Panteones de héroes frente a las fosas de los vencidos…

marzo 23, 2014
Fosa común en el cementerio de San Fernando (Sevilla). // LAURA LEÓN
Fosa común en el cementerio de San Fernando (Sevilla). // LAURA LEÓN

Dice Antonio Gala que, para conocer un pueblo,  es fundamental visitar el mercado y el cementerio. Son testigos mudos de la vida cotidiana y de la historia de cualquier municipio. Así sucede en Sevilla. Las calles del cementerio de San Fernando, una necrópolis de más de 270.000 metros cuadrados en el barrio de San Jerónimo, son elocuentes. Son el documento incómodo de una sociedad que quedó quebrada el 18 de julio de 1936, trazando una línea indeleble entre vencedores y vencidos. “Recoge perfectamente la doble historia del golpe militar y la represión”, explica el investigador José María García Márquez, “panteones y mausoleos de héroes, junto a vencidos en fosas comunes”.

El investigador José Díaz Arriaza ha censado el número de cuerpos depositados en fosas comunes dentro del camposanto sevillano entre 1936 y 1958. Y calcula que hay un total de 28.977 cadáveres en ellas, 3.540 correspondiente a ejecutados, víctimas de la represión directa de los sublevados. Cadáveres hacinados sin orden. “En las fosas del cementerio de Sevilla no solo se enterraban fusilados. Se usó como una forma más de enterramiento depositando en ellas cuerpos de indigentes, fetos, suicidas, fallecidos en hospitales, etc”. Así lo detalló el investigador en el Centro Cívico de Ranilla, en Sevilla, que desde principios de marzo acoge las jornadas Exhumando cuerpos, recuperando dignidades. Se trata, en cualquier caso, de cifras aproximadas, dada la dificultad de documentar los enterramientos.

Solo en los años de la Guerra Civil, se sepultaron 5.615 a cadáveres en las fosas del camposanto -de los 25.435 cuerpos sepultados-. Fue uno de los momentos álgidos, pero no el único: años más tarde, a principios de los 40, las consecuencias del hambre provocaron un repunte en este tipo de enterramientos y al final de esa misma década llegó el tercero, fruto de las “condiciones sociales de violencia e insalubridad” del momento. El horror de la guerra, la dureza de la posguerra y el terror de la dictadura. “Muchas veces nos quedamos en los fusilamentos por bandos de guerra o por consejo, o si acaso, muertos en prisión. Una represión directa”, explicó Díaz, “pero después hay una represión soterrada”. Es difícil clarificar las cifras de represaliados y definir las causas reales de muerte de las víctimas. Pasa, por ejemplo, con los ahogados: ”Un ahogado en el río en el mes de julio vale, y en septiembre, hasta en octubre. ¿Pero en el mes de enero?”, sostuvo el historiador, ”Cuando encuentras a un ahogado y a otro y a otro… ¿Qué son? ¿Suicidios? ¿Palizas y después lo tiraron al río?”.

La primera fosa de San Fernando se comenzó a utilizar en el año 1853, el primer año del cementerio: allí depositaron los cuerpos de un matrimonio procedente de la parroquia de Santa María La Blanca, en el centro de la ciudad, víctimas de una calentura cuando ambos rondaban los 40. Pero fue a partir de 1936, tras el levantamiento militar, cuando se aceleró la actividad en las fosas. La de Pico Reja, un espacio triangular de cuatro metros de profundidad, se abrió en el costado derecho del camposanto: “Durante el mes de julio de 1936, esta será la fosa donde se fueron arrojando los cadáveres de las víctimas causadas por la sublevación”, explicó Díaz. No tardaría mucho en llenarse: el 6 de agosto de ese mismo año, el administrador del cementerio comunicaba al alcalde Ramón de Carranza que la zanja ya estaba próxima a su límite. El investigador estima que allí se depositaron un número de cuerpos no inferior a 1.104: solo 253 están inscritos en los libros de partidas de enterramiento: fallecidos por aplicación del bando de guerra;  ejecutados por sentencia de consejo; heridos por arma de fuego, bomba o metralla; víctimas del enfrentamiento por las tropas, etc. El padre de la patria andaluza, Blas Infante, podría estar allí.

La segunda fosa de la guerra, la del Monumento, empezó a utilizarse en septiembre de 1936. Allí se homenajea cada año, el día 14 de abril, a los fusilados. “Suponemos que se empezaron a depositar cadáveres desde los inicios de septiembre”, explica Díaz, “y el 25 de noviembre de 1939 el administrador del cementerio comunicaba al alcalde que estaba agotada”. Sin embargo, matiza, se siguió utilizando hasta finales del mes de enero de 1940. Allí descansan no menos de 7.401 cuerpos.

Después llegaría la fosa Antigua, un largo pasillo de 25 metros de longitud por unos siete y medio de ancho, donde se enterraron alrededor de 5.621 cadáveres. Su construcción obligó a reutilizar otra zanja en desuso ante los problemas de espacio en el camposanto, utilizándose hasta junio de 1942. Ese mismo año se construyó la fosa de la Rotonda – 10.838 cadáveres- , utilizada hasta 1952. Después llegó la ampliación del cementerio y, con ella, la construcción de dos nuevas fosas. En la primera  -2.153 cuerpos hasta 1955- descansan los cadáveres de los últimos condenados por consejo de guerra. Sobre la segunda -1.860 cuerpos de 1955 a 1958- se construyó un edificio para servicios del cementerio para el año 2009 -los restos hallados fueron incinerados-.

En paralelo, Díaz cree que hay otras dos fosas en la zona del cementerio de judíos y disidentes, donde también fueron enterradas algunas víctimas. Allí están los restos de cuatro víctimas de la represión franquista, militantes de la CNT procedentes de Francia, que se enfrentaron a la Guardia Civil en 1952 en las calles del barrio sevillano de Nervión. ”La prensa local informó de este suceso desvirtuando los hechos para anunciarlo como un delito común y tratando a los protagonistas como un grupo de malhechores con antecedentes criminales”, explica Díaz.

TESTIGO DEL HORROR

El trabajo de Díaz recoge el horror que acompañaba a los enterramientos. Incluso circula información, explicó el historiador, sobre la posibilidad de que algunos de ellos fuesen sepultados vivos, como denunció el capellán del Hospital de San Lázaro ante los servicios religiosas del cementerio. Así se lo comunicó una persona que huyó de Sevilla a las autoridades republicanas en Málaga en 1937: “Con un grupo de los nuestros, no se preocuparon de rematarlos y al día siguiente, el capellán fue a protestar ante el general Queipo de Llano. Fue asesinado un día después”. Para Díaz, es más que probable que la situación fuese frecuente, dados los testimonios. Algunas víctimas fueron rematadas a pie de zanja, incluso por el propio sepulturero.

El título de la investigación, Ni localizados, ni olvidados, resume la situación actual del cementerio de San Fernando. “Ojalá sea posible cambiarlo cuando antes por otro más esperanzador y justo, localizados y honrados”, defendió el historiador. Pero recuperar la memoria de las víctimas, en este caso, parece un trabajo complicado. La mezcla de los restos, el número de cadáveres o la falta de documentación provocan que una eventual exhumación resulte compleja . “No tiene que ser óbice para hacer lo que haya que hacer, son problemas técnicos”, defiende el historiador José María García Márquez. En el cementerio de San Rafael, en Málaga, se han exhumado 2.840 cadáveres de represaliados de unas 4.400 víctimas repartidas por ocho fosas comunes, aunque en este caso todas acogían restos de fusilados. En Andalucía todavía quedan unas 600 fosas sin abrir de las 614 localizadas.

http://www.andalucesdiario.es/ciudadanxs/panteones-heroes-frente-fosas-vencidos/


Daniel Serrano Recio, 92 años y la historia de un exiliado que ha llegado al cine…

abril 29, 2012
En Castilla la Mancha, 20-04-2012 – 28 abril 2012

Lleva años luchando desde Francia por recuperar la memoria de su hermano

POR ELENA LLAVE. FOTO: S. ARBIZU Y H. BELIN. JUEVES, 26 DE ABRIL DE 2012

Daniel Serrano Recio. Nacido el 3 de enero de 1920 en La Torre de Esteban Hambrán (Toledo) y exiliado en 1963 a Francia después de luchar en el bando republicano y pasar 12 años en prisión. Cambian los nombres, los lugares y las fechas pero las historias de los que tuvieron que huir son muy parecidas. Este toledano de 92 años es el protagonista de “No darse por vencido”, un documental de una hora y media de duración dirigido por la española Susana Arbizu y el francés Henri Belin, hijo de españoles emigrantes.

La Biblioteca Municipal “José Hierro” de Talavera acoge el 27 de abril a las 19:00 horas la presentación de este largometraje seleccionado en Francia en los festivales internacionales de Cinemed de Montpellier, Traces de Vie de Clermont-Ferrand y Champ-Contrechamp de Lasalle. Acudirán los autores del mismo; Emilio Sales Almazán, presidente del Foro por la Memoria de Castilla-La Mancha; y el propio Daniel Serrano, quien ponía de manifiesto a encastillalamancha.es que “es hora de decir la verdad en España de lo que ha ocurrido; es necesario enseñar la historia en las escuelas”.
A sus más de 90 años tiene fuerzas más que suficientes como para seguir reivindicando la memoria de su hermano Eudaldo -quien llegó a ser nombrado teniente de alcalde de La Torre de Esteban Hambrán y fusilado en el cementerio del Este de Madrid en 1941- y para luchar por que su pueblo deje de llevar nombres de la dictadura.
Sus recuerdos de Toledo y de su pueblo están ligados a la escuela, a la que pudo ir hasta los 11 años, hasta que el duro trabajo en el campo le obligó a dejar el colegio y ayudar a su padre. También a la lucha de los obreros por conseguir mejorar el jornal de tres pesetas y un poco de vino con el que se tenían que sostener las familias. En La Torre de Esteban Hambrán, cuenta, la lucha política siempre fue muy intensa, primero gobernando “la derecha” -”que dio orden de cerrar la Casa del Pueblo (el lugar en el que se reunían los obreros) y la panificadora obrera”- y a partir de febrero del 36 con el gobierno de “la izquierda”. “Aquí todo cambió ya que dos consignas del programa del Frente Popular eran la construcción de escuelas y la reforma agraria, algo que se cumplió en mi pueblo a rajatabla”, dice Daniel, quien combatió en transmisiones en el ejército republicano.
Llegó la sublevación de las tropas de Franco y con ella la marcha de los combatientes republicanos a Madrid. Allí Daniel fue detenido y encarcelado tras el consejo de guerra en el que, además de los 12 años de cárcel que le impusieron a él, se condenó a siete hombres de La Torre de Esteban Hambrán a pena de muerte y a dos a 30 años de prisión.
Actualmente lucha para que su pueblo recupere la memoria de su hermano Eudaldo que él no ha podido quitarse nunca de la cabeza y para que “a un hombre que hizo tanto por el bien de su localidad se le honre de alguna forma”. Comparte esa lucha con la de borrar de las calles nombres heredados de la dictadura, habiéndose dirigido para ello a Emilio Sales, a la ex vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, a los alcaldes de La Torre de Esteban Hambrán…
Cree que el olvido a las tantas y tantas personas que hay enterradas en las cunetas de las carreteras y en las fosas comunes de los cementerios, víctimas de fusilamientos del Franquismo, “es un crimen de lesa humanidad, tal y como lo ha determinado la ONU”. “Hay que preguntarse quién es el responsable de que esto no se solucione”. Igualmente considera “inadmisible que en un país que ahora se llama democrático se tolere que aquellos que se levantaron contra un régimen legalmente constituido, en unas elecciones libres, luzcan sus nombres o sus símbolos en sitios públicos”.
En “No darse por vencido”, Susana Arbizu y Henri Belin proponen una reflexión de la España de hoy pero con un enfoque del pasado y de todo aquello que vivieron personas como Daniel Serrano, cuya particular batalla es el hilo conductor para hablar en el largometraje de lo que Belin calificaba de “memorias heridas”, las únicas que se plantean como “alternativa a la historia oficial”. Junto a Daniel también han dado la palabra a Acacia Condes, mujer exiliada que cruzó la frontera a Francia en brazos de su madre y que aún no ha recuperado los restos de su padre, un combatiente republicano; Eladio Martín, otro refugiado español, herido en la Guerra Civil; Julia de la Vieja Serrano, sobrina de Daniel; Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica; Ludivina García Arias, presidenta de la Asociación de Descendientes del Exilio Español; y Emilio Sales.

http://www.encastillalamancha.es/noticia/6290/wwwencastillalamanchaes#

a través del Foro por la Memoria

http://www.foroporlamemoria.info/2012/04/daniel-serrano-recio-92-anos-y-la-historia-de-un-exiliado-que-ha-llegado-al-cine/


Gernika pide que se reconozca que Franco ordenó el bombardeo

abril 29, 2012

Exige al Ejecutivo de Rajoy que admita que fue el dictador quien mandó a la Legión Cóndor el ataque en el 75 aniversario, que se celebra mañana jueves.

EFE Gernika (Bizkaia) 25/04/2012

Imagen del bombardeo de Gernika.

Imagen del bombardeo de Gernika.

El alcalde de Gernika, José María Gorroño, de Bildu, ha emplazado al Gobierno a reconocer que «la orden» del bombardeo de esta villa vizcaína por parte de la Legión Cóndor el 26 de abril de 1937, del que mañana se cumple el 75 aniversario, fue dada por Franco.

El primer edil ha vuelto a reclamar también que el Guernica que Pablo Picasso pintó sobre el bombardeo sea trasladado a esta localidad desde el Museo Reina Sofía de Madrid, donde se expone en la actualidad.

El alcalde pide que el cuadro de Picasso vuelva a Gernika

Gorroño ha lamentado que el Gobierno de España haya sido «incapaz» de admitir «la verdad» sobre el bombardeo, pese a que el de Alemania remitió en 1997 -en el 50 aniversario del ataque- al Ayuntamiento de Gernika una carta para expresar su condolencia por este ataque, del que reconoció que había sido perpetrado por la Legión Cóndor.

«Yo espero que el Gobierno central se digne a decir: ‘sí, señores, Gernika fue bombardeada a las órdenes de Franco», ha emplazado.

El alcalde ha explicado que este ataque aéreo fue perpetrado sobre Gernika porque la villa «es un símbolo de libertades y representa a una de las democracias más antiguas de Europa» al ser la sede de las Juntas Generales de Bizkaia.

«Espero que digan: ‘sí, señores, fue a las órdenes de Franco», dice el primer edil

También ha criticado las «muchas mentiras» que sobre el bombardeo fueron vertidas durante la dictadura, una época en la que el régimen franquista manipuló los medios de comunicación para hacer creer a la opinión pública que «los propios vascos habían bombardeado» esta villa.

En este sentido, ha lamentado que, además de no reconocer «la verdad» sobre el bombardeo, el Gobierno central haya venido siempre «poniendo excusas» a la posibilidad de trasladar al País Vasco el cuadro de Picasso, aduciendo los daños que el desplazamiento podrían causar en el lienzo.

«El cuadro en su día ya fue trasladado a una distancia mucho mayor, para llevarlo desde el MOMA de Nueva York hasta Madrid. Todo son excusas. Nosotros pedimos el cuadro como reconocimiento a nuestros padres y abuelos que sufrieron el bombardeo», ha reclamado.

Por otra parte, el alcalde de Gernika ha destacado que a los actos del 75 aniversario del bombardeo están invitados «todos los partidos políticos y todos los ciudadanos» porque, según ha dicho, frente la tragedia que supuso este ataque hay que anteponer «el respeto por la diferencia y la convivencia».

http://www.publico.es/espana/430795/gernika-pide-que-se-reconozca-que-franco-ordeno-el-bombardeo

 

 


Amelia Valcárcel cree que para conseguir una memoria histórica «unificada» en España «hay que perdonar mucho»…

julio 31, 2011

SANTANDER, 27 (EUROPA PRESS)

Amelia Valcárcel cree que para conseguir una memoria histórica "unificada" en España …

La catedrática de Filosofía Moral y Política de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y miembro del Consejo de Estado Amelia Valcárcel, ha afirmado este miércoles en Santander que en España «no existe» una memoria histórica «unificada y compartida» y que, para alcanzarla, «hay que perdonar mucho».

En este sentido, Valcárcel explicó que una Guerra Civil como la que vivió España hace 75 años es «muy dura» y, por ello, «nunca va a desaparecer» de la memoria de los españoles aunque se debería «limar» ese recuerdo. En su opinión, el principal inconveniente es que esa memoria depende de las vivencias y experiencias familiares de cada individuo.

«¿Cuánto dura la memoria de una guerra?», se preguntó la catedrática en una rueda de prensa en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) con motivo del Curso Magistral ‘El perdón’ que dirige desde el 25 hasta el 29 de julio, y que está patrocinado por Santander Universidades.

«Lo que no podemos es pedir a alguien que aguante que su abuelo o su tía estén enterrados en un camino», apuntó la también miembro del patronato de la UIMP, quien agregó que «todos los muertos deberían tener el mismo honor» y, de lo contrario, «no se habrá hecho verdaderamente el perdón».

La vicepresidenta del Real Patronato del Museo del Prado señaló que la sociedad del perdón empezó «muy tarde» y es «una enorme novedad en los últimos años», que comenzó a gestarse en el siglo III antes de Cristo. Hasta entonces el perdón no existía y los agravios se resolvían tan solo «con la justicia».

Valcárcel se refirió también a la «psicología del perdón» y se preguntó si realmente las personas son capaces de perdonar y olvidar y, en esta línea, comentó que «influye mucho» el temperamento, el carácter y la forma de ser de cada individuo y, por ello, «algunos seres humanos olvidan plenamente y otros.

Europapress vía Yahoo noticias


Izagirre considera «inaceptables» los ataques a las placas ubicadas en San Sebastián en honor a las víctimas franquistas…

julio 10, 2011

 

Foto de la Noticia

Foto: EUROPA PRESS

SAN SEBASTIÁN, 8 Jul. (EUROPA PRESS) –

   El alcalde de San Sebastián, Juan Karlos Izagirre, ha considerado  «inaceptables» los ataques que han sufrido dos placas en honor a las víctimas franquistas, situadas en la cima de Ulía y en Sagües, y que han desparecido, según les ha informado la Asociación de Víctimas del Genocidio Franquista. En ese sentido, ha subrayado que «hay que rechazar los ataques a la memoria de cualquier tipo de víctima» y que no se aceptará en la capital guipuzcoana «ninguna postura intolerante, ninguna violencia política».

   En una rueda de prensa celebrada en San Sebastián, Izagirre, ha indicado que la placa situada en el Paseo de la Zurriola en la Plaza Padre Claret, la colocó el propio Ayuntamiento hace dos años, y respecto a la situada en Ulía, ha explicado que «no es la primera vez que la hacen desaparecer». La Asociación de Víctimas del Genocidio Franquista es la que ha informado al Consistorio de los ataques a las placas.

   El Gobierno Municipal ha considerado estos actos como «ataques inaceptables», por lo que el alcalde ha apuntado que «hay que rechazar los ataques a la memoria de cualquier tipo de víctima, más aún en lo referente a estas víctimas que son testigos de una historia popular, colectiva, silenciada y dejada de lado durante décadas».

   «No queremos en San Sebastián ninguna postura intolerante, ninguna violencia política y trabajaremos codo a codo para este fin, tanto con organizaciones de víctimas franquistas como con otro tipo de organizaciones y agentes y con la propia comunidad educativa», ha añadido Izagirre.

   Asimismo, ha afirmado que el Gobierno Municipal ya ha dado orden de recolocar la placa ubicada en la Plaza de Sagüés «nada más terminar la nueva placa de marmol» y respecto a la de Ulía, que hasta ahora, «el recuerdo a los donostiarras fusilados lo había mantenido una asociación de Ulía», han anunciado que el Gobierno Municipal «la colocará y se hará cargo de su mantenimiento».

   Además, el propio Gobierno Municipal se encargará de organizar en Sagües el acto en recuerdo a las víctimas del franquismo «al que llamamos a participar a todos los donostiarras».

   Por otro lado, el alcalde de la ciudad ha expresado su rechazo al ataque al monolito de Juan Mari Jauregi «al igual que se rechaza todo tipo de actuación independientemente del origen de la misma». Además desde el Gobierno Municipal, han querido hacer suya la nota que sacó la Diputación de Gipuzkoa.

   «Todas las víctimas merecen su reconocimiento y reparación y la reconciliación será un paso fundamental para superar todas y cada una de las consecuencias del conflicto y del uso de cualquier tipo de violencia», ha concluido.

Agencias. Europapress:

http://www.europapress.es/euskadi/noticia-izagirre-considera-inaceptables-ataques-placas-ubicadas-san-sebastian-honor-victimas-franquistas-20110708133754.html


«Soy un embustero, pero no un falsario»

junio 28, 2011

Lo dice Enric Marco, sobre las ruinas de su inventada autobiografía de luchador antinazi y deportado en el campo de concentración Flossenbürg. El destituido presidente de la Amical de Mauthausen y exlíder de la CNT trata de levantar una versión honorable de su vida

26/06/2011

Enric Marco en 2003, cuando presidía la asociación Amical de Mauthausen, junto a una bandera alusiva a los exterminios nazis.- AP

Sentado a la mesa de un café en Sant Cugat del Vallès (Barcelona), donde reside, Enric Marco Batlle, expresidente de la asociación de deportados en los campos de concentración nazi Amical de Mauthausen y ex secretario general de la CNT, comenta sus vivencias en la Alemania de Hitler. Tiene 90 años, pero este hombre pequeño, de bigotillo teñido, que luce un alfiler con la insignia republicana en la solapa, se expresa con fluidez, sin titubeos ni lagunas, desde la solvencia de una memoria bien engrasada y una dialéctica de acertadas pausas narrativas y golpes de énfasis.

 Fue a Alemania como trabajador voluntario y pasó seis meses de cárcel, según el historiador que descubrió la impostura

«Me convertí en voz y brazo de los deportados porque yo también sufrí prisión en Alemania», explica Enric Marco

«En aquellas situaciones límite de vida o muerte, uno aplicaba sus propios mecanismos de supervivencia», explica con una voz gruesa cargada de tensión emocional; la mirada brillante, detenida, paralizada desde dentro por recuerdos que se antojan abrumadores. «Cuando querían hacer un escarmiento, se llevaban a uno de cada 25 de nosotros para matarlo. Aquel día vi llegar al SS y tuve la conciencia de que venía a por mí. Llegó y, en efecto, me apuntó con el dedo. No habló, solo me señaló con el dedo. Yo levanté la cabeza y le dirigí la sonrisa más seductora que he hecho jamás. Entonces, él dijo: ‘Spanisch, an einem anderen Tag’ (‘El español, otro día’), y siguió adelante».

El problema con Enric Marco es que se sabe quién no es, pero no se sabe quién es. El periodista que escucha sus relatos ya sabe que este anciano, que no aparenta su edad, no volvió, en realidad, de los campos de la muerte, aunque haya representado durante largos años el testimonio del horror ante el mal absoluto, la lucha contra el olvido y el propósito imposible de hacerle justicia al pasado. Sabe que el presidente de la Amical de Mauthausen que el 27 de enero de 2005 subió a la tribuna del Congreso de los Diputados para hablar en nombre de los 10.000 republicanos españoles deportados por el Tercer Reich no era el preso número 6.448 del campo de Flossenbürg que decía ser. Y sabe también que el brillante orador -«cuando llegábamos a los campos en aquellos trenes infectos, para bestias, nos desnudaban completamente, sus perros nos mordían y sus focos nos deslumbraban. Nos gritaban en alemán ‘¡links!’, ‘¡rechts!’ (¡izquierda, derecha!); nosotros no entendíamos, y no entender una orden te podía costar la vida»-, que hizo que se le saltaran las lágrimas a Carme Chacón y que la emoción asomara en los ojos del propio Rubalcaba, no estuvo nunca en un campo de concentración.

Estuvo en la Alemania nazi, sí, pero como integrante del contingente de trabajadores voluntarios que Franco envió a Hitler. Cuando el historiador Benito Bermejo descubrió el nombre de Enric Marco en el correspondiente listado del archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Enric Marco se disponía a participar, junto al presidente Zapatero, en el homenaje internacional que se celebró el 7 y 8 de mayo en Mauthausen por el 60º aniversario de la liberación del campo. «El auténtico preso 6.448 de Flossenbürg fue Enrique Moner Castells, nacido en Figueras en el año 1900. Enric Marco descubrió ese nombre en los archivos de ese campo de concentración y pensó que la coincidencia en el nombre de pila y la inicial del apellido le permitiría suplantarlo, pero el archivero Johannes Ibel se negó a expedirle un certificado que indicara que uno y otro eran la misma persona», explica el historiador.

Más que un escándalo, la noticia de que Marco no había estado deportado produjo una sacudida profunda, sorda y lacerante en los colectivos republicanos, como si el alma se les cayera repentinamente a los pies y luego les pasara por encima la apisonadora de la burla. ¿Cómo se puede hollar con la mentira el territorio sagrado de la memoria europea donde reposan el sufrimiento y la desolación suprema, la degradación mecánica, industrial, del individuo, el ejercicio de la máxima ignominia y barbarie humana? ¿Qué le llevó a Enric Marco a hacerse pasar por deportado?

Se lo pregunto, y este hombre que visitaba un centenar y medio de colegios e institutos al año dando charlas dice que lo hacía para que la denuncia del nazismo fuera más efectiva y dejara mayor huella en la memoria de las gentes. Una cosa es cierta: Marco era el mejor conferenciante de la asociación, nadie como él mantenía la atención del público hasta el final y era capaz de tensar el discurso, trufarlo de relatos impactantes y provocar la catarsis. Nadie permanecía indiferente en su asiento cuando él tomaba la palabra. «Soy Enric Marco y nací el 14 de abril, Día de la República», decía, y ahí mismo iniciaba su sabotaje a la verdad, porque en realidad nació dos días antes, el 12 de abril. «El primero que se quedó de piedra fui yo. Viajábamos mucho juntos para ir a dar charlas y nunca le cogí en un fallo. La gente todavía nos pregunta por él», comenta Liberto Villar, hijo de deportados.

Así que el discurso del embustero construido sobre el artificio de anécdotas prestadas o inventadas tenía más éxito que la versión auténtica de los hechos; que la mentira bien adobada resultaba más efectiva que la verdad desnuda. La tesis probada de Enric Marco es que la historia bien contada por un farsante resulta más atractiva que la del protagonista o testigo directo. Claro, que no estamos aquí ante un actor, un intérprete, un narrador cualquiera, porque, entre sorbo y sorbo de té y como quien no quiere la cosa, Enric Marco puede enhebrar ante el periodista frases sin duda aprendidas, pero cargadas de intensidad dramática. «Por la noche, en la barraca, se respira el aire denso, turbio, espeso, de la humanidad de aquellas gentes. Por un momento, los ronquidos dejan paso a un gran silencio y se oye un aullido animal, pero no, no es de un animal, es de un hombre que se queja como si fuera una bestia». Marco habla en tiempo presente, cuida las pautas y el énfasis; como un profesional del relato.

«Era tan brillante que deberíamos haber sospechado», se lamenta una socia del Amical. «Nos engañó a todos: a nosotros, a las autoridades, a los profesores y alumnos de los institutos… -«a los periodistas nos lo daba todo hecho porque sabía lo que queríamos», reconocen Carme Vinyoles y Pau Lanao, autores de un buen reportaje publicado en El Punt-; a todos, salvo a algunos deportados que, de todas formas, no se atrevieron a acusarle en público. «Estuvimos con él en una comida de supervivientes y a mi marido le dio mala espina. Siempre pensó que no había estado en un campo en su vida», afirma Lucía, esposa de Francisco Aura Boronat, el único superviviente de Mauthausen en España. A sus 93 años, Francisco se encuentra demasiado delicado de salud como para atender al periodista. «Marco se hacía el gracioso y dicharachero y dijo en la comida que las albondiguillas de bacalao eran peores que las del campo. Mi marido le replicó que en los campos no había albondiguillas de esas». Según su esposa, Francisco Aura Boronat evita hablar de Mauthausen porque «cuando habla de aquellas penalidades luego ya no es persona».

Es sabido que las pesadillas y terrores nocturnos son una constante en la vida de los antiguos deportados, gentes resucitadas, pero marcadas hasta tal punto por el horror, la culpa de haber sobrevivido, el sufrimiento y la angustia que, en muchos casos, no pudieron ya disfrutar verdaderamente de la existencia. «A mi marido, aquello le dejó de por vida una salud muy delicada y lo acompañó hasta su muerte. Siempre llevó Mauthausen incrustado en el cerebro noche y día», comenta Feli, viuda de Fernando Lavin. En contraste con los auténticos supervivientes, por lo general silenciosos o lacónicos, temerosos de que los recuerdos reavivaran la experiencia traumática de la deshumanización de la persona, Enric Marco es un genio comunicativo que, como buen embustero, sabe que las mentiras deben tener un ingrediente de verdad.

«Soy un embustero, sí, pero no un farsante, ni un falsario. Lo mío fue una simple distorsión de mi propia historia. Me convertí en la voz y el brazo de los deportados porque yo también sufrí cárcel en Alemania. Que me digan qué diferencia hay entre la cárcel y el campo de concentración. No solo fui esclavo de los nazis, también resistente», sostiene él con gesto desafiante y la mirada volcada, ahora, sobre el periodista. En su primera versión, Enric Marco era un joven libertario que, tras la Guerra Civil, escapó a Francia por el puerto de Barcelona gracias a un pariente aduanero que le metió en un barco de fruta rumbo a Marsella. En Francia, se incorporó a la Resistencia, pero fue detenido por las falanges del mariscal Pétain, entregado a la Gestapo en Metz y conducido a Kiel a trabajar como mecánico en una fábrica de guerra. Cuando los alemanes descubrieron que saboteaba la producción, le enviaron al campo de Flossenbürg, y tras la liberación volvió a España a luchar en la clandestinidad contra el franquismo.

Sobre las ruinas de esa versión, desbaratada al ponerse al descubierto que se alistó como trabajador voluntario para Alemania en la oficina de reclutamiento de la calle de Peláez de Barcelona y que firmó un contrato con los astilleros de la compañía Deutsche Werke Werft, Marco trata ahora de asentar otra que salve su honorabilidad en lo posible. Según este nuevo relato autobiográfico, fue detenido en la base submarina de Kiel por sabotear la reparación de lanchas torpederas, torturado durante seis días por la Gestapo, encarcelado como preso preventivo y liberado al cabo de ocho meses.

Nuestro hombre se ha traído a la cita con EL PAÍS una abultada carpeta repleta de escritos autobiográficos y documentos en alemán, algunos traducidos, que parecen mostrar que, efectivamente, fue procesado por «atentar contra el Estado alemán» y encarcelado en Kiel, aunque no revelan el desenlace judicial del caso. Uno de los textos de su nueva biografía está encabezado por la máxima: «Si no dices quién eres, alguien dirá lo que no eres», que en su caso podría ser doblada con esta otra sentencia: «Si dices lo que no eres, te negarán lo que eres».

Desde la autoridad que le da haber estudiado la totalidad del sumario, Benito Bermejo asegura que Enric Marco fue absuelto, en una sentencia en la que se indicaba que el procesado no era un elemento peligroso, sino tan solo «una persona muy joven que había tratado de darse importancia ante sus compañeros». En apoyo de su dictamen, el tribunal citó la declaración del jefe inmediato del acusado, quien le excluyó de toda acción de sabotaje y le avaló como un buen trabajador. «Enric Marco estuvo seis meses en la cárcel en Alemania. Volvió a España en 1943 con un permiso de trabajo y ya se quedó aquí. En los archivos del Ministerio de Exteriores consta que un familiar de Marco se interesó por su situación y que el Gobierno de Franco le respondió que estaba encarcelado en Alemania cumpliendo una pena de seis meses por mal comportamiento», asegura el historiador.

Una pregunta que Enric Marco no acaba de despejar es por qué un joven anarquista huye de la España franquista para trabajar voluntario en la Alemania nazi. «Me asfixiaba en la España de la posguerra, con sus símbolos franquistas, la Iglesia…», responde. Otra incógnita es cómo, dónde, con quién luchó en la clandestinidad contra el franquismo durante los 33 años que van desde que regresó de Alemania hasta que empezó a aparecer en los círculos de la CNT. «Estuve sin documentación viviendo a salto de mata. Sí, trabajé como mecánico en un taller de las Cortes de Barcelona. Me detuvieron varias veces; no sé: dos o tres». Según las averiguaciones de este periódico, Enrique Marco Batlle trabajó de mecánico durante largos años en lo que hoy es el taller de coches Vinyals, en Travessera de les Corts, 46, de Barcelona. «Trabajó aquí en los tiempos en los que esto se llamaba Talleres Coll-Blanch y, más tarde, Talleres Cataluña. Era el marido, bueno, la pareja, de la entonces dueña del taller, María Belver Espinar, ya fallecida. Siempre nos contó que había estado en un campo de concentración, y, que yo sepa, no estuvo detenido, al menos no entre 1969 y 1979 mientras trabajé en el taller», indica Antoni, antiguo empleado.

Los vecinos del número 57 de la calle de Oriente de Barcelona recuerdan perfectamente a María Belver y Enric Marco como una pareja amable y educada que se disolvió tras largos años de convivencia, después de que el segundo conociera ya en la cincuentena a una estudiante de historia madre de sus dos hijas. También el dueño del bar Juan, en la esquina de Travessera de les Corts, guarda un buen recuerdo del antiguo mecánico del taller vecino. «Le conozco desde 1976, es una buena persona que se desvivía por los demás. Aquí no hablaba de política, pero sabíamos que había sido de la CNT. Una vez, hace 15 años o así, vino una televisión alemana a filmarle en el bar».

La mentira de Enric Marco viene, pues, de muy lejos, aunque solo se acercó a la Amical de Mauthausen a finales de 1990 y la CNT no supo de él hasta la Transición política. Los dirigentes libertarios Juan Gómez Casas y Luis Andrés Edo ya advirtieron de que no había «nada sólido en la biografía» de Enrique Marco, pero nada impidió que este alcanzara la secretaría general de la CNT, la presidencia de la Amical y la Cruz de Sant Jordi con la que la Generalitat premió su trabajo directivo en la Federación de Padres y Madre de Alumnos de Cataluña.

¿Quién es, en realidad, Enric Marco?, le pregunto. «Tuve una infancia propia de un relato de Dickens. Llegué al mundo en el centro psiquiátrico de Sant Boi de Llobregat, en lo que antes se llamaba el manicomio, porque mi madre estaba allí ingresada. No disfruté de sus mimos; ni siquiera llegó a darme de mamar. Una vez al mes me llevaban a verla.

-Enriqueta, mira qué niño más guapo ha venido a verte; es tu hijo.

-Sí, es guapo, pero ese no es el mío; el mío es más pequeño. Me han dicho que si trabajo mucho en el lavadero me lo devolverán

Apenas recuerdo a mi padre. Él se echó una mujer analfabeta y alcohólica que por las mañanas me mandaba a buscar un cuartillo de aguardiente y me hacía leerle novelas. Así, empecé a leer a Cervantes, Dumas, Zola… Yo no me enteraba demasiado de lo que leía, pero tenía una buena dicción y por eso me sacaban a la tarima para que leyera al resto de la clase».

¿Dónde acaba su impostura y empieza su verdad? «Debajo del disfraz hay un hombre de carne y hueso», nos dice él en tono solemne y un punto arrogante. «No mentí en lo fundamental, aunque sea un embustero. No necesito consultar con un psiquiatra. ¿Qué crimen he cometido para pedir perdón?». Lo que es seguro es que Enric Marco Batlle, megalómano de ego grande en un cuerpo pequeño, ha dedicado gran parte de su vida a fabricarse escenarios imaginarios donde forjar la pretendida doble personalidad heroica de víctima y resistente. Ha perseguido con ahínco encarnar la figura del líder republicano y ha representado su papel con genialidad. Porque, después de tantos años de connivencia entre la farsa y lo auténtico, Enric Marco, quien quiera que sea en el pliegue más recóndito de su cerebro, es un actor adicto a la escena. Como terapia personal, puede que le viniera bien volver a dar charlas sobre los peligros del nazismo. Claro que entonces tendría que empezar diciendo: «Me llamo Enric Marco y estuve a punto de nacer el 14 de abril, Día de la República. He sido un embustero porque no estuve en la Resistencia y no conocí el campo de concentración de Flossenbürg ni ningún otro, pero puedo contarles lo que vivieron los deportados…». –

El País.com


Rivas crea un parque temático para inculcar Memoria Histórica a niños…

mayo 22, 2011

El Ayuntamiento comunista de Rivas-Vaciamadrid lleva más de una década buscando fórmulas para glorificar la memoria de los combatientes republicanos que, en febrero de 1937, se enfrentaron a las tropas del general Varela en la Batalla del Jarama. La idea ha cuajado finalmente con la expropiación de unos terrenos en el cerro Los Migueles, frente al kilómetro 17 de la A-3, donde se han reconstruido unas trincheras republicanas. Poco importa que esas trincheras no tengan nada que ver con la Batalla del Jarama, que, como su propio nombre indica, no tuvo lugar a orillas del Manzanares, río que se une al Jarama en el Espolón de Vaciamadrid.

Aunque el Espolón fue tomado por las tropas de Varela el 8 de febrero de 1937, el grueso de la Batalla tuvo lugar varios kilómetros al sur, cuando los franquistas cruzaron el Jarama por los puentes Pindoque y de San Martín de la Vega (11 y 12 de febrero), enfrentándose a las brigadas internacionales. Aunque los de Varela ganaron terreno, no consiguieron el objetivo principal de cortar el abastecimiento de Madrid por la carretera de Valencia, aislando por completo a la capital.

Adoctrinamiento

Aunque los terrenos de la Batalla no están en su municipio, y el contraataque republicano se dirigió desde Arganda del Rey y Morata de Tajuña, el alcalde de Rivas, José Masa, no desaprovecha oportunidad de apadrinar, cada mes de febrero, las actividades en honor de los brigadistas internacionales que murieron al enfrentarse a legionarios y regulares en el lugar conocido como Colina del Suicidio o en el Pingarrón, en el camino entre San Martín y Morata.

En las trincheras del Parque temático de Los Migueles, el Ayuntamiento de Rivas lleva a los escolares –incluso a los extranjeros que llegan a los colegios de la localidad en intercambios– para adoctrinarles en su programa, que pretende fomentar “los valores de democracia y antibelicistas” y demonizar el “régimen dictatorial y privador de las libertades más elementales” instaurado por Franco.

Este proyecto de fines “didácticos” está apoyado por el Ministerio de la Presidencia, que en el ámbito del Jarama ha financiado otros más serios, como el descubrimiento, en febrero pasado, de tres grandes fosas en la zona del Pingarrón, con restos de cientos de muertos de las Brigadas Internacionales, marroquíes de Regulares e irlandeses que combatían en las filas de Franco. En virtud de la Ley de Memoria Histórica, sólo a los primeros –los del bando republicano– se les reconocen derechos, y a sus descendientes, la nacionalidad española.

Revolución en Rivas

De quienes no se acuerda para nada el Ayuntamiento de Rivas es de las víctimas de la revolución en zona republicana que fueron asesinadas en esa localidad. El único residente víctima de esos desmanes fue el sacerdote Luis Rodríguez Castro, de 30 años, asesinado el 25 de julio de 1936 en la Finca El Parral, donde se instaló el Comité y Casa del Pueblo de la Sociedad de Trabajadores de la Tierra.

Quienes en la postguerra fueron señalados como autores del crimen (legajo 1508 de la Causa General), Eustaquio de Bustos Rozalén y Eladio García Aparicio, así como el resto de personas que intervinieron en la quema de las tres iglesias del pueblo, aparecen hoy en el Memorial de víctimas de la guerra del Ministerio de Cultura como personas a las que se debe honrar “para siempre” por haber sido perseguidas por el franquismo.

Además del sacerdote, fueron asesinadas en Rivas 228 personas a partir del 20 de octubre de 1936, por obra de los chequistas que liquidaban a las personas sacadas de las cárceles de Madrid. La memoria del Ayuntamiento de Rivas no alcanza a recordarlas, aunque fueron enterradas en su cementerio.

La Gaceta (Intereconomía) vía google noticias



Situación de la investigación sobre la represión franquista en Madrid: Pereza o miedo intelectual…

abril 20, 2011
Santiago de Córdoba Ortega, 16 de abril de 2011 – 19 Abril 2011

Intervención en el Homenaje a las víctimas de la represión franquista en Madrid

 Amigos, amigas,… familiares de las víctimas de la represión franquista en Madrid.

Mi participación en este acto no es por méritos propios, sino por una invitación generosa de Tomás Montero, que agradezco porque me permite estar en el V aniversario del homenaje a las víctimas del franquismo y volver a veros en este lugar para la memoria después de casi un año.

Sólo soy un historiador provinciano y un viejo socialista que en 1966 se comprometió con los exiliados españoles al Sur de Francia, formó parte de la oposición sindical al franquismo en Madrid hasta 1976 y retornó a Andalucía para reconstituir con otros socialistas las organizaciones de UGT y PSOE en pueblos y aldeas de la provincia de Jaén.

Desde hace tres años vengo a Madrid, sintiendo Madrid como una nueva etapa de mi vida. Fue el 22 de septiembre de 2008 cuando comencé esa etapa. Tomás Montero lo puede atestiguar. Nos conocimos cuando en aquel día ilusionante, hoy tachado por la injusticia de la Justicia contra Baltasar Garzón, llegaba a Madrid con mi investigación bajo el brazo y registraba en el Juzgado número 5 de la Audiencia Nacional la documentación de 3.253 jienenses desaparecidos entre 1936 y 1952:

  • 2731 habían sido víctimas de la represión franquista en Jaén.
  •  388 en otras provincias y
  •  134 en Francia y Austria por el exterminio nazi.

Desde entonces mi investigación ha sido un éxodo buscando a republicanos y republicanas jiennenses desaparecidos por la represión franquista no sólo en Andalucía, sino en otras Comunidades, como la de Madrid. Han pasado casi tres años y al 31 de marzo de 2011 el número de víctimas documentadas se han incrementado en 339 nombres, de las que ahora 15 sus familiares no sólo han conseguido conocer el lugar de la muerte y circunstancias, sino que 5 han sido exhumadas y enterradas en los pueblos de origen, junto a sus familiares queridos, mientras que el resto esperan los resultados de ADN para volver después de 70 años a casa.

En 1977, cuando Gil Robles volvió del exilio dijo: “En los cuarenta años pasados hay muchos españoles culpables como el dictador o quizás más”. A esta verdad habría que añadir que hoy la democracia española también es culpable por haber olvidado no sólo a los franquistas culpables en cada uno de los pueblos de España, sino también a sus víctimas…Creo que este es uno de los objetivos que nos reúne aquí, porque no hay mayor homenaje a las víctimas del franquismo que conocer sus nombres para la historia. Es lo que Julia Conesa, una de las Trece Rosas, pidió a su madre en la carta que escribió antes que la fusilaran el 5 de agosto de 1939 en este cementerio: “que mi nombre no se borre en la historia”.

Antes de seguir quería decirle a Mirta Núñez, la admiración que siento por ella como mujer e intelectual. Desde hace años y años si se quiere conocer “Los años del terror” franquista en Madrid, ella es su principal y única referencia.

No voy a citar ahora la extensa bibliografía de Mirta, aunque sí una de sus obras, la que compartió con Antonio Rojas “Consejo de Guerra: Los fusilamientos en el Madrid de la posguerra, 1939-1945″. El conocimiento nominal de las víctimas que nos facilita es uno de los motivos por el que estamos aquí una vez más.

Según mis datos, en Madrid se conocen hasta ahora los nombres de 3.188 víctimas del franquismo. Tomando como fuente la información que facilita la Web MEMORIA Y LIBERTAD, los lugares de muerte de estas 3.188 víctimas fueron:

Lugar del fallecimiento Nº

Cementerio del Este 2 684

Cementerio de Alcalá de Henares 299

Cementerio de San Lorenzo del Escorial 79

Carabanchel – Campamento 18

Colmenar Viejo 11

Varios (cárceles, cuartelillos, etc) 97

TOTAL…………………………………………………..3.188

 A este número habría que sumar muchos nombres más, como los fusilados en las cabezas de los partidos judiciales de Madrid, que fueron muy numerosos, como en Aranjuez y en Arganda del Rey

Hace unos días intercambiando datos de investigación con mi amigo e historiador José María García Márquez, comentábamos la situación en la que se encuentra la investigación sobre la represión franquista en la Comunidad de Madrid. Entre otras cosas le decía:

“…la investigación sobre la represión franquista en Madrid se encuentra en cuna por la desidia de historiadores de Madrid. Es una vergüenza que en esa Comunidad uniprovincial, con 15 universidades (7 públicas y 8 privadas), no se haya investigado el grado y naturaleza de la represión franquista, salvo Mirta Núñez. Creo que a este estado de cosas es a lo que se refiere Miguel Artola cuando afirma: “No es que la historia de España cuente con grandes lagunas, en realidad son auténticos agujeros negros”.

“Tengo la impresión de que las 15 universidades de la Comunidad de Madrid tienen pereza o miedo intelectual a investigar la represión franquista. Les falta el compromiso social con Madrid, porque no creo que este agujero negro sea por la sorprendente conclusión a la que recientemente ha llegado Damián González, profesor de la Universidad Castilla-La Mancha. Según él «La historiografía española hace tiempo que superó la fiebre cuantificadora (absolutamente necesaria por otra parte) y ha sabido dirigir su atención hacia aspectos más cualitativos que trascienden la mera represión física de posguerra. No obstante, la asociación entre violencia franquista e inmediata posguerra continúa excesivamente asentada en el imaginario colectivo e incluso predomina en las declaraciones políticas de condena a la dictadura. Eso es algo que debe cambiar”.

“Creo que Damián González desconoce el grado de la represión física del franquismo, porque ésta aún está sin cuantificar documentalmente según los hechos y no según las impresiones. Si todos coincidimos que desde que se gestó el golpe de estado por Franco y su tropa de generales, la base en la que se sustentó la guerra civil y la posguerra fue en la represión y la eliminación del enemigo, o como afirma Mirta «La estrategia tenía como puerto final el silencio y el aislamiento para los supervivientes», el objetivo debiera ser conocer con máxima aproximación esa represión física. Si no se cuantifica hasta dónde llegó el grado de violencia, ¿qué rigor científico tendrán las investigaciones sobre represión durante la guerra civil y la posguerra?

“Hoy, después de más de 70 años, se desconocen aún las cifras de fallecidos por la represión franquista en muchas provincias y comunidades, como es el caso de Madrid. Lo peor de este desconocimiento es que allí donde eso sucede, las cifras que se conocen son las que han publicado los historiadores propagandistas del franquismo, como los generales Rafael Casas de la Vega y Ramón Salas Larrazábal, o del sacerdote Ángel David Martín Rubio. Por ejemplo, Ramón Salas, que ha tenido una gran influencia sobre los historiadores neofranquista, toda su investigación sobre la represión republicana y nacionalista se basa en interpretaciones estadísticas del INE y cuando las fuentes son los registros civiles duplica las inscripciones del lugar de la muerte con el de la naturaleza de la víctima, sobre todo si esta es nacionalista.

“Tomando como fuente la publicación «Violencia roja y azul: España, 1936-1950”», coordinada por Francisco Espinosa y editada el pasado año por Crítica, los datos de la represión republicana y franquista en Madrid es la siguiente: 3.204 víctimas por la represión franquista y 8.815 por la represión republicana.

Represión republicana: Rafael Casas de la Vega,

Represión franquista: Mirta Núñez, Antonio Rojas y Tomás Montero

“Tengo la impresión de que los historiadores y el Departamento de Historia Contemporánea de las Universidades de Madrid tienen miedo a investigar la represión franquista en esta Comunidad Autónoma. Posiblemente sea porque el estigma de la matanza de Paracuellos sigue siendo ayer como hoy la bandera del franquismo y del neofranquismo que rige los destinos de un Madrid tan universal como preso por la propaganda

“No quiero resaltar mi investigación, sólo pretendo comparar Madrid con una investigación del casi 100% del total posible de víctimas del franquismo, como es el caso de Jaén.

“Al 31 de marzo de 2011, en mi base de datos tengo 2.753 víctimas en la provincia de Jaén por las siguientes causas:

 CAUSA DEL FALLECIMIENTO EN LA PROVINCIA DE JAEN         NÚMERO

Fusilado en aplicación del bando de guerra………………………………………………..59

Fusilado en aplicación de sentencia del consejo de guerra……………………………..1.959

Fallecido por armas de fuego de la Guardia Civil……………………………………………73

Fallecido por armas de fuego de la Guardia Civil en aplicación de la “ley de fugas” ……….53

Muerte violenta……………………………………………………………………………..19

Muerte violenta por arma de fuego…………………………………………………………37

Fallecimiento en prisión por enfermedad debido a las condiciones carcelarias…………….310

Muerte violenta en prisión por torturas……………………………………………………222

Fallecimiento en prisión sin datos de su causa………………………………………………21

TOTAL………………………………………………………………………………………………………………2.753

 “Si el aparato represivo en la provincia de Jaén se montó como en Madrid, a partir del 1 de abril de 1939, y comparamos la represión en Jaén con la conocida en Madrid, deduzco que la investigación en la capital de España tiene auténticos agujeros negros. Para confirmarlo basta con conocer la estadística del aparato represivo y control franquista en el municipio de Madrid desde 1939 a 1950. Este agujero negro en la investigación, como diría Miguel Artola, sería mayor si también se sumara el de toda la Comunidad.

“Con los datos que facilita Antonio Ortiz Mateos en “Lugares de la Memoria: Las cárceles de Madrid en la posguerra”, he elaborado una estadística con el número de centros de represión y muerte en Madrid durante la posguerra. No sería descabellado afirmar que la cifra de víctimas por la represión franquista pueda superar las cuatro mil, pero ahí que demostrarlo:

 CENTROS DE REPRESIÓN Y MUERTE EN EL MUNICIPIO DE MADRID   Nº

Campos de Concentración…………………10

Comisarías de Distrito……………………..11

Cuarteles de la Guardia Civil……………….8

Delegaciones de Falange en Distritos…….10

Otros centros de detención y tortura…….10

Cárceles de mujeres……………………….6

Cárceles de hombres……………………..15

Cementerios………………………………14

TOTAL………………………………………………..84

 Hasta aquí mi exposición a José María García Márquez cuando hace unos días le pasaba por correo los nombres de 22 sevillanos fusilados en este Cementerio. Ahora no sólo confirmo mi preocupación, sino que creo que cuando la investigación del franquismo está aun en ciernes, la enseñanza de nuestra historia del pasado más próximo sigue contaminada con la enseñanza heredada del franquismo. No es una afirmación gratuita, sino una situación real. He observado en los medios de comunicación y en la calle que en las provincias donde la investigación sobre la represión franquista no ha sido objeto de un proyecto total del Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad, o de algún historiador, el subconsciente colectivo de sus habitantes siguen bajo la enseñanza de “La Causa General” y de la historiografía neofranquista, Por el contrario, donde la investigación ha dado a conocer la magnitud exacta de la represión no sólo franquista, sino también la republicana, se terminó la manipulación e incluso el miedo al pasado.

Para terminar y confirmar lo anterior, compararé los datos que facilitaba el general Ramón Salas en su libro “Pérdidas de la Guerra” (1977) para Huelva, Córdoba y Jaén, provincias andaluzas cuyo grado de investigación actual sobre la represión republicana y franquista es casi del 100%:

En Huelva, una publicación reciente de Francisco Espinosa y José Mª García Márquez (“La desinfección del solar patrio. La represión judicial-militar en Huelva (1936-1945)”, ha desmontado la fábula estadística de Ramón Salas: Las víctimas del franquismo son 4.422 más que las facilitadas por él, pero en contra las víctimas por la represión republicanas son 336 menos:

Represión en Huelva:

Represión  franquista –  Represión republicana

Ramón Salas Larrazábal 1.597 437

F. Espinosa y José Mª García 6.019 101

Diferencia……. – 4.422 + 336

La diferencia es abismal entre la hipótesis estadística de Salas y la investigación sobre fuentes primarias de Francisco Espinosa y José Mª García Márquez.

En Córdoba, Francisco Moreno Gómez ha investigado la represión franquista en la provincia desde 1936 a 1950 (“La Guerra Civil en Córdoba, 1936-1939”, “Córdoba en la posguerra”,1939-1950” y “La resistencia armada contra Franco. Tragedia del maquis y la guerrilla”). Los resultados han sido muy semejantes a los de Huelva. Las víctimas del franquismo son 7.717 más que las facilitadas por Ramón Salas, mientras que las víctimas por la represión republicana son 582 menos:

Represión en Córdoba:

Represión  franquista –  Represión republicana

Ramón Salas Larrazábal 3.864 2.642

Francisco Gómez Moreno 11.581 2.060

Diferencia……- 7.717 + 582

Finalmente, Jaén. Mi investigación ha tenido como fuente los registros civiles de la provincia, libros de enterramientos, archivos municipales y el histórico de Jaén. Los datos de mi investigación (Todos los nombres. Borrador para un estudio de la tragedia en la provincia de Jaén, 1939-1952”) y los de Luis Miguel Sánchez Tostado (“La guerra civil en Jaén: Historia de un horror inolvidable”), demuestran una vez más la manipulación de Ramón Salas Larrazábal, cometiendo en Jaén los mismos errores intencionados que en Huelva y Córdoba: 2.147 víctimas republicanas menos y 1.790 más en el bando nacional:

Represión en Jaén:

Represión  franquista –  Represión republicana

Ramón Salas Larrazábal 606 3.509

Santiago de Córdoba (1) y

Sánchez Tostado (2) 2.753 (1) 1.719 (2)

Diferencia………… – 2.147 + 1.790

Cuando Tomás Montero me invitó a participar en este acto de homenaje a las víctimas de la represión franquista en Madrid, de las que 53 son naturales de Jaén, entre ellas Ana López Gallego, una de las TRECE ROSAS, le expuse mi preocupación sobre el estado actual de la investigación en Madrid. No comprendía los motivos por los que teniendo tan cerca tantos archivos, ahora abiertos, y la concentración de 15 universidades, la investigación sobre la represión franquista se encontrara tan lejos de los hechos, sabiendo que aquí en Madrid como en toda España, cuando el 1 de abril de 1939 cayó la II República no terminó la guerra, porque como dijo Saint-Exupéry, ilustre poeta, aviador y corresponsal de guerra francés: “aquí se fusila como se tala árboles”.

No sé si he sabido exponer bien mi preocupación sobre la investigación y la represión franquista en Madrid. No soy comunicador y me cuesta exponer en directo mi trabajo. No obstante, este era mi compromiso para con las víctimas del franquismo y sus familiares y lo he cumplido.

Gracias por vuestra atención.

Santiago de Córdoba Ortega

Madrid, 16 de abril de 2011

http://www.facebook.com/notes/ja%C3%A9n-v%C3%ADctimas-del-franquismo/situacion-de-la-investigaci%C3%B3n-sobre-la-represi%C3%B3n-franquista-en-madrid-pereza-o-m/10150153432976292


Grupos por la memoria histórica reclaman un memorial en cementerio de Paterna..

abril 20, 2011

Valencia, 17 abr (EFE).-

Diversos colectivos integrados en el Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica se han concentrado hoy frente al muro del cementerio de Paterna (Valencia) para reivindicar la instalación de un memorial en recuerdo de los 2.238 fusilados allí durante la Guerra Civil.

Según ha informado a EFE el coordinador del citado grupo, Matías Alonso, en este acto han participado diversos grupos de familiares de los ajusticiados, así como personalidades del mundo universitario, como el director del colegio mayor Rector Peset, José Luis Civera.

Alonso ha destacado que el próximo 24 de mayo se cumplirán 70 años del fusilamiento del doctor Peset Aleixandre, uno de los fusilados en este lugar, por lo que ha llamado la atención a la sociedad civil para que «le rinda el homenaje que merece».

Según este portavoz, «estos restos de la antigua galería de tiro fueron el segundo lugar donde más gente se ejecutó durante la guerra, tras el cementerio de Madrid», por lo que ha reclamado al Ayuntamiento de Paterna que instale un memorial en recuerdo de estos hechos en el que figure el nombre de todos los fallecidos.

Asimismo, ha denunciado el deterioro del muro, «resquebrajado por las raíces de los pinos» y ha asegurado que «el anterior alcalde de Paterna dejó redactado un proyecto para la construcción de un parque en la parte de fuera de este muro con los nombres de los fusilados».

«Algunos familiares todavía no tienen claro dónde está el fusilado, ni tienen un sitio en el que figure su nombre, por lo que creemos que, al igual que se ha hecho en varias localidades de toda España, este lugar merece un memorial digno».

Abc.es vía google noticias


La Segunda Républica y la Guerra Civil ya no levantan viejos fantasmas

abril 15, 2011
Jaume, Darder, Serra, Huguet y Borrás, ayer durante la conferencia en el Club.

Jaume, Darder, Serra, Huguet y Borrás, ayer durante la conferencia en el Club.  B. Ramon

ROSA FERRIOL PALMA

Ayer 14 de abril se cumplían 80 años de la proclamación de la Segunda República y en julio se celebrará el 75 aniversario de la Guerra Civil. Con motivo de estas efemérides, el Club Diario de Mallorca sentó en una misma mesa al periodista José Jaume, al canónigo y rector de la parroquia de San Alonso Rodríguez, Joan Darder, al catedrático en Historia Contemporánea de la UIB, Sebastià Serra y Joan Huguet, que acudió a la cita como «aficionado de la historia». Los cuatro conferenciantes demostraron que se puede hablar de este doble aniversario sin despertar viejos fantasmas, que fue la pregunta que abrió el debate.
«Si después de 80 años no pudiéramos hablar de estos temas sin hacernos sangre, sería una vergüenza, sería para emigrar», afirmó Joan Darder, que a los diez años le pusieron una sotana. Aseguró que en un principio la palabra «república» le sonaba mal porque por un niño internado en un seminario era sinónimo de sangre y de quema de iglesias. Y ahora asegura: «Que sea una monarquía o una república depende del contenido y de las personas».
Por su parte, Joan Huguet considera que 80 años después de la proclamación de la Segunda República «es el momento de hacer una pausa y no tropezar con la misma piedra de que unos eran los malos y otros los buenos. Hay que hacer un análisis frío». Huguet recordó que la Segunda República no fue un fracaso del concepto «república» si no que fracasó por la incapacidad de gestión. Puntualizó que en cinco años, tuvo 26 gobiernos diferentes. «Fue un fracaso de lo que pudo ser y no fue».
Su conclusión tras el paso de los años es que «la República fue un fracaso de todos y entre todos». «Alzó tantas expectativas que no se supo gestionar y la mala gestión hizo que se produjeran según qué actos». Los conferenciantes hablaron de estos dos periodos significativos de la historia contemporánea española sin levantar viejos fantasmas. Y es que bajo el punto de vista de Joan Huguet «la historia es la globalidad del hecho porque si una persona quiere interpretar la historia según sus vivencias familiares será su historia porque intervienen sus sentimientos».

Dificultades

El periodista José Jaume explicó que la Segunda República nació de una manera pacífica, pero desde el primer momento determinados sectores sociales como la Iglesia y la derecha empezaron a conspirar en contra. Por su parte, el catedrático en Historia Contemporánea, Sebastià Serra, destacó que la República tuvo problemas políticos cuando se proclamó porque tenía fuertes oponentes, a pesar de ello, recordó que «la gente estaba muy emocionada». El experto prefirió hablar de la República como una etapa importante, profunda y reformista y, luego, analizar la Guerra Civil porque cuando se mezclan los dos conceptos es cuando surge el «fatalismo».
Respecto a la Guerra Civil, Jaume consideró que el conflicto se alargó durante tres años «porque Franco quiere que dure». Explicó que entre 1936 y 1939 se registraron entre 75.000 y 80.000 víctimas en la zona republicana y 50.000 en la zona nacional. Desde el punto de vista del periodista, Franco implantó el terror en los territorios que iba dominando. Hizo una inversión en terror para aterrar a la población para que después durante la dictadura nadie moviera un dedo.

Diario de Mallorca


La historia de 200.000 personas que no debían morir…

abril 12, 2011

El hispanista Paul Preston reconstruye el relato de la represión en la Guerra Civil y en la posguerra

JESÚS MIGUEL MARCOS Madrid 12/04/2011

El historiador Paul Preston dijo ayer que ha leído más de mil libros para preparar 'El holocausto español'.

El historiador Paul Preston dijo ayer que ha leído más de mil libros para preparar ‘El holocausto español’.Dani Pozo

«Este libro ha supuesto un inmenso coste emocional para mí. Descubrir los horrores que se cometieron en ambas zonas, esa inhumanidad que hemos visto en otras guerras civiles, me causó mucha rabia». Escribir puede hacer daño, hasta hacer llorar sobre el papel, y Paul Preston lo sabe. En su nuevo libro, El holocausto español (Debate), regresa a la Guerra Civil española para mirar donde más duele: los inocentes. Como él mismo dice, «los que murieron, pero que no tenían que haber muerto».

Fueron 200.000, entre ellos muchos niños y mujeres, los que perdieron la vida lejos del frente de batalla durante el conflicto español. Franco y sus lugartenientes actuaron con rapidez y habilidad para tapar sus estragos represivos durante y después de la guerra y sólo sacaron a la luz los episodios de violencia cometidos por los republicanos. Elevaron a los altares a sus víctimas y condenaron al olvido a los muertos del otro bando, cuyos restos se encuentran, todavía a día de hoy, repartidos por cunetas, zanjas y fosas comunes de todo el territorio español.

«La gente tiene derecho a saber dónde se enterró a sus familiares»

«Hay quien dice que mirar al pasado es malo, que no hay que remover las cenizas. Yo creo que todo país tiene que volver sobre su Historia para conocerla. Hay mucha gente que no sabe dónde están enterrados sus familiares y tienen derecho a saberlo», explicó ayer Preston. El objetivo de su libro, dice, «es poner un grano de arena a la reconciliación. Fue una tragedia para todos, no hay que convertirla en un arma política ni promover venganzas, sino conocer la verdad y el pasado».

Censura militar

La represión de las tropas rebeldes fue mayor (según las cifras «aproximadas» de Preston, unos 150.000 por 50.000 de la zona republicana), pero supieron ocultarla, principalmente a los ojos de la prensa internacional. Ayudó el hecho de que se diera en zonas principalmente rurales, mientras que la violencia de los republicanos se produjo sobre todo en Madrid y Barcelona.

La represión rebelde fue institucionalizada, según Preston

Asimismo, los sublevados se regían por estrictos códigos militares, con lo que les era más fácil controlar la información en comparación con la zona republicana, que era una democracia con las libertades asociadas a ella. «La censura en el bando republicano era menor. Los diplomáticos en esta zona podían decir cosas que sus homólogos en territorio de los rebeldes no podían decir», sostiene Preston. En Sevilla, por ejemplo, un cónsul británico calificaba a los militares de «verdaderos caballeros» mientras la represión en la calle era feroz.

Preston habla en el libro de dos tipos de represión: la franquista fue institucionalizada, la republicana fue espontánea. «Hay documentos preparados por el general Mola donde decía de forma muy específica a quién había que fusilar. No había afán de reconciliación», afirma el autor.

Lo demuestra en el libro con numerosos ejemplos, como una declaración radiofónica del general Mola que evidenciaba su predilección por un lenguaje que no llamara a engaños: «Yo podría aprovechar nuestras circunstancias favorables para ofrecer una transacción a los enemigos; pero no quiero.Quiero derrotarlos para imponerles mi voluntad, […] y para aniquilarlos».

«Los franquistas veían España como un cuerpo envenenado»

Lo crean o no, en el libro hay personajes todavía más delirantes, como el capitán Aguilera, un militar digno de un cuento de ficción. El tal Aguilera decía que este tipo de guerras debían hacerse periódicamente para diezmar a la clase obrera, ya que las plagas que antes utilizaba Dios para tal fin ya no funcionaban. Para cerrar el círculo ideológico, necesitaba la colaboración de los liberales, enemigos acérrimos de todo régimen dictatorial que se precie. Según él, «unos locos liberales» habían inventado un sistema de alcantarillado eficiente en las ciudades, lo que impedía que Dios se cepillara a una buena porción de la masa trabajadora provocando epidemias.

Sacar todo el veneno

Preston cree que la fractura ideológica que impidió la reconciliación es una de las peculiaridades del conflicto español, lo que lo hace muy diferente a, por ejemplo, la guerra civil americana. «Los franquistas veían España como un cuerpo donde se había incrustado una especie de veneno en forma de comunismo, anarquismo, liberalismo… Había que sacar ese veneno exterminando físicamente a esas personas», dice el historiador.

En su compromiso con la equidistancia, Preston recoge los actos de violencia en la retaguardia tanto en la zona de los franquistas como en la de los republicanos. El libro incluye un capítulo especial para los fusilamientos de Paracuellos, a los que se vinculó a Santiago Carrillo, consejero de Orden Público en aquel momento. «Yo no digo que fuera responsable de todo, pero está claro que sí sabía algo», responde Preston.

No es habitual escuchar la palabra holocausto referida a la Guerra Civil española. Sin embargo, el historiador británico la elige para titular su libro porque «sirve para describir el sufrimiento de cientos de miles de inocentes. El término ha sido monopolizado por la barbarie nazi, pero en este caso también se puede hablar de holocausto».

Entre las 900 páginas de El holocausto español abundan las historias, unas anónimas y otras de personajes conocidos. Como la de Amparo Barayón, la mujer de Ramón J. Sender, asesinada en Zamora por denunciar la muerte de su hermano. Otra persona que no debía morir.

Público.es


Ian Gibson: «El Holocausto español»

abril 11, 2011

10 abr 2011

Llega la primavera y, con ella, editado por Debate, el nuevo libro de Paul Preston, El Holocausto español. Odio y exterminio en la Guerra Civil y después. Se trata de un grueso tomo de 859 páginas, producto de diez años de trabajo, que, sin lugar a dudas, va a ser objeto de apasionada discusión a lo largo de los próximos meses y años. Empezando, claro, con el título, justificado, a juicio del gran historiador inglés, por el “afán exterminador” y la dimensión alucinante de la represión, premeditada y fría, ejercida por Franco y los suyos contra quienes no pensaban como ellos.
Preston no minimiza las cifras de la represión llevada a cabo en el otro lado, por más señas muy inferiores a las de la “nacional”, pero tiene claro que no es lo mismo una masacre promovida por quienes se levantan contra la legalidad vigente como la reacción popular consiguiente. “Resulta difícil concebir –escribe– que la violencia en la zona republicana hubiera existido siquiera de no haberse producido la sublevación militar, que logró acabar con todas las contenciones de una sociedad civilizada”.
El libro, de lectura muy amena pese a su ingente documentación, no podría llegar en un momento más oportuno, cuando el Partido Popular se empeña en culpar a quienes quieren exhumar a las víctimas de estar “reabriendo heridas”; parecen cada vez más evidentes las deficiencias de la Ley de la Memoria Histórica; y estamos en vísperas del juicio contra Garzón por haberse atrevido a aceptar investigar jurídicamente los crímenes del franquismo. Hay que leerlo.

Público.es


Paul Preston: «Las mentiras de Carrillo sobre Paracuellos son infantiles»

abril 11, 2011

Ha publicado ‘El Holocausto español. Odio y exterminio en la Guerra Civil y después’

EUROPA PRESS MADRID 11/04/2011 14:11 Actualizado: 11/04/2011 14:48

Paul Preston, antes de comenzar la presentación de su libro.

Paul Preston, antes de comenzar la presentación de su libro.DANI POZO

El nuevo libro de Paul Preston, El Holocausto español. Odio y exterminio en la Guerra Civil y después detalla las masacres cometidas por el ejercito franquista y las matanzas del bando republicano durante la Guerra Civil, como la cometida en Paracuellos del Járama y la directa implicación de Santiago Carrillo.

«Sus mentiras son tan infantiles, es una ridiculez decir que no sabía nada de los hechos», alega Preston y explica que Santiago Carrillo era el responsable de Orden Público y nombró a como director de Seguridad a Segundo Serrano Poncela, quien «organizó a diario las sacas». «Es inconcebible que Carrillo no lo supiera y encuentro absurdo que durante todos estos años haya estado mintiendo», alega Preston, y asegura que tras leer todas las entrevistas que ha concedido Santiago Carrillo, ha encontrado «deslices» en donde cuenta «toda la verdad».

«Es la mayor atrocidad cometida en territorio republicano»

Para Paul Preston, las ejecuciones de Paracuellos constituyen «la mayor atrocidad cometida en territorio republicano durante la Guerra Civil española» y denuncia las miles de vidas que se cobraron ambos bandos y de ahí que el título de su libro sea El Holocausto español porque «describe el sufrimiento de cientos de miles de inocentes».

No obstante, en su libro, Paul Preston precisa que la represión organizada, por uno y otro bando, fue muy diferente tanto de manera «cualitativa» como de forma «cuantitativa». Así cifra en 20.000 los muertos republicanos a finales de marzo de 1939 y alude a las cifra de 130.000 nombres de víctimas obtenidas por los «investigadores locales».

En total, Paul Preston asegura que hubo cerca de 50.000 muertos en la zona republicana, un cifra que es «bastante exacta», matiza, e indica que las grandes autoridades republicanas hacían un esfuerzo por identificar a las víctimas.

Preston espera que sus páginas sean un «grano de arena» para la reconciliación

En esta misma línea, señala que la represión orquestada por los militares insurrectos fue una operación «minuciosamente» planificada con mucha «disciplina» y recuerda las palabras del general Emilio Mola que llamaba a «eliminar sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no sean como nosotros». Según Preston, la represión en la zona republicana fue mucho más «impulsiva» y se «intensificó a medida que los refugiados traían noticias de las atrocidades del Ejército y los bombardeos rebeldes».

No obstante, Preston aclara que con este libro, editado por Debate, no pretende subrayar la idea de que los españoles eran «especialmente violentos» y espera que sus páginas sean un «grano de arena» para la reconciliación y no se utilicen como «arma política». «Cualquier sociedad necesita conocer su pasado», subraya este historiador, quien defiende la identificación de los muertos y no está de acuerdo con quienes aseguran que identificar a las víctimas sea «remover las cenizas».

En esta misma línea, critica que muchas investigaciones, de uno y otro lado, «son muy sesgadas» y están hechas en ocasiones para utilizarse como «arma política».

Preston, Príncipe de Asturias de Historia Contemporánea española y director del Centro Cañada Blanch para el Estudio de la España Contemporánea de la London School of Economics ha redactado casi 900 páginas para analizar la represión de ambos bandos durante la guerra e inmediata posguerra.

Más de un millar de libros leídos y casi 20 años de trabajo han sido necesarios para publicar este volumen que se inicia con un capítulo dedicado a los años 30 y concluye con la represión que impuso Franco tras el fin de la guerra, con un ritmo de ejecuciones de «proporciones increíbles».

Público.es


Los obispos de Franco bajo palio, ahora atacan a ZP y guardan “injustificable silencio” sobre el asesinato de curas vascos…

abril 5, 2011

¿Y que dirá Martínez Camino que hace dos años se lavó las manos?

¿Y ahora qué dirá usted, monseñor Martínez Camino, portavoz de la Conferencia Episcopal? Hace un par de años, en el transcurso de otra multitudinaria selección de mártires de la Cruzada de Liberación Nacional -a punto entonces de ser beatificados cerca de 500 asesinados más-, lo que por otra parte ha venido haciendo de forma incansable la cúpula de la Iglesia católica, desde los tiempos de Juan Pablo II hasta estos años de Benedicto VI, le preguntaron a Martínez Camino, en rueda de prensa, por los otros mártires, los clérigos y religiosos curas vascos, fusilados por los facciosos -militares, carlistas, falangistas y otras gentes cavernarias-, sublevados contra la II República.

Martínez Camino, obispo reaccionario en estado puro, es uno de los capellanes de confianza del cardenal Rouco Varela, el hombre fuerte de la Iglesia española; el protector durante años de Federico Jiménez Losantos y de otros profesionales propicios al catastrofismo, al insulto y a la crispación permanente. Rouco Varela los amparaba en la COPE. Aquel día, poco antes de la nueva oleada de beatificaciones, Martínez Camino se salió por la tangente. Utilizó una vez más la restricción mental y escapó del mal trago. Interrogado acerca de los curas vascos, asesinados por los franquistas, afirmó que desconocía si era cierta o no semejante historia y se lavó las manos.

Valentía evangélica
Los obispos vascos –eso sí, setenta años después de los hechos- han tenido el coraje civil y la valentía evangélica de pedir perdón a causa del “injustificable silencio de la Iglesia” respecto a los catorce sacerdotes de Euskadi, matados en nombre de Dios y de España. ¿Qué Dios y qué España, monseñor Martínez Camino? ¿Por qué los clérigos católicos que -sin renunciar a su fe- se mantuvieron fieles al Gobierno republicano y al Gobierno vasco fueron abatidos por un pelotón de fusilamiento? Y no sólo fueron asesinados. Su memoria fue proscrita por la Dictadura y por la jerarquía eclesiástica. Nunca habían nacido, no se registró su muerte y no se celebraron funerales por ellos. Imposible imaginar que ellos también hubieran podido subir a los altares.

El embajador norteamericano
¿Cómo alegó ignorancia, en 2007, Martínez Camino y la inmensa mayoría de los prelados españoles? Una ignorancia culpable porque esas muertes y las de algunos sacerdotes de distintas regiones, o naciones, o comunidades de España, las sabía todo el mundo. La lista de los curas vascos asesinados la publicó nada menos que el embajador de Estados Unidos en España, Claude G. Bowers. Enumeró a los asesinados y dio nombres y apellidos a los curas antifranquistas. Buceó en el País Vasco y se enteró de que la barbarie de Gernika y la de Santoña se cobró la vida de otros curas y algunas monjas. Bowers –que era periodista- fue el embajador en España entre 1933 hasta 1939. Su libro, Misión en España, censurado por el Régimen franquista a lo largo de muchos años, es una joya admirable. Bowers era un demócrata, amigo del presidente Roosevelt. Franco y sus aliados –Hitler, Mussolini y Oliveira Salazar- eran antidemócratas. O sea, eran totalitarios y odiaban la libertad. El Gobierno vasco del PNV estaba integrado básicamente por católicos. Franco aparecía de cuando en cuando bajo palio. Pero persiguió y ejecutó a aquellos católicos que eran demócratas. Como los del PNV, por ejemplo.

El brazo a la romana
La Iglesia católica española no ha pedido aún perdón por haber borrado del mapa a los sacerdotes aludidos. Lo han hecho los obispos vascos. El mutismo ante tamañas salvajadas continúa envolviendo al Vaticano. Y por supuesto tiene atrapados a los monseñores españoles. Su portavoz, Martínez Camino, debería explicar de una vez las razones de unas situación tan vergonzosa, consentida desde hace 70 años – de modo hipócrita y fariseo- por unos prelados que levantaban el brazo a la romana, eran cómplices de la Dictadura y sostenían que Franco era Caudillo de España ¡por la gracia de Dios! Pero los obispos actuales siguen callados y tampoco han pedido perdón por el infausto papel de la Iglesia con Franco en el poder y no desaprovechan la ocasión para torpedear al Gobierno socialista y a su presidente, Rodríguez Zapatero.

Enric Sopena es director de El Plural

http://www.elplural.com/politica/detail.php?id=35940

 


«El debate sobre la memoria histórica no se ha abierto bien»…

abril 3, 2011

03/04/2011 F.E.

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–¿Qué le parece el debate abierto sobre la memoria histórica?

–Creo que hay que encauzarlo para analizar por qué se produjeron aquellos hechos y aquellos errores para no volverlos a cometer. Pienso que no se ha abierto bien el debate, porque nos seguimos comportando igual, aunque ahora no hay hambre. El debate no se debe centrar en el insulto. En aquella época los insultos surgían de la lucha de clases, de los pobres con los ricos. Eso está superado hoy, pero el odio y los insultos ad hominen , no dialogar con argumentos, es de seres irracionales, de seres emocionales. Eso sí me preocupa. Es cuestión de educación.

–¿Tuvieron problemas políticos sus padres?

–Mi padre fue una persona muy equilibrada y fue capaz de compaginar muy bien con todos. Mi madre vivía en un barrio jornalero y también fue muy capaz de equilibrar el tema. A mi madre la expedientaron, junto a otra profesora (Ana Moreno), porque no llevaba los niños a misa. Cuando recurrió, mandó un informe la Delegación de Educación en la que se decía que los niños, hasta que no hicieran la primera comunión, no tenían que ir a misa. Mi padre fue muy equilibrado y tuvo muy buenas conexiones con los alcaldes de entonces.

–Su familia también sufrió la irracionalidad de la guerra. ¿Quiénes se vieron afectados?

–En la familia materna sí hubo víctimas. A un primo hermano de mi abuela, que era cura de Alcaracejos, lo acribillaron a balazos los milicianos y lo tiraron a un pozo. Mi abuela, que era la que me contaba algo más, tampoco me decía mucho. No he vivido eso en mi familia. Ni ha habido rencor contra Franco, porque mataron a mi abuelo, ni rencor contra la otra parte, porque mataron al primo hermano de mi abuela por ser cura. Eso no se trasladó y lo agradezco.

–¿Cómo fue su educación?

–Para aquella época fue muy liberal. Tuve una formación religiosa, pero no dogmática, muy liberal en lecturas. Mis padres procuraron que, si podía salir de Baena, lo hiciera. Iba a los campamentos que organizaba el Frente de Juventudes. El tiempo que estuve en Baena tuve una educación muy normal.

–¿Llegaron a pasar hambre?

–No, porque mi padre dio clase particulares y se las pagaban en especie. Teníamos en la casa dos patios que dedicábamos a criar cerdos y gallinas. Hacíamos la matanza en el segundo patio. Además, con motivo de la fiesta del gallo, había regalos de los padres de los alumnos al maestro. Pese a que había dos sueldos, no se podía vivir solo con eso porque eran muy pequeños.

Diario Córdoba vía google noticias