La dictadura fue totalitaria, no solo autoritaria

octubre 26, 2013

 

Imagen de Público.es

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 Vicenç Navarro | Catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra

A raíz de la muerte del Profesor español Juan Linz, de la Universidad de Yale, EEUU, se han escrito muchos artículos loando su figura y sus contribuciones a las ciencias sociales, y muy en particular a las ciencias políticas, lo cual me parece lógico y no tengo nada que objetar. Tuve muchos desacuerdos con sus trabajos, pero es mi costumbre dejar en paz a los muertos, y dejar que sus amigos y estudiantes celebren su persona y su trabajo. Ahora bien, creo que sería injusto que mantuviera esta actitud cuando se utilizan a los muertos (en este caso, la muerte del Profesor Juan Linz) para criticar, una vez más, a las izquierdas, a las cuales pertenezco. Cuando ello ocurre, siento la necesidad y urgencia de aclarar varios puntos y defender a esas izquierdas que sistemáticamente en España están marginadas y no tienen el acceso a los medios de información (tanto académicos como generales) que tienen los promotores de Juan Linz y sus puntos de vista en este país.

Una de las contribuciones más conocidas nacional e internacionalmente del profesor Juan Linz (a partir de ahora JL) fue su distinción entre regímenes políticos totalitarios, tales como los regímenes comunistas, que intentaban cambiar todas las dimensiones de la sociedad y del ser humano que la habita, invadiendo incluso sus componentes más íntimos, y regímenes políticos autoritarios, que no lo intentaban. Estos últimos se limitaban a mantener, por medios autoritarios, un orden establecido, que JL consideraba eran cambiables para convertirse en sistemas democráticos en periodos posteriores. Y entre ellos incluía el régimen dictatorial que existió en España desde 1936 hasta 1978. Los regímenes totalitarios, al contrario de los regímenes autoritarios, eran incapaces de cambiarse y transformarse en sistemas democráticos.

Esta teoría de JL fue la que, explícitamente, se utilizó desde el Departamento de Estado de EEUU para apoyar a algunos de los regímenes dictatoriales más sangrientos y represivos que hayan existido en América Latina y en el sur de Europa. El Departamento de Estado y sus portavoces señalaban que tales regímenes autoritarios eran susceptibles de cambio hacia sistemas democráticos, y de ahí la necesidad de apoyarlos para facilitar esa transformación, oponiéndose a la vez, por todos los medios, a aquellas fuerzas auténticamente transformadoras dentro de ellos –que sistemáticamente definían como comunistas (independientemente de que lo fueran o no)- y que llevaban los gérmenes y semillas para establecer regímenes totalitarios o comunistas. Esta teoría se convirtió en la justificación para apoyar regímenes enormemente represivos, como lo fue el dictatorial español, uno de los más sangrientos que ha ocurrido en la Europa Occidental en el siglo XX.

La consecuencia de esta teoría

Yo pude ver y vivir en carne propia las consecuencias de la utilización de esta teoría de JL por parte del Departamento de Estado del gobierno federal de EEUU, y también por parte de varios gobiernos dictatoriales, incluyendo el español. Una de ellas fue cuando, como miembro de la resistencia antifascista española en la clandestinidad, tuve que dar testimonio enfrente del Comité de Asuntos Exteriores del Senado de EEUU (invitado por el senador Ted Kennedy, que simpatizaba con las fuerzas democráticas españolas), intentando convencer al Senado de aquel país de que no renovara sus bases militares en España durante la dictadura, pues estaban apoyando a una dictadura totalitaria que había sido establecida con el apoyo de Hitler y Mussolini, contra los cuales EEUU había luchado, costándole 800.000 muertos.

Frente a este argumento, el embajador español de la dictadura respondió también ante tal Comité que mi descripción del Estado español era errónea, pues señalaba que –tal como indicaba el profesor Juan Linz, de la Universidad de Yale- dicho Estado no era totalitario, sino autoritario, y tenía la potestad de poder cambiar hacia uno democrático. Esta era también la argumentación usada frente a tal Comité del Senado por el portavoz del Departamento de Estado en apoyo de la renovación de las bases. Puesto que ambos citaron al Profesor Juan Linz, tuve que leerme sus trabajos para poder rebatir esos argumentos.

Una situación semejante ocurrió más tarde, a raíz del apoyo del gobierno federal de EEUU al golpe militar del general Pinochet frente al gobierno de Unidad Popular de Chile (al cual tuve el privilegio de asesorar). Aquí, de nuevo, se utilizaron los mismos argumentos, indicando que la dictadura del general Pinochet era, en realidad, un régimen autoritario, no totalitario, que merecía el apoyo para facilitar la transición democrática y ayudarle en su lucha contra las fuerzas totalitarias. Esta era la narrativa oficial, en defensa de unas políticas del gobierno federal que causaron un enorme daño a las clases populares de aquellos países, tanto de España como de Chile.

El error de la teoría de Juan Linz

Creo que la propia realidad ha mostrado el error de las teorías de JL. Varios regímenes comunistas se han transformado en regímenes democráticos en contra de lo que JL indicaba, alcanzando en muchos de ellos niveles de democracia más avanzados que los que existen en España, cuya democracia es conocida internacionalmente por su baja calidad (un indicador, por cierto, de ello, es que este artículo que cuestiona las teorías dominantes en el establishment político-mediático de España no podrá publicarse en ninguno de los cinco periódicos más importantes del país. Y tengo pruebas de ello. La libertad de prensa en España está extraordinariamente limitada).

Otra realidad que cuestiona la definición del régimen dictatorial español como autoritario pero no totalitario, es la propia experiencia de aquellos que sufrimos aquel régimen. JL procedía de una familia falangista (su madre fue dirigente de la Falange) y sus raíces están basadas en aquel régimen. Y no sufrió, por lo tanto, la enorme opresión de aquella dictadura, que era agresivamente intervencionista en las esferas más privadas del ser humano, desde el idioma y la lengua hasta el sexo. Era obvio que aquella dictadura, basada en el nacional-catolicismo (suma de un nacionalismo extremo, oprimente de todos aquellos que no compartían ese nacionalismo imperialista, y de una religión sumamente reaccionaria), intentaba crear una nueva sociedad y un “nuevo hombre”, tal como así indicaba su narrativa. Es sorprendente que un régimen basado en dos ideologías tan profundamente totalizantes, como el nacionalismo y el catolicismo, se presente como un régimen que era meramente autoritario. Es obvio que su descripción de España y su descripción de los nacionalismos en España es profundamente errónea, y la gran visibilidad de estas teorías se debe, no a su potencia intelectual, sino principalmente a las cajas de resonancia proveídas por los establishments españoles y estadounidenses a los que dichas teorías benefician.

La España que yo y millones de españoles vivimos era muy distinta a la España que narró JL (a la temprana edad de 7 años, un policía gris me abofeteó en las calles de Barcelona por hablar en catalán, gritándome “que no hablara como un perro y que debería hablar como un cristiano”, la lengua del Imperio).

La responsabilidad del intelectual científico sobre su trabajo

Se me dirá, como ya se me ha dicho, que JL no era responsable de la utilización de sus teorías por parte de aquellas instituciones, argumento que no comparto, pues un científico tiene que distanciarse, incluso denunciar, el mal uso del descubrimiento que ha llevado a cabo. J. Robert Oppenheimer, un científico estadounidense, padre de la ciencia nuclear, denunció el uso de su descubrimiento por parte del gobierno federal de EEUU para crear la bomba atómica y utilizarla. El caso de Oppenheimer dio pie a un gran debate en EEUU sobre la responsabilidad moral del científico. El conocimiento científico, creado por los científicos, podía utilizarse para fines que estos, identificados con la producción de tal conocimiento, consideraban inmorales, en cuyo caso la comunidad científica consideró que el científico autor del descubrimiento debía denunciarlo. Lo mismo se aplica a las ciencias sociales, donde el conocimiento que se produce puede utilizarse para fines que dañan a la población, y muy en especial a las clases populares (independientemente de que este conocimiento sea erróneo o no). Un caso actual es el conocimiento producido por centros conocidos de ciencias económicas (como la escuela neoliberal de la Universidad de Chicago), cuya aplicación ha causado un enorme daño en el bienestar de las clases populares en muchos países, incluyendo Chile.

Pues bien, lo mismo puede aplicarse a JL, experto en las ciencias políticas, que “descubrió” una teoría (que, aun cuando, a mi parecer, era errónea), y que tenía que haber denunciado a aquellos que la utilizaron para hacer un enorme daño a las clases populares de España y de Latinoamérica. En realidad, hubo un silencio ensordecedor por parte de JL frente a esta utilización nefasta de su teoría. Todo lo contrario, se convirtió en la sabiduría convencional del establishment político y académico de EEUU, responsable de unas políticas exteriores que estaban en clara contradicción con los valores que aquel país decía sostener.

Una última observación. Conociendo el patio, sé que esta defensa de las izquierdas y sus críticas a las teorías de JL crearán gran enfado y es probable que, como es costumbre, se inicien toda una serie de insultos y sarcasmos. Un indicador de la escasa cultura democrática es que el insulto sustituye al argumento. Sería de agradecer que la respuesta se centrara en los argumentos y en la evidencia que los apoye. Esperemos que así sea.

http://www.nuevatribuna.es/opinion/vicenc-navarro/dictadura-fue-totalitaria-no-solo-autoritaria-clarificaciones-partir-muerte-juan-linz/20131020204022097539.html


Beatos y cínicos…

octubre 16, 2013

JOSÉ MARÍA GARCÍA MÁRQUEZ* 14/10/2013

Vaya por delante que en mis investigaciones no me he tropezado nunca con ninguno de los religiosos beatificados el pasado 12 de octubre en Tarragona. Y de veras que lo lamento, aunque de todas formas existe un problema operativo: las declaraciones de los testigos en las causas de beatificación son secretas y los historiadores no pueden verlas. De tal forma que sería imposible contrastarlas con otras y con diversas fuentes documentales. Ese secretismo, que sería inadmisible en una disciplina científica como la historia, sigue siendo practicado por la Iglesia católica. Así, por ejemplo, si la Iglesia nos dice que fulanito murió «perdonando a sus verdugos», tendremos que utilizar la «fe» para creerlo, pues no podremos contrastar al testigo que supuestamente presenció la muerte del beato y, por tanto, contradecir o negar su testimonio. Es una práctica vieja esta del secretismo en la Iglesia. Siempre les ha ido bien con ella y no tienen, por tanto, que cambiarla.

Además, esas cosas para la Iglesia son terrenales y es cuestión de darles tiempo. A veces, incluso, consideran que deben de reconocer algo y entonces no tienen inconveniente en confesar ciertos errores de la Iglesia, como ocurrió con Galileo. El problema, claro, es que cuando llegó esta confesión de la mano del papa Wojtyla, Galileo llevaba más de tres siglos muerto y, no obstante, la comisión que creo el mismo papa determinó que la postura de la Iglesia había sido la correcta y que Galileo anduvo equivocado, postura que el siguiente papa Ratzinger ratificó íntegramente. Y eso en el caso de Galileo. No sabemos que habría hecho el papa Francisco que, en otro gran ejercicio de fe para los contrarios, nos dice ahora que nunca ha sido de derecha.

En nuestro país tampoco la Iglesia fue nunca de derecha durante la Segunda República y la dictadura. Es cierto. Su posición se situó en la extrema derecha y así continuó durante años hasta que la descomposición de su gran aliado, el franquismo, le hizo adoptar precipitadamente posturas más acordes con los tiempos que se avecinaban. Como decía el historiador Ricard Vynes: la Iglesia no colaboró con el franquismo, la Iglesia formó parte del franquismo. La beligerancia de la Iglesia la colocó con claridad junto a los militares golpistas y terratenientes y, como ellos, recibió la violenta contestación de la exacerbación popular desatada por el golpe. No había ninguna diferencia en la fe de los militares golpistas, los falangistas, requetés o patronos y terratenientes con los religiosos. ¿Y estos serán llamados mártires y aquellos simplemente muertos? Fueron más, muchos más aquellos que los religiosos muertos. ¿Por qué después de conspirar unidos, de combatir unidos a la República, ese interés en diferenciar sus muertos de otros?

Como les decía, no he podido investigar esos religiosos beatificados en Tarragona, no es el ámbito territorial en el que desarrollo mi trabajo, pero sí he tropezado con otros casos de religiosos muertos, incluso algunos de ellos también beatos.

Constantina, por ejemplo, fue el pueblo sevillano donde más se atentó contra la vida de religiosos. De los catorce religiosos que murieron en la provincia de Sevilla (menos de los que los franquistas mataron en el País Vasco), tres fueron asesinados en aquel pueblo. El problema es cómo explicar por qué dos sacerdotes más (uno de ellos especialmente querido en el pueblo por su amistad con los pobres) y las religiosas del convento de la Doctrina Cristiana, fueron respetados sin que nadie atentara contra ellos. ¿Es que la fe de los tres primeros era distinta de los demás? No. Por supuesto que no. La «persecución» no se llevó a cabo contra la Iglesia o contra la fe, sino contra algunos miembros de la Iglesia, que es bastante diferente. En Morón de la Frontera, después del golpe, se llevó a cabo la detención de más de treinta derechistas y entre ellos tres salesianos. Un cuarto no fue molestado, al igual que los otros ocho religiosos que había en el pueblo y tampoco sufrieron agresión física alguna las monjas Jerónimas del convento de Santa María, las Concepcionistas del convento de San Juan de Dios y las monjas de la Caridad del Hospital Municipal. ¿Se estaba persiguiendo la «fe» de los tres salesianos detenidos únicamente? ¿Y el resto? ¿Eran descreídos, quizá? Las medias verdades siempre suelen terminar en grandes mentiras. Pero hay más.

Dos de los salesianos que resultaron muertos (el tercero sobrevivió) fueron declarados mártires de la fe en la masiva beatificación de 2007. Pero no murieron por su fe, ni mucho menos, incluso uno de ellos, el salesiano José Blanco Salgado, estuvo disparando contra los trabajadores desde el cuartel de la Guardia Civil (es obvio que pese a lo que diga el papa Francisco, no es muy imitable este mártir). Su muerte fue miserablemente provocada por el teniente de la Guardia Civil José Chamizo para intentar él mismo salvarse con los suyos, obligando a un grupo a salir del cuartel para poder escapar a fuego limpio por otra calle. ¿Dónde están los testimonios de la beatificación de estas personas? Me gustaría verlos, porque la información de la que disponemos (publicada y documentada) no guarda relación alguna con el martirio de estos hombres. Y estos casos en absoluto pueden negar que otros religiosos hayan sido asesinados por el mero hecho de serlo, pero evidencian la forma en que se han llevado a cabo los masivos procedimientos de beatificación. Los crímenes cometidos contra religiosos, como contra cualquier persona, fueron abominables, pero hay que saber medir el alcance y la utilización de todos ellos. Los debates tienen que ser claros, públicos y documentados, lo demás es historia sagrada, no historia.

Por cierto, todavía la Iglesia de Morón tiene pendiente una deuda, una gran deuda con los cuatrocientos cuarenta vecinos muertos y ochenta y cinco en paradero desconocido identificados que ocasionaron los sublevados. Total, algunos dirán que qué son 525 víctimas moronenses comparadas con la inmensidad del océano. Pues yo les diré lo que son: tres más que los 522 beatos del 12 de octubre, y estamos hablando solamente de un pueblo andaluz, con beatos y todo, donde la Iglesia sigue en silencio. ¿Olvido? ¿Cinismo? Será sencillamente que necesitan más de tres siglos como con Galileo. Y dicho sea de paso, ¿qué hace un ministro de justicia en un acto como ese cuando el gobierno que representa no cumple una Ley como la de Memoria Histórica? ¿No quedamos que es un acto exclusivamente «religioso» como dice la Conferencia Episcopal?

¿Para cuándo la Iglesia arrodillada ante las víctimas de la sublevación y la dictadura? Señor Rouco ¿está usted ahí?

*Investigador e historiador

http://www.publico.es/474646/beatos-y-cinicos

 

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Los tiempos cambian. ¿Monarquía o República?

abril 21, 2013

O mantenemos las sombras del pasado franquista y de las monarquías absolutistas o apostamos por una concepción de Estado moderno y adaptado a los nuevos retos de la era socialmente tecnológica. Sólo la unión hace la fuerza.

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No voy a repetir la historia de la huída de Alfonso XIII, como tampoco lo haré con una lectura histórica de cómo supuso la misma el advenimiento de la II República española a través de unas elecciones municipales, que por sus resultados, supusieron el sentimiento y lectura de plebiscito de unas elecciones generales entre las facciones afines a la república a causa del pesimismo y mal hacer de los dirigentes todavía anclados en el imperialismo pretérito de lo que fue España imperialista, y ya no era; y ante todo, el desánimo de un pueblo mayoritariamente inculto, agrícola, subdesarrollado y agotado por la miseria e incapacidad de los distintos gobiernos y dictaduras de la época regente de Alfonso XIII, y que  apoyándose en los gobiernos y directorios militares, la Iglesia y las clases más pudientes que paseaban las aureolas victoriosas del bagaje que les produjo las guerras carlistas en su espalda, negaron la máxima del desarrollo con sus miedos, conservadurismo y absolutismo para   sumarse a la posibilidad de subir al tren de la Revolución Industrial e ideológica que ya corría por toda Europa, y que como resultado, cedió el paso a lo que la historia ya nos ha dejado escrito para los anales de la misma como una lección pendiente del pueblo español. Ser pioneros del desarrollo europeo desde la caída del Imperio donde nunca se ponía el sol.

Si quiero hacer una pequeña reflexión de la incapacidad y la cobardía de la estirpe borbónica a lo largo de su historia, y que por más que se pretenda lavar la cara al ensalzar la del actual Jefe de Estado, no es más que la consecuencia de sus más que dilatadas historias de sus cronológicos desaciertos y efeméricos mandatos (me refiero a todos los borbones) en su que hacer de regentes ungidos por la gracia de Dios, o del sistema de imposición “dedocrático” del padre dictador de la España de… ¡Una, grande y libre! Como es el último caso. Y que aprovechando la huída de su abuelo y por ende la de toda la familia real por miedo al sentirse desafectado por su propio pueblo; en vez de afrontar con valentía e inteligencia la oportunidad que le brindaba la historia de crear una nueva época de libertades y desarrollo reforzando así la institución monárquica con fórmulas mixtas como la inglesa, holandesa, belga, etc., o incluso, de la capacidad teórica de la mente avispada, inteligente y subversiva del  su padre Don Juan, que en su rebeldía y patriotismo fue incapaz de recopilar apoyos internos y externos durante su exilio con un programa de modernización y apoyo total de la ayuda exterior en una época en la que se les temía más al comunismo y el socialismo que al propio fascismo (y a las pruebas y hechos históricos me remito con acciones como las de América, Francia e Inglaterra), no le quedó otra más que dejar que la vuelta de la corona fuese pactada entre él mismo y el sátrapa Caudillo golpista con la esperanza de recuperar e instaurar la Institución Monárquica en libertad, aprovechando así el halo monárquico y de corte militarista de Franco para así reinstaurar la institución monárquica bajo la custodia de los militares menos preparados y más sangrientos, los africanistas, después de haber ordenado este el país con una guerra santa y un régimen de limpieza y adoctrinamiento ideológico pleno que garantizase su supervivencia y dominio, en su persona o en la del Príncipe Juan Carlos.

Alfonso XIII dejó pues, un vacío político, una desorganización estatal y por supuesto el abandono de todo el  pueblo español,  que en su ignorancia no supo valorar ni prever aquellas circunstancias y todos sus hechos- Dejándose caer en manos de una menos capaz República llena de ilusiones, dogmática, llena de colores dispares incapaces de crear un arco iris de libertad y esperanza conjunta, y que en sus incompetentes luchas intestinas por la supremacía republicana sólo consiguió la inestabilidad, la inseguridad, la utopía y allanó el terreno de aquellos militares salvapatrias y que sólo necesitaron del apoyo miedoso de las clases altas y de las bendiciones eclesiásticas como último reducto europeo del catolicismo arcaico. Con el dinero y Dios a su lado ¿Qué poder iba a tener el pueblo? ¿Qué fututo tenía la II República? Visto lo sucedido, no hay nada más que decir.

Ochenta y dos años después las cosas han cambiado en apariencia, nos vendieron las migajas de una democracia y libertad amparadas por una Constitución inmovilista y garante de la impunidad monárquica, así el Borbón puede ejercer de lo que es, el Rey absolutista modernizado en una figura diplomática y decorativa que sigue utilizando su derecho de pernada sistemáticamente aunque no se deba ni pueda decir, con amores y amoríos de corona y Corinnas, cacerías elitistas y paseos entre baños de multitud con la carta crediticia de haber salvado la democracia de aquellos infames militares de los que él era el máximo responsable; y todo ello aderezado y ornamentado con la imagen de familia real campechana, unida y feliz, deportista y culta (que a excepción de la reina bosteza en los actos culturales) y que tiene más polvo y miseria debajo de la alfombra real que aquellos colchones de paja pulgosos de la posguerra, y es que tengo la sensación de que el lema borbónico es… “mejor vivir de rodillas y coronados que de pie y orgullosos en el exilio de la Zarzuela”. (No me importa que se queden si trabajan y no cuestan dinero y prebendas a cargo del erario público).

Quizá ha llegado el tiempo y el momento justo de modernizar el país, de darle la opción de elegir entre la soberanía de la corona y el  pueblo soberano de una Constitución acorde con los tiempos que corren y correrán, y dejar por fin que sean las urnas por voz del pueblo las que decidan y legitimen Monarquía sí, o Monarquía no,  que todo tiene su tiempo, o a la III República, en cuyo caso debería ya prepararse para el futuro sin demagogia ni rémoras y errores pasados y, con todas sus opciones intactas de partidos conservadores y progresistas, sin la sombra pretérita de aquella añorada II República que fue tan romántica como ineficiente, irrealista e incapaz.

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Jordi Carreño Crispín (escrito para la LMV)

Vicepresidente de La A.I. Memoria Viv@


LA DIVISIÓN DE GRACIA POR GRACIA DIVINA DEL ATADO y BIEN ATADO…

marzo 4, 2012

Una vez más y por desgracia la tan manida frase pronunciada por el ex Caudillo y dictador Francisco Franco Bahamonde…“Todo está atado y bien atado” antes de fenecer, es una realidad en nuestro teórico estado democrático. Los últimos acontecimientos acaecidos en nuestro territorio y fuera de él (véanse los casos desde Argentina) en referencia a la posibilidad de que las víctimas del susodicho sátrapa Jefe de Estado fueran o pudieran ser resarcidas y reconocidas a través de la justicia, quedan en aguas de borrajas tanto por acción del Poder Judicial como de los poderes, Ejecutivo y Legislativo.

Primero la absolución del magistrado que investigaba los casos de desaparecidos del franquismo (curiosamente el único en sentarse en un banquillo por causa de dicho régimen), y el cual, antes de ser absuelto, eso sí, que fue declarado incompetente previamente al fallo de la sentencia y de ser expulsado de la carrera jurídica (lo cual demuestra que no eran necesarias alforjas para tal viaje) haciendo que se cumpliese metafóricamente el dicho de…”tienes razón pero vas a la cárcel”, y que provoca con esta sentencia el que se coarte y cierre cualquier vía que permita iniciar de nuevo los procesos de los desaparecidos y  represaliados por el régimen franquista hasta antes de 1977 y posterior a esta fecha da cobertura casi vitalicia a la Ley de Amnistía del mismo año (que benefició más a los supuestos culpables que a las verdaderas víctimas).

Como segunda acción del borrado de memoria colectivo que se lleva a cabo en España desde la muerte del dictador genocida; y amparado hasta la fecha por la Constitución actual y los distintos gobiernos en democracia, el Consejo de Ministros decidió ayer el cierre de la Oficina de Víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura. Apuntalando así todavía más al régimen franquista previo el apoyo anterior recibido y concedido por el Tribunal Supremo con el fallo de la descafeinada sentencia que teóricamente es favorable al ex juez Baltasar Garzón. Eso en contra de todos los consejos emitidos a los diferentes gobiernos españoles en democracia por los estamentos internacionales como la O.N.U, el Tribunal Internacional de Derechos Humanos, el Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra, etc., como así también por los acuerdos jurídicos y de Derechos Humanos que España no sólo tiene firmados sino también ratificados. Este cierre traspasando la labor que ofrecía la actual oficina de víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura a la División de Gracia (la encargada de conceder títulos o amnistías) no deja de ser  más que otra nueva traba, poner otra piedra en el camino para dificultar y evitar que se continúen las labores de investigación y reparación de los familiares de dichas víctimas y de las distintas asociaciones memorialistas que luchan por recuperar la memoria que no la dignidad (porque siempre la tuvieron) de todas las víctimas afectadas y represaliados del franquismo.

Un país que ha sido capaz de iniciar los procesos de investigación, recuperación y dignificación de las víctimas de las dictaduras argentina y chilena, con el reconocimiento internacional del mismo juez que ha sido vapuleado y vilipendiado en su propio país (nunca fue más cierto lo de que nadie es profeta en su tierra); y que ahora, no es capaz de mirarse en el espejo e iniciar lo que pudiera ser la última oportunidad de cerrar las pretéritas heridas de una de las épocas más convulsas y negras de nuestra historia, la Guerra Civil y la dictadura franquista, es muy difícil que pueda avanzar hacia el futuro con la rémora de su pasado atada a la cadena de una más que dudosa democracia y libertad impuesta por el pasado…”Todo está  atado y bien atado”.

Así que ahora deberemos esperar todos que la División de Gracia (el nombre ya es un mal presagio) actúe conforme al Derecho Penal Internacional y no a los derechos de gracia divinos y del atado y bien atado; y que por ésa misma gracia nos trajo la democracia sin cafeína en manos del teórico héroe constitucional y actual Jefe de Estado. El cual recuerdo que juró fidelidad en su día la Movimiento Nacional y ensalzó la figura de aquél que le dio poderes plenipotenciarios para instaurar antes que la libertad, la institución monarquíca impuesta con calzador como era su deseo (basta comprobarlo en las hemerotecas). Y que él, muy hábilmente, se encargó de hacer negociae sería el primer presidente de Gobierno de la nueva era, D. Adolfo Suárez, la vuelta de la democracia a cambio de una monarquía parlamentaria y de la renuncia de los partidos republicanos a reclamar su esencia ideológica, La República.

Jordi Carreño Crispín

Vicepresidente de la A.I. La Memoria Viv@


CON UN PICO Y UNA PALA…

noviembre 27, 2011

 

Con un pico y una pala abuelo  intentamos desenterrar el olvido, con un pico y una pala padre se exhuma la vergüenza de un país, con un pico y una pala tío se afloran las vidas pasadas, con un pico y una pala primo se destapa el olvido y la desmemoria.

Dame un pico y una pala madre  para poder buscar  la memoria de los olvidados, dame un pico y una pala abuela que te pueda devolver la paz; dadme un pico y una pala para  secar vuestras lágrimas, dadme un pico y una pala para equilibrar la balanza de la justicia, dadme un pico y una pala que asome la verdad sobre la falacia, dadme un pico y una pala para cerrar las heridas del pasado, dadme un pico y una pala para que pueda descansar por fin.

Qué lejos queda ya aquél  1 de abril del año 1939 que trajo con un escueto comunicado el final de la “Guerra Incivil española”. Queda tan lejano que ni los más viejos del lugar lo recuerdan ya. Se han ido entre partidas de dominó y silencios vergonzosos de café aquellos recuerdos dañinos que a base de la negación de su existencia parece que nunca existieron. Y ahora, cuando todo estaba tranquilo vienen estos desalmados con el pico y la pala para reabrir las heridas del ayer, ahora vienen éstos para remover la mierda que defecó el salvador golpe de Estado del año 1936, ahora vienen con el pico y la pala para ensuciar el buen nombre de aquél paladín de España que nos libró de las fauces del caos y el libertinaje, ahora vienen con el pico y la pala a ofender el buen nombre de Dios.

A quiénes les importan ya esos huesos casi deshechos, a quienes les importan ya que los muertos hablen aunque sea por boca de otros, a quienes  les importa ya que en España haya habido una guerra fratricida. Sólo les importa a ellos, a los del pico y la pala, a los rencorosos que no olvidan. ¡Dejad a los muertos descansar!

Con un pico y una pala abuelos se escriben vuestras historias, con un pico y una pala abuelos se recuperan vuestras existencias, vidas, con un pico y una pala abuelos se sentencian las injusticias pretéritas, con un pico y una pala abuelos se reescribe la verdad histórica de una nación por mucho que ella fuerce el olvido colectivo, con un pico y una pala abuelos te deslomas primero para después poder descansar en paz. ¡Descansad en paz todos aquellos que el pico y la pala todavía no ha conseguido liberar vuestro recuerdo! Nosotros seguiremos cavando con el pico y la pala para que no seáis olvidados nunca.

Jordi Carreño Crispín

Vicepresidente de la A. I. La Memoria Viv@


EL FLACO FAVOR DE LÉON BLUM…

julio 31, 2011

En el  año conmemorativo del 75 aniversario del inicio de la Guerra Civil española a causa de la sublevación militar contra el gobierno legítimo de la II República hay muchas fechas que recordar todavía. Cada ciudadano o población de este país cuenta con alguna fecha fatídica que memora aquellos años sombríos, dolorosos,  violentos y de desesperación humana.

Mañana 1 de agosto no es diferente,  y por ello hay una efeméride que se debería recordar como otras muchas más, olvidadas consciente o inconscientemente en el calendario macabro de la Guerra Civil, como uno de los mayores  actos de tropelía y traición y de cobardía política internacional contra la democracia. Y es que no sólo la Memoria Histórica vive de los desaparecidos y demás represaliados, también lo hace o debería hacer si  es que esta quiere ser una herramienta útil para la reconstrucción histórica, de las circunstancias y casuísticas que formaron parte de aquellos acontecimientos que desembocaron en tan nefasto resultado final aquél 18 de julio de 1936.

Como no es excepción, la Guerra Civil española tuvo un apoyo directo causado no sólo por la actuación de intereses económicos promovidos por los pudientes de la época, sino que  también,  por la falta de convicciones y ética de los considerados grandes estadistas de la época como Neville Chamberlain, W. Churchill (posteriormente), Albert Lebroun  y  Léon Blum (los cuales, cometieron quizás  con su actitud el mayor engaño de la diplomacia y la política internacional contra la democracia y sus principios al desvincularse de las necesidades del gobierno de la II República, garante éste, sobre todo  en sus inicios  junto a Francia y Gran Bretaña  del sistema democrático ante el avance en Europa del fascismo y el comunismo);  actuando  éstos de modo irresponsable y cobarde al abandonar a su suerte al gobierno republicano, con su política de apaciguamiento ante estos avances ideológicos y sistemáticos a los que posteriormente no les quedó más remedio que hacer frente.

Así que este próximo lunes 1 de agosto podremos recordar y conmemorar  todos  como la falacia de  Léon Blum nos hacía un flaco favor al vender con el pacto de no intervención (no hay otro nombre posible que defina  su actuación) al gobierno legítimo de la II República,  máxime después de haberse comprometido  con José Giral a dar apoyo de medios materiales y económicos al mismo para posteriormente retractarse ante la presión del Presidente de la República francesa y de las directrices marcadas por el Reino Unido, dejando así abandonado al gobierno de Giral a su propio destino, mientras los militares sublevados recibían las ayudas de los regímenes fascistas de Mussolini y Hitler.

Y es que no siempre los intereses de la libertad y de la democracia coinciden con los de sus valedores, por lo que su defensa se convierte muchas veces en una debilidad. Lo dicho flaco favor nos hizo el gabacho con su actitud e ineptitud.

Jordi Carreño Crispín

Vicepresidente de la A. I. La Memoria Viv@


El 14 de abril, 80 años después…

abril 14, 2011

El rey Juan Carlos y el Principe de Asturias, Felipe de Borbón, durante la celebración de la Pascua militar.- Claudio Álvarez

JOSÉ JUAN TOHARIA 14/04/2011

Los españoles guardan una imagen más bien positiva de la Segunda República, ahora que se cumplen ya 80 años desde su proclamación. Pero si tuviesen hoy que escoger, se inclinarían -y de forma clara- por una monarquía parlamentaria como la actual. Esto puede parecer sorprendente atendiendo a la extendida idea de que España es un país juancarlista sin apenas monárquicos. Quizá la matización que los datos del sondeo de Metroscopia aportan es que en la actualidad, para muchos, ‘juancarlismo’ y ‘monarquismo’ son términos sinónimos.

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Encuesta sobre la relación de los españoles con la República

DOCUMENTO (PDF – 69,5Kb) – 14-04-2011

Hoy, 14 de abril de 2011, cuando ya no queda entre nosotros prácticamente nadie que viviera como persona adulta los años de nuestra última República, el balance que de la misma ha quedado fijado en nuestra memoria colectiva se presenta dividido, si bien con un ligero predominio de las opiniones favorables. El 45% de nuestra actual ciudadanía cree que el quinquenio republicano fue, en conjunto, un periodo positivo en la historia de nuestro país, mientras que un 35% cree lo contrario. No hay diferencias en este dictamen en función de la edad (coinciden en la opinión positiva el 45% de los españoles más jóvenes y el 41% de más edad), pero sí en función de la orientación ideológica: quienes tienen una imagen positiva del periodo republicano son dos veces más numerosos entre los votantes del PSOE que entre los del PP (58% frente a 26%)

En todo caso, parece innegable que la imagen que nos ha quedado de la Segunda República viene empañada por la subsiguiente Guerra Civil, a cuyo trasluz inevitablemente la percibimos. De hecho, así lo reconoce un 58% de la ciudadanía, que indica que cuando oye hablar de aquella no puede evitar pensar, al mismo tiempo, en esta. ¿La breve duración de la Segunda República se debió quizá a que fue proclamada antes de tiempo, cuando nuestra sociedad no estaba preparada aún para un régimen democrático de ese tipo? Las opiniones se dividen al respecto de forma clara: un 44% lo piensa así, frente a un 41% que disiente de esta idea. En cambio, domina claramente la opinión (51% frente a 30%) de que fue la radicalización de sectores extremistas, tanto de derecha como de izquierda, lo que finalmente marcó el infortunado destino de una República que, en otro caso, quizá sería ahora octogenaria.

Pero los hechos fueron -por desgracia- los que fueron, y ahora, ocho decenios después, cuando se plantea a los españoles, en abstracto y en términos generales, la preferencia por una monarquía o una república, se obtiene casi un empate: un ligeramente mayoritario 48% opta por la monarquía, mientras que un 39% lo hace por la república. Y si se abandona el planteamiento genérico y la pregunta se formula desde supuestos más tangibles y concretos, proponiendo una república al estilo, por ejemplo, de la francesa actual o una monarquía parlamentaria como la ahora existente en España, es esta segunda la que sigue resultando preferida, y por un porcentaje que llega al 54% (frente al 37% que optaría por una república como la francesa). Lo que resulta quizá destacable es que no solo opten por una monarquía parlamentaria como la actual la mayoría de los votantes del PP (69% frente a 21%) y del PSOE (53% frente a 42%), sino que lo haga incluso una cuarta parte (24%) de los votantes de IU.

El País.com

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La Ley de la Memoria Histórica…

noviembre 23, 2010

Alfonso García
23-11-2010 0

La llamada Ley de la Memoria Histórica tendrá que aplicarse por haber sido aprobada legalmente, no podría ser de otra forma; y quien no esté de acuerdo en cómo se aplica, debería recurrir a los tribunales de justicia en defensa de su opinión. Esta ha sido la decisión de las hijas de Juan Canalejo y del general Millán Astray, en relación con el cambio de denominación de las correspondientes calle y plaza.

Los fieles y la Orden Benedictina que han pretendido en vano participar en la Santa Misa en la Basílica del Valle de Cuelgamuros, han recurrido el cierre.

Estas actitudes no pueden parecer ni bien ni mal: suponen el ejercicio del derecho a discrepar de formal legal y civilizada, para que sea la justicia quien decida.

Desde este respeto a la legalidad, yo me permito manifestar mi opinión personal en algo tan concreto como la supresión –cito textualmente– de placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, de la sublevación y de la represión de la dictadura (artículo 15 de la ley). A más de 70 años de distancia de los hechos, cuando una inmensa mayoría de la población española desconoce quienes fueron las personas que figuran en las placas de algunas de nuestras calles, ¿puede alguien considerar que suponen exaltación de la sublevación unos nombres que nada significan para la inmensa mayoría de los españoles?

En cuanto a la Basílica del Valle de Cuelgamuros, el artículo 16, dice textualmente: 1.- El Valle de los Caídos se regirá estrictamente por las normas aplicables con carácter general a los lugares de culto y a los cementerios públicos. 2.- En ningún lugar del recinto podrán llevarse a cabo actos de naturaleza política ni exaltadores de la Guerra Civil o del franquismo. Debe estar muy justificado por razones de seguridad el cierre de la Basílica, para que, sin incumplir la ley, se impida el culto.

Cito de pasada algunas expresiones de la exposición de motivos de la ley citada, a cuya luz debe interpretarse jurídicamente el texto dispositivo: espíritu de reconciliación y concordia, respeto al pluralismo, voluntad de reencuentro y clara vocación integradora.

Reitero lo dicho: respeto a la legalidad vigente –nos guste o no nos guste– y proclamación del derecho a recurrir ante los tribunales por parte de quien considere que su aplicación no se cohonesta con el texto articulado o con el espíritu de la norma.

Xornal de Galicia.com vía google noticias

NOTA:

Dado la pluralidad de estás páginas, y en consecuencia, y siguiendo su línea editorial, os publicamos este artículo aparecido en Xornal de Galicia con respecto a la aplicación de La Ley de La Memoria Histórica y el derecho, el cual nos parece interesante para que podáis aportar vuestra opinión y comentarios.

La Memoria Viv@