Memoria como resistencia…

abril 29, 2012
Iguáz Elhombre. El Periódico de Aragón, 28/04/2012 – 28 abril 2012

“No puede haber en España una cultura auténticamente democrática mientras no haya una cultura antifranquista”

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 Hace unos días se celebraba el I Congreso de Víctimas del Franquismo. Casi al mismo tiempo, el Gobierno de Rajoy aprobó en Consejo de Ministros, la supresión de la Oficina de Víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura que se encargaba de facilitar información sobre las materias referidas a la Ley de Memoria Histórica. Ahora sus funciones las asumirá la División de Derechos de Gracia y otros Derechos, que se ocupa de conceder indultos y títulos nobiliarios y que va más acorde con la memoria interesada y amnésica de los populares. Estamos en un país que despide con honores de estado a una persona que un su haber vital contaba con ser el responsable de varias sentencias de muerte. Si Fraga es considerado un padre de la patria, yo me declaro huérfana.Reclamar verdad, justicia y reparación a las víctimas de la guerra y la dictadura es demasiado pedir para aquellos que nunca han condenado el golpe militar que interrumpió el proceso democrático en julio del 36 y el posterior régimen dictatorial, apoyado por el fascismo europeo, que se desarrolló como resultado de aquel golpe. Que no se haya juzgado a los responsables de la barbarie sólo quiere decir que el franquismo no fue derrotado sino que se transformó para convivir con el hecho democrático. Que no tengamos un Le Pen ultraderechista de turno solo quiere decir que la derecha española (pónganle el eufemismo que quieran, centrada, moderada, etc.) está más a la derecha que la gran mayoría de la derecha europea.En Aragón, el gobierno PP-PAR ha eliminado el programa Amarga Memoria que defendía la dignificación de las víctimas asesinadas durante la Guerra Civil y el franquismo. Lo que supone un atropello a la democracia y la justicia, se agrava con la falta de sensibilidad en la defensa de la medida. María José Ferrando, diputada popular en las cortes reprochó a PSOE, CHA e IU “este morboso culto a la muerte” de sus discursos “más propios de sociedades primitivas y desvertebradas”.Mi abuelo nació en Híjar en 1924. Con el golpe militar del 36 y la ocupación nacional de su pueblo, se exilió junto a su familia a Barcelona. Él pudo esquivar los disparos de los bombardeos que le acompañaron en ese exilio. Otros no. Y sobrevivió también al hambre, a la represión y al miedo de los años de guerra y posguerra. Otros no. No cabe en este artículo todo lo que vivió, me dice mientras le tiemblan los ojos y le llora la voz. Como no cabe lo que vivieron las personas que todavía hoy nos lo recuerdan y las voces de las familias de aquellas otras que no pueden contarlo. No se puede pasar página cuando no ha habido justicia y reparación.Como expresa Vicenç Navarro en lo que para mí y pese al paso del tiempo, sigue siendo un libro imprescindible: Bienestar insuficiente, democracia incompleta, “no puede haber en España una cultura auténticamente democrática mientras no haya una cultura antifranquista, para lo cual se requiere de una viva memoria histórica”. Si se deja de resistir, ellos ganan

.http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/opinion/memoria-como-resistencia_752756.html


Daniel Serrano Recio, 92 años y la historia de un exiliado que ha llegado al cine…

abril 29, 2012
En Castilla la Mancha, 20-04-2012 – 28 abril 2012

Lleva años luchando desde Francia por recuperar la memoria de su hermano

POR ELENA LLAVE. FOTO: S. ARBIZU Y H. BELIN. JUEVES, 26 DE ABRIL DE 2012

Daniel Serrano Recio. Nacido el 3 de enero de 1920 en La Torre de Esteban Hambrán (Toledo) y exiliado en 1963 a Francia después de luchar en el bando republicano y pasar 12 años en prisión. Cambian los nombres, los lugares y las fechas pero las historias de los que tuvieron que huir son muy parecidas. Este toledano de 92 años es el protagonista de “No darse por vencido”, un documental de una hora y media de duración dirigido por la española Susana Arbizu y el francés Henri Belin, hijo de españoles emigrantes.

La Biblioteca Municipal “José Hierro” de Talavera acoge el 27 de abril a las 19:00 horas la presentación de este largometraje seleccionado en Francia en los festivales internacionales de Cinemed de Montpellier, Traces de Vie de Clermont-Ferrand y Champ-Contrechamp de Lasalle. Acudirán los autores del mismo; Emilio Sales Almazán, presidente del Foro por la Memoria de Castilla-La Mancha; y el propio Daniel Serrano, quien ponía de manifiesto a encastillalamancha.es que “es hora de decir la verdad en España de lo que ha ocurrido; es necesario enseñar la historia en las escuelas”.
A sus más de 90 años tiene fuerzas más que suficientes como para seguir reivindicando la memoria de su hermano Eudaldo -quien llegó a ser nombrado teniente de alcalde de La Torre de Esteban Hambrán y fusilado en el cementerio del Este de Madrid en 1941- y para luchar por que su pueblo deje de llevar nombres de la dictadura.
Sus recuerdos de Toledo y de su pueblo están ligados a la escuela, a la que pudo ir hasta los 11 años, hasta que el duro trabajo en el campo le obligó a dejar el colegio y ayudar a su padre. También a la lucha de los obreros por conseguir mejorar el jornal de tres pesetas y un poco de vino con el que se tenían que sostener las familias. En La Torre de Esteban Hambrán, cuenta, la lucha política siempre fue muy intensa, primero gobernando “la derecha” -”que dio orden de cerrar la Casa del Pueblo (el lugar en el que se reunían los obreros) y la panificadora obrera”- y a partir de febrero del 36 con el gobierno de “la izquierda”. “Aquí todo cambió ya que dos consignas del programa del Frente Popular eran la construcción de escuelas y la reforma agraria, algo que se cumplió en mi pueblo a rajatabla”, dice Daniel, quien combatió en transmisiones en el ejército republicano.
Llegó la sublevación de las tropas de Franco y con ella la marcha de los combatientes republicanos a Madrid. Allí Daniel fue detenido y encarcelado tras el consejo de guerra en el que, además de los 12 años de cárcel que le impusieron a él, se condenó a siete hombres de La Torre de Esteban Hambrán a pena de muerte y a dos a 30 años de prisión.
Actualmente lucha para que su pueblo recupere la memoria de su hermano Eudaldo que él no ha podido quitarse nunca de la cabeza y para que “a un hombre que hizo tanto por el bien de su localidad se le honre de alguna forma”. Comparte esa lucha con la de borrar de las calles nombres heredados de la dictadura, habiéndose dirigido para ello a Emilio Sales, a la ex vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, a los alcaldes de La Torre de Esteban Hambrán…
Cree que el olvido a las tantas y tantas personas que hay enterradas en las cunetas de las carreteras y en las fosas comunes de los cementerios, víctimas de fusilamientos del Franquismo, “es un crimen de lesa humanidad, tal y como lo ha determinado la ONU”. “Hay que preguntarse quién es el responsable de que esto no se solucione”. Igualmente considera “inadmisible que en un país que ahora se llama democrático se tolere que aquellos que se levantaron contra un régimen legalmente constituido, en unas elecciones libres, luzcan sus nombres o sus símbolos en sitios públicos”.
En “No darse por vencido”, Susana Arbizu y Henri Belin proponen una reflexión de la España de hoy pero con un enfoque del pasado y de todo aquello que vivieron personas como Daniel Serrano, cuya particular batalla es el hilo conductor para hablar en el largometraje de lo que Belin calificaba de “memorias heridas”, las únicas que se plantean como “alternativa a la historia oficial”. Junto a Daniel también han dado la palabra a Acacia Condes, mujer exiliada que cruzó la frontera a Francia en brazos de su madre y que aún no ha recuperado los restos de su padre, un combatiente republicano; Eladio Martín, otro refugiado español, herido en la Guerra Civil; Julia de la Vieja Serrano, sobrina de Daniel; Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica; Ludivina García Arias, presidenta de la Asociación de Descendientes del Exilio Español; y Emilio Sales.

http://www.encastillalamancha.es/noticia/6290/wwwencastillalamanchaes#

a través del Foro por la Memoria

http://www.foroporlamemoria.info/2012/04/daniel-serrano-recio-92-anos-y-la-historia-de-un-exiliado-que-ha-llegado-al-cine/


NECROLÓGICAS: Fallece el guerrillero antifranquista Gerardo Antón ‘Pinto’

julio 10, 2011

Conocido por el sobrenombre de ‘Pinto’, Gerardo Antón regresó a Cáceres con la democracia, después de permanecer 30 años exiliado en Francia. Sus vivencias han dado pie a un documental y a un libro, pero él mismo se ocupó desde su regreso de defender activamente sus ideales republicanos.

 

 

08.07.11 – 18:17 –

REDACCIÓN |
Fallece el guerrillero antifranquista Gerardo Antón 'Pinto'
Gerardo Antón, Pinto, considerado el último guerrillero antifranquista de la provincia de Cáceres aún vivo, ha fallecido hoy a los 94 años de edad, según ha informado Izquierda Unida a través de su diputado autonómico, Víctor Casco.
Nacido en la localidad de Aceituna, Pinto, militante comunista, se exilió en 1948 y residió durante 30 años en Francia. A su regreso a Cáceres, ya en la etapa democrática, mantuvo una gran actividad dando a conoder sus vivencias y manteniendo siempe sus ideales a favor de la República. Fue objeto de varios actos de reconocimiento. Además, Alberto Durán rodó un documental sobre su vida, y Julián Chaves escribió en 2006 el libro ‘Guerrilla y franquismo. Memoria viva del maquis Gerardo Antón’. También la escritora Dulce Chacón utilizó algunas de sus vivencias para su novela ‘La voz dormida’
En los últimos años, Pinto residía en Coria. Por deseo expreso suyo no habrá funeral, ya que ha donado su cuerpo a la ciencia. Sus restos pueden ser velados hoy viernes en el tanatorio de Plasencia (junto al cementerio).

Fallece el maquis extremeño Gerardo Antón, ‘Pinto’

Gerardo Antón, Pinto, en una foto de archivo.

El extremeño Gerardo Antón, Pinto, miembro de la agrupación guerrillera que comandaba El Francés durante la Guerra Civil, ha fallecido hoy a los 94 años en Plasencia, según informa el diputado de IU Víctor Casco.Este hombre, que en los últimos tiempos vivía con su hija, es el protagonista del libro Guerrilla y franquismo. Memoria viva del maquis Gerardo Antón (Pinto).El libro, editado por la Editora Regional de Extremadura, y cuyo autor es el profesor de la Universidad de Extremadura Julián Chaves, recoge las vivencias de este guerrillero en las estribaciones montañosas extremeñas.El protagonista, nacido en 1917 en la localidad cacereña de Aceituna, señaló en 2006, durante la presentación del libro en el Congreso de los Diputados, que «la República se proclamó sin una gota de sangre, pero ellos (los franquistas) derramaron ríos».»Militante comunista, quienes hoy seguimos considerando la justicia social y la República un horizonte, vivimos con tristeza la desaparición de un referente», indica Casco, que recuerda que Pinto vivió muchos años exiliado en Francia.Sus conferencias, los reconocimientos de que fue objeto y sus entrevistas en los medios de comunicación han mostrado la faceta de una persona que, según el diputado de IU, se comprometió con la democracia y con la República y que «sufrió en carnes la represión de la Dictadura de Franco».Pinto, que expresó su deseo de no tener funeral, ha donado su cuerpo a la Facultad de Medicina de la Universidad de Extremadura.No obstante, amigos del fallecido y de su causa se darán cita hoy en el Tanatorio de Plasencia para acompañar a la familia y, más adelante, según Casco, se organizará un homenaje

Enviado por Jordi Grau. Memòria antifranquista.

http://lacomunidad.elpais.com/jordigraug/2011/7/9/fallece-guerrillero-antifranquista-gerardo-anton-pinto-


Las voces que lucharon contra Franco…

abril 20, 2011

Varios de los cantautores que combatieron el régimen rememoran el inicio de las reivindicaciones sociales y políticas en una época en la que cantar adquirió un inesperado poder

JESÚS MIGUEL MARCOS MADRID 20/04/2011

Raimon, en un concierto en Madrid dos meses después de morir Franco. EFE

Raimon, en un concierto en Madrid dos meses después de morir Franco. EFE

Dar un concierto durante el franquismo era algo similar a desembarcar en Normandía con una pistola y tres balas. No debía ser fácil abordar un recital cuando un administrativo del Gobierno ponía el sello de «censurado» en casi todas las canciones que iba a tocar un músico. Eso le ocurrió a Marina Rossell a mediados de los setenta, teloneando a Ovidi Montllor en Tortosa. «A Ovidi le dejaron tres canciones y a mí, cuatro. Lo que hicimos fue llenar todo el concierto con ellas, repitiéndolas. Era como un loop gigante. La gente alucinaba», recuerda la cantante, una de las participantes en el simposio sobre la canción de autor de los sesenta y setenta que la Fundación Joaquín Díaz organizó en Tiedra (Valladolid) durante la semana pasada.

No deja de ser curiosa la tarea que tenía la Policía en aquellos legendarios recitales: escuchar canciones. Se supone que al músico nunca se le ocurriría variar el orden del repertorio, a riesgo de ser encerrado. De improvisar con las letras ya ni hablamos.

«Lo que intentaba sembrar Franco era miedo», dice María del Mar Bonet

Porque las canciones, cuando el muro del franquismo comenzaba a agrietarse, adquirieron un inesperado poder, tanto que lograron incomodar a un totémico sistema dictatorial. Voz y música, dos elementos sonoros, físicamente inofensivos, produjeron alteraciones imprevistas en una sociedad que, sencillamente, perdió el miedo.

«Cuando ibas a una manifestación, estaba todo el pueblo, yo miedo no tenía. Fue el principio de todas las reivindicaciones civiles, sociales y políticas, algo apasionante», explica Rossell. Eran jóvenes y hasta cierto punto inconscientes. «Pero el miedo era un problema peor que la inconsciencia subraya María del Mar Bonet, precisamente eso era lo que intentaba la dictadura: sembrar el miedo. Muchas de las acciones en las que participamos te podían llevar a conflictos graves, pero no tenías miedo, porque tenías la sensación de hacer cosas importantes, algo urgente».

Todos los que vivieron aquel momento hablan del lirismo crudo de Paco Ibáñez, que también se dejó ver en el simposio, del grito telúrico de Raimon, de la elegante dignidad de Serrat, de las canciones de trabajo de María del Mar Bonet, de la artesanía melódica de Chicho Sánchez Ferlosio… Los jóvenes, especialmente los universitarios, empezaban a escuchar lo que nadie les enseñó en la escuela: se exponían a un mundo cultural desconocido, poético, libre, esperanzador y combativo, con el aura de indestructibilidad que genera el saberse en posesión de la verdad. María del Mar Bonet no cree que «la sociedad estuviera dormida, la sociedad estaba sometida por un régimen que no le gustaba a nadie y contra el que la universidad, el mundo obrero y el intelectual intentaban luchar. Había un fuerte deseo de acabar con el bagaje de opresión del franquismo».

Según Amancio Prada, «Ibáñez abrió las ventanas a una nueva canción»

La estrategia de imaginar

Lo que les definió a todos, además de la necesidad de cambiar el curso de las cosas, fue el uso de la poesía. Más que una cuestión de derribar un sistema a pedradas, la estrategia era la de imaginar otro y cantarlo, hasta que su verdad se impusiera como un hecho consumado. Así se expulsaba el miedo y se despertaban las conciencias. «Yo nací en un pequeño pueblo catalán y este movimiento de cantautores me ayudó a explicarme a mí misma lo que yo vivía, me descubrieron un mundo nuevo, me llevaron a hacerme preguntas que de otra forma hubiera sido imposible que surgieran», cuenta Marina Rossell.

Si había que luchar contra Franco con poesía, lo primero era rescatar del olvido forzado a los primeros que lo habían hecho: los poetas republicanos. Paco Ibáñez lo entendió con rapidez y revistió sus canciones con los versos de Lorca, Celaya, Machado, Hernández. «Decían con palabras hermosas y directas todo lo que tú sentías y lo que querías aprender», responde Martirio, integrante de grupo Jarcha a principios de los setenta.

Marina Rossell: «Esos cantautores me descubrieron un mundo nuevo»

Las armas ya estaban cargadas, solo había que desenfundarlas. «Paco Ibáñez abrió las ventanas a una nueva canción. Tenía esa dimensión política tan importante, aunque luego si analizas las canciones no son tan descaradamente políticas. Era más bien la actitud, el símbolo y el ser síntoma de una inquietud, de una contestación», resalta Amancio Prada, que en los primeros setenta daba sus pasos iniciales en el mundo de la canción en París.

Asistir a un recital en aquellos años se convirtió en una declaración política. Conciertos como combates: algo tienen en común el francotirador que se tumba en la trinchera esperando que el enemigo aparezca en su objetivo y el cantautor que apoya el pie en una silla, empuña su guitarra y comienza a ametrallar fantasmas con versos, en medio de un escenario lleno de sombras. «En aquel momento teníamos una plataforma, podíamos expresar el sentimiento de una sociedad que luchaba. Realmente, éramos la voz de mucha gente. Lo que pasa es que luchábamos con toda una serie de problemas graves, entre ellos la censura. Te podían coger a ti mismo. Muchos cantautores se tuvieron que exiliar», explica Bonet.

En 1971, el régimen franquista le prohibió a Paco Ibáñez actuar en territorio español. Tres años antes, los discos de Serrat eran retirados e incluso, ya en 1975, el cantautor catalán se vio obligado a exiliarse en México durante un año por una orden de busca y captura. Se repetía la historia de la Guerra Civil: los grandes nombres de la cultura no tenían sitio en España. Todavía en 1974, Amancio Prada tenía que eliminar una canción de su primer álbum, la titulada Monorrimo, con letra del poeta leonés Luis López Álvarez.

María del Mar Bonet fue detenida en Zaragoza en 1971 por cantar

Una noche en la trena

Los problemas en los conciertos no eran menores. La policía vigilaba todas las actuaciones y no dudaba en actuar si lo creía necesario. A María del Mar Bonet, por ejemplo, la detuvieron después de un concierto en la universidad de Zaragoza. «Sería a finales de 1971 y yo era muy joven, tenía 19 años. Me hicieron un interrogatorio horroroso. Me acusaban de lo que había cantado y yo no hacía más que poner excusas. Estuvimos encerrados una noche. Menos suerte tuvieron los universitarios que organizaron el acto. A ellos los detuvieron unos cuantos días más…», recuerda Bonet.

Los cantautores recuperaron a la Generación del 27 y se dejaron empapar por las principales corrientes artísticas y fenómenos culturales del momento: Dylan, la chanson francesa (Brel, Brassens, Moustaki), la canción latinoamericana (los ecos de Violeta Parra y Atahualpa Yupanqui, el compromiso político de Silvio Rodríguez), Mayo del 68, el pop de los Beatles. De fondo, se mantenía el espíritu comprometido que enlazaba con la canción protesta estadounidense de principios de los sesenta. «Yo creo que la música siempre es comprometida», añade Martirio, «incluso el poema de amor más lírico puede conectar con los sentimientos de forma que te haga reivindicar cosas muy políticas. Al remover los sentimientos, se mueve no sólo lo lírico, sino también lo social y lo político».

Martirio: «Decían con palabras hermosas lo que tú sentías»

Con el final de la dictadura, la música (y el arte en general) vivió una explosión sin precedentes. Según Marina Rossell, «en la Transición se hicieron mejores canciones, menos metafóricas, más directas y mejores producciones. Fue una fiesta. Lo viví como algo apasionante. Como demostración de la apertura aparecieron las Galeuscas, que eran conciertos de músicos de las distintas autonomías».

Desde entonces, la música en España no ha vuelto a tener ese peso político. Acudió al servicio de la gente cuando se la necesitó, pero su carga ideológica decreció con la llegada de la democracia. «Importancia social sí tiene, tal vez mayor que entonces, pero política no. La música en este país se ha enriquecido mucho, pero a los cantores ahora nos cuesta más. Yo echo en falta una canción comprometida. Ahora es cuando hay que hacerla, o no menos que antes», sostiene Amancio Prada.

La sociedad sigue necesitando a la música como instrumento para iluminar la realidad. Quizás lo difícil ahora es definir un enemigo, como lo fue Franco. «Habrá que empezar por la corrupción», concluye Marina Rossell. El futuro está asegurado, entonces.

«Doctor Feelgood no, que Franco está enfermo»

Como suele ocurrir en casi todas las dictaduras que emplean la censura para controlar a sus ciudadanos más díscolos, durante el franquismo se vivieron momentos delirantes motivados por el celo de los funcionarios del Gobierno. Por ejemplo, el periodista musical Carlos Tena tenía previsto hacer un especial sobre el grupo Doctor Feelgood en Radio Nacional de España a finales de 1975, pero le recomendaron que desistiera ya que Franco estaba enfermo en esos momentos y no convenía radiar a un grupo que se llamaba «Doctor». Generalmente, se censuraban las canciones por motivos políticos, aunque en el caso del franquismo se hizo especial énfasis en cuestiones sexuales. Sin ir más lejos, Joan Manuel Serrat tuvo que eliminar el verso «magreando a una muchacha» de su canción ‘Fiesta’.

Público.es


Los obispos de Franco bajo palio, ahora atacan a ZP y guardan “injustificable silencio” sobre el asesinato de curas vascos…

abril 5, 2011

¿Y que dirá Martínez Camino que hace dos años se lavó las manos?

¿Y ahora qué dirá usted, monseñor Martínez Camino, portavoz de la Conferencia Episcopal? Hace un par de años, en el transcurso de otra multitudinaria selección de mártires de la Cruzada de Liberación Nacional -a punto entonces de ser beatificados cerca de 500 asesinados más-, lo que por otra parte ha venido haciendo de forma incansable la cúpula de la Iglesia católica, desde los tiempos de Juan Pablo II hasta estos años de Benedicto VI, le preguntaron a Martínez Camino, en rueda de prensa, por los otros mártires, los clérigos y religiosos curas vascos, fusilados por los facciosos -militares, carlistas, falangistas y otras gentes cavernarias-, sublevados contra la II República.

Martínez Camino, obispo reaccionario en estado puro, es uno de los capellanes de confianza del cardenal Rouco Varela, el hombre fuerte de la Iglesia española; el protector durante años de Federico Jiménez Losantos y de otros profesionales propicios al catastrofismo, al insulto y a la crispación permanente. Rouco Varela los amparaba en la COPE. Aquel día, poco antes de la nueva oleada de beatificaciones, Martínez Camino se salió por la tangente. Utilizó una vez más la restricción mental y escapó del mal trago. Interrogado acerca de los curas vascos, asesinados por los franquistas, afirmó que desconocía si era cierta o no semejante historia y se lavó las manos.

Valentía evangélica
Los obispos vascos –eso sí, setenta años después de los hechos- han tenido el coraje civil y la valentía evangélica de pedir perdón a causa del “injustificable silencio de la Iglesia” respecto a los catorce sacerdotes de Euskadi, matados en nombre de Dios y de España. ¿Qué Dios y qué España, monseñor Martínez Camino? ¿Por qué los clérigos católicos que -sin renunciar a su fe- se mantuvieron fieles al Gobierno republicano y al Gobierno vasco fueron abatidos por un pelotón de fusilamiento? Y no sólo fueron asesinados. Su memoria fue proscrita por la Dictadura y por la jerarquía eclesiástica. Nunca habían nacido, no se registró su muerte y no se celebraron funerales por ellos. Imposible imaginar que ellos también hubieran podido subir a los altares.

El embajador norteamericano
¿Cómo alegó ignorancia, en 2007, Martínez Camino y la inmensa mayoría de los prelados españoles? Una ignorancia culpable porque esas muertes y las de algunos sacerdotes de distintas regiones, o naciones, o comunidades de España, las sabía todo el mundo. La lista de los curas vascos asesinados la publicó nada menos que el embajador de Estados Unidos en España, Claude G. Bowers. Enumeró a los asesinados y dio nombres y apellidos a los curas antifranquistas. Buceó en el País Vasco y se enteró de que la barbarie de Gernika y la de Santoña se cobró la vida de otros curas y algunas monjas. Bowers –que era periodista- fue el embajador en España entre 1933 hasta 1939. Su libro, Misión en España, censurado por el Régimen franquista a lo largo de muchos años, es una joya admirable. Bowers era un demócrata, amigo del presidente Roosevelt. Franco y sus aliados –Hitler, Mussolini y Oliveira Salazar- eran antidemócratas. O sea, eran totalitarios y odiaban la libertad. El Gobierno vasco del PNV estaba integrado básicamente por católicos. Franco aparecía de cuando en cuando bajo palio. Pero persiguió y ejecutó a aquellos católicos que eran demócratas. Como los del PNV, por ejemplo.

El brazo a la romana
La Iglesia católica española no ha pedido aún perdón por haber borrado del mapa a los sacerdotes aludidos. Lo han hecho los obispos vascos. El mutismo ante tamañas salvajadas continúa envolviendo al Vaticano. Y por supuesto tiene atrapados a los monseñores españoles. Su portavoz, Martínez Camino, debería explicar de una vez las razones de unas situación tan vergonzosa, consentida desde hace 70 años – de modo hipócrita y fariseo- por unos prelados que levantaban el brazo a la romana, eran cómplices de la Dictadura y sostenían que Franco era Caudillo de España ¡por la gracia de Dios! Pero los obispos actuales siguen callados y tampoco han pedido perdón por el infausto papel de la Iglesia con Franco en el poder y no desaprovechan la ocasión para torpedear al Gobierno socialista y a su presidente, Rodríguez Zapatero.

Enric Sopena es director de El Plural

http://www.elplural.com/politica/detail.php?id=35940

 


Ramón Jáuregui valora Radio París, «nexo de unión para cientos de miles de españoles»…

abril 5, 2011

San Vicente del Raspeig (Alicante), 4 abr (EFE).-

El ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, ha evocado a la extinta Radio París, que durante 30 años emitió desde el exterior en oposición al Franquismo, como uno de los más importantes «nexos de unión para cientos de miles de exiliados españoles».

Jáuregui ha participado en la presentación del portal digital «Devuélveme la Voz», impulsado por la Universidad de Alicante (UA) para recuperar el legado sonoro de dos de los locutores más celebres de «Radio París» (que funcionó entre 1946 y 1977), los ya fallecidos Julián Antonio Ramírez y Adelita del Campo.

El ministro ha querido participar en este acto, uno de los 300 proyectos desarrollados a raíz de la Ley para la Recuperación de Memoria Histórica (2007), para «recuperar, sin afán vengativo y sin reabrir heridas, la historia y la verdad» de lo ocurrido hace más de siete décadas.

«Devuélveme la Voz» contiene más de 800 cintas de trabajo radiofónico de Radio París que, donadas a la UA por las familias de los locutores, recobran desde entrevistas hechas en el exilio al entonces príncipe Juan Carlos, al pintor malagueño Pablo Picasso, al cardenal Vicente Enrique y Tarancón o al profesor Enrique Tierno Galván, entre otras personalidades.

Jáuregui ha destacado el «esfuerzo extraordinario» de los investigadores de la UA para devolver unas emisiones «que merece la pena recuperar» y que «muchos creíamos olvidadas».

«En la humildad de un hogar numeroso, de diez hermanos, escuchábamos Radio París desde mi casa en San Sebastián», ha relatado Jáuregui antes de calificar estas emisiones y otras como las de Radio Pirenaica de «nexo de unión para cientos de miles de exiliados españoles» y para que los que seguían en España supieran lo que se decía del país en el exterior.

Se ha referido a las entrevistas del matrimonio formado por Julián Antonio y Adelita a Salvador de Madariaga, Picasso, Alberti, Carrillo o Ruiz Giménez, así como otras al cardenal Tarancón y Tierno Galván.

Jáuregui se ha felicitado de esta iniciativa y del resto que se han realizado desde 2007 para la recuperación de la memoria histórica ya que «era algo necesario» ya que había «muchas causas pendientes en la conciencia» social.

Además de las entrevistas, la consulta de «Devuélveme la Voz» permite recuperar voces y ambientes que se vivieron en actos políticos, culturales y sociales celebrados en Francia, como el Congreso del PSOE en el municipio galo de Suresnes en 1974 o los homenajes a León Felipe (Ateneo Ibero-Americano de París, en 1972) y a Rafael Albertí (Teatro de la Mutualitè en 1966).

El proyecto «Devuélveme la voz», cuyo objetivo es difundir los contenidos sonoros de las emisoras que, desde el exilio o de forma encubierta desde el interior de España, defendieron la democracia comenzó hace unos años con la catalogación y digitalización de las grabaciones de Radio París, «colección única que fue donada en 1999 a la Universidad de Alicante».

La locutora Adela Carreras Taurà, más conocida como Adelita del Campo, quien falleció ese mismo año en Mutxamel (Alicante), y su compañero de trabajo y marido, Julián Antonio Ramírez -murió ocho años después en esta misma localidad-, fueron dos de las voces más celebres de Radio París.

EFE via Yahoo! España Noticias


Un poeta malagueño acusa a Franco por la muerte de Miguel Hernández…

marzo 13, 2011

El dictador ordenó dejarlo morir «lentamente» en la cárcel «porque no quería otro Lorca»

EL PLURAL / ANDALUCÍA

El Tribunal Supremo ya ha negado a los herederos del poeta alicantino Miguel Hernández la posibilidad de recurrir la condena que se le impuso en 1939: treinta años de cárcel por adhesión a la rebelión militar. Según argumentó la Sala, ese fallo ya ha sido declarado «como radicalmente injusto» por la sociedad. Pero hay un vate malagueño que no se resiste a que la muerte del oriolano quede sin castigo: Miguel Arance, escritor local, ha presentado una denuncia ante la Fiscalía Provincial contra Francisco Franco, dictador español desde 1939 hasta 1975, por el asesinato de Hernández

Según publica hoy el diario «La Opinión de Málaga», Garzón pretendía investigar los delitos cometidos por el Caudillo durante la postguerra y no podía dejar de conocer que el ferrolano murió el 20 de noviembre de 1975. Claro que por aquello está acusado ahora de prevaricación, pero el poeta malagueño ha decidido seguir los pasos del magistrado jiennense.

La denuncia: el caudillo ordenó su muerte

En su denuncia, asegura que Franco ordenó el delito de asesinato en la persona de Miguel Hernández Gilabert, quien falleció el 28 de marzo de 1942 en la prisión de Alicante, tras haber combatido con su pluma a las tropas nacionales que combatieron a la República. Falleció de tuberculosis, tras una penosa estancia en el establecimiento penitenciario, a los 31 años.

Ante la justicia militar


En una declaración judicial ante el juez militar, adjuntada a la denuncia, Hernández relata que se alistó en el Partido Comunista y que luchó junto al Campesino en el frente de Pozuelo de Alarcón. Fue propagandista, como tantos otros intelectuales. En las postrimerías de la guerra, escapó a Sevilla y posteriormente a Portugal, donde fue detenido. Tras breves estancias en dos presidios, fue puesto en libertad para ser internado poco después en la prisión de Alicante.

«No quiero otro Lorca»


El poeta malagueño sostiene en su denuncia que los emisarios de Franco trataron de hacer que Hernández se retractara de lo que había escrito contra el Generalísimo, a lo que éste se negó. Después, el dictador pronunció la siguiente frase: «Muy bien, que se pudra, que se muera lentamente, no quiero otro Lorca».

Asesinato


Ello es calificado por el artista local como asesinato. Sin embargo, fuentes de la Fiscalía recuerdan que no se puede proceder penalmente contra quien ha fallecido: «Se ha extinguido la responsabilidad penal», lo que rebate Arance recordando que este episodio podría ser calificado como un crimen de lesa humanidad, con lo que jamás prescribiría. «Suplico y pido justicia post mortem para la persona íntegra, honrada, legal que fue Miguel Hernández Gilabert, para que le sea repuesta su dignidad. Fue un luchador por la defensa y la legalidad vigente de la República, elegida soberana y democráticamente por el pueblo español».

«Hay que juzgarlo»


«Sé que la sentencia sólo puede ser post mortem pero no por ello se debe dejar de condenar a Franco por el crimen cometido». En su opinión, el dictador ordenó dejar fallecer al autor de Perito en lunas «sin los cuidados médicos mínimos necesarios». El autor, que ha escrito un libro donde relata su pasión por la vida del escritor, entiende que, pese a la muerte del reo, en este caso Francisco Franco, «hay que juzgarlo, eso no se puede tapar con ninguna ley».

Se archivará


Arance, de 64 años y con dos poemarios publicados, defiende una postura similar a la mantenida por los colectivos de la Memoria Histórica, a los que da su aliento. En cualquier caso, fuentes judiciales explicaron que, casi con seguridad, la denuncia será archivada. «Ruego y pido justicia para que la orden asesina de Francisco Franco no quede impune, sin juicio y sin un justo castigo o sentencia», indica el artista local, quien ha aportado a la causa el famoso proceso 21.001 que significó la reclusión mortal de Hernández.

El Plural.com


Crónicas. «Los del monte»

febrero 2, 2011
  • Crónicas reconstruye la historia del ‘maquis’ en la montaña de León
  • Franco ocultó que existió una guerrilla armada dispuesta a derribarle
  • Se les consideraba  forajidos y se encargó a la Guardia Civil su aniquilación
  • La lucha contra el maquis fue una guerra sin cuartel que se libró en los montes
  • «Los del monte» se estrena el 30 de enero a las 22:30 h en el Canal 24 horas

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Jalisco

Pedro Juan Méndez, ’Jalisco’, uno de los guerrilleros de la partida del mítico Manuel Girón

Francisca Nieto Blanco

Francisca Nieto Blanco, enlace guerrillera; un apoyo fundamental para la pervivencia del ’maquis’. Buena parte de ellas eran mujeres

13-guerrilleros-muertos

Guerrilleros muertos

Expediente Vilavella

Siguiendo las pistas. Expediente de la fosa hallada en Vilavella

Paisaje de la CabreraCrónicas. ’Los del monte’ . Álbum de viaje

REYES RAMOS. Crónicas 26.01.2011El origen de esta historia fue una noticia aparecida en la prensa el pasado mes de agosto. La Asociación para la recuperación de la Memoria Históricahabía exhumado los restos mortales de tres guerrilleros en la localidad de Vilavella. Entonces comenzó un largo proceso, que todavía no ha terminado, para poner nombre y apellido a aquellos resistentes antifranquistas, y nació, también, la idea de este reportaje sobre la historia de la guerrilla en León.

Tres guerrilleros enterrados detrás de una iglesia

La fosa anónima estaba detrás de la Iglesia del pueblo de Vilavella, aunque lo normal, cuando las fuerzas represivas mataban a miembros de la guerrilla, era enterrarlos extramuros de los cementerios, o en la cuneta de cualquier camino.

Santiago Macías, de la ARMH dirige los trabajos de investigación. Gracias a su ayuda hemos sabido que esos tres guerrilleros podrían ser, aunque todavía no está confirmado, Félix Yáñez, Antonio Vega Guerrero y Pedro Voces Canóniga, este último miembro de una partida muy conocida en León y Galicia compuesta por varios hermanos y llamada “Los Pitaciegas”.

 

 

Siguiendo las pistas

El combate que tuvo lugar en Vilavella en 1943 entre la Guardia Civil y los guerrilleros está perfectamente documentado en un expediente que se conserva en elArchivo Militar de Ferrol. Viajamos hasta allí para saber de primera mano cómo sucedieron los hechos. Y en el laboratorio de la Asociación para la Memoria Histórica, seguimos las pistas que están aportando los trabajos forenses.

“Los del Monte”

Es el nombre que la gente del pueblo puso a los guerrilleros. Sus santuarios eran las zonas más abruptas de la montaña leonesa, en las fronteras con Lugo, Ourense o Zamora.

Un entrañable compañero de TVE, a quien seguro recordarán, José Antonio Gurriarán, es un investigador apasionado de la guerrilla. Con él fuimos hasta los montes de Casaio, un refugio del maquis que resultaba inaccesible en los años cuarenta. Allí levantaron “ La ciudad de la Selva”, donde llegó a haber hasta doscientos resistentes antifranquistas perfectamente organizados civil y militarmente. Para hacer la grabación tuvimos que subir en 4X4 con la ayuda del voluntariado de Protección Civil del Ayuntamiento de O Barco de Valdeorras.

 

 

Ferradillo, territorio maquis

Aunque ha estado abandonado durante muchos años, en ese pequeño pueblo se fundó la primera Federación Guerrillera de España. Fue algo importantísimo, porque se dotaron de una estructura militar y de unos fines políticos. También organizaron unos tribunales de justicia para castigar los delitos comunes. Las violaciones, y la delación, se pagaban con la vida.

Todavía resulta difícil llegar hasta allí, y sigue sin haber una carretera asfaltada. En los años que siguieron a la Guerra Civil era un lugar inexpugnable.

El apoyo popular

La Federación estructuró una red de enlaces que acabó convirtiéndose en un auténtico servicio de información republicano. A los enlaces se les llamó “ la guerrilla del llano”. Se encargaban de proporcionar casas donde refugiarse, comida, ropa de abrigo e incluso información sobre los movimientos de su enemigo: las fuerzas de represión. Muchos de aquellos enlaces fueron mujeres, viudas de republicanos represaliados en la guerra civil.

La memoria de la guerrilla

A la gente de los pueblos, no se le olvida aquella guerra entre la Guardia Civil y la guerrilla, que tanto sufrimiento arrojó sobre sus vidas durante más de una década. Combates como el que se mantuvo en Corporales, en la comarca de La Cabrera, siguen intactos en la memoria popular.

Pedro Juan Méndez, “Jalisco”, fue uno de los guerrilleros de la partida del mítico Manuel Girón. Combatió en Corporales y nos contó cómo fue la última gran batalla con las fuerzas represivas.

http://www.rtve.es/noticias/20110126/cronicas-del-monte/398179.shtml


«Pillamos los fusiles y hubo que ir a por las balas»

enero 23, 2011

Los anarcosindicalistas Concha Pérez y Enric Casañas evocan 100 años de historia de las ideas libertarias…

FRANCESC ARROYO – Barcelona – 23/01/2011

El anarcosindicalismo cumple 100 años, hecho que conmemora con una exposición (hasta el 15 de febrero) el Museo de Historia de Cataluña (MHC) en Barcelona. Un siglo, poco tiempo más del que han vivido Concha Pérez y Enric Casañas, nacidos ambos en Barcelona: ella, en el barrio de Les Corts, en 1915; él, en Gràcia, cuatro años después. Los dos se criaron en familias de tradición anarquista y se enrolaron pronto en la CNT, pasaron por la cárcel en los primeros años treinta, estuvieron en el frente durante la Guerra Civil y en el exilio en el campo francés de Argelés, y en los oscuros años de la dictadura volvieron a España a rehacer sus vidas. Por separado, porque, pese a las coincidencias, se conocieron mucho más tarde. Son las vidas en las que aún palpita ese anarcosindicalismo que a veces parece simplemente historia.

«Los jóvenes de hoy andan muy despistados con el anarquismo»

Concha trabajaba en el sector de las artes gráficas el 18 de julio de 1936. Ese día dejó la empresa para dirigirse al cuartel del Bruc. «Allí había armas y fuimos a buscarlas para hacer frente a los sublevados», explica casi al lado de los carteles de la exposición que recorren ese periodo histórico. «Llegamos al cuartel y tuvimos suerte, porque casi todos los soldados se habían ido a la plaza de Catalunya. Quedaba una pequeña guarnición que nos mostró dónde estaban los fusiles. Los pillamos y nos fuimos, y luego, parece un chiste, tuvimos que volver a por las municiones, porque nos las habíamos olvidado». Lo dice con una sonrisa traviesa que se impone sobre años de sufrimiento que evoca sin melancolía.

Enric Casañas era pintor y, tras la sublevación fascista, se enroló y marchó al frente de Aragón. Terminó la guerra en Valencia y se embarcó con destino a Barcelona. «El barco no pudo atracar porque la ciudad había caído en manos de los franquistas. Nos dejó en Palamós y desde allí fuimos a pie hasta Francia», recuerda.

Volvieron a España. Concha en 1942, con un hijo, Ramón, de ocho meses. «En el campo de concentración conocí a un médico exiliado y le ayudaba. Lo uno llevó a lo otro y quedé embarazada. Cuando yo volvía a Barcelona él se enroló para luchar contra Hitler y nunca volví a tener noticias suyas. Posiblemente murió en la guerra». Se instaló en el mismo barrio de su juventud. «Nadie me delató. Y eso que todos me conocían, me habían visto con el mono de la CNT, incluso me debían de recordar las monjas del convento de Loreto, porque yo fui a desalojarlas». Reencontró un antiguo novio, se juntaron y compartieron la vida hasta que él murió. Ambos regentaban un puesto de bisutería en el mercado de Sant Antoni que servía a la vez como punto de reunión y de difusión de las ideas anarquistas en la clandestinidad.

Enric retornó a España en 1944 y vivió durante ocho años en la clandestinidad. Luego, «gracias a algunas influencias» que no precisa, pudo legalizar su situación. «Tuve suerte. No tenía antecedentes porque cuando me detuvieron, en 1934, no había cumplido los 16 años y me llevaron al Asilo Duran, de modo que no había pasado por la Modelo, que es lo que miraban». Concha también fue detenida en aquellos años. «Fui a una manifestación y cuando llegó la policía, un compañero me pidió que le guardara la pistola, pensando que a mí no me detendrían».

Los dos saben que el anarquismo no es visto hoy de la misma manera. «Algunos jóvenes se acercan a él con interés, dice Concha, «pero muy despistados porque padres y abuelos han vivido años en silencio».

Lo mismo opinan Ricard Paradís, profesor de Historia, especializado en esta ideología, y Maria Àngels Rodríguez, de la Fundación Salvador Seguí. «Los jóvenes están muy confusos ideológicamente; cuando se interesan por el anarquismo lo hacen por curiosidad y a veces por cuestiones mas estéticas que ideológicas». Àngel Bosqued, miembro también de la fundación y cenetista, anota que ese interés no lleva siempre a las personas a afiliarse al sindicato. Enric Casañas cree que estos tiempos son muy distintos, de modo que la pura réplica del viejo anarcosindicalismo carece de sentido.

De hecho, la exposición muestra la evolución. No ignora las relaciones que hubo entre violencia y anarquismo, pero prefiere insistir en la voluntad transformadora por la vía pacífica. E incluso destacar que, a partir de los años setenta, se experimenta un cambio que puede percibirse en los carteles. «Dejamos de lado las garras y el tenebrismo para asumir una idea más gozosa», en línea con la frase de Emma Goldman (Lituania, 1869-Canadá, 1940) «si no puedo bailar, esta no es mi revolución».

Los asistentes podrán apreciar esos cambios, que van desde una cabeza de Bakunin, que abre la exposición, hasta los carteles de la última huelga general. Al terminar hay una libreta que recoge las impresiones de los visitantes. La mayoría son de elogio o de ánimo, pero no faltan energúmenos que garabatean exabruptos. Curiosamente, siempre con faltas de ortografía. Se nota que no han pasado por los ateneos populares, donde se enseñaba a leer y a escribir, matemáticas y gimnasia. E idiomas, desde el alemán y el catalán al castellano y el esperanto. Y es que para los anarquistas de entonces «la mejor arma del progreso» era la cultura. Lo recuerda un cartel en el Museo de Historia de Cataluña, igual que lo recuerdan Enric y Concha.

El País (Edición Cataluña)

Fotografía de Carnaby Street

 

 


«Me transmite mucho más Marcos Ana que cualquier político»…

enero 23, 2011

‘Público.es’ estrena en exclusiva el documental ‘Dorando las olas’, un homenaje del grupo castellano manchego, Yeska, al poeta antifranquista

PATRICIA CAMPELO Madrid 21/01/2011 09:20 Actualizado: 21/01/2011 17:28

Marcos Ana, poeta y militante antifranquista, lucha con la palabra contra la injusticia que le llevó, como a tantos otros, a dar con sus huesos en la cárcel por motivos políticos. Tras ser detenido cuando tenía 19 años, no volvió a la libertad, «a la vida» como dice él, hasta noviembre de 1961. Fueron 23 años que lo convierten en el recluso que más tiempo permaneció en cárceles de la dictadura. Ayer, el poeta comunista alcanzaba los 91 y recibió un homenaje singular.

Los jóvenes integrantes del grupoYeska le han rendido un tributo para agradecerle el ejemplo de lucha pacífica que encarna. Tienen 23 años, los mismos que Fernando Macarro Castillo (el alias de Marcos Ana es un homenaje a sus padres) pasó encarcelado.

El homenaje reviste forma de canción: Dorando las olas (Zoombidos films), un single del que se desprende la profusa admiración que sienten los jóvenes hacia el veterano poeta y que forma parte del documental con el mismo nombre que hoy estrena Público.es.

Estos jóvenes, curtidos en el rock nacional y con un disco editado, tienen muy presente la importancia de adquirir un compromiso social con el que llegar a sus coetáneos: «Queremos contribuir a hacer memoria las veces que haga falta», declara Antonio Abengoza (voz y guitara). «Muchos jóvenes de hoy en día no creen en los políticos porque no dicen nada. Por eso es importante fijarse en gente como Marcos Ana, que con sus ideales transmite mucho más».

Para Marcos Ana la venganza no es ni un ideal político ni un fin revolucionario. «Somos diferentes», subraya

La canción pretende recordar uno de los episodios más oscuros de la historia reciente, como fue la vida en las cárceles franquistas. «Hay mucha ignorancia en gente de mi edad pero también en los mayores, incluso en aquellos que defienden una determinada ideología sin conocer la tragedia por la que pasaron los que perdieron la Guerra», aclara Antonio.

Ni venganza ni rencor

El poeta comunista habla en el documental de su presidio con el sosiego que le da carecer por completo de rencor. Esta circunstancia es la que más ha calado entre los integrantes del grupo de Herencia (Ciudad Real), a quienes incluso les cuesta entenderlo:  «Es complicado definir a una persona que pasó lo que pasó y que no guarde rencor», indica Jesús, batería y hermano de Antonio. «Siento admiración por él», remarca.

 Para Marcos Ana la venganza no es un ideal político ni un «fin revolucionario» y deja claro que su marca es la distinción. «Somos diferentes»,  y para ilustrarlo evoca un episodio de su vida en prisión, cuando durante un interrogatorio un guardia le interpeló: «Vosotros, ¿por qué cojones lucháis?»; la respuesta: «Por una sociedad donde a usted no le puedan hacer lo que me está haciendo ahora a mi».

Por lo que lucha hoy en día el merecedor de la Medalla al Mérito en el Trabajo en 2010 es «porque salga el sol y caliente a todos por igual», confiesa Marcos Ana a la vez que pone en evidencia la falta de «memoria histórica de los vencidos», como consecuencia de la herencia que dejó la Transición. «Hay libertad, pero si no va ligada con la justicia es un fracaso. La transición dejó pendientes muchas cosas».

Para Julio A. Gallego (bajo y coros) el poeta «es un ejemplo a seguir»; «como el de otras tantas víctimas del franquismo», razona.

La letra del homenaje

La esencia del rock como música de revolución y de lucha unida a la poesía da como resultado «letras sencillas que llegan a más gente», considera Antonio. La clave, en palabras del productor, Fernando Madina, reside en que se ha compuesto «desde el corazón».

Javier, el guitarra, concluye llamando a la militancia: «Espero que luchéis como él»

«Rompías el silencio en servilletas pintadas». Yeska conoce bien la historia de Marcos Ana. La música les condujo al personaje y también por la música descubrieron a la persona. «Escuché unos versos de Marcos Ana en una canción de Extremoduro –Caballero Andante, de Rock Transgresivo -y a partir de ahí comencé a preguntar y a leer». La información que recabó la voz de Yeska le llevó a casa del protagonista. «Le llamé para decirle que iba a escribirle una canción y que quería saber más de su vida».

«Que quede claro que estos son hechos reales», arengan con aplomo desde otro de los versos del homenaje. Antonio ya conoce la historia trágica de la Guerra y la dictadura gracias a su familia y su pasión por la lectura —los planes oficiales de enseñanza nada le mostraron al respecto—. Por ello, cree importante destacar la autenticidad de la historia que narran en la canción.

«Quiero reflejar lo que se vivió en las cárceles con aquellos que no tenían culpa de nada más que de pensar».  También por ello recuerdan el nombre de Ana Faucha, la mujer que cruzó España a pie hasta el penal de Valdenoceda (Burgos) para visitar a su hijo allí preso, y murió a las puertas de la cárcel sin llegar a verle.

 En general, los versos se desencadenan entre su particular poesía y la militancia en derechos humanos. «La juventud respira todos tus colores. Aguante de lobo sediento de hambre. Libre como el árbol, que tanto dibujaste». Un arrebato lírico que no se puede entender sin el acercamiento que Yeska ha experimentado hacia la poesía del autor de Decidme cómo es un árbol. Memoria de la prisión y la vida (Umbriel).

«Espero que luchéis, como él», reclama Javier Rubio (guitarra) para despedirse.

La canción

Dorando las olas, a tu temperatura
hablan de una estrella que aún no tiene figura
mirando hacia el suelo, apagas un cigarrillo
Esta noche en la trena huele duro a castigo
Ha caído una saca cuando empezaba el día
Las suelas separan a los muertos de los vivos
La diferencia, no la marca el físico

Yo creo que a tí te conocí en Porlier
Y yo en el puerto de Alicante
Ya no me acuerdo… la última vez
Creo que intentabas escaparte

Rompías el silencio en servilletas pintadas
Y la musa no solo se tocaba
Recuerda amigo que el percal está muy duro
El respeto al verde siempre le quita orgullo
Que quede claro que estos son hechos reales
La juventud respira todos tus colores
Aguante de lobo sediento de hambre
Libre como el árbol que tanto dibujaste

Yo creo que a tí te conocí en Porlier
Traigo recuerdos de Ana Faucha
Ya no me acuerdo… la última vez
Creo que intentabas suicidarte

Yo creo que a tí te conocí en Porlier
Y yo en el puerto de Alicante
Toda tu vida fue una lucha fiel
Y sobre todo… aguantaste

Público.es (Memoria pública)


«Ahora cicatrizan heridas de 63 años»…

enero 23, 2011

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica entrega los restos de tres guerrilleros fusilados, dos de Badajoz, a sus familiares.

23/01/2011 REDACCION CACERES

Los pacenses Honorio Molina Merino y José Méndez Jaramago, y Reyes Saucedo, de Ciudad Real.
Foto:EFE
Foto:EFE

Vuelven a casa. José Méndez Jaramago, conocido como El Manco de Agudo , y Honorio Molina Merino, Comandante Honorio , regresaron ayer a tierras extremeñas. Tras décadas bajo tierra, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) entregó ayer los restos exhumados en marzo de una fosa común del cementerio de Retuerta del Bullaque, en Ciudad Real, a sus familiares. Eran guerrilleros antifranquistas nacidos en la provincia de Badajoz, pero residentes en Agudo (Ciudad Real). En contra de la dictadura, estos dos extremeños se refugiaron en los montes en rebeldía huyendo de la represión tras la guerra civil. Y allí encontraron la muerte años después. Un grupo de guardias civiles los asesinó el 12 de marzo de 1949. Los pillaron calentándose en un chozo de la Sierra del Carrizal, entre Toledo y Ciudad Real, y no tuvieron más escapatoria. Junto a ellos, murió también Reyes Saucedo Cuadrado, natural de Ciudad Real.

«Ahora se cierran unas heridas que llevaban abiertas más de 63 años». Con estas palabras una familiar del comandante Honorio, Susana Molina, reivindicaba ayer en un emotivo acto en Saceruela un lugar de la historia del municipio pacense de Villarta de los Montes, donde serán enterrados los restos de este guerrillero, que hasta el final luchó por los ideales que siempre defendió, afirmó Molina. En Higuera de Vargas (Badajoz), su tierra natal, descansarán los restos de José Méndez. Su sobrino, Vicente Corsí, también destacó la fidelidad de su tío a sus convicciones y su lucha por la libertad y la democracia pese a costarle la muerte.

Los trabajos de identificación de los restos de los tres asesinados concluyeron en diciembre en el laboratorio de la ARMH de Ponferrada (León). Santiago Macías, vicepresidente de la ARMH, ha explicado que el proceso fue relativamente fácil, primero, porque José Méndez era manco y ese hecho le caracterizaba con respecto al resto y, en segundo lugar, porque junto a los restos de los tres maquis se encontraron objetos personales de cada uno de ellos que también han contribuido a su identificación. Para Macías, la entrega de los restos es un acto de «higiene social» que permitirá que estos tres hombres regresen a sus pueblos, junto a sus seres queridos. Al menos, «han podido volver a sentir el sol y las caricias de sus seres queridos», concluye Corsí.

La Crónica de Badajoz vía google noticias

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En memoria de ABEL PAZ, luchador anarquista almeriense…

enero 18, 2011

ABEL PAZ sigue vivo en cada persona decidida a luchar por un mundo sin explotados ni excluidos

 

La Memoria Histórica no es para todos. Ni tan siquiera para aquellos que son imprescindibles  para conocer la historia más reciente de nuestro país. Un buen ejemplo de ello es el escritor, hijo de jornaleros almerienses y luchador contra la dictadura Abel Paz, del que actualmente se está realizando su biografía. Y que a continuación exponemos una pequeña reseña, con la que el Foro Social de Almería quiere contribuir a impulsar el reconocimiento de su figura:

En el mes de abril de 2009 fallece en Barcelona el destacado escritor y anarquista almeriense, Diego Camacho Escámez, (Almería 12 de agosto de 1921- Francia – Barcelona 13 de abril de 2009). Su periplo por la vida es digno de una novela de aventuras:  Nació en el barrio de Las Chocillas de Almería ( posteriormente se traslada a Los Molinos )  hijo de una familia de jornaleros; con 13 años se afilia a la  Federación Iberica de las Juventudes Libertarias almerienses; es enviado a Barcelona por su madre donde estudia en la mítica Escola Natura ;  vive la revolución social en Catalunya,  la Guerra Civil, los campos de concentración,  la lucha antifranquista; las cárceles donde conoció a su futura compañera  Antonia Fontanillas; y finalmente el exilio en Francia donde formaría una «familia» con Antonia de la que nacería su hijo Ariel, que actualmente siguen residiendo en ese país. Hasta que la Amnistía decretada en 1979 le devuelve la libertad y regresa a España, instalándose en Barcelona. Aunque realizó periódicas visitas a su ciudad de nacimiento y niñez.

Diego Camacho utilizó a lo largo de su enigmática historia muchas entidades y diversos  seudónimos como Ricardo Santany en la clandestinidad, en Francia se naturalizó como Jacques Camac, pero será mundialmente conocido por el de Abel Paz: el biógrafo del líder anarquista Buenaventura Durruti. Cuya obra, Durruti. Le peuple en armes, traducida a una docena de lenguas, es imprescindible y fundamental para conocer la historia del pasado siglo XX en España, y muy especialmente en lo referente al movimiento obrero libertario y organizaciones como CNT y FAI;  así como para profundizar en la derrota del golpe militar de julio de 1936 en Barcelona y la revolución social que se desencadena en Cataluña. Y una gran aportación al  esclarecimiento de importantes hechos históricos que él rescata a través de los propios autores.

Abel Paz fue además un verdadero cronista de la resistencia antifascista del Movimiento Libertario, fundamental durante el periodo de 1939-1950, en la que participó y de la escribió una docena de obras, algunas de ellas con un marcado sesgo autobiográfico.

Abel Paz y su “alter ego” Diego Camacho es el ejemplo más preclaro del intelectual comprometido con la lucha revolucionaria, fruto de la cultura obrera. Pero es, sobre todo, el personaje histórico más importante que ha dado la ciudad de Almería en relación a la Guerra Civil y la posterior resistencia antifranquista, en el que se  une ideología y acción intelectual al activismo social.

Su lejanía de Almería, -marcha en enero de 1936, con solo 15 años, a Barcelona y no regresa hasta su vejez- lo ha hecho prácticamente un desconocido en su propia ciudad, a la que sin embargo le dedicó el libro: Chumberas y alacranes, y siempre la recordó como el período más feliz de su vida.

Es por ello que casi dos años después de su muerte es el momento para reconocer al escritor y la aportación a la lucha por la libertades de este almeriense que dedicó toda su vida y obra a luchar por los trabajadores, la libertad del hombre y contra la dictadura de Franco. Además de legarnos una de las obras más peculiares del antifranquismo.

Mikel Carmo

En la actualidad escribe un libro sobre ABEL PAZ e impulsa un homenaje al luchador anarquista almeriense, que cuenta con el apoyo del Foro Social de Almería, entre otras organizaciones y entidades.

http://fsalmeria.org/

www.kaosenlared.net/noticia/memoria-abel-paz-luchador-anarquista-almeriense


«Yo también fui militarizado»

enero 9, 2011

Bajo el mando del ejército. Desde 1968 son varias las empresas que, por decisión gubernamental, han sido controladas por las autoridades castrenses

IÑIGO ADURIZ MADRID 09/01/2011

Carteros, ferroviarios, policías municipales, conductores de metro y, por último, controladores aéreos. Todos comparten una misma experiencia: en algún momento los militares se han convertido en sus máximos jefes.

La tajante decisión del Gobierno de militarizar a los gestores del espacio aéreo con la declaración del estado de alarma el pasado 5 de diciembre fue la última, pero no la única medida de estas características adoptada en España. Durante los últimos años del franquismo, y en los primeros de la Transición, la militarización se convirtió en un instrumento de presión recurrente por parte del Estado para sofocar las movilizaciones que reclamaban mejoras salariales y laborales, por un lado, y nuevas libertades y avances sociales, por otro.

En la Transición el Gobierno intentó evitar protestas en sectores esenciales

Entre 1968 y 1979, los militares estuvieron en algún momento al frente de Correos, Renfe, los astilleros Bazán, la eléctrica Endesa, la Guardia Urbana de Barcelona y la Empresa Municipal de Transportes de Madrid.

«Negociábamos el primer convenio de la empresa, que hablaba de libertad y de amnistía y, en respuesta, la dirección decidió no dejar entrar a los astilleros a los miembros de la junta sindical», explica el histórico dirigente de CCOO Ángel Porto, que trabajaba en la ferrolana Bazán cuando fue militarizada. Aquel mes de marzo de 1972, la plantilla del astillero respondió a la decisión de la dirección con un plante que la policía repelió «con disparos al aire».

Los cargos sindicales fueron despedidos y la fábrica se llenó de carteles que explicaban «con detalle» la equiparación del rango militar con las distintas categorías profesionales, agrega Porto. Él y otros siete compañeros fueron condenados a cuatro años de cárcel por un consejo de guerra que les atribuyó un delito de sedición. «Durante nueve días recibí tres palizas diarias en las que estaba presente incluso el juez militar que me había condenado», recuerda.

Algunos afectados debían llevar una insignia con la M de militar

De los profesionales militarizados consultados por PúblicoPorto fue el que recibió mayores represalias. En los demás casos la militarización se quedó en un susto, pero consiguió paralizar sus reivindicaciones, aunque sólo mientras duró la situación excepcional.

El 9 de enero de 1976 Francisco Benítez y sus compañeros de Correos recibieron un carné militar en cuyo reverso les recordaba que sus actuaciones estaban sujetas a la jurisdicción militar. Llevaban nueve días de huelga «ilegal», reconoce, en protesta por los bajos salarios que recibían, las horas extras que jamás llegaban a cobrar y los duros castigos a los que estaban sometidos «a veces incluso por hacer bromas». No vieron a los militares en las instalaciones de sus oficinas, aunque desde la dirección les insistieron en que al mando estaba un coronel.

Mantuvieron las protestas

Pese al miedo, una vez desmilitarizados, «después de varios meses», mantuvieron sus protestas y ya en 1978 celebraron las primeras elecciones sindicales. Algo similar sucedió en Renfe un año antes. A fuerza de movilizaciones, finalmente se creó el Pleno de Representantes Ferroviarios que fue el organismo encargado de negociar con la empresa los sucesivos convenios colectivos.

A los afectados se les obligaba a llevar una insignia con la «M de militar»

«Nuestra generación fue a la que le tocó luchar y la que consiguió los derechos de los que ahora disfrutamos», reivindica Luis Muñoz, por aquel entonces oficial de telecomunicaciones y actual miembro de la ejecutiva federal del sector ferroviario de CCOO. La militarización de Renfe, en enero de 1976, llegó por el temor de la dirección de la empresa ante las primeras negociaciones colectivas.

Según relata Muñoz, cada ferroviario recibió una «M de militar» que debía llevar en todo momento en un lugar visible. «De todas formas la gente mantuvo sus protestas. Hubo incluso quien se ponía la insignia del revés, para simular la W de water«, recuerda. Al cabo de unos seis meses, todo acabó con un laudo «que establecía unos acuerdos mínimos entre trabajadores y patronal».

«Una vez fallecido el dictador Franco, hubo una ebullición de movilizaciones», añade Julio Varela, que en 1978 trabajaba en el mantenimiento de Endesa, creada tan sólo dos años antes. En octubre de ese año, dos meses antes de la aprobación de la Constitución, los empleados secundaban una huelga indefinida y, «con la intención de garantizar el abastecimiento de electricidad», Endesa se militarizó. «De vez en cuando aparecían algunos militares en las centrales, pero su presencia era muy discreta», rememora Varela.

Donde se produjo una movilización masiva fue en las empresas municipales de Madrid y Barcelona entre 1976 y 1979. El caso más llamativo fue el de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de la capital. Se dio la curiosa situación de que, desde el 27 de octubre de 1976 y durante varias semanas, los autobuses de la capital estuvieran conducidos por militares. El motivo de ello fue que los trabajadores no acudían a sus puestos.

La militarización de Renfe o Correos pretendió evitar mejoras laborales

«Se creó una plataforma sindical unitaria para negociar mejoras salariales que no fue aceptada por la dirección y los trabajadores reaccionaron», rememora Julián López, que en los años de la Transición participaba activamente en la negociación de las mejoras salariales de sus compañeros conductores. En Metro de Madrid esas mismas protestas provocaron su militarización en 1976.

La Policía Municipal de la capital estuvo bajo la autoridad militar al menos en dos ocasiones, según explica Miguel Gómez Orcajo, quien durante años se encargó de vigilar la llamada zona azul de pago de aparcamiento de la ciudad. La primera se produjo en 1968. «Existía un malestar general y empezaban los movimientos en las fábricas», señala. Pero antes de que llevaran a cabo cualquier tipo de protesta los militares de Franco se apoderaron de los cuarteles. «Nos leyeron el Código Penal militar y nos amenazaron con condenarnos a pena de muerte si protestábamos», lamenta. La segunda militarización llegó en 1977 por la negociación del convenio.

En 1976, en Barcelona, las reivindicaciones de Guardia Urbana y bomberos finalizaron en militarizaciones. El consistorio se había negado a aceptar los convenios que proponían las juntas sindicales y se agudizaron las protestas, relata Fabriciano Alepuz, líder sindical en el momento. Tres años más tarde, la negociación de las condiciones laborales en el metro de la capital catalanaacabaron también con la empresa en manos del ejército.

Público.es

 

El control militar durante la dictadura e incluso la Transición fue otro modo de represión desde los estamentos e instituciones públicas


«Nos avergonzaba matar»

diciembre 5, 2010

Eduardo Uriarte, condenado en el juicio de Burgos y amnistiado en 1977, recuerda 40 años después por qué fue clave un proceso del que la dictadura quiso hacer una causa ejemplar

LUIS R. AIZPEOLEA 05/12/2010

La decisión de matar a Melitón Manzanas se tomó en nuestro entorno. Pero nunca supimos ni quisimos saber quién había sido su autor. Nos daba vergüenza matar porque no lo teníamos asumido y porque todavía aquella organización repudiaba el asesinato». Así se pronuncia Eduardo Uriarte a los 40 años del Proceso de Burgos, que juzgó en un tribunal militar constituido en la capital castellana a 16 militantes de ETA por el asesinato de Melitón Manzanas, jefe de la Brigada Político Social de San Sebastián, la policía política del dictador Franco, el 2 de agosto de 1968.

 

Seis de los acusados en el proceso de Burgos. Arriba, Arana, Gorostidi y Onaindia. Abajo, Abrisketa, Larena y Gesalaga.-

Para seis de ellos, incluido Uriarte, que entonces tenía 24 años, el fiscal militar pidió la pena de muerte. Los otros cinco condenados a la pena máxima fueron Francisco Javier Izko, Mario Onaindia, José María Dorronsoro, Jokin Gorostidi y Francisco Javier Larena.

El juicio se inició el 3 de diciembre de 1970 y terminó el 30 del mismo mes. Los condenados a muerte fueron indultados por el dictador. El Proceso de Burgos marcó un hito en la historia del franquismo. La dictadura quiso aprovechar el que fue el primer atentado mortal asumido por una ETA que tenía menos de 10 años de existencia para reforzar el régimen autoritario y neutralizar a las corrientes democráticas que emergían en la sociedad española.

Pero se le volvió en contra. Hubo movilizaciones inéditas contra la dictadura en las calles españolas, sobre todo en el País Vasco, donde tuvo gran seguimiento una huelga general. La Iglesia española se despegó del régimen y este recibió presiones de los países democráticos europeos que pidieron el indulto a Franco. Nunca hasta entonces la oposición a la dictadura había alcanzado aquellos niveles de protesta, que llevó a declarar el estado de excepción en el País Vasco y posteriormente en toda España.

«Si ETA hubiera abandonado la violencia en la transición, habría sido un referente del antifranquismo»

Eduardo Uriarte recuerda que aquella ETA no tenía que ver con la de ahora. De hecho, la decisión de matar al jefe de la Brigada Político Social no fue el resultado de una estrategia, sino la venganza por la muerte del líder de ETA Txabi Etxebarrieta, de 25 años, el 7 de junio de 1968 por la Guardia Civil. «Nos roían las ganas de venganza y, sobre todo, la necesidad de dar una respuesta que demostrara que ETA no estaba acabada».

Todos los procesados en Burgos fueron detenidos en 1969, y en la etapa que pasaron en la cárcel hasta la celebración del juicio, en diciembre de 1970, la mayoría evolucionó desde el nacionalismo a posiciones de izquierdas, muy en boga tras el mayo de 1968, y alejadas del recurso al terrorismo. «Evolucionamos en la cárcel. El nacionalismo presente en ETA se había dejado seducir por el discurso marxista y antiimperialista. En nuestros discursos en la sala del juicio abogábamos por la solidaridad internacionalista y a veces nos declaramos marxistas-leninistas, lo que molestó a los nacionalistas del exterior».

Uriarte está convencido de que el régimen de Franco trató de utilizar el incipiente uso de la violencia de aquella ETA para demonizar a la oposición democrática con un enorme despliegue propagandístico de sus acciones en los medios de comunicación, controlados por el régimen.

«Pero el resultado fue contrario a sus intereses. Logró que para mucha gente, no solo en el País Vasco, los jóvenes de ETA fuéramos unos héroes contra la dictadura cuando la realidad era que ETA en ese momento era una organización muy debilitada y dividida internamente». También contribuyó a este resultado la estrategia de los procesados de plantear un juicio político. «Había que aprovechar la ocasión para denunciar ante el mundo la dictadura de Franco». El Proceso de Burgos dio tal prestigio a ETA que aumentó muchísimo su afiliación, recuerda Uriarte.

Uriarte tiene claro que el juicio de Burgos marcó «el principio del fin de la caída del régimen de Franco, que vivía una contradicción insalvable, entre un liberalismo económico y un régimen autoritario». Un sector del régimen, liderado por el almirante Carrero Blanco, quiso utilizar el proceso para garantizar la continuidad del régimen tras la muerte de Franco y mostrar a Estados Unidos que España se encontraba ante una seria amenaza que requería una respuesta política autoritaria.

El régimen cometió además otro profundo error, señala Uriarte, porque no solo respondió con represión desproporcionada -las fuerzas de orden público mataron a tiros a un manifestante de 19 años, Roberto Pérez Jáuregui, e hirieron de bala a otros-, sino que recuperó el discurso más fascista de los años de posguerra. Entonces, Europa descubrió que la España de Franco era una asignatura pendiente tras la victoria aliada contra el fascismo. Europa pidió clemencia a Franco, e incluso lo hizo el presidente de Estados Unidos Richard Nixon. También se sumó a esta petición el Vaticano, y la Iglesia española, al hilo del proceso, comenzó a desmarcarse del régimen. Un sector del Ejército reconocería posteriormente que se había sentido utilizado.

Los procesados contaron con las simpatías de la izquierda española. Entre sus abogados figuraron socialistas, como Gregorio Peces-Barba y José Manuel Moreno Lombardero, y comunistas, como Josep Solé Barberá.

La otra cara de la moneda fue la puesta en marcha del mecanismo de la violencia. «Es verdad que allí se incubó el virus de los elementos perversos que posteriormente hemos conocido y sufrido. La ETA posterior al Proceso de Burgos se quedó con lo peor de nosotros al hacer de la violencia el centro de su política e ideología». Uriarte sitúa el inicio del terrorismo de ETA en el atentado de la cafetería Rolando, en la calle del Correo, junto a la Puerta del Sol de Madrid, en septiembre de 1974. Costó la vida a 14 personas e hirió a decenas.

Los condenados a muerte en el Proceso de Burgos pasaron siete años en la cárcel. Fueron amnistiados en 1977, tras la reinstauración de la democracia. De los seis, dos de ellos ya han fallecido: Onaindia, en 2003, y Gorostidi, en 2006.

Solo uno de los 16 condenados, Jesús Abrisketa, volvió a ingresar en ETA. Una mayoría se vinculó a la extinta Euskadiko Ezkerra y algunos prolongaron su travesía hasta el PSE, como Onaindia y Uriarte. Una minoría -Gorostidi, Itziar Aizpurua y Julen Kalzada- se unió a Herri Batasuna. Uriarte lo explica así: «Todo lo que nos sucedió, incluido el Proceso de Burgos, fue una catarsis para casi todos nosotros. Salimos bastante tocados por la experiencia vivida. Aunque jugamos el papel de héroes en el proceso, reflexionamos sobre la tragedia que supone la violencia».

Cuarenta años despúes, Uriarte cree que hay que entender el proceso en el contexto de la dictadura. «No es sorprendente que en un país en efervescencia un grupo de jóvenes cayera en la dinámica de la violencia frente a una dictadura que negaba a los ciudadanos los derechos más elementales». Y respecto a ETA, «si hubiera tenido la difícil clarividencia de haber abandonado su actividad violenta al inicio de la transición, hubiera sido una referencia de la resistencia al franquismo». No lo hizo. «Fue más un movimiento nacionalista radical que antifranquista. Y al final ha sentido la humillación de ser rechazada por todos los demócratas a escala internacional».

El País.com Domingo


«Sin comunismo no hay futuro»…

noviembre 21, 2010

El PCG homenajea a militantes con más de 40 años en la organización…

SARA VILA – Santiago – 21/11/2010

Concha Nogueira y Marta Mosquera, abuela y nieta comunistas, en su casa de Nigrán.- LALO R. VILLAR

Miguel Hernández, Pablo Neruda, Lorca, Buñuel o Pablo Picasso. Todos ellos tienen algo en común con los homenajeados hace unos días por el Partido Comunista de Galicia (PCG): se han mantenido fieles a unos ideales sin perder ni un ápice de las ilusiones juveniles. Cerca de un centenar de veteranos militantes comunistas recibieron una medalla conmemorativa por sus más de 42 años en el PCG. Entre ellos, antiguos guerrilleros, exiliados, torturados o encarcelados por la dictadura franquista. Más de medio siglo después, en un panorama político difícil, «la lucha continúa», tal y como recuerda Concha Nogueira, afiliada desde los años cincuenta.

La rama juvenil del partido tiene hoy solo 40 afiliados en Galicia

«El capitalismo es ‘planeticida’ por definición», subraya uno de los históricos

La Xuventude Comunista Galega (XCG) apenas cuenta hoy con 40 afiliados. «Ya son muchos y heroicos», sentencia Xesús Alonso Montero, otro de los históricos, presidente del Foro pola Memoria Republicana de Galicia. Alonso Montero tiene claras las causas de este desinterés por la política entre los más jóvenes: no es cómodo. Afiliarse a un partido es trabajoso y no aporta ningún beneficio material, y menos si se trata del PCG. «La aspiración de la mayoría de los jóvenes de hoy es ir de botellón, comprarse ropa, que papá me enchufe en algún sitio…», explica.

Carlos Álvarez es uno de los valientes de los que habla Alonso. El comunismo no se lleva en la sangre, no es una tradición ni tampoco una moda. Para algunos es la consecuencia de vivir en un lugar y una época de la historia. Para el secretario de Organización de los jóvenes de la XCG ha sido un descubrimiento. «Empecé a tener inquietudes, buscas información y te das cuenta de que eres marxista. Hay muchos comunistas que no saben que lo son, nuestro reto es hacer que lo descubran», explica.

Marta Mosquera, responsable de Muller y Estudantado de la XCG, sí lleva el comunismo en los genes. Tras ella, tres generaciones con mucho que aportar a la memoria y al mundo de la literatura. Sus bisabuelos fueron dos de los que prefirieron suicidarse de forma colectiva en lugar de entregarse a los falangistas y así evitar las torturas a las que se verían sometidos. Sucedió en el año 1937 cuando intentaban huir de Galicia a bordo de la embarcación Eva. Además de ellos, militantes del Partido Comunista, en el asalto también se suicidaron otros siete republicanos que huían de la España franquista.

La abuela de Marta Mosquera, Concha Nogueira, fue huérfana de aquella tragedia y es ahora una de las homenajeadas. Nogueira explica orgullosa que se afilió al Partido Comunista en los cincuenta, cuando emigró a Caracas. Fue allí donde pudo dar la mano a los hermanos Castro y al Che cuando desfilaban en el palacio de Miraflores tras el éxito de la revolución en Cuba. Su nieta le ha tomado el relevo y promete dedicar su vida a la causa por la que luchó su familia. Marta Mosquera estudia Ciencias Políticas y cree que el futuro pasa por el comunismo, sobre todo con la situación económica actual.

La omnipresente crisis puede dar alas al comunismo, pero Xesús Alonso lamenta que esta ideología «nunca estuvo tan sola; cuando sale la bandera comunista como estandarte de China es vergonzoso». Para muchos, la izquierda es la gran perdedora de la historia. Alonso apunta que la caída del muro de Berlín no fue la derrota del comunismo, sino el fin de una concepción del marxismo con la que no está de acuerdo. Además, recuerda que si no hay futuro para esta idea no lo habrá para el mundo. «El capitalismo es por definición planeticida», por eso Alonso proclama hoy más que nunca lo dicho por una camarada: socialismo o barbarie. Manolo Peña Rey, afiliado al comunismo desde hace más de 40 años, cree que el problema reside en el poco acceso a los medios y una ley electoral que favorece a los partidos mayoritarios. Concha Nogueira lo tiene claro: «Nosotros nos moriremos pero las ideas se quedan: que todos tengamos trabajo, que nadie se muera de hambre… son ideales por los que lucharán otros, como mi nieta». Y se despide sin olvidarse del ritual de toda una vida: «Salud y república».

El País.com (Galicia)