«Ahora cicatrizan heridas de 63 años»…

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica entrega los restos de tres guerrilleros fusilados, dos de Badajoz, a sus familiares.

23/01/2011 REDACCION CACERES

Los pacenses Honorio Molina Merino y José Méndez Jaramago, y Reyes Saucedo, de Ciudad Real.
Foto:EFE
Foto:EFE

Vuelven a casa. José Méndez Jaramago, conocido como El Manco de Agudo , y Honorio Molina Merino, Comandante Honorio , regresaron ayer a tierras extremeñas. Tras décadas bajo tierra, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) entregó ayer los restos exhumados en marzo de una fosa común del cementerio de Retuerta del Bullaque, en Ciudad Real, a sus familiares. Eran guerrilleros antifranquistas nacidos en la provincia de Badajoz, pero residentes en Agudo (Ciudad Real). En contra de la dictadura, estos dos extremeños se refugiaron en los montes en rebeldía huyendo de la represión tras la guerra civil. Y allí encontraron la muerte años después. Un grupo de guardias civiles los asesinó el 12 de marzo de 1949. Los pillaron calentándose en un chozo de la Sierra del Carrizal, entre Toledo y Ciudad Real, y no tuvieron más escapatoria. Junto a ellos, murió también Reyes Saucedo Cuadrado, natural de Ciudad Real.

«Ahora se cierran unas heridas que llevaban abiertas más de 63 años». Con estas palabras una familiar del comandante Honorio, Susana Molina, reivindicaba ayer en un emotivo acto en Saceruela un lugar de la historia del municipio pacense de Villarta de los Montes, donde serán enterrados los restos de este guerrillero, que hasta el final luchó por los ideales que siempre defendió, afirmó Molina. En Higuera de Vargas (Badajoz), su tierra natal, descansarán los restos de José Méndez. Su sobrino, Vicente Corsí, también destacó la fidelidad de su tío a sus convicciones y su lucha por la libertad y la democracia pese a costarle la muerte.

Los trabajos de identificación de los restos de los tres asesinados concluyeron en diciembre en el laboratorio de la ARMH de Ponferrada (León). Santiago Macías, vicepresidente de la ARMH, ha explicado que el proceso fue relativamente fácil, primero, porque José Méndez era manco y ese hecho le caracterizaba con respecto al resto y, en segundo lugar, porque junto a los restos de los tres maquis se encontraron objetos personales de cada uno de ellos que también han contribuido a su identificación. Para Macías, la entrega de los restos es un acto de «higiene social» que permitirá que estos tres hombres regresen a sus pueblos, junto a sus seres queridos. Al menos, «han podido volver a sentir el sol y las caricias de sus seres queridos», concluye Corsí.

La Crónica de Badajoz vía google noticias

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