“El duelo y la revancha” o La traición y la mala baba

Nos llegan por correo electrónico unas reflexiones de un compañero después de escuchar una entrevista al Señor Joaquín Leguina en CNN+. Las publicamos tal como las hemos recibido.

También nos aparece oportuno, ver más abajo, una crítica publicada en:  http://www.cuartopoder.es/laespumadeldia/2010/11/26/leguina-carga-contra-zapatero-por-destapar-fosas-y-olvidar-la-reconciliacion-nacional/

Con eso ya hemos cumplido, haciendo bastante publicidad sobre “el ensayo” del Señor Joaquín Leguina…

 Amigos: Os envío mis reflexiones sobre los términos vertidos por el Excelentísimo Señor Don Joaquín Leguina (ESDJL) en defensa de la Transición, por los que se cisca en la República, alaba la Monarquía, arremete contra Almudena Grandes, la juventud, el PCE de hoy (no el de ayer) y contra el juez Garzón, en una entrevista en la mañana del 26/11/2010, en CNN+.

 No llegué a vomitar el desayuno, pero casi.

 Un abrazo, Francisco Redondo

 El viernes, 26 de noviembre de 2010 entrevistaban al Exmo. Sr. D. Joaquín Leguina en la emisora de televisión CNN+ a propósito de un libro suyo cuyo nombre no sé si recuerdo bien, pero que era algo así como “El duelo y la revancha” – con lo del “duelo” parecía aludir a los muertos por desenterrar del franquismo y lo de la “revancha”, por lo que le pude escuchar, era el juicio de intenciones que emitía acerca de la actitud de los memorialistas o defensores de la Memoria Histórica, y acerca de su pretensión de Verdad, Justicia y Reparación. Eran las diez y media de la mañana, el Exmo. Sr. D. Joaquín Leguina (ESDJL) aclaraba que el propósito de su libro era defender la Santa Transición y, como buen apologeta, arremetía contra los relapsos detractores con una mala baba tal que me vino a dejar al borde del vómito.

 De entre las muchas lindezas que le vine a escuchar, casi sin dar crédito a lo que estaba viendo, destaco las siguientes:

 1)                              Aún considerando la legitimidad de ambas – generoso el ESDJL -, consideraba superior a la vigente Constitución de 1978 en comparación con la republicana de 1931 porque la actual se basó en el consenso y la republicana, no; “y así le fue”, sentenciaba el ESDLJ.

2)                              Consideraba el ESDJL que la Constitución de 1978 reinstauró la mejor monarquía: “la de los liberales, no la de Fernando VII”.

3)                              Arremetía el ESDJL contra cierta juventud actual de la que no quería dar nombres aunque finalmente los dio no sin advertir que realmente “ya no eran tan jóvenes”. Se refería a Almudena Grandes y a su marido el poeta Luis García Montero. Acusaba a esa irreflexiva juventud de

  1. a.      Desconocer la (Santa) Transición y la Historia.
  2. b.      No saber nada de nada y de actuar por revanchismo.

4)                              Elogiaba la Ley de Amnistía de la que hallaba su fundamento en el espíritu de “reconciliación nacional” del “mejor PCE”, no del de ahora.

5)                              Consideraba el ESDJL que crímenes los hubo en los dos bandos y arremetía “por no ser cierto” contra el mito de que los crímenes de Paracuellos o Torrejón se hicieran al margen de las autoridades de la República, siendo para el ESDJL más cierto que tales autoridades no sólo los conocieron y no hicieron nada para evitarlos sino que realmente fueron parte activa en el diseño de la represión – (vamos, como Mola, Queipo de Llano y Franco juntos).

6)                              A continuación el ESDJL arremetía contra el juez Garzón con tesis no muy diferentes de las de Varela y Manos Limpias: consideraba el ESDJL que era ilegítima la pretensión de Garzón de “hacer [de su instrucción] una Causa General” semejante a la que hicieron los franquistas en su momento, sin tener en cuenta que la vigente Ley de Amnistía se lo vedaba, “como se lo recordó el fiscal Zaragoza” aunque él, con su arrogancia, se negó a escucharle.

7)                              Abominaba el ESDJL del Partido Comunista de hoy – republicano y revanchista – frente al seráfico que él conoció durante la Transición.

 En resumen, no sabía yo muy bien si me habría equivocado con el mando y en vez de ver CNN+ no estaría viendo Intereconomía. Los periodistas que lo entrevistaban sin ser ningún dechado de izquierdismo lo sobrepasaban con enorme holgura por esa mano, y es que al parecer el ESDJL lleva una inequívoca deriva hacia el neofranquismo.

 Uno se queda en esto con una boca enormemente abierta y sin oportunidad de réplica. De haber podido le hubiera preguntado yo al ESDJL algo así como lo siguiente:

 1)                            Ese “consenso” que tanto alaba de la Transición y que la República fue tan imprudente en no cultivar ¿no sería más bien medrosa cesión de los derechos de todos ante el chantaje patente de los poderes fácticos – Ejército, Iglesia, Departamento de Estado norteamericano, que tenía de antaño hecho un diseño a la medida de su conveniencia de esta Santa Transición? ¿o cobardía?¿u oportunismo de unos políticos ansiosos de tocar migajas de poder, como es su caso, entre otros, ESDJL?¿no será que algunos políticos de la República fueron más valientes o menos preocupados por su carrera política o más desprendidos que los de la (Santa) Transición?

2)                            Ese fervor neomonárquico que exhibe, ESDJL, de la mejor monarquía, ¿a qué monarquía de liberales se remite?¿a la de Isabel II y sus 163 amantes y su augusto esposo D. Francisco de Asís, el de “la minga muerta”?¿a Alfonso XII, sifilítico hijo adulterino de la anterior con algún espadón?¿a Alfonso XIII, entusiasta gaseador de los moros del Rif, que presentaba a Primo de Rivera como “su Mussolini”?¿o quizá a Amadeo de Saboya, ese pobre señor? Porque, excluido por usted el Rey Felón, no quedan más en los dos últimos siglos hasta Juan Carlos I, el Fratricida, criado a los pechos de Franco I El Genocida, de cuya legitimidad tomó la suya.

3)                            De la referencia a Almudena Grandes y Luis García Montero ¿qué decir? Rezuma el rencor de un mal escritor hacia aquellos que destacan.

4)                            La Ley de Amnistía refleja la campaña de reconciliación del PCE de la misma manera que las ideas del ESDJL reflejan las de Pablo Iglesias ¡Pobre Pablo Iglesias, menos mal que no hay resurrección de la carne y no podrá volver a pedirles cuentas a ustedes de lo hecho y dicho desde las siglas de su PSOE!

5)                            La concepción de la Historia en materia de la guerra de agresión fascista contra la II República que tiene el ESDJL es digna del mismísimo Pío Moa. ¿No teme, ESDJL, que se querelle contra él por plagio? Yo en su caso lo haría. ¿Es esa la historia oficial que se contempla en el PSOE?

6)                            También, perdóneme ESDJL, su mezquino ataque contra Garzón, bastante indefenso hoy, descubre el encono del mediocre. Al menos Garzón consiguió retener en Londres a Pinochet tras su requerimiento de búsqueda internacional por crímenes de lesa humanidad en Chile. ESDJL, usted que tanto ha presumido de colaborar en su día con Salvador Allende ¿qué gestiones hizo para que sus asesinos pagaran sus crímenes? Por otra parte su opinión sobre el procesamiento de Garzón ¿es la oficial o habitual en el PSOE actual? Supongo que no porque en otro caso ¿qué hacía tanta gente del PSOE ante la audiencia nacional cuando se sustanció su apartamiento – yo estaba allí, justamente detrás de Cristina Almeida, cuando ésta se colgó entre lágrimas del cuello del juez?¿fingía?¿fingían todos los del PSOE que yo ví por allí e incluso en la universidad de San Bernardo, en los encierros al respecto que oficiaba por cierto el denostado por usted Luis García Montero?

7)                            ESDJL, el PCE que usted alaba ¿cuál era? Porque allí estábamos muchos de los estamos ahora. ¿Se refiere usted quizá a los que ya no están y están por ejemplo en el PSOE y otros sitios?¿se refiere a los Carrillo, Tamames, Garrido, Almeida, Gutiérrez, Curiel, ahora también la Aguilar, y demás tránsfugas?¿se refiere a los que viendo que en el PCE no iban a hacer carrera optaron por ofrecerse al mejor postor sin recordar aquello de que “Roma no paga traidores”? Quédeselos, muchos están a su ínfima altura.

 ESDJL, lo he visto, lo he escuchado y aunque he estado cerca no he llegado a vomitar, sin duda mi estómago se va curtiendo. Sin embargo algo me va quedando claro cada vez que veo a alguno de su “troupe”, “esos pícaros sevillanos” que dice un amigo mío, aunque usted no lo sea, ni amigo ni sevillano: La insidia ceba, la traición engorda.

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Leguina carga contra Zapatero por destapar fosas y olvidar la reconciliación nacional

Viernes, 26 de Noviembre de 2010

Portada del libro.

Cuando un panfleto está bien escrito, repleto de sucesos, polémicas y ejemplos que vienen al caso y entreverado de citas que vienen al pelo, no alcanza la trascendencia del ensayo porque lo suyo es la superficialidad, la coyuntura y el “pensamiento ardilla”, como decía Azorín, pero roza la categoría de género literario. Así lo demuestra Joaquín Leguina en las 222 páginas que acaba de publicar La Esfera de los Libros con el título El duelo y la revancha y el subtítulo Los itinerarios del antifranquismo sobrevenido.

El escrito arremete contra los descubridores de fosas de republicanos fusilados como perros en las cunetas y en tapias de los cementerios, esos “antifranquistas sobrevenidos” que olvidan la violencia del otro lado, incluido Paracuellos del Jarama. Carga contra la ley de la Memoria Histórica que el autor voto “sin entusiasmo”. Critica la instromisión del  “justiciero universalBaltasar Garzón. Y al final apunta y dispara al gobernante que ha permitido e incentivado que se ponga en solfa el gran pacto de la Transición que nos condujo a la reconciliación y a la democracia. Ese gobernante no es otro que José Luis Rodríguez Zapatero un “adanista” del “nuevo socialismo”.

La frase más amable que el autor dedica al jefe del Ejecutivo podría ser atribuida a Mariano Rajoy: “Tras seis años (y medio) de gobierno y sus múltiples bandazos, es difícil aclararse acerca de donde está el norte dentro de una brújula tan errática como la que usa Rodríguez Zapatero”. Leguina, que fue diputado hasta abril de 2008, confiesa que ha votado a Zapatero “por disciplina de partido”, pero que jamás le ha apoyado en los órganos ni en las elecciones internas. “Es más, pensé y pienso que su elección como secretario general en el congreso del año 2000 fue un error y lo acabarán viendo así quienes le apoyaron entonces”. La frase conecta con aquella canción del PP: “Zapatero fue un error… sí, sí, fue un error”.

Ni que decir tiene que el juicio que le merece la política de Zapatero es pésimo en todos los órdenes y sobre todos los temas. Vale quedarse con el reproche de que sólo le interesa el marketing, la foto y “controlar la agenda” para que se hable de una cosa y no de otra. “Y en la agenda oficial del Gobierno socialista ha tiempo que no están las “viejas” desigualdades, sólo las “nuevas”, afirma. Las viejas guardan relación con la economía, el empleo y las cargas fiscales, algo en lo que Zapatero ha actuado a la chita callando a favor de los poderosos, afirma. Las “nuevas desigualdades”, sobre todo, las de sexo o género, le han llevado a “meter dentro del Estado la ideología feminista como una de las dominantes en el nuevo socialismo”, afirma.

El ex presidente de la Comunidad de Madrid y miembro del Consejo Asesor de la presidenta Esperanza Aguirre reconoce, no obstante, que el rendimiento electoral del matrimonio gay y de otras medidas que llevaron a los obispos a poner el grito en el cielo y a salir a la calle ha sido extraordinario. Y razona que puesto que el anticlericalismo en España está a flor de piel y un español es aquel individuo que siempre va detrás de un cura con un cirio o una estaca, la movilización del clero reportó a Zapatero más de un millón de votos en 2008. O sea que si en 2004 ganó por las mentiras de la guerra y el 11-M, en 2008 se mantuvo en el altar por la maldición de los obispos. ¿Ningún mérito tiene ZP? Pues no.

Lo más grave, según expone Leguina, es que en el arte de marcar las diferencias Zapatero haya innovado echando mano de la más infalible de todas: la República y la Guerra Civil, aquel tiempo histórico en el que la izquierda y la derecha llegaron al paroxismo trágico del enfrentamiento armado y el asesinato en masa. El autor responsabiliza al jefe del Gobierno de alimentar subliminalmente el maniqueo entre el “nosotros”, los derrotados por las armas con la ayuda de las máquinas de guerra nazi y fascista, y el “ellos”, la derecha franquista de la que son herederos los del PP. Esta dinámica del “antifranquismo sobrevenido” conduce al deprecio y al olvido del pacto de la “reconciliación nacional” que guió la Transición, afirma.

Y es aquí donde Leguina carga las tintas contra la memoria histórica, el afán justiciero del juez Garzón, la apertura de fosas y la recuperación e identificación de los republicanos fusilados. Apela al fiasco de la búsqueda de la calavera de Federico García Lorca y denuncia que “siempre hay algún político dispuesto a colgarse una medalla”, aun sin el consentimiento de los familiares, como en el caso del poeta. Si lo sabrá él, que gastó unos milloncejos de dinero público cuando era presidente de la Comunidad de Madrid en la búsqueda de los restos de Andreu Nin, al que detuvieron e hicieron desaparecer los estalinistas del “padrecito Stalin” que después gritaban: “¿Dónde está Nin?” Y se respondían a sí mismos: “En Salamanca o en Berlín”. Esa si que habría sido su medalla. Por desgracia, los huesos de Nin, como los de Lorca, no aparecieron donde los buscó.

Leguina sostiene que no todas las familias franquistas han recuperado a sus muertos ni han recibido compensación en cuarenta años de dictadura y coloca al mismo nivel a los incontrolados de la zona republicana que a los sublevados, falangistas, carlistas y mercenarios. No olvida los errores y las arengas violentas de algunos dirigentes republicanos durante la guerra, pero sí las de los generales sublevados que se alzaron en armas contra el pueblo, conculcaron la Constitución, violaron sus juramentos de lealtad y proclamaron con su jefe a la cabeza que sólo rendirían cuentas ante Dios y ante la Historia. Ergo, ¿qué pinta el justiciero Garzón en esta historia?, se pregunta Leguina.

El fin último del alegato contra los “antifranquistas sobrevenidos” por obra y gracia de Zapatero consiste en defender la Transición. Cree Leguina que esa obra está siendo atacada por los hijos de los que la edificaron, que son unos insensatos. Y emplea citas y datos de los luchadores comunistas y algunos socialistas, entre los que se inscribe, para refutar que haya sido “un proceso de cobardía”. Niega que la Ley de Amnistía de 1977 alimentara la amnesia y se aprobara para dejar impunes los crímenes franquistas –algo que Alfonso Guerra lamenta en sus memorias Cuando el tiempo nos alcanza–. Aquello se hizo en aras de la reconciliación y “porque si no era imposible amnistiar a la ETA”, subraya.

Después de todo, vale suponer que el escritor y ex dirigente del PSOE tendrá una silla en la mesa de honor de la Asociación para la Defensa de la Transición que preside el general Andrés Cassinello, quien a la vera de Adolfo Suárez, Manuel Gutiérrez Mellado y, después de Felipe González, acumula formidables secretos sobre el golpismo impune y la guerra sucia de un tiempo del cual algunos no quieren separarse ni mucho menos contarnos sus pactos con los llamados poderes fácticos. En fin, que como dijo el que dijo, cada cual es hijo de su tiempo.

http://www.cuartopoder.es/laespumadeldia/2010/11/26/leguina-carga-contra-zapatero-por-destapar-fosas-y-olvidar-la-reconciliacion-nacional/

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