Preston desmitifica a Santiago Carrillo

abril 7, 2013

El historiador escribe una polémica biografía del dirigente comunista, repleta de traiciones y purgas…

Santiago Carrillo, de pie, entre Enrique Líster, Francisco Antón, Dolores Ibárruri y Joan Comorera, en Toulouse en 1945.  / archivo enrique líster (efe)

De Carrillo se han escrito montones de cosas. Elogiosas y muy críticas. La biografía que ahora aporta Paul Preston (Liverpool, 1946) se suma a las segundas. Y dado que Preston no es un antiguo correligionario resabiado ni un revisionista de la historia, sino uno de los mayores especialistas en el siglo XX español, su demoledor y controvertido retrato del principal líder de la oposición antifranquista arrancará sarpullidos. El zorro rojo (Debate) se puso en marcha tras la muerte de Carrillo pero buena parte del material empleado estaba en manos de Preston desde hace décadas. Después de su tesis doctoral, el historiador comenzó a investigar a la oposición antifranquista. El Partido Comunista de España (PCE) era la columna vertebral de aquel movimiento que, pese a sus intentonas, no logró acabar con la dictadura. “Luego la Transición se desarrolló de otra forma, no vino por la lucha antifranquista, que es la historia de un fracaso”, esgrime Preston en su casa de Londres ante un té humeante y un ventanal con vistas a un jardín nevado que contraría el reloj estacional.

Tras el fallecimiento de Carrillo, el pasado 18 de septiembre, varias editoriales le pidieron una biografía. “La tenía casi hecha, me puse a redactarla de forma coherente y lo que salió de mi encuentro con la documentación no era lo que me esperaba”, confiesa. Lo que salió es una visión desmitificadora, corrosiva. “Quedará claro que Carrillo poseía algunas cualidades en abundancia: capacidad de trabajo, ímpetu y aguante, destreza en la oratoria y escritura, inteligencia y astucia. Por desgracia, quedará igualmente claro que la honestidad y la lealtad no figuraban entre ellas”, sostiene el historiador, que le compara a Franco en el afán por reinventar su pasado y la crueldad.

Carrillo (Gijón, 1915-Madrid, 2012) vivió tanto que tuvo varias vidas. Nació en una casa pródiga en niños, afectos y conciencia obrera. Su padre, Wenceslao, era correligionario y amigo del socialista Francisco Largo Caballero. Fue precoz en militancia y responsabilidades políticas. “Si este Gobierno, entregado a las derechas, no rectifica, serán estas Juventudes las que asalten el poder, implantando su dictadura de clases”, arengaba en un mitin ante unos 80.000 jóvenes en 1934, cuando tenía ¡19 años!

Después de 17 meses en la cárcel a raíz del fracaso de la huelga de ese año, Carrillo viajó a Rusia. Le deslumbró. “Tuvo la sensación de que el PSOE era un partido del pasado”, escribe Preston. Ya estaba en la pista de despegue hacia el comunismo. A la vuelta comienza la guerra. Carrillo formaliza su ingreso en el PCE al tiempo que se desarrollan los sucesos de Paracuellos, el episodio que le perseguiría como un fantasma toda su vida, favorecido porque nunca dio una explicación sincera sobre los hechos, según Preston. Entre 2.000 y 2.500 presos fueron asesinados tras ser sacados de las cárceles en una operación que perseguía limpiar Madrid de sospechosos quintacolumnistas. Preston da una versión equilibrada entre quienes eximen y quienes culpan en exclusiva a Carrillo, y que ya figuraba en su libro El holocausto español (2011). “La autorización, la organización y la materialización de lo sucedido a los prisioneros involucró a muchas personas. Sin embargo, el puesto de Carrillo como consejero de Orden Público, sumado a su posterior relevancia como secretario general del Partido Comunista, supuso que le fuera achacada toda la responsabilidad de las muertes. Eso es absurdo, pero no significa que no tuviese ninguna responsabilidad”, escribe el biógrafo.

En febrero de 1939, Carrillo cruza la frontera. En París recibe la noticia del golpe de Casado contra Negrín y, lo que es peor, el apoyo de su padre a la operación, que le empuja a escribir una aireada carta en la que rompe con él. No volvieron a verse hasta dos décadas después. “Se puede interpretar que pone el partido por delante o que se pone a sí mismo por delante. El hilo conductor es siempre el egoísmo y la ambición”, afirma Preston.

El exilio acoge la peor cara del líder comunista. “Fue donde encontré sorpresas más desagradables. Saca conclusiones triunfalistas que despilfarran el heroísmo de muchos militantes de base y, por otro lado, sus interrogatorios son dignos del KGB”, plantea. El historiador sospecha que “fue reclutado” en su viaje a Moscú en 1936 y que posteriormente podría haber recibido una formación especial dadas las brutales técnicas de interrogatorio que aplicaría a comunistas caídos en desgracia. El hispanista achaca su progresivo ascenso hasta la cima del PCE a maniobras, mentiras y purgas de quienes podían ensombrecer su camino, como Jesús Monzón, cerebro de la fallida invasión del Val d’Aran, condenado a 30 años de cárcel, víctima de un intento de asesinato en prisión y expulsado del PCE. Algunos colaboradores de Monzón son asesinados, según declararon más tarde dirigentes comunistas, por “orden directa de Carrillo y La Pasionaria”. En sus memorias, el propio Carrillo escribía: “En aquellos momentos, no había que dar esas órdenes; quien se enfrentaba con el partido, residiendo en España, era tratado por la organización como un peligro. Ya he explicado que la dureza de la lucha no dejaba márgenes”.

Las expulsiones y purgas dentro del PCE, según Preston, tenían más que ver con el afán de congraciarse con el Kremlin que con la lucha contra la dictadura. Hasta 1953, cuando muere Stalin, el aparato español reproduce lo peor del estalinismo. Aunque algunos métodos perdurarán, hasta el extremo de que Preston titulará las versiones de la biografía en otros idiomas como El último estalinista. “Uno a uno, dio la espalda a aquellos que le ayudaron: Largo Caballero, su padre, Segundo Serrano Poncela, Francisco Antón, Fernando Claudín, Jorge Semprún, Pilar Brabo, Manuel Azcárate o Ignacio Gallego”, escribe.

El Carrillo de la Transición es otro. “Hizo cosas por un lado pragmáticas para mantener al PCE en el tablero, pero que contribuyeron a disminuir el entusiasmo de las masas. Su manera de dirigir siempre fue autoritaria, imponiendo y no explicando”, indica Preston. Una gestión que acabó devorándole y expulsándole del partido en 1985. El único gesto de grandeza que el hispanista no rebate es el del 23-F, cuando Carrillo permanece sentado en su asiento. El único que mantiene el tipo junto a Suárez y Gutiérrez Mellado. Creía, sin ninguna duda, que le iban a matar y pensó que el secretario general del PCE no podía morir como un cobarde.

http://elpais.com/cultura/2013/04/05/actualidad/1365189633_497653.html


100 Años de Pedro Mateo Merino.

diciembre 16, 2012

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Pedro Mateo Merino durante la guerra civil, con las divisas de mayor de milicias

El pasado día 4 de diciembre, se cumplieron 100 años del nacimiento de nuestro paisano Pedro Mateo Merino, teniente coronel del Ejército Popular de la República Española, y uno de los principales luchadores antifascistas nacidos en nuestra provincia, la cual, como ya sabemos, tiene por costumbre olvidar a sus hijos ilustres, especialmente a los que lucharon por las libertades de todos.

Merino nació en la localidad campiñera de Humanes de Mohernando, (Guadalajara), el 4 de diciembre de 1912. Hubiera cumplido, por tanto, 100 años el pasado día 4. Sirva esta breve biografía como testigo y recordatorio de su fecunda vida.

Pedro Mateo Merino era hijo de unos sencillos campesinos de Humanes. Desde joven mostró inquietud e inteligencia para el estudio, y gracias a su tenacidad logró sacar el bachillerato en Madrid y posteriormente estudiar Ciencias Exactas en la Universidad Central de Madrid, aunque, como veremos, el inicio de la contienda le impidió su finalización. Desde muy joven militó en las filas republicanas y comunistas; y fue muy activo en el movimiento estudiantil (FUE y FUHA) donde luchó en pro del derrocamiento de la dictadura de Primo de Rivera y de la Monarquía. Durante ese periodo, al igual que muchos otros luchadores, sufrió persecuciones y torturas que le llevaron a la prisión en Madrid, Zaragoza y Barcelona. La sublevación fascista de 1936 le sorprendió cuando apenas le faltaba un curso para terminar la carrera de Ciencias Exactas. Decidió desde el primer momento incorporarse como voluntario a las milicias antifascistas, siendo nombrado inmediatamente capitán al mando de una compañía de milicias con la que acudió al frente de Somosierra para frenar las columnas rebeldes que venían de Burgos. Tras Somosierra, conoció los frentes de Madrid, Brunete, Teruel, Lérida, Ebro, Cataluña y de nuevo Madrid. Reconocido su valor y capacidad por los mandos, poco a poco recorrió toda la gama de cargos y empleos desde simple miliciano hasta jefe de la 101 Brigada Mixta, cuya creación le fue encomendada en mayo de 1937. Un año después, en mayo de 1938 asciendió a teniente coronel y obtiene el mando de la 35ª División del Ejército Popular de la República, con la que se batió en la batalla del Ebro, en la venta de Camposines. Obtuvo por su valentía las medallas republicanas del Valor y de la Libertad por méritos de guerra.

 Al producirse la derrota republicana marcha al exilio en febrero de 1939, primero a Francia y después a la URSS, donde cursó estudios militares superiores en la Academia Militar Frunze. También se gradúa en Ciencias Económicas.

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Al comenzar la II Guerra Mundial participó en la guerra contra el nazismo, luchando en la defensa de Moscú y desarrollando, como otros españoles, actividades militares docentes en la propia academia Frunze, dada su experiencia en combate y en el mando. En los años de postguerra desempeñó funciones técnicas en el Ejército Yugoslavo y fue  ascendido a coronel; más tarde enseñó español y estudió ingeniería en Praga (Checoslovaquia).

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 Merino ejerció diez años como técnico en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, donde además revalidó su título en Ciencias Económicas.  Después de treinta y tres años de exilio, regresó a España en 1970, donde vivió hasta su muerte, falleciendo en la madrileña localidad de Móstoles el 19 de noviembre de 2000. Una muerte que pasó casi totalmente desapercibida , excepto por una breves reseñas en el diario El País y en Mundo Obrero. Nunca, que sepamos, ha sido Merino honrado con ningún homenaje ni reconocimiento. Algunos militantes militantes de Izquierda Unida le recuerdan en las asambleas locales de IU o del PCE, o sentado en un banco de la Concordia, tomando tranquilamente el sol.

Sirvan estas líneas como reconocimiento a uno de los jefes del Ejército Popular que más altas puso las cotas del valor, del sentido del deber y de la capacidad técnica militar que logró alcanzar el Ejército Popular Regular (EPR) de la República española., creando un ejército de la nada, sin apenas medios, y en tiempo record. Todo un ejemplo de una vida consagrada a defender la libertad y los intereses de la clase trabajadora.. No en vano, sus memorias, publicadas en 1986, se titulan “Por vuestra libertad, y por la nuestra”.

http://articulosmemoriaguadalajara.wordpress.com/2012/12/12/100-anos-de-pedro-mateo-merino/


Hasta enterrarnos en el mar

diciembre 16, 2012

Por JUAN JOSÉ TÉLLEZ

De seguir vivo, Rafael Alberti habría cumplido hoy ciento diez años. Al menos, en el Paraná de la otra vida, se ha ahorrado el disgusto de comprobar que en vez de enterrar en el mar a los males eternos de este país, la versión más hortera y burda del capitalismo ha terminado enterrando aquí a los caballos cuatralbos de la utopía.

Mañana mismo, empezaremos a pagar las tasas judiciales para pasar de la tutela judicial efectiva a la tutela judicial en efectivo; justicia para pobres, justicia para ricos y para las aseguradoras que pleitearán hasta dejar con la cartera exhausta a sus demandantes. A este paso, los presos terminarán pagando el sueldo a los funcionarios de prisiones o los millonarios aliviarán sus condenas por prevaricación con impuestos forzados: se librarán de la trena como antiguamente se libraban de la mili, a cambio de cubrir parte del presupuesto para la confección de togas y birretes. Al fin y al cabo, los directivos de Bankia acuden ya al banquillo en coches de lujo. Rescatamos a los bancos pero que se pudra Juan Panadero. Esta justicia de Alberto Ruiz Gallardón bien merecería titularse El Adefesio: después de militarizar los registros civiles y entregarlos como rehenes a los registradores de la propiedad serán estos quienes habrán de expedirnos en el futuro inmediato nuestra fe de vida, los certificados de nacimiento y defunción. Lo más lógico, hasta cierto punto. Quien no tiene nada, poca vida puede quedarle, en un tiempo donde mandan los ángeles avaros.

Dentro de nada, los enfermos crónicos costearán las ambulancias. El joven Alberti padecía una dolencia pulmonar que estuvo a punto de acompañarle de por vida o de por muerte. En aquellos tiempos, él tenía que pagarse el viajecito desde Madrid hacia los aires limpios de la sierra de Guadarrama, en donde exiliarse de la tuberculosis. Pero desde entonces hasta hoy se supone que han pasado noventa años y, a lo largo de las décadas, revueltas, guerras y posguerras, recorría el mundo un fantasma llamado la seguridad social, que durante la transición se convirtió en un sistema de salud público, gratuito y universal al que nosotros le llamábamos camarada.

En otro tiempo, cuando ya empezaba a ser un poeta en la calle, Rafael sabía que los ángeles malos querían desahuciarnos y alquilar la casa de nuestra dignidad a los viejos señoritos de su infancia o a los nuevos patronos de este tiempo manipulado por manifiestos, artículos, comentarios, discursos, humaredas perdidas, neblinas estampadas. Hoy, cuando volvemos a sentir heridas de muerte las palabras y los periodistas no sólo pierden un empleo sino un oficio, comprendemos definitivamente que hemos sido un tonto pero lo que hemos visto nos ha hecho dos tontos.

En esa España que dejó de galopar hace mucho, también el saber ocupará lugar: los centros privados que el PSOE disfrazó de concertados, terminarán de la mano del PP privatizando la enseñanza y condenando a aquellos que no puedan disfrutar de los colegios de pago, a un pupitre donde ningún futuro presidente de gobierno le pueda regalar a su compañero, por poner un ejemplo, la compañía telefónica. Ya no más, dentro de un rato, campos alegres de batalla, en nuestras aulas, donde los adolescentes puedan decirse entre clase y clase cúbreme amor el cielo de la boca sino la zafiedad jocosa y puritana de “los niños con los niños, las niñas con las niñas”, para que el amor o el deseo no les distraiga de la aritmética y los devocionarios. El Vaticano, peligro para caminantes, prefiere que en estos nuevos retornos de los días escolares, los alumnos comprendan el Concordato y el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María aunque olviden, a ser posible, la pecaminosa Educación para la Ciudadanía y la Constitución española.

En los comedores de caridad, los hijos de la pobreza preguntan otra vez: ¿por qué me trajiste, padre, a la ciudad? Ya no hacen falta tiranosaurios para gobernar el mundo. En los terribles días que corren, Alberti se habría vuelto a embarcar con María Teresa León, en el “Mendoza” para huir de las tropas del Banco Central Europeo como en 1940 lo hiciera de las del Tercer Reich. Y si las nubes le llevan de nuevo a donde quiera que esté el mapa de España, el poeta del Puerto podría preguntarse a donde van las pateras de juguete que vuelven a hundirse entre el Africa que se desvive y la Europa que agoniza o en donde han metido la oficina de ONU Mujeres que el Gobierno cerró esta semana porque aunque no le costaba un euro simplemente le molestaba. ¿Donde fueron las gentes de las esquinas que hace un año y pico le decían al pueblo español: está muerto y no lo sabe?

Ahora sufrimos lo pobre, lo mezquino, lo triste. Y, lo peor, es que ya no está el viejo de la gorra marinera y de la melena de plata para contarlo. Para cantarlo. No hay jinete del pueblo, ni caballo de espuma. Alguien galopa hasta enterrarnos en el mar. Y es todo la muerte si va en su montura.

http://blogs.publico.es/juanjosetellez/2012/12/16/hasta-enterrarnos-en-el-mar/


Once historiadores diseccionan la figura del dictador Francisco Franco: «El militar golpista organizó la Guerra Civil para tumbar a la República y usó el poder para ensañarse con sus adversarios»

julio 29, 2012

Crueldad bajo palio

Once historiadores diseccionan la figura del dictador Franco

Ilustración / Agustín Scianmmarella

Franco organizó la Guerra Civil para derribar la República. Una vez logrado su objetivo usó el poder para ensañarse con sus adversarios. Un grupo de historiadores analizan los gestos y la personalidad de un dictador cuya crueldad alcanzó, entre otros, la protección del palio.

Franco. La crueldad

Por ÁNGEL VIÑAS

Hay aspectos en Franco que no dejan de sorprenderme. Su capacidad de actuar jugando con todas sus cartas contra su pecho. Su cautela llevada al límite. Su sabio aprovechamiento de la coyuntura, en su provecho. La falta de pudor con que pocos días más tarde se autopresentó ante Hitler como el cabecilla de la sublevación. O la forma en que engañó como chinos a los agentes del SIM italianos. Su total desprecio por la vida humana. Una anécdota, que me contó hace años un testigo, uno de los emisarios que envió a Hitler, se me ha quedado grabada. Un oficial se presentó a Franco para ver si podía conseguir que se perdonara a dos chavalas que habían usado mosquetones contra los sublevados. La respuesta de Franco fue glacial: ya conoce usted las órdenes. Ejecútelas. El oficial salió temblando. No todos eran killers. Pero las chicas no se salvaron.

Carecía de fibra moral. No había sido un genio en la política, en la milicia, en la economía o en la formación técnica. Su capacidad para la traición. La sublevación la reacondicionó de tal manera que los deseos de los monárquicos que confiaban en él se quedaron en agua de borrajas. La inversión en terror que promovió, incluso por medios que chocan en comparación con la Italia mussoliniana y el Tercer Reich, fue el legado sangriento que ha dejado en la historia de España.

Ángel Viñas es historiador, autor de La conspiración del general Franco.

EL llorón

Por PAUL PRESTON

Aunque implacablemente cruel con sus enemigos y fríamente distante con sus subordinados, era de lágrima fácil. Las limitaciones emocionales de su infancia se reflejaban en la madurez en un profundo sentido de privación y la consiguiente autocompasión: lloró el día de su primera comunión; lloraba al hablar de Alfonso XIII; lloraba cuando hablaba de la ayuda recibida de Portugal, Italia y Alemania durante la guerra. En las pruebas de su encuentro con Hitler se veía que sus ojos empapados le brillaban de emoción. Se le llenaron los ojos de lágrimas al recordar la vergüenza de Pétain cuando tuvo que pedir el armisticio, olvidando cómo él mismo había intentado explotar la debilidad francesa para ocupar parte del imperio francés en el norte de África. Franco estaba embargado de emoción durante la visita de Eisenhower y lloró en el banquete que se dio en el palacio de Oriente visiblemente conmovido por estar en términos de familiaridad con el presidente de EE UU. Se emocionó el día que recibió un doctorado honorífico de la Pontificia de Salamanca. Tal emoción contrastaba con la frialdad con que contemplaba masivas sentencias de muerte. Y la llorosa gratitud por la ayuda portuguesa durante la guerra no le impidió acariciar la idea de una anexión de Portugal para una España más grande.

El tono de resentimiento y de lástima de sí mismo fue una de las fuerzas motivadoras que le condujeron a la grandeza. Numerosas anécdotas de su vida evocan al chiquillo oprimido que debió de ser: un día en Alcañiz durante la guerra, al ver a sus oficiales tomando un aperitivo, salió de su cuartel y dijo en voz quejica a uno de sus generales: “¿Es que yo no puedo tomar una copa?”. Sólido comilón, se quejó un día ante su guiso de carne favorito, “como soy el jefe del Estado, me ponen el ragú con mucha carne, y resulta que a mí también me gustan mucho las patatas”. Se sentía a gusto sintiéndose privado. La autocompasión se veía en muchos de sus discursos, pero quizás el ejemplo más llamativo fue el 7 de marzo de 1946 en el Museo del Ejército. Hablando de la hostilidad internacional, aseguró: “Nosotros somos a los que menos puede sorprender, pues jamás se nos habló de otra cosa que de sacrificios e incomodidades, de austeridad y largas vigilias, de servicios y de centinelas. Pero en este servicio, a vosotros os corresponde alguna vez el descanso, y a mí no; yo soy el centinela que nunca es relevado, el que recibe los telegramas ingratos y dicta las soluciones; el que vigila mientras los demás duermen”.

Paul Preston, catedrático en la London School of Economics, es autor de El gran manipulador. La mentira cotidiana de Franco.

El saludo blando

Por JOAN MARIA THOMAS

Las imágenes saludando vistiendo uniforme del Ejército con los añadidos de cuello azul y boina roja fueron muy corrientes a lo largo de su régimen. Tal multicoloridad representaba los tres sectores que nutrieron el bando rebelde en la Guerra Civil: militares, falangistas y carlistas. Al primero pertenecía el llamado Caudillo y de los demás se incautó el 19 de abril de 1937, vía promulgación de un Decreto de Unificación que creó el partido único Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Un partido fascista en el que los camisas viejas aceptaron participar creyendo que Franco y su consejero Serrano Súñer construirían un auténtico Estado fascista. Pero no lo hicieron, sino un régimen representativo de los rebeldes y sus apoyos civiles, bajo la jefatura indiscutible y (casi) eterna del dictador. La progresiva castración del sueño falangista no fue demasiado cruenta, y cuando se vio lo que en realidad se pretendía, tan solo unos pocos falangistas dimitieron (como Ridruejo en 1942). La triunfante Falange de Franco quedaría para siempre. Ni más ni menos que hasta abril de 1977, cuando se disolvió por decreto, tras cambiar de nombre y llamarse Movimiento. Sus militantes disfrutarían durante años de empleos, sinecuras, pisos e influencias, aún soñando unos pocos de ellos en una “revolución pendiente” que nunca llegó. En realidad se convirtieron en el apoyo civil más incondicional de Franco, ya que a él y solo a él todo se lo debían. El poco enérgico saludo del Caudillo ejemplifica su versión del fascismo. Blando. Nada terso, como gustaban de decir nuestros fascistas.

Joan Maria Thomas es profesor titular de Historia Contemporánea de la Universitat Rovira i Virgili. Autor de Los fascismos españoles.

Franco, la voz y el carisma

Por JULIÁN CASANOVA

Los déspotas modernos dedicaron mucha atención a la construcción de su imagen pública, al cuidado del estilo y de la pose en los discursos y apariciones públicas. Si hubiese que concretar en un caso histórico el “tipo ideal” de “autoridad carismática” que teorizó Max Weber, ese sería Hitler. El liderazgo de Franco tuvo, por el contrario, poco de carismático y para ejercerlo no necesitó de la dramatización. Ni de la voz. Era atiplada y sonaba casi infantil, poco agradable. Nunca empleaba una entonación variada y sus discursos eran monótonos y aburridos. ¿Para qué quería una dicción clara, armónica o limpia, una voz que transmitiera credibilidad y seguridad? Franco no conquistó el poder dirigiendo un partido de masas, ni nunca tuvo que convencer a los votantes. Llegó al mando supremo a través de las armas y después ya se encargó la Iglesia de moldear su imagen de “gran católico cruzado”. Era el elegido por la divina providencia para guiar a los españoles por el buen camino. Pese a su voz atiplada y poco enérgica.

Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza, es autor de República y Guerra Civil.

La sonrisa de Franco

Por ISMAEL SAZ

En 1937, Franco era casi todo. Pero le faltaba algo para ser como los grandes caudillos fascistas Hitler y Mussolini, genuinos caudillos populares, dotados de todos los elementos que, se supone, configuran el carisma. Ni por sus orígenes sociales, ni por su trayectoria política, ni por su capacidad de comunicación, ni por su figura corporal, ni por su voz atiplada Franco parecía dar la talla del auténtico caudillo fascista. Lo constató pronto el primer embajador de la Italia fascista en España, Roberto Cantalupo. Ante unas masas entregadas al grito de “¡Franco, Franco, Franco!”, el caudillo “fue incapaz de decir algo a la gente que le aplaudía y esperaba una arenga… se había vuelto frío, vidrioso y femenino”. Todo un problema en la Europa fascista y carismática.

Muchos franquistas pusieron manos a la obra y encontraron la solución, la sonrisa. Como dijo Giménez Caballero, Franco no tenía “la mirada y la forma de emproar la mandíbula” de Mussolini, o el “aire entre marcial y popular, entre doctoral y solemne” de Hitler, pero tenía la sonrisa, y esta le confería una “ternura paternal y maternal a la vez”. “Capitán de la sonrisa blanca”; de la sonrisa gentil y natural, aroma de optimismo y rúbrica de victoria; sonrisa resplandeciente que transmitía “fe y amor”, escribió Manuel Machado; sonrisa “como una rosa en flor” ofrecida por un hada maravillosa a un recién nacido Franco, compuso Pemán.

Convertido por mor de su sonrisa en pacificador y reconciliador de los españoles, amado por ellos, de los que podía ser padre y madre a la vez, la imagen del Franco sonriente parecía haber dado con la clave de aquel quantum de carisma que le faltaba. La estrategia tuvo éxito. Sin embargo, era una sonrisa extraña. Tras ella había un cerebro “calculador, frío y metódico” que sabía esperar y decidir en el momento oportuno, se dijo en la prensa de la época. Buena percepción sin duda, como lo sería aquella otra de Samuel Ros cuando hablaba del “acento más firme de la sonrisa que una veces dibujan sus labios y otras veces ocultan sus labios”. Grandes virtudes para los franquistas que esto escribían, pero fundados motivos de inquietud para los que no lo eran.

Ismael Saz es catedrático de Historia Contemporánea de la Universitat de València. Autor de Fascismo y franquismo.

El cuerpo de Franco

Por ENRIQUE MORADIELLOS

El cuerpo de Franco sufrió unos cambios considerables a lo largo de su vida adulta. En el caso de Franco, esa transformación de su fisonomía externa dejó patente tres grandes momentos: 1. El joven oficial de pequeña estatura (1,64 metros), acusada delgadez, rostro aniñado y barbilampiño y voz fina y atiplada. 2. El maduro general victorioso y omnipotente de los años cuarenta, con porte más soberbio y altanero, apreciable tendencia a la gordura y marcado sobrepeso. 3. El anciano dictador de los primeros años setenta, enfermo y tembloroso, con notoria rigidez corporal y facial y un hilo de voz apenas audible y bisbiseante. La primera imagen corporal descrita corresponde a su etapa de joven oficial “africanista” de Infantería de ligeros aires románticos que se curte con valor en las artes marciales en una cruenta guerra colonial en el Protectorado de Marruecos. La segunda imagen, antológica del primer franquismo, es la propia de un temible “Caudillo de la Victoria” que ha vencido en una guerra civil fratricida y levanta sobre su triunfo un régimen de dictadura caudillista con plenos poderes y sin fecha de caducidad. La tercera imagen evidencia la decrepitud física de un anciano débil y vulnerable que oficiaba como severo y anacrónico patriarca de una España irreconocible para su generación y cada vez más compleja y conflictiva.

Enrique Moradiellos, historiador, es autor de La España de Franco. Política y sociedad.

La niña de sus ojos

Por VICENTE SÁNCHEZ-BIOSCA

La mirada de Franco carecía de la electricidad de Hitler, del exceso de Mussolini, de la opacidad de Stalin. Su adustez quizá encarnara la severidad castrense, su desprecio por la seducción. Cuentan que los soldados a los que mandaba la temían por implacable, pero esta no quedó, que yo sepa, impresa jamás. La que circuló se fue haciendo más y más impenetrable. Hay una foto de Franco que perfora mis noches. Un grupo de jerarcas del régimen sale de una gala: los ministros Iturmendi y Barroso flanquean al matrimonio. La esposa luce su collar de perlas y recoge púdicamente su vestido largo. El Caudillo, ya orondo, luce sus laureles en su traje de gala. Carmen Polo sonríe con compostura; el resto vacila entre una alegría moderada y la tediosa etiqueta. En cambio, los ojos de Franco se tuercen respeto al eje de la fotografía y su mirada de reojo taladra a alguien situado apenas un paso fuera del encuadre. El gesto no estaba previsto y escapó probablemente a quien la difundió. Pero creo percibir en ella, agazapada, la mirada fulminante evocada por aquellos legionarios de antaño y presiento que si fuera capaz de entender esta mirada, habría penetrado el sentido de toda una época.

Vicente Sánchez-Biosca es catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Valencia. Autor de Imágenes en migración: iconos de la Guerra Civil.

La representación

Por ZIRA BOX

El dictador emergió simbólicamente de la guerra alzado a la tribuna de los vencedores. Franco presidía triunfal el desfile de la Victoria. Era el 19 de mayo de 1939 y la imagen, aquella que le mostraba como el invicto Caudillo ganador de la guerra, se iba a convertir en una omnipresente reproducción a lo largo de los años posteriores. Casi nada fue dejado a la improvisación. En el caso de los cuadros, el cuerpo de Franco se idealizó y adelgazó, y en el de las fotografías, se iluminó y retocó. Su rostro casi siempre lució serio y severo, sereno y grave, a tono con los tiempos que acontecían. Se le esculpió a caballo, emulando a los guerreros clásicos; se le mostró de pie, con pose aristocrática. Y se le sentó, como si de un monarca se tratara. Su represtación fue cambiando al ritmo de la propia dictadura. Así, su exhibición comenzó con el Caudillo militar para que después, y de forma progresiva, fuera apareciendo el hombre político, el estadista que también reconstruía la paz. El paso de los años hizo que primase su parte humana: el gobernante aficionado al campo, la caza o la pesca, junto al hombre familiar, el padre que se convertiría en un abuelo gustoso de rodearse de sus nietos. Al final, el otrora triunfal Caudillo y general se trocó en anciano: una descontextualizada reproducción de un hombrecillo delgado y avejentado dentro de un país que, por aquel entonces, ansiaba ya por abrir las ventanas a la libertad y la modernidad.

Zira Box es profesora de Historia del Pensamiento Político de la UNED, autora de España, año cero.

Bajo palio

Por GIULIANA DI FEBO

Durante su dictadura Franco fue el centro de ceremonias y ritos destinados a subrayar su condición de enviado de la Providencia. El modelo ritual fue inaugurado en diciembre de 1937 con motivo de la jura en Burgos del I Consejo Nacional de Falange. La ceremonia se desarrolló en el monasterio de Santa María de las Huelgas. Fue un rito de fundación del Nuevo Estado nacionalcatólico y de celebración de Franco como “Caudillo supremo”. Las fuerzas del Ejército desplegadas en vistosa parada, la Falange llegada de los frentes de combate, el paso de las tropas marroquíes y la escolta mora. Franco entraba en la iglesia para oír misa mientras el órgano tocaba el Te Deum laudamus. Ya en la sala Capitular, sentado en un trono con dosel de damasco rojo, después de haber jurado sobre los Evangelios ante el cardenal Gomá su fidelidad a España y a Falange, asistió al desfile y a la jura de los consejeros. La ceremonia ilustraba la sacralidad del pacto entre Franco y una jerarquía eclesiástica garante de la reciprocidad del vínculo entre las instituciones del régimen. Era la primera etapa de un proceso que culminó en la ceremonia de la ofrenda de la espada de la Victoria en la iglesia de Santa Bárbara de Madrid en 1939. El “generalísimo” se dirigía hacia la iglesia saludado por blancas palmas que añadían a la escena un toque bíblico. Se acercaba al altar caminando bajo palio, una modalidad litúrgica reservada a los reyes, a los obispos y al Santísimo Sacramento. Después de una solemne ceremonia evocadora de ritos medievales, depositaba su espada gloriosa. La Ofrenda concluyó con la bendición de Gomá y un abrazo entre los dos. Salvas de artillería y repiques de campana festejaron la aparición en la plaza de un “generalísimo” que “no pudo contener el llanto”, pero ya consagrado “Caudillo por la gracia de Dios”.

Giuliana Di Febo, catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Roma. Autora de Ritos de guerra y de victoria en la España franquista.

Atado y bien atado

Por SANTOS JULIÁ

Fue en el cerro de Garabitas en mayo de 1962. Para responder a las embestidas contra la patria la Hermandad de Alféreces Provisionales convocó una gran concentración en este sagrado lugar de su memoria histórica. La guerra no terminó en la victoria, dijo Franco, y quienes torpemente especulaban con sus años debían saber que se sentía joven y que detrás de él “todo quedará bien atado y garantizado por la voluntad de los españoles y por la guardia fiel e insuperable de nuestros ejércitos”. Nuestra obra, terminó diciendo, es el mandato de nuestros muertos.

Pero no sería hasta el 22 de julio de 1969, ante las Cortes, convocadas para aprobar la ley que declaraba al príncipe Juan Carlos de Borbón heredero a título de rey, cuando encontró la fórmula definitiva. De nuevo, la memoria de la guerra y el recuerdo de los muertos. Lo que hacemos hoy, añadió, no es una restauración, es una instauración. Y cuando “mi Capitanía llegue a faltaros la decisión que hoy vamos a tomar contribuirá a que todo quede atado y bien atado para el futuro”. Habían pasado 30 años del fin de la guerra y así quedaba instaurada la Monarquía del Movimiento Nacional. Dueño del tiempo y de la memoria, Franco se sintió aquel día como Dios, alfa y omega de la historia.

Santos Juliá, catedrático de Historia Social y del Pensamiento Político de la UNED, es autor de La violencia política en la España del siglo XX.

Franco como obsesión

Por JOSÉ ÁLVAREZ JUNCO

Vivimos, en los últimos lustros de la dictadura, cosas extraordinarias, nunca vistas. Carreteras atascadas (término nuevo), hasta donde alcanzaba la vista. Un atardecer, en una de aquellas situaciones inéditas, me asaltó la sospecha de que Franco se hubiera muerto. Podía ser un síntoma de que el edificio se colapsaba. Y el colapso tenía que comenzar por la desaparición de la piedra angular, que era él, el padre incoloro y silencioso, pequeñito, de voz atiplada, casi inaudible, pero a la vez omnipresente, conocedor de todo y causa de todo. Cuando muera, repetíamos, porque algún día tendrá que morir. Pero era hablar por hablar porque, en el fondo, nadie se lo creía. Nuestras vidas eran inimaginables sin aquella referencia a la que odiar y temer, a la que culpar de todo. En nuestras primeras discusiones políticas, le habíamos disculpado: había enchufes y chabolas, sí, pero solo porque él no se enteraba, porque estaba rodeado de gentes que le ocultaban la realidad para aprovecharse. Pasamos más tarde a maldecirle, a culparle de todo. De lo que no podíamos hacernos a la idea es de que un día, de verdad, viviríamos sin aquella losa encima.

José Álvarez Junco, catedrático de Historia de la Universidad Complutense, es autor de Mater dolorosa.


«Negrín intuyó la guerra europea entre fascismos y democracias»

mayo 20, 2012

15.05.12 – VICTORIA M. NIÑO | VALLADOLID

A Europa le trajo su amor por la música, a España, la simpatía por los exiliados. Flautista semiprofesional, que tocó en público por última vez en la celebración de su 85 cumpleaños, dice que ya no tiene músculos para las notas altas y que está «duro de oído». Este judío que nunca entendió para qué formaba parte del ‘pueblo elegido’, vivió tres décadas en Barcelona, donde tocaba en un cuarteto con el doctor Alfredo Rochas. Gabriel Jackson, nonagenario, cruza el charco para hablar de Negrín con su nieta, Carmen Negrín.
–¿Le marcó la vida académica su encuentro con exiliados españoles en México y en Francia?
–Fue intuitivo desde mi primer contacto en México. Allí coincidí en el piso con un especialista en medicina tropical y él me presentó a una docena de exiliados. Encima de nosotros vivía la viuda de Azaña. Y el resto eran políticos de la República. Sentí una simpatía natural por su interpretación de la vida. Luego estuve cinco años en el Ejército como cartógrafo y retomé una incipiente carrera de profesor de historia. En Toulouse intenté hacer una tesis sobre la República pero mi profesor dijo que no había pasado suficiente tiempo, era el año 1950, que escribir de la Guerra Civil era hacer periodismo no historia. Me sugirió Joaquín Costa e hice la tesis sobre él.
–Costa, Negrín ¿qué importancia le da a las biografías en medio de una historiografía más social?
–Joaquín Costa fue un visionario. Se le identifica con el regeneracionismo pero es una teoría vaga que puede devenir en fascismo. Diría más bien que Costa es un adelantado a su tiempo capaz de hablar del cambio climático, estaba muy preocupado por la salubridad del agua y la amenaza de los productos químicos. En cuanto a los personajes, en cualquier sistema político hay personas claves que sirven para interpretar los hechos.
–Políglota, científico, europeísta, ¿eligió a Negrín por su condición de ‘rara avis’ española?
–En ese momento en el PSOE había tres facciones. Una más conservadora, la de Besteiro, que creía que los obreros no estaba maduros para la democracia. La socialdemócrata, liderada por Prieto y en la que militaba Negrín. Y otra más radical. Prieto y Negrín muy amigos hasta que en 1938 mantiene posiciones enfrentadas sobre la República. Indalecio era muy pesimista sobre sus posibilidades y Negrín veía la guerra internacional entre fascismo y democracias inevitable. Siente que la República española podría ser un aliado de esas democracias. En ese sentido Negrín es el hombre que mejor entiendo el significado de la guerra que se venía encima. Hay que recordar que entre 1934 y 1939 la URSS ofrece varios tratados a Gran Bretaña y Francia para frenar la ambición de Hitler. De haber cristalizado, quizá se lo hubiera pensado dos veces. Negrín es el más europeo de los socialistas españoles.
–¿Siguen sin encontrarse las dos visiones de los historiadores sobre la guerra española?
–Sí. Por lado hay un grupo de Semprún, Pradera, Preston, Carr o yo que somos favorables a la idea de la República, sin justificar los errores. Por otro, historiadores como Payne que aceptan la interpretación católica que considera que el franquismo era necesario para frenar una revolución comunista. No puede haber acuerdo entre los que la ven como freno a los fascismo y quienes la miran como la revolución comunista.
–Coincidió en sus años de docencia en EE UU con Jorge Guillén, ¿qué recuerdo guarda de él?
–Era un hombre maravilloso, cada vez que daba una opinión sonaba poesía. Los grandes profesores de la literatura española en América fueron los exiliados.
http://www.elnortedecastilla.es/20120515/mas-actualidad/cultura/negrin-intuyo-guerra-europea-201205152229.html

Toralply, portero del Athletic, fusilado «vivo o muerto»…

abril 29, 2012

Por MIGUEL ÁNGEL LARA

Toralply, a la derecha, vestido de portero.Toralply, a la derecha, vestido de portero.

Una de las primeras órdenes que recibieron los médicos del Santo Hospital del Bilbao el 19 de junio de 1937, el día que la capital del Gobierno Vasco, cayó en manos de las tropas franquistas, fue la de salvar la vida del comandante rojo del batallón número dos de la UGT (Batallón Prieto) que había ingresado el día anterior con una herida de metralla en el cráneo. Las autoridades militares de la División Navarra ordenaron que ese herido fuera «fusilado vivo o muerto», una práctica que se hizo habitual durante la Guerra Civil, la de fusilar cadáveres como si la rabia de no haber cazado al enemigo con vida pudiera calmarse así.

El cuerpo que yació 10 días en el hospital en el que la República instaló la primera Facultad de Medicina (que no se volvió a abrir hasta 1970 tras cerrarla en 1937) y que fue luego trasladado el día 27 a los Trinitarios de Algorta, era el de Aniceto Alonso Rouco, para todos Toralpy, uno de los porteros más populares del fútbol vasco en los años 20.

La crónicas de la época, cuando aún no existía la Liga y el campeonato regional era la máxima expresión semanal del fútbol, hablan de un gran portero, ejemplo de la escuela vasca que tantos gigantes ha dado bajo palos, y que tomó su sobrenombre (sobrevivió en el tiempo porque su hijo tuvo un bar en Erandio hasta los 90) de un portero inglés que pasó por Euskadi en mediados de la primera década del siglo XX.

La figura de Toralpy era muy popular en Bilbao y su cinturón obrero. Ajustador de profesión, compartió siempre su pasión por del deporte con una intensa actividad política

Jugó en el Sestao, el Cantabria, el Acero y el 6 de septiembre de 1925 debutó con el Athletic (derrota por 4-0 ante el Real Unión) y el 21 de febrero de 1926 lo hizo en su único partido oficial (triunfo 2-3 ante el Acero). Sus mejores momentos los vivió bajo los palos del Sestao. Y de esa época data un partido ante el Athletic, cuyo portero era uno de los primeros grandes (Vidal), que estuvo presidido por la violencia. Toralpy fue protagonista del choque que midió Las Llanas a los dos equipos el 20 de octubre de 1924. A los rojiblancos les recibió un campo lleno, de uñas y protegido por la Guardia Civil. Los leones de Pentland se adelantaron tras un penalti cometido sobre Rousse y marcado por Larraza.

A la vuelta del descanso, Rousse y el árbitro, Ángel de la Torre, fueron agredidos y la Guardia Civil de caballería «intervino para calmar los ánimos» (La Vanguardia, 21-10-1924). En un partido llenó de patadas e incidentes en un campo embarrado, el Sestao remontó con dos goles de penalti de Arana, pero el héroe fue su portero, Toralpy, que con 0-1 detuvo otro lanzamiento de once metros a Larraza. El ‘1’ del Sestao salió a hombros del campo y con un ramo de flores mientras que la Benemérita tuvo que proteger a los jugadores del Athletic y al árbitro.

La figura de Toralpy era muy popular en Bilbao y su cinturón obrero. Ajustador de profesión, compartió siempre su pasión por del deporte con una intensa actividad política como miembro del PSOE y de la UGT. Ajustador de profesión, cuando estalló la Guerra Civil sus tiempos de portero ya habían pasado. Seguía siendo un apasionado del balón, pero ya desde la grada y las tertulias de bares.

[foto de la noticia]

Pronto destacó en las tareas defensivas de Bilbao cuando el 11 de junio de 1937 la Legión Cóndor y la Aviación italiana iniciaron el ataque que haría caer a la capital vasca. Indalecio Prieto, desde Madrid, había dado orden de defender Bilbao hasta el último hombre, en especial el cinturón industrial. Toralpy salió de la capital como comandante al mando de su batallón para alcanzar la línea Kalamua y Marquina-Echeverria.

El día 17 de junio estaba hablando por teléfono con las unidades que defendían Bilbao y anunciaba que estaban listos para la ofensiva a pesar del intenso fuego aéreo enemigo cuando llegó una visita a la caseta (txabola) que hacía de puesto improvisado de mando. Mientras saludaba a Víctor Frutos , un socialista nacido en Argentina y que llegó a Madrid con sólo 8 años para acabar siendo jefe de la VI Brigada del Ejército de Euzkadi, cayó herido: «Aún con las manos enlazadas vi como sus ojos se quedaban en blanco. Su rostro se contraía con un gesto de dolor, estaba ya inconsciente. Un trozo de metralla alargada, en forma de cuchillo y de unos 20 centímetros, asomaba a través del casco. Instintivamente traté de arrancarla, pero mi esfuerzo resultó inútil: estaba demasiado incrustada en su cabeza. Su corazón aún latía e inmediatamente una ambulancia lo trasladó al hospital. En el pensamiento de todos quedó que el comandante Toralpy había muerto». (Vicente Talón, Memoria de la Guerra en Euzkadi).

Tras caer Bilbao con la salida de las últimas tropas leales a la República la madrugada del 19 de junio y la entrada de la V Brigada Navarra al mando del general Juan Bautista Sánchez, los mandos republicanos dieron a Toralpy como caído en combate mientras su cuerpo estaba en el Hospital de Basurto. Sus documentos le daban como «muerto en campaña el 17 de junio de 1937». Tan seguros estaban que a su viuda se le concedió una pensión de manera inmediata.

El final fue más macabro. Al caer la ciudad, los heridos en los hospitales se convirtieron en prisioneros de guerra. En las ruedas de reconocimiento, Toralpy fue reconocido. Era un rostro popular por sus tiempos de portero y por su alta actividad política. Se decidió ‘salvar su vida’ para luego acabar con ella. Si moría antes iba a dar igual, sería fusilado el cadáver. Su cuerpo de deportista hizo que resistiera a la herida. Acabó de recuperarse en Algorta (Getxo). Había llegado el momento. El 7 de septiembre de 1937 fue entregado por las autoridades del hospital a las militares. Se le leyó la sentencia a muerte como «autor de un delito de alta rebelión por acción directa sin circunstancias modificativa de responsabilidad». La tapia del Cementerio Vista Alegre de Derio, donde fueron ejecutadas más de 400 personas tras la caída de Bilbao, fue lo último que vieron los ojos del Toralpy.

http://www.foroporlamemoria.info/2012/04/toralply-portero-del-athletic-fusilado-vivo-o-muerto/


Miguel Hernández, 70 años sin el poeta del pueblo…

abril 1, 2012

Tal día como hoy en 1942, el poeta murió enfermo en una cárcel de Alicante condenado por el franquismo

ALEJANDRO TORRÚS MADRID 28/03/2012

Tal día como hoy hace 70 años murió Miguel Hernández en la enfermería de una cárcel de Alicante. Preso y condenado por el franquismo por su declarada simpatía hacia la República, el poeta del pueblo, como era conocido, no superó una bronquitis mezclada con tifus y tuberculosis.

A día de hoy, 70 años después de su muerte, la obra del poeta está encerrada en la caja fuerte de un banco español después de que el Ayuntamiento de Elche, gobernado por el Partido Popular, decidiera romper de manera unilateral el convenio que unía el legado del poeta a la ciudad. El consistorio ilicitano alegó que era demasiado caro para mantener el convenio. Por su parte, los herederos reclamaron que fue una decisión política y no económica y denunciaron al consistorio ante la Justicia. “A Miguel Hernández, la derecha lo mató una vez y, ahora, lo ha vuelto a matar», señala Lucía Izquierdo, nuera del poeta.

“Es el aniversario más triste que me podía imaginar. No concibo que 70 años después de la muerte, su obra no esté al alcance de todos. En días como hoy, pienso en todo el sacrificio de su nuera y del resto de la familia para que la obra de Miguel esté al alcance de todos. Con la llegada del Partido Popular al Ayuntamiento hemos retrocedido 40 años”, apunta Izquierdo.

El poeta pastor, como es conocido en su Orihuela natal por su profesión, murió a los 31 años de edad. Tiempo suficiente para convertirse en uno de los poetas más grandes de la literatura hispana del siglo XX y para componer uno de los poemas más famosos de nuestros tiempos: Nanas de la cebolla. Esta pieza surgió cuando estando encarcelado por el régimen franquista recibió una carta de su esposa Josefina Manresa donde le decía que tan sólo tenía pan y cebolla para alimentar a su hijo.

Pablo Neruda, premio Nobel de literatura en 1971 y amigo del poeta, escribió tras su muerte: “Recordar a Miguel Hernández que desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz, es un deber de España, un deber de amor”. Sin embargo, el recuerdo a su vida, su obra y su muerte sigue generando fantasmas aun 37 años después de la caída del régimen franquista. «Miguel Hernández es inmortal y la derecha ya no lo puede callar», sentencia Izquierdo.

http://www.publico.es/espana/427525/miguel-hernandez-70-anos-sin-el-poeta-del-pueblo

 

 


La sombra de Isabelita Perón recorre Madrid…

enero 21, 2012

REPORTAJE: LA CLAUSURA DE MARÍA ESTELA MARTÍNEZ…

saludo fascista de Isabelita Perón- DIEGO GOLDBERG (SYGMA)

saludo fascista de Isabelita Perón- DIEGO GOLDBERG (SYGMA)

La tercera esposa de Juan Domingo Perón asumió la presidencia argentina tras enviudar. Detenida por una junta militar, fue liberada en 1981. Desde entonces reside en españa, donde trata de huir de sus fantasmas entre timbas con pastas, misas de precepto y reflexiones astrales con su amigo Octavio Aceves.

JUAN JESÚS AZNÁREZ 21/01/2012

Mario Rotundo, pícaro albacea de los bienes del expresidente argentino Juan Domingo Perón (1895-1974), se declaró testigo de la pesadilla supuestamente sufrida en España por la segunda viuda del caudillo gaucho: María Estela Martínez, Isabelita, que en 1973 accedió a la jefatura del Gobierno del país sudamericano por voluntad de Perón y sin otra preparación que la propia incompetencia. Los militares la derrocaron en 1976, y desde principios de los ochenta Madrid se convirtió en su residencia habitual.

 María Estela Martínez De Perón

Congenió con Pilar Franco, frecuentó al Opus Dei y saraos de Madrid y Marbella

«Sufrió mucho al ser detenida en 2007; necesitó ayuda psicológica», dice Aceves

«Ella dice que no entendía de política, que fue puesta en la presidencia por designio de Dios»

Verdades, misterios y fabulaciones convergen sobre la evanescente María Estela Martínez Cartas, de 80 años, que no sabe, no contesta, o se hace la loca cuando la prensa indaga sobre los episodios y responsabilidades de su pasado personal y político. La pesadilla mencionada por el albacea argentino habría ocurrido en los noventa: una noche madrileña, Isabelita despertó a Rotundo, que en esos años era su amigo, con el apremio de que acudiera a toda prisa a su domicilio de la calle de Casado del Alisal. Cuando entró en el dormitorio de la compatriota, la encontró de pie sobre la cama, pálida, desencajada, dando aterradores gritos. La alucinada habría dicho a Rotundo que durante media hora la habitación fue tomada por una luz cenital, intensa, envolvente, que salía de la cómoda donde guardaba el sudario de Eva Duarte de Perón, Evita (1919-52), primera viuda del general.

Rotundo, de 61 años, debió llevarse el mueble para que la perturbada dejara de chillar, según afirmó. «Por eso me da la risa cuando leo o escucho que López Rega [José, exministro y secretario privado de Isabel Perón, alias El Brujo] hacía acostar a Isabel junto al cadáver de Eva para pasarle su alma».

El delirio narrado por Rotundo, presidente de la nebulosa Fundación por la Paz y Amistad de los Pueblos, viene recogido en el libro El heredero del general, publicado en mayo del año pasado por el periodista Miguel Prenz, que no entra en valoraciones sobre la veracidad del relato. «En la historia que cuento, quienes podrían confirmarla o negarla murieron o prefieren callar», dice el autor, profesor de la escuela de periodismo TEA de Buenos Aires.

Analfabeta políticamente, el desgobierno de 632 días de Martínez de Perón, que sentó a militares gorilas en el Consejo de Ministros, facilitó el cuartelazo de 1976 y un terrorismo de Estado cuyos desmanes aún estremecen.

María Estela Martínez, bailarina de vocación, se casó con Juan Domingo Perón en España en 1961, donde habían decidido establecerse. El amancebamiento de la pareja repelía a las sotanas y monaguillos de la democracia orgánica, apostólica y romana de Franco. Fue nombrada vicepresidenta de Argentina el 12 de octubre de 1973, y el fallecimiento del fundador del peronismo en julio del año siguiente la colocó directamente en la presidencia, donde fue presa fácil de los conspiradores castrenses. La historiadora argentina María Sáenz Quesada dice en una biografía sobre su trayectoria que la Isabelita joven nunca representó al feminismo moderno y, contrariamente, exhalaba «un sabor añejo, casi machista». «Miren qué linda la señora, ¿qué me dicen de su vestido?», comentaba Juan Domingo Perón al paso de su señora por el Senado.

La presidenta, derrocada en marzo de 1976, arrancó su prolongada residencia española en el año 1983, cobijada por un franquismo residual deudor de Perón que había sido despachante de carne de la Pampa hacia la madre patria cuando esta padecía subdesarrollo. Isabelita congenió con Pilar Franco, hermana del Generalísimo; frecuentó sacristías del Opus Dei, mesas petitorias y alcurnias de otro siglo; hubo saraos y abolengos de Madrid y Marbella que se disputaron su presencia para vestir las tertulias. María Estela Martínez vivió en una mansión de Puerta de Hierro hasta su venta para sufragar el juicio por la herencia de Perón promovido por las hermanas de Evita, a las que debió pagar cerca de cuatro millones de euros. Al objeto de impedir que los bienes del caudillo almacenados en la casona, desde el sudario del desvarío hasta el capote de gala del general, pudieran ser objeto de nuevas reclamaciones, María Estela Martínez optó por donarlos ante notario madrileño a Mario Rotundo. La viuda se arrepintió pronto y quiso anular el trato, pero no pudo. Para entonces, el taimado adulador de Perón, quien supuestamente le había nombrado su albacea, ya había puesto a buen recaudo el patrimonio. Actualmente vende los objetos, más de 14.000, por Internet. El sudario fue comprado en 2004 en una subasta por el español Antonio Mata, entonces presidente de Aerolíneas Argentinas, para regalarlo al Congreso argentino.

El itinerario existencial de la señora discurre hoy plácido, monacal, encarrilado en el conservadurismo y en una rutina de ancianidad apenas rota por esporádicas merendolas y reuniones con amigas y comadres de salón de belleza. Coqueta y frugal, juega a cartas, charla con su amigo Octavio Aceves y sus asesores fiscales y abogados la tienen al día. Ocasionalmente, pega la hebra con las caritativas damas del rastrillo Nuevo Futuro, en cuya mesa de famosos colabora con donativos y filantrópicas manualidades. Leandro de Borbón, hijo natural del rey Alfonso XIII, ha sido compañero de cuestación. La embajada argentina asegura saber poco sobre los hábitos de una mujer que cumplió seis años de reclusión en su país tras la asonada de los generales genocidas. «Los militares la quisieron asesinar mientras estuvo detenida», afirma un argentino que la frecuenta. «Fue después de una intervención quirúrgica de ovarios. Se llegó a decir que la vaciaron y le dejaron las gasas del quirófano dentro para que se muriera».

La clausura de la anciana en Villanueva de la Cañada sufrió un sobresalto el 12 de enero de 2007, cuando la policía acudió a su domicilio después de que la justicia argentina hubiera pedido su extradición por supuestos delitos de lesa humanidad durante su presidencia. Denegada la entrega, Isabelita, ciudadana española desde 2000, pudo regresar a su cenobio madrileño, a las misas de precepto y a las timbas con pastas y reflexiones astrales. «Sufrió mucho al ser detenida y necesitó ayuda psicológica. Ese proceso le pareció inverosímil y la consumió», se duele el hispano-argentino Aceves, con despacho profesional de vidente. «La conozco desde hace más de 30 años. Fue una víctima de las circunstancias. Contrariamente a lo que algunos creen, es muy culta y divertida, muy afectiva, que ayuda a los amigos. A mí me ha ayudado mucho, incluso económicamente». El adivino es generoso, superlativo, en el elogio de la amiga y en la negación de que fuera bailarina de cabaré y de teatrillos de tercera cuando conoció a Perón en Panamá en 1955. «Isabel ha bailado danza clásica desde que era jovencita. Llegó a bailar en el teatro Colón. Todavía es capaz de hacerme posturas de ballet con 80 años. Le pides hoy en día que te haga una pose y te la hace. Pone los pies donde hay que ponerlos y levanta la pierna hasta la altura del hombro. Camina erguida, y se mantiene guapa. Tiene una agilidad fantástica», agrega Aceves.

Pero si María Estela Martínez Cuartas nunca rebatió públicamente las calumnias de quienes casi la llamaron furcia de garito, tampoco se manifestó muy combativa en la defensa de su inocencia política. Le llovieron las acusaciones y demandas de quienes atribuyen a su nulidad como presidenta, cuando no a la complicidad por acción u omisión, el nacimiento de la criminal Triple A (Alianza Anticomunista Argentina): los escuadrones ultraderechistas concebidos por quien fuera su ministro de Bienestar Social José López Rega, El Brujo, responsables de cientos de atentados y asesinatos. Les tomaron el relevo los verdugos uniformados de la dictadura militar (1976-1983), que acabaron con la vida de más de 20.000 personas en los calabozos de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) de Buenos Aires y otras dependencias castrenses.

El abogado argentino Carlos Slepoy piensa que María Estela Martínez de Perón se hace la pendeja y la enferma bipolar, y establece una analogía entre la postración física y psiquiátrica esgrimida por sus abogados durante las citaciones judiciales de hace cinco años y los argumentos de la defensa de Augusto Pinochet en Londres, en 2000, para evitar su entrega a Chile. Nada más aterrizar en Santiago, el dictador chileno saltó de la silla de ruedas.

«Ella dice que no se enteraba de nada, que no entendía de política, que fue puesta en la presidencia por designio de Dios», dice Slepoy. «Pero de ninguna manera puede alegar desconocimiento. Sabía perfectamente lo que ocurría en Argentina». Baltasar Garzón la citó como testigo en 1997 y llegó a la conclusión de que María Estela Martínez de Perón poco pudo decidir porque otros, fundamentalmente los generales y sus cómplices en la vida civil, lo hicieron en su nombre.

Para el abogado español Antonio Hierro, que fue miembro del Tribunal Supremo y la defendió hace cuatro años, el capítulo reabierto por la justicia argentina está cerrado. «Las resoluciones de la Audiencia Nacional denegando la extradición ganaron firmeza con arreglo a nuestras leyes y, como usted entenderá, se acabó el asunto». No acabó para los jóvenes argentinos de la asociación HIJOS, víctimas de la Triple A y de la dictadura militar, que un día empapelaron los accesos a su chalé en la urbanización Mocha Chica de Villanueva de la Cañada con exigencias de juicio y castigo: «Aquí vive una genocida», escribieron en un afiche.

María Estela Martínez todavía es pieza apetecible para aquellos que, como Rotundo, pleitean por el resto de los bienes de Perón y por los millones supuestamente ingresados en cuentas suizas y españolas. De hecho, la jueza Pilar Saldaña, del Juzgado de Instrucción de Móstoles, ordenó en 2007 el embargo de los bienes de Isabelita en respuesta a una reclamación judicial del albacea. «La jueza Saldaña no va a decir nada, pero, de todas formas, su sentencia fue recurrida ante la Audiencia Nacional, y una resolución definitiva puede tardar tiempo», precisan fuentes de ese juzgado.

Como el tiempo es valioso, Isabelita lo aprovecha virtuosamente, según sus amigos. Le encanta hablar sobre ópera y música de cámara, y se conserva estupendamente para su edad. No camina como una abuela, sino erguida, ágil, cuentan. Isabelita fue una víctima de las circunstancias. ¿Y por qué no atiende a la prensa para explicarse? «Pues porque está harta de que le pregunten sobre Perón». Está harta de que le pregunten por Juan Domingo Perón y, muy a su pesar, por los asesinatos cometidos por pistoleros con licencia para matar durante su Gobierno.

El País.com

http://www.elpais.com/articulo/Revista/sabado/sombra/Isabelita/Peron/recorre/Madrid/elpepirsa/20120121elpepirsa_3/Tes


Una, grande y rica…

noviembre 20, 2011

Franco ató con más eficacia el futuro de la familia que el del país. la fortuna que su familia conserva hoy prueba que la democracia la ha tratado infinitamente mejor que el dictador a la democracia. Mañana se cumple el aniversario de su muerte por primera vez sin actos de exaltación hacia su figura

TEREIXA CONSTENLA 19/11/2011

Hace 36 años, el 20 de noviembre de 1975, los Franco perdieron todo el poder, pero retuvieron algo más importante: el dinero. Como icono, los Franco se desmoronaron con el franquismo. De la cúspide, de ser el perejil de cada cóctel y la escopeta de cada cacería, cayeron por unos años en el foso de los apestados sociales, aquellos a quienes conviene rehuir porque contaminan. Malas compañías. Lo peor en un país proclive a favorecer arribistas sociales. Golpeados por la súbita pérdida de privilegios, unos se dieron al victimismo, otros se replegaron discretamente y alguno hubo que jugó a la provocación, incapaz de admitir que la democracia les estaba tratando infinitamente mejor que el dictador a la democracia.

«MI ABUELO ERA SOCIALISTA Y LEGALISTA»

REGALOS PÚBLICOS EN MANOS PRIVADAS

 Francisco Franco Bahamonde

Francisco Franco Bahamonde

Franco, rodeado por sus nietos

 
 El Caudillo, retratado en el palacio de El Pardo rodeado por sus nietos; de izquierda a derecha, Jaime, Carmen, Arancha (de espaldas), Mariola y Cristóbal. Abajo, el pazo de Meirás fotografiado en su primer día de puertas abiertas, el 25 de marzo de 2011.- GABRIEL TIZÓN
 
La duquesa de Franco y marquesa de Villaverde

 
 En 1978, la duquesa de Franco y marquesa de Villaverde convocó una rueda de prensa en su domicilio madrileño para explicar por qué pretendió trasladar de España a Suiza 31 medallas y siete insignias que finalmente quedaron retenidas en el aeropuerto de Barajas.- MARISA FLÓREZ
 
La familia Franco, en el funeral del marqués de Villaverde

 
 La familia en 1998, en el funeral del marqués de Villaverde, en la Almudena. De izquierda a derecha, José Cristóbal, Carmen Franco, Carmen Martínez Bordiú, Arancha, Merry y Mariola. Detrás, Francisco Franco y Jaime con su esposa Nuria March.- LUIS TORRES (EFE)

Carmen Franco está al frente de sociedades domiciliadas en su propia casa

Cuatro días de visita al Pazo de Meirás al mes es el único arañazo público a su patrimonio. La Xunta de Galicia lo cerró en agosto para el veraneo de la familia

Su viuda, Carmen Polo, cobró hasta su muerte una pensión superior al sueldo de los presidentes Adolfo Suárez y Felipe González. Su única hija y su marido disfrutaron de pasaporte diplomático hasta que caducó en 1986. El Rey les obsequió con un nuevo título nobiliario: el ducado de Franco. Hacienda no investigó sus cuentas. No fueron empujados al exilio, ni su fortuna fue confiscada, como le ocurrió a la familia del dominicano Leónidas Trujillo tras su asesinato en 1961. Ni siquiera aquellos bienes que Franco había recibido como jefe del Estado y que, en puridad, deberían engrosar el patrimonio nacional fueron reclamados por los nuevos gobernantes. A diferencia de los descendientes de Pinochet -procesados por malversación en 2007-, nadie les molestó. Tampoco cuando jugaron con la extrema derecha y encabezaban nostálgicos actos el 20-N. Los Franco se salvaron por uno de los sumideros conciliadores de la Transición.

Mañana se cumplirá el aniversario de la muerte de Franco sin actos de exaltación por vez primera en 36 años. Se han prohibido para que no interfieran en la jornada electoral. Habrá, sin embargo, la tradicional misa en el Valle de los Caídos en memoria del dictador, a la que, previsiblemente, asistirá su hija, Carmen Franco Polo, actual cabeza del emporio inmobiliario tejido por la que fuera primera familia española durante décadas. Precisar su patrimonio es complejo. En el guion de los ricos va escrito en letras mayúsculas la opacidad. Carmen Franco está al frente de sociedades domiciliadas en su propia casa de la calle de los Hermanos Bécquer (Madrid), que gestionan alquileres de pisos, explotan aparcamientos (Atocha 70, por ejemplo) y realizan actividades inmobiliarias y financieras, como Fiolasa, Montecopel, Sargo Consulting o Centro de Agentes Unidos del Calzado Español. Algunas nacieron en democracia, otras se arrastran de los opacos tiempos del régimen.

En los 36 años transcurridos desde la muerte del dictador, los Franco no han destacado como emprendedores o linces de los negocios. Hasta que la epidemia del ladrillo les engordó las cuentas gracias a la recalificación en 2003 de la finca Valdefuentes, cerca de Madrid, habían tenido que ir aligerándose de patrimonio para mantener su tren de vida. Lo describió gráficamente el marqués de Villaverde en 1989: «Llega un momento determinado en que una vaca se queda sin leche y hay que comerse la vaca». Noqueados seguramente con su nuevo papel en la vida, en las primeras décadas hubo sonadas pifias: a Francisco Franco lo detuvieron por furtivismo y le investigaron en Chile por estafa, Cristóbal picoteó en diversos entornos sin sentirse cómodo en ninguno (a los anales pasará su famosa frase, proferida cuando pertenecía al Ejército: «El uniforme me pone cara de gilipollas», dicho lo cual el teniente tardó dos telediarios en colgar los avíos) hasta que se casó con la modelo y presentadora Jose Toledo; y la madre del clan fue sorprendida en Barajas sacando monedas de oro e insignias para Suiza que juró en rueda de prensa que irían destinadas a un reloj. Un tribunal la exoneró de pagar la multa por contrabando de 6,8 millones de pesetas.

La vida privada de la mayor, Carmen Martínez-Bordiú, alimentó grandes morbos, teniendo en cuenta que mientras que el país optaba por la vía reformista de la Transición, ella se inclinaba por el rupturismo sin contemplaciones. Abandonó a su primer marido, Alfonso de Borbón, y a sus dos hijos para irse a vivir en París con el anticuario Jean-Marie Rossi, con quien tuvo una hija, Cynthia. Hoy, casada con el cántabro José Campos, sigue siendo la que tiene el perfil más público del clan por sus amoríos y sus exclusivas. Tal vez sea la menos esclava del pasado, ya que ha ido poniéndose la vida por montera a la vista de todos. Es el polo opuesto al grupo de hermanos que eligió la discreción como seña de identidad: Mariola, arquitecta sin ejercicio, casada con Rafael Ardid, nieto de un republicano represaliado; Mery (sin doble erre), que huyó de lo público como un hurón después de la terrible experiencia de estar casada con Jimmy Giménez-Arnau, y Arancha, casada con el abogado coruñés Claudio Quiroga. De forma sorprendente, en los últimos años ha irrumpido con brío en el mundo de la carnaza del entretenimiento Jaime, el benjamín, abogado, exmarido de la modelo Nuria March, denunciado por malos tratos por su novia Ruth Martínez, vendedor de exclusivas en programas basura, adicto a la cocaína y contumaz protagonista de trifulcas violentas.

Para Mariano Sánchez Soler, el periodista que mejor conoce el devenir de los negocios de la familia (publicó un libro, Los Franco S. A., en la editorial Oberon, que es obligada biblia para cualquiera que esté interesado en el tema), las propiedades de los Franco superaban con creces los mil millones de pesetas en 1975. En las siguientes décadas se comieron «algunos trocitos de vaca» y vendieron varios inmuebles, incluido el palacio del Canto del Pico o el chalé que Carmen Martínez-Bordiú transmitió a los embajadores de Venezuela por 150 millones de pesetas. Otra estimación de su fortuna fue ofrecida por Joan Herrera (IU-Iniciativa per Catalunya Verds) en el Congreso de los Diputados el 25 de septiembre de 2007: «Con un sueldo de humilde general, la familia atesoró más de 60.000 millones de las antiguas pesetas». Herrera había presentado una iniciativa para reclamar un inventario de las propiedades en manos de los Franco que eran patrimonio del Estado y que se estudiasen las vías jurídicas para recuperarlas. «Mucha gente que no entiende cómo la familia Franco puede tener tanta fortuna y el Estado quedarse de brazos cruzados, no entenderá que no aprobemos algo de sentido común: que auditemos lo que tienen, que intentemos recuperar lo que era del Estado y que ayudemos a la Xunta a conseguir entrar en el pazo de Meirás». No prosperó.

La petición de Herrera se había tramitado al calor de lo que estaba ocurriendo con el pazo de la escritora Emilia Pardo Bazán en Sada (A Coruña), comprado mediante colecta forzosa y regalado a Franco en 1937. Un Gobierno bipartito gallego (PSOE-BNG) lo declaró en 2008 bien de interés cultural y obligó a abrirlo al público. Aunque la familia se resistió todo lo que pudo, los tribunales finalmente ordenaron a Carmen Franco que permitiese las visitas cuatro días al mes. Hay lista de espera para pasear por estancias atiborradas de piezas de caza, donde la esencia de Franco se ha comido la de Pardo Bazán. El refuerzo de la seguridad privada en esos días recae sobre el bolsillo de la Xunta, que además permitió cerrar el pazo el pasado agosto para que la familia veranease en él sin contratiempos. Cuatro días de visita al mes al literario pazo es, pues, el único arañazo de lo público sobre el patrimonio privado de los Franco.

La confusión entre una cosa y otra fue total durante el régimen. Franco exhibía la austeridad propia de un africanista, mientras de su familia podríamos decir que no había hecho la mili. Su mujer compraba pisos en las zonas más selectas de Madrid, como el citado edificio de la calle de los Hermanos Bécquer o apartamentos en el paseo de la Castellana, con el objetivo de regalarle uno a cada nieto. El marqués de Villaverde participaba en decenas de empresas por el mero hecho de ser el yernísimo (entre otras: MKT Plasco, Waimer, Metalúrgica Santa Ana, Sanitas, Climesa, Siderúrgica del Norte…). Los españoles inundaban de regalos al general. De todo tipo. Banales y valiosos. Un día, un rebaño de ovejas; otro, el palacio del Canto del Pico, en Torrelodones.

Paremos en él. Legado por el conde de las Almenas a Franco por haber puesto a España en el camino del que nunca debería haberse apartado, fue declarado museo del Estado en 1955, en buena parte fruto de la rapiña de otros monasterios y castillos (esa es otra historia). En este edificio, donde Antonio Maura murió y el general Miaja dirigió la batalla de Brunete, se almacenaron durante años los presentes entregados a Franco. Hasta que la Transición trajo consigo el saqueo anónimo de su contenido, el desinterés de la familia y finalmente su conversión en liquidez. Carmen Franco lo vendió por 320 millones de pesetas a un empresario hotelero en 1988.

El Canto del Pico es el perfecto ejemplo del ventajismo de la familia, que aprovechó la nula separación de la esfera pública de la privada durante el régimen. El dictador derogó la ley de patrimonio de la Segunda República, que en 1931 se había incautado de bienes privados de la familia real, y dictó en su lugar una vaga norma. Según los expertos, no decía ni blanco ni negro, no establecía fronteras entre lo que debía ir a parar al bolsillo de Franco o al del Estado. Y donde no hablaba la ley, actuó la familia: los regalos al jefe del Estado de cuatro décadas han cimentado parte de la fortuna personal de los Franco. Similar trato recibieron todos los documentos del militar, que sus descendientes se llevaron consigo hasta que se depositaron en la Fundación Francisco Franco, donde durante años vetaron el acceso a los investigadores de fidelidad no acreditada. La digitalización de los fondos, pagada con una subvención del Gobierno en tiempos del PP, permitió que el Estado se hiciese con una copia que puede consultarse en el Centro Documental de la Memoria Histórica, en Salamanca, aunque sin la certeza de saber si el material ha sido expurgado respecto al original.

En su día, el dictador había temido por los suyos. Desconfió que, tras su muerte, peligrase su fortuna y se curó en salud. Jamás lo sabría, pero ató con más eficacia el destino de su familia que el de su país. Mariano Sánchez Soler asegura que Franco legó en su testamento dos millones de pesetas (12.000 euros) a cada nieto (Carmen, Mariola, Francisco, Mery, Cristóbal, Arancha y Jaime), la cantidad resultante de sus ingresos como militar. El chocolate del loro. Lo jugoso estaba en manos de su hija, Carmen Franco Polo, y sociedades controladas por testaferros como José Luis Sanchiz, tío del yerno del dictador, el marqués de Villaverde, desde antes de 1975. Otras propiedades, como el palacio coruñés de Cornide, figuraban a nombre de su esposa desde que Pedro Barrié de la Maza, pagado con el título de conde de Fenosa, acudió a una subasta amañada para comprar el edificio y regalárselo a Carmen Polo.

Incluso su nieto Francisco Franco Martínez-Bordiú confiesa su sorpresa al descubrir la extraña maniobra legal que ejecutó el dictador para blindar la titularidad de su hija sobre la finca Valdefuentes, una explotación de 850 hectáreas entre Móstoles y Arroyomolinos, comprada en 1952 a Luis de Figueroa, conde de Romanones, mediante un intermediario (el citado Sanchiz). La propiedad, adquirida originalmente para alojar un rebaño de ovejas que alguien donó a Franco, se convirtió, gracias a la última juerga inmobiliaria de la democracia, en el maná del clan, feliz ante la decisión del Ayuntamiento de Arroyomolinos de recalificar 3,3 millones de metros cuadrados rústicos como urbanizables para construir viviendas, un centro comercial y un polígono industrial junto al complejo Xanadú. En vida, el dictador prohibió su desarrollo urbanístico y experimentó con cultivos, uno de sus pasatiempos predilectos por su cercanía a Madrid, incapaz de imaginar que la Transición la mudaría en plató de películas eróticas y de terror por decisión de su nieto favorito, Francisco, y que la explosión inmobiliaria de comienzos del siglo XXI la convertiría en un gigantesco pelotazo. El futuro familiar, a la postre, quedó bien atado.

 

«MI ABUELO ERA SOCIALISTA Y LEGALISTA»

La única ley feminista de Franco se gestó para saciar su ego masculino: en 1954 se aprobó una norma que permitía cambiar los apellidos -y anteponer el de la madre- para facilitar que su tercer nieto -y primer varón- pudiese heredar su nombre. De justicia es aclarar que la propuesta partió del conde de Argillo, padre del marqués de Villaverde, procurador en las Cortes franquistas y consuegro jabonoso. Nadie entonces barruntaría que con el tiempo sería una losa tan pesada como la cruz del Valle de los Caídos. Francisco Franco Martínez-Bordiú se ha avergonzado a menudo al escuchar que le llamaban por megafonía y ha soportado decenas de chistes telefónicos, coronados con el clásico «y yo soy Colón, claro». A punto de cumplir 67 años, ha decidido que es hora de reivindicar en público al hombre que le dio el nombre y que le contagió la devoción por la caza y la pesca. Y al que no considera un dictador.

En ‘La naturaleza de Franco’ (La Esfera de los Libros) proporciona el amable semblante de un abuelo en su faceta privada visto por su nieto favorito. Comprensible. El dislate arranca cuando el Franco nieto da pinceladas del Franco público. «Y del mismo modo que no temo afirmar que mi abuelo era un socialista, tampoco creo que esté cegado por la cercanía y el cariño cuando afirmo que también fue uno de los mayores conservacionistas del país». Este protector de hombres, animales y plantas fue también un «legalista» convencido y un defensor de la meritocracia. Prueba de ello, según su nieto, es que «no le importaba que a algunos ministros le gustasen los señores» y que mantuviese algunos cargos públicos en la universidad o la justicia que no simpatizaban con él. Se olvida de citar, sin embargo, a los miles de funcionarios depurados de un tajo por su dudosa fidelidad al régimen y de la persecución legal de homosexuales, internados a veces en centros especiales donde les sometían a salvajes tratamientos para «curarles».

La historia vuelve a saltar por los aires en otros pasajes del libro donde afirma que defendía las lenguas «regionales» -el gran ejemplo es que los marineros del ‘Azor’ hablaban gallego y euskera- y que fue un gran protector de judíos durante la Segunda Guerra Mundial. (Cita algunos diplomáticos franquistas que salvaron vidas -los hubo-, pero olvida el campo de concentración de Miranda del Ebro donde se internaron a miles de refugiados que huían de los nazis). En conclusión: «Yo no conocí al autócrata, ni tampoco al héroe de Africa o de la cruzada nacional. Para mí solo era mi abuelo».

 

 

REGALOS PÚBLICOS EN MANOS PRIVADAS

Pazo de Meirás. En diciembre de 1939, con pompa eclesiástica, la Diputación de A Coruña entrega el título de propiedad de las Torres de Meirás en «ofrenda-donación al fundador del Nuevo Imperio, jefe del Estado, Generalísimo de los Ejércitos y Caudillo de España». La propiedad de 66.792 metros cuadrados, ubicada en Sada (A Coruña), había sido refugio de la escritora Emilia Pardo Bazán. Se compra en plena Guerra Civil gracias a donativos públicos y una colecta forzosa. Se regala a Franco, aunque figura a nombre de su esposa, Carmen Polo.

Palacio del Canto del Pico. Construido en 1920 en Torrelodones (Madrid) sobre una finca de 820.000 metros cuadrados del conde de las Almenas, que decidió legársela a Franco «aun cuando no tengo el gusto de conocerle, por su grandiosa reconquista de España», según consta en el Registro de la Propiedad de San Lorenzo de El Escorial. Carmen Franco lo vendió por 320 millones de pesetas (1,9 millones de euros) en 1988.

Casa de Cornide. Adquirida en subasta en 1962 por Pedro Barrié de la Maza, fun-dador de Fenosa y propietario del Banco Pastor, íntimo de Franco, que la cedió a Carmen Polo. Aún sirve de residencia de verano de la familia en A Coruña.

http://www.elpais.com/articulo/Revista/sabado/grande/rica/elppor/20111119elpepirsa_1/Tes


Poema de Luis Cernuda a un brigadista…

noviembre 13, 2011

03 nov 2011

José Iturmendi, ex decano de la Facultad de Derecho, aspiró al rectorado de la Universidad Complutense en las pasadas elecciones. Fue derrotado por José Carrillo, que el pasado 22 de octubre inauguró un monumento a las Brigadas Internacionales en el campus de la citada universidad, donde muchos de estos voluntarios perdieron la vida defendiendo a Madrid de los bombardeos nazis. En esa misma fecha, Iturmendi comentó en el diario La Razón que con ese monolito en honor de los voluntarios extranjeros que lucharon contra el fascismo en la Guerra de España, Carrillo pretendía “reescribir de manera unilateral la memoria histórica” y que tal monumento “no es pertinente, adecuado ni oportuno puesto que no conmemora algo pacífico”.

Las palabras del ex decano de la Facultad de Derecho parecen haber surtido su efecto el pasado fin de semana. Sobre el monolito apareció una pintada en la que sus autores califican de asesinos a quienes acudieron a defender la segunda República contra el golpe de Estado franquista y los regímenes fascistas de Alemania e Italia que lo apoyaron. Esa rebelión armada contra el estado de derecho legítima y democráticamente instaurado es lo que, como bien debería saber el señor Iturmendi, nunca se debió conmemorar, aunque aquí lo estuvimos haciendo y padeciendo durante casi cuatro décadas.

Pocos años antes de morir, como refleja Antonio Rivero Taravillo en su muy documentada biografía en dos tomos de Luis Cernuda (Ed. Tusquets), visitó el poeta una universidad de los Estados Unidos con objeto de leer allí algunos de sus poemas. Fue en ese acto, al terminar su recital, cuando Cernuda se encontró con un ex soldado voluntario de la Brigada Lincoln que lo vino a saludar con la emoción reverdecida por la evocación que los versos habían sembrado en su memoria.

No espero que quienes pretendieron enlodar la memoria de esos luchadores en el campus de la Complutense lean ese poema, escrito por Cernuda en su hotel la misma noche del encuentro con el brigadista, pues probablemente su sensibilidad esté embotada para tales menesteres, pero que un profesor de Derecho ignore, pase por alto o desprecie el significado de esos versos y los manche con su opinión acerca del proceder de aquellos voluntarios me parece desolador y vergonzoso. El poema se titula 1936 y termina así:

Gracias, compañero, gracias
por el ejemplo. Gracias por que me dices
que el hombre es noble.
Nada importa que tan pocos lo sean:
Uno, uno tan sólo basta
como testigo irrefutable
de toda la nobleza humana.

Público.es

http://blogs.publico.es/felix-poblacion/453/poema-de-luis-cernuda-a-un-brigadista/


Miguel Hernández, de ida y vuelta

noviembre 13, 2011

El Ayuntamiento de La Zubia, del PP, borra al autor de ‘Nanas de la cebolla’ del callejero y, tras las críticas, propone rebautizar la biblioteca con su nombre

VALME CORTÉS – Granada – 13/11/2011

El Ayuntamiento de La Zubia, en el área metropolitana de Granada, ha decidido eliminar el nombre de Miguel Hernández de una de las calles más céntricas del municipio. Se vuelve a llamar calle Real, que es como la conocen coloquialmente los vecinos de más edad del pueblo. Las quejas por este gesto del equipo de gobierno municipal, donde desde mayo tiene el mando el PP con el apoyo de un grupo escindido de ese partido (APZ), proceden tanto de los grupos de la oposición de La Zubia como del Ayuntamiento de Orihuela (Alicante), de donde era natal el poeta. En el próximo pleno, los oriolanos decidirán si reprueban la iniciativa del Consistorio granadino que rige Antonio Iglesias.

El concejal de Urbanismo y primer teniente de alcalde en La Zubia, José Torregrosa, dice estar «sorprendido» por la trascendencia que ha alcanzado el asunto. Además del nombre de Miguel Hernández también se va a quitar del callejero al Che Guevara y al anarquista Buenaventura Durruti. El cambio no se hará hasta que pasen las elecciones autonómicas para evitar cualquier incidencia con las votaciones. Por tanto, será después de marzo cuando se inicie el trámite para renombrarlas, una decisión que ya se aprobó en pleno municipal. Las calles se volverán a llamar Real, Garzón y Atarazana, respectivamente.

Torregrosa justifica la decisión y explica que se trata de tener en cuenta «el uso y la costumbre» de la gente del pueblo. «No lo hemos cambiado por el de otra persona, político o gobernante, sino que volvemos al nombre con el que realmente se refiere a ella la gente de La Zubia». Esa denominación tiene siete décadas. Antes de llamarse Miguel Hernández su nombre era Queipo de Llano. Fue la primera corporación democrática la que acordó sustituir al general por el poeta alicantino. Después ha gobernado el PP en La Zubia y «no ha tomado esa decisión de cambiarlo, por eso no lo entendemos ahora», explica la exalcaldesa y actual portavoz socialista, Mercedes Díaz.

IU se opone también a la medida y cree que el gobierno «ha borrado por decreto su memoria, su vida dedicada a luchar por la democracia». La coalición de izquierdas ve en el gesto una «venganza de la derecha rancia» que elimina del callejero a «un símbolo de la batalla del pueblo español por alcanzar la democracia», según manifestó en el pleno el portavoz adjunto, Antonio Arquelladas. IU cuestiona además el coste económico de la iniciativa que no se va a traducir en una mejora en la situación «de miles de zubienses en paro».

La calle, que atraviesa el casco histórico, conserva todavía placas con la denominación calle Real sobre la puerta de algunas de las casas. Quienes ahí viven reconocen los dos nombres: «Es Miguel Hernández, pero también se le conoce como calle Real». El municipio, a solo cinco kilómetros de Granada, tuvo un gran crecimiento en las últimas décadas y ahora solo el tercio del total de sus habitantes (17.800) ha nacido en él. Por eso no tiene explicación que el cambio sea por el uso, agrega Díaz, quien incluso hubiera aceptado una denominación mixta «calle Real Miguel Hernández». Como protesta leerá un poema antes de cada pleno.

PSOE e IU aseguran que el PP quiere borrar al poeta pastor del callejero por lo que representa su figura. El actual gobierno municipal mantiene que solo pretende «recuperar nuestra identidad y no excluir a nadie». Los vecinos, en muchos casos, viven ajenos a la polémica, pero el Ayuntamiento, consciente del revuelo político, rectifica a su manera y va a proponer que la biblioteca municipal lleve el nombre del autor de Nanas de la cebolla para evidenciar, según el concejal, que en La Zubia no tienen «nada contra el poeta».

El País.com

http://www.elpais.com/articulo/andalucia/Miguel/Hernandez/ida/vuelta/elpepuespand/20111113elpand_5/Tes

 

 


Mis recuerdos de la División Azul…

noviembre 13, 2011

EL PAÍS desempolva los diarios de Luis García Berlanga durante su estancia en el frente ruso – Son cuadernos repletos de escritos políticos, poemas y dibujos

GREGORIO BELINCHÓN – Madrid – 13/11/2011

Luis García Berlanga, en primer plano y con bigote

Luis García Berlanga, en primer plano y con bigote, en el Ejército español en una imagen sin fechar ni localizar.-

Anotaciones, dibujos y un autorretrato de Luis García Berlanga

Anotaciones, dibujos y un autorretrato de Luis García Berlanga en uno de sus diarios.- LUIS SEVILLANO

Uno de los cuadernos ni siquiera tiene tapas y el hilo que cose las páginas vive sus últimos estertores. Es el más antiguo, porque en él están los apuntes del colegio y los poemas escritos aún en España, entre ellos el dedicado a Federico García Lorca. El otro, una libreta con las páginas pegadas por su borde superior, todavía conserva la contraportada. Le quedan algunas hojas en blanco y es menos abigarrado que el anterior. Además les acompañan unas hojas sueltas: un pequeño diploma para María García García del colegio Sagrado Corazón de Jesús, cuyo envés aprovechó su hermano para escribir, y un papel de carta en el que aparece impreso un membrete que dice: «Diputado republicano por Valencia». Recién sacados de la caja fuerte, y encima de una mesa para ser fotografiados, parecen papeles viejos sin más. Y sin embargo pueden ser considerados como una piedra Rosetta del cine español: son los diarios escritos por Luis García Berlanga durante su estancia en el frente ruso en la División Azul a sus 20 años. Tocarlos infunde temor y respeto: su autor los conservó durante 70 años. Por algo sería. En ellos está sus primeras berlangadas, sus escritos políticos marcados por una visión romántica de la Falange, críticas de cine, una novela, múltiples reflexiones, decenas de dibujos… y sobre todo poemas, muchos poemas, casi todos dedicados a su amor de juventud, Rosario Mendoza, una de las razones por las que Berlanga se alistó en la División Azul. «Porque, en el fondo, Luis quería ser poeta», cuenta Basilio Rodríguez, presidente del Pen Club en España, dueño de la editorial Sial, y responsable de la publicación de estos cuadernos. Hoy domingo se cumple un año del fallecimiento del cineasta español y es la primera vez que estos diarios salen a la luz pública.

 Hoy se cumple un año de la muerte del gran cineasta

Todo el material formará parte de un libro de próxima publicación

«En mi familia no sabíamos ni que existían», asegura José Luis García-Berlanga, el primogénito del cineasta. «Hasta que un día me llamó Miguel Losada, me habló de un editor que los tenía y que quería publicarlos y me sobresalté: ‘¿Quién los tiene y por qué?’. Yo los tengo porque me los dio su padre, pero siempre tuve claro que no eran un regalo, sino que me los había entregado para su publicación», cuenta Rodríguez. En 2006, él era uno de los amigos más jóvenes de García Berlanga. «Nos juntábamos a comer en una trattoria italiana enfrente de su despacho en Madrid en unos encuentros muy informales. Entre los comensales estaban escritores como José Alcalá-Zamora, Luis Alberto de Cuenca o Andrés Aberasturi, y en ocasiones se unían las poetisas Beatriz Russo, Sol de Diego y Pura Salceda, chicas carnales que tocaban el tema del erotismo en su escritura como a Berlanga le gustaba. En uno de esos almuerzos Luis me dijo que tenía mucho material poético, y creo que fue en el tercer o cuarto encuentro cuando ya me confesó que deseaba publicarlo, pero que antes necesitaba corregirlos: no quería caer en el ridículo. Yo me ofrecí a transcribirlos, para que él después los editara. Colaboré con él en el primer premio de literatura erótica de Madrid, en otros actos parecidos y un día me llevó a su casa, me enseñó estos materiales, metidos en una caja en el altillo de su casa de Somosaguas, junto a otras cosas, como una espectacular colección de literatura y revistas eróticas, o un montón de zapatos femeninos, como gran fetichista».

José Luis García-Berlanga corrobora esa visión del editor. «En ese desván hay una colección fascinante, de primera calidad. A mi padre le conocían en las principales librerías europeas por su afán coleccionador. Hasta tenía un carné especial de la librería neoyorquina The Strand, con el que le dejaban subir al piso donde guardan el erotismo. Pero no creo que haya mucho material cinematográfico, salvo muchas revistas de cine y algún guion más. Todo está a la espera de que iniciemos una fundación Berlanga».

Rodríguez recibió los manuscritos. «Desde el primer momento tuve conciencia de su gran valor: es historia viva de él y de España. Los llevó en su zurrón y los guardó durante siete décadas. Pero cuando empezamos la labor, cuando empezó a hablar de los poemas que quería publicar, se rompió la cadera, se enclaustró en casa y se nos impidió a los amigos acceder hasta él. Nos cortaron la comunicación». Los originales acabaron en la caja fuerte del editor. «Yo no podía editarlos sin un consentimiento».

Aquí entra Miguel Losada, el responsable de la sección de cine del Ateneo de Madrid, poeta publicado por Rodríguez y experto en cine. Ambos planean sacar una colección cinematográfica, la Colección Lumière, para otra editorial de Rodríguez, Pigmalión. Deciden arrancarla con estos cuadernos y aguardar a que Berlanga mejore. Esperan dos años. Pero Luis García Berlanga fallece el 13 de noviembre de 2010. «Tras el lógico duelo, Miguel, que conoce a José Luis, habla con él. Sí, recibí varias ofertas económicas muy jugosas; sin embargo, siempre fui consciente de que no eran míos, que me los dejó en depósito». Tras la primera sorpresa, la familia Berlanga accede a su publicación. «Yo solo he visto los facsímiles, nunca el original», dice García-Berlanga, «pero me parece un material fundamental para entender a mi padre». El libro se presentará el próximo día 23 en un acto en la Academia de Cine, donde Rodríguez devolverá los cuadernos a los Berlanga. «He editado 500 libros; este es para mí como un hijo», confiesa su responsable. La edición, cuidada, tiene la transcripción casi completa de los diarios y muchas de sus páginas, estallidos de dibujos, de color y de textos comprimidos, se reproducen en formato facsímil.

Losada ha estado seis meses leyendo con lupa esas páginas, en realidad sus facsímiles, porque los originales estaban a buen recaudo en la caja fuerte, para hacer la transcripción. «Conocí a Berlanga hace como poco 15 años y he realizado mi labor con todo el cuidado del mundo. No es una edición crítica, se han respetado incluso algunos errores y dejado en blanco las palabras ilegibles, sino que queda en manos de los investigadores esa labor de reflexión. Yo he sido fiel a lo que está ahí». Y lo que está muestra a un fascinante Berlanga poeta, al chaval que se va a Rusia el 14 de julio de 1941 por dos razones: intentar que condonen la pena de muerte impuesta a su padre, diputado republicano del partido de Alejandro Lerroux, y hacer méritos delante de una chica, Rosario Mendoza. «Es curioso. Un familiar mío en Valencia me contaba que conocía a una mujer, su tía Charo, que decía que había sido medio novia de mi padre. Y ahora ato los cabos: ¡era cierto!», recuerda García-Berlanga. Desgraciadamente, Mendoza falleció el año pasado. Hay también mucha escritura de creación; el famoso Soneto a una pistola, el único poema publicado en vida de Berlanga; textos sobre los hermanos Marx, Josef von Stenberg o Paul Valéry; una escaleta para un posible guion; bastantes hai-kais, que es como se denominaban en esa época a los haikus; greguerías; fragmentos de una alocución; un texto que sería la base de su corto El circo; dibujos y más dibujos con autorretratos e incluso un perfil de Rosario Mendoza… Y un artículo laudatorio de José Antonio Primo de Rivera. «Es lógico. Tenía 20 años y su mejor amigo era José Luis Colina, falangista antifranquista, que le mete en vena esa visión romántica de Primo de Rivera», explica Losada. A la vuelta de la guerra, Colina se convertiría en su coguionista.

Una de las cartas que Berlanga esbozó en sus cuadernos está destinada a Colina. Arranca con En campaña, a 1 de enero de 1942 y escribe: «Estoy sentado solo en la habitación, hace escasamente dos horas que ha empezado el año y acabo de bajar del servicio». Aunque Berlanga no pegó un tiro, su servicio entrañaba cierto peligro. Día sí, día no, subía a una torre, un gigantesco depósito de agua, en Kritivischchi, cerca de Stalingrado, y desde allí oteaba con prismáticos a los rusos que se encontraban a unos 500 metros, al otro lado del río Wolchov. En un año, no vio gran cosa. Pero justo en su día de asueto, los soviéticos derribaron a cañonazos la torre, matando al otro vigía, el también valenciano Eduardo Molero.

Los cuadernos confirman que Berlanga era un gran escritor. Que el cine ganó un genio, pero que la poesía perdió a un artista. Tanto Losada como Rodríguez repiten: «Él quería haber sido considerado poeta». Ahora ya podemos leer por qué.

LOS TESOROS DEL CINEASTA

Escritos sobre cine.

«El cine ha perdido su mejor cualidad: la violencia».

«El cine llegaría a la perfección el día en que Gabriel Miró llegara al alma del cinema».

«Los hermanos Marx nos hacen ver la verdadera naturaleza de las rígidas formas establecidas; así, si no llega a ser porque ellos nos lo han descubierto, una corbata hubiera seguido siendo un elemento de lujo en la indumentaria, en vez del suculento bocado que en realidad es».

«Hoy, más que nunca y ya para siempre, el cine ha dejado de ser ese simple espectáculo, ese puro entretenimiento de la tarde del sábado para convertirse en la más formidable fuerza de nuestra época; y su trascendencia llega ya a todos los sectores, tanto culturales como políticos, sociales o económicos de cualquier nación poderosa. Aquí está Von Sternberg que sin ser un vanguardista, lo que equivale a un fracaso económico, es un revolucionario del cine, pero de un cine francamente comercial, de fácil éxito en cualquier público. Y esta es la ventaja de Sternberg sobre los demás intelectuales del cine, su abierto camino hacia el gusto del gran público, sin ninguna concesión por su parte, que es lo más difícil. Cada uno de sus films, tiene ya la unidad artística suficiente para constituirse por sí solo en exponente completo del estilo, personalísimo y mágico, de este genio azul y violento, Von Sternberg, maestro de la fluidez cinematográfica».

Poemas a Rosario Mendoza

R O S A r i o = Belleza

r o s a R I O = Limpieza

r O S A R I O = Tristeza

r o s A R I O = Pureza

r O S A R i o = Valentía

r O S A r i o = Fortaleza

r o s a r I O = Independencia

r o s a r i o = Religiosa devoción

Aún no

huele a carbón el aire,

yo espero desde aquí

que tú pases,

que vengas y me digas el aire

necesario para amarte.

– La verde verdad

Por el cielo, amor, por el cielo

se cruzan,

blanco y velo, las palomas

del sueño.

Por el cielo, sí.

Por el cielo, no.

Ay que bajan.

Ay que vienen.

Ay que las tengo yo.

Ay sueño de recién casada.

Fabuloso ojo determinado

y ciego.

¿Cómo verás, caleidoscopio

del mar

a la ciudad

desnuda?

¿Cómo verás, cómo, la lenta verdad

en la ciudad?

No, es más allá

junto a lo que es campo y viento

desconocido.

Silencio. A callar,

que veo, que ya estoy viendo

la ciudad.

Otros textos

[Extraído de una novela]

Podía haber hecho contigo un cuento, quizá un libro, otros lo hicieron con menos motivos; pero he preferido guardar para mí solo, este trozo doloroso de esa vida que se desenvuelve paralela a la mía y que en tantas ocasiones llega a encajar perfectamente.

[Extracto de

El circo]

Es por esto por lo que los viejos deportistas no conformes con los nuevos modos, decidieron seguir practicando el «sport» a su manera. Y como todos los estados del mundo estaban guardados por viejas bayonetas del Marne y de Verdún, no tuvieron otro remedio que construirse sus campos. Y nació el circo.

Porque el circo no es otra cosa que el olvidado estadio de 1900 cubierto con una lona.

Texto político

Se es falangista o no se es. Este dilema fundamental surge inconscientemente ante cualquier problema con el que nos tropecemos. Y la manera de reaccionar define, si es que se puede definir, el estilo.

En campaña, a 1 de enero de 1942

Yo también tengo muchas cosas que decirte. Pero yo no puedo escribir 25 cuartillas. Estoy sentado solo en la habitación, hace escasamente dos horas que ha empezado el año y acabo de bajar del servicio. Leí tus cartas hace dos o tres días cuando las recibí; ahora quería releerlas pero no lo he hecho. Prefiero escribirte así, con más espontaneidad, sin estar demasiado sujeto a tus palabras.

El País.com

http://www.elpais.com/articulo/cultura/recuerdos/Division/Azul/elpepicul/20111113elpepicul_1/Tes 


NECROLÓGICAS: Fallece Heribert Barrera, expresidente del Parlamento catalán…

agosto 28, 2011

Heribert Barrera, en el Parlamento catalán (1987).- ANTONIO ESPEJO

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El histórico dirigente de Esquerra ha muerto hoy a los 94 años

IVANNA VALLESPÍN | Barcelona 27/08/2011

El expresidente del Parlament y de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Heribert Barrera, ha fallecido hoy a los 94 años. Barrera, de 94 años, fue ingresado el pasado 21 de julio en la clínica Hospital de Barcelona a causa de una embolia, de la que no se ha podido recuperar. El histórico militante de ERC fue el primer presidente que tuvo el Parlament de Cataluña desde la restauración de la democracia, cargo que ocupó de 1980 a 1984. Barrera también ejerció de presidente de ERC entre 1991 y 1995.Nacido el 6 de julio de 1917, inició su carrera política en 1934, como miembro de la Federació Nacional d’Estudiants de Catalunya e ingresó en las Juventudes de Esquerra Republicana de Catalunya un año más tarde. Su padre, Martí Barrera, también fue diputado en el Parlamento de Cataluña y Consejero de la Generalidad de Cataluña durante la Segunda República.

Durante la Guerra Civil, Barrera luchó en el bando republicano y en 1939, tras la victoria franquista, se exilió en Francia, donde permaneció hasta 1952, cuando regresó a Cataluña para encargarse de la reorganización de Esquerra Republicana de Catalunya en la clandestinidad. En 1976, fue elegido secretario general del partido, cargo que ocupó hasta 1987. Entre 1991 y 1995, ejerció de presidente de la formación.

Barrera ejerció de diputado, tanto en Barcelona como en Madrid y Bruselas. En el Congreso de los Diputados estuvo entre 1977 y 1980, mientras que en el Parlament ocupó un escaño entre 1980 y 1988. Además, presidió la Cámara catalana de 1980 y 1984. También fue eurodiputado entre 1991 y 1994 bajo las siglas de la coalición Por la Europa de los Pueblos. En el año 2000 el Parlament catalán le concedió la Medalla de Honor.

A pesar de su larga carrera política, Barrera era licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Barcelona, pero durante sus años de exilio se licenció también en Física como en Matemáticas en la Universidad de Montpellier. Fue ingeniero químico en el Instituto Químico de Montpellier y profesor en la Universidad de esta ciudad, y catedrático de Química Inorgánica en la Universidad Autónoma de Barcelona.

El País.com


Un juez investigará las torturas por las que murió el padre de Bachelet…

agosto 28, 2011

El juez Mario Carroza estudiará 716 querellas sobre violaciones de derechos humanos que nunca han sido resueltas

PUBLICO.ES / EFE MADRID 25/08/2011 15:11

En 2005 se cerró una investigación sobre la muerte de Bachelet al considerarla 'cosa juzgada'. -EFE

En 2005 se cerró una investigación sobre la muerte de Bachelet al considerarla «cosa juzgada». -EFE

Un juez chileno ha abierto una investigación sobre las torturas a que fue sometido el padre de la que fue presidenta de Chile entre 2006 y 2010, Michelle Bachelet. Unas torturas que provocarían su muerte en 1974, tras haber estado varios meses preso por oponerse al golpe militar que encabezó Augusto Pinochet  el 11 de septiembre de 1973.

La investigación fue abierta por el juez Mario Carroza, en el marco de unas 716 querellas presentadas hace unos meses, relacionadas con violaciones de los derechos humanos que nunca han sido tratadas.

En el caso del general de la Fuerza Aérea de Chile, Alberto Bachelet, que murió en la cárcel el 12 de marzo de 1974, «interpusieron una acción por el delito de homicidio en función de las torturas que el padre de la ex presidenta habría sufrido durante los interrogatorios en la Academia de Guerra (Aérea)», ha explicado el magistrado a los periodistas, que ha añadido que «en este minuto se están haciendo diligencias y veremos los resultados que se pueden obtener para realizar otras acciones más adelante».

Michelle Bachelet también fue sometida y encarcelada por la dictadura

En el caso, según fuentes del tribunal, ya declararon la viuda de la víctima, Angela Jeria, y el que fuera subsecretario de Aviación durante el Gobierno de Michelle Bachelet, Raúl Vergara. Este último compartió la prisión con el general Bachelet, quien sufrió una profunda depresión al ser torturado por antiguos camaradas de armas y por sus propios ex alumnos. También entonces su esposa, Ángela Jeria, y su hija Michelle fueron detenidas y sometidas por la policía secreta de la dictadura.

Ya se había abierto un proceso judicial por las muertes del general Bachelet y del coronel Carlos Ominami, también opositor a la dictadura de Pinochet, pero se cerró en 2005, cuando los tribunales determinaron que era «cosa juzgada» y no se podía enjuiciar nuevamente el caso.

En ese proceso, uno de los principales procesados fue el ex coronel de la Fuerza Aérea Edgar Ceballos Jones, señalado por supervivientes de la Academia de Guerra como uno de los principales torturadores y que encabezó un grupo represor conocido como «Comando Conjunto». Ahora ha tenido que volver a declarar ante el juez Carroza como presunto torturador del general Alberto Bachelet.

716 casos

Entre esos 716 casos nunca antes investigados por la justicia figuran también los relacionados con las muertes del presidente Salvador Allende y del poeta Pablo Neruda. La investigación sobre la muerte de Allende, cuyo cadáver debió ser exhumado, culminó con la certificación científica de que se quitó la vida el 11 de septiembre de 1973, antes de que las tropas golpistas diesen con él y pusiesen fin a la democracia. Sus restos serán nuevamente sepultados el próximo 4 de septiembre, según ha anunciado su familia.

Público.es


La oposición critica que el Ayuntamiento no retire los honores a Millán Astray…

agosto 28, 2011

  • Autor: A coruña / la voz  fecha de publicación: 26/08/2011

Los grupos municipales de la oposición reaccionaron ayer a la decisión del gobierno local de no retirar el título de hijo predilecto de la ciudad a Millán Astray.

El PSOE reclamó que el alcalde, Carlos Negreira, aclare si piensa «permitir que vuelva a dar nombre a la plaza y se reponga su estatua», mientras que el BNG, que aseguró alegrarse «do xiro copernicano do PSOE, que pasa agora a defender a aplicación da memoria histórica», presentará una moción en el pleno. «Veremos se están cos verdugos ou cos demócratas, se alguén defende que Millán Astray é un coruñés de pro, como ten declarado o alcalde».

Esquerda Unida recordó que «tanto o xuíz como o gabinete xurídico do Concello indican que se poden retirar os honores» y denunció que el gobierno local «aviva a polémica sobre a memoria histórica para agachar a súa inacción nos problemas da cidadanía».

La Voz de Galicia vía google noticias