugando con todas sus cartas contra su pecho. Su cautela llevada al límite. Su sabio aprovechamiento de la coyuntura, en su provecho. La falta de pudor con que pocos días más tarde se autopresentó ante Hitler como el cabecilla de la sublevación. O la forma en que engañó como chinos a los agentes del SIM italianos. Su total desprecio por la vida humana. Una anécdota, que me contó hace años un testigo, uno de los emisarios que envió a Hitler, se me ha quedado grabada. Un oficial se presentó a Franco para ver si podía conseguir que se perdonara a dos chavalas que habían usado mosquetones contra los sublevados. La respuesta de Franco fue glacial: ya conoce usted las órdenes. Ejecútelas. El oficial salió temblando. No todos eran killers. Pero las chicas no se salvaron.

Carecía de fibra moral. No había sido un genio en la política, en la milicia, en la economía o en la formación técnica. Su capacidad para la traición. La sublevación la reacondicionó de tal manera que los deseos de los monárquicos que confiaban en él se quedaron en agua de borrajas. La inversión en terror que promovió, incluso por medios que chocan en comparación con la Italia mussoliniana y el Tercer Reich, fue el legado sangriento que ha dejado en la historia de España.

Ángel Viñas es historiador, autor de La conspiración del general Franco.

EL llorón

Por PAUL PRESTON

Aunque implacablemente cruel con sus enemigos y fríamente distante con sus subordinados, era de lágrima fácil. Las limitaciones emocionales de su infancia se reflejaban en la madurez en un profundo sentido de privación y la consiguiente autocompasión: lloró el día de su primera comunión; lloraba al hablar de Alfonso XIII; lloraba cuando hablaba de la ayuda recibida de Portugal, Italia y Alemania durante la guerra. En las pruebas de su encuentro con Hitler se veía que sus ojos empapados le brillaban de emoción. Se le llenaron los ojos de lágrimas al recordar la vergüenza de Pétain cuando tuvo que pedir el armisticio, olvidando cómo él mismo había intentado explotar la debilidad francesa para ocupar parte del imperio francés en el norte de África. Franco estaba embargado de emoción durante la visita de Eisenhower y lloró en el banquete que se dio en el palacio de Oriente visiblemente conmovido por estar en términos de familiaridad con el presidente de EE UU. Se emocionó el día que recibió un doctorado honorífico de la Pontificia de Salamanca. Tal emoción contrastaba con la frialdad con que contemplaba masivas sentencias de muerte. Y la llorosa gratitud por la ayuda portuguesa durante la guerra no le impidió acariciar la idea de una anexión de Portugal para una España más grande.

El tono de resentimiento y de lástima de sí mismo fue una de las fuerzas motivadoras que le condujeron a la grandeza. Numerosas anécdotas de su vida evocan al chiquillo oprimido que debió de ser: un día en Alcañiz durante la guerra, al ver a sus oficiales tomando un aperitivo, salió de su cuartel y dijo en voz quejica a uno de sus generales: “¿Es que yo no puedo tomar una copa?”. Sólido comilón, se quejó un día ante su guiso de carne favorito, “como soy el jefe del Estado, me ponen el ragú con mucha carne, y resulta que a mí también me gustan mucho las patatas”. Se sentía a gusto sintiéndose privado. La autocompasión se veía en muchos de sus discursos, pero quizás el ejemplo más llamativo fue el 7 de marzo de 1946 en el Museo del Ejército. Hablando de la hostilidad internacional, aseguró: “Nosotros somos a los que menos puede sorprender, pues jamás se nos habló de otra cosa que de sacrificios e incomodidades, de austeridad y largas vigilias, de servicios y de centinelas. Pero en este servicio, a vosotros os corresponde alguna vez el descanso, y a mí no; yo soy el centinela que nunca es relevado, el que recibe los telegramas ingratos y dicta las soluciones; el que vigila mientras los demás duermen”.

Paul Preston, catedrático en la London School of Economics, es autor de El gran manipulador. La mentira cotidiana de Franco.

El saludo blando

Por JOAN MARIA THOMAS

Las imágenes saludando vistiendo uniforme del Ejército con los añadidos de cuello azul y boina roja fueron muy corrientes a lo largo de su régimen. Tal multicoloridad representaba los tres sectores que nutrieron el bando rebelde en la Guerra Civil: militares, falangistas y carlistas. Al primero pertenecía el llamado Caudillo y de los demás se incautó el 19 de abril de 1937, vía promulgación de un Decreto de Unificación que creó el partido único Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Un partido fascista en el que los camisas viejas aceptaron participar creyendo que Franco y su consejero Serrano Súñer construirían un auténtico Estado fascista. Pero no lo hicieron, sino un régimen representativo de los rebeldes y sus apoyos civiles, bajo la jefatura indiscutible y (casi) eterna del dictador. La progresiva castración del sueño falangista no fue demasiado cruenta, y cuando se vio lo que en realidad se pretendía, tan solo unos pocos falangistas dimitieron (como Ridruejo en 1942). La triunfante Falange de Franco quedaría para siempre. Ni más ni menos que hasta abril de 1977, cuando se disolvió por decreto, tras cambiar de nombre y llamarse Movimiento. Sus militantes disfrutarían durante años de empleos, sinecuras, pisos e influencias, aún soñando unos pocos de ellos en una “revolución pendiente” que nunca llegó. En realidad se convirtieron en el apoyo civil más incondicional de Franco, ya que a él y solo a él todo se lo debían. El poco enérgico saludo del Caudillo ejemplifica su versión del fascismo. Blando. Nada terso, como gustaban de decir nuestros fascistas.

Joan Maria Thomas es profesor titular de Historia Contemporánea de la Universitat Rovira i Virgili. Autor de Los fascismos españoles.

Franco, la voz y el carisma

Por JULIÁN CASANOVA

Los déspotas modernos dedicaron mucha atención a la construcción de su imagen pública, al cuidado del estilo y de la pose en los discursos y apariciones públicas. Si hubiese que concretar en un caso histórico el “tipo ideal” de “autoridad carismática” que teorizó Max Weber, ese sería Hitler. El liderazgo de Franco tuvo, por el contrario, poco de carismático y para ejercerlo no necesitó de la dramatización. Ni de la voz. Era atiplada y sonaba casi infantil, poco agradable. Nunca empleaba una entonación variada y sus discursos eran monótonos y aburridos. ¿Para qué quería una dicción clara, armónica o limpia, una voz que transmitiera credibilidad y seguridad? Franco no conquistó el poder dirigiendo un partido de masas, ni nunca tuvo que convencer a los votantes. Llegó al mando supremo a través de las armas y después ya se encargó la Iglesia de moldear su imagen de “gran católico cruzado”. Era el elegido por la divina providencia para guiar a los españoles por el buen camino. Pese a su voz atiplada y poco enérgica.

Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza, es autor de República y Guerra Civil.

La sonrisa de Franco

Por ISMAEL SAZ

En 1937, Franco era casi todo. Pero le faltaba algo para ser como los grandes caudillos fascistas Hitler y Mussolini, genuinos caudillos populares, dotados de todos los elementos que, se supone, configuran el carisma. Ni por sus orígenes sociales, ni por su trayectoria política, ni por su capacidad de comunicación, ni por su figura corporal, ni por su voz atiplada Franco parecía dar la talla del auténtico caudillo fascista. Lo constató pronto el primer embajador de la Italia fascista en España, Roberto Cantalupo. Ante unas masas entregadas al grito de “¡Franco, Franco, Franco!”, el caudillo “fue incapaz de decir algo a la gente que le aplaudía y esperaba una arenga… se había vuelto frío, vidrioso y femenino”. Todo un problema en la Europa fascista y carismática.

Muchos franquistas pusieron manos a la obra y encontraron la solución, la sonrisa. Como dijo Giménez Caballero, Franco no tenía “la mirada y la forma de emproar la mandíbula” de Mussolini, o el “aire entre marcial y popular, entre doctoral y solemne” de Hitler, pero tenía la sonrisa, y esta le confería una “ternura paternal y maternal a la vez”. “Capitán de la sonrisa blanca”; de la sonrisa gentil y natural, aroma de optimismo y rúbrica de victoria; sonrisa resplandeciente que transmitía “fe y amor”, escribió Manuel Machado; sonrisa “como una rosa en flor” ofrecida por un hada maravillosa a un recién nacido Franco, compuso Pemán.

Convertido por mor de su sonrisa en pacificador y reconciliador de los españoles, amado por ellos, de los que podía ser padre y madre a la vez, la imagen del Franco sonriente parecía haber dado con la clave de aquel quantum de carisma que le faltaba. La estrategia tuvo éxito. Sin embargo, era una sonrisa extraña. Tras ella había un cerebro “calculador, frío y metódico” que sabía esperar y decidir en el momento oportuno, se dijo en la prensa de la época. Buena percepción sin duda, como lo sería aquella otra de Samuel Ros cuando hablaba del “acento más firme de la sonrisa que una veces dibujan sus labios y otras veces ocultan sus labios”. Grandes virtudes para los franquistas que esto escribían, pero fundados motivos de inquietud para los que no lo eran.

Ismael Saz es catedrático de Historia Contemporánea de la Universitat de València. Autor de Fascismo y franquismo.

El cuerpo de Franco

Por ENRIQUE MORADIELLOS

El cuerpo de Franco sufrió unos cambios considerables a lo largo de su vida adulta. En el caso de Franco, esa transformación de su fisonomía externa dejó patente tres grandes momentos: 1. El joven oficial de pequeña estatura (1,64 metros), acusada delgadez, rostro aniñado y barbilampiño y voz fina y atiplada. 2. El maduro general victorioso y omnipotente de los años cuarenta, con porte más soberbio y altanero, apreciable tendencia a la gordura y marcado sobrepeso. 3. El anciano dictador de los primeros años setenta, enfermo y tembloroso, con notoria rigidez corporal y facial y un hilo de voz apenas audible y bisbiseante. La primera imagen corporal descrita corresponde a su etapa de joven oficial “africanista” de Infantería de ligeros aires románticos que se curte con valor en las artes marciales en una cruenta guerra colonial en el Protectorado de Marruecos. La segunda imagen, antológica del primer franquismo, es la propia de un temible “Caudillo de la Victoria” que ha vencido en una guerra civil fratricida y levanta sobre su triunfo un régimen de dictadura caudillista con plenos poderes y sin fecha de caducidad. La tercera imagen evidencia la decrepitud física de un anciano débil y vulnerable que oficiaba como severo y anacrónico patriarca de una España irreconocible para su generación y cada vez más compleja y conflictiva.

Enrique Moradiellos, historiador, es autor de La España de Franco. Política y sociedad.

La niña de sus ojos

Por VICENTE SÁNCHEZ-BIOSCA

La mirada de Franco carecía de la electricidad de Hitler, del exceso de Mussolini, de la opacidad de Stalin. Su adustez quizá encarnara la severidad castrense, su desprecio por la seducción. Cuentan que los soldados a los que mandaba la temían por implacable, pero esta no quedó, que yo sepa, impresa jamás. La que circuló se fue haciendo más y más impenetrable. Hay una foto de Franco que perfora mis noches. Un grupo de jerarcas del régimen sale de una gala: los ministros Iturmendi y Barroso flanquean al matrimonio. La esposa luce su collar de perlas y recoge púdicamente su vestido largo. El Caudillo, ya orondo, luce sus laureles en su traje de gala. Carmen Polo sonríe con compostura; el resto vacila entre una alegría moderada y la tediosa etiqueta. En cambio, los ojos de Franco se tuercen respeto al eje de la fotografía y su mirada de reojo taladra a alguien situado apenas un paso fuera del encuadre. El gesto no estaba previsto y escapó probablemente a quien la difundió. Pero creo percibir en ella, agazapada, la mirada fulminante evocada por aquellos legionarios de antaño y presiento que si fuera capaz de entender esta mirada, habría penetrado el sentido de toda una época.

Vicente Sánchez-Biosca es catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Valencia. Autor de Imágenes en migración: iconos de la Guerra Civil.

La representación

Por ZIRA BOX

El dictador emergió simbólicamente de la guerra alzado a la tribuna de los vencedores. Franco presidía triunfal el desfile de la Victoria. Era el 19 de mayo de 1939 y la imagen, aquella que le mostraba como el invicto Caudillo ganador de la guerra, se iba a convertir en una omnipresente reproducción a lo largo de los años posteriores. Casi nada fue dejado a la improvisación. En el caso de los cuadros, el cuerpo de Franco se idealizó y adelgazó, y en el de las fotografías, se iluminó y retocó. Su rostro casi siempre lució serio y severo, sereno y grave, a tono con los tiempos que acontecían. Se le esculpió a caballo, emulando a los guerreros clásicos; se le mostró de pie, con pose aristocrática. Y se le sentó, como si de un monarca se tratara. Su represtación fue cambiando al ritmo de la propia dictadura. Así, su exhibición comenzó con el Caudillo militar para que después, y de forma progresiva, fuera apareciendo el hombre político, el estadista que también reconstruía la paz. El paso de los años hizo que primase su parte humana: el gobernante aficionado al campo, la caza o la pesca, junto al hombre familiar, el padre que se convertiría en un abuelo gustoso de rodearse de sus nietos. Al final, el otrora triunfal Caudillo y general se trocó en anciano: una descontextualizada reproducción de un hombrecillo delgado y avejentado dentro de un país que, por aquel entonces, ansiaba ya por abrir las ventanas a la libertad y la modernidad.

Zira Box es profesora de Historia del Pensamiento Político de la UNED, autora de España, año cero.

Bajo palio

Por GIULIANA DI FEBO

Durante su dictadura Franco fue el centro de ceremonias y ritos destinados a subrayar su condición de enviado de la Providencia. El modelo ritual fue inaugurado en diciembre de 1937 con motivo de la jura en Burgos del I Consejo Nacional de Falange. La ceremonia se desarrolló en el monasterio de Santa María de las Huelgas. Fue un rito de fundación del Nuevo Estado nacionalcatólico y de celebración de Franco como “Caudillo supremo”. Las fuerzas del Ejército desplegadas en vistosa parada, la Falange llegada de los frentes de combate, el paso de las tropas marroquíes y la escolta mora. Franco entraba en la iglesia para oír misa mientras el órgano tocaba el Te Deum laudamus. Ya en la sala Capitular, sentado en un trono con dosel de damasco rojo, después de haber jurado sobre los Evangelios ante el cardenal Gomá su fidelidad a España y a Falange, asistió al desfile y a la jura de los consejeros. La ceremonia ilustraba la sacralidad del pacto entre Franco y una jerarquía eclesiástica garante de la reciprocidad del vínculo entre las instituciones del régimen. Era la primera etapa de un proceso que culminó en la ceremonia de la ofrenda de la espada de la Victoria en la iglesia de Santa Bárbara de Madrid en 1939. El “generalísimo” se dirigía hacia la iglesia saludado por blancas palmas que añadían a la escena un toque bíblico. Se acercaba al altar caminando bajo palio, una modalidad litúrgica reservada a los reyes, a los obispos y al Santísimo Sacramento. Después de una solemne ceremonia evocadora de ritos medievales, depositaba su espada gloriosa. La Ofrenda concluyó con la bendición de Gomá y un abrazo entre los dos. Salvas de artillería y repiques de campana festejaron la aparición en la plaza de un “generalísimo” que “no pudo contener el llanto”, pero ya consagrado “Caudillo por la gracia de Dios”.

Giuliana Di Febo, catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Roma. Autora de Ritos de guerra y de victoria en la España franquista.

Atado y bien atado

Por SANTOS JULIÁ

Fue en el cerro de Garabitas en mayo de 1962. Para responder a las embestidas contra la patria la Hermandad de Alféreces Provisionales convocó una gran concentración en este sagrado lugar de su memoria histórica. La guerra no terminó en la victoria, dijo Franco, y quienes torpemente especulaban con sus años debían saber que se sentía joven y que detrás de él “todo quedará bien atado y garantizado por la voluntad de los españoles y por la guardia fiel e insuperable de nuestros ejércitos”. Nuestra obra, terminó diciendo, es el mandato de nuestros muertos.

Pero no sería hasta el 22 de julio de 1969, ante las Cortes, convocadas para aprobar la ley que declaraba al príncipe Juan Carlos de Borbón heredero a título de rey, cuando encontró la fórmula definitiva. De nuevo, la memoria de la guerra y el recuerdo de los muertos. Lo que hacemos hoy, añadió, no es una restauración, es una instauración. Y cuando “mi Capitanía llegue a faltaros la decisión que hoy vamos a tomar contribuirá a que todo quede atado y bien atado para el futuro”. Habían pasado 30 años del fin de la guerra y así quedaba instaurada la Monarquía del Movimiento Nacional. Dueño del tiempo y de la memoria, Franco se sintió aquel día como Dios, alfa y omega de la historia.

Santos Juliá, catedrático de Historia Social y del Pensamiento Político de la UNED, es autor de La violencia política en la España del siglo XX.

Franco como obsesión

Por JOSÉ ÁLVAREZ JUNCO

Vivimos, en los últimos lustros de la dictadura, cosas extraordinarias, nunca vistas. Carreteras atascadas (término nuevo), hasta donde alcanzaba la vista. Un atardecer, en una de aquellas situaciones inéditas, me asaltó la sospecha de que Franco se hubiera muerto. Podía ser un síntoma de que el edificio se colapsaba. Y el colapso tenía que comenzar por la desaparición de la piedra angular, que era él, el padre incoloro y silencioso, pequeñito, de voz atiplada, casi inaudible, pero a la vez omnipresente, conocedor de todo y causa de todo. Cuando muera, repetíamos, porque algún día tendrá que morir. Pero era hablar por hablar porque, en el fondo, nadie se lo creía. Nuestras vidas eran inimaginables sin aquella referencia a la que odiar y temer, a la que culpar de todo. En nuestras primeras discusiones políticas, le habíamos disculpado: había enchufes y chabolas, sí, pero solo porque él no se enteraba, porque estaba rodeado de gentes que le ocultaban la realidad para aprovecharse. Pasamos más tarde a maldecirle, a culparle de todo. De lo que no podíamos hacernos a la idea es de que un día, de verdad, viviríamos sin aquella losa encima.

José Álvarez Junco, catedrático de Historia de la Universidad Complutense, es autor de Mater dolorosa.


«Por cada asesinato que cometió Mussolini, Franco cometió 10.000″…

diciembre 17, 2011

En esta entrevista realizada por la Asociación de estudiantes prograsistas de Catalunya, el profesor Navarro ralata su experiencia personal durante los años cincuenta y sesenta en nuestro país. 

nuevatribuna.es | Actualizado 20 Septiembre 2011
 

«De las dictaduras más represivas que hayan existido en Europa a una democracia muy incompleta»Usted escribe con frecuencia críticamente sobre el olvido de la historia reciente de nuestro país

Vicenç Navarro | Sí, porque creo que es un error no saber de dónde venimos. El dominio de las fuerzas conservadoras en el proceso de transición inmodélica, pasando de una de las dictaduras más represivas que hayan existido en Europa a una democracia muy incompleta, hace que no se haya recuperado la memoria de lo que pasó entonces, reproduciéndose sólo la versión del pasado que promueven las fuerzas conservadoras.

«La historia que se enseña en nuestro país es una historia sesgada e incompleta»De ahí que usted haya escrito repetidamente que la importancia de recuperar la memoria histórica se basa en la urgente y necesaria corrección de la historia que se ha estado enseñando a nuestra juventud, y que no es la historia real de nuestro país

Exacto. La historia que se enseña en nuestro país es una historia sesgada e incompleta. Se pasó de la versión promovida durante la dictadura, que presentaba a los golpistas como “los buenos” y a los republicanos como “los malos”, a la versión actual, en la que, lo que se llama los dos bandos de la Guerra Civil, son ambos “buenos y malos”. Se ha pasado a un relativismo en el que, bajo el argumento de oponerse al maniqueísmo, se termina aceptando que lo que llaman los dos bandos comparten las mismas responsabilidad por la existencia del golpe militar y de la dictadura que estableció, continuando así la falsificación de nuestra historia.

«En la mal llamada Guerra Civil española hubo buenos –los republicanos- y malos –los golpistas-«Según usted hubo buenos y malos

Sí, de la misma manera que en la II Guerra Mundial hubo buenos –los aliados- y malos –el nazismo y el fascismo-, en la mal llamada Guerra Civil española hubo buenos –los republicanos- y malos –los golpistas-, responsables de que hubiera un conflicto, responsables del mayor número de asesinatos políticos conocido en la historia de España y responsables del enorme retraso económico, cultural, social y político del país. Poner a los republicanos, que defendían la democracia, en la misma categoría de los que la destruyeron es, además de profundamente antidemocrático, un relativismo moral que exige ser denunciado

En cambio, en España y también en Catalunya se hace constantemente

Es resultado de su limitadísima cultura democrática. Siempre me sorprende la enorme tolerancia de los medios y de la cultura política dominante hacia los fascistas o sus defensores en España. El autor de la biografía de Franco, de la Real Academia, así como su defensor en el programa “59 segundos” estarían en la cárcel en Alemania. En cambio, aquí, se les da todo un forum financiado, además, públicamente. Es vergonzoso.

«Mis padres eran profundamente antifascistas»Permítame que le haga preguntas sobre usted. ¿Cómo se politizó usted?

Desde mi infancia. Mis padres eran profundamente antifascistas, habían luchado en defensa de la República, participando en ella activamente.

¿Cómo participaron en la República?

«No se le han enseñado a la juventud en nuestro país las reformas progresistas que se hicieron durante la época republicana»Como maestros. Eran jóvenes, entusiastas de la docencia, que estaban ilusionados con los cambios pedagógicos que la República y la Generalitat de Catalunya introdujeron en la escuela pública. Hay una película en España, que se titula “La lengua de las Mariposas”, que narra bien la ilusión de los maestros jóvenes durante la República, con los cambios educativos. No se le han enseñado a la juventud en nuestro país las reformas progresistas que se hicieron durante la época republicana. Venía gente a España y a Catalunya para aprender de tales reformas, igual que nosotros, más tarde, íbamos a Suecia para aprender las reformas de aquel país.

¿Dónde ejercieron de maestros sus padres?

Durante la República en Gironella, una población del Berguedà, cerca de los Pirineos catalanes. En realidad, se conocieron y se casaron allí. Eran los directores de la escuela pública de aquella población, claramente comprometidos con las reformas.

«Los maestros fueron sujeto de una represión selectiva y brutal«¿Cómo les afectó la ocupación de las tropas fascistas?

Les expulsaron a los dos del magisterio. Poco se ha escrito de la enorme represión que sufrieron los maestros bajo el fascismo. Había un odio enorme de la oligarquía que dominaba España, incluyendo Catalunya, dirigido por la Iglesia, hacia los maestros, a los cuales acusaban de contaminar a los estudiantes con valores laicos, democráticos y republicanos. Los maestros fueron sujeto de una represión selectiva y brutal.

 Poco se ha escrito sobre ello

Sí, muy poco. En realidad hay muchísimo todavía por conocer. Incluso yo, hijo de maestros represaliados, continúo descubriendo cosas. Un ejemplo es lo que viví personalmente este año. Recibí una nota de una lectora de mi blog en la que me preguntaba si yo era hijo de los maestros de Gironella, en el Berguedà, durante la República. Le dije que sí, a lo cual me respondió que a su madre, que había sido alumna de ellos, le encantaría conocerme. De ahí que mi hermano y yo fuésemos a verla. Era ya una persona de avanzada edad, una persona encantadora que se había casado también con otro alumno de mis padres. Fue una visita muy emotiva, pues nos contó mucho de lo que había ocurrido durante la guerra y después, durante la represión. Nos contó que quería que los hijos de sus maestros supieran lo amados que eran sus padres entre las clases populares de la zona. Y que, cuando fueron expulsados del pueblo, hubo una revuelta popular, con gente manifestándose en el pueblo, lo cual requería enfado y coraje, porque estamos hablando del año que comenzó la brutal represión. Me contó muchos detalles, como la movilización del pueblo para defender y ayudar a mis padres, detalles que ni mi hermano ni yo sabíamos. Nada de esto nos habían contado nuestros padres, pues nunca les gustaba hablar del pasado, un hecho característico de la generación que perdió la guerra. En realidad, durante muchos años, su silencio fue la manera de protegernos a sus hijos. Los padres querían ocultar su pasado a sus hijos, pues tal conocimiento podía acarrearnos problemas a nosotros. Era una dictadura enormemente represiva. No hay que olvidar que, por cada asesinato que cometió Mussolini, Franco cometió 10.000. Es sorprendente que a aquella dictadura se la quiere presentar como meramente autoritaria y no totalitaria. Que se lo pregunten a los hijos de los vencidos. La constante humillación y la enorme opresión psicológica, emotiva e intelectual, era totalitaria, pues invadía todos los resquicios de la persona, incluyendo su identidad. Y ello no se conoce.

«Creo que fue el mayor beso político que jamás se haya dado entre un sobrino y sus tías«Debió ser doloroso para sus padres

Sí, lo fue. Este silencio todavía pesa como una losa. Otro ejemplo de este silencio fue la enorme sorpresa, un día, durante la dictadura, cuando mirábamos fotografías antiguas en la buhardilla de nuestra casa, mi hermana y yo que éramos niños descubrimos una fotografía de nuestra tía Amparo, hermana de nuestra madre, con un uniforme de un campo de concentración nazi. ¡Nos quedamos de piedra! No sabíamos nada de ello. Cuando, enfadados, exigimos saber qué había pasado y por qué no nos habían dicho que la tía Amparo había estado en un campo de concentración nazi, nos dijeron que nuestras tías, no sólo la tía Amparo, sino también la tía Amalia, habían huido a Francia y más tarde, como miles de republicanos españoles, habían sido miembros del maqui francés, que luchó en contra del régimen de Vichy y de la ocupación nazi. Ambas habían sido detenidas en campos de concentración nazis. Y no nos lo habían dicho para protegernos. Ser conocido como familiar de maquis era peligrosísimo. Y lo peor es que el régimen fascista quería que nos avergonzáramos de ello, cuando, en realidad, estábamos orgullosos de ello. Recordaré siempre el primer beso que les di a mis tías cuando las vi de nuevo en el exilio. Creo que fue el mayor beso político que jamás se haya dado entre un sobrino y sus tías.

Esto toca un tema también olvidado: los republicanos en el exilio

Exacto. Pocos saben que la resistencia antinazi en Francia la iniciaron los republicanos españoles, pues los nazis, cuando invadieron Francia, asumieron correctamente que la mayoría de españoles que huían de España, incluyendo Catalunya, eran antifascistas, con lo cual, los republicanos fueron los primeros en organizarse en contra del régimen de Vichy y en contra de la ocupación nazi. Más tarde, cuando terminó la guerra, el gobierno francés condecoró a muchos de ellos, incluidas mis tías. Mis tías recibían incluso pensiones del gobierno francés. De Francia pasaron a América Latina, a Venezuela, como parte de la diáspora republicana, totalmente desconocida en España. Sólo algunas figuras han sido reconocidas, pero la mayoría fueron olvidadas.

¿Conoció a personas republicanas en Latinoamérica?

Sí. Cuando asesoré a varios países de América Latina y visité muchos países de aquel continente, siempre intentaba ver y saludar a la comunidad republicana exiliada, para agradecerles el enorme sacrificio que habían hecho por nuestro país.

Sus padres y familiares tuvieron, pues, una gran influencia en usted

Sí. Enorme. Su compromiso, su coherencia, su sacrificio, su gran dignidad y su humildad. Recuerdo una vez que les dije que para mí ellos y los tíos y tías eran héroes. Mi padre se molestó y dijo con toda contundencia: “No digas tonterías. Nosotros nos limitamos a hacer lo que cualquier persona honrada hubiera hecho en nuestro lugar. Y lo volveríamos a hacer. Era nuestro gobierno, elegido por el pueblo y creíamos en él y en lo que hacía. Y ya está. Sin hablar más de ello”. Y así transmitían, además, el mensaje de que una persona de bien nunca habla de sí misma.

Pues le voy a poner en un aprieto, porque quisiera que me hablara más de usted. ¿Cuándo comienza su trabajo político?

Bueno, activamente a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta. Es cuando iniciamos la resistencia no armada, iniciada por el movimiento obrero y apoyada por el mundo universitario.

«La dictadura temía que el movimiento estudiantil se aliara al movimiento obrero«¿Y cómo comienza? ¿Qué hace?

La dictadura temía que el movimiento estudiantil se aliara al movimiento obrero. La mayoría de estudiantes procedían de la burguesía, pequeña burguesía y clases medias de rentas altas. Y no sabían qué le estaba pasando a la mayoría de la población, es decir, a las clases trabajadoras. Así fue como unos pocos empezamos a intentar que el cuerpo estudiantil supiera de las consecuencias de la dictadura en la mayoría de la población, que pertenecía, en las ciudades, a la clase trabajadora.

¿Y cómo lo hicieron?

Yo era muy amigo de Ignacio Urenda y Joan Masana. Los tres vivíamos en barios obreros. Yo vivía en La Sagrera, el barrio tradicional obrero de Barcelona. Urenda, que dirigía el partido clandestino Frente de Liberación Popular, que se llamaba el felipe antes de que su nombre se catalanizara, y que era el partido que, con el PSUC, el partido comunista, tuvo mayor implantación en la universidad en la clandestinidad. Él y yo comenzamos el S.U.T. en Catalunya, como se le llamaba al Servicio Universitario de Trabajo.

«La única manera de funcionar en la dictadura era infiltrándonos en los sindicatos verticales«¿Y cómo lo establecieron?

Infiltrándonos en el sindicato fascista, el SEU. La única manera de funcionar en la dictadura era infiltrándonos en los sindicatos verticales. Así nació, por cierto, Comisiones Obreras.

¿Y cuál era el objetivo del S.U.T.?

Poner al mundo estudiantil en contacto con el mundo del trabajo, para que los primeros conocieran lo que pasaba en el segundo. Durante las vacaciones, los estudiantes trabajaban en los barrios, en las fábricas, en la pesca, en el campo, convirtiéndose en trabajadores. Este contacto radicalizaba a los estudiantes. De ahí que el S.U.T se convirtió en una de las canteras más importantes de militantes del FLP y del PSUC en la clandestinidad.

Y usted dirigió el S.U.T.

Sí. El primer dirigente del S.U.T. fue Ignacio Urenda. Pero cuando se fue a la mili pasé yo a dirigirlo, mientras que Joan Masana pasó a dirigir el F.L.P.

¿Dónde trabajó usted?

En el Somorrostro, uno de los barrios más pobres de Barcelona. En realidad, incluso cuando terminé la carrera de Medicina, trabajé como médico en el Somorrostro. Era un barrio de inmigrantes del sur de España, que las derechas nacionalistas catalanas, como Pujol y compañía, conocían como “charnegos”. Pues bien, yo era el médico de los charnegos y con mucha honra. Fue una experiencia inolvidable.

¿Qué tipo de experiencias tuvo usted en aquel barrio?

Muchísimas, de todo tipo. Ser médico permitía penetrar en la vida de la comunidad. Y pasaron muchas cosas, algunas de ellas sacadas casi de una película de Berlanga. Un día, por ejemplo, llegó un camión lleno de juguetes para los niños del Somorrostro, desde París. Nos lo enviaban unas monjas francesas obreras. En Francia había sacerdotes obreros y también monjas obreras. Y nos habían visitado meses antes. Parecían más militantes del Partido Comunista francés que miembros de la Iglesia Católica. Estuvieron unos días con nosotros, ayudándonos. Yo era el único médico del barrio y estaba siempre desbordado de trabajo. Se fueron más tarde y, francamente, me olvidé de ellas. Hasta que un día, cercano al día de Navidad, me despertaron a primera hora de la mañana. Yo creía que era la Gestapo española que, irónicamente, se llamaba la Brigada Político Social. Cual fue mi sorpresa cuando vi, frente al centro, un enorme camión lleno de juguetes. Lo enviaban las monjas obreras desde París para los niños del Somorrostro. Me dio gran alegría, pero también me preocupó porque sabía que la policía vendría y amenazaría con llevar a cabo interrogatorios. Y así fue. Nos rodearon varios coches preguntándonos de dónde venían los juguetes, quien los enviaba y con qué objetivo. Recordaré siempre cuando el jefe de la policía –la Brigada Político Social- me preguntó, gritándome y golpeándome, de quién eran estos juguetes y por qué nos los enviaban, le contesté que eran para que los niños del Somorrostro se divirtieran y fueran felices. Entró en cólera. Creyó que le estaba tomando el pelo. Comenzaron a abrir algunos juguetes, queriendo encontrar armas o algo parecido. Retuvieron los juguetes durante varios días, hasta que al final los devolvieron y fue una gran fiesta.

¿Y qué pasó con el S.U.T.?

Fue una experiencia exitosa, pues enseñó a muchos estudiantes la realidad y el significado de la dictadura. Mucha gente que ocupa lugares conocidos en la vida política e intelectual, en Catalunya, por ejemplo, se politizaron a través del S.U.T. Isidre Molas, hoy presidente del PSC, que era mi estrecho colaborador en el S.U.T., Dolores Renau, que fue directora del Instituto de la Mujer en la época de Felipe González, Josep Termes, uno de los mejores historiadores que tiene Catalunya, Nolasc Acarín y Marc Broggi, médicos muy conocidos y respetados en España, Pasqual Maragall, que fue Presidente de la Generalitat, y una larga lista. Me sabe mal no citarlos a todos porque se sentirán olvidados. Pero es que mi memoria a mi edad comienza a fallarme.

Creo que Manolo Vázquez Montalbán también

Sí, a Manolo le conocí antes del S.U.T. Había militado en el FLP y colaboró con el S.U.T. Éramos muy amigos, pues los dos, y también Pep Termes, procedíamos de familias que la burguesía solía definir como familias “humildes”. Era un gran ser humano, irónico, con gran sentido del humor y un gran compañero.

¿Qué relación había en la resistencia entre los partidos en la clandestinidad?

Hay que tener en cuenta que estamos hablando de la clandestinidad y por lo tanto se exigía una gran discreción aunque no siempre fuera tan acentuada como se desearía pero en Barcelona hubo plena colaboración. La relación con los compañeros comunistas era excelente. Yo siempre he tenido una gran estima por aquellos compañeros, a los cuales el país debe un voto de gracia por lo que han hecho por este país. Yo más tarde, colaboré con el PSUC y con el PCE durante la clandestinidad.

¿Qué quedó del S.U.T.?

Bueno, teníamos incluso prensa. Y de nuevo, cuando volví del exilio en otra fiesta, mis compañeros del S.U.T. me regalaron los números que se llamaban Gacetas del S.U.T. Mi amigo Nolasc Acarín los había recogido y me los dio. Al final lo prohibieron. Vieron que, como le dije antes, era una cantera de personas que se juntaban a los partidos de la clandestinidad, y muy en especial, al PSUC y al FLP.

¿Cuándo se fue usted de Cataluña y de España?

En el año 1962, un día lluvioso a finales de Setiembre. Siempre me acordaré.

¿Por qué se fue?

Por una razón estructural y otra coyuntural. La primera era que yo estaba muy fichado por la policía político social y por el SEU. Martín Villa, el Jefe del SEU, me llamó un día a su despacho y en tono muy amenazante, gritándome e insultándome, me dijo que nunca encontraría trabajo en España, lo cual pude comprobar cuando terminé la carrera. No podía encontrar trabajo como médico. Trabajé en el Somorrostro en un centro de salud que no estaba ni legalizado, ni reconocido. Hubo muchos indicadores de que yo estaba fichado y que lo tendría difícil para trabajar. La razón coyuntural fue que, en una de las redadas en contra de la resistencia antifascista, los compañeros de la clandestinidad me pasaron la nota de que la policía Político Social me estaba buscando. Y así que me fui, iniciando un largo exilio.

¿Y a dónde fue?

Primero a Suecia, cuyo gobierno dio mucho dinero a la resistencia antifascista. La historia de la resistencia no se ha escrito todavía. Y luego a Gran Bretaña y a EEUU. Mi ilusión fue siempre volver a Catalunya y a España, pero no me fue nada fácil.

¿Cuándo volvió?

Yo he sido siempre en mi vida un académico formado en Suecia, Gran Bretaña y EEUU, impartiendo docencia y haciendo investigación en políticas públicas, que es una mezcla de economía política y ciencias políticas, centrándome en temas del Estado del Bienestar. La primera oportunidad que tuve de volver fue en la Universidad Autónoma de Barcelona, cuando el decano de la facultad de Medicina, Francesc Gonzàlez Sastre me propuso que me integrara como Catedrático Extraordinario. Hubo una oposición muy acentuada por parte de algunos sectores conservadores del partido gobernante en Catalunya, aún cuando el Conseller de Sanidad del gobierno CiU, el Sr. Laporte, encabezó una carta a la prensa firmada por intelectuales catalanes apoyando mi vuelta a Catalunya. Su hijo presionó para que la firmara. Siempre le agradecí al Conseller Laporte este acto. No compartíamos el mismo proyecto político, pero era un demócrata al cual tuve una gran estima en la que medida que le fui conociendo. Pero la oposición de derechas predominó y no se me ofreció la cátedra. Hubo bastante revuelo mediático sobre este caso.

El segundo intento fue cuando la Universidad Complutense me ofreció una Cátedra Extraordinaria de Economía Aplicada en la Complutense de Madrid. El rector Paco Bustelo me llamó por teléfono y me dijo “Nos hemos enterado que sectores de la derecha catalana se han opuesto a su vuelta a Catalunya. Estaríamos encantados de que viniera a la Complutense”. Y así fue. Por desgracia, el Rector Bustelo no salió reelegido, y salió en su lugar un rector próximo al Sr. Manuel Fraga, que lo primero que hizo fue anular mi Cátedra Extraordinaria. Así se cerró esta posibilidad. Por último, me presenté a la Cátedra de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona, ganando la plaza, y más tarde de Catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad Pompeu Fabra. Así fue como, por fin, me pude integrar al mundo académico, terminando mi largo exilio.

nuevartibuna.es

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El parque temático del franquismo…

diciembre 4, 2011

Amadeu Fabregat

 Siempre me pareció que había una contradicción entre la obsesión de Zapatero por desenterrar la memoria histórica y, al mismo tiempo, borrar parte de sus huellas. Borrado selectivo, en todo caso, como si el nuevo reetiquetado pudiera modificar piadosamente, con efecto retroactivo, los terribles acontecimientos del pasado. El voluntarismo aplicado a la historia. El zapaterismo ha sido muy amante de las grandes declaraciones, mientras la realidad se le escurría por los desagües del país. Sus cachorros quisieron reinventar la Transición, que ellos no pudieron protagonizar porque aún andaban de exámenes. También fue un régimen con poco sentido del humor, y menos aun de la ironía, valor a la baja gracias además al nuevo esquematismo que imparte Internet. Todos y todas acabaron por copiar las poses trascendentes del presidente, esa grave entonación que enfatizaba las palabras aunque perdiera de vista los hechos. Si uno le ponía un adjetivo ambiguo a una señora era condenado por machismo, y si profería una leve ocurrencia sobre la adopción homosexual ni te cuento. Durante la Transición, y bajo el primer felipismo, ya se hizo una limpia de emblemas del franquismo en calles y plazas, que tenia su sentido en aquellos momentos épicos de efervescencia democrática. Lo de quitar las estatuas ecuestres de Franco fue también un acto de justicia estética. Eran horrorosas, y las recuerdo como una panza montada encima de otra, la del caballo y la del achaparrado jinete. Es un enigma histórico que el dictador y su señora no mandaran fusilar al artista. Todavía hay muchas calles rotuladas con nombres representativos del franquismo, no tanto por voluntad de esos ayuntamientos como por la incultura de sus mandatarios, capaces de confundir al general Mola con un espía de Stalin. Zapatero se erigió en intérprete de la memoria histórica y llevó su fijación hasta los límites de la desmemoria, sin entender que era misión imposible de ejecutar porque los hechos sucedieron y el país está llenó de vestigios que aún los evocan y los convocan, y hay que dejar que cada cual se entienda o se desentienda con sus recuerdos. Ahora parece que casi nadie fue franquista en España, pero los partidarios del general acabaron siendo probablemente más numerosos que sus víctimas. La democracia la instauró el sucesor designado por el dictador, sin romper jurídicamente con el totalitarismo anterior. El arco parlamentario aceptó al denostado príncipe de España, hazmerreír de la izquierda clandestina y carne de cruelísimos chistes durante años. Todo muy poco ejemplar, si se observa con gafas severas. Pero así se escribe la historia, con renuncias y claudicaciones que con el paso del tiempo tendemos a olvidar porque recordarlo todo nos haría la vida insoportable. No quiero ni pensar lo que hubiera sido de nosotros con Rodríguez Zapatero liderando al PSOE de la Transición. El presidente en funciones ha pretendido despedirse con una gran traca, con el asunto de la tumba del general. Visité el Valle de los Caídos siendo un niño, en una memorable y supongo que franquista excursión escolar. Hace unos años volví para acompañar a unos periodistas bonaerenses que tenían curiosidad por el monumento. Imagino que a los argentinos les habría encantado enterrar a Evita en un mausoleo tan excesivo y costoso como éste. No me resultó nada grato. Fue como meterme en el túnel del tiempo del franquismo. Me sobrecogió penetrar en el recinto, y hasta miré con temor a los guardias civiles de la entrada. No había casi nadie en la basílica, y una señora escupió disimuladamente sobre la tumba del Caudillo. El desahogo me pareció poco higiénico pero pensé que sus razones tendría la dama. En lugar de borrar la historia que no nos gusta, un infantilismo muy aclamado por la izquierda trivial, resultaría más útil hacer imposible su olvido. Los llamados expertos han hablado de convertir aquello en un centro de meditación. Acaso pretendan traspasárselo al Dalai Lama. Mejor seria dejar el engendro arquitectónico como lo que es, una obra maestra del mal gusto, el parque temático del franquismo. Si el zapaterismo hubiera ejecutado todas sus mentecatas ideas sobre la memoria histórica, al final habríamos concluido que Franco nunca existió. La tumba del gallego es el vergonzoso recordatorio de que su régimen sólo acabó porque la naturaleza así lo quiso, que la mayor parte del país terminó por adaptarse a las circunstancias, gracias al bálsamo del progreso económico que hizo olvidar tantas otras cosas, y que únicamente una minoría arriesgó su vida para devolvernos la libertad. En el siglo XXI resulta estupendo ser antifranquista de diseño, ahora que ya no está el general para meternos en la cárcel, y queda superguay en Twitter. Aunque a mí, como a la mayoría de los españoles, me importe una berza el futuro del excelentísimo cadáver, tratamiento que no sé si continúa ostentando el anterior Jefe del Estado. El panteón real de El Escorial también está lleno de Habsburgos dementes y de Borbones canallas.

levante emv.com vía Google noticias

 


TREINTA Y SEIS AÑOS EL DÍA DE LAS ELECCIONES…

noviembre 20, 2011

Como una macabra coincidencia o simplemente como una pequeña manipulación cronológica del gobierno actual,  quizá pensando en que la izquierda sería capaz en una fecha tan señalada como esta de hacer piña y cerrar filas ante la más que anunciada llegada del coco fascista que se nos avecinaba previsiblemente a todos, provocada básicamente por dos razones: una por su propia incompetencia, y dos por su  negación a una crisis internacional que nunca pudo dominar. Dos motivos que señalan ya el 20N como una de esas efemérides que a la izquierda, e incluso a aquellos que sin serlo no comulgaron con las ruedas del molino dictatorial de nuestro salvador Caudillo, y que nos dejan así  los dos lados de la moneda reflejados en las retinas y la memoria colectiva: la muerte del caudillo como una liberación y la posibilidad de conseguir aires de justicia, libertad y democracia; y la propia muerte del PSOE en un ambiente de apatía política general, desengaño y frustración ante el espaldarazo de muchos de sus electores y de los anhelados votos triocolores que nunca supieron defender, ni en ésta ni en pasadas legislaturas.

Treinta seis años han pasado desde el fallecimiento del sátrapa dictador, del enterrador de cuerpos libertarios y aquí todavía seguimos igual; los cuerpos bajo tierra, las sentencias sin anular, los represaliados sin reconocimiento y reparación, y el olvido planeando generación tras generación, mientras las mismas pierden la memoria al mismo tiempo que con su desgana y desinterés obvian el coste que supone llegar hoy o no llegar  frente a una de esas urnas e introducir una simple papeleta que marcará sus vidas en los próximos cuatro años. Y es que al que nada le cuesta algo, éste no lo valora en su justa medida, y si además ése mismo coste está subvencionado por el olvido del Estado entonces  sucede lo previsible…, el olvido gana las elecciones generales y las de la historia, cimentando así un nuevo país, un nuevo Estado basado en la mentira, la injusticia y el olvido. Y es que treinta y seis años después del deceso del dictador todo sigue igual, ellos bajo tierra y nosotros haciendo mutis por el foro. ¡Qué vergüenza!

Jordi Carreño Crispín

Vicepresidente de la A. I. La Memoria Viv@


Una, grande y rica…

noviembre 20, 2011

Franco ató con más eficacia el futuro de la familia que el del país. la fortuna que su familia conserva hoy prueba que la democracia la ha tratado infinitamente mejor que el dictador a la democracia. Mañana se cumple el aniversario de su muerte por primera vez sin actos de exaltación hacia su figura

TEREIXA CONSTENLA 19/11/2011

Hace 36 años, el 20 de noviembre de 1975, los Franco perdieron todo el poder, pero retuvieron algo más importante: el dinero. Como icono, los Franco se desmoronaron con el franquismo. De la cúspide, de ser el perejil de cada cóctel y la escopeta de cada cacería, cayeron por unos años en el foso de los apestados sociales, aquellos a quienes conviene rehuir porque contaminan. Malas compañías. Lo peor en un país proclive a favorecer arribistas sociales. Golpeados por la súbita pérdida de privilegios, unos se dieron al victimismo, otros se replegaron discretamente y alguno hubo que jugó a la provocación, incapaz de admitir que la democracia les estaba tratando infinitamente mejor que el dictador a la democracia.

«MI ABUELO ERA SOCIALISTA Y LEGALISTA»

REGALOS PÚBLICOS EN MANOS PRIVADAS

 Francisco Franco Bahamonde

Francisco Franco Bahamonde

Franco, rodeado por sus nietos

 
 El Caudillo, retratado en el palacio de El Pardo rodeado por sus nietos; de izquierda a derecha, Jaime, Carmen, Arancha (de espaldas), Mariola y Cristóbal. Abajo, el pazo de Meirás fotografiado en su primer día de puertas abiertas, el 25 de marzo de 2011.- GABRIEL TIZÓN
 
La duquesa de Franco y marquesa de Villaverde

 
 En 1978, la duquesa de Franco y marquesa de Villaverde convocó una rueda de prensa en su domicilio madrileño para explicar por qué pretendió trasladar de España a Suiza 31 medallas y siete insignias que finalmente quedaron retenidas en el aeropuerto de Barajas.- MARISA FLÓREZ
 
La familia Franco, en el funeral del marqués de Villaverde

 
 La familia en 1998, en el funeral del marqués de Villaverde, en la Almudena. De izquierda a derecha, José Cristóbal, Carmen Franco, Carmen Martínez Bordiú, Arancha, Merry y Mariola. Detrás, Francisco Franco y Jaime con su esposa Nuria March.- LUIS TORRES (EFE)

Carmen Franco está al frente de sociedades domiciliadas en su propia casa

Cuatro días de visita al Pazo de Meirás al mes es el único arañazo público a su patrimonio. La Xunta de Galicia lo cerró en agosto para el veraneo de la familia

Su viuda, Carmen Polo, cobró hasta su muerte una pensión superior al sueldo de los presidentes Adolfo Suárez y Felipe González. Su única hija y su marido disfrutaron de pasaporte diplomático hasta que caducó en 1986. El Rey les obsequió con un nuevo título nobiliario: el ducado de Franco. Hacienda no investigó sus cuentas. No fueron empujados al exilio, ni su fortuna fue confiscada, como le ocurrió a la familia del dominicano Leónidas Trujillo tras su asesinato en 1961. Ni siquiera aquellos bienes que Franco había recibido como jefe del Estado y que, en puridad, deberían engrosar el patrimonio nacional fueron reclamados por los nuevos gobernantes. A diferencia de los descendientes de Pinochet -procesados por malversación en 2007-, nadie les molestó. Tampoco cuando jugaron con la extrema derecha y encabezaban nostálgicos actos el 20-N. Los Franco se salvaron por uno de los sumideros conciliadores de la Transición.

Mañana se cumplirá el aniversario de la muerte de Franco sin actos de exaltación por vez primera en 36 años. Se han prohibido para que no interfieran en la jornada electoral. Habrá, sin embargo, la tradicional misa en el Valle de los Caídos en memoria del dictador, a la que, previsiblemente, asistirá su hija, Carmen Franco Polo, actual cabeza del emporio inmobiliario tejido por la que fuera primera familia española durante décadas. Precisar su patrimonio es complejo. En el guion de los ricos va escrito en letras mayúsculas la opacidad. Carmen Franco está al frente de sociedades domiciliadas en su propia casa de la calle de los Hermanos Bécquer (Madrid), que gestionan alquileres de pisos, explotan aparcamientos (Atocha 70, por ejemplo) y realizan actividades inmobiliarias y financieras, como Fiolasa, Montecopel, Sargo Consulting o Centro de Agentes Unidos del Calzado Español. Algunas nacieron en democracia, otras se arrastran de los opacos tiempos del régimen.

En los 36 años transcurridos desde la muerte del dictador, los Franco no han destacado como emprendedores o linces de los negocios. Hasta que la epidemia del ladrillo les engordó las cuentas gracias a la recalificación en 2003 de la finca Valdefuentes, cerca de Madrid, habían tenido que ir aligerándose de patrimonio para mantener su tren de vida. Lo describió gráficamente el marqués de Villaverde en 1989: «Llega un momento determinado en que una vaca se queda sin leche y hay que comerse la vaca». Noqueados seguramente con su nuevo papel en la vida, en las primeras décadas hubo sonadas pifias: a Francisco Franco lo detuvieron por furtivismo y le investigaron en Chile por estafa, Cristóbal picoteó en diversos entornos sin sentirse cómodo en ninguno (a los anales pasará su famosa frase, proferida cuando pertenecía al Ejército: «El uniforme me pone cara de gilipollas», dicho lo cual el teniente tardó dos telediarios en colgar los avíos) hasta que se casó con la modelo y presentadora Jose Toledo; y la madre del clan fue sorprendida en Barajas sacando monedas de oro e insignias para Suiza que juró en rueda de prensa que irían destinadas a un reloj. Un tribunal la exoneró de pagar la multa por contrabando de 6,8 millones de pesetas.

La vida privada de la mayor, Carmen Martínez-Bordiú, alimentó grandes morbos, teniendo en cuenta que mientras que el país optaba por la vía reformista de la Transición, ella se inclinaba por el rupturismo sin contemplaciones. Abandonó a su primer marido, Alfonso de Borbón, y a sus dos hijos para irse a vivir en París con el anticuario Jean-Marie Rossi, con quien tuvo una hija, Cynthia. Hoy, casada con el cántabro José Campos, sigue siendo la que tiene el perfil más público del clan por sus amoríos y sus exclusivas. Tal vez sea la menos esclava del pasado, ya que ha ido poniéndose la vida por montera a la vista de todos. Es el polo opuesto al grupo de hermanos que eligió la discreción como seña de identidad: Mariola, arquitecta sin ejercicio, casada con Rafael Ardid, nieto de un republicano represaliado; Mery (sin doble erre), que huyó de lo público como un hurón después de la terrible experiencia de estar casada con Jimmy Giménez-Arnau, y Arancha, casada con el abogado coruñés Claudio Quiroga. De forma sorprendente, en los últimos años ha irrumpido con brío en el mundo de la carnaza del entretenimiento Jaime, el benjamín, abogado, exmarido de la modelo Nuria March, denunciado por malos tratos por su novia Ruth Martínez, vendedor de exclusivas en programas basura, adicto a la cocaína y contumaz protagonista de trifulcas violentas.

Para Mariano Sánchez Soler, el periodista que mejor conoce el devenir de los negocios de la familia (publicó un libro, Los Franco S. A., en la editorial Oberon, que es obligada biblia para cualquiera que esté interesado en el tema), las propiedades de los Franco superaban con creces los mil millones de pesetas en 1975. En las siguientes décadas se comieron «algunos trocitos de vaca» y vendieron varios inmuebles, incluido el palacio del Canto del Pico o el chalé que Carmen Martínez-Bordiú transmitió a los embajadores de Venezuela por 150 millones de pesetas. Otra estimación de su fortuna fue ofrecida por Joan Herrera (IU-Iniciativa per Catalunya Verds) en el Congreso de los Diputados el 25 de septiembre de 2007: «Con un sueldo de humilde general, la familia atesoró más de 60.000 millones de las antiguas pesetas». Herrera había presentado una iniciativa para reclamar un inventario de las propiedades en manos de los Franco que eran patrimonio del Estado y que se estudiasen las vías jurídicas para recuperarlas. «Mucha gente que no entiende cómo la familia Franco puede tener tanta fortuna y el Estado quedarse de brazos cruzados, no entenderá que no aprobemos algo de sentido común: que auditemos lo que tienen, que intentemos recuperar lo que era del Estado y que ayudemos a la Xunta a conseguir entrar en el pazo de Meirás». No prosperó.

La petición de Herrera se había tramitado al calor de lo que estaba ocurriendo con el pazo de la escritora Emilia Pardo Bazán en Sada (A Coruña), comprado mediante colecta forzosa y regalado a Franco en 1937. Un Gobierno bipartito gallego (PSOE-BNG) lo declaró en 2008 bien de interés cultural y obligó a abrirlo al público. Aunque la familia se resistió todo lo que pudo, los tribunales finalmente ordenaron a Carmen Franco que permitiese las visitas cuatro días al mes. Hay lista de espera para pasear por estancias atiborradas de piezas de caza, donde la esencia de Franco se ha comido la de Pardo Bazán. El refuerzo de la seguridad privada en esos días recae sobre el bolsillo de la Xunta, que además permitió cerrar el pazo el pasado agosto para que la familia veranease en él sin contratiempos. Cuatro días de visita al mes al literario pazo es, pues, el único arañazo de lo público sobre el patrimonio privado de los Franco.

La confusión entre una cosa y otra fue total durante el régimen. Franco exhibía la austeridad propia de un africanista, mientras de su familia podríamos decir que no había hecho la mili. Su mujer compraba pisos en las zonas más selectas de Madrid, como el citado edificio de la calle de los Hermanos Bécquer o apartamentos en el paseo de la Castellana, con el objetivo de regalarle uno a cada nieto. El marqués de Villaverde participaba en decenas de empresas por el mero hecho de ser el yernísimo (entre otras: MKT Plasco, Waimer, Metalúrgica Santa Ana, Sanitas, Climesa, Siderúrgica del Norte…). Los españoles inundaban de regalos al general. De todo tipo. Banales y valiosos. Un día, un rebaño de ovejas; otro, el palacio del Canto del Pico, en Torrelodones.

Paremos en él. Legado por el conde de las Almenas a Franco por haber puesto a España en el camino del que nunca debería haberse apartado, fue declarado museo del Estado en 1955, en buena parte fruto de la rapiña de otros monasterios y castillos (esa es otra historia). En este edificio, donde Antonio Maura murió y el general Miaja dirigió la batalla de Brunete, se almacenaron durante años los presentes entregados a Franco. Hasta que la Transición trajo consigo el saqueo anónimo de su contenido, el desinterés de la familia y finalmente su conversión en liquidez. Carmen Franco lo vendió por 320 millones de pesetas a un empresario hotelero en 1988.

El Canto del Pico es el perfecto ejemplo del ventajismo de la familia, que aprovechó la nula separación de la esfera pública de la privada durante el régimen. El dictador derogó la ley de patrimonio de la Segunda República, que en 1931 se había incautado de bienes privados de la familia real, y dictó en su lugar una vaga norma. Según los expertos, no decía ni blanco ni negro, no establecía fronteras entre lo que debía ir a parar al bolsillo de Franco o al del Estado. Y donde no hablaba la ley, actuó la familia: los regalos al jefe del Estado de cuatro décadas han cimentado parte de la fortuna personal de los Franco. Similar trato recibieron todos los documentos del militar, que sus descendientes se llevaron consigo hasta que se depositaron en la Fundación Francisco Franco, donde durante años vetaron el acceso a los investigadores de fidelidad no acreditada. La digitalización de los fondos, pagada con una subvención del Gobierno en tiempos del PP, permitió que el Estado se hiciese con una copia que puede consultarse en el Centro Documental de la Memoria Histórica, en Salamanca, aunque sin la certeza de saber si el material ha sido expurgado respecto al original.

En su día, el dictador había temido por los suyos. Desconfió que, tras su muerte, peligrase su fortuna y se curó en salud. Jamás lo sabría, pero ató con más eficacia el destino de su familia que el de su país. Mariano Sánchez Soler asegura que Franco legó en su testamento dos millones de pesetas (12.000 euros) a cada nieto (Carmen, Mariola, Francisco, Mery, Cristóbal, Arancha y Jaime), la cantidad resultante de sus ingresos como militar. El chocolate del loro. Lo jugoso estaba en manos de su hija, Carmen Franco Polo, y sociedades controladas por testaferros como José Luis Sanchiz, tío del yerno del dictador, el marqués de Villaverde, desde antes de 1975. Otras propiedades, como el palacio coruñés de Cornide, figuraban a nombre de su esposa desde que Pedro Barrié de la Maza, pagado con el título de conde de Fenosa, acudió a una subasta amañada para comprar el edificio y regalárselo a Carmen Polo.

Incluso su nieto Francisco Franco Martínez-Bordiú confiesa su sorpresa al descubrir la extraña maniobra legal que ejecutó el dictador para blindar la titularidad de su hija sobre la finca Valdefuentes, una explotación de 850 hectáreas entre Móstoles y Arroyomolinos, comprada en 1952 a Luis de Figueroa, conde de Romanones, mediante un intermediario (el citado Sanchiz). La propiedad, adquirida originalmente para alojar un rebaño de ovejas que alguien donó a Franco, se convirtió, gracias a la última juerga inmobiliaria de la democracia, en el maná del clan, feliz ante la decisión del Ayuntamiento de Arroyomolinos de recalificar 3,3 millones de metros cuadrados rústicos como urbanizables para construir viviendas, un centro comercial y un polígono industrial junto al complejo Xanadú. En vida, el dictador prohibió su desarrollo urbanístico y experimentó con cultivos, uno de sus pasatiempos predilectos por su cercanía a Madrid, incapaz de imaginar que la Transición la mudaría en plató de películas eróticas y de terror por decisión de su nieto favorito, Francisco, y que la explosión inmobiliaria de comienzos del siglo XXI la convertiría en un gigantesco pelotazo. El futuro familiar, a la postre, quedó bien atado.

 

«MI ABUELO ERA SOCIALISTA Y LEGALISTA»

La única ley feminista de Franco se gestó para saciar su ego masculino: en 1954 se aprobó una norma que permitía cambiar los apellidos -y anteponer el de la madre- para facilitar que su tercer nieto -y primer varón- pudiese heredar su nombre. De justicia es aclarar que la propuesta partió del conde de Argillo, padre del marqués de Villaverde, procurador en las Cortes franquistas y consuegro jabonoso. Nadie entonces barruntaría que con el tiempo sería una losa tan pesada como la cruz del Valle de los Caídos. Francisco Franco Martínez-Bordiú se ha avergonzado a menudo al escuchar que le llamaban por megafonía y ha soportado decenas de chistes telefónicos, coronados con el clásico «y yo soy Colón, claro». A punto de cumplir 67 años, ha decidido que es hora de reivindicar en público al hombre que le dio el nombre y que le contagió la devoción por la caza y la pesca. Y al que no considera un dictador.

En ‘La naturaleza de Franco’ (La Esfera de los Libros) proporciona el amable semblante de un abuelo en su faceta privada visto por su nieto favorito. Comprensible. El dislate arranca cuando el Franco nieto da pinceladas del Franco público. «Y del mismo modo que no temo afirmar que mi abuelo era un socialista, tampoco creo que esté cegado por la cercanía y el cariño cuando afirmo que también fue uno de los mayores conservacionistas del país». Este protector de hombres, animales y plantas fue también un «legalista» convencido y un defensor de la meritocracia. Prueba de ello, según su nieto, es que «no le importaba que a algunos ministros le gustasen los señores» y que mantuviese algunos cargos públicos en la universidad o la justicia que no simpatizaban con él. Se olvida de citar, sin embargo, a los miles de funcionarios depurados de un tajo por su dudosa fidelidad al régimen y de la persecución legal de homosexuales, internados a veces en centros especiales donde les sometían a salvajes tratamientos para «curarles».

La historia vuelve a saltar por los aires en otros pasajes del libro donde afirma que defendía las lenguas «regionales» -el gran ejemplo es que los marineros del ‘Azor’ hablaban gallego y euskera- y que fue un gran protector de judíos durante la Segunda Guerra Mundial. (Cita algunos diplomáticos franquistas que salvaron vidas -los hubo-, pero olvida el campo de concentración de Miranda del Ebro donde se internaron a miles de refugiados que huían de los nazis). En conclusión: «Yo no conocí al autócrata, ni tampoco al héroe de Africa o de la cruzada nacional. Para mí solo era mi abuelo».

 

 

REGALOS PÚBLICOS EN MANOS PRIVADAS

Pazo de Meirás. En diciembre de 1939, con pompa eclesiástica, la Diputación de A Coruña entrega el título de propiedad de las Torres de Meirás en «ofrenda-donación al fundador del Nuevo Imperio, jefe del Estado, Generalísimo de los Ejércitos y Caudillo de España». La propiedad de 66.792 metros cuadrados, ubicada en Sada (A Coruña), había sido refugio de la escritora Emilia Pardo Bazán. Se compra en plena Guerra Civil gracias a donativos públicos y una colecta forzosa. Se regala a Franco, aunque figura a nombre de su esposa, Carmen Polo.

Palacio del Canto del Pico. Construido en 1920 en Torrelodones (Madrid) sobre una finca de 820.000 metros cuadrados del conde de las Almenas, que decidió legársela a Franco «aun cuando no tengo el gusto de conocerle, por su grandiosa reconquista de España», según consta en el Registro de la Propiedad de San Lorenzo de El Escorial. Carmen Franco lo vendió por 320 millones de pesetas (1,9 millones de euros) en 1988.

Casa de Cornide. Adquirida en subasta en 1962 por Pedro Barrié de la Maza, fun-dador de Fenosa y propietario del Banco Pastor, íntimo de Franco, que la cedió a Carmen Polo. Aún sirve de residencia de verano de la familia en A Coruña.

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