80 y más…14/04/2020

mayo 11, 2020

El texto que sigue lo escribí el 14 de abril de 2020 para rendir homenaje a l@s Nuestr@s el día de la República . Lo publico solamente hoy 11 de mayo al haber comprobado que la situación aquí denunciada no ha sido corregida (5800 fallecidos en los Geriátricos de la CC.AA. de Madrid… ).De antemano y para que no se pueda dudar, mi sincero reconocimiento a tod@s l@s sanitari@s que luchan a pecho descubierto contra esta pandemia.

 

80 y más…

14/04/2020

 

Fueron niños o adolescentes durante la 2º República, sufrieron la guerra y la perdida de familiares asesinados ,desaparecidos , los bombardeos, las heridas , las penurias alimentarias, el exilio, el estigma marcándoles de “rojos·, las vejaciones.

Los bienes familiares confiscados.

Con sus madres en las cárceles, y también deportados.

Lo perdieron todo: su adolescencia y su niñez se estancaron; luego sobrevivieron bajo el jugo de 40 años de dictadura y nos dieron la vida.

Fraguaron el tiempo Democrático y se instaló el “Estado de bienestar”, fruto de sus escaseces y de su trabajo.

Envejecieron y en momentos de crisis económica nos ayudaron con sus míseras pensiones.

Ell@s de 80 y más…son ahora la diana preferida de la Covid19.

Descubrimos en estos meses que sus vidas se van por centenas, miles, en Centros Geriátricos (donde un@s cuantos valientes se confinan con ell@s), en sus casas, sol@s. Resulta que ya no tienen prioridad, por ser frágiles, por sus dolencias físicas y mentales por su corta esperanza de vida, lo que les queda, son viejos…

¡Desagradecidos y desgraciados somos al permitir que esto ocurra!

Algo ha fallado…Una Sanidad Pública desbordada, un olvido voluntario por parte de ciertas Autoridades.

Algunas veces, pocas, vemos en las noticias “un 80 y más…”saliendo de un hospital curado. Yo aplaudo y lloro a la vez.

¡VIVAN en NUESTRA MEMORIA!

 Pedro Vicente Romero de Castilla Ramos


24/10/2019: LA RESIGNIFICACION

octubre 25, 2019

Queridos abuelos, Wenceslao y Eustaquio.

Allí donde estéis, el lugar de los hombres justos.

Os escribo otra vez y en este caso para contaros que ayer 24/10/2019, por fin, tuvo lugar el acontecimiento que desde tantos años esperábamos, esperabais. Se sacó del triste mausoleo de Cuelgamuros a la momia del dictador cuya estancia en ese monumento insultaba desde hace 44 años la Memoria de vuestros compatriotas republicanos allí secuestrados, nos insultaba también a nosotros, a nuestra Democracia.

El agravio ha sido reparado, gracias a la pujanza de las asociaciones de Memoria Histórica, de particulares y de la decisión política del Gobierno (Psoe) en funciones. Se ha borrado la vergüenza de un país con un monumento pretexto a exaltaciones para los nostálgicos del tirano y de su dictadura. Hoy nuestro espacio democrático está un poco mejor.

Ahora toca seguir luchando para que muchos de mis compañeros puedan recuperar los restos mortales de sus seres queridos que aún yacen en los columbarios adosados a los altares de la basílica. Son 12800, sin nombre ni apellidos, solo identificados por una triste inscripción en sus cajas de pino indicando de dónde venían: los pueblos de procedencia, de las fosas comunes que fueron saqueadas, sin conocimiento de sus familiares; los asesinos, ellos si sabían perfectamente el lugar donde les habían dejado tirados y por orden del sátrapa se los llevaron en 1959 al monstruoso monumento, ideado por el dictador para gloria suya y la de los sus seguidores. (No consiguieron rellenar los columbarios con solo los fallecidos por su “Cruzada”, unos 22300, ellos identificados a su ingreso y constan en los documentos del patronato creado ad hoc.). Esta anomalía, agravada en 1975 con la sepultura del abyecto verdugo en medio de la basílica, ha empezado ayer a ser rectificada y ser el principio de la reconversión de ese espacio en un lugar de Memoria.

Tengo en la retina las imágenes ( de TV) que ayer han dado la vuelta al mundo y en esta misiva solo os pondré las que son significativas, las otras que nos han provocado alegría y rabia a la vez, se quedaran en los medios de comunicación.

Vuestro nieto, con todo el respeto y cariño que os merecéis, se despide de vosotros con un abrazo lleno de vuestra Memoria.

Pedro Vicente Romero de Castilla Ramos

Madrid a 25/10/2019.

Las autoridades, presentes para levantar acta ( Ministra Dolores Delgado)

¡Más solos que la una!

Eustaquio Ramos Muñoz

Eustaquio Ramos Muñoz , último alcalde republicano de Jaraíz de la Vera. Encarcelado en 1939

Foto de 1959 (aprox) de EFE: En ella se vé claramente la caja 198 procedente de Aldeaseca.

(Las imágenes del 24/10/2019 son captura de pantalla de la retransmisión en “Al rojo vivo” La Sexta.

La foto de la caja 196, cortesía de Pedro Fausto Canales, que contiene los restos de su padre y de 6 más del mismo pueblo, localizada en los columbarios detrás del altal  del Santo Sepulcro. Ver en este blog todo lo concerniente a este tema.

Los retratos son propiedad de la familia Romero de Castilla y  de la familia Ramos .)


13 y 14 de abril 2019

abril 16, 2019

En este 88 aniversario del nacimiento de la segunda República, a modo de galería de imágenes, mi modesto tributo a la Memoria de tod@s l@s represaliad@s y/o desaparecid@s por las fuerzas fascistas que se sublevaron contra el legitimo estado de la República en 1936.

¡VIVA!

 

En Atocha frente al monolito que recuerda a l@s ferroviari@s represaliados por el franquismo.(14 de abril 2019)

En plaza santa Ana, Madrid: estatua de Federico García Lorca.

 

XIII Homenaje a las víctimas del franquismo en Madrid, cementerio del Este.(13 de abril 2019)

(Acto organizado por Memoria y Libertad: www.memoriaylibertad.org ), compañer@s ,amig@s y familiares de víctimas del franquismo.( Fotos R. d. C. R. para La Memoria Viva.)  (Imágenes “q”, “q.” y “v” retocadas por necesidades de edición).

 

 

Manifestación, en Sol, por la República (14 de abril 2019)

Un saludo fraternal de Pedro-Vicente Romero de Castilla Ramos.


«Los fusiles de la madre Carrar» de Bertolt Brecht (representación teatral en Madrid)

abril 29, 2016

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La Madre Carrar, después de haber perdido a su marido en la guerra civil española, disimula su mal trago y no quiere ni oír mencionar la lucha social.

Es por tal razón que esconde los fusiles de su difunto marido, y prohíbe a sus hijos seguir los combativos pasos de su padre. Por desgracia, los «generales» entienden sin cuartel a los niños de los «rojos» hasta «lograr la desaparición de esta peste de la superficie de la tierra.»

El mayor de los niños de la madre Carrar, ocupado en la pesca para alimentar a su familia, será asesinado por los militares. Sin más. Entonces, sólo la madre Carrar tomará conciencia de que la lucha contra el fascismo debe continuar, y desentierra los fusiles al mismo tiempo que su conciencia social, para actuar de manera fiel al combate de su marido y de todos los que luchan por la República.

Brecht escribe Los fusiles de la Madre Carrar con la guerra civil española como tela de fondo, y de rebote con el nazismo y el fascismo de los que tiene que escapar, como contexto histórico. Bajo la firma del mismo autor, los comediantes y artistas militantes, exiliados en París, tiñen su texto con emoción, ahogan las lágrimas de rabia causadas por los desentendidos.

Los «neutrales» rehúsan levantarse contra el avance del totalitarismo hacia las fronteras, dejando abiertas las puertas al fascismo y al nazismo en Europa.

A medida que uno avanza en el texto de Brecht, descubrimos un significado subyacente en cada una de las frases, que de entrada se parecen a una conversación animada entre militantes. La compañía confiere, así, una gran importancia a los silencios, indicados en las notas puestas en escena.

Esta aproximación de la obra no coincide con el pensamiento teórico brechtiano, pero da la prioridad al sentido de las palabras, y a los sentimientos que guían a los comediantes. Interpretar a Brecht no debe implicar ningún vacío sentimental, al contrario: los actores tienen que lograr conmover al espectador, sin olvidar transmitir el mensaje político y social de la obra.

El jueves 5 de mayo a las 20:00h en el Teatro del Institut français de Madrid. (Sobretitulado en castellano)

C/ Marques de la Ensenada , nº10. Madrid 28004.Mº Colón.

 

Por la Compañía del Teatro de l’Épée de BoisVenta anticipada on line: 10€. En taquilla 30 minutos antes de la representación: 12€.

http://www.institutfrancais.es/madrid/espectaculos/teatro-fusiles-madre-carrar-bertolt-brecht

 


MEMORIAL DEL CAMPO DE ARGELÈS SUR MER

abril 28, 2015

 

Enviado por la persona ( Helvia) que me ha respondido (amablemente )  a preguntas sobre este campo.

Agradecemos a Helvia su amabilidad , sus respuestas ràpidas Y LA BUENA INFORMACIÓN PARA SABER DÓNDE ESCRIBIR PARA ACLARAR DUDAS .

» Bonjour Pedro,

A ce jour,  nous n’avons pas de listes précisant les noms des personnes qui ont séjourné ou qui sont passées  au camp d’Argelès-sur-mer ;
Nous n’avons que les noms  des personnes  personnes nées ou décédées dans le camp.

Toutes les listes des personnes réfugiées dans les camps des Pyrénées-Orientales ont été regroupées et conservées aux Archives Départementales. C’est auprès de cet organisme que les demandes doivent être adressées,en prenant soin  d’envoyer le maximum d’informations concernant la personne recherchée.

Voici l’adresse :
– Archives Départementales des Pyrénées-Orientales
74 avenue Paul Alduy
BP 80948

  66020 Perpignan cedex

Plaquette Mémorial 2 001Plaquette Mémorial 1 001


Último barco al exilio

marzo 23, 2014

Al final de la Guerra Civil, hace 75 años, miles de republicanos trataban de huir desde Alicante

Pocos lo lograron. El ‘Stanbrook’ llevó a 2.638 a un incierto destino

23 MAR 2014

El buque Stanbrook, fondeado en el puerto de Orán en 1939. / Legado Rodolfo Llopis. Fundación Caja Mediterráneo

Faltaban cuatro días para el final de la Guerra Civil. El Stanbrook, un buque carbonero británico de 1.500 toneladas, había fondeado en Alicante con la orden de cargar naranjas y azafrán. En la explanada del puerto bullía una multitud agotada después de tres años de combate, miles de civiles y soldados republicanos que vieron en el puerto levantino, todavía no tomado por el bando franquista, la única puerta para huir de la represión que les esperaba.

Abrumado por la tragedia, el capitán de la nave, un galés de 47 años llamado Archibald Dickson, cambió el plan inicial de embarcar provisiones por el de evacuar a civiles. Al atardecer del 28 de marzo de 1939, el Stanbrook partió hacia Orán con la última carga civil que zarpó camino del exilio antes de acabar la contienda, 2.638 pasajeros que protagonizaron una emblemática y trágica aventura de la que el próximo viernes se cumplen 75 años.

Antonio Vilanova, pasajero del Stanbrook, dejó testimonio del desasosiego del embarque en una carta dirigida a un amigo y a la que ha tenido acceso este diario. “En la mente de todos había sensación de fuga, derrota, hundimiento moral. Cuando llegamos al barco, éramos recibidos entre las protestas de los pasajeros que ya estaban allí. Conforme subíamos, unos se acomodaban en la cubierta, otros en la bodega o en las sentinas. Faltaba sitio, pero seguía entrando gente”, relataba sobre aquel hacinamiento este funcionario aduanero que más tarde, en su exilio en México, escribiría la primera gran obra sobre los refugiados republicanos, Los olvidados.

Miedo, humedad e incertidumbre de niebla y frío. A bordo del carguero, Helia González, de cuatro años, sentada sobre un baúl con sus padres y su hermana, de 22 meses, encontró consuelo en la presencia de un señor pequeño y fornido que la había cogido en brazos para subir la pasarela del barco. Era el capitán Dickson. En la explanada del puerto, quedaba un paisaje de desamparo entre los que habían perdido el barco.

A su corta edad, Helia no sabía que partía al exilio político. Su padre, Nazario, de 28 años, había fundado Izquierda Republicana en Elche. “Era antibelicista”, sostiene Helia. “Durante la guerra escondió en su casa a un sacerdote y a su sobrina, y salvó de la quema parte del archivo de la basílica de Santa María. La mayoría de los pasajeros éramos pacifistas; no asesinos, como decían”.

El propietario del carguero, Jack Billmeir, cuya flota se multiplicó por diez gracias a la guerra española, había prohibido evacuar civiles. El capitán que desafió aquella instrucción era hijo de una modesta familia de Cardiff. Se había licenciado a los 22 años. “Un sector socialista cuestionó su heroicidad diciendo que un grupo se lo llevó ebrio de juerga a Madrid. Algunos líderes en el exilio quisieron atribuirse el mérito del rescate, pero la República fracasó en proteger a su gente”, apunta el documentalista Pablo Azorín Williams, quien ha investigado la vida del capitán.

“Como abanicos de espuma”. Así recuerda Helia, a sus 79 años, la huella en el mar de los proyectiles enemigos que sorteó el carguero al zarpar. Para eludir los ataques del Canarias, un crucero pesado de la flota nacional, el Stanbrook viró el rumbo primero a Baleares y luego al sur hacia Argelia.

Helia González (derecha), pasajera del Stanbrook, abraza a Juanita Alberich, esposa de otro de los refugiados, en un acto conmemorativo en Valencia. / José Jordán

Desde una sentina de popa, el pasajero Vilanova observaba la “incontrolable e incontrolada expedición”, sacudida por asaltos de pánico cuando falsos rumores decían que se dirigían a Melilla. La gente arrojaba al mar la documentación para no ser identificada. Se formaban colas de dos horas para beber agua. “Solo había dos evacuatorios. Dominado el pudor, fuera de la borda, deponíamos en el mar. Más que el hambre, es la nota más dura de la estancia en el barco”, explicaba en su misiva Vilanova.

El 29 de marzo, tras 22 horas de travesía, el Stanbrook ancló en el puerto de Mazalquivir, cerca de Orán. A la niña Helia le embriagó el aroma de unas rebanadas de pan sobre unos tableros en el muelle. “Era la primera vez que olía a pan tierno”, evoca la que fuera la pasajera 2.277. “Un hombre se tira de la cubierta a las bodegas y muere una mujer. Hay síntomas de anormalidad y riñas”, escribió en un diario —facilitado a este diario por su hijo Ulises— Antonio Ruiz, ingeniero madrileño de ferrocarril y oficial en el frente, que había huido junto con su hermano Pablo.

En la mente de todos había sensación de fuga, derrota, hundimiento moral», escribió el pasajero Antonio Vilanova…

Desde el muelle, españoles residentes en Orán partieron en barcas con alimento y medicinas para los recién llegados. Arribada un mes antes por mediación de Acción Republicana, Juanita Alberich, valenciana de 20 años y embarazada de su primer hijo, buscaba a su marido, Onofre Valldecabres, director del Servicio de Inteligencia Militar. “Recuerdo que la gente tenía hambre”, evoca Juanita, de 95 años, que perdió a su hijo a los dos meses de nacer. Valldecabres fue de los primeros pasajeros en dejar el Stanbrook gracias a sus contactos como refugiado político. “No tuvo número de pasajero porque pudo eludir el listado registrado por las autoridades francesas”, señala su hija Annik Onofra, nacida en el exilio argelino.

Pese a que creyeron haber hallado la salvación en Argelia, entonces bajo el dominio francés, el destino del pasaje del Stanbrook fue muy dispar. En el primer desembarque, dos días después de atracar, tocaron tierra mujeres y niños que, como Helia, su madre y su hermana, fueron a la antigua prisión del Cardenal Cisneros. La mayoría de los hombres aguardaron a bordo más de un mes, por imposición de la Administración francesa. “Salimos llenos de miseria. Allí conocí por primera vez los trimotores, piojos de un tamaño monstruoso”, explicaba en su misiva Vilanova. A muchos les condujeron al Centre d’Hébergement —centro de alojamiento— número 2 para recibir ducha, vacunas y alimentos.

El motivo de la cuarentena no se ha resuelto 75 años después de aquella odisea. “Francia no había previsto nada. Se apuntó a que el barco había generado gastos en el puerto y debía pagarlos, o se temía una epidemia por detectarse un brote de tifus. Es un cabo que todavía queda suelto”, señala el historiador alicantino Juan Martínez Leal, quien resalta una controversia paralela. “No se sabe por qué, una hora después del Stanbrook, zarpó de Alicante sin evacuar a más civiles el Marítima, el triple de grande y con 30 pasajeros, líderes socialistas y sus familias. Hubo una gran polémica en la Federación Socialista en Orán”.

Anclado el Stanbrook en Orán, Alicante se convirtió en un gran presidio para las más de 15.000 personas venidas del frente. Desde Segorbe, en Castellón, Manuel Arroyo, chófer del Estado Mayor del Ejército de Levante, llegó la tarde del 29 de marzo a la explanada del puerto. Ya no había barcos; solo se oían ráfagas de ametralladora y cañonazos de la División Littorio, unidad italiana que reforzaba el bando nacional. “Vi a un hombre desesperado degollarse con una navaja de barbero. Lo más contagioso es el miedo”, relataba a este periódico Arroyo, de 96 años, antes de fallecer hace dos semanas. Las tropas italianas les condujeron al improvisado campo de concentración de Los Almendros y de allí, más de 3.000 hombres, entre ellos Arroyo, fueron trasladados al campo de trabajo de Albatera, diseñado en la República para la reinserción del delincuente.

Recuerdo que la gente tenía hambre”, evoca Juanita Alberich, de 95 años, que perdió a su hijo…

En Argelia, el destino de gran parte del pasaje fue también la reclusión. Exportados al campo de concentración de Boghari, en el interior del Sáhara, los hermanos Ruiz pasaron a llamarse 102 y 103, bajo la guardia senegalesa, con bayonetas caladas. “Somos 300 indocumentados e indeseables. Y todo en nombre de la Igualdad, Libertad y Fraternidad”, narra Antonio en su diario. “Un español que está en la letrina es maltratado por un guardia que sin motivo le golpea con el fusil. Otros acuden y le patean. El pobre pide auxilio. Acuden varios españoles recibidos con bayonetas y obligados a huir. Allí se quedó”. Los Ruiz pudieron huir a Francia, donde embarcaron rumbo a México en 1940.

En torno a la línea del ferrocarril Transahariano, pasajeros como Antonio Gassó, piloto de caza republicano, sufrieron en los campos de trabajo castigos como el tombeau, en los que el preso cavaba su propia tumba para permanecer en ella, saliendo solo dos veces al día para hacer sus necesidades, sin protección contra las adversidades del crudo desierto. “¡Fusiláis poco, pero matáis lentamente!”, escribió en su diario —publicado en el libro escrito por su hija Laura —desde la cárcel de Bou-Arfa—. Otros acabaron combatiendo en la II Guerra Mundial, alistados en la Legión Extranjera Francesa. La tragedia también marcó la trayectoria del capitán Dickson. Seis meses después de atracar en Orán, el considerado héroe de la odisea del Stanbrook murió con su tripulación en el mar del Norte, torpedeado por un submarino alemán, cuyo capitán, Claus Korth, había hundido naves republicanas en la guerra española.

Sobre estas líneas, la repleta cubierta del buque Stanbrook durante la travesía de Alicante a Orán, en marzo de 1939. / Legado Rodolfo Llopis. Fundación Caja Mediterráneo

Frente al drama de muchos refugiados, Juanita Alberich y Helia González, amigas en su destierro en Sidi Bel Abbes, aseguran haber vivido un “exilio privilegiado”. La vida de Juanita, residente ahora en Valencia, fue un continuo traslado. Su familia vivió en Argelia hasta 1946, cuando su marido, de la industria cerámica, fue empleado en Lorena, Francia. “Volvimos a Argelia en 1950 y salimos de nuevo hacia Lille en 1957, antes de la guerra de la independencia. Regresamos a España tras la muerte de Franco”.

La familia de Helia, que se enroló primero en una compañía de teatro española dividida tras la contienda, sobrevivió del estraperlo y de una tienda de alpargatas, el último negocio familiar en Argelia hasta partir hacia España en 1949. “Mi padre no quiso arraigar allí. En Argelia conocí la libertad. En España no se podía hablar de nada, el hambre era terrible y la represión muy dura. Ganar no debería ser vengarse”, sostiene Helia, que fue profesora de francés y funcionaria municipal en Elche hasta su retiro.

Junto al editor Rafael Arnal, Helia, que nunca volvió a pisar suelo argelino, inspiró el proyecto de la Operación Stanbrook, una expedición en barco con familiares y simpatizantes que prevé zarpar a Orán antes del verano, si la situación política tras las elecciones en Argelia no lo impide, para conmemorar aquella trágica y esperanzadora travesía que marcó el final de la Guerra Civil. “Tenemos que recordarlo porque hay muchos países en situaciones semejantes. ¿No vamos a aprender nunca?”.

http://elpais.com/politica/2014/03/21/actualidad/1395425929_742501.html


Reclaman transformar el Valle de los Caídos en un memorial para las víctimas de la dictadura.

noviembre 24, 2013

 

EFE Madrid 23/11/2013

Un momento de la concentración convocada por el Foro por la Memoria de la Comunidad de Madrid para denunciar la permanencia del Valle de los Caídos como un mausoleo de Francisco Franco y un lugar de peregrinación del fascismo internacional.

Un momento de la concentración convocada por el Foro por la Memoria de la Comunidad de Madrid para denunciar la permanencia del Valle de los Caídos como un mausoleo de Francisco Franco y un lugar de peregrinación del fascismo internacional.EFE/J.J.Guillen

Alrededor de 300 personas se han concentrado este sábado frente al Valle de los Caídos para exigir al Estado «que ponga fin a ese lugar de culto fascista, símbolo de la impunidad del franquismo», y reclamar que se transforme en un memorial para las víctimas de la dictadura.

La concentración, que ha tenido lugar esta mañana y ha transcurrido con total normalidad bajo el lema Verdad, Justicia, Reparación y Antifascismo, estaba convocada por el Foro por la Memoria de la Comunidad de Madrid, el Foro Social de la Sierra y el CSO La Fabrika, y apoyada por la Coordinadora Contra la Impunidad del Franquismo y Coordinadora Antifascista.

Durante el acto se ha leído un manifiesto en el que se ha criticado al Estado porque, a juicio de los convocantes, sigue protegiendo a los «criminales franquistas». «Ni uno solo de los gobiernos de la democracia ha tenido la voluntad, ni la dignidad política, para cumplir con su obligación con respecto a las víctimas del franquismo. Y el Valle de los Caídos es la muestra más palpable de esa indignidad», se ha recriminado. También se ha comparado la situación en España con otros países de su entorno, en los que «los vestigios que rememoraban los fascismos del siglo XX han sido destruidos o reutilizados» para recordar a las víctimas.

Por ello, han reivindicado, entre otras cosas, transformar el Valle de los Caídos en un espacio dedicado a la memoria de las víctimas de la dictadura, así como exhumar los restos del dictador Francisco Franco y de José Antonio Primo de Rivera. Asimismo, han reclamado que se investigue el número y el origen de las miles de personas que están sepultadas allí, además de pedir que este lugar se retire de la propaganda turística de la Comunidad de Madrid.

http://www.publico.es/484459/reclaman-transformar-el-valle-de-los-caidos-en-un-memorial-para-las-victimas-de-la-dictadura


Cinco años contra el olvido y la impunidad del franquismo…

noviembre 9, 2013

memoria-viva

Cinco años cumple hoy La Memoria Viv@. Parece que fue ayer cuando Pedro y yo decidimos viajar por nuestra cuenta en este camino de la recuperación de la memoria histórica, viajar juntos, incluso en la distancia compartiendo historias, espacios, confesiones, actos, actividades; y sobre todo, sueños.

Sí, sueños de conseguir pequeños logros que aportasen un granito de arena en este desierto de abandono y desmemoria histórica para con las víctimas de la Guerra Civil, la posguerra y la posterior represión franquista y que al día de hoy siguen penando en , el olvido del país, sus políticos y la propia historia, todo por arte y obra de un sistema propiciado por el sátrapa dictador golpista, sus adláteres y posteriores hijos y delfines añorantes de esa España casposa y enmohecida del pensamiento único, de la España del “Una, grande y (eufemísticamente) libre” que a base de palo largo y mano dura fue consiguiendo imponer sus criterios fascistas con el terror, la represión y el asesinato impune por gracia del caudillo y amparada en el nombre de Dios. “Todo por la patria”, y eso incluía la limpieza ideológica, el asesinato selectivo, el destierro voluntario para evitar males mayores, las desapariciones forzosas, los robos de vidas y expolios materiales, la pérdida de libertades, el acoso y derribo de todo aquél considerado sospechoso de no encajar con las retrógradas ideas de aquellos salvapatrias licenciados y duchos en todas las artes de persecución y eliminación del pensamiento libre; y que hoy en día todavía permanecen vigentes, vigilantes y activos en la premisa de cumplir los objetivos del Movimiento Nacional y sobre todo, los de su líder al dejar su impronta con el “atado y bien atado” en manos de su protegido y actual jefe de Estado.

Cinco años del nacimiento de estas páginas que han dejado un balance de más de 1.156.000 entradas, 846.462 visitas de direcciones ip, 6.409 comentarios, 3.937 artículos y casi un centenar de actos y actividades de participación de los miembros fundadores y colaboradores de esta pequeña asociación independiente. Quizá las estadísticas no sean más que números, pero detrás de cada uno de ellos, hay una historia.

Pedro Vicente Romero de Castilla y Jordi Carreño Crispín, fundadores de "La Memoria Viv@"

Pedro Vicente Romero de Castilla y Jordi Carreño Crispín, fundadores de «La Memoria Viv@»

Hace ya cuatro años de nuestro encuentro en Casavieja y cinco de la fundación, y solo puedo decir que soy el primer sorprendido por la repercusión y sobre todo por la colaboración de todos los que de un modo u otro participáis de este pequeño gran proyecto, porque en definitiva, Pedro y yo lo creamos por y para vosotros, para que nuestra plataforma pasara a ser finalmente propiedad vuestra, y cinco años después así es. Es vuestra plataforma y al de todos los olvidados, por eso solo puedo deciros: ¡Gracias a todos! Por estar ahí, con nosotros en esta lucha que es una carrera de fondo contra el tiempo y el olvido obligado e impune. ¡Salud, Memoria y República!

Jordi Carreño Crispín

Vicepresidente de la A.I. La Memoria Viv@


A Dios rogando y con el mazo dando…

octubre 26, 2013

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Qué fácil es volver la vista atrás y quedarse únicamente con una parte de la historia. Aquella que ha sido interpretada y cercenada por inquisitoriales visiones y que afectan casi siempre a los perdedores históricos; ya se sabe, la historia la escriben los vencedores.

Estas semanas pasadas ha vuelto la polémica en referencia al papel que jugó la Iglesia española antes, durante y posterior al período de la Guerra Civil española a causa de la beatificación en Tarragona de los 522 religiosos considerados mártires por la institución eclesiástica y el Estado y, que se suman a los 731 ya beatificados hasta el año 2007 (En España en este último siglo se han beatificado un total de 1001 personas, es decir un 70, 02% han sido los religiosos muertos durante la Guerra Civil por las distintas facciones republicanas).

¿Y por qué no? Si la historia la escriben los vencedores y la Iglesia estuvo por acción y omisión en su mayor parte con el bando sublevado y vencedor; y si en España se ha negado desde el alzamiento nacional hasta la fecha, la legitimidad e historia del gobierno republicano y su derrocamiento a través de un golpe militar en toda regla; si se han cerrado los ojos a una brutal represión durante y posterior a la guerra con la implantación e imposición de la dictadura de franquista por obra y gracia de Dios y, si hasta el día de hoy con la llegada de nuestra descafeinada democracia se han instrumentado todas las herramientas  necesarias habidas y por haber para detener cualquier proceso y actividad de reconocimiento, reparación histórica y jurídica de los perdedores; no sé por qué, no íbamos a permitir un proceso de beatificación y reparación histórica de las víctimas del bando nacional y sus acólitos. Atado y bien atado por la mano del Caudillo y la divinidad sacra del altísimo.

En un país donde las sombras rancias del pasado siguen moviendo los hilos del futuro no es de extrañar que una institución como la Iglesia, por otro lado, institución más que privilegiada como tal (recordemos que somos constitucionalmente un país aconfesional, pero el Estado aporta y ayuda mayoritariamente a la Iglesia católica con fondos públicos desde los acuerdos alcanzados por el franquismo con la Santa Sede y posteriormente renovados y ratificados en democracia por los distintos gobiernos de la misma, tanto de izquierdas, derechas o los mal llamados de centro), consiga ésta que sus mártires sean reconocidos, beatificados y homenajeados institucionalmente por la Santa Sede, el Estado y el gobierno de la CC. AA de Cataluña y otras. Así que sotanas y hábitos aparte, algunos van al cielo por la obra y gracia del hombre que no de Dios mientras otros pudren sus vidas entre el polvo de las cunetas, cementerios, barrancos o archivos. No olvidemos pues que la Iglesia española no solo colaboró con el franquismo, fue parte indisociable de él. A dios rogando y con el mazo dando.

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Por otra parte… ¿Hubo represión republicana hacia la Iglesia? Por supuesto que sí la hubo, antes y durante el período concerniente a la guerra, y el  número de víctimas ascendió a un total documentado de 6.832 religiosos(as) repartidos del siguiente modo: 13 obispos, 282 monjas,   4.172 párrocos y curas de distinto rango, 2.364 monjes y frailes (entre ellos 259 claretianos, 226 franciscanos, 204 escolapios, 176 maristas, 165 Hermanos Cristianos, 155 agustinos, 132 dominicos y 114 jesuitas) muertos y bien registrados. (No voy a hacer un tabú de las tropelías y pecados republicanos. Las cosas fueron como fueron). Estos que al fin y al cabo también están formando parte de nuestra macabra historia están santamente enterrados y/o beatificados y reconocidos  pese  a que algunos tuvieron historiales de participación activa en la represión de los republicanos. Son en definitiva víctimas unos y actores otros recuperados para la historia; de hecho, hubo que incluso dieron la  extremaunción a la vez que algún tiro de gracia, o formaron parte de las huestes de acusadores y delatores para proporcionar los otros asesinados por el franquismo, los represaliados republicanos de acto o de facto. Un modo de conseguir billete al cielo como otro cualquiera. Eliminando al demonio rojo que se comía a los niños y mataba santos. Matar en nombre de dios siempre ha estado justificado por la historia y los hombres, y Franco no fue ninguna excepción, al contrario,  se erigió para la Iglesia en el brazo ejecutor del mismo.

¿Pero qué pasa con aquellos miembros de la Santa Iglesia que también perecieron sin ser partidarios de participar en el contubernio del Estado-fascista e Iglesia? Estos no tienen cielo, para ellos estaba reservado el servicio espiritual al pueblo y a la tierra, y por eso forman parte de ella. Tanto es así que aquí el número aquí; aunque es muy inferior a los represaliados del bando nacional, es indeterminado, ya que no todos están documentados. Otro número importante no se les considera represaliados porque estuvieron presos, fueron depurados, se exiliaron o abandonaron la fe.

Lo que sí sabemos es que de los más de 143.353 desaparecidos documentados del franquismo (se estima que sin documentar pudieran haber entre cincuenta o sesenta mil más – sólo en el Valle de los Caídos se estiman unos 30.000 republicanos sin registrar; 26.701 documentados y unos 20.000 franquistas  listados), se calcula que  medio millar de religiosos que comulgaban con Dios y su pueblo pero no con el fascismo fueron represaliados, y de estos, murieron casi un centenar (los datos no son fiables por falta de documentación, se sabe que al menos 76 religiosos fueron llevados al cadalso según constan en documentación, el resto son datos estimados por informes de búsqueda, fichas policiales y otros archivos), lo que me viene a significar que tanto en las leyes humanas como en las divinas no todos somos iguales.

Ya lo ven, también hubo y hay hábitos religiosos sin cielo, pero de estos es mejor no hablar ni en nombre de Dios. Claro está que alguien podría tener la tentación de comparar el número de un bando u otro en el macabro contador de los hombres y mujeres de dios asesinados; pero seguiría siendo una cuestión de justicia y no de cantidad, como lo es cuando el número favorece al republicanismo con sus muertos y represaliados totales que ascienden aproximadamente casi a 600.000 de los 750.000 según datos oficiales basados en los más de  800.000 documentos digitales que se corresponden a fichas policiales o autos que hacen referencia a ciudadanos leales de la II República y a los que se levantaron contra el régimen republicano según constan en el periodo comprendido entre el golpe de Estado de 1936 y las elecciones de 1977.

España y su historia seguirán oliendo a moho mientras no seamos capaces de recuperar la historia al completo, y para ello se ha de empezar por lo básico, el reconocimiento de la historia y vidas de los perdedores, de su recuperación y dignificación institucional y de mantener el recuerdo a través de la historia de lo que aconteció, esto es válido para ambos, tanto para la república y seguidores, como para los sublevados nacionalistas y simpatizantes de su dictadura y posterior sombra en democracia. Se han de condenar en su totalidad los crímenes de guerra y contra la humanidad, se debe facilitar el conocimiento de los mismos a las generaciones venideras, eso es la recuperación de la memoria, otra cosa sería el sesgo de los acontecimientos, sus razones y la parcialidad de los hechos, tal y como sucede hoy.

Lo dicho, no todos iremos al cielo pese a que algunos incluso lleven hábitos o hayan seguido la fe cristiana.

 Jordi Carreño Crispín

Vicepresidente de la A. I. La Memoria Viv@


10· aniversario de la Asociación de descendientes del exilio español.

octubre 23, 2013

10· aniversario de la Asociación de descendientes del exilio español

Viernes 25 de octubre de 2013. 18:30h. Teatro del Institut français.

10º aniversario de la Asociación de descendientes del exilio español con Ludivina García Arias, Presidenta de la Asociación, Nicolás Sánchez Albornoz, Historiador y Profesor de Universidad, Iñaki Anasagasti Olabeaga, Senador.


Al final del evento se servirá una copa de vino Se ruega confirmación: +34 913085394/+34 666516438 asociacion_exiliados@yahoo.es
Más informaciónwww.exiliados.org

http://www.institutfrancais.es/madrid/libro-y-debates/n-10-aniversario-asociacion-descendientes-exilio-espanol


Beatos y cínicos…

octubre 16, 2013

JOSÉ MARÍA GARCÍA MÁRQUEZ* 14/10/2013

Vaya por delante que en mis investigaciones no me he tropezado nunca con ninguno de los religiosos beatificados el pasado 12 de octubre en Tarragona. Y de veras que lo lamento, aunque de todas formas existe un problema operativo: las declaraciones de los testigos en las causas de beatificación son secretas y los historiadores no pueden verlas. De tal forma que sería imposible contrastarlas con otras y con diversas fuentes documentales. Ese secretismo, que sería inadmisible en una disciplina científica como la historia, sigue siendo practicado por la Iglesia católica. Así, por ejemplo, si la Iglesia nos dice que fulanito murió «perdonando a sus verdugos», tendremos que utilizar la «fe» para creerlo, pues no podremos contrastar al testigo que supuestamente presenció la muerte del beato y, por tanto, contradecir o negar su testimonio. Es una práctica vieja esta del secretismo en la Iglesia. Siempre les ha ido bien con ella y no tienen, por tanto, que cambiarla.

Además, esas cosas para la Iglesia son terrenales y es cuestión de darles tiempo. A veces, incluso, consideran que deben de reconocer algo y entonces no tienen inconveniente en confesar ciertos errores de la Iglesia, como ocurrió con Galileo. El problema, claro, es que cuando llegó esta confesión de la mano del papa Wojtyla, Galileo llevaba más de tres siglos muerto y, no obstante, la comisión que creo el mismo papa determinó que la postura de la Iglesia había sido la correcta y que Galileo anduvo equivocado, postura que el siguiente papa Ratzinger ratificó íntegramente. Y eso en el caso de Galileo. No sabemos que habría hecho el papa Francisco que, en otro gran ejercicio de fe para los contrarios, nos dice ahora que nunca ha sido de derecha.

En nuestro país tampoco la Iglesia fue nunca de derecha durante la Segunda República y la dictadura. Es cierto. Su posición se situó en la extrema derecha y así continuó durante años hasta que la descomposición de su gran aliado, el franquismo, le hizo adoptar precipitadamente posturas más acordes con los tiempos que se avecinaban. Como decía el historiador Ricard Vynes: la Iglesia no colaboró con el franquismo, la Iglesia formó parte del franquismo. La beligerancia de la Iglesia la colocó con claridad junto a los militares golpistas y terratenientes y, como ellos, recibió la violenta contestación de la exacerbación popular desatada por el golpe. No había ninguna diferencia en la fe de los militares golpistas, los falangistas, requetés o patronos y terratenientes con los religiosos. ¿Y estos serán llamados mártires y aquellos simplemente muertos? Fueron más, muchos más aquellos que los religiosos muertos. ¿Por qué después de conspirar unidos, de combatir unidos a la República, ese interés en diferenciar sus muertos de otros?

Como les decía, no he podido investigar esos religiosos beatificados en Tarragona, no es el ámbito territorial en el que desarrollo mi trabajo, pero sí he tropezado con otros casos de religiosos muertos, incluso algunos de ellos también beatos.

Constantina, por ejemplo, fue el pueblo sevillano donde más se atentó contra la vida de religiosos. De los catorce religiosos que murieron en la provincia de Sevilla (menos de los que los franquistas mataron en el País Vasco), tres fueron asesinados en aquel pueblo. El problema es cómo explicar por qué dos sacerdotes más (uno de ellos especialmente querido en el pueblo por su amistad con los pobres) y las religiosas del convento de la Doctrina Cristiana, fueron respetados sin que nadie atentara contra ellos. ¿Es que la fe de los tres primeros era distinta de los demás? No. Por supuesto que no. La «persecución» no se llevó a cabo contra la Iglesia o contra la fe, sino contra algunos miembros de la Iglesia, que es bastante diferente. En Morón de la Frontera, después del golpe, se llevó a cabo la detención de más de treinta derechistas y entre ellos tres salesianos. Un cuarto no fue molestado, al igual que los otros ocho religiosos que había en el pueblo y tampoco sufrieron agresión física alguna las monjas Jerónimas del convento de Santa María, las Concepcionistas del convento de San Juan de Dios y las monjas de la Caridad del Hospital Municipal. ¿Se estaba persiguiendo la «fe» de los tres salesianos detenidos únicamente? ¿Y el resto? ¿Eran descreídos, quizá? Las medias verdades siempre suelen terminar en grandes mentiras. Pero hay más.

Dos de los salesianos que resultaron muertos (el tercero sobrevivió) fueron declarados mártires de la fe en la masiva beatificación de 2007. Pero no murieron por su fe, ni mucho menos, incluso uno de ellos, el salesiano José Blanco Salgado, estuvo disparando contra los trabajadores desde el cuartel de la Guardia Civil (es obvio que pese a lo que diga el papa Francisco, no es muy imitable este mártir). Su muerte fue miserablemente provocada por el teniente de la Guardia Civil José Chamizo para intentar él mismo salvarse con los suyos, obligando a un grupo a salir del cuartel para poder escapar a fuego limpio por otra calle. ¿Dónde están los testimonios de la beatificación de estas personas? Me gustaría verlos, porque la información de la que disponemos (publicada y documentada) no guarda relación alguna con el martirio de estos hombres. Y estos casos en absoluto pueden negar que otros religiosos hayan sido asesinados por el mero hecho de serlo, pero evidencian la forma en que se han llevado a cabo los masivos procedimientos de beatificación. Los crímenes cometidos contra religiosos, como contra cualquier persona, fueron abominables, pero hay que saber medir el alcance y la utilización de todos ellos. Los debates tienen que ser claros, públicos y documentados, lo demás es historia sagrada, no historia.

Por cierto, todavía la Iglesia de Morón tiene pendiente una deuda, una gran deuda con los cuatrocientos cuarenta vecinos muertos y ochenta y cinco en paradero desconocido identificados que ocasionaron los sublevados. Total, algunos dirán que qué son 525 víctimas moronenses comparadas con la inmensidad del océano. Pues yo les diré lo que son: tres más que los 522 beatos del 12 de octubre, y estamos hablando solamente de un pueblo andaluz, con beatos y todo, donde la Iglesia sigue en silencio. ¿Olvido? ¿Cinismo? Será sencillamente que necesitan más de tres siglos como con Galileo. Y dicho sea de paso, ¿qué hace un ministro de justicia en un acto como ese cuando el gobierno que representa no cumple una Ley como la de Memoria Histórica? ¿No quedamos que es un acto exclusivamente «religioso» como dice la Conferencia Episcopal?

¿Para cuándo la Iglesia arrodillada ante las víctimas de la sublevación y la dictadura? Señor Rouco ¿está usted ahí?

*Investigador e historiador

http://www.publico.es/474646/beatos-y-cinicos

 

Imagen de archivo:obispos-guerra-civil1


Cielo para los mártires y tierra para las otras víctimas.

octubre 16, 2013
Julián Casanova

mime002A la Iglesia católica española le gusta recordar lo mucho que perdió y sufrió durante la guerra civil. Como el Partido Popular no puede oficialmente rendir culto a las víctimas de los rojos y el Ejercito, afortunadamente, está ahora para otros menesteres, la Iglesia católica española continúa siendo la única institución que, ya en pleno siglo XXI, mantiene viva la memoria de los vencedores de la guerra. Repasemos la historia y volvamos después a la actualidad.

El 1 de julio de 1937 la jerarquía de la Iglesia católica española selló oficialmente el pacto de sangre con la causa del general Franco. Ese día vio la luz la “Carta de los Obispos españoles a los de todo el mundo con motivo de la Guerra de España”. Redactada, a petición de Franco, por el cardenal Isidro Gomá, la apoyaron con su firma todos los obispos españoles, menos Mateo Múgica y Francesc Vidal i Barraquer, que se encontraban en ese momento en Italia. Múgica, obispo de Vitoria, había sido expulsado de su diócesis unos meses antes por la Junta de Defensa de Burgos por haber “amparado con excesiva transigencia a los sacerdotes nacionalistas” y excusó su firma alegando precisamente que no estaba en su puesto. Vidal i Barraquer, arzobispo de Tarragona, que había podido escapar de la violencia anticlerical del verano de 1936, le dijo a Gomá que ese documento colectivo podría servir de pretexto “para nuevas represalias y violencias” y para “colorear las ya cometidas” y que además le molestaba, en clara alusión a Franco, “aceptar sugerencias de personas extrañas a la Jerarquía en asuntos de su incumbencia”.

Nada nuevo, desde el punto de vista doctrinal, había en esa “Carta” que no hubiera sido ya dicho por obispos, sacerdotes y religiosos en los doce meses que habían pasado desde la sublevación militar. Pero la resonancia internacional fue tan grande, editada inmediatamente en francés, italiano e inglés, que muchos aceptaron para siempre la versión maniquea y manipuladora que la Iglesia transmitió de la guerra, del “plebiscito armado”: que el “Movimiento Nacional” encarnaba las virtudes de la mejor tradición cristina y el Gobierno republicano todos los vicios inherentes al comunismo ruso.

Además de insistir en el bulo de que el “alzamiento militar” había frenado una revolución comunista planeada a fecha fija y de ofrecer la típica apología del orden, tranquilidad y justicia que reinaban en el territorio “nacional”, los obispos incorporaban un asunto de capital importancia, que todavía hoy es la posición oficial de la jerarquía: la Iglesia fue “víctima inocente, pacífica, indefensa” de esa guerra y “antes de perecer totalmente en manos del comunismo”, apoyó la causa que garantizaba “los principios fundamentales de la sociedad”. La Iglesia era “bienhechora del pueblo” y no “agresora”. Los agresores eran los otros, los que habían provocado esa revolución “comunista”, “antiespañola” y “anticristiana”.

La “Carta colectiva” consiguió la adhesión de los episcopados de treinta y dos países  y de unos novecientos obispos. El respaldo sin contemplaciones al bando rebelde sirvió de argumento definitivo para los católicos y gentes de orden del mundo entero. Fundamentalmente porque iba acompañado de un descarado silencio acerca de la violencia exterminadora que los militares habían puesto en marcha desde el primer momento de la sublevación. La “Carta” demonizaba al enemigo, al que sólo movía la voluntad de persecución religiosa, y codificaba definitivamente el apadrinamiento de la guerra como cruzada santa y justa contra la disgregación patriótico-religiosa emprendida por la República.

Franco y la Iglesia católica salieron notablemente reforzados. La conversión de la guerra en un conflicto puramente religioso, en el que quedaban al margen los aspectos políticos y sociales, justificó la violencia ya consumada y legitimó a Franco para seguir matando. El entonces director de Propaganda del bando franquista, Javier Conde, le transmitió al jesuita Constantino Bayle, hombre de confianza de Gomá, lo satisfechos que estaban en los círculos políticos y militares con aquel milagroso documento: “Diga Ud. Al Señor Cardenal que se lo digo yo, práctico en estos menesteres: que más ha logrado él con la “Carta colectiva” que los demás con todos nuestros afanes”.

El ritual y la mitología montados en torno a esos mártires le dio a la Iglesia todavía más poder y presencia entre quienes iban a ser los vencedores de la guerra, anuló cualquier atisbo de sensibilidad hacia los vencidos y atizó las pasiones vengativas del clero, que no cesaron durante largos años.

El decreto de la Jefatura de Estado del 16 de noviembre de 1938 proclamaba “día de luto” nacional el 20 de noviembre de cada año, en memoria del fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera ese día de noviembre de 1936, y establecía, “previo acuerdo con las autoridades eclesiásticas”, que “en los muros de cada parroquia figurara una inscripción que contenga los nombre de sus Caídos, ya en la presente Cruzada, ya víctimas de la revolución marxista”.

Tal fue el origen de la colocación en las iglesias de placas conmemorativa de los “caídos”. Y aunque no aparecía así en el decreto, todas esas inscripciones acabaron encabezadas con el nombre de José Antonio, sagrada fusión de los muertos por causa política y religiosa, “mártires de la Cruzada” todos ellos. Los otros muertos, los miles y miles de rojos e infieles asesinados, no existían, porque no se les registraba o se falseaba la causa de la muerte, asunto en el que los obispos y curas tuvieron una responsabilidad destacadísima.

Acabada la guerra, los vencedores ajustaron cuentas con los vencidos, recordándoles durante décadas los efectos devastadores de la matanza del clero y de la destrucción de lo sagrado, mientras se pasaba un tupido velo por la “limpieza” que en nombre de ese mismo Dios habían emprendido y seguían llevando a cabo gentes piadosas y de bien.

Obispos y sacerdotes celebraron durante mucho tiempo actos religiosos y ceremonias fúnebres en memoria de los mártires. Bajo aquellos “días luminosos” de la paz de Franco, sus restos fueron exhumados y trasladados en cortejos que recorrían con gran solemnidad numerosos pueblos y ciudades, desde los cementerios y lugares de martirio a las capillas e iglesias elegidas para el descanso eterno de sus restos.

La Iglesia católica española quiso, no obstante, perpetuar la memoria de sus mártires con algo más que ceremonias fúnebres y monumentos y reclamó, apoyada por los dirigentes franquistas, su beatificación, un camino que tardó casi cuatro décadas en recorrerse y que, paradójicamente, empezó a encontrar frutos varios años después de muerto Franco, con la democracia ya implantada en la sociedad española. Pío XII se había opuesto a una beatificación indiscriminada y masiva de miles de “caídos por Dios y por España” y una actitud similar adoptaron sus sucesores Juan XXIII y Pablo VI, quien ordenó incluso la paralización de los procesos canónicos que desde el final de la guerra estaban llegando al Vaticano.

Las cosas cambiaron con Juan Pablo II. En marzo de 1982 comunicó a los obispos españoles que iba a impulsar la beatificación de los mártires de la persecución religiosa en España. El 29 de marzo de 1987 beatificó a tres monjas carmelitas de Guadalajara, asesinadas el 24 de julio de 1936. Fueron las primeras beatificaciones de mártires de la cruzada. A partir de ese momento, se aceleró la conclusión de procesos anteriormente paralizados y se abrieron otros muchos.

A la jerarquía eclesiástica española, sin embargo, los mil beatificados desde entonces le parecen pocos y reclaman que sean elevados a los altares muchísimos más: los cerca de siete mil eclesiásticos “martirizados” y unos tres mil seglares de ambos sexos, militantes de Acción Católica y de otras asociaciones confesionales, a quienes se quiere aplicar la misma categoría. La Iglesia católica española tendrá este domingo, 13 de octubre de 2013,  522  nuevos “mártires de la fe”, en una ceremonia de beatificación masiva que la Conferencia Episcopal ha preparado con todo detalle.

Nada ni nadie le impide a la Iglesia católica recordar y honrar a sus mártires. Pero con esas ceremonias de beatificación, la Iglesia católica sigue humillando a los familiares de los decenas de miles de asesinados por los franquistas, quienes todavía no han encontrado la reparación moral ni el reconocimiento jurídico y político después de tantos años de vergonzosa marginación. A la jerarquía de la Iglesia católica no le gustó la Ley de Memoria Histórica ni tampoco quiso que un parlamento democrático aprobara un reconocimiento público y solemne a las víctimas del franquismo. Prefiere su memoria, la de sus mártires, la que sigue reservando el honor para unos y el silencio y la humillación para otros. Como hizo siempre la dictadura de Franco.

http://www.juliancasanova.es/cielo-para-los-martires-y-tierra-para-las-otras-victimas/


Los 2.000 del paredón de San Marcos ya tienen un muro a su memoria…

octubre 16, 2013

Inaugurada la capilla laica. Entre julio de 1936 y principios de 1949 casi dos millares de personas represaliadas recibieron sepultura en la fosa común, entre ellos muchos bercianos…

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Diez años después de que fuera propuesta su creación, hoy se inauguró en el cementerio de León la capilla laica de homenaje a los 1.511 represaliados durante el franquismo en la provincia de León. A ellos se les quiere rendir homenaje con este monumento que, sin embargo, no se encuentra totalmente finalizado. Desde el Foro por la Memoria Histórica se culpa al PP de buscar “excusas” económicas y administrativas para no aportar la totalidad de la financiación comprometida en un primer momento.

Estos “recortes” se subsanarán mediante una campaña de ‘crowfunding’ iniciada por el colectivo para recaudar a través de internet los 35.000 euros restantes para la finalización de esta obra. Los elementos perjudicados con esta disminución presupuestaria y que hacen que el monumento se encuentre “incompleto” son un árbol alegórico de metacrilato que es el “elemento esencial” que otorga el simbolismo de homenaje a los represaliados.

La capilla laica presenta el aspecto de dos grandes muros convergentes de hormigón, que en su interior dan lugar a un recinto “de meditación y recuerdo”, donde se encuentran las placas de metacrilato con los datos de las personas que perecieron durante la represión franquista. También en el exterior se observan siluetas de personas que recorren el muro y que deberían estar “conectadas” con el árbol proyectado para simbolizar la memoria histórica que “aflora desde el olvido”.

Los nombres de las personas localizadas en la fosa común del cementerio de León se han determinado gracias a los listados aportados por historiadores, archivos, el libro de registros del cementerio de León o los datos de la Asociación de Estudios para la Represión de León (Aerle). Desde el Foro de la Memoria Histórica también se lamentó que en la ciudad no exista referencia histórica alguna de esta “masacre”.

Con la inauguración de este monumento, acto en el que se dieron cita alrededor de 300 personas, se pretende “recuperar” la memoria histórica de los fusilados y dar forma a un símbolo con el que homenajear a las personas y “a la dignidad que merecen”. En el acto, además de familiares de las víctimas, se dieron cita rostros conocidos como el del Premio Cervantes, Antonio Gamoneda, el escritor Juan Carlos Mestre o la poetisa Carmen Busmayor, que pusieron el tinte poético a esta cita.

También asistió el secretario general de IU en Castilla y León, José María González, quien quiso rendir un reconocimiento a los nombres que figuran en el monumento y a “los que murieron por defender la Democracia”. González dijo rendirse a la ciudad de León por albergar un memorial que es “un ejemplo”, al tiempo que felicitó a las familias por su “lucha por los derechos” y por el reconocimiento histórico de los ciudadanos.

Entre julio de 1936 y principios de 1949 casi dos millares de personas represaliadas recibieron sepultura en la fosa común del cementerio de León. La mayoría de ellos fueron registrados en el Registro Civil de León y también en el Registro del cementerio, aunque no todos. Se tiene constancia de que algunos de ellos fueron depositados en el cementerio, aunque en el caso de otras personas tan sólo se tiene constancia de este hecho por los testimonios familiares.

La fosa común de León está en el grupo de las que más represaliados alberga, seguramente por la presencia entre otros del campo de concentración de San Marcos, con un censo de prisioneros amplísimo, lo que propició que, tanto a causa de los paseos como por las pésimas condiciones de vida que causaban muchos fallecimientos por enfermedad y malnutrición, muchas de esas personas pasasen a engrosar esa lista.

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 Inaugurada la capilla laica. Entre julio de 1936 y principios de 1949 casi dos millares de personas represaliadas recibieron sepultura en la fosa común, entre ellos muchos bercianos.

http://www.infobierzo.com/los-2-000-del-paredon-de-san-marcos-ya-tienen-un-muro-a-su-memoria/55971/


La importancia del acto de El Mazucu…

septiembre 15, 2013
Rubén Norniella, 12 Sep 2013 – 13 septiembre 2013

142802921La agresión al monolito demuestra la necesidad de poner en marcha el triple principio: verdad, justicia y reparación

 LA IMPORTANCIA DEL ACTO DE EL MAZUCU…

Un pueblo que olvida su historia es un pueblo sin futuro, ya que está condenado sin remisión a repetirla. Este aforismo resulta incuestionable cuando observamos hasta qué punto la Transición Política Española es ya un fracaso absoluto y la puesta en marcha de una segunda Transición es una evidencia cada vez menos cuestionada. En ese sentido, el acto que se va a celebrar este sábado en el Altu de El Mazucu se ofrece como un camino ineludible hacia la regeneración democrática.

Todos  los países europeos, incluso los latinoamericanos, que sufrieron el fascismo han realizado una ineludible catarsis democrática. El principio de “verdad, justicia y reparación” es el principio irrenunciable hacia una verdadera democracia.

En España no se estableció la verdad histórica sobre el franquismo, lo que ha permitido que el revisionismo histórico de pseudohistoriadores como Pio Moa traten de disfrazar lo ocurrido. Se recurre –como bien explicaba Gerardo Iglesias en la Mesa Redonda celebrada el pasado martes en Oviedo- a mentiras como que “en ambos bandos hubo cosas”, para tratar de igualar a los depositarios de la voluntad popular –la Republica-, con los golpistas que se alzaron contra dicha voluntad, con el apoyo del fascismo internacional –nazis y fascistas italianos-.

Tampoco se hizo justicia. Ni se juzgó al franquismo –ni siquiera ha habido una condena institucional al franquismo, ya que el PP lo ha impedido-, ni se anularon las sentencias del aquel Régimen. Algo que hace que los que lucharon por la única democracia plena que ha conocido España en toda su existencia, sean considerados legalmente como bandoleros. Curiosamente, esos mismos hombres son considerados héroes en toda Europa por su lucha contra el nazismo y han sido distinguidos con los máximos honores en la vecina Francia. Este hecho da una idea clara de nuestra calidad democrática.

Por último, tampoco ha existido una reparación a las víctimas. Al contrario: muchos de ellos continúan en las cunetas, no se ha realizado una investigación oficial sobre los asesinatos y desapariciones y el trabajo que debía realizar el Estado lo tienen que realizar penosamente y sin apenas recursos las Asociaciones Memorialistas. Tampoco se ha esclarecido ni reparado a las víctimas del trabajo esclavo, ni se han establecido indemnizaciones por parte de las empresas que se vieron favorecidas por dicho trabajo. Muchas de ellas son hoy algunas de las mayores y más prosperas empresas del país. Ahí tienen una de las claves por las cuales existe tanto miedo a la memoria histórica.

Además, las estructuras judiciales, económicas y financieras del franquismo han pervivido hasta hoy. La legalidad franquista sigue estando en vigor. Esa es la consecuencia de la máxima de Torcuato Suárez Miranda –el arquitecto asturiano de la Transición-: “de la ley a la ley”.

Ese pretendido paso de una dictadura fascista a una presunta democracia sin desmontar las estructuras de la dictadura tenían una consecuencia previsible aunque ignorada entonces: si  pervivían las estructuras, también lo harían los “vicios” del sistema, su corrupción… En esas estamos. Ahora, la crisis ha hecho reventar las alcantarillas del sistema y la mierda ha llegado a la calle.

Otra consecuencia lamentable de la Transición es la de ver como la difamación permanente que el franquismo hizo de la Republica continua hoy con la misma tónica. La II Republica supuso que, por primera vez en España, se pusieran en marcha reformas que ya se habían realizado en toda Europa tras la Revolución Francesa, pero que no llegaron a España, en la que manteníamos una estructura pseudofeudal. La resistencia a tales medidas por parte de dicha estructura, apoyadas por la derecha española –por la cual jamás pasaron las ideas de la Ilustración-, de corte integrista en lo religioso y nacional-centralista, en lo administrativo, fue tal que Gil Robles, líder de la Ceda, no tenía reparo alguno en amenazar en la prensa de la época, que acabarían con las citadas reformas “por las buenas o por las malas”. A ello se le sumaba la labor de la integrista iglesia católica española, que espoleaba a los suyos desde los púlpitos. La misma Iglesia que tuvo un labor protagonista –a veces, incluso, con pistola en mano- en la Represión. Jamás  han pedido perdón por esa participación.

Esa ignorancia no ha servido –sino todo lo contrario- para cerrar y cauterizar heridas, como se ha venido sosteniendo. La también muy manida frase de “esas cosas mejor no revolverlas” es una de las más lamentables de este periodo. Esta frase –como muy bien reseñaba Gerardo Iglesias el martes- no es sino una amenaza por parte de los vencedores de la Guerra. Si a esto lo llaman ellos “cerrar heridas”, ya me contaran ustedes…

Ahora, observamos como las  clases dirigentes europeas y mundiales están aboliendo a un ritmo frenético todas las conquistas sociales logradas por los trabajadores tras la II Guerra Mundial. Están haciendo exactamente lo mismo que lo que hizo la Ceda de Gil Robles durante el llamado “bienio negro” de la II Republica. No es nuevo: lo que está ocurriendo se parece como una gota de agua a otra a lo que ocurrió tras el “crack del 29” y que derivó después a la II Guerra Mundial.

Dicen que la Transición Española la diseñó Henry Kissinguer con el propio Franco. También se ha hablado muchas veces de la “conexión alemana”, una operación con Billy Brand a la cabeza, para refundar una socialdemocracia española “a la europea”. De hecho, tras el Congreso de Suresnes, el PSOE renovado logró desplazar al histórico. La deriva hacia posiciones liberales por parte del PSOE es un hecho indiscutible…

También el papel de Santiago Carrillo y el PCE ha sido ampliamente discutido. Su papel en la Transición ha sido muy cuestionado y está lleno de errores garrafales. La izquierda institucional española ha sido muchas veces cuestionada. Y no sin razón…

Por esto, porque si queremos tener de verdad una democracia sin corrupción, sin los viejos vicios de la dictadura, el establecimiento de una segunda Transición, en la que se pongan en valor los preceptos de “verdad, justicia y reparación” son absolutamente vitales. De ahí que el acto de este sábado en El Mazucu sea vital…

En estos momentos, rescatar la verdad y ponerla en el primer plano político de la actualidad es imprescindible. Es una labor previa para poder tener una democracia de calidad. El sábado se va a homenajear a los que combatieron por la única democracia plena que España ha conocido en toda su historia. Ellos lucharon por nuestros derechos, por un futuro mejor para nosotros. Y lo pagaron con su vida. Merecen nuestro eterno reconocimiento.

El acto sirve además como devolución de otro realizado en el municipio vasco de Larrabetxu, en el que recientemente se homenajeó a los combatientes asturianos que murieron en la batalla que se produjo en ese municipio. No es solo un homenaje a los combatientes vascos y asturianos, sino a todos los combatientes que dieron su vida en la batalla más importante del Frente Norte y que serviría de manera importantísima en cómo se combatiría en la II Guerra Mundial. La “Legión Condor” alemana fue determinante para que los rebeldes franquistas vencieran en aquella batalla.

Una placa fascista que homenajea a los aviadores nazis continua, incólume, en el Alto de El Mazucu desde hace 70 años. España debe de ser el único país en el que aún continúan en pié unos monumentos que son considerados delito en el resto de Europa….

Mientras tanto, el monolito colocado también en El Mazucu para homenajear a los combatientes republicanos ha sufrido un atentado fascista: la placa ha sido arrancada y el monolito se ha visto mancillado con una pintada franquista. Esto demuestra, una vez más, la necesidad de poner en marcha el triple principio: verdad, justicia y reparación.

Rubén Norniella,  Periodista y miembro de la Junta Directiva de FAMYR


«El olvido es lo peor que nos puede pasar, aquí se pone nombre y rostro a los compañeros»

septiembre 15, 2013
El Comercio, 11.09.13 – 13 septiembre 2013

Quico’ pasó cuatro largos años en los montes de León; ‘Sole’, dos en la zona del Levante y Aragón. Ambos son ex guerrilleros que buscan recuperar la memoria histórica

«El olvido es lo peor que nos puede pasar, aquí se pone nombre y rostro a los compañeros»

Fransciso y Esperanza Martínez, ‘Quico’ y ‘Sole’, ayer en la exposición ‘Guerrilleros antifranquistas’. :: S. S. M.

En la plaza de Trascorrales ayer por la tarde no quedaba un hueco libre. Decenas de ciudadanos escuchaban los testimonios de dos miembros del movimiento guerrillero antifranquista; de Francisco Martínez y Esperanza Martínez, de ‘Quico’ y ‘Sole’, mientras quienes no pudieron contar su historia les miraban desde las paredes de la sala. «Aquí nos sentimos en lo nuestro. Conocimos a algunos de los compañeros asesinados que forman parte de esta exposición, que pone nombre y rostro a quienes el sistema democrático puso en el olvido», comentaban minutos antes de que diera comienzo la mesa redonda entorno a la muestra de Gerardo Iglesias.

Dicen que lo peor para ellos es ese olvido, esa «indiferencia ante las personas que lucharon contra la dictadura, solo para que el pueblo fuera libre». Ellos lo hicieron cada uno en su zona, cada uno con una historia que es la de muchos otros. Con permiso de ‘Quico’, las mujeres primero.

«No se ve la historia de muchas mujeres, pero jugaron un papel fundamental en las guerrillas. Sobrevivieron gracias al trabajo de las mujeres», defiende Esperanza Martínez, de 86 años, ‘Sole’ de seudónimo. Nació a 15 kilómetros de Cuenca, en una casería donde sus padres se dedicaban a la agricultura. Con 19 años comenzó a colaborar con la guerrilla. «Mis padres votaron en el 36 al Frente Popular, y yo me sentía contenta con la ayuda que ofrecía». Iba con su burra a Cuenca a comprar los enseres que los guerrilleros necesitaban. Hasta que visitas de mendigos, que no eran tales, comenzaron a sucederse en su hogar. No tuvieron más remedio que esconderse en el monte durante dos años. Su padre y su cuñado fueron asesinados y en 1952, cuando se deshizo la guerrilla de Levante y Aragón se fue al exilio, a Francia. Desde allí cruzó a pie una vez para trasladar a otros guerrilleros. En un segundo viaje fue arrestada y pasó 15 años en prisión. Pensaba que todo aquello sería reconocido, contado con la llegada de la democracia. «No fue así, por eso trabajamos en la caravana de la Memoria Histórica para que los jóvenes conozcan su identidad», cuenta.

Francisco Martínez, ‘Quico’ de apodo, de 88 años, también participa en esa ruta por todo el país. Natural del Bierzo, conoció desde niño a los «huidos de la revolución del 34», personas que el causaron «un impacto tremendo». Ya de niño vio muchos asesinados y decidió apoyar al movimiento guerrillero. Luego con su trabajo en la mina conoció a otras personas con las que forjó su identidad comunista.

Desde 1947 a 1951 vivió en los montes de León hasta que la última guerrilla de esa zona se disolvió. Residió en París hasta el año 90, aunque antes viajó a España. «En 1985 vine porque no estaba pasando nada con todas esas personas que murieron asesinadas. Vi que nadie les reconocía, que había una gran frustración y miedo», rememora. Por eso, ambos agradecen a la ciudad y al Gobierno local la muestra que «hace que vivamos porque no nos olvidan».

http://www.elcomercio.es/v/20130911/oviedo/olvido-peor-puede-pasar-20130911.html