80 y más…14/04/2020

mayo 11, 2020

El texto que sigue lo escribí el 14 de abril de 2020 para rendir homenaje a l@s Nuestr@s el día de la República . Lo publico solamente hoy 11 de mayo al haber comprobado que la situación aquí denunciada no ha sido corregida (5800 fallecidos en los Geriátricos de la CC.AA. de Madrid… ).De antemano y para que no se pueda dudar, mi sincero reconocimiento a tod@s l@s sanitari@s que luchan a pecho descubierto contra esta pandemia.

 

80 y más…

14/04/2020

 

Fueron niños o adolescentes durante la 2º República, sufrieron la guerra y la perdida de familiares asesinados ,desaparecidos , los bombardeos, las heridas , las penurias alimentarias, el exilio, el estigma marcándoles de “rojos·, las vejaciones.

Los bienes familiares confiscados.

Con sus madres en las cárceles, y también deportados.

Lo perdieron todo: su adolescencia y su niñez se estancaron; luego sobrevivieron bajo el jugo de 40 años de dictadura y nos dieron la vida.

Fraguaron el tiempo Democrático y se instaló el “Estado de bienestar”, fruto de sus escaseces y de su trabajo.

Envejecieron y en momentos de crisis económica nos ayudaron con sus míseras pensiones.

Ell@s de 80 y más…son ahora la diana preferida de la Covid19.

Descubrimos en estos meses que sus vidas se van por centenas, miles, en Centros Geriátricos (donde un@s cuantos valientes se confinan con ell@s), en sus casas, sol@s. Resulta que ya no tienen prioridad, por ser frágiles, por sus dolencias físicas y mentales por su corta esperanza de vida, lo que les queda, son viejos…

¡Desagradecidos y desgraciados somos al permitir que esto ocurra!

Algo ha fallado…Una Sanidad Pública desbordada, un olvido voluntario por parte de ciertas Autoridades.

Algunas veces, pocas, vemos en las noticias “un 80 y más…”saliendo de un hospital curado. Yo aplaudo y lloro a la vez.

¡VIVAN en NUESTRA MEMORIA!

 Pedro Vicente Romero de Castilla Ramos


13 y 14 de abril 2019

abril 16, 2019

En este 88 aniversario del nacimiento de la segunda República, a modo de galería de imágenes, mi modesto tributo a la Memoria de tod@s l@s represaliad@s y/o desaparecid@s por las fuerzas fascistas que se sublevaron contra el legitimo estado de la República en 1936.

¡VIVA!

 

En Atocha frente al monolito que recuerda a l@s ferroviari@s represaliados por el franquismo.(14 de abril 2019)

En plaza santa Ana, Madrid: estatua de Federico García Lorca.

 

XIII Homenaje a las víctimas del franquismo en Madrid, cementerio del Este.(13 de abril 2019)

(Acto organizado por Memoria y Libertad: www.memoriaylibertad.org ), compañer@s ,amig@s y familiares de víctimas del franquismo.( Fotos R. d. C. R. para La Memoria Viva.)  (Imágenes “q”, “q.” y “v” retocadas por necesidades de edición).

 

 

Manifestación, en Sol, por la República (14 de abril 2019)

Un saludo fraternal de Pedro-Vicente Romero de Castilla Ramos.


Los historiadores rebaten la frase “La República llevó a un millón de muertos”

septiembre 8, 2013
Guillermo Rodríguez. Huffingtonpost.es, 03/09/2013 – 4 septiembre 2013

hijos de la gran puta

¿Es el PP un partido que añora la dictadura de Franco?

 

Unos sonríen mientras muestran con orgullo banderas franquistas. Otros posan enhiestos, brazo en alto, rememorando el saludo nazi. Todos son jóvenes y forman parte de las Nuevas Generaciones del PP.

Son fotografías que han vuelto a poner encima de la mesa una pregunta que, en realidad, se ha planteado en innumerables ocasiones ¿Es el PP un partido que añora la dictadura de Franco? Sí, replicaban muchos desde sus cuentas en Twitter o redes sociales. Desde el otro lado se recurre a un argumento ya bastante habitual: “El PP puede acoger nostálgicos del franquismo, pero en IU o en el PSOE los hay del estalinismo, que provocó millones de muertos”.

Un brecha política por la que España sangra desde 1975 —fecha de la muerte del dictador Francisco Franco— y que desde algunos sectores se niegan a taponar. En este contexto se sitúan las palabras del portavoz adjunto del PP, Rafael Hernando. Preguntado por las fotografías de varios de sus cachorros con banderas franquistas o nazis, respondió que no le gustaban, pero… Pero, por lo mismo, partidos como el PSOE o IU deberían dejar de ondear la bandera tricolor por ser igual de “inconstitucional”.

No se quedó ahí. Como broche de oro sentenció: “La República llevó a un millón de muertos”.

UNANIMIDAD: “ES UNA BARBARIDAD”

¿Qué base histórica tiene la frase de Hernando? “Ninguna”; “Es una barbaridad”; “Una brutalidad”; “No tiene ningún rigor”, coinciden los catedráticos de Historia consultados por El Huffington Post. Ninguno discrepa. “Hernando se ha metido en una camisa de once varas, la Historia, que no es lo suyo. Ha dicho una barbaridad histórica”, señala Fernando García de Cortázar, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Deusto.

Julián Casanova, autor del libro República y Guerra Civil, no comparte las declaraciones de Hernando ni en cuanto a la responsabilidad de los muertos ni en cuanto a la cifra que aporta el portavoz del PP. “Los muertos son 600.000. De 100.000 a 130.000 mueren de violencia política en la zona franquista y 55.000 en la zona republicana. Y después hay contabilizados de 45.000 a 50.000 en la posguerra, sólo de violencia militar franquista (del 1 de abril hasta agosto de 1946)”.

Casanova, también catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, subraya que las palabras de Hernando son inconcebibles en países como Francia o Alemania, donde los políticos de la derecha y conservadores y saben no pueden defender una idea similar: “Ningún conservador alemán asegurará que Hitler subió al poder por culpa de la República de Weimar. Ninguno”.

Sin embargo, decir en España que la causante de la Guerra Civil fue la II República tiene “coste cero”, e incluso puede reportar beneficios “porque la ausencia de educación histórica de muchos españoles propicia que le compren este discurso sin dudarlo un segundo”. Y de esos polvos, los lodos en formato libro de autores como Pío Moa, Ricardo de la Cierva o César Vidal, que con su discurso revisionista colocan muchos más ejemplares en las librerías que los historiadores más rigurosos.

“La sombra del franquismo es alargadísima, no en la política, pero sí en el momento que se habla de historia”, lamenta Casanova con cierta resignación. “Es muy difícil para un historiador intervenir activamente en este debate porque lo que dice Hernando, el PP, o quien sea, es una mamarrachada desde un punto de vista histórico: Pero a ellos les resbala completamente”, remata Ángel Viñas, autor de una trilogía sobre la Segunda República y uno de los historiadores más reputados de este periodo.

“La pregunta es si una cuestión así no debería ser materia exclusiva de los historiadores, incluso la labor de contar los muertos”, se plantea García de Cortazar, que este mes publicará la novela Tu rostro con la marea. Pese a su tendencia historiográfica más conservadora, coincide con Casanova en criticar las reflexiones de Hernando: “Es una barbaridad, terrorífico y absurdo atribuir a la República, que fue la asediada y derrocada por los conspiradores e insurrectos, la responsabilidad de la Guerra Civil. Me parece absurdo”, señala. “Sólo se puede justificar en el fragor de una refriega política”, apunta.

Ángel Viñas va más allá y considera que el fondo de la cuestión es que España como país, como colectividad social y política, como Estado, “no se ha reconciliado con su pasado porque no se produjo una ruptura radical con él”. Se produjo la Transición, que generó beneficios en muchos sentidos pero que no abordó la ruptura intelectual con el pasado impulsada desde el Estado. “Los Gobiernos de Suárez y González tenían otras cosas que hacer, no lo critico”. Y llegó Zapatero y su Ley de Memoria Histórica. Viñas no es crítico con la iniciativa, aunque sí, y mucho, con la forma en la que se llevó a cabo: “Se preparó con los pies, pero era la primera vez que un Gobierno daba un paso minúsculo para recordar, rememorar y reconciliarse con el pasado”. Los resultados, en cualquier caso, fueron los contrarios a los que aspiraba Zapatero: la brecha por la que sangraban las dos España empezó a manar en borbotones.

Gran parte del fracaso de la ley, y que explica las reticencias del PP a romper de forma definitiva con la dictadura franquista, provino de que el partido hoy liderado por Rajoy “no podía aceptar esa política pública porque el PP representa el franquismo sociológico”.

Julián Casanova: “Hubo una guerra y una larguísima dictadura que mediatizó los recuerdos de la guerra civil porque dividió España entre vencedores y vencidos. La larga posguerra crea una división profunda, donde no hay una educación política sobre esa historia. Perdimos tres décadas de nuestra vida. Mientras otras sociedades se planteaban el porqué del holocausto , del nazismo o del comunismo, nosotros no pasamos por esa fase. Eso hace que haya muchas personas que sólo han oído hablar de la historia por las influencias familiares, afectos o amistades. A esa gente da igual que yo les diga que lo que ha comentado Hernando es una barbaridad porque no se lo va a creer. Y dirá que yo estoy opinando.

HUÉRFANOS

Esta idea engancha con la tesis de Casanova de la orfandad histórica del PP. “No tienen ningún político que reivindicar. No lo hacen con Franco, ni siquiera con Cánovas del Castillo porque muchas de las defensas del político conservador —”el sufragio universal es un desastre y si se implanta y llega el comunismo para eso está el ejército”— no pueden respaldarse hoy. De ahí que se hayan producido paradojas como la de Aznar reivindicando la figura de Manuel Azaña.

Ni siquiera los populares pueden defender la política llevada a cabo por la CEDA, el partido de la etapa republicana más similar a lo que es hoy representa el PP: “No, no puede porque la formación de Gil Robles tenía que un plan clarísimo que pasaba por llegar al poder para cargarse la Constitución”.

El hecho de que hoy el PP se resista a soltar lastre no significa que en el futuro cambie de tendencia. Pero, en ningún caso, podrá dar ese paso solo. “Para el PP sería estupendo que apareciera un partido de ultraderecha que contribuyera a limpiar su proyecto, su programa e incluso a veces su forma de presentarse ante la sociedad”, comenta García de Cortázar.

“En España no hay un partido organizado de extrema derecha, y por eso toda está en el PP. Lo que sería el Lepenismo español está en el PP. Y la gente como Hernando o la que se toma fotos brazo en alto lo hace porque nadie les frena”, explica Viñas. Para Casanova, “no es una ultraderecha política organizada, nada similar a Hungría o Grecia. Pero cuando les tocas la Historia, surge una ultraderecha clarísima”.

UNA CUESTIÓN DE BANDERAS

Rafael Hernando sí estuvo atinado en recalcar que ni la bandera franquista ni la republicana son constitucionales. Efectivamente, no lo son. Pero incluso en esa cuestión hay espacio para introducir matices. Como recuerda Viñas, esgrimir la disputa sobre los símbolos de uno u otro lado es “una distracción o un intento de despiste” que no contribuye a entender mejor la realidad de la época: “La tricolor no es una bandera anticonstitucional, sino aconstitucional, porque por ejemplo forma parte de los símbolos de IU, que es un partido constitucional. No es la bandera oficial de España, por supuesto. Ahora bien, la bandera con el águila sí es la bandera de un régimen criptofascista”.

No lo ve de la misma forma García de Cortazar, quien intentan encontrar un justo medio. Sin negar la existencia de las fotografías de jóvenes conservadores con la bandera franquista, sí crítica que muchos medios de comunicación no duden ni un segundo en criticarlas mientras que eluden hacer lo propio “con banderas que representan la lucha de clases, como la hoz y el martillo. De eso también habría que acordarse también”.

“¡Allá cada uno con la bandera que le hace daño!”, prosigue García de Cortazar, para quien lo realmente preocupante no es el símbolo, sino “lo que puede haber detrás en uno y en otro lado”.

Eso es, efectivamente, lo preocupante.

http://www.huffingtonpost.es/2013/09/03/guerra-civil-republica-historia_n_3860885.html?utm_hp_ref=spain&ncid=edlinkusaolp00000008


BUENAVENTURA DURRUTI

julio 1, 2013

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Jueves 4 de julio de 2013, a las 20:00h.

V.O. francés, subt. castellano.
Entrada libre hasta completar aforo.
 Teatro del Institut français de España en Madrid C/ Marqués de la Ensenada, 10 – 28004 Madrid  (Metro Colón)
En el marco del Seminario Internacional “El relato a prueba del pasado (2): imágenes de archivos y testimonios” organizado por la Casa de Velázquez.
Encuentro con Jean-Louis Comolli y Ginette Lavigne.
Sinopsis: El filme evoca el anarquista español Buenaventura Durruti, los años que precedieron a la Guerra de España y la primera fase del conflicto. Más que una biografía de Durruti, la película de Jean-Louis Comolli retrata un período histórico revolucionario, trazando la historia de la CNT, la gran central anarcosindicalista española, con más de un millón de afiliados en los años treinta, y la experiencia del comunismo libertario. Durruti es un filme sobre un vacío y una ausencia. ¿Qué queda hoy del anarquismo español? ¿Qué sobrevivió a la guerra, al franquismo, al exilio y al olvido? Comolli narra la historia de esa ausencia a través del registro de los ensayos de un grupo teatral catalán, Els Joglars, dirigido por Albert Boadella, combinado con el recurso creativo de imágenes y documentos de archivo, y cuestionando permanentemente los procesos de representación de la historia.
Jean-Louis Comolli: es realizador, teórico, crítico y profesor universitario. Referente fundamental del pensamiento y realización en el cine documental contemporáneo. Su carrera como cineasta se inició con La Cecilia (1975). Ha enseñado en universidades de Belo Horizonte, Barcelona, Estrasburgo, Ginebra, París, entre otras. Escribe en publicaciones como Trafic, Images documentaires, La imagen, Le Monde, Jazz Magazine, etc. Autor de La ville filmée (1994, con Gérard Althabe), Arret
sur l’histoire (1997, con Jacques Rancière), Filmar para ver (2001), y Ver y Poder (2007).

La huida del Borbón

abril 21, 2013

El hombre encargado de sacar a Alfonso XIII de España describió en   apenas nueve folios las últimas horas del rey en suelo español.   ‘Público’ reconstruye su viaje hacia el exilio.

ALEJANDRO TORRÚSMadrid14/04/2013

Alfonso XIII en el interior del Arsenal de Cartagena en 1928

Alfonso XIII en el interior del Arsenal de Cartagena en 1928

Documentos relacionados

14 de abril de 1931. Alrededor de las 16.30 horas. El todavía rey Alfonso XIII permanece en el Palacio Real de Madrid junto a los ministros del equipo de Gobierno del almirante Aznar. La decisión de abandonar el país ya está tomada. El rey, pensativo, se acercó a uno de los grandes ventanales de Palacio. “Esta es la que casa en la que nací y quizá no volveré a ver”, pronunció. No se equivocaba. Esa misma noche Alfonso XIII huyó de España. Primero se dirigió a Cartagena en su coche deportivo de lujo y allí embarcó en el buque ‘príncipe Alfonso’ con destino a Marsella. Nunca más volvería en vida. Sus restos fueron traslados a España en 1980 siendo recibidos por su único hijo vivo: Don Juan, el que nunca fue rey.
Los ministros del gobierno del almirante Aznar estaban reunidos en Palacio desde las 12 del mediodía. La decisión de “empaquetar” al rey hacia Marsella fue tomada el día antes, el lunes 13 de abril. El gobierno había explicado a Alfonso XIII que en caso de querer batallar con las armas el resultado de las elecciones municipales del 11 de abril no podrían contar con gran parte del Ejército y de la Guardia Civil. Solo el ministro de Fomento, Juan de la Cierva y Peñafiel, defendía que el monarca debía permanecer en España. El rey, aseguraba, no quería que se derramara sangre por él. Años más tarde, cuando la Guerra Civil y en una situación óptima para la victoria, Alfonso XIII olvidó el pacifismo, el amor a su pueblo  y apoyó fervientemente al general Franco.

Estos son algunos detalles de los nueve folios que escribió el ministro de Marina José Rivera y Álvarez de Canedo, el hombre encargado de sacar al rey de España y trasladarlo sano y salvo a Marsella. El tono es aséptico, casi de nota de prensa. El relato, sin embargo, ofrece todo lujo de detalles de los últimos minutos del monarca en suelo español y de cómo ya en aguas francesas y tras recibir honores militares el rey Alfonso XIII rompió a llorar. “Dispense Don José, no lo he podido evitar”.

“Dispense Don José, no lo he podido evitar”, dijo Alfonso XIII tras romper a llorar “La salida del rey de Madrid fue un acto de cobardía. Se marchó dejando en Palacio a toda su familia. Dejó atrás a su mujer y a dos hijos enfermos, entre ellos, su primogénito, el príncipe de Asturias. De la misma manera, su negativa a luchar es una falacia. No luchó porque no le apoyaba nadie. Ni Sanjurjo se comprometió a sacar a sus hombres a la calle. Su personalidad verdadera la marca su amistad con Primo de Rivera y su adhesión a Franco”, explica a Público el catedrático de Historia contemporánea de la Universidad de Murcia Pedro María Egea.

«¿Quién me ha empaquetado a mi para Cartagena?»

Alrededor de las 21.00 horas de la noche del 14 de abril Alfonso XIII abandonó el Palacio Real por la puerta secreta que daba a los jardines del Campo del Moro. El rey marchó delante en su coche de alta gama, un Duesemberg convertible (imagen). Le acompañan, en el automóvil, el infante Alfonso de Orleans y su ayudante Moreu. El ministro José Rivera y el duque de Miranda irían detrás. Más tarde descubrirían que también les acompaña un coche patrulla de la Guardia Civil. En la calle, la República ya era festejada y la bandera roja presidía el edificio de Correos.

 “La primera parada la hicimos en pleno campo y pasado Aranjuez. Bajamos todos y nos reunimos con el rey Miranda y yo, también el infante, que nunca se separaba de él. El rey me dijo: ‘¿Quién me ha empaquetado a mi para Cartagena? ¿Tú?’ y le contesté que sí, que el Gobierno. ¿A dónde vamos después? Ya se lo diré a S.M. Y al oído: a Marsella (sic)”, escribe José Rivera.

Tras esta primera parada, el viaje continuó “a gran velocidad”. Tres veces más detendrían su camino hasta llegar al primero de los destinos: el Arsenal de Cartagena. Allí, describe, Rivera, se agolpaban miles de personas que celebraban el advenimiento de la República y que era contenida por la guardia pública. Tan pronto como estuvo todo preparado, el ya exmonarca de España embarcó en un bote que debía llevarlo a bordo del buque ‘príncipe Alfonso’. Antes, el almirante Cervera, jefe del buque, dio “siete vivas al rey”. “Éste contestó con un ‘Viva España’”, escribe Rivera. Desde el puente del buque, su punto más alto, Alfonso XIII vislumbró por última vez la tierra de la que había sido rey y que ese mismo día había amanecido republicana.

Un rey depuesto

El 26 de noviembre de 1931 fue acusado de alta traición por las Cortes republicanasLa mañana siguiente, la del 15 de abril, las noticias fueron llegando al buque donde se alojaba el monarca, para su disgusto. Ya era oficial. La República había sido proclamada y el buque donde él partía hacia el exilio debía izar la bandera republicana. “¿Cuándo?”, preguntó el monarca. “Cuando usted esté en tierras francesas y nosotros no estemos en sus aguas”, respondió Rivera. Horas después llegó la notificación de que el infante Juan ya estaba en Gibraltar. El rey quiso contestar pero la misión era secreta y nadie podía comunicarse con el exterior. Ni siquiera un rey depuesto.
 “¿Cómo se me despedirá?”, preguntaba el monarca a Rivero, inquieto en su nueva condición de rey exiliado. “Interiormente, con todos los honores”, respondió el ministro para tranquilidad real. De esta manera, el buque llegó a la costa marsellesa a las 5.30 horas de la mañana. “Momentos antes de desembarcar hablé con el rey, que dudaba en la forma de despedirse, pues me preguntó si debía hablar o no. Yo le aconsejé que no hablase y se despidiese uno a uno de los oficiales y jefes. Así lo hizo dándoles la mano y sin pronunciar palabra”, escribe Rivera.
A las 5.55 horas de la mañana el monarca puso pie en suelo francés. Antes, había roto a llorar al ver a los oficiales formar para su despedida. Allí, una comitiva de cuatro o cinco personas esperaba a Alfonso XIII, silbaron y aparecieron unos coches. Era la hora de la despedida. “El rey me abrazó y dijo que me marchase dándome las gracias por todo, le dije que esperaría a que desembarcasen los maletines que venían en otro bote y cuando aquellos estuvieron sobre el muelle y la gente reembarcada me despedí volviendo a abrazarnos al ayudante y a mi”, escribe.

Cuando Alfonso XIII abandonó España poseía más de 140 millones de euros El camino de vuelta estuvo presidido por la bandera tricolor de la República. Se retiraron todos los retratos de la familia real y símbolos de la monarquía. El buque que había zarpado hacia Francia llamándose ‘príncipe Alfonso’ retornó con el de ‘Libertad’. La estocada definitiva a Alfonso XIII fue dada el 26 de noviembre de 1931 cuando las Cortes le acusaron de alta traición y decretaron que cualquier ciudadano español “podrá aprehender su persona si penetrase en territorio nacional” (ver documento adjunto).  La reina Victoria Eugenia y sus hijos salieron de España, el día 15 de abril, en el tren de Hendaya rumbo a Francia con la escolta del director de la Guardia Civil, el general José Sanjurjo. “La familia se reuniría poco después en París aunque no hay que olvidar que la reina abandonó a Alfonso XIII y se marchó a vivir a Londres y que este continuaría fuera de España con sus líos de faldas. Su vida se desarrolló a caballo entre Suiza y la Italia de Mussolini”, explica el catedrático Pedro María Egea.

Un millón para Franco

En esta nueva etapa de su vida, no se puede decir que le faltara dinero al depuesto monarca. En el momento de huir su fortuna superaba los 140 millones de euros, de los que un tercio se encontraba fuera del país, tal como ha documentado el escritor José María Zavala en su libro El patrimonio de los Borbones. Con el golpe de Estado de 1936 el espíritu pacifista de Alfonso XIII ya había desaparecido y no le importaba el derramamiento de sangre.

Se trataba de recuperar su corona y para ello dispuso un millón de pesetas y medió para Franco e intercedió con Mussolini para que facilitara armamento militar  y enviara a España, con la mayor rapidez posible, la aviación militar fascista También su hijo Juan, padre de Juan Carlos I, mostró su apoyo a Franco en varios ocasiones e incluso le pidió venir a España para luchar en la Guerra Civil. Posiblemente el exrey y su hijo pensaron que Franco restauraría la monarquía borbónica en España. Y así lo hizo. Pero en 1969 y en la figura de su nieto, Juan Carlos I.

Finalmente, el 15 de enero de 1941, muy enfermo, Alfonso de Borbón abdicó sus derechos reales en su hijo Juan, y seis semanas después, el 28 de febrero, murió. Fue enterrado en Roma. La dictadura decretó tres días de luto, y Franco envió una corona al funeral con el mensaje:

A S. M. el Rey Don Alfonso XIII, Francisco Franco.

http://www.publico.es/453641


Memoria crítica

marzo 30, 2013

El saber mejora y libera, la ignorancia embrutece…

Alumnos del Instituto-Escuela de Barcelona durante una fiesta de fin de curso en 1932.

26 MAR 2013

En España algo que nunca ha faltado son los defensores de la ignorancia. Tradicionalmente, solían pertenecer a los gremios más reaccionarios, y por lo tanto más interesados en la sumisión analfabeta de las mayorías. Nada como la ignorancia para asegurar la fe en los milagros y la reverencia hacia los terratenientes, y para asegurarles a estos las masas de jornaleros dispuestos a trabajar a cambio de salarios de limosna en sus latifundios, y en caso necesario a dejarse poner uniformes y a servir de carne de cañón en las guerras, marcando el paso en los desfiles ante el Santísimo y la bandera a los sones de un pasodoble patriótico. Predicadores de los catecismos socialistas utópicos del siglo XIX alentaban con una misma elocuencia las cooperativas obreras y la instrucción pública, y las primeras mujeres rebeldes que reclamaban la igualdad con valentía inaudita celebraban el aprendizaje y el conocimiento como herramientas necesarias para conseguirla.

Los socialistas y los anarquistas competían fieramente y a veces violentamente entre sí, e imaginaban paraísos obreros incompatibles, pero tenían en común una pasión idéntica por la educación. El saber mejoraba y liberaba; la ignorancia embrutecía. La reacción levantaba iglesias, cuarteles, conventos, plazas de toros; ser progresista —noble palabra liberal que en nuestra juventud quedó encogida y amputada y caricaturizada en el término “progre”— significaba, prioritariamente, levantar escuelas e institutos de enseñanza media desde los cuales irradiara el entusiasmo del conocimiento, la eficacia práctica y cívica de la racionalidad. Aprender mejoraba la vida de las personas y fomentaba la prosperidad del país, al permitir el despliegue colectivo de las formas más variadas del talento individual. En medio de las nieblas místicas del 98, inteligencias tan apegadas a la realidad de las cosas como la de Joaquín Costa, Giner de los Ríos y Santiago Ramón y Cajal proponían remedios muy semejantes para sacar al país del atraso y la abismal injusticia: escuela y despensa, regadíos, preparación técnica y científica, trabajo fértil y no humillante, estudio. A la II República le dio tiempo a hacer pocas cosas, pero algunas de las prioritarias fueron las escuelas y los institutos, y unos planes de bachillerato tan rigurosos que ni el franquismo pudo desguazarlos del todo. Que los matarifes del ejército sublevado en julio de 1936 se dieran tanta prisa en ejecutar a los maestros de escuela es el indicio de otro orden de prioridades.

Una de las sorpresas más desagradables de la democracia fue que la izquierda abandonara su viejo fervor por la instrucción pública

Una de las sorpresas más desagradables de la democracia fue que la izquierda abandonara su viejo fervor por la instrucción pública para sumarse a la derecha en la celebración de la ignorancia. Y así se ha dado la paradoja de que al mismo tiempo que se cumplía el sueño de la escolarización universal triunfaba una sorda conspiración para volverla inoperante. La izquierda política y sindical decidió, misteriosamente, que la ignorancia era liberadora y el conocimiento, cuando menos, sospechoso, incluso reaccionario, hasta franquista. En otra época los argumentos contra el saber oscilaban entre un amor roussoniano por el niño como buen salvaje y una afición maoísta por convertir la mente en una pizarra en blanco en la que se inscribirían con más facilidad las consignas políticas. Ahora, como no podía ser menos, los celebradores del analfabetismo feliz echan mano de las nuevas tecnologías: ¿Quién necesita aprender nada, si todo el conocimiento está fácilmente, risueñamente disponible, con solo teclear en un teléfono móvil? Gracias a Internet, ejercitar y alimentar la memoria es una tarea tan obsoleta como aprender a cazar con arcos y flechas. Lo que hace falta no es embutir en los cerebros infantiles o juveniles “contenidos” que en muy poco tiempo se quedarán anticuados, y a los que en cualquier caso se puede acceder sin ninguna dificultad, sino alentar “actitudes”, otra palabra fetiche en esa lengua de brujos. Que el niño no aprenda, sino que aprenda a aprender, repiten, que desarrolle su creatividad, espíritu crítico, a ser posible transversalmente, etcétera.

Tanta palabrería de sonsonete científico encubre nociones extraordinariamente primitivas sobre la inteligencia y sobre la memoria: como si ésta fuera un fardo que pesará más cuanto más se cargue en ella, un almacén en el que los conocimientos aguardan a ser reclamados, como se recupera un archivo en un ordenador. Ni la curiosidad, ni el espíritu crítico, ni la tan celebraba creatividad se sustentan en el vacío. En los estudios más competentes sobre el funcionamiento de la inteligencia creativa se descubre cada vez más el valor de lo que se llama “working memory”: la memoria que trabaja, la memoria activa, la que compara ágilmente una experiencia inmediata con otras anteriores o con ejemplos aprendidos en los repertorios culturales, la que al poner juntos elementos en apariencia lejanos entre sí descubre conexiones y posibilidades nuevas. Es una poderosa y muy bien adiestrada memoria visual la que permite a un artista vislumbrar lo excepcional en lo común, lo semejante en lo que parecía diverso —y también a distinguir entre lo verdaderamente nuevo y la moneda falsa de la moda, y a saber que en la plena originalidad hay siempre un fondo inmemorial de experiencia del mundo—.

Que tanta información sea ahora accesible es una razón para instruirnos en el rigor del conocimiento, no para desdeñarlo como innecesario

El conocimiento histórico o científico no son fardos inertes que estarán esperando a ser consultados en la Wikipedia, igual que un aparador inútil que acumula polvo en un guardamuebles. Lo que sabemos del pasado sucede en el presente, porque nos ayuda en la tarea imperiosa de intentar comprenderlo, y por lo tanto nos pone en guardia contra las manipulaciones y los groseros embustes a los que son tan aficionadas las castas políticas y los ideólogos. Sin una conciencia histórica informada y activa no hay manera de valorar lo que sucede ahora mismo, porque no hay términos de comparación con lo que sucedía hace muy poco o hace mucho; y tan necesaria como la conciencia histórica es un grado solvente de conciencia geográfica: la idea tribal de que el lugar de uno es el centro del mundo tendrá menos fervorosos adeptos si en la escuela y en el instituto se enseña la amplitud y la variedad de los paisajes y de las formas de vida.

Que tanta información sea ahora inmediatamente accesible es una razón más para instruirnos en el rigor del conocimiento, no para desdeñarlo como innecesario: igual que la sensibilidad literaria se educa leyendo, y el oído escuchando, y la mirada viendo arte, la inteligencia crítica se afila aprendiendo a distinguir la información sólida y contrastada de la propaganda, el bulo y la calumnia. El saber despierta el apetito de saber más; la ignorancia sólo alimenta ignorancia y desgana.

En la izquierda, cualquier crítica del estado actual de la educación activa como un anticuerpo la acusación de nostalgia del franquismo. La derecha se ríe con esa sonrisa cínica del ministro de Educación: ellos van a lo suyo, a desmantelar lo público y favorecer los intereses privados y el dominio de la Iglesia, y en cualquier caso siempre tienen medios para costear estudios de élite y másteres a sus hijos. Es la clase trabajadora la que paga el precio de tantos años de despropósitos. De nuevo la ignorancia es el mayor obstáculo para salir de la pobreza. Quizás no falta mucho tiempo para que aparezcan de nuevo visionarios que vayan predicando por los barrios populares la utopía liberadora de la instrucción pública.

http://www.antoniomuñozmolina.es

http://elpais.com/cultura/2013/03/26/actualidad/1364312572_805278.html


Rojas, enfermas y pecadoras

enero 13, 2013

La exposición ‘Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexualidad’ analiza el papel de la mujer desde la II República hasta la Transición prestando especial atención a la doble represión que el régimen de Franco ejerció sobre ellas por “rojas” y por “liberadas”.

ALEJANDRO TORRÚS Madrid 13/01/2013

Retrato de Pilar Primo de Rivera incluido en la exposición 'Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexualidad'

Retrato de Pilar Primo de Rivera incluido en la exposición ‘Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexualidad’

Rapadas al cero para censurar su ‘libertinaje’ y purgadas con aceite de ricino para depurar su “alma tóxica”, miles de mujeres fueron exhibidas por las calles y plazas del país durante los años de guerra civil y posguerra. El castigo del franquismo sobre las mujeres fue doble. Por “rojas” y por “liberadas”. La dictadura exigió a las mujeres un exceso de virtud que encarnara un modelo de decencia y castidad que limpiara la degradación moral republicana.

Es imposible determinar el número de mujeres represaliadas a lo largo de la dictadura. Historiadores como Fernando Obregón han documentado la muerte de 116 mujeres en Cantabria desde 1937, cuando la provincia fue tomada por Franco. En Burgos, casi 500 mujeres murieron en la cárcel a manos de los franquistas y en la cárcel de Ventas (Madrid) está documentada la presencia de más de 5.000 reclusas republicanas, a pesar de que su capacidad sólo era para 450 personas.

Sus historias fueron silenciadas durante años por la ideología oficial del régimen. Sobre ellas recayó  la responsabilidad de “regenerar la patria”. Catalogadas como individuas de dudosa moral, su acceso a la ciudadanía fue castigado ejemplarmente durante la dictadura a través de cárcel, violencia, exilio, silencio o uniformidad.

“La forma de castigar al hombre era el exterminio. Se fusilaba a gran parte de los hombres de una población, por ejemplo. Con la mujer se buscaron castigos más ejemplares. En lugar de ir a por todas, se castigaban a unas pocas de manera pública. La exposición pública del rapado o del ricino marcaba a las mujeres por vida. Un método devastador y efectivo”, explica Raquel Osborne, doctora en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid.

 Sobre ellas recayó  la responsabilidad de “regenerar la patria”

Con el objetivo de recuperar una parte fundamental de la memoria de España y de cubrir la historia de género de las mujeres en el período del franquismo, el Ateneo de Madrid acoge hasta el 10 de febrero la exposición Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexualidad (1930-1980). Una exposición realizada bajo el prisma de la memoria y que recoge diferentes elementos como fotografías, vídeos, cuadernos de escuela o vestidos que muestran la represión física y psicológica de la mujer, muchas veces invisibilizada al hablar de la represión fascista.

“La disciplina histórica, una disciplina bastante patriarcal, hecha por hombres y durante mucho tiempo para hombres, tiene unos elementos de construcción metodológicas que han invisibilizado todo el trabajo o la existencia de las mujeres. En toda la resistencia antifranquista las mujeres tuvieron un amplio activismo de base, pero ese activismo no implicaba hacer de espía en Francia o exiliarse. Eran las hermanas, mujeres o parejas de los actores”, explica a Público la investigadora María Rosón, comisaria de la exposición junto a Raquel Osborne.

Pilar, la hermana del ausente

La represión de la mujer, no obstante, no se limita a la cruda posguerra. Sobre ellas se pretendió cimentar el nuevo régimen nacional católico de Franco. Monjas y falangistas de la sección Femenina trataron de domesticar a las mujeres para ajustarlas al modelo de madres y esposas sacrificadas. Los tres ejes sobre los que se cimentaron su educación resumen el papel que el régimen tenía planeado para ellas: “formación del espíritu nacional, labores y gimnasia”.

“Las mujeres pueden considerarse como los ejes de la dictadura de Franco. A pesar de ser una dictadura paternalista recae un peso enorme en esa idea de mujer como madre, mujer sana y buena esposa. La mujer debía ser una especie ‘superwoman’ capaz de hacerlo todo: cuidar a los hijos, atender al marido, llevar la casa, ser buena cristiana y conocer la doctrina franquista”, analiza la investigadora María Rosón.

Para crear esta mujer “dócil y casta” al servicio del varón y de la patria, la Sección Femenina de Falange, dirigida por Pilar Primo de Rivera hasta su fin en 1977, recibió el encargo oficial de formar a las mujeres españolas en todos los campos de actuación convirtiéndose en la única organización institucional dedicada a las mujeres durante la dictadura.

 “Las mujeres podían considerarse como los ejes de la dictadura de Franco»

“La Sección Femenina de Falange estuvo dirigido todo el tiempo por Pilar Primo de Rivera, la conocida como la hermana del ausente [José Antonio]. Los mandos de esta organización estaban copados por una comunidad de mujeres independientes, solteras y sin hijos. Aquí radica su principal contradición, de la que se hace eco la cultura visual presentada y que tiene que ver con el mando, la acción y la masculinidad, muy alejada de los valores tradicionales que promulgaban”, explica Raquel Osborne.

El cuerpo femenino, un bien público

La liberación y el acceso de la mujer a la ciudadanía que se vivió en el mundo occidental en el período de entreguerras, en España tuvo su reflejo durante el período de la II República. Es en este breve lapso de tiempo cuando la mujer consigue acceder a derechos inalienables como laeducación, el trabajo, el voto o el divorcio.

La mujer ideal del franquismo, según asevera la catedrática Osborne, se construye en oposición a esta mujer moderna, ciudadana y republicana. “El pecado está siempre presente en la mujer franquista. Su actitud debe regirse por la moral católica más intransigente”, explica.

Fruto de esta mentalidad, el cuerpo de la mujer se convierte, si es que no lo era ya, en un objeto público del Estado. El régimen franquista trata de llegar a los lugares más íntimos de la vida de las mujeres como la sexualidad, las relaciones matrimoniales o hasta el corte de pelo. “El fascismo consigue inmiscuirse en todos esos espacios de la privacidad de las personas”, añade María Rosón, que asevera que sobre la mujer se instaló el triángulo represor de pecado, enfermedad y femineidad.

Las expresiones de esta mentalidad ultra del pensamiento católico llegan hasta la actualidad, tal y como afirma Rosón. 37 años después de la muerte de Franco, el Estado continúa intercediendo en la libertad sexual de la mujer y las decisiones sobre su cuerpo.

Hay ciertas políticas en la actualidad que recuerdan a otros tiempos. La idea del control sobre el cuerpo de la mujer está presente en temas como el aborto y la ley del ministro Gallardón. No obstante, el control formal y moral sobre la mujer sigue estando presente en nuestra sociedad y se percibe en lugares tan comunes como las redes sociales”, analiza Rosón, quien considera que los ejercicios de memoria histórica que plantea la exposición son fundamentales para destapar “la represión” y “recuperar la memoria” de una parte del pasado que fue silenciado.

“Para ver que nuestro pasado está muy presente en la mentalidad del presente sólo hace falta ver imágenes tan contundentes como a Cospedal con mantilla”, sentencia Rosón.

http://www.publico.es/448819/rojas-enfermas-y-pecadoras


“Señor embajador, escribo a lápiz porque no tenemos tinta más que para el sobre”

noviembre 21, 2012

Extractos de las cartas enviadas por los republicanos españoles solicitando asilo en México

«Es muy triste tener que esconderse como si uno fuera una mala persona y el único delito que tengo es haber defendido a la República española”, escribe desde París un exiliado en una carta dirigida el 4 de abril de 1939 a la Embajada de México solicitando asilo en este país. Como miles de compatriotas, la inmensa mayoría internados en campos de concentración del sur de Francia, los refugiados exponen en ellas el drama de la derrota, las precarias condiciones de vida en la que se encuentran, la pérdida de familiares y bienes y la imposibilidad de volver a la España de Franco donde solo les espera el cadalso. Gente de todos los oficios y profesiones, que relatan su desgracia, desde quienes no tienen “más tinta que para escribir el sobre” hasta el muchacho de 14 años que quiere emigrar “para ser un hombre y no un golfo”. Unos testimonios prácticamente inéditos a los que ha tenido acceso EL PAÍS y de los que hoy publica la segunda entrega.

» Carlos Sala Franqueza, 48 años, Alicante (Champs du Bigné). “Sr. Embajador: Mil perdones por escribirle con lápiz (…) No tenemos tinta más que para escribir el sobre, debido a que no disponemos de moneda francesa y la española no la quieren (…) Dentro de la desgracia, si es que esto lo es, he forjado una ilusión: poder ir a Méjico para ensayar el cultivo del arroz (…) Soy hijo de Pego, donde se cultiva el arroz bomba de tanta fama en España (…)”. (Ver página 1 de la carta | Página 2 | Página 3 | Página 4)

 

» Miguel Samitier Rodríguez, Campo 13 (Depósito de Intendencia de Saint Cyprien). “No quiero cansarle con mi narración, porque vd. sabrá positivamente qué son estos campos de Concentración. Privados de la libertad. Aquí estoy, sr. Cónsul, esperando el día feliz, que un país quiera recogerme. Mientras tanto espero esa gran felicidad, yo, sinceramente y sonrojándoseme la cara, le pido me envíe algún dinero para poder vestirme”. (Ver página 1 de la carta | Página 2)

 

» Francisco Seut Vidal, 57 años (Hospital de Greqier, Cotes du Nord). “Sin pensamiento de bolber a mi patria por allar e enbadida por el fascismo ya que alli nos espera la orca o el precidio, pido que semire aber si se me puede dar modo de vida en este pais o trasladarme para Mejico o Rusia ya que en dicho refugio me allo solo sin familia ninguna ya que no tengo la suerte de encontrar a mis 2 hijos que (…) se allan en algun campo de concentracion o refugio de Francia (sic)”. (Ver página 1 de la carta | Ver página 2)

 

» Conrado Álvarez, 14 años. “Muy señor mío: me perdonarás en que metome hesta poca de libertá, en pedirle un pasaporte para Méjico. Pues me encuentro solo y le agradecería mucho. Soy agustador en mecánica tengo 14 años. Pues uste vera, quiero ser un hombre i noser el dia de mañana un golfo. Perdoneme y agame este pequeño fabor (sic).” (Ver la carta)

 

» Victoriano Allende Simón. “Me encuentro en este campamento en condiciones de vida verdaderamente inhumanas, durmiendo en la arena al aire libre, sin cama ni techo alguno, como miles de españoles que nos hemos jugado la vida defendiendo la democracia del mundo en nuestro país y deseo salir cuanto antes para la gran nación mejicana”. (Ver la carta)

 

» Emilio Ruiz. “El campo de concentración, tal como lo han concebido y realizado los franceses, nos inspira poca confianza, por temer que Francia termine por entregar a Franco a los combatientes de la República (…) Elevamos a usted nuestra angustiada súplica”. (Ver página 1 de la carta | Página 2 | Página 3)

 

» Francisco Ramón Olivar. “Soy un pobre literato, sin otra arma que su pluma y otro ideal que el de expandir la cultura a las mentes de sus hermanos”. (Ver página 1 de la carta | Página 2 | Página 3 | Página 4)

 

» Laudelino Moreno, director general de Comercio en el primer bienio de la República. “Haber sido educado en un hogar laico y republicano, manteniéndose toda la vida, con palabras y actos, fiel a los ideales de Justicia social y de Libertad; no he servido ni serviré jamás a un régimen basado en otros principios: haber estado emigrado de España los tres últimos años de la Dictadura de Primo de Rivera y durante la de Berenguer tener nueve procesos por delitos contra el régimen monárquico, dos por la ley de Jurisdicciones”. (Ver página 1 de la carta | Página 2)

 

» Salvador Marín. “Nuestras mujeres, que no quisieran caer en manos de los traidores e invasores de España, sufren en los campos de concentración los rigores del tiempo, las vicisitudes propias del exilio y lo que es peor, el trato soez e indecente de la Gendarmería y senegaleses franceses. Compañeros nuestros han muerto de frío y de hambre…”. (Ver página 1 de la carta | Página 2)

 

» Remedios Manzanares Marlasca y Josefina González (Ambas de 21 años, de la Agrupación de Mujeres Antifascistas y Sindicalistas de la UGT). “Ambas tenemos el firme convencimiento de que nuestra convivencia con el fascismo es imposible y no estamos dispuestas a volver a España”. (Ver página 1 de la carta | Página 2)

 

» Emilio González. Comandante de Infantería. “Desgraciadamente los que solamente nos hemos dedicado desde pequeños a la carrera de las armas no servimos para otra profesión y por eso con toda franqueza expongo mi situación pues soy hombre curtido en la guerra pero que solo entiendo de esta y no puedo decir que voy a desempeñar otra profesión ni oficio que no entiendo”.

» Isaías de Haro. Profesor Mercantil. Funcionario del Ministerio de Trabajo (Campo de Saint Ciprien). “Soy hombre que jamás ha granjeado el favor del amigo y por consiguiente ni ahora ni nunca me he valido de buscar influencias para conseguir lo que siempre he considerado justo. Hoy que el tiempo ha pasado y que he visto que otros que posteriormente a mi solicitud han marchado ya, me permito a V. rogarle si fuera posible incluir mi nombre en las futuras expediciones. Si me conociera y viera la fe y el entusiasmo con que se lo pido tengo la seguridad absoluta que no dudaría en hacer cuanto estuviera en su mano por complacerme”.

 

» Antonio Gómez Zapatero, ingeniero (Residente en el Mediodía francés). “Obligado a salir de España con mi familia ante el avance de las tropas fascistas sobre Barcelona, me encuentro en Francia sin medios ni posibilidades de trabajo en Europa, teniendo la convicción de que mis ideales democráticos sinceramente sentidos han de impedirme toda actividad profesional en la España sometida a poderes totalitarios y creyendo posible el desenvolvimiento de mi citada actividad como Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos en la noble nación mexicana acudo a V. E.”

 

» Carmelo Pérez Ramos. (Campo de concentración de Argeles sur Mer). “Soy hobrero y tengo experiencia en el cultivo de árboles albaricoques, melocotoneros o durasnos, peras, ciruelas y piña y otras muchas facilidades de la agricultura. Pues aquí me tienen como prisionero en un campo de concentración sin el menor motivo…”. (Ver página 1 de la carta | Página 2 | Página 3)

 

» Licesio Domínguez Lorenzo (París). “Verdaderamente es muy triste de tener que esconderse uno como si fuera una mala persona, y el único delito que tengo es de haber defendido la REPÚBLICA ESPAÑOLA”. (Ver la carta)

¿Conoces a algún protagonista de las cartas? Escríbenos a cartasexiliomexico@gmail.com

Elaborado por Luis Prados, Bernardo Marín, Inés Santaelulalia, Pablo de Llano, Raquel Seco, Paula Chouza y Mari Luz Peinado.

más información

http://politica.elpais.com/politica/2012/11/18/actualidad/1353272386_125431.html

Nota de La Memoria Viva:

-Sobre los campos de los refugiados republicanos en Francia  (nuestro blog): https://lamemoriaviva.wordpress.com/2009/01/25/homenaje-a-los-exiliados-en-francia/

-No olvideís : el viernes 23 de noviembre 2012 proyección de dos documentales y debate sobre » La retirada» del 39: https://lamemoriaviva.wordpress.com/2012/11/19/el-exilio-republicano-espanol-en-francia/


EL GENOCIDIO FRANQUISTA EN EXTREMADURA. Francisco Espinosa Maestre.

octubre 18, 2012

Victor Santos Asensio y Wenceslao Romero de Castilla Lopez, asesinados en Mérida.

Antecedentes

Para que podamos calibrar la dimensión de lo ocurrido en Extremadura conviene que empecemos por el principio, que no es otro que la II República. Abril de 1931 supuso un punto de ruptura muy importante para toda España pero muy especialmente para la región extremeña. Y esto por dos hechos históricos de largo efecto: por las graves consecuencias que la llamada Guerra de la Independencia (1808-1814) tuvo para Extremadura, uno de los escenarios de aquella “maldita guerra”, como se refirió a ella el historiador británico Ronald Fraser, y por un proceso que tuvo lugar a lo largo del siglo XIX por el que las tierras de aprovechamiento común que poseían los ayuntamientos y las de la Iglesia pasaron a manos privadas. Me refiero a las diversas desamortizaciones que jalonaron el siglo.

Parte de esa inmensa masa de bienes pudo dedicarse a proporcionar un medio de vida a millones de personas, pero tal cosa no solo no se hizo sino que las dehesas municipales que aliviaban la vida de los más pobres fueron privatizadas y pasaron a manos de una burguesía local o foránea que no perdió la ocasión de enriquecerse a precios de saldo con tierras que antes beneficiaban a todos. La Iglesia, aunque se revolvió y llegó a excomulgar a quienes adquirieran tierras de su propiedad, no salió malparada pues consiguió que el Estado asumiese su mantenimiento (tal como todavía hoy sucede).

Los que sí quedaron en una lamentable situación fueron los campesinos sin tierra, ya que ahí está el origen de su proletarización o de la masa de jornaleros, braceros y yunteros con que se llegará al siglo XX. La prueba de que la situación social empeoró de inmediato es que es precisamente a mediados del XIX, en pleno proceso desamortizador y al compás de alguna de las guerras carlistas, cuando se creó la Guardia Civil, una fuerza al servicio de los propietarios cuya misión no será otra mantener el orden tradicional en la España rural.

La lucha por la tierra y por la mejora de las condiciones de vida se extiende desde ese tiempo hasta la llegada de la República. En medio, procesos revolucionarios abortados, la primera república, que no duró ni dos años y un montaje llamado Restauración por el que, además de restaurar la monarquía, se quiso simular que aquí había elecciones libres y partidos que se turnaban (como en Inglaterra). Se trata de la época dorada del caciquismo y de la extensión a nivel nacional de las redes clientelares y de la corrupción. Este sistema se prolongará durante el reinado de Alfonso XIII y subsistirá finalmente gracias al golpe militar de Primo de Rivera de 1923.

 La Segunda República

De ahí, de este largo desgaste de más de medio siglo, viene que la República fuera tan bien recibida en 1931. Además, desde finales de s. XIX, con la ampliación de las libertades políticas y sindicales, se había creado un tejido social (las Casas del Pueblo, los Ateneos) que será básico para el funcionamiento de la República. En una región como Extremadura el gran sueño de la mayoría no era otro que la reforma agraria que debía de llevar un poco de justicia a un mundo donde tal palabra era patrimonio de una minoría que era la que controlaba el poder y la riqueza.

El primer contratiempo fuerte que tuvo que afrontar esta minoría en 1931 fue perder el control de los ayuntamientos, que pasaron en su mayor parte a manos de republicanos y socialistas. Esto, para una derecha acostumbrada a controlar el poder local como si fuera una tradición o un derecho adquirido, resultaba casi una afrenta. Podemos imaginar lo que pensarían al ver sentados en el salón de plenos a obreros con los que hasta entonces solo habían tenido relaciones laborales. Ese ascenso del mundo del trabajo a la cumbre del poder local no era fácilmente asimilable para muchos.

El segundo contratiempo vino del Ministerio de Trabajo que dirigía Largo Caballero y fue nada menos que la jornada laboral de 8 horas, con lo que esto suponía para las horas extras, y el decreto de laboreo forzoso, que obligaba a los propietarios a poner en cultivo tierras abandonadas. Para valorar la importancia de la tierra en el mercado de trabajo bastará con decir que el 90% de los jornales giraba en torno a ella.

Por su parte el Gobierno aprobó una ley de reforma agraria de carácter reformista que tardó demasiado en poner en marcha y a la que faltaron los medios y fondos que la empresa requería. A medida que la izquierda mostró su incapacidad para llevar a efecto una ley de este calado, la derecha fue envalentonándose, organizándose y adquiriendo experiencia en boicotear todo lo que llegaba de arriba (actitud que puede resumirse en el “acato pero no cumplo”).

Las elecciones de noviembre de 1933, que dieron la victoria a la derecha, pusieron fin al primer bienio republicano y, con él, a la débil y fugaz experiencia de la reforma agraria. La derecha no tardó en endurecerse y en iniciar una verdadera contrarreforma agraria, que fue pareja a la recuperación de decenas de ayuntamientos con el pretexto de la comisión de irregularidades administrativas. El empeoramiento de la situación en el campo dio lugar a la huelga general campesina de junio de 1934 y la entrada de la extrema derecha antirrepublicana en el gobierno provocó la huelga general revolucionaria de octubre de ese mismo año. Ambas fueron sofocadas violentamente. Pero observemos que, para acabar con la segunda, concretamente con la revolución de Asturias, la derecha recurrió a Franco, a Yagüe y al ejército de África. He aquí el antecedente de lo que ocurrirá en julio del 36.

En estas circunstancias se entiende que las elecciones de febrero de 1936 se convirtieran en el gran plebiscito que todo debía decidir. Y así fue como la izquierda acudió agrupada en el Frente Popular y ganó las elecciones. La particularidad de esta victoria y del programa entre cuyos puntos iba la reforma agraria es que en esta ocasión fueron los campesinos, la poderosa Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra, los que decidieron llevar la iniciativa y animar así al gobierno a que cumpliera el programa.

También destacó otro hecho: la región más avanzada en esta lucha fue Extremadura, en cuya provincia de Badajoz el 25 de marzo de 1936, de madrugada, tuvo lugar un hecho histórico: miles de campesinos invadieron tres mil fincas indicando así al Gobierno cuál era el camino a seguir. Al mismo tiempo la izquierda había recuperado los ayuntamientos y orientó sus esfuerzos en poner de acuerdo a los gobernadores civiles con los técnicos del Instituto de Reforma Agraria y con los delegados de la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra. Fue así como, por fin, en la primavera de 1936 se puso verdaderamente en marcha la reforma agraria, que –insisto– siempre tuvo carácter reformista (respectaba parte de la propiedad, compensaba lo expropiado, tenía en cuenta circunstancias especiales, etc.).

 El golpe militar y la represión

La siguiente secuencia de esta historia que estoy contando nos lleva al verano, a julio del 36. Miles de campesinos habían sido ya asentados en tierras que les han sido cedidas por el Instituto de Reforma Agraria y han obtenido créditos para la adquisición de aperos, semillas, abonos, etc. Se encuentran trabajando a tope y son muchas las tierras, antes abandonadas por sus propietarios, que ahora se encuentran ya transformadas y en actividad. La noticia del golpe militar, que circuló por el país en la mañana del sábado 18 de julio, cogió a la gente en plena faena de verano. Los campesinos de Badajoz estaban disfrutando por fin de su viejo sueño y no estaban dispuestos a perderlo.

De inmediato los partidos del Frente Popular, republicanos, socialistas y comunistas, organizaron comités encargados de afrontar la nueva situación. Llama la atención la eficacia que dichos comités desplegaron en tareas de organización, control y vigilancia, almacenamientos de provisiones, etc. Siguiendo instrucciones del Gobierno Civil la derecha fue desarmada de inmediato y sus miembros más señalados fueron detenidos. Esto supuso en la región la detención de varios miles de personas, la mayor parte de los cuales no sufrió daño alguno. Es sabido que la provincia de Cáceres cayó en poder de los golpistas desde el primer momento casi por completo y que la de Badajoz controló el golpe y se dispuso a defenderse.

En los primeros días de agosto tres potentes columnas fascistas salieron de Sevilla en dirección a Madrid, donde llegarían tres meses después. Quiero decir con esto que no fue ningún paseo militar. Sobre todo teniendo en cuenta que unos eran las fuerzas de choque del ejército y otros campesinos mal armados y sin formación militar. De hecho, la base para la formación de las milicias que defendieron Badajoz y la provincia no fue otra que la Federación Nacional Trabajadores de la Tierra.

El sistema de avance de los golpistas siempre fue el mismo: bombardeo previo desde aire o tierra, moros y legionarios en vanguardia, ocupación tipo razzia, detenciones, saqueos y ejecuciones de carácter ejemplarizante. A veces, en Zafra por ejemplo, la fuerza exigía la entrega de un porcentaje (un 1% de la población) e iba sembrando de cadáveres la ruta hacia el pueblo siguiente; en otros casos se escogía una cifra simbólica: en Villafranca asesinan para empezar a 56 personas, el número de derechistas presos en la sacristía. Pero lo repito, en esta etapa, salvo algunas excepciones en que se producen algunas víctimas (Fuente de Cantos, por ejemplo), los derechistas son encontrados con vida. Otras veces, como en Almendralejo, los muertos (28) se producen en el momento de la ocupación. En otras ocasiones, como en Azuaga, son choques con la Guardia Civil, verdadera avanzadilla de la sublevación en todos sitios, los que provocan las primeras víctimas.

¿Cuántas víctimas causó el llamado terror rojo? Casi en su totalidad murieron en Badajoz y cabe cifrarlos en torno a 1.500 personas. En su mayor parte estos crímenes ocurrieron en la zona este de la provincia (La Serena, Siberia y parte de la Campiña Sur) y una vez que se tuvo noticia del modo de actuar de las fuerzas de Asensio, Castejón, Tella y Yagüe. De hecho, parte de esta violencia cabe adjudicarla a personas que pasaron a esa zona este huyendo del terror fascista de la otra. Era la cadena de violencia que buscaban los golpistas para justificar sus actos.

La represión franquista, por el contrario, tiene unas características que nos permite hablar de genocidio por causas políticas. El norte de África y el suroeste quedaron marcados por ser la ruta elegida para el ejército de Franco. El golpe se produce el 17 en la zona colonial y el 18 se traslada a la península instalándose en la ruta Cádiz, Algeciras, Jerez de la Frontera y Sevilla, que se convierte en centro de operaciones.

Desde el primer momento los golpistas ponen en práctica un plan de exterminio que acaba con la vida de cientos de personas allí por donde pasan. Y una vez que se han marchado las columnas, las fuerzas vivas locales continúan la purga bajo la dirección de la Guardia Civil hasta febrero de 1937, en que la maquinaria judicial militar se pone en marcha con los consejos de guerra para depurar lo que queda. El final de la guerra en abril del 39 no trae cambio alguno sino que por el contrario, en medio de una Europa a la que la Alemania nazi encamina ya hacia la guerra, la represión sigue como si nada hubiera pasado.

 Conclusiones

Estamos pues ante un ciclo represivo que va de 1936 a 1943, si bien sus coletazos no terminan hasta los primeros años 50. Casi veinte años, primero el terror del golpe, luego la represión, después los años del hambre, el achuchón represivo de fines de los cuarenta… En realidad así se podría seguir hasta que, a causa de los cambios económicos tras el fracaso de la autarquía fascista (acuerdos con EEUU y Plan de Estabilización), se abre la puerta de la emigración y la gente puede pensar en rehacer sus vidas escapando de esas ollas a presión en que el franquismo había convertido los pueblos.

Según las investigaciones realizadas hasta la fecha la represión fascista en Extremadura afectó a más de 12.000 personas, unas 2.000 en Cáceres y unas 10.000 en Badajoz. Pero estas son cifras provisionales mínimas. Hay documentación del 36 que aún no hemos podido ver y hay documentos que los militares aún consideran secretos. Si además de esas 12.000 personas asesinadas tuviéramos en cuenta a los que pasaron por los tribunales militares y fueron condenados a prisión o a los que fueron condenados a pagar multas por los Tribunales de Responsabilidades Políticas la cifra de afectados por las diferentes modalidades represivas se triplicaría. Si pensamos en sus familias obtendríamos la geografía del sufrimiento, en la que sin duda hay que incluir a un alto porcentaje de la población extremeña. Y si además tuviésemos en cuenta el exilio y contásemos a los que tuvieron que emigrar en los 50 y 60 estaríamos sin duda ante el mayor proceso represivo sufrido por Extremadura en la época contemporánea, en la que sin duda hay que incluir un alto porcentaje de sus habitantes, que por casos que conocemos debió rondar un tercio de la población. La sensación que da es que se quiso borrar a Extremadura del mapa, como de hecho confirma la existencia de algunos mapas de la época en que de Castilla se pasaba a Andalucía.

¿Contra qué fueron los fascistas en Extremadura? Fueron contra todo lo que tuviera relación con la experiencia republicana, contra alcaldes y concejales, contra el movimiento sindical, contra los partidos políticos del Frente Popular, contra la clase media progresista y, sobre todo, contra todos los que de una forma u otra tomaron parte en la Reforma Agraria.

Como dije antes en España no hubo reforma agraria revolucionaria pero, sin embargo, sí hubo Contrarrevolución Agraria a medida que las columnas ocupaban el territorio. Miles de jornaleros fueron asesinados y las tierras devueltas a sus dueños con las mejoras realizadas. A partir de entonces el campo extremeño entró en el período más negro de su historia, que a su vez fue para algunos una época dorada para la acumulación de capital.

La venganza sobre los hombres que habían osado poner la propiedad al servicio de la mayoría fue inacabable y terrible. Pondré solo un ejemplo: el que fue alcalde de Ribera del Fresno, Ignacio Caña Exojo, uno de los responsables de la Reforma Agraria a nivel provincial, fue apresado al final de la guerra y condenado a muerte en Mérida. Pero se le reservó una muerte especial: fue asesinado a garrote vil en una plaza de la ciudad. Al espectáculo acudieron incluso derechistas de su pueblo que se desplazaron en varios coches a la ciudad.

No quiero terminar sin hablar de la mujer. No vaya a creerse que los fascistas aplicaron con las mujeres otro baremo diferente al que usaron con los hombres. Solo daré un dato: actualmente tenemos constancia de que solo en Badajoz, Huelva y Sevilla fueron asesinadas un mínimo de 1.500 mujeres. En vano se buscará nada parecido cuando esas provincias eran aún republicanas (estamos como siempre ante casos aislados en modo alguno comparables a esta masacre). ¿A quiénes mataron? A las mujeres más activas y conscientes, a las maestras más comprometidas (aquí intervino activamente la Iglesia), a algunas de las que guardaban algún parentesco con izquierdistas que se les escaparon y a las que protestaron y se rebelaron abiertamente contra la desaparición de sus familiares. Hubo casos en que desaparecieron familias enteras, sobre todo si tenemos en cuenta que también se asesinó a menores.

Concluyo ya recordando que todo esto que cuento fue ocultado por la dictadura y silenciado durante la transición. El esfuerzo para reconstruir lo ocurrido ha sido largo y trabajoso y aún no ha concluido. Parte de ese silencio y de estas dificultades se consiguieron obligando a la gente a emigrar. Estoy convencido de buena parte de la historia de Extremadura se fue a Alemania, Francia o Suiza o a Madrid, el País Vasco y por supuesto aquí a Cataluña y especialmente a Cataluña, a ciudades como esta que hoy nos acoge.

O sea que en definitiva lo que yo he hecho al venir aquí hoy es traer la historia allí donde la historia se fue, es decir, dirigirme a los hijos y nietos de aquellos extremeños que aún yacen en las cunetas, que tienen el mérito de haberse liberado del yugo que oprimió a las generaciones anteriores y de haber logrado rehacer sus vidas y las de sus hijos.

 Francisco Espinosa Maestre (Cornellá de Llobregat, 6 de octubre de 2012)


ACTO CÍVICO DE MEMORIA en Villanueva de la Serena, 20 10 2012, 11h, Cementerio municipal

octubre 18, 2012

Programa ..


Érase un hombre lúcido a un cigarrillo pegado

septiembre 20, 2012

Rafael Alberti y Santiago Carrillo en la clausura de la 1ª fiesta del PCE en la Casa de Campo de Madrid en 1978

|             19/09/2012 |

Santiago Carrillo ha muerto. ¿Qué Carrillo?

Nunca ha existido “un” Carrillo. Han existido tantos como personas se le cruzaron en cada uno de los momentos en los que estuvo presente. Cada cual va a su encuentro caminando por el ángulo que le resulta más cómodo. Para algunos llevaba muerto mucho tiempo. Para otros –más acertados- Carrillo no se va a morir nunca. Su cigarrillo va a humear la memoria particular de mucha gente durante mucho tiempo. Una memoria en blanco y negro. Los buenos documentales de Carrillo siempre regresaban a los tiempos en los que el color no había llegado a las pantallas.

Un monstruo sin escrúpulos y un elfo vestido de libertador con gafas de pasta;  un arrojado clandestino con peluca y gabardina y un hombre a un cigarrillo pegado capaz de echarse un pitillo con el enemigo; un diablo rojo y con tridente de Stalingrado y un santo ungido con los óleos de la Inmaculada Transición. Honra a los diputados del PP que no se han levantado en la ovación que le ha brindado el Parlamento: ayuda a que nadie olvide quiénes son, especialmente ahora que se oyen voces que aúllan el encuentro, la concordia y el consenso para asumir, todos a una, el rescate y sus recortes.  Los mismos diputados que se pusieron en pie cuando aprobaron la participación de España en la guerra de Irak, ahora, sentados. Los que gritan a los parados “que se jodan”. Los de la red Gürtel y los políticos sin sueldo para que vuelvan a las Cortes los Don Cayetano y Don Gabino de cuando la noche franquista. De la noche de Franco, ese que odiaba a muerte a Carrillo. El Carrillo que se hizo rojo defendiendo con la vida la República. Ángulo afilado.

Carrillo se reía de su muerte y también de la memoria que de él tendrían los españoles. ¿Cómo no se iba a reír de los que permanecieron sentados mientras la “casa de la democracia” le aplaudía? Esa casa asustada el 23F, asustada cuando el pueblo le dice cómo quiere que legislen, asustada porque nuevos republicanos quieren rodearla el 25S. ¡Todos al suelo! Bien han hecho los diputados de la extinta Alianza Popular quedándose sentado en sus sillones de madera de pino. Algunos tienen esa relación peculiar con las cosas del dios que tantas cosas les perdona.  Carrillo nunca creyó en dios. Ni cuando estaba ya agazapado para darle un susto al creador en su reino. Diputados populares sentados ante la muerte de alguien a quien trataron y conocieron. Pensaba que eso estaba reservado a los que no creemos. Pero ellos…Su dios y sus jerarquías siempre autorizaron matar a Carrillo y lo que significaba. Compasión nunca han tenido.  Irán a misa este domingo.  A pedirle que Carrillo arda en el infierno. Allí no le faltará fuego para el tabaco.

¿Son acaso mejores los hipócritas que aplaudieron en el hemiciclo como si el finado fuera uno de los suyos? Es raro que muera un político comunista y te alabe el rey y un sindicalista, el PSOE y el PCE, Rosa Díez y Esperanza Aguirre, Llamazares y Centella, Belén Esteban y Alejandro Sanz, Felipe González y Martín Villa, Alfonso Guerra y Adolfo Suárez Jr.? ¿A qué Carrillo saludan? ¿Qué destello del rincón en el ángulo oscuro vienen a iluminar? ¿Qué reflejo del espejo miran para que no les moleste la misma persona? Nunca ha existido “un” Carrillo. Cada cual lo envuelve en la luz que le interesa. Él, mientras, sonríe envuelto en humo. El cigarro no era un bastón: era una cortina. El teatro que llevaba por dentro nunca lo ha contado.

Antes de los 60 nunca lo malditizaron. Luego, Carrillo fue el para siempre el de Paracuellos, el de las sacas, el asesino de Muñoz Seca, el responsable de la Junta de Madrid (el Madrid que resistió, a diferencia de otras capitales de Europa, tres años a los fascistas). Esa imagen de Madrid resistiendo en la antesala de la segunda guerra mundial estaba en los ojos de todos los demócratas del mundo. De Humphrey Bogart y de la madre de Ernesto Che Guevara. De Pablo Neruda y de Lázaro Cárdenas. En esa ciudad estaba Carrillo. En ese momento. Carrillo heroico en celuloide en blanco y negro tan blanco. En el mundo recuerdan a los luchadores antifascistas. En España no. En los documentales sobre Carrillo, el antifascismo no aparece. Tampoco el maquis, salvo para explicar que había infiltrados que debían ser ejecutados.

Luego, el PCE abandonó a los últimos soldados de la República que andaban por los montes y los bosques. Ya estaba Carrillo aplicando lo de la reconciliación nacional. El franquismo sabía que eso era peligroso. Lo de los 25 años de paz tenía que ser un invento en exclusiva del Caudillo. No recordar la guerra, sino celebrar la paz. Carrillo se había convertido en un problema. Hacía falta demonizarlo. Nunca fue responsable de dar la orden de ejecutar a los presos franquistas en Paracuellos. Paul Preston acaba de demostrarlo por enésima vez. Pero la derecha necesita que Carrillo sea el de Paracuellos. Creen que así se nota menos el genocidio que cometió Franco con decenas de miles de gentes honradas culpables únicamente de ser leales con la República. Contra la que se levantaron los fusilados de Paracuellos.

No será fácil determinar si esa medida, tomada en tiempos de una guerra que habían empezado los sediciosos, fue una decisión criminal (muchos de los asesinados estaban en la cárcel por ser responsables de la Quinta Columna que ametrallaba las terrazas de la capital. Las tropas franquistas estaban, además, muy cerca. El gobierno estaba roto por el golpe de Estado. Pero a diferencia de lo que hacía Franco, la República no podía fusilar sin juicio. La República no podía ser como Franco. Aquello no volvió a repetirse). Lo que sí cabe afirmar, de manera más contundente, es que fue una decisión innecesaria y estúpida. Y Carrillo no era estúpido. Pero ese sambenito le acompañó hasta el último día. Si los franquistas dicen que empezaron la guerra porque había muerto una persona –Calvo Sotelo- ¿qué no harían por los 2.500 de Paracuellos? Maldito por toda la eternidad Carrillo. Gritaban así los mismos que hoy le han aplaudido. Qué extrañas escenografías hace la política. Serás cosas del consenso.

Carrillo manejó con mano de hierro su partido. Su partido terminaría expulsándolo. Su comunismo de partido era de libro. De un libro no siempre luminoso. En blanco y negro. Duro, inclemente, de voz enronquecida. Hombre de tiempos oscuros. Nos dejó una democracia que hoy necesitamos criticar. Con una bandera que la mitad del país no siente suya. Con un rey que se fotografía con ladrones, hace negocios con el mundo árabe y sale campechano con su familia en el Hola entre bronca y golpe a su chófer. Con una ley electoral propia de una dictadura y no de una democracia. Con una judicatura franquista. Con las mismas familias del dinero con cada vez más dinero. Con una cultura política nada republicana. Sin un referéndum sobre la Constitución, sin un referéndum sobre la monarquía, sin un referéndum sobre casi nada. “Tienen todo. No les vamos a dejar el Rey también a la derecha”, me dijo una vez que le reproché su defensa de la monarquía. No tenía razón, pero su reflexiones nunca eran en vano. Un maquiavélico príncipe florentino rojo que siempre hacían pensar.

Sus coetáneos dicen que ayudó a traer la democracia. Desde generaciones posteriores, algunos pensamos que ayudó a traer una democracia demediada. Es fácil, dirán desde esa franja de edad, criticar a toro pasado aquellos años. Puede ser verdad. En una ocasión, en un almuerzo en la facultad de ciencias políticas, le dije que hiciera un penúltimo servicio a la democracia que íbamos a heredar y se pusiera al frente de la crítica a la Transición, que reconociera que no hicieron ninguna maravilla sino simplemente lo que pudieron. Lo que les dejaron. Que los vicios de la transición son los vicios de la democracia. Guardó silencio. Otros en la mesa golpearon con los tenedores los platos. Él guardó silencio. Como el silencio de los más de 120.000 republicanos asesinados y enterrados aún en zanjas, cunetas y fosas comunes. Carrillo dijo que con la ley de amnistía quedaban enterrados todos nuestros muertos. No era verdad. Una democracia asentada sobre un genocidio no es luminosa. Es sucia. Por mucho que el olvido quiera limpiar ese lecho. No hay humo en casi un siglo de cigarros para tapar ese agujero.

Hay mucha luz en esos fotogramas a los que aún les falta mucha voz. Carrillo representa la memoria del partido más glorioso en la noche infausta del franquismo. El ángulo lleno de gloria. Y la misma gloria refulge cuando la invasión de los tanques del pacto de Varsovia fue condenada por el PCE pese a ser la URSS anfitriona y soporte de los dirigentes exiliados. Carrillo es la gloria de los asesinados en Atocha y del sindicato que era “el” sindicato igual que “el” partido era el partido, de los estudiantes muertos por la policía, de la ejecución de Grimau, de los cientos de miles de años de cárcel de los militantes comunistas. Carrillo era el honor de los dignos sentado en su asiento en el Congreso de los Diputados mientras volaban las balas de Tejero durante su asonada real. Carrillo era, pese a que mandó retirarla, la bandera republicana y también esa resistencia miliciana que está en el ADN de la verdadera democracia española. Es el rostro de buena parte de lo mejor de nuestra historia reciente. No porque él fuera su actor único, sino porque le puso rostro al relato con su presencia de comunista eterno. No hay “un” Carrillo. Pero ese Carrillo de la dignidad de un pueblo es el más imperecedero. No encaja con el del relato épico de una transición hecha por reyes, políticos inventados en Alemania o franquistas reconvertidos. No todos los Carrillos son compatibles. A cada cual su humo.

Cada quién, en esta tarde que ha ido a reunirse con la tierra, el aire y el agua, va a recordar al Carrillo que más le sirva. Todo un siglo de vida le ayuda a ser como los poemas de Neruda, propiedad de aquél que los necesita. Mal vamos a cohonestar el Carrillo inclemente con el fascismo o con la cobardía con el Carrillo adulado por el PP o el PSOE. Mal cuadra el Carrillo que arengaba a defender Madrid con uñas, armas y balas, el Carrillo que señalaba a la CEDA como la antesala del fascismo con el Carrillo celebrado por Fraga, Martín Villa o Juan Carlos de Borbón. Mal se compadece el Carrillo que sabía que hacer política es jugarse el pellejo con el Carrillo de los pijos que nos gobiernan y que sólo arriesgan el dinero de la ciudadanía. Pero es pronto. Carrillo no se muere, salvo para sus amigos, salvo para sus familiares, de un día para otro. Hay Santiago para rato. Ahora que estamos perdiendo con tanta facilidad la democracia demediada que teníamos.

He visto a Santiago pasearse por los alrededores del Congreso el 25S. Menudo, con ese paso firme y tambaleante, con su gabardina, el ángulo del cigarrillo marcando un espacio imposible en la iglesia de los Jerónimos. Sonriendo pícaro. Juraría que es Carrillo. ¿Qué Carrillo?

Fuente: http://maspublico.com/2012/09/19/erase-un-hombre-lucido-a-un-cigarrillo-pegado/


Muere Santiago Carrillo

septiembre 18, 2012

Santiago Carrillo, en una imagen de 2005, en su domicilio en Madrid. / ULY MARTÍN

El histórico dirigente del Partido Comunista Santiago Carrillo ha muerto hoy en Madrid a los 97 años, según han confirmado fuentes de la familia. La muerte le sobrevino en su domicilio, durante la siesta y sus restos mortales serán trasladados esta tarde a un tanatorio de Madrid. La salud del exdirigente comunista se había resentido en los últimos meses. El pasado julio había sido ingresado en el hospital madrileño Gregorio Marañón por un problema de riego sanguíneo, aunque recibió en breve el alta hospitalaria.

Revolucionario durante su juventud de militante socialista, secretario general del Partido Comunista de España (PCE) desde 1960 a 1982 y uno de los protagonistas de la Transición, la biografía de Santiago Carrillo ha recorrido casi un siglo de grandes acontecimientos de la historia de España. La revolución de 1934, la Guerra Civil, un largo exilio, la evolución del estalinismo al “eurocomunismo”. Carrillo dimitió como secretario general del PCE después de 22 años, una vez confirmado que su partido había sido relegado definitivamente por el PSOE en la confianza electoral de la izquierda. Fue excluido del PCE en 1985 y desde entonces se limitó prácticamente a ser un observador, a través de libros, artículos periodísticos e intervenciones radiadas, hasta su fallecimiento este martes.

Carrillo era un adolescente cuando inició su fuerte compromiso con la política. Con 19 años de edad ya era secretario general de las Juventudes Socialistas, y en abril de 1934 se integró en el comité que intentó preparar la insurrección de octubre frente a la derecha republicana en el poder. Ese comité, que se miraba en el espejo de los bolcheviques, estaba apoyado por el sector radical del PSOE, seguidor de Francisco Largo Caballero, y en un primer momento también por el más pragmático Indalecio Prieto, frente al ala más moderada de Julián Besteiro.

Carrillo y el 23-F

La insurrección se limitó finalmente a Asturias y fracasó en el resto de España. Carrillo fue encarcelado junto con los demás miembros del comité revolucionario. “A estas alturas yo estaba plenamente ganado para las ideas leninistas sobre el Partido y la Revolución”, ha dejado escrito, “pero empeñado a la vez en que el partido en el que yo había nacido y comenzaba a actuar, el PSOE, y sus Juventudes fueran quienes asumieran el papel de protagonistas de la revolución”, porque el PCE era por entonces un grupo muy pequeño. Salió de prisión el 17 de febrero de 1936, al día siguiente del triunfo electoral del Frente Popular, cuando quedaban solo cuatro meses para la rebelión militar que dio origen a la Guerra Civil. Fue el periodo en que Carrillo, deslumbrado por aquel Moscú al que se veía como la meca del proletariado, se dedicó a la unificación de las Juventudes socialistas y comunistas, pero con la vista puesta en la Internacional Comunista.

Carrillo y los suyos no tenían “ni idea” del alcance de la rebelión militar del 17-18 de julio de 1936, según confesión propia. A principios de septiembre se formó el Gobierno de Largo Caballero que, el 6 de noviembre, con las tropas sublevadas de Franco a las puertas de Madrid, se marchó a Valencia y dejó al general Miaja como jefe de una Junta de Defensa de la capital integrada por partidos políticos y organizaciones sociales. Ese mismo día, Carrillo se afilió al PCE y se integró en la junta con el cargo de comisario de Orden Público, enfrentado a problemas como la “quinta columna” –anunciada por uno de los sublevados, el general Mola-, los miles de milicianos armados que pululaban por la capital y 2.000 militares profesionales encarcelados desde los primeros días de la rebelión.

Cuando la vanguardia franquista llegó a 200 metros de la cárcel Modelo, la junta decidió sacar de ella a todos los militares presos. Un convoy de autocares les trasladó fuera de Madrid y fueron asesinados en Paracuellos del Jarama. En días posteriores hubo otras sacas de presos, fusilados a su vez en Torrejón de Ardoz. A posteriori, el régimen franquista hizo responsable de estos hechos a Carrillo, que en vida nunca dio demasiadas explicaciones de este grave episodio, limitándose a negar su responsabilidad en matanzas que atribuyó a “grupos incontrolados”. Reconoció no haber intentado tampoco ninguna indagación, argumentando que los agobiantes problemas de la defensa de la capital “nos tenían cogidos por el cuello a todos”, según ha dejado escrito en sus memorias. “No trato de justificarme ni de buscar atenuantes. En noviembre de 1936 yo, Miaja Y toda la Junta de Defensa nos encontramos en medio de una situación difícilmente controlable y no conseguimos controlarla en muchos aspectos”.

Carrillo abandonó la Junta de Defensa el 24 de diciembre de 1936 y se dedicó a la dirección de las Juventudes Socialistas Unificadas, que llegó a tener 200.000 afiliados integrados en el ejército republicano. La participación de su padre, Wenceslao Carrillo, en el golpe del coronel Casado contra el Gobierno de Juan Negrín provocó la ruptura entre padre e hijo, semanas después de la muerte de la madre de Carrillo y cuando este último tenía lejos de él a su compañera, Chon, y a la hija de ambos, que fueron detenidas en Alicante por los franquistas y encerradas en el campo de Albatera, sin que los que las habían detenido supieran de su vinculación con Carrillo. Esto facilitó su salida del campo varios meses después. La hija de Carrillo falleció un año más tarde en Moscú, a consecuencia de una enfermedad contraída en el campo de concentración.

En 1942 murió el secretario general del PCE, José Díaz, y fue sustituido por Dolores Ibárruri. Carrillo ha atribuido a Stalin las ideas de olvidarse de la lucha de guerrillas contra Franco, “tener paciencia” e infiltrarse en los Sindicatos Verticales y otras organizaciones creadas por la dictadura en España. El paso de un proyecto optimista, que ligaba la derrota de Hitler a la de Franco, dio paso así a una estrategia mucho más incierta. En lo personal, Carrillo se unió en París a Carmen Menéndez, hoy su viuda, con la que ha tenido tres hijos, Santiago, José y Jorge.

En 1954 comenzó una renovación de la dirección del PCE, con jóvenes procedentes del interior de España que comenzaron a mezclarse con los exiliados. A finales de 1955, la Unión Soviética apoyó la entrada de la España franquista en la ONU, en paralelo con el cuestionamiento del autoritarismo de Stalin en Moscú, que había muerto dos años antes. Carrillo publicó desde París un artículo en el que planteaba la política de “reconciliación nacional” y aprobaba la incorporación de España a la ONU, en contra de la dirección del PCE. Dolores Ibárruri le salvó de la expulsión, al enterarse de la existencia de un informe secreto de Nikita Jrushchov condenando las prácticas estalinistas.

Dolores Ibárruri dimitió en 1959 como secretaria general del PCE. Al año siguiente, el VI Congreso de este partido situó a Carrillo como secretario general y a Ibárruri de presidenta, además de lanzar la idea de la “huelga general política” como método de lucha contra el franquismo. Pero la dictadura continuó muchos más años en el poder y la lucha clandestina del PCE se tradujo en el fusilamiento de uno de sus dirigentes, Julián Grimau (1963) y fuertes penas de cárcel para otros muchos. Fernando Claudín, Jorge Semprún y otros intelectuales, que pidieron mayor libertad de opinión y un congreso “democrático”, fueron expulsados bajo la acusación de “fraccionalismo”. A su vez, el propio Carrillo fue distanciándose de los dirigentes de Moscú a partir de 1968, tras criticar la invasión de Checoslovaquia por los tanques soviéticos, y junto con otros comunistas europeos, principalmente el italiano Enrico Berlinguer, dio forma a una versión más independiente del espacio comunista, que fue conocida con el nombre de “eurocomunismo”.

Muerto Franco, el secretario general del PCE regresó en secreto a España y vivió clandestinamente en este país durante casi todo el año 1976, hasta provocar al Gobierno de Adolfo Suárez con una rueda de prensa. Fue detenido y puesto en libertad a los pocos días. Los contactos a través de terceros entre Suárez, que buscaba apoyos para su proceso de democratización, y Carrillo dieron paso a una primera entrevista personal tras el atentado fascista contra los abogados laboralistas de un despacho de la madrileña calle de Atocha, cometido el 24 de enero de 1977. La legalización del PCE por el Gobierno de Suárez el 9 de abril de ese año, Sábado Santo, provocó un fuerte malestar en la cúpula militar, pese a la multiplicación de gestos de moderación política y de reconocimiento de la Monarquía y de la bandera española por parte de Carrillo. Toda su estrategia de ese periodo fue conseguir que el PCE fuera considerado como un partido capaz de vivir y trabajar en democracia, a cambio de una actitud de moderación que le convirtió en un actor destacado de la Transición.

Pero las primeras elecciones democráticas, el 15 de junio de 1977, otorgaron la primacía de la izquierda al PSOE. Lo mismo sucedió en las de 1979. Sin perjuicio de los elogios a su persona por su gallarda actitud en el golpe de Estado del 23-F, cuando se negó a tirarse al suelo contra las órdenes de Tejero y sus golpistas, el PCE vivió una sucesión de enfrentamientos internos entre los partidarios de una franca renovación y otros sectores. Con el liderazgo de Carrillo cada vez más cuestionado, el pueblo de izquierdas sancionó definitivamente la tensión PSOE-PCE otorgando al primero 202 diputados en las elecciones de 1982, frente a 4 para el PCE. Carrillo dimitió como secretario general y en 1985 fue expulsado de su partido. Una trayectoria política tan intensa dio paso, a partir de entonces, a un papel de activo y crítico observador de la vida política española, especialmente preocupado por la dureza adoptada por el PP durante los años de gobierno de Zapatero.

Fuente: http://politica.elpais.com/politica/2012/09/18/actualidad/1347984420_010617.html


Once historiadores diseccionan la figura del dictador Francisco Franco: «El militar golpista organizó la Guerra Civil para tumbar a la República y usó el poder para ensañarse con sus adversarios»

julio 29, 2012

Crueldad bajo palio

Once historiadores diseccionan la figura del dictador Franco

Ilustración / Agustín Scianmmarella

Franco organizó la Guerra Civil para derribar la República. Una vez logrado su objetivo usó el poder para ensañarse con sus adversarios. Un grupo de historiadores analizan los gestos y la personalidad de un dictador cuya crueldad alcanzó, entre otros, la protección del palio.

Franco. La crueldad

Por ÁNGEL VIÑAS

Hay aspectos en Franco que no dejan de sorprenderme. Su capacidad de actuar jugando con todas sus cartas contra su pecho. Su cautela llevada al límite. Su sabio aprovechamiento de la coyuntura, en su provecho. La falta de pudor con que pocos días más tarde se autopresentó ante Hitler como el cabecilla de la sublevación. O la forma en que engañó como chinos a los agentes del SIM italianos. Su total desprecio por la vida humana. Una anécdota, que me contó hace años un testigo, uno de los emisarios que envió a Hitler, se me ha quedado grabada. Un oficial se presentó a Franco para ver si podía conseguir que se perdonara a dos chavalas que habían usado mosquetones contra los sublevados. La respuesta de Franco fue glacial: ya conoce usted las órdenes. Ejecútelas. El oficial salió temblando. No todos eran killers. Pero las chicas no se salvaron.

Carecía de fibra moral. No había sido un genio en la política, en la milicia, en la economía o en la formación técnica. Su capacidad para la traición. La sublevación la reacondicionó de tal manera que los deseos de los monárquicos que confiaban en él se quedaron en agua de borrajas. La inversión en terror que promovió, incluso por medios que chocan en comparación con la Italia mussoliniana y el Tercer Reich, fue el legado sangriento que ha dejado en la historia de España.

Ángel Viñas es historiador, autor de La conspiración del general Franco.

EL llorón

Por PAUL PRESTON

Aunque implacablemente cruel con sus enemigos y fríamente distante con sus subordinados, era de lágrima fácil. Las limitaciones emocionales de su infancia se reflejaban en la madurez en un profundo sentido de privación y la consiguiente autocompasión: lloró el día de su primera comunión; lloraba al hablar de Alfonso XIII; lloraba cuando hablaba de la ayuda recibida de Portugal, Italia y Alemania durante la guerra. En las pruebas de su encuentro con Hitler se veía que sus ojos empapados le brillaban de emoción. Se le llenaron los ojos de lágrimas al recordar la vergüenza de Pétain cuando tuvo que pedir el armisticio, olvidando cómo él mismo había intentado explotar la debilidad francesa para ocupar parte del imperio francés en el norte de África. Franco estaba embargado de emoción durante la visita de Eisenhower y lloró en el banquete que se dio en el palacio de Oriente visiblemente conmovido por estar en términos de familiaridad con el presidente de EE UU. Se emocionó el día que recibió un doctorado honorífico de la Pontificia de Salamanca. Tal emoción contrastaba con la frialdad con que contemplaba masivas sentencias de muerte. Y la llorosa gratitud por la ayuda portuguesa durante la guerra no le impidió acariciar la idea de una anexión de Portugal para una España más grande.

El tono de resentimiento y de lástima de sí mismo fue una de las fuerzas motivadoras que le condujeron a la grandeza. Numerosas anécdotas de su vida evocan al chiquillo oprimido que debió de ser: un día en Alcañiz durante la guerra, al ver a sus oficiales tomando un aperitivo, salió de su cuartel y dijo en voz quejica a uno de sus generales: “¿Es que yo no puedo tomar una copa?”. Sólido comilón, se quejó un día ante su guiso de carne favorito, “como soy el jefe del Estado, me ponen el ragú con mucha carne, y resulta que a mí también me gustan mucho las patatas”. Se sentía a gusto sintiéndose privado. La autocompasión se veía en muchos de sus discursos, pero quizás el ejemplo más llamativo fue el 7 de marzo de 1946 en el Museo del Ejército. Hablando de la hostilidad internacional, aseguró: “Nosotros somos a los que menos puede sorprender, pues jamás se nos habló de otra cosa que de sacrificios e incomodidades, de austeridad y largas vigilias, de servicios y de centinelas. Pero en este servicio, a vosotros os corresponde alguna vez el descanso, y a mí no; yo soy el centinela que nunca es relevado, el que recibe los telegramas ingratos y dicta las soluciones; el que vigila mientras los demás duermen”.

Paul Preston, catedrático en la London School of Economics, es autor de El gran manipulador. La mentira cotidiana de Franco.

El saludo blando

Por JOAN MARIA THOMAS

Las imágenes saludando vistiendo uniforme del Ejército con los añadidos de cuello azul y boina roja fueron muy corrientes a lo largo de su régimen. Tal multicoloridad representaba los tres sectores que nutrieron el bando rebelde en la Guerra Civil: militares, falangistas y carlistas. Al primero pertenecía el llamado Caudillo y de los demás se incautó el 19 de abril de 1937, vía promulgación de un Decreto de Unificación que creó el partido único Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Un partido fascista en el que los camisas viejas aceptaron participar creyendo que Franco y su consejero Serrano Súñer construirían un auténtico Estado fascista. Pero no lo hicieron, sino un régimen representativo de los rebeldes y sus apoyos civiles, bajo la jefatura indiscutible y (casi) eterna del dictador. La progresiva castración del sueño falangista no fue demasiado cruenta, y cuando se vio lo que en realidad se pretendía, tan solo unos pocos falangistas dimitieron (como Ridruejo en 1942). La triunfante Falange de Franco quedaría para siempre. Ni más ni menos que hasta abril de 1977, cuando se disolvió por decreto, tras cambiar de nombre y llamarse Movimiento. Sus militantes disfrutarían durante años de empleos, sinecuras, pisos e influencias, aún soñando unos pocos de ellos en una “revolución pendiente” que nunca llegó. En realidad se convirtieron en el apoyo civil más incondicional de Franco, ya que a él y solo a él todo se lo debían. El poco enérgico saludo del Caudillo ejemplifica su versión del fascismo. Blando. Nada terso, como gustaban de decir nuestros fascistas.

Joan Maria Thomas es profesor titular de Historia Contemporánea de la Universitat Rovira i Virgili. Autor de Los fascismos españoles.

Franco, la voz y el carisma

Por JULIÁN CASANOVA

Los déspotas modernos dedicaron mucha atención a la construcción de su imagen pública, al cuidado del estilo y de la pose en los discursos y apariciones públicas. Si hubiese que concretar en un caso histórico el “tipo ideal” de “autoridad carismática” que teorizó Max Weber, ese sería Hitler. El liderazgo de Franco tuvo, por el contrario, poco de carismático y para ejercerlo no necesitó de la dramatización. Ni de la voz. Era atiplada y sonaba casi infantil, poco agradable. Nunca empleaba una entonación variada y sus discursos eran monótonos y aburridos. ¿Para qué quería una dicción clara, armónica o limpia, una voz que transmitiera credibilidad y seguridad? Franco no conquistó el poder dirigiendo un partido de masas, ni nunca tuvo que convencer a los votantes. Llegó al mando supremo a través de las armas y después ya se encargó la Iglesia de moldear su imagen de “gran católico cruzado”. Era el elegido por la divina providencia para guiar a los españoles por el buen camino. Pese a su voz atiplada y poco enérgica.

Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza, es autor de República y Guerra Civil.

La sonrisa de Franco

Por ISMAEL SAZ

En 1937, Franco era casi todo. Pero le faltaba algo para ser como los grandes caudillos fascistas Hitler y Mussolini, genuinos caudillos populares, dotados de todos los elementos que, se supone, configuran el carisma. Ni por sus orígenes sociales, ni por su trayectoria política, ni por su capacidad de comunicación, ni por su figura corporal, ni por su voz atiplada Franco parecía dar la talla del auténtico caudillo fascista. Lo constató pronto el primer embajador de la Italia fascista en España, Roberto Cantalupo. Ante unas masas entregadas al grito de “¡Franco, Franco, Franco!”, el caudillo “fue incapaz de decir algo a la gente que le aplaudía y esperaba una arenga… se había vuelto frío, vidrioso y femenino”. Todo un problema en la Europa fascista y carismática.

Muchos franquistas pusieron manos a la obra y encontraron la solución, la sonrisa. Como dijo Giménez Caballero, Franco no tenía “la mirada y la forma de emproar la mandíbula” de Mussolini, o el “aire entre marcial y popular, entre doctoral y solemne” de Hitler, pero tenía la sonrisa, y esta le confería una “ternura paternal y maternal a la vez”. “Capitán de la sonrisa blanca”; de la sonrisa gentil y natural, aroma de optimismo y rúbrica de victoria; sonrisa resplandeciente que transmitía “fe y amor”, escribió Manuel Machado; sonrisa “como una rosa en flor” ofrecida por un hada maravillosa a un recién nacido Franco, compuso Pemán.

Convertido por mor de su sonrisa en pacificador y reconciliador de los españoles, amado por ellos, de los que podía ser padre y madre a la vez, la imagen del Franco sonriente parecía haber dado con la clave de aquel quantum de carisma que le faltaba. La estrategia tuvo éxito. Sin embargo, era una sonrisa extraña. Tras ella había un cerebro “calculador, frío y metódico” que sabía esperar y decidir en el momento oportuno, se dijo en la prensa de la época. Buena percepción sin duda, como lo sería aquella otra de Samuel Ros cuando hablaba del “acento más firme de la sonrisa que una veces dibujan sus labios y otras veces ocultan sus labios”. Grandes virtudes para los franquistas que esto escribían, pero fundados motivos de inquietud para los que no lo eran.

Ismael Saz es catedrático de Historia Contemporánea de la Universitat de València. Autor de Fascismo y franquismo.

El cuerpo de Franco

Por ENRIQUE MORADIELLOS

El cuerpo de Franco sufrió unos cambios considerables a lo largo de su vida adulta. En el caso de Franco, esa transformación de su fisonomía externa dejó patente tres grandes momentos: 1. El joven oficial de pequeña estatura (1,64 metros), acusada delgadez, rostro aniñado y barbilampiño y voz fina y atiplada. 2. El maduro general victorioso y omnipotente de los años cuarenta, con porte más soberbio y altanero, apreciable tendencia a la gordura y marcado sobrepeso. 3. El anciano dictador de los primeros años setenta, enfermo y tembloroso, con notoria rigidez corporal y facial y un hilo de voz apenas audible y bisbiseante. La primera imagen corporal descrita corresponde a su etapa de joven oficial “africanista” de Infantería de ligeros aires románticos que se curte con valor en las artes marciales en una cruenta guerra colonial en el Protectorado de Marruecos. La segunda imagen, antológica del primer franquismo, es la propia de un temible “Caudillo de la Victoria” que ha vencido en una guerra civil fratricida y levanta sobre su triunfo un régimen de dictadura caudillista con plenos poderes y sin fecha de caducidad. La tercera imagen evidencia la decrepitud física de un anciano débil y vulnerable que oficiaba como severo y anacrónico patriarca de una España irreconocible para su generación y cada vez más compleja y conflictiva.

Enrique Moradiellos, historiador, es autor de La España de Franco. Política y sociedad.

La niña de sus ojos

Por VICENTE SÁNCHEZ-BIOSCA

La mirada de Franco carecía de la electricidad de Hitler, del exceso de Mussolini, de la opacidad de Stalin. Su adustez quizá encarnara la severidad castrense, su desprecio por la seducción. Cuentan que los soldados a los que mandaba la temían por implacable, pero esta no quedó, que yo sepa, impresa jamás. La que circuló se fue haciendo más y más impenetrable. Hay una foto de Franco que perfora mis noches. Un grupo de jerarcas del régimen sale de una gala: los ministros Iturmendi y Barroso flanquean al matrimonio. La esposa luce su collar de perlas y recoge púdicamente su vestido largo. El Caudillo, ya orondo, luce sus laureles en su traje de gala. Carmen Polo sonríe con compostura; el resto vacila entre una alegría moderada y la tediosa etiqueta. En cambio, los ojos de Franco se tuercen respeto al eje de la fotografía y su mirada de reojo taladra a alguien situado apenas un paso fuera del encuadre. El gesto no estaba previsto y escapó probablemente a quien la difundió. Pero creo percibir en ella, agazapada, la mirada fulminante evocada por aquellos legionarios de antaño y presiento que si fuera capaz de entender esta mirada, habría penetrado el sentido de toda una época.

Vicente Sánchez-Biosca es catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Valencia. Autor de Imágenes en migración: iconos de la Guerra Civil.

La representación

Por ZIRA BOX

El dictador emergió simbólicamente de la guerra alzado a la tribuna de los vencedores. Franco presidía triunfal el desfile de la Victoria. Era el 19 de mayo de 1939 y la imagen, aquella que le mostraba como el invicto Caudillo ganador de la guerra, se iba a convertir en una omnipresente reproducción a lo largo de los años posteriores. Casi nada fue dejado a la improvisación. En el caso de los cuadros, el cuerpo de Franco se idealizó y adelgazó, y en el de las fotografías, se iluminó y retocó. Su rostro casi siempre lució serio y severo, sereno y grave, a tono con los tiempos que acontecían. Se le esculpió a caballo, emulando a los guerreros clásicos; se le mostró de pie, con pose aristocrática. Y se le sentó, como si de un monarca se tratara. Su represtación fue cambiando al ritmo de la propia dictadura. Así, su exhibición comenzó con el Caudillo militar para que después, y de forma progresiva, fuera apareciendo el hombre político, el estadista que también reconstruía la paz. El paso de los años hizo que primase su parte humana: el gobernante aficionado al campo, la caza o la pesca, junto al hombre familiar, el padre que se convertiría en un abuelo gustoso de rodearse de sus nietos. Al final, el otrora triunfal Caudillo y general se trocó en anciano: una descontextualizada reproducción de un hombrecillo delgado y avejentado dentro de un país que, por aquel entonces, ansiaba ya por abrir las ventanas a la libertad y la modernidad.

Zira Box es profesora de Historia del Pensamiento Político de la UNED, autora de España, año cero.

Bajo palio

Por GIULIANA DI FEBO

Durante su dictadura Franco fue el centro de ceremonias y ritos destinados a subrayar su condición de enviado de la Providencia. El modelo ritual fue inaugurado en diciembre de 1937 con motivo de la jura en Burgos del I Consejo Nacional de Falange. La ceremonia se desarrolló en el monasterio de Santa María de las Huelgas. Fue un rito de fundación del Nuevo Estado nacionalcatólico y de celebración de Franco como “Caudillo supremo”. Las fuerzas del Ejército desplegadas en vistosa parada, la Falange llegada de los frentes de combate, el paso de las tropas marroquíes y la escolta mora. Franco entraba en la iglesia para oír misa mientras el órgano tocaba el Te Deum laudamus. Ya en la sala Capitular, sentado en un trono con dosel de damasco rojo, después de haber jurado sobre los Evangelios ante el cardenal Gomá su fidelidad a España y a Falange, asistió al desfile y a la jura de los consejeros. La ceremonia ilustraba la sacralidad del pacto entre Franco y una jerarquía eclesiástica garante de la reciprocidad del vínculo entre las instituciones del régimen. Era la primera etapa de un proceso que culminó en la ceremonia de la ofrenda de la espada de la Victoria en la iglesia de Santa Bárbara de Madrid en 1939. El “generalísimo” se dirigía hacia la iglesia saludado por blancas palmas que añadían a la escena un toque bíblico. Se acercaba al altar caminando bajo palio, una modalidad litúrgica reservada a los reyes, a los obispos y al Santísimo Sacramento. Después de una solemne ceremonia evocadora de ritos medievales, depositaba su espada gloriosa. La Ofrenda concluyó con la bendición de Gomá y un abrazo entre los dos. Salvas de artillería y repiques de campana festejaron la aparición en la plaza de un “generalísimo” que “no pudo contener el llanto”, pero ya consagrado “Caudillo por la gracia de Dios”.

Giuliana Di Febo, catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Roma. Autora de Ritos de guerra y de victoria en la España franquista.

Atado y bien atado

Por SANTOS JULIÁ

Fue en el cerro de Garabitas en mayo de 1962. Para responder a las embestidas contra la patria la Hermandad de Alféreces Provisionales convocó una gran concentración en este sagrado lugar de su memoria histórica. La guerra no terminó en la victoria, dijo Franco, y quienes torpemente especulaban con sus años debían saber que se sentía joven y que detrás de él “todo quedará bien atado y garantizado por la voluntad de los españoles y por la guardia fiel e insuperable de nuestros ejércitos”. Nuestra obra, terminó diciendo, es el mandato de nuestros muertos.

Pero no sería hasta el 22 de julio de 1969, ante las Cortes, convocadas para aprobar la ley que declaraba al príncipe Juan Carlos de Borbón heredero a título de rey, cuando encontró la fórmula definitiva. De nuevo, la memoria de la guerra y el recuerdo de los muertos. Lo que hacemos hoy, añadió, no es una restauración, es una instauración. Y cuando “mi Capitanía llegue a faltaros la decisión que hoy vamos a tomar contribuirá a que todo quede atado y bien atado para el futuro”. Habían pasado 30 años del fin de la guerra y así quedaba instaurada la Monarquía del Movimiento Nacional. Dueño del tiempo y de la memoria, Franco se sintió aquel día como Dios, alfa y omega de la historia.

Santos Juliá, catedrático de Historia Social y del Pensamiento Político de la UNED, es autor de La violencia política en la España del siglo XX.

Franco como obsesión

Por JOSÉ ÁLVAREZ JUNCO

Vivimos, en los últimos lustros de la dictadura, cosas extraordinarias, nunca vistas. Carreteras atascadas (término nuevo), hasta donde alcanzaba la vista. Un atardecer, en una de aquellas situaciones inéditas, me asaltó la sospecha de que Franco se hubiera muerto. Podía ser un síntoma de que el edificio se colapsaba. Y el colapso tenía que comenzar por la desaparición de la piedra angular, que era él, el padre incoloro y silencioso, pequeñito, de voz atiplada, casi inaudible, pero a la vez omnipresente, conocedor de todo y causa de todo. Cuando muera, repetíamos, porque algún día tendrá que morir. Pero era hablar por hablar porque, en el fondo, nadie se lo creía. Nuestras vidas eran inimaginables sin aquella referencia a la que odiar y temer, a la que culpar de todo. En nuestras primeras discusiones políticas, le habíamos disculpado: había enchufes y chabolas, sí, pero solo porque él no se enteraba, porque estaba rodeado de gentes que le ocultaban la realidad para aprovecharse. Pasamos más tarde a maldecirle, a culparle de todo. De lo que no podíamos hacernos a la idea es de que un día, de verdad, viviríamos sin aquella losa encima.

José Álvarez Junco, catedrático de Historia de la Universidad Complutense, es autor de Mater dolorosa.


Calera y Chozas: ¡ VERDAD, JUSTICIA Y REPARACIÓN !

julio 23, 2012

Los 6 cadáveres que emergen en la segunda fosa abierta esta semana pasada se añaden a los 8 ya levantados (de la primera descubierta) y según el equipo arqueólogo la fosa se prolonga; habrá que seguir rascando la tierra.

¡ 14 cadáveres que claman JUSTICIA , VERDAD Y REPARACIÓN ! Y NINGÚN JUEZ SE HA PERSONADO A ESTA EXHUMACIÓN A PESAR DE LA PERTINENTE DENUNCIA INTERPUESTA EN TALAVERA…

Hoy 23 07 2012 no queremos hacer comentario de las fotos que nos manda Sergio de La Llave Muñoz (Dirección arqueológica), hablan por si mismo.

Foto cedida a LMV/ AFAREDES , Sergio de la Llave Muñoz. Derechos reservados.

Foto cedida a LMV/ AFAREDES , Sergio de la Llave Muñoz. Derechos reservados

Foto cedida a LMV/ AFAREDES , Sergio de la Llave Muñoz. Derechos reservados

Foto cedida a LMV/ AFAREDES , Sergio de la Llave Muñoz. Derechos reservados


Proyección del documental » No darse por vencido» este viernes 29 de junio 2012

junio 26, 2012

 

Cartel

 

Las asociaciones AFAREDES (asociación de familiares de republicanos desaparecidos), El Foro del Valle del Tietar y de La Vera y La A.I. La Memoria Viva con la amable colaboración del Institut Français en Madrid, tienen el gusto de invitarles a la proyección de

» No darse por vencido» 

el viernes 29 /06/2012 a las 20h en el Institut Français

C/ Marqués de la Ensenada nº 10, 28004 Madrid Mº Colón.

Vo Esp/Fr. con subtítulos  Entrada libre a partir de las 19h30. Aforo limitado 250 plazas.

Vía videoconferencia sus autores y protagonista nos presentaran el documental a las 19h50

«El documental es bello a nivel técnico. La emocionante y digna historia que cuenta no nos  deja indiferente , siendo, así de todas formas, una lucha que compartimos  , exilio aparte, como familiares de víctimas del franquismo.

El film tiene la potente particularidad de entrar, desde un contexto global de Recuperación de la Memoria Histórica, en la clara mentalidad  de Daniel Serrano Recio de 91 años de edad, en su memoria extraordinariamente lúcida y repleta de datos, en el interior de su espacio vital lleno de objetos, de imágenes, sobre los cuales la cámara se desliza evidenciando  sensibilidad . El cotidiano de Daniel está hábilmente relacionado con sus reivindicaciones : la tierra cultivada en su jardín es la tierra de los campesinos españoles del 36 bajo la 2ª República y la tierra de las fosas comunes, la tierra donde se pone la semilla de los descendientes, la tierra añorada desde el exilio y la voluntad de recuperarla. La lucha de este hombre, cuya dignidad da envidia, empapada de cariño fraternal, reclamando el reconocimiento de la figura de su hermano Edualdo asesinado en el 41 por los franquistas ( el era concejal durante el Frente Popular en La Torre de Esteban Hembran, Toledo) es un ejemplo para muchos en este país desmemoriado, amnésico e injusto con sus ciudadanos.  La evidente falta de educación para nuestros jóvenes en las escuelas se incrementa en estos momentos por los nuevos gobernantes del PP ( los anteriores del PSOE también), gracias por recalcarlo con esa entrevista abrumadora  a los jóvenes de la Torre de Hembrán.  Gracias por la sonrisa cómplice de Daniel en sus sueños. Gracias por no darse por vencido En mi casa también hay una calle de la República.» PV R d C. R.

Brochure Ne pas s’avouer vaincu VFR

http://www.institutfrancais.es/madrid/cine-y-radio/cine-no-darse-por-vencido