La memoria de Granada…

May 31, 2010

Mayo 31, 2010

La memoria en Granada es frágil. Esa que denominamos ‘histórica‘ y que tan nerviosos pone a los que impusieron el olvido, más. Sin embargo, da gusto encontrar gente comprometida con la lucha, la lucha contra la amnesia, la irreverente amnesia que impone que la mitad de unos españoles sigan alimentando la broza de las cunetas mientras la otra, descansa en paz por haber defendido a Dios y a España.

La Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Granada ha conseguido enumerar en casi 4.000 los fusilamientos que se realizaron en una de las tapias del cementerio de san José. Los cuerpos eran arrojados a una fosa común que se mantuvo sin cubrir durante muchos años. Habrá quien piense que 4.000, en términos comparativos, no es una cifra muy alta, sobre todo si se toman las cifras de otras ciudades. Quizás. Pero me gustaría que se tomaran en cuenta 3 datos:

1.- La población de Granada en aquéllos años no llegaba a los cien mil habitantes.

2.- Granada no fue una ciudad que estuviera en el frente. Más bien fue de retaguardia. El golpe de Estado fue seguido por la Capitanía General granadina y, salvo un rescoldo en el Albaicín, salvajemente apagado, los golpistas disfrutaron de cierta calma en la capital de la Alhambra.

3.- El cementerio no fue el único lugar habilitado para fusilamientos en la capital, Alfacar y Víznar también enterraron muchos silencios. Pero es que la provincia, que sí fue escenario de batallas, sobre todo en las zonas limítrofes con otras provincias que permanecieron fieles a la República, como Málaga, también contaba con sus espacios para los fusilamientos. Los barrancos de Órgiva o del Valle de Lecrín, esconden aún eco de balas.

Desde hace muchos años, esta Asociación lucha por dignificar el lugar de esos 4.000 asesinatos, donde aún hoy se pueden ver agujeros de proyectil. Una placa de cartulina es arrancada continuamente de esa pared por aquéllos que siguen empuñando pistolas de odio y el alcalde de Granada, Torres Hurtado, hijo de terratenientes rurales, entiende que ya hay suficientes homenajes y que esa tapia debe callar lo que sabe. Ahora, la Asociación pide que sea la Junta de Andalucía la que tome cartas en el asunto y haga de ese espacio un lugar de reflexión, de voces calladas y que sea la mejor página sobre la que escribir el nombre de los que murieron asesinados por pensar diferente.

Diario de la Sierra vía Google Noticias


Cultura presenta el Portal de Víctimas del Franquismo…

May 31, 2010

Lunes, 31 de Mayo de 2010 hoyesarte.com

La subsecretaria del Ministerio de Cultura ha presentado hoy el proyecto de difusión del patrimonio documental sobre las víctimas de la guerra y represaliados del Franquismo. Este portal se constituye como un «memorial virtual» en el que se pueden consultar los nombres de aquellas personas que sufrieron la conculcación de sus derechos fundamentales desde 1936 hasta 1977.

La individualización de las víctimas, que por el momento asciende aproximadamente a 750.000, ha sido posible gracias al vaciado sistemático de sus nombres de la documentación represiva conservada en los archivos estatales gestionados por Cultura.

Honrar y recuperar

Su propósito es hacer posible que los ciudadanos de nuestro país honren y recuperen para siempre a todos los que directamente padecieron las injusticias y agravios producidos por motivos políticos, ideológicos o religiosos.

Para ello, junto a sus nombres, se indican las referencias documentales para que los ciudadanos que lo deseen puedan solicitar copia en los respectivos archivos o descargarlos si los documentos han sido digitalizados.

Estructura homogénea

El Ministerio de Cultura prosigue con el desarrollo de la Ley de Memoria Histórica que, además de crear el Centro Documental de la Memoria Histórica, emplazaba al desarrollo de unas políticas públicas dirigidas al conocimiento de nuestra historia y al fomento de la memoria democrática.

El Portal es fruto de la fusión de diferentes bases de datos realizadas en los últimos veinte años a través de distintos proyectos e iniciativas aisladas, pero que adolecían de la falta una estructura homogénea y tampoco compartían el software, los formatos y la estructura informática.

Acceso al Portal de Víctimas

Enlace:

El joyero del fusilado…

May 31, 2010

Una caja comprada en el Rastro destapa la emotiva historia de un preso franquista y de la funcionaria que le protegió.

María Jesús (izquierda) y Ana Isabel, con la caja de Braulio.- PRADIP J. PHANSE

NATALIA JUNQUERA – Madrid – 31/05/2010

Hace ocho años, María Jesús Romero, aficionada a las antigüedades, compró una cajita en el Rastro de Madrid. Era de madera, cubierta con hilos de seda. Fue tan barata que no recuerda ni cuánto le costó. «La compré porque la había hecho un preso para una mujer», cuenta.

La cajita llevaba una inscripción en su interior: «A la señorita Angelina, en prueba de agradecimiento. B. L. A 11 de agosto de 1943». Y otra en la base en la que se leía: «Regalo de Braulio López Morales. Prisión de Porlier. Traído por su esposa Doña María Martínez el 19 de agosto de 1943». María Jesús imaginó muchas veces quién sería Braulio, quién Angelina… «Siempre pensé que él pertenecía a los vencidos, y que quizá ella era alguien que le había protegido. Me imaginaba a la mujer de Braulio yendo a verle a la prisión. Y me preguntaba cómo habría podido llegar aquella caja al Rastro. Estaba en buen estado, Angelina la había cuidado bien. Pensé que quizá ella había muerto y sus hijos la habían vendido».

María Jesús buscó el nombre de Braulio en listados de fusilados. No lo encontró, pero envió una foto de la cajita a la web del colectivo Memoria y Libertad, que recoge los nombres de los ejecutados en Madrid. Hace poco, la nieta de Braulio, Ana Isabel López, después de ver en televisión Las 13 rosas, probó a escribir el nombre de su abuelo en Internet. Y le salió la foto de la cajita. María Jesús se la entregó este sábado, tras un largo abrazo.

«Fue muy emotivo. Sentí alegría de tener algo suyo en la mano, y a la vez mucho dolor por no haberlo conocido», cuenta Ana Isabel. «En casa no se hablaba de él, era como un fantasma».

Su tío, de 80 años, completó el relato. «Me contó que Angelina era bibliotecaria en el Ministerio del Interior y que había conseguido muchos pases para que mi abuela pudiera ir a ver a su marido a prisión, y que ocultó su expediente para que no lo vieran y le mataran. La caja la hizo en 1943. Aquel año fusilaron a casi todos los presos del pueblo de mi abuelo, Fuentidueña del Tajo. A él lo mataron en 1945. Tenía 36 años».

Su tío también le contó lo que su abuela jamás había tenido fuerzas para confesarle: «A ella la detuvieron, le raparon la cabeza y la pasearon así por el pueblo para humillarla. El día en que fusilaron a mi abuelo, ella y uno de sus primos siguieron al camión donde se lo llevaban para enterrarle con otros hombres. Nevaba en Madrid, y ella perseguía el rastro de sangre. Al llegar a la fosa, colocó un pañuelo rojo y una bota debajo de la cabeza a mi abuelo para poder identificarlo. En 1956 exhumaron los cuerpos. Mi abuelo tenía la bota debajo de la cabeza. Le puso una placa con su nombre».

Al morir su marido, María Martínez se puso a trabajar en la consulta de un dentista, tuvo que enviar a sus hijos a internados y cayó en una depresión. «Le recomendaron que trabajara con niños y empezó a cuidar a unos que vivían en el barrio de Salamanca, en Madrid, que debió de buscarle Angelina. La pobre crió aquellos niños y no pudo cuidar de los suyos. Mi padre salió del internado con 13 años», cuenta Ana Isabel. Su tío visitó a Angelina hace unos 15 años. «Seguía siendo la ‘señorita Angelina’. No se había casado y estaba muy enferma. Debió morir al poco tiempo».

María Jesús pudo ponerle por fin cara a Braulio. «¡Qué joven!», exclamó cuando Ana le mostró la única fotografía suya que tiene. «En mi familia no mataron a nadie. A mi padre le tocó luchar en el bando nacional, pero soy trabajadora social y había oído estos relatos en los pueblos. Recuerdo a un hombre que cuando se estaba muriendo revivió el momento en que se llevaban a su hijo, y gritó pidiendo auxilio. Me sobrecogió aquella angustia. También me recordó cuando presenté a una mujer de 30 años a su madre, que la había tenido de soltera, sin recursos. Hasta que no la conoció, no se casó. Estaba como bloqueada. Me ha traído unos sentimientos parecidos».

Mientras la envolvía en papel de regalo, a María Jesús le dio un poco de pena desprenderse de la caja. «Siempre la he guardado con cariño. Tenía vida. Y dolor».

El País.com


Memoria y dignidad…

May 31, 2010

Málaga ha deparado la mayor exhumación de fosas del país, casi tres mil cuerpos sólo en San Rafael.

31.05.10 – TEODORO LEÓN GROSS |

Este fin de semana se ha tributado otro homenaje al movimiento de la Memoria Histórica de Málaga; otra medalla aceptada con esa discreción radical que para ellos es una seña de identidad. Todo sin ruido. En honor a la verdad, en honor de ellos, fue injusto creer que al abrir las fosas destaparían la caja de Pandora del viejo cainismo guerracivilista. No ha sido así. Las fosas se han abierto con el rigor quirúrgico de los arqueólogos, y sobre todo con una discreción llena de inteligente prudencia, hasta trasladar los huesos al cementerio de modo que en el viejo camposanto de San Rafael, ya apenas un erial junto a un polígono, sólo queda silencio y unos guijarros marcando la ubicación de las fosas entre cipreses alineados que delatan lo que fue el lugar. Todo se ha hecho lejos de la tentación de ajustar cuentas con el pasado.
Málaga ha deparado la mayor exhumación de fosas del país, casi tres mil cuerpos -otros mil más no están allí- despreciados tras la guerra bajo el estigma de la Antiespaña, condenados al olvido en fosas y más fosas donde se amontonaban los cuerpos como pescado en lata, alienados por capas, hasta siete alturas, incluyendo niños o embarazadas, con las balas disparadas a corta distancia e incluso las vainas de las máuser al rematarlos allí. Los promotores de esta recuperación, desde que leyeron que el viejo cementerio iba a convertirse en un parque, no buscaban desenterrar los demonios de la España fratricida; sólo dar un lugar digno a los suyos, como se hizo tras la guerra con las víctimas del otro bando en la Catedral o en sus panteones y tumbas. Puede ser discutible, pero no condenable.
Al pasear por el viejo San Rafael, ya clausurado entre los muros donde perduró hasta hace poco la huella de los fusilamientos, ha desaparecido la iconografía del horror. Paco Espinosa, el alma del movimiento y de la investigación que hoy se considera un modelo para toda España, de pronto saca del bolsillo un documento de 1959, cuando se reclamaba el traslado de muertos para el Valle de los Caídos.
-Fijaos qué lenguaje más interesante -observa el profesor Arcas- son los años cincuenta y ya no hablan de vencedores o vencidos, sino de «héroes y mártires de ambos bandos».
Hacen memoria con dignidad, con ponderación. No hay sombra de resentimiento. A veces parece costarle más a la vieja derecha que a ellos convivir con aquello. Sí, han vuelto atrás para cumplir un deseo insobornable de sus madres y abuelas, de sus familias rotas; pero no cuentan una historia de buenos y malos sino una tragedia en su caso redoblada. Quienes perdieron la guerra, siguieron perdiéndola mucho tiempo. Al oírles es fácil entender el significado de algo que, desde la teorización sin alma, muchos no hemos entendido antes.

http://www.diariosur.es/v/20100531/opinion/memoria-dignidad-20100531.html